lunes, 3 de octubre de 2016

JOHANN WOLFGANG GOETHE
LA DANZA DE LA MUERTE
El guardián miró hacia abajo en la medio de la noche:
Sobre las tumbas que yacen dispersas allí,
Con su luz plateada la luna llenaba el espacio,
Y la iglesia como el día parecía brillar,
Entonces vio, primero una tumba, y luego otra que se abría,
Y hombres y mujeres fueron vistos al avanzar,
Envueltos en pálidas y níveas mortajas.
Apurados por correr pronto doblaron los tobillos,
Girando en rondas y danzas tan alegres,
El joven y el viejo, el rico y los pobres.
Pero las mortajas les molestaban,
Y como la modestia no puede perturbarlos,
Se sacudieron, y pronto aparecieron los sudarios
Dispersos y confusos sobre las tumbas.
Entonces agitaron las piernas, estremecieron los muslos,
Mientras la tropa con extraños gestos avanzaba,
Los gritos y clamores se elevaron alto,
Hasta que el tiempo y la danza marcaron el mismo ritmo.
La vista del guardián parecía abrumada de maravillas
Cuando el villano Tentador le habló así al oído:
Aprovecha una de las mortajas que allí yacen.
Rápido como el pensamiento la tomó y huyó
Detrás del portal de la capilla a toda velocidad;
La luna seguía derramando su blanquecina luz
Sobre la danza que temerariamente se desarrollaba.
Pero los bailarines se fueron retirando uno a uno,
Y sus mortajas, mientras se desvanecían, reposaron,
Y bajo el césped todo estuvo tranquilo.
Pero uno de ellos tropieza y queda tendido allí,
E intenta alcanzar el sepulcro con desesperación;
Sin embargo, sus camaradas lo ignoraban,
Y él percibió el aroma del sudario en el aire.
Así que agitó la puerta, pues el guardián se protegía,
Para repeler al enemigo, bajo el bendito peso
De las cruces de metal.
El sudario debe conseguir, pues sin él no hay descanso,
Permaneció unos instantes reflexionando
Sobre los ornamentos góticos que el espectro ansiaba.
¡Pobre guardián! ¡Su destino está sellado!
Como una larga y espantosa araña, en súbito andar,
Así avanzaba el pérfido y espantoso gusano.
El guardián tembló, y la palidez lo sobrecogió;
Mientras el fantasma buscaba su sombría mortaja,
Cuando al final (ahora nada puede salvarlo)
En un diente de hierro fue capturado,
Cuando el luctuoso brillo de la luna se apagaba,
Cuando sonoro estalló el trueno de la campana,
Desvaneciendo el esqueleto, deshecho en átomos
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Resultado de imagen para El ciervo escondido Cuento Anónimo chino
Un leñador de Cheng se encontró en el campo con un ciervo asustado y lo mató. Para evitar que otros lo descubrieran, lo enterró en el bosque y lo tapó con hojas y ramas. Poco después olvidó el sitio donde lo había ocultado y creyó que todo había ocurrido en un sueño. Lo contó, como si fuera un sueño, a toda la gente. Entre los oyentes hubo uno que fue a buscar el ciervo escondido y lo encontró. Lo llevó a su casa y dijo a su mujer:
-Un leñador soñó que había matado un ciervo y olvidó dónde lo había escondido y ahora yo lo he encontrado. Ese hombre sí que es un soñador.
-Tú habrás soñado que viste un leñador que había matado un ciervo. ¿Realmente crees que hubo un leñador? Pero como aquí está el ciervo, tu sueño debe ser verdadero -dijo la mujer.
-Aun suponiendo que encontré el ciervo por un sueño -contestó el marido- ¿a qué preocuparse averiguando cuál de los dos soñó?
Aquella noche el leñador volvió a su casa, pensando todavía en el ciervo, y realmente soñó, y en el sueño soñó el lugar donde había ocultado el ciervo y también soñó quién lo había encontrado. Al alba fue a casa del otro y encontró el ciervo. Ambos discutieron y fueron ante un juez, para que resolviera el asunto. El juez le dijo al leñador:
-Realmente mataste un ciervo y creíste que era un sueño. Después soñaste realmente y creíste que era verdad. El otro encontró el ciervo y ahora te lo disputa, pero su mujer piensa que soñó que había encontrado un ciervo que otro había matado. Luego, nadie mató al ciervo. Pero como aquí está el ciervo, lo mejor es que se lo repartan.
El caso llegó a oídos del rey de Cheng y el rey de Cheng dijo:
-¿Y ese juez no estará soñando que reparte un ciervo?
FIN
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LEÓN TOLSTOI 
POBRES GENTES (CUENTO)
En una choza, Juana, la mujer del pescador, se halla sentada junto a la ventana, remendando una vela vieja. Afuera aúlla el viento y las olas rugen, rompiéndose en la costa... La noche es fría y oscura, y el mar está tempestuoso; pero en la choza de los pescadores el ambiente es templado y acogedor. El suelo de tierra apisonada está cuidadosamente barrido; la estufa sigue encendida todavía; y los cacharros relucen, en el vasar. En la cama, tras de una cortina blanca, duermen cinco niños, arrullados por el bramido del mar agitado. El marido de Juana ha salido por la mañana, en su barca; y no ha vuelto todavía. La mujer oye el rugido de las olas y el aullar del viento, y tiene miedo.
Con un ronco sonido, el viejo reloj de madera ha dado las diez, las once... Juana se sume en reflexiones. Su marido no se preocupa de sí mismo, sale a pescar con frío y tempestad. Ella trabaja desde la mañana a la noche. ¿Y cuál es el resultado?, apenas les llega para comer. Los niños no tienen qué ponerse en los pies: tanto en invierno como en verano, corren descalzos; no les alcanza para comer pan de trigo; y aún tienen que dar gracias a Dios de que no les falte el de centeno. La base de su alimentación es el pescado. "Gracias a Dios, los niños están sanos. No puedo quejarme", piensa Juana; y vuelve a prestar atención a la tempestad. "¿Dónde estará ahora? ¡Dios mío! Protégelo y ten piedad de él", dice, persignándose.
Aún es temprano para acostarse. Juana se pone en pie; se echa un grueso pañuelo por la cabeza, enciende una linterna y sale; quiere ver si ha amainado el mar, si se despeja el cielo, si hay luz en el faro y si aparece la barca de su marido. Pero no se ve nada. El viento le arranca el pañuelo y lanza un objeto contra la puerta de la choza de al lado; Juana recuerda que la víspera había querido visitar a la vecina enferma. "No tiene quien la cuide", piensa, mientras llama a la puerta. Escucha... Nadie contesta.
"A lo mejor le ha pasado algo", piensa Juana; y empuja la puerta, que se abre de par en par. Juana entra.
En la choza reinan el frío y la humedad. Juana alza la linterna para ver dónde está la enferma. Lo primero que aparece ante su vista es la cama, que está frente a la puerta. La vecina yace boca arriba, con la inmovilidad de los muertos. Juana acerca la linterna. Sí, es ella. Tiene la cabeza echada hacia atrás; su rostro lívido muestra la inmovilidad de la muerte. Su pálida mano, sin vida, como si la hubiese extendido para buscar algo, se ha resbalado del colchón de paja, y cuelga en el vacío. Un poco más lejos, al lado de la difunta, dos niños, de caras regordetas y rubios cabellos rizados, duermen en una camita acurrucados y cubiertos con un vestido viejo.
Se ve que la madre, al morir, les ha envuelto las piernecitas en su mantón y les ha echado por encima su vestido. La respiración de los niños es tranquila, uniforme; duermen con un sueño dulce y profundo.
Juana coge la cuna con los niños; y, cubriéndolos con su mantón, se los lleva a su casa. El corazón le late con violencia; ni ella misma sabe por qué hace esto; lo único que le consta es que no puede proceder de otra manera.
Una vez en su choza, instala a los niños dormidos en la cama, junto a los suyos; y echa la cortina. Está pálida e inquieta. Es como si le remordiera la conciencia. "¿Qué me dirá? Como si le dieran pocos desvelos nuestros cinco niños... ¿Es él? No, no... ¿Para qué los habré cogido? Me pegara. Me lo tengo merecido... Ahí viene... ¡No! Menos mal..."
La puerta chirría, como si alguien entrase. Juana se estremece y se pone en pie.
"No. No es nadie. ¡Señor! ¿Por qué habré hecho eso? ¿Cómo lo voy a mirar a la cara ahora?" Y Juana permanece largo rato sentada junto a la cama, sumida en reflexiones.
La lluvia ha cesado; el cielo se ha despejado; pero el viento sigue azotando y el mar ruge, lo mismo que antes.
De pronto, la puerta se abre de par en par. Irrumpe en la choza una ráfaga de frío aire marino; y un hombre, alto y moreno, entra, arrastrando tras de sí unas redes rotas, empapadas de agua.
-¡Ya estoy aquí, Juana! -exclama.
-¡Ah! ¿Eres tú? -replica la mujer; y se interrumpe, sin atreverse a levantar la vista.
-¡Vaya nochecita!
-Es verdad. ¡Qué tiempo tan espantoso! ¿Qué tal se te ha dado la pesca?
-Es horrible, no he pescado nada. Lo único que he sacado en limpio ha sido destrozar las redes. Esto es horrible, horrible... No puedes imaginarte el tiempo que ha hecho. No recuerdo una noche igual en toda mi vida. No hablemos de pescar; doy gracias a Dios por haber podido volver a casa. Y tú, ¿qué has hecho sin mí?
Después de decir esto, el pescador arrastra la redes tras de sí por la habitación; y se sienta junto a la estufa.
-¿Yo? -exclama Juana, palideciendo-. Pues nada de particular. Ha hecho un viento tan fuerte que me daba miedo. Estaba preocupada por ti.
-Sí, sí -masculla el hombre-. Hace un tiempo de mil demonios, pero... ¿qué podemos hacer?
Ambos guardan silencio.
-¿Sabes que nuestra vecina Simona ha muerto?
-¿Qué me dices?
-No sé cuándo; me figuro que ayer. Su muerte ha debido ser triste. Seguramente se le desgarraba el corazón al ver a sus hijos. Tiene dos niños muy pequeños... Uno ni siquiera sabe hablar y el otro empieza a andar a gatas...
Juana calla. El pescador frunce el ceño; su rostro adquiere una expresión seria y preocupada.
-¡Vaya situación! -exclama, rascándose la nuca-. Pero, ¡qué le hemos de hacer! No tenemos más remedio que traerlos aquí. Porque si no, ¿qué van a hacer solos con la difunta? Ya saldremos adelante como sea. Anda, corre a traerlos.
Juana no se mueve.
-¿Qué te pasa? ¿No quieres? ¿Qué te pasa, Juana?


-Están aquí ya -replica la mujer descorriendo la cortina.

FIN

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3 DE OCTUBRE DE 1886 NACE:

HENRI ALAIN-FOURNIER
(Henri-Alban Fournier; La Chapelle d'Angillon, 1886 - en la batalla del Marne, 1914) Novelista y poeta francés, autor de El gran Meaulnes (1913), novela de culto que marcó a los adolescentes franceses de las décadas del veinte al cuarenta, y que la crítica señaló como una de las mejores del siglo.
Hijo de una familia vinculada a la actividad docente, pasó en su localidad natal una infancia feliz, de la que conservó siempre un vivo recuerdo. Estudió al principio en Brest, con la intención de ingresar en la Marina mercante; pero luego, abandonada esta idea, frecuentó el Liceo Lakanal, cerca de París, donde entabló amistad con Jacques Rivière, quien más tarde habría de contraer matrimonio con su hermana.
En 1905, durante las vacaciones pasadas en Inglaterra, se inició entre ambos una correspondencia que duró hasta 1914 y fue publicada en cuatro tomos desde 1926 a 1928; en ella se vislumbra la figura adolescente de Fournier, generosa y anhelante, enriquecida y dramatizada por las incertidumbres coetáneas, la avidez y la tristeza con que había entrado en la vida, la resignación a las cosas y el temor a la exclusión de una parte del mundo al encerrarse en una fórmula de serenidad de tipo intelectual.
Por dos veces trató en vano de salvar las pruebas necesarias para el ingreso en la Escuela Normal Superior. Hizo dos años de servicio militar y en varias revistas publicó composiciones en prosa reunidas luego de su muerte, junto con poesías inéditas, con el título Miracles (1924). Al estallar en 1914 la guerra, Alain-Fournier trabajaba en una novela, Colombe Blanchet, cuyos fragmentos aparecieron en 1922 en la Nouvelle Revue Française. Murió en combate el 22 de septiembre de 1914, a la edad de 27 años.
En 1912 comenzó a escribir El gran Meaulnes, considerada una de las obras cumbre de la narrativa simbolista. Fue su única novela, y tuvo gran repercusión en el ambiente literario de la época. Su narración retoma la tradición de la novela de aventura para exponer una visión alegórica sobre la adolescencia, basada en sus propios recuerdos y sentimientos. A la manera de un relato iniciático, utilizó una combinación de espacios reales y simbólicos para definir el tiempo de sus protagonistas, que transcurre entre la ansiedad adolescente y la búsqueda de un ideal de pureza.
Situó la trama en una zona del centro de Francia, hacia 1890, y utilizó una prosa transparente, que oscila entre la minuciosa descripción de la realidad y la exaltada poesía de los sentimientos juveniles. De esta manera consiguió expresar sus inquietudes con respecto a la nostalgia, la esperanza, el amor imposible, el encuentro y el desencuentro. Para crear al principal personaje femenino del texto, se basó en una experiencia propia que tuvo una mañana de verano de 1905, cuando conoció a una muchacha con la que sostuvo una breve conversación, y a la que nunca volvió a ver pero siempre recordó.
No pudo conocer el éxito de su novela, traducida a decenas de lenguas y difundida por millones de ejemplares en todo el mundo. Después de su muerte se encontraron diversos textos, como su cuento La mujer envenenada, publicado en 1944, y distintas selecciones de sus correspondencias, como Cartas de Alain-Fournier a su familia y Correspondencia con Jacques Rivière, publicadas como obra póstuma.
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sábado, 1 de octubre de 2016

OLIVERIO GIRONDO 

12
Se miran, se presienten, se desean, 
se acarician, se besan, se desnudan, 
se respiran, se acuestan, se olfatean, 
se penetran, se Chupan, se demudan, 
se adormecen, se despiertan, se iluminan, 
se codician, se Palpan , se fascinan, 
se mastican, se gustan, se babean, 
se confunden, se acoplan, se disgregan, 
se aletargan, fallecen, se reintegran, 
se distienden, se enarcan, se menean, 
se retuercen, se estiran, se caldean, 
se estrangulan , se aprietan se estremecen, 
se tantean, se juntan, desfallecen, 
se Repelen, se enervan, se apetecen, 
se acometen, se enlazan, se entrechocan, 
se agazapan, se apresan, se dislocan, 
se perforan, se incrustan, se acribillan, 
se remachan, se injertan, se atornillan, 
se desmayan, reviven, resplandecen, 
se contemplan, se inflaman, se enloquecen, 
se derriten, se sueldan, se calcinan, 
se desgarran, se muerden, se asesinan, 
resucitan, Se buscan, se refriegan , 
se rehuyen, se evaden, y se entregan.
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ZULEMA MORET
Cazadora de sueños (I) que dejara de soñar/ me dijo/
que basta de andar pintándolas/
a ellas/ mujeres solas/ detrás
de niños solos/ con madres muertas/
por campos tristes/
qué es esta subversión de estilo/ me
increpó/ esta inversión de la letra/
reclamó a los gritos / basta de metáforas/
a la edad/ de andar derecha/
basta de indagar las claves / entre
cifras inclementes/ porcentajes/
que si insistes / te llegará el castigo/
amenazó/ tarde o temprano/
te cortarán las alas
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JULIA DE BURGOS
¡Oh mar, no esperes más!
Tengo caído el sueño,
y la voz suspendida de mariposas muertas.
El corazón me sube amontonado y solo 
a derrotar auroras en mis párpados. 
Perdida va mi risa 
por la ciudad del viento más triste y devastada. 
Mi sed camina en ríos agotados y turbios, 
rota y despedazándose. 
Amapolas de luz, mis manos fueron fértiles 
tentaciones de incendio. 
Hoy, cenizas me tumban para el nido distante. 
¡Oh mar, no esperes más! 
Casi voy por la vida como gruta de escombros. 
Ya ni el mismo silencio se detiene en mi nombre. 
Inútilmente estiro mi camino sin luces. 
Como muertos sin sitio se sublevan mis voces. 
¡Oh mar, no esperes más! 
Déjame amar tus brazos con la misma agonía 
con que un día nací. Dame tu pecho azul, 
y seremos por siempre el corazón del llanto?


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viernes, 30 de septiembre de 2016


30 DE SEPTIEMBRE  DE 1924 NACE:

TRUMAN CAPOTE

(Truman Streckfus Persons; Nueva Orleans, EE UU, 1924-Los Ángeles, 1984) Novelista estadounidense. Pese al carácter profundamente realista de su obra, combinó en sus narraciones el misterio y el refinamiento literario, poniendo de manifiesto las oscuras profundidades psicológicas del sistema norteamericano a través de caracteres inquietantes, como en el caso de A sangre fría (1966), la más famosa de sus novelas.
A los cuatro años sus padres se divorciaron y durante el resto de su niñez vivió la peripecia y la soledad del típico producto de "hogares separados" (inestabilidad o bonanza, traslados entre uno y otro progenitor), todo ello con el horizonte imperturbable de las granjas del Sur profundo y rural. Su madre se volvió a casar con un próspero hombre de negocios apellidado Capote, nombre que adoptó Truman casi de inmediato.
Escritor precoz, desde muy adolescente había comenzado a pergeñar historias para, como él mismo diría, paliar la soledad de su infancia. A los dieciocho años entra a trabajar en el New Yorker y a los veintiuno deja el periódico y publica un relato, Miriam, en la revista Mademoiselle, que atrae la atención de los críticos y es seleccionado para el volumen de cuentos del premio O'Henry de 1946.
Después del galardón y tras haber conseguido que se hablara de su estilo "gótico e introspectivo" y de la influencia de Poe en sus cuentos, Truman Capote escribe, durante dos años, Otras voces, otros ámbitos (1948). Esta novela impresionó más por su abierto planteamiento de las relaciones homosexuales que por sus verdaderos méritos literarios, y por sus reflejos autobiográficos más que por su delicada exposición de las vivencias infantiles: un niño solo, Joel, que busca a su padre en el profundo Sur y termina por elegir a un transvestido como figura paternal. En esta su primera novela, Capote fue comparado con Alain-Fournier, el autor de El gran Meaulnes, por su peculiar objetivación poética del mundo de la infancia, por su atmósfera lírica y por su exaltación de la naturaleza.
Vinieron luego los años de sus viajes y de residencia en Italia, Grecia y España; visitó también la Unión Soviética. Durante la década de los cincuenta publica insuperables entrevistas en Playboy y termina una de sus novelas más deliciosas, Desayuno en Tiffany's (1958). El relato gira en torno a Holly Golightly, una joven sofisticada a quien el supuesto autor del relato (está escrito en primera persona) tuvo por vecina antes de convertirse en escritor famoso. Holly es una muchacha que vive su vida, sin tener en cuenta los convencionalismos sociales y dispuesta a conservar su libertad como sea. Le gusta vivir y vestir bien, para lo cual no tiene inconveniente en aceptar dinero de los hombres; fingiendo ser su prima, visita en la cárcel a un gangster, Sally Tomato, de quien más o menos inconscientemente hace de mensajera, y que le paga por ello 200 dólares cada semana.
En sus "horas negras", el mejor remedio que encuentra Holly "es tomar un taxi e ir a Tiffany's"; el ambiente elegante y la tranquilidad que allí se respira tienen la virtud de calmarla. Así pasa Holly por la vida, sin preocuparse por el pasado ni por el futuro; conservando un fondo de inocencia en medio de su alocada vida, que en muchos ambientes se consideraría reprobable. Al final, su amistad con el gangster le hará tropezar con la justicia y la obligará a abandonar el país, desapareciendo de la vida del autor.
Su interés por el periodismo y su intensa colaboración con la revista New Yorker lo acercaron a la disciplina del reportaje de investigación, lo que dio como fruto su célebre obra A sangre fría (1966), creadora del género de la non-fiction novel, que relata el caso real del asesinato de la familia Cutters, basándose en documentos policiales y el testimonio de los implicados. Por esta novela, junto a Norman Mailer y Tom Wolfe, Capote es considerado uno de los padres del new journalism (nuevo periodismo), que combina la ficción narrativa y el periodismo de reportaje, dentro de una nueva concepción de la relación entre realidad y ficción. La escritura de esta novela le llevó siete largos años y la crítica no tardó en saludarla como la novela más "dura" y significativa de la década de los sesenta.
Minuciosa reconstrucción de un crimen real (el despiadado asesinato de una familia de granjeros de Kansas), A sangre fría llegó a ser, tras su publicación, el mejor exponente de la novela-documento o novela-reportaje, y un claro ejemplo del nuevo género narrativo que diluye los límites del periodismo y la literatura. Para la realización de su novela, Capote llevó a cabo una dilatada investigación de los terribles hechos que relata y realizó numerosas entrevistas, manteniendo un estrecho contacto con los asesinos antes de ser ejecutados. Narrada con detallado realismo y una fría distancia, la novela es en un estudio incisivo de la América de su época que expone el desorden y la violencia que laten bajo una feliz apariencia de progreso y desarrollo.
A principio de los setenta, Capote comenzó a escribir la que sería su obra póstuma e inacabada, Plegarias atendidas. En 1975 publica Música para camaleones, un conjunto de relatos escritos con el magistral estilo de Capote, en los que bucea con implacable lucidez en la poesía y el horror de la vida. Capote, tal vez uno de los mayores narradores del siglo veinte norteamericano, fue un maestro en el arte de la construcción imaginativa (tanto en el relato corto, reportajes o novelas), y sobre todo un poseso de la perfección estilística. Su obra quedará al lado de las ya clásicas de Faulkner, Penn, Welty y McCullers.
30 DE SEPTIEMBRE DE 1928 NACE
ELIE WIESEL
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(Sighet, 1928) Escritor estadounidense de origen rumano. Fue educado según las tradiciones judías del Talmud, las celebraciones festivas y el hasidismo, y se inició en el conocimiento de la cábala. El 16 de mayo de 1944 fue capturado por los alemanes nazis e internado junto con sus familiares en el campo de concentración de Birkenau, para luego ser trasladado a Auschwitz y Buchenwald.
Único sobreviviente de su familia, al finalizar la Segunda Guerra Mundial se estableció en París y estudió filosofía y literatura en la Universidad de la Sorbona. Al terminar sus estudios se dedicó al periodismo y trabajó para publicaciones de Francia, Israel y Estados Unidos. En 1956 se radicó en Estados Unidos; obtuvo la nacionalidad de este país, y con el asesoramiento de F. Mauriac logró publicar en francés su novela La noche (1958), primera parte de una trilogía donde abordó en profundidad el drama del holocausto judío, y que completó años más tarde con El alba (1960) y El día (1961).
En obras como Celebración bíblica: relatos y leyendas del Antiguo Testamento (1972) y Contra la melancolía (1996), recurrió al hasidismo y a la mística judía para responder a la inexplicable experiencia de la desesperación y el horror. Sus reflexiones en estos textos promovieron una moral de la vida cotidiana basada en la valorización de la tolerancia entre los hombres, sin olvidar la experiencia del holocausto.
Con la intención de contribuir a evitar que en el mundo se vuelva a repetir una situación de barbarie como la producida en los campos de concentración nazis, se dedicó con fervor a practicar el ejercicio de la memoria, como reafirmación de la vida. Su permanente intervención en foros internacionales de derechos humanos, así como su función como Presidente de la Comisión del Holocausto del presidente Carter y su incansable actividad en favor de la fraternidad humana, le valieron en 1986 el Premio Nobel de la Paz. Sus memorias, publicadas bajo el título de Todos los torrentes van a la mar (1996), son un conmovedor testimonio del cautiverio nazi, y un fervoroso alegato por la paz mundial.
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jueves, 29 de septiembre de 2016

29 SEPTIEMBRE DE 1964 EN PRIMERA PLANA APARECE MAFALDA

29 SEPTIEMBRE DE 1964

EN PRIMERA PLANA
APARECE MAFALDA

La tira humorística "Mafalda" comienza a publicarse (a razón de dos por semana) en la revista porteña Primera Plana, dando así inicio a una de las historietas más populares de la Argentina. Luego de pasar al diario el Mundo y de ahí al semanario Siete días, el último episodio de Mafalda aparecerá el 25 de junio de 1973. Traducida a más de treinta idiomas, las sucesivas reediciones de la tira siguen gozando aun del favor del público de numerosos países latinoamericanos y europeos. Mafalda tendrá que esperar aún para poder celebrar sus 50 años con los panqueques que tanto le gustan. Aunque muchos seguidores están festejando por todo el mundo su onomástica, su creador Quino ha desmentido que el 15 de marzo sea la fecha del cumpleaños de su 'niña'. El medio siglo le llegará el 29 de septiembre de 2014. "El día de su primera publicación fue el 29 de septiembre de 1964 en la revista 'Primera Plana'. Cualquier otro cálculo de cumpleaños es incorrecto", ha indicado el propio Quino en su página web.

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ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...