5 DE MARZO DE 2014 MUERE
LEOPOLDO MARÍA PANERO
(Madrid, 1948 - Las Palmas de Gran Canaria, 2014) Poeta español. En sus versos, de signo culturalista y heterodoxo, y a través de su experiencia en centros psiquiátricos, elaboró una compleja visión del mundo. Hijo del poeta Leopoldo Panero, fue incluido por José María Castellet en la antología Nueve novísimos poetas españoles (1970), con versos extraídos de su primera obra, Por el camino de Swan (1968). En Así se fundó Carnaby Street (1970) profundizó en una línea culturalista y anticonvencional, tanto ideológica como desde el punto de vista de la expresión. Después de Teoría (1973), Narciso en el acorde último de las flautas (1979), Dioscuros (1982) y el volumen Poesía 1970-1985 (1986), su producción se caracteriza por un malditismo visionario derivado de sus problemas mentales, y su adicción al alcohol y las drogas. Su terrible experiencia quedó reflejada en Poemas del manicomio de Mondragón (1987), Piedra negra o del temblor (1992), y Heroína y otros poemas (1992). Ha publicado también Guarida de un animal que no existe (1998) y Abismo (1999).
Desde su primera juventud, su actitud rebelde e inconformista le acarreó serios problemas de adaptación. Este comportamiento empezó a conformar una imagen concreta y a esbozar el camino vital y creativo que iba a seguir Leopoldo María Panero. El aura de malditismo romántico que empezó a crearse alrededor de su figura a partir de su adolescencia fue tanto obra suya como de las circunstancias externas (fundamentalmente, del constreñimiento familiar y educativo).
Sus duras vivencias en la cárcel (con diversos intentos de suicidio), el alcoholismo y la adicción a las drogas marcaron una poesía hipersensible que bascula entre la lucidez y la locura con un sustrato muy importante en el sentimiento de la pérdida de la niñez y del desvanecimiento de la felicidad y la inocencia, entendido como proceso de destrucción. Muchas de sus referencias poéticas vienen del mundo mágico y fantasioso de la infancia, claves para entender su obra.
Ello quedó reflejado en sus primeros títulos: Por el camino de Swan (1968) y, sobre todo, Así se fundó Carnaby Street (1970). En este último libro las referencias a figuras como T. S. Eliot, el Che Guevara o Sacco y Vanzetti se mezclan con otras a Mary Poppins, el Mago de Oz, Peter Pan o Tarzán, personajes procedentes del cuento infantil, del cómic o del cine, ámbito también muy importante en la imaginería personal del poeta. En 1970 su nombre apareció en la célebre antología de José María Castellet Nueve novísimos poetas españoles.
En la década de 1970 aparecieron Teoría (1973), Narciso en el acorde último de las flautas (1979) y la obra en prosa En lugar del hijo (1976). En estas obras afianza Panero el soporte culturalista, así como la trasgresión de las convenciones sociales e ideológicas, y especialmente de las expresivas. A esas trasgresiones no se oponen demasiadas alternativas, sino que (como en sus admirados escritores malditos) se muestran caminos de destrucción por la vía de un dolor que, sin embargo, es siempre susceptible de ser poetizado. En esta etapa creativa fueron desvelándose otros temas recurrentes como el sexo (traducido en incesto, homofilia, sadismo, necrofilia y coprofilia), el humor (que exprime la comicidad de lo trágico con resultados siniestros) o la locura, entendida como un desvelamiento del sueño de la normalidad.
Con el tiempo, el tema de la locura y su expresión (incluyendo experiencias psiquiátricas y psicoanalíticas) fue adquiriendo tintes verdaderamente dramáticos debido a su trayectoria vital, ya que vivió largas temporadas en el manicomio de Mondragón (Guipúzcoa). De esta vivencia surgió un importante conjunto de poemas, Poemas del manicomio de Mondragón (1987), algunos de ellos recogidos entre los compañeros del psiquiátrico. Además de esta obra, en la década de 1980 escribió Last river together (1980), El que no ve (1980), Dioscuros (1982), una recreación personal del mundo clásico, y El último hombre (1983), en el que aparece el haiku y rinde homenaje en un largo poema a su querido Ezra Pound.
En 1990 apareció Contra España y otros poemas de no amor, donde se advierte una mayor accesibilidad, y en 1992 Piedra negra o del temblor y Heroína y otros poemas. Capítulo aparte es la obra Tensó, que Leopoldo María Panero escribió en colaboración con el italiano Claudio Rizzo, fuera del manicomio de Mondragón. Señalada aún más si cabe por la locura y el desvarío, en 1998 publicó la obra Mi cerebro es una rosa. Textos insólitos.
Otros de sus títulos son Cuentos de terror de la literatura anglosajona (1978), Dos relatos y una perversión (1984), El globo rojo. Antología de la locura (1989), Aviso a los civilizados (1991), Suplicio en la cruz (2001) y Me amará cuando esté muerto (2001). La figura de Leopoldo María Panero quedó descarnadamente retratada, junto al recuerdo de sus padres y hermanos, en las películas El desencanto (Jaime Chávarri, 1976) y su continuadora Después de tantos años (Ricardo Franco, 1994).
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