jueves, 26 de noviembre de 2015


NÉSTOR PERLONGHER

POR QUÉ SEREMOS TAN HERMOSAS...


Por qué seremos tan perversas, tan mezquinas
(tan derramadas, tan abiertas)
y abriremos la puerta de calle
al monstruo que mora en las esquina,
o sea el cielo como una explosión de vaselina
como un chisporroteo,
como un tiro clavado en la nalguicie.

Por qué seremos tan sentadoras, tan bonitas
los llamaremos por sus nombres
cuando todos nos sienten
(o sea, cuando nadie nos escucha)
Por qué seremos tan pizpiretas, charlatanas
tan solteronas, tan dementes

Por qué estaremos en esa densa fronda
agitando la intimidad de las malezas
como una blandura escandalosa cuyos vellos
se agitan muellemente
al ritmo de una música tropical, brasilera.

Por qué seremos tan disparatadas y brillantes
abordaremos con tocado de plumas el latrocinio
desparramando gráciles sentencias
que no retrasarán la salva, no
pero que al menos permitirán guiñarle el ojo al fusilero

Por qué seremos tan despatarradas, tan obesas
sorbiendo en lentas aspiraciones
el zumo de las noches peligrosas
tan entregadas, tan masoquistas,
tan hedonísticamente hablando

Por qué seremos tan gozosas, tan gustosas
que no nos bastará el gesto airado del muchacho,
su curvada muñeca:
pretenderemos desollar su cuerpo
y extraer las secretas esponjas de la axila
tan denostadas, tan groseras

Por qué creeremos en la inmediatez,
en la proximidad de los milagros
circuidas de coros de vírgenes bebidas y asesinos dichosos
tan arriesgadas, tan audaces
pringando de dulces cremas los tocadores
cachando, curioseando.

Por qué seremos tan superficiales, tan ligeras
encantadas de ahogarnos en las pieles
que nos recuerdan animales pavorosos y extintos,
fogosos, gigantescos.

Por qué seremos tan sirenas, tan reinas
abroqueladas por los infinitos marasmos del romanticismo
tan lánguidas, tan magras

Por qué tan quebradizas las ojeras, tan pajiza la ojeada
tan de reaparecer en los estanques donde hubimos de hundirnos
salpicando, chorreando la felonía de la vida
tan nauseabunda, tan errática.
26 DE NOVIEMBRE DE 1992 MUERE:

NÉSTOR PERLONGHER


Poeta y ensayista argentino, nacido en Avellaneda (provincia de Buenos Aires) el 25 de diciembre de 1949, y fallecido en São Paulo (Brasil) en 1992. Humanista fecundo y polifacético, dotado de una amplia formación cultural y poseedor de un talante inconformista que le llevó a militar en los movimientos más radicales de la política y la cultura hispanoamericanas contemporáneas (fue trotskista, anarquista y militante del movimiento de liberación homosexual argentino), dejó, a pesar de su breve existencia -falleció, víctima del SIDA, con poco más de cuarenta años de edad-, una espléndida producción poética que le convierte en una de las voces más originales y deslumbrantes de la lírica argentina de finales del siglo XX

Hombre de vastas inquietudes intelectuales, sintió pronto el nacimiento de una vocación humanística que le impulsó a cursar estudios superiores de Sociología en la Universidad de Buenos Aires, al tiempo que le dictaba sus primeros escritos poéticos. Una vez licenciado, abandonó la capital argentina para instalarse en la ciudad brasileña de São Paulo, en cuya Universidad de Campinas realizó un máster en Antropología Social que le permitió, en 1985, alcanzar un puesto docente en dicho centro de enseñanza superior.

Ya por aquel entonces se había dado a conocer como poeta con la publicación, a comienzos de los años ochenta, de una sorprendente opera prima titulada Austria-Hungría (Buenos Aires: Tierra Baldía, 1980), a la que luego se sumaron otras cinco colecciones de versos que, en total, configuran su breve pero deslumbrante producción poética: Alambres (Buenos Aires: Último Reino, 1987) -galardonada con el prestigioso Premio "Boris Vian" de Literatura Argentina-; Hule (Id. Id., 1989); Parque Lezama (Buenos Aires: Sudamericana, 1990); Aguas aéreas (Buenos Aires: Último Reino, 1990) y El cuento de las iluminaciones (Caracas: Pequeña Venecia, 1992). Un lustro después de su prematura desaparición, vieron la luz en la capital argentina sus Poemas completos (Buenos Aires: Planeta, 1997).

Como dejó escrito el crítico Ariel Schettini en el rotativo La Nación, "Néstor Perlongher fue un escritor insaciable. Creó un estilo propio que apodó "neobarroso", en el que reunía contradictoriamente los bucles barrocos y el barro del Plata: es decir, él mismo... La figura de Néstor Perlongher se fue agigantando de un modo tal que a esta altura aparece como una de las voces más necesarias de la última poesía argentina". Y es que, en efecto, su poesía parte de una compleja elaboración lingüística que, inspirada por esa afición al neologismo propia de la creatividad barroca, se empapa al mismo tiempo de la cruda rutina de la vida cotidiana e indaga sin tapujos en la realidad actual, para crear sorprendentes estructural verbales cuya belleza plástica sólo es equiparable a la fuerte carga ideológica que en sí mismas encierran: "A lacios oropeles enyedrada / la toga que flaneando las ligas, las ampula / para que flote en el deambuleo la ceniza, impregnando / de lanas la atmósfera cerrada y fría del boudoir. // A través de los años, esa lívida / mujereidad enroscándose, bizca, / en laberintos de maquillaje, el velador de los aduares / incendiaba al volcarse la arena, vacilar // en un trazo que sutil cubriese / las hendiduras del revoque / y, más abajo, ligas, lilas, revuelo / de la mampostería por la presión ceñida y fina que al ajustar // los valles microscópicos del tul / sofocase las riendas del calambre, irguiendo / levemente el pezcuello que tornando / mujer se echa al diván" ("Devenir Marta", de Hule).

Al margen de esta compleja y sugerente actividad poética, Néstor Perlongher cultivó -también con inigualable maestría- la prosa ensayística, en la que se reveló como uno de los mejores conocedores de la realidad cultural y humana que le rodeaba tanto en su argentina natal como en su residencia de São Paulo. Entre estas obras en prosa del escritor de Avellaneda, cabe destacar las tituladas Caribe transplatino. Poesía neobarroca cubana y rioplatense (São Paulo: Iluminuras, 1991), El fantasma del SIDA (Buenos Aires: Puntosur, 1988) y La prostitución masculina (Buenos Aires: La Urraca, 1993). Al igual que ocurriera con sus composiciones poéticas, algunos de sus escritos ensayísticos aparecieron recopilados en un volumen póstumo, titulado Prosas plebeyas: ensayos 1890-1992 (Buenos Aires: Colihue, 1992), en el que pueden leerse algunos textos tan inquietantes -y representativos del estilo y la ideología de Néstor Perlongher- como "Matan a un marica", "La desaparición de la homosexualidad" y "Evita vive".

Varios de esos títulos que conforman su producción prosística vieron la luz en portugués, como O Que E Aids (São Paulo: Editora Brasiliense, 1999); O Negocio Do Miche. A Prostituicão Viril Em São Paulo (Id. Id., 1999); y Lame (São Paulo: Universidade Estadual De Campinas, Editora, 1999). Hay que recordar, asimismo, antes de cerrar esta apresurada semblanza bio-bibliográfica del malogrado poeta argentino, sus brillantes colaboraciones periodísticas, publicadas asiduamente en algunas revistas literarias tan difundidas como El Porteño, Alfonsina, Último Reino y Diario de Poesía.

LOUISE ELISABETH GLüCK

Lamium

Así se vive cuando tienes un corazón helado.
Como yo: entre sombras, arrastrándose sobre la roca fría,
bajo las copas inmensas de los arces.

El sol apenas me alcanza.
A veces, al comenzar la primavera, lo veo elevarse a lo lejos.
Luego crecen las hojas sobre él, hasta cubrirlo todo.
Siento su brillo entre las hojas, vacilante,
como quien golpea un vaso con una cuchara de metal.

No todos necesitan de la luz
en igual medida. Algunos
creamos nuestra propia luz: una hoja plateada
como un sendero que nadie puede recorrer, un lago de plata
poco profundo bajo la oscuridad de los arces.

Pero esto ya lo sabes.
Tú y aquellos que piensan
que viven por la verdad, y en consecuencia,
aman todo lo que es frío.
OLIVERIO GIRONDO

Poema 12


Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.

WILLIAM SHAKESPEARE

Veo mejor si cierro más los ojos

Veo mejor si cierro más los ojos
Que el día entero ven lo indiferente;
Pero al dormir, soñando te contemplan
Y brillantes se guían en lo oscuro.
Tú, cuya sombra lo sombrío aclara,
Si ante quienes no ven tu sombra brilla,
¡Qué luz diera la forma de tu sombra
Al claro día por tu luz más claro!

¡Ay, qué felicidad para mis ojos
Si te miraran en el día vivo,
Ya que en la noche muerta, miro, ciego,
De tu hermosura la imperfecta sombra!
Los días noches son, si no te veo,
Y cuando sueño en ti, días las noches.
ROBERTO JUARROZ 
Algún día encontraré una palabra...

Algún día encontraré una palabra
que penetre en tu vientre y lo fecunde,
que se pare en tu seno
como una mano abierta y cerrada al mismo tiempo.
Hallaré una palabra
que detenga tu cuerpo y lo dé vuelta,
que contenga tu cuerpo
y abra tus ojos como un dios sin nubes
y te use tu saliva
y te doble las piernas.
Tú tal vez no la escuches
o tal vez no la comprendas.
No será necesario.
Irá por tu interior como una rueda
recorriéndote al fin de punta a punta,
mujer mía y no mía
y no se detendrá ni cuando mueras.

ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...