jueves, 1 de octubre de 2015


1 DE OCTUBRE NACE:

EMILIO PETTORUTI


Emilio Pettoruti
(La Plata, 1894 - París, 1971) Pintor argentino. Durante sus años de estancia en Europa (1913-1924), se puso en contacto con las principales escuelas vanguardistas de los países que visitaba; a través del cubismo y del futurismo se acercó al arte abstracto, manteniendo un equilibrio inestable entre abstracción y representación. Es difícil, sin embargo, clasificar su obra, cuyas características más destacadas son, junto a la presencia constante del cubismo, la humanización de los objetos y de los astros (el sol) y el fondo de equilibrio clásico de su pintura.

El hombre de la flor amarilla (1932), de Emilio Pettoruti

Tras estudiar bellas artes en su ciudad natal, Emilio Pettoruti inició su actividad como caricaturista. Becado por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, se trasladó a Italia en 1913 y allí estudió pintura e historia del arte en Florencia; en Italia conoció y recibió el influyo de los futuristas, con los que organizó algunas exposiciones, pero también recorrió los museos del país, estudiando a los maestros renacentistas. Con posterioridad trabó contacto con las más importantes tendencias vanguardistas de la época en Francia (especialmente el cubismo de Juan Gris), Austria y Alemania, países en los que realizó nuevas exposiciones.

De regreso a la Argentina, introdujo en los círculos pictóricos las premisas estéticas del futurismo y las del cubismo, no sin causar revuelo entre los críticos y artistas conservadores. Sería esta última corriente la que prevalecería en su creación en obras como Pájaro de luz, donde se aprecia una pulcra interpretación del cubismo con tendencia a la nunca alcanzada abstracción. Aunque tardíamente, Pettoruti ofreció una singular interpretación del arte cubista y se convirtió en uno de los más notables representantes de esta tendencia en el ámbito hispanoamericano.
En Argentina fundó y dirigió la revista Crónica de Arte y fue por dos veces director del Museo de Bellas Artes de La Plata. En 1941 visitó los Estados Unidos, donde dio a conocer su creación en diversas exposiciones organizadas por el Museo de Arte de San Francisco. En 1953 se estableció definitivamente en París.

lunes, 28 de septiembre de 2015

28 DE SEPTIEMBRE DE 1979 MUERE: JORGE W. ÁVALOS

28 DE SEPTIEMBRE DE 1979 MUERE:

JORGE W. ÁVALOS

Jorge Washington Ábalos, de familia bandeña, nació circunstancialmente en la ciudad de La Plata el 20 de Septiembre de 1915. En 1933 se graduó de maestro normal en Santiago del Estero y al año siguiente fue designado para desempeñarse en escuelas rurales del interior cercanas al Río Salado, región quichuista santiagueña. Entre ellas la de Puente Negro que, según Mariano Medina, “marcó su vida para siempre, y fue ambiente de sus más importantes relatos”.
Vieja escuela Nª 502 de Puente Negro, departamento Avellaneda, Shunko, destruída por la acción implacable del tiempo. 1981
A raíz de que el joven maestro sufrió la picadura de un escorpión y también por otras inquietudes comenzó a colaborar con el destacado médico sanitarista Dr. Salvador Mazza. Poco tiempo después lo hace también con Bernardo Houssay, enviándole gran cantidad de Latrodectus vivas, para la elaboración de suero antilatrodectus.
Esta tarea tuvo repercusiones en la prensa, por lo que el gobierno de la provincia de Santiago del Estero le ofreció una beca para desarrollar estudios sobre Triatominae en el Instituto Oswaldo Cruz de Río de Janeiro, cumplido lo cual se dedicó a la investigación y a la docencia universitaria en la Universidad de Tucumán.
En esa ciudad se casó con Leoni Albaca, con quién tuvo tres hijos: Jorge, Iván y Gabriel.
De regreso a Santiago fundó el Instituto de Animales Venenosos que hoy lleva su nombre; y finalmente se radicó en la ciudad de Córdoba, donde se desempeñó como docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y fundó el Serpentario de Córdoba.
En el laboratorio. Hacia 1964.
Realizó numerosos cursos de capacitación en distintas parte del mundo y en el año 1968 ganó la beca Guggenheim para permanecer un año en la Universidad de Harvard.
Su obra literaria más conocida, ”Shunko” (1949), fue traducida a varios idiomas, llevada al cine por Lautaro Murúa (1959) y premiada por la UNESCO, como patrimonio de la cultura universal.
Escribió también “Cuentos con o sin víboras”(1942), “Animales, leyendas y coplas” (1953); “Lapachos” (1958); “Norte pencoso” (1964); “Terciopelo, la cazadora negra” (1971); “Coplero Popular” (1973), “Shalakos” (1975); “Don Agamenón y Don Velmiro, diálogos zoo- folklóricos” (1973) y además muchísimos trabajos científicos y de divulgación.
Al fallecer en 1979, en la ciudad de Córdoba, dejó inconcluso el libro “Coshmi” que junto a “Shunko” y “Shalacos” conforman una trilogía que comparte la cosmovisión de los santiagueños quichua hablantes y su entorno.

Vieja escuela Nª 502 de Puente Negro, departamento Avellaneda, la escuela de Shunko, destruída por la acción implacable del tiempo. 1981

sábado, 26 de septiembre de 2015


JORGE LUIS BORGES

Poema Conjetural

El doctor Francisco Laprida, asesinado el
día 22 de setiembre de 1829, por los montoneros de Aldao, piensa antes de morir:
Zumban las balas en la tarde última.
Hay viento y hay cenizas en el viento,
se dispersan el día y la batalla
deforme, y la victoria es de los otros.
Vencen los bárbaros los gauchos vencen.
Yo, que estudié las leyes y los cánones,
yo, Francisco Narciso de Laprida,
cuya voz declaró la independencia
de estas crueles provincias, derrotado
de sangre y de sudor manchado el rostro,
sin esperanza ni temor, perdido,
huyo hacia el Sur por arrabales últimos.
Como aquel capitán del Purgatorio
que, huyendo a pie y ensangrentando el llano,
fue cegado y tumbado por la muerte
donde un oscuro río pierde el nombre,
así habré de caer. Hoy es el término.
La noche lateral de los pantanos
me acecha y me demora. Oigo los cascos
de mi caliente muerte que me busca
con jinetes, con belfos y con lanzas.
Yo que anhelé ser otro, ser un hombre de
sentencias, de libros, de dictámenes,
a cielo abierto yaceré entre ciénagas;
pero me endiosa el pecho inexplicable
un júbilo secreto. Al fin me encuentro
con mi destino sudamericano.
A esta ruinosa tarde me llevaba
el laberinto múltiple de pasos
que mis días tejieron desde un día
de la niñez. Al fin he descubierto
la recóndita clave de mis años,
la suerte de Francisco de Laprida,
la letra que faltaba, la perfecta
forma que supo Dios desde el principio.
En el espejo de esta noche alcanzo
mí insospechado rostro eterno. El círculo
se va a cerrar. Yo aguardo que así sea.
Pisan mis pies la sombra de las lanzas
que me buscan. Las befas de mi muerte,
los jinetes, las crines, los caballos,
se ciernen sobre mí... Ya el primer golpe,
ya el duro hierro que me raja el pecho,
el íntimo cuchillo en la garganta.
T.S.ELIOT

Marina

Qué mares qué playas qué rocas grises y qué islas
Qué agua lamiendo la proa
Y aroma de pino y el tordo cantando a través de la bruma
Qué imágenes regresan
Oh hija mía.

Quienes afilan los dientes del perro, queriendo
Muerte
Quienes resplandecen con la gloria del colibrí, queriendo
Muerte
Quienes se sientan en la pocilga de la satisfacción, queriendo
Muerte
Quienes sufren el éxtasis de los animales, queriendo
Muerte

Se han vuelto insustanciales, reducidos por un viento,
Un soplo de pino, y la bruma que canta espontánea
Por esta gracia disuelta en su lugar
¿Qué es este rostro, menos claro y más claro,
El pulso en el brazo, menos fuerte y más fuerte
Dado o prestado? mas distante que estrellas y más cerca que el ojo

Susurros y sonrisitas entre hojas y pies apresurándose
Bajo el sueño, donde se juntan todas las aguas.
Bauprés rajado por hielo y pintura rajada por el calor.
Yo hice esto, lo he olvidado
Y recuerdo.
El aparejo débil y el velamen podrido
Entre un junio y otro septiembre.
Hice esto desconociendo, semiconsciente, desconocido, lo mío.
La hilada de aparadura hace agua, las costuras necesitan calafateo.
Esta forma. este rostro, esta vida, a mi palabra por la que no está dicha,
Por quien despierta, los labios separados, la esperanza, los barcos nuevos.
¿Qué islas qué playas qué islas graníticas hacia mis cuadernas
Y tordo que llama a través de la bruma
Hija mía.
26 DE SEPTIEMBRE NACE:

T.S.ELIOT


T. S. Eliot
(Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot; Saint Louis, 1888 - Londres, 1965) Poeta, dramaturgo y crítico inglés. Cuando pasó a estudiar a la Universidad de Harvard, Eliot realizó numerosas lecturas típicas, más de lo que vulgarmente se cree, de la Boston culta de los años anteriores a la primera Guerra Mundial: Henry James, Donne y los metafísicos, Browning, Dante y el teatro isabelino. A ellas se añadió en 1908 el libro de Arthur Symons, The symbolist Movement in Literature, que le llevó al conocimiento de los "poètes maudits", en particular de Laforgue y Corbière.

T. S. Eliot

Tales lecturas ejercieron una influencia formativa en la técnica de Eliot. Aprendió de James la precisión en el léxico, así como la seguridad de que la poesía debe escribirse con idéntico cuidado que la mejor prosa; de Browning recibió la forma del monólogo dramático, y de Laforgue los rápidos tránsitos de una a otra idea mediante las asociaciones y la mezcla de vocablos insólitos con una ordenación simple del discurso; el estudio de la poesía metafísica le proporcionó una versión moderna del "concepto" metafísico, el vínculo entre pensamientos y objetos dispares, y la costumbre del estilo directo y del lenguaje hablado; en los isabelinos del último período se inspiró para la forma del verso, flexible y con frecuentes encabalgamientos. Dante le enseñó la naturaleza exacta, escueta y evidente de las imágenes.

La familiaridad de Eliot con los simbolistas franceses aumentó a raíz de su viaje de 1911 a Europa, donde estudió primeramente en la Sorbona y luego en Oxford. En Inglaterra trabajó durante algún tiempo como empleado de banca; sin embargo, pronto se dedicó exclusivamente a la literatura. En su primera obra poética, El canto de amor de J. Alfred Prufrock (The Love Song of J. Alfred Prufrock, 1917), resulta evidente la influencia francesa, en particular la de Laforgue. A pesar de ello y de la afinidad de su monólogo dramático con el de algunos pequeños poemas de Robert Browning, como por ejemplo My Last Duchess, en la citada composición Eliot rompe con la tradición de la poesía propia del siglo XIX, por lo menos en cuanto a la supresión de los elementos "poéticos".

Por aquel entonces residía en Londres Ezra Pound, gran animador de movimientos literarios y de poetas jóvenes. Con él estableció contacto Eliot, quien, después de Poems (1919), en los que resuenan todavía algunos ecos de la poesía francesa, publicó aquel mismo año Ara vos prec, donde la influencia de la lírica provenzal y del "stil novo" italiano constituye precisamente el resultado de las relaciones con Pound. A éste debe también nuestro autor su vínculo con el filósofo inglés T. E. Hulme, quien influyó en la formación crítica de Eliot.

Su afán de encontrar un medio técnico adecuado le llevó a componer otro pequeño poema, Gerontion (1920); en él, el movimiento de los versos retrocede y logra superar, como no consiguiera ni el propio Swinburne, la barrera Milton-Tennyson del "blank verse", además de inspirarse en el Shakespeare de la última época, Middleton y Webster. Si hasta entonces la obra de Eliot había representado el anhelo de encontrarse a sí mismo, el espectáculo del desorden espiritual ocasionado por la guerra ayudó a nuestro poeta a reconocer sus exigencias más genuinas, a lograr la realización del citado afán y a considerar implícitamente en esta realidad el caos interno y literario en el que se hallaban sumidas, entre la disgregación de todos los valores del espíritu, las manifestaciones extremas del Romanticismo.

Tal estado de ánimo aparece expresado en el pequeño poema Tierra yerma (The Waste Land), que en 1922 señaló la consecución de la madurez artística de su autor. Ya en el poema Gerontion, cuyos personajes y acontecimientos quedan reunidos en el espíritu del Anciano, había hecho presentir esta otra obrita, en la cual el movimiento del mundo en el espacio y el tiempo se concreta y unifica en Tiresias. La reacción de Eliot contra el desorden romántico se expresa en su renuncia a considerar la poesía como una efusión individual. Y así, trasladado el valor desde los sentimientos a la idea que de ellos se forja el poeta, enunció su teoría del objetivo correlativo: serie de objetos, situación o sucesión de hechos, fórmula de aquella emoción "particular", que debe ser evocada inmediatamente una vez los acontecimientos externos han sido orientados hacia una experiencia sensoria.

Este principio, en el que queda evidentemente manifestada una exigencia de imparcialidad y orden, es el origen del complejo de alusiones y símbolos característico de Tierra yerma, cuyos temas dominantes son el vacío y la futilidad de una existencia sin fe, o privada, por lo menos, de un punto fijo de referencia, y la concepción de la muerte como camino hacia la verdadera vida. Al espectáculo revelado por el poema y al desconsolador estado de ánimo a que daba lugar, opuso Eliot al cabo de poco tiempo la certidumbre de las creencias religiosas; y así, en 1927, o sea el mismo año en que adquirió la nacionalidad británica, se adhirió a la rama anglocatólica de la Iglesia anglicana.

Con esta orientación, el poeta se interesó cada vez más en el problema de las relaciones entre las apariencias materiales y la realidad espiritual. Fruto de ello fue en 1930 el pequeño poema Miércoles de ceniza (Ash-Wednesday), en el que predominan motivos de purificación y redención en la duda entre un estado de ánimo sereno y resignado alcanzado sólo a veces y las reapariciones de una angustia de incertidumbre y debate; se trata, en esencia, de la lamentación por una fe todavía imperfecta, pero también, al mismo tiempo, de la tendencia a "elaborar algo de que alegrarse".

A lo largo de una línea más propiamente poética aparecieron luego los Cuatro cuartetos (Four Quartets), compuestos entre 1935 y 1942 y en los que la continuidad de la experiencia en el tiempo y fuera de él y la redención a través de éste integran algunos de los temas dominantes. El motivo de la salvación en el tiempo se da asimismo en la segunda de sus obras dramáticas, Reunión de familia, escrita por aquellos mismos años.

Desde Las lides de Sweeney (Sweeney Agonists, 1932), Eliot había llevado a cabo ensayos de verso y lenguaje dramáticos mediante el ritmo rápido y sincopado del diálogo; en 1934 realizó un nuevo experimento con los coros escritos para la representación sacra La roca (The Rock), en la que la brevedad y las síncopas se ven reemplazadas por una amplia cadencia de versículos bíblicos. En 1935, finalmente, se representó Asesinato en la catedral. En síntesis, cabe afirmar que Ash-Wednesday expresa la búsqueda del destino propio, y la última obra citada, la aceptación activa y lúcidamente consciente del mismo. La indagación aparece reanudada en The Family Reunion.

Al doble tema volvió Eliot con The Cocktail Party (1950) y El secretario de confianza (1954), donde trata de unir los dos momentos del anhelo y la resignación para obtener, con el tránsito de uno a otro, la acción necesaria a la obra dramática. Existe, pues, en este autor una continuidad de evolución entre los textos poéticos y los de carácter teatral, lo mismo que en el afán por hallar un verso libre y el de un nuevo lenguaje propio de la poesía. Sin embargo, precisamente este vínculo, que hace íntimamente dramáticas algunas de sus obras poéticas, da, en cambio, a los dramas de Eliot un aspecto poco teatral.

Nuestro autor se halla situado en la línea principal de los poetas-críticos ingleses, que, a través de Dryden, Pope y el doctor Johnsan, va desde Ben Jonson hasta Arnold, otro de los escritores que han influido en él. No sería posible analizar sus métodos poéticos sin tener en cuenta sus normas. A pesar de los estudios filosóficos de los años de juventud, Eliot no es, sustancialmente, un crítico teórico, sino el artista que escribe acerca de la poesía propia y ajena; sus observaciones más importantes nacen precisamente del análisis detallado de la obra de otros poetas. El premio Nobel que se le concedió en 1948 lo confirmó como el mejor de los autores poéticos ingleses contemporáneos. Supo, en efecto, dar nueva expresión a la inquietud espiritual de su tiempo, el nuestro, y reaccionar, al menos en cuanto a su persona, gracias al hallazgo de un camino orgánico hacia "algo de que alegrarse".

Entre sus últimas obras cabe citar: On Poetry and Poets (De la poesía y de los poetas), de 1957; el drama El viejo estadista (The Elder Statesman, 1958); la publicación, en 1963, de una selección personal de su obra poética bajo el título Poesías (Collected Poems 1909-1962) que ha conocido un gran número de reediciones y traducciones; y Ensayos, publicada en 1965, que comprende toda su labor crítica.

viernes, 25 de septiembre de 2015


ALEJANDRA PIZARNIK
La enamorada


esta la lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejo
y te fuiste triste estabas sola
y la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!



25 DE SEPTIEMBRE DE 1972 MUERE ALEJANDRA PIZARNIK

 25 DE SEPTIEMBRE DE 1972   MUERE 
  ALEJANDRA PIZARNIK  

Alejandra Pizarnik
(Buenos Aires, 1936 - id., 1972) Poetisa argentina. Su obra poética, que se inscribe en la corriente neosurrealista, manifiesta un espíritu de rebeldía que linda con el autoaniquilamiento. Entre sus títulos más destacados figuran La tierra más ajena (1955), Árbol de Diana (1962) y Extracción de la piedra de locura (1968).
Alejandra Pizarnik nació en el seno de una familia de inmigrantes rusos que perdió su apellido original, Pozharnik, al instalarse en Argentina. Después de cursar estudios de filosofía y periodismo, que no terminó, Pizarnik comenzó su formación artística de la mano del pintor surrealista Batlle Planas. Entre 1960 y 1964 vivió en París, donde trabajó para la revista Cuadernos, realizó traducciones y críticas literarias y prosiguió su formación en la prestigiosa universidad de La Sorbona; formó parte asimismo del comité de colaboradores extranjeros de Les Lettres Nouvelles y de otras revistas europeas y latinoamericanas. Durante sus años en Francia comenzó su amistad con el escritor Julio Cortázar y con el poeta mexicano Octavio Paz, que escribió el prólogo de su libro de poemas Árbol de Diana (1962).
De regreso a Argentina publicó algunas de sus obras más destacadas; su valía se vio reconocida con la concesión de las prestigiosas becas Guggenheim (1969) y Fullbright (1971), que sin embargo no llegó a completar. Los últimos años de su vida estuvieron marcados por serias crisis depresivas que la llevaron a intentar suicidarse en varias ocasiones. Pasó sus últimos meses internada en un centro psiquiátrico bonaerense; el 25 de septiembre de 1972, en el transcurso de un fin de semana de permiso que pasó en su casa, terminó con su vida con una sobredosis de seconal sódico. Tenía 36 años.
Había publicado sus primeros libros en los cincuenta, pero sólo a partir de Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965) y Extracción de la piedra de la locura (1968), encontró Alejandra Pizarnik su tono más personal, tributario al mismo tiempo del automatismo surrealista y de la voluntad de exactitud racional. En esa tensión se mueven estos poemas deliberadamente carentes de énfasis y muchas veces hasta carentes de forma, como anotaciones alusivas y herméticas de un diario personal. Su poesía, siempre intensa, a veces lúdica y a veces visionaria, se caracterizó por la libertad y la autonomía creativa.
Su obra lírica comprende siete poemarios: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de locura (1968) y El infierno musical (1971). Después de su muerte se prepararon distintas ediciones de sus obras, entre las que destaca Textos de sombra y últimos poemas (1982), que incluye la obra teatral Los poseídos entre lilas y la novela La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa. También póstumamente fue reeditado el conjunto de sus textos en el volumen Obras completas (1994); sus cartas quedaron recogidas en Correspondencia (1998).

miércoles, 9 de septiembre de 2015

9 DE SEPTIEMBRE DE 1828 NACE: LEÓN TOLSTÓI


9 DE SEPTIEMBRE DE 1828 NACE:
LEÓN TOLSTÓI
(Liev Nikoláievich Tolstói; Yasnaia Poliana, 1828 - Astapovo, 1910) Escritor y ruso. Hijo del noble propietario y de la acaudalada princesa María Volkonski, Tolstói viviría siempre escindido entre esos dos espacios simbólicos que son la gran urbe y el campo, pues si el primero representaba para él el deleite, el derroche y el lujo de quienes ambicionaban brillar en sociedad, el segundo, por el que sintió devoción, era el lugar del laborioso alumbramiento de sus preclaros sueños literarios.
El muchacho quedó precozmente huérfano, porque su madre falleció a los dos años de haberlo concebido y su padre murió en 1837. Pero el hecho de que después pasara a vivir con dos tías suyas no influyó en su educación, que estuvo durante todo este tiempo al cuidado de varios preceptores masculinos no demasiado exigentes con el joven aristócrata En 1843 pasó a la Universidad de Kazán, donde se matriculó en la Facultad de Letras, carrera que abandonó para cursar Derecho. Estos cambios, no obstante, hicieron que mejorasen muy poco sus pésimos rendimientos académicos y probablemente no hubiera coronado nunca con éxito su instrucción de no haber atendido sus examinadores al alto rango de su familia.Además, según cuenta el propio Tolstoi en Adolescencia, a los dieciséis años carecía de toda convicción moral y religiosa, se entregaba sin remordimiento a la ociosidad, era disoluto, resistía asombrosamente las bebidas alcohólicas, jugaba a las cartas sin descanso y obtenía con envidiable facilidad los favores de las mujeres. Regalado por esa existencia de estudiante rico y con completa despreocupación de sus obligaciones, vivió algún tiempo tanto en la bulliciosa Kazán como en la corrompida y deslumbrante ciudad de San Petersburgo.Al salir de la universidad, en 1847, escapó de las populosas urbes y se refugió entre los campesinos de su Yasnaia Poliana natal, sufriendo su conciencia una profunda sacudida ante el espectáculo del dolor y la miseria de sus siervos. A raíz de esta descorazonadora experiencia, concibió la noble idea de consagrarse al mejoramiento y enmienda de las opresivas condiciones de los pobres, pero aún no sabía por dónde empezar. De momento, para dar rienda suelta al vigor desbordante de su espíritu joven decidió abrazar la carrera militar e ingresó en el ejército a instancias de su amado hermano Nicolás. Pasó el examen reglamentario en Tiflis y fue nombrado oficial de artillería.El enfrentamiento contra las guerrillas tártaras en las fronteras del Cáucaso tuvo para él la doble consecuencia de descubrirle la propia temeridad y desprecio de la muerte y de darle a conocer un paisaje impresionante que guardará para siempre en su memoria. Enamorado desde niño de la naturaleza, aquellos monumentales lugares grabaron en su ánimo una nueva fe panteísta y un indeleble y singular misticismo. Al estallar la guerra de Crimea en 1853, pidió ser destinado al frente, donde dio muestras de gran arrojo y ganó cierta reputación por su intrepidez, pero su sensibilidad exacerbada toleró con impaciencia la ineptitud de los generales y el a menudo baldío heroísmo de los soldados, de modo que pidió su retiro y, tras descansar una breve temporada en el campo, decidió consagrarse por entero a la tarea de escribir. Lampiño en su época de estudiante, mostachudo en el ejército y barbado en la década de los sesenta, la estampa que se hizo más célebre de Tolstoi es la que lo retrata ya anciano, con las luengas y pobladas barbas blancas reposando en el pecho, el enérgico rostro hendido por una miríada de arrugas y los ojos alucinados. Pero esta emblemática imagen de patriarca terminó por adoptarla en su excéntrica vejez tras arduas batallas para reformar la vida social de su patria, empresa ésta jalonada en demasiadas ocasiones por inapelables derrotas.Durante algún tiempo viajó por Francia, Alemania, Suiza..., y de allí se trajo las revolucionarias ideas pedagógicas que le moverían a abrir una escuela para pobres y fundar un periódico sobre temas didácticos al que puso por nombre Yasnaia Poliana. La enseñanza en su institución era completamente gratuita, los alumnos podían entrar y salir de clase a su antojo y jamás, por ningún motivo, se procedía al más mínimo castigo. La escuela estaba ubicada en una casa próxima a la que habitaba Tolstoi y la base de la enseñanza era el Antiguo Testamento. Pronto fue imitada por otras, pero su peligrosa novedad, junto a los ataques del escritor contra la censura y a su reivindicación de la libertad de palabra para todos, incluso para los disidentes políticos, despertó las iras del gobierno que a los pocos años mandó cerrarla. Era uno de los primeros reveses de su proyecto reformador y uno de los primeros encontronazos con las fuerzas vivas de Rusia, aunque no sería el único. Sus discrepancias con la Iglesia Ortodoxa también se hicieron notorias al negar abiertamente su parafernalia litúrgica, denunciar la inútil profusión de iconos, los enrarecidos ambientes con olor a incienso y la hipocresía y superficialidad de los popes.Además, cargó contra el ejército basándose en el Sermón de la Montaña y recordando que toda forma de violencia era contraria a la enseñanza de Cristo, con lo que se ganó la enemistad juramentada no sólo de los militares sino del propio zar. Incluso sus propios siervos, a los que concedió la emancipación tras el decreto de febrero de 1861, miraron siempre a Tostoi, hombre tan bondadoso como de temperamento tornadizo, con insuperable suspicacia.A pesar de ser persona acostumbrada a meditar sobre la muerte, el trágico fallecimiento de su hermano Nicolás, acaecido el 20 de septiembre de 1860, le produjo una extraordinaria conmoción y, al año siguiente, se estableció definitivamente en Yasnaia Poliana. Allá trasladará en 1862 a su flamante esposa Sofía Behrs, hija de un médico de Moscú con quien compartió toda su vida y cuya abnegación y sentido práctico fue el complemento ideal para un hombre abismado en sus propias fantasías. Sofía era entonces una inocente muchacha de dieciocho años, deslumbrada por aquel experimentado joven de treinta y cuatro que tenía a sus espaldas un pasado aventurero y que además, con imprudente sinceridad, quiso que conociese al detalle sus anteriores locuras y le entregó el diario de su juventud donde daba cuenta de sus escandalosos desafueros y flirteos. Con todo, aquella doncella que le daría trece hijos, no titubeó ni un momento y aceptó enamorada la proposición de unir sus vidas, contrato que, salvando períodos tormentosos, habría de durar casi medio siglo. Merced a los cuidados que le prodigaba Sofía en los primeros y felices años de matrimonio, Tolstoi gozó de condiciones óptimas para escribir su asombroso fresco histórico titulado Guerra y paz, la epopeya de la invasión de Rusia por Napoleón en 1812, en la que se recrean nada menos que las vidas de quinientos personajes. El abultado manuscrito fue pacientemente copiado siete veces por la esposa a medida que el escritor corregía; también era ella quien se ocupaba de la educación de los hijos, de presentar a las niñas en sociedad y de cuidar del patrimonio familiar. La construcción de este monumento literario le reportó inmediatamente fama en Rusia y en Europa, porque fue traducido enseguida a todas las lenguas cultas e influyó notablemente en la narrativa posterior, pero el místico patriarca juzgó siempre que gozar halagadamente de esta celebridad era una nueva forma de pecado, una manera indigna de complacerse en la vanidad y en la soberbia. Si Guerra y paz había comenzado a publicarse por entregas en la revista El Mensajero Ruso en 1864 y se concluyó en 1869, muchas fueron después las obras notables que salieron de su prolífica pluma y cuya obra completa puede llenar casi un centenar de volúmenes. La principal de ellas es Ana Karenina (1875-1876), donde se relata una febril pasión adúltera, pero también son impresionantes La sonata a Kreutzer (1890), curiosa condenación del matrimonio, y la que es acaso más patética de todas: La muerte de Iván Ilich (1885). Al igual que algunos de sus personajes, el final de Tolstoi tampoco estuvo exento de dramatismo y el escritor expiró en condiciones bastante extrañas. Había vivido los últimos años compartiendo casi todo su tiempo con depauperados campesinos, predicando con el ejemplo su doctrina de la pobreza, trabajando como zapatero durante varias horas al día y repartiendo limosna. Muy distanciado de su familia, que no podía comprender estas extravagancias, se abstenía de fumar y de beber alcohol, se alimentaba de vegetales y dormía en un duro catre. Por último, concibió la idea de terminar sus días en un retiro humilde y el octogenario abandonó su hogar subrepticiamente en la sola compañía de su acólito el doctor Marivetski, que había dejado su rica clientela de la ciudad para seguir los pasos del íntegro novelista. Tras explicar sus razones en una carta a su esposa, partió en la madrugada del 10 de noviembre de 1910 con un pequeño baúl en el que metió su ropa blanca y unos pocos libros. Durante algunos días nada se supo de los fugitivos, pero el 14 Tolstoi fue víctima de un grave ataque pulmonar que lo obligó a detenerse y a buscar refugio en la casa del jefe de estación de Astapovo, donde recibió los cuidados solícitos de la familia de éste. Sofía llegó antes de que falleciera, pero no quiso turbar la paz del moribundo y no entró en la alcoba hasta después del final. Le dijeron, aunque no sabemos si la anciana pudo encontrar consuelo en esa filantropía tan injusta para con ella, que su últimas palabras habían sido: "Amo a muchos." En cierto modo, la biografía de León Tolstoi constituye una infatigable exploración de las claves de esa sociedad plural y a menudo cruel que lo rodeaba, por lo que consagró toda su vida a la búsqueda dramática del compromiso más sincero y honesto que podía establecer con ella. Aristócrata refinado y opulento, acabó por definirse paradójicamante como anarquista cristiano, provocando el desconcierto entre los de su clase; creyente convencido de la verdad del Evangelio, mantuvo abiertos enfrentamientos con la Iglesia Ortodoxa y fue excomulgado; promotor de bienintencionadas reformas sociales, no obtuvo el reconocimiento ni la admiración de los radicales ni de los revolucionarios; héroe en la guerra de Crimea, enarboló después la bandera de la mansedumbre y la piedad como las más altas virtudes; y, en fin, discutible y discutido pensador social, nadie le niega hoy haber dado a la imprenta una obra literaria inmensa, una de las mayores de todos los tiempos, donde la epopeya y el lirismo se entreveran y donde la guerra y la paz de los pueblos cobran realidad plásticamente en los lujosos salones y en los campos de batalla, en las ilusiones irreductibles y en los furiosos tormentos del asendereado corazón humano.

martes, 8 de septiembre de 2015

FRANCISCO de QUEVEDO

EN LO PENOSO DE ESTAR ENAMORADO

¡Qué verdadero dolor,
y qué apurado sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!
¡Qué cuidados a millares!
¡Qué encuentros de pareceres!
¡Qué limitados placeres,
y qué colmados pesares!
¡Qué amor y qué desamor!
¡Qué ofensas!, ¡qué resistir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!
¡Qué admitidos devaneos!
¡Qué amados desabrimientos!
¡Qué atrevidos pensamientos,
y qué cobardes deseos!
¡Qué adorado disfavor!
¡Qué enmudecido sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!
¡Qué negociados engaños
y qué forzosos tormentos!
¡Qué aborrecidos alientos
y qué apetecidos daños!
¡Y qué esfuerzo y qué temor!
¡Qué no ver! ¡Qué prevenir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué enredos, ansias, asaltos!
¡Y qué conformes contrarios!
¡Qué cuerdos! ¡Qué temerarios!
¡Qué vida de sobresaltos!
Y que no hay muerte mayor,
Que el tenerla y no morir:
¡qué mentiroso vivir!
¡qué puro morir de amor!

8 DE SEPTIEMBRE NACE:

LUDOVICO ARIOSTO

Ludovico Ariosto
(Reggio Emilia, actual Italia, 1474 - Ferrara, id., 1533) Poeta italiano. Con la figura de Ariosto llegó el Renacimiento italiano a su cenit. Miembro de una familia aristocrática, ya desde joven recibió el apoyo de la casa de Este, una familia de mecenas renacentista en cuya corte permanecería de 1503 a 1517.

Bajo la guía de su padre, que fue funcionario en la corte estense y desarrolló importantes funciones administrativas y militares, estudió con distintos preceptores y, por voluntad paterna, emprendió la carrera jurídica. Sin embargo, no tardó mucho en abandonarla para seguir su vocación, que le llevó a relacionarse con los principales representantes de la cultura del Humanismo. En esos primeros años de su juventud, época en la que, libre de obligaciones gracias a la acomodada posición de su familia, pudo frecuentar las fiestas y representaciones teatrales de la corte, empezó a cultivar la poesía, dedicándose en un primer momento a componer versos en latín.

Entre 1494 y 1503 escribió los Carmina, en los que retoma sobre todo los modelos de Tibulio y Horacio, pero desde 1503 versificó casi exclusivamente en lengua vulgar, y cuando Bembo le invitó a perseverar en el uso del latín, rechazó el consejo diciendo que más prefería "ser uno de los primeros escritores toscanos, que, con dificultad, un segundón entre los latinos". En las Rimas, casi todas compuestas también en ese período, experimentó con las formas petrarquistas en busca de una voz propia. En 1500, la muerte de su padre puso fin a esa vida despreocupada, ya que como primogénito tuvo que ocuparse de la administración de los bienes familiares y de la educación de sus hermanos. Las necesidades le obligaron a trabajar para el Estado de Ferrara y, entre 1501 y 1503, fue destinado como capitán al castillo de Canossa, lugar en el que nació su primer hijo.

De regreso a Ferrara pasó a formar parte del servicio del cardenal Ippolito d'Este y, a pesar de que siempre lamentó que sus ocupaciones le robaran mucho tiempo, este cargo le permitió alcanzar una buena estabilidad económica para su familia y le dio la oportunidad de participar en las actividades políticas y diplomáticas de las cortes del siglo XVI. Como embajador estuvo en Mantua, Florencia o Roma, ciudad en la que en distintas ocasiones tuvo que entrevistarse con el papa Julio II, que no mantenía muy buenas relaciones con la familia d'Este.

Tuvo tiempo, no obstante, de componer sus primeras comedias, de imitación clásica y destinadas a las representaciones de corte: La Cassaria (1508) y Los supuestos (1509). También se dedicó pacientemente a la composición de la primera edición del Orlando furioso (1516), obra a la que está ligado su nombre y que lo convirtió en una de las principales figuras literarias del cinquecento italiano. En 1517 rechazó la invitación del cardenal Ippolito de acompañarle en su viaje a Hungría y, ante la agria reacción de éste, decidió dejar su cargo. Pocos meses después entró al servicio del duque Alfonso I, del que obtuvo un sueldo para que pudiese continuar sus estudios, pero también encargos y misiones no exentos de responsabilidad, como el de gobernar la turbulenta provincia de la Garfagnana entre 1522 y 1525.

Durante los años de colaboración con el duque escribió las comedias I Studenti (1518) e Il Nigromante (1520), así como las Sátiras (1517-1525), siete episodios de su vida, entre ellos el de su negativa a marchar a Hungría y su agitada estancia en la Garfagnana, con los que conformó un retrato del espíritu cortesano de su tiempo enriquecido con intensas y perspicaces observaciones morales. También consumó la segunda versión del Orlando furioso (1521), cuyo éxito fue tal que entre ese año y 1531 se llegaron a publicar 17 ediciones más, algunas de ellas sin su autorización.

De regreso a Ferrara decidió repartir el patrimonio familiar entre sus hermanos y se construyó su propia casa, la Parva Domus, donde pudo dedicarse casi exclusivamente a las letras. Además de reescribir sus viejas comedias, compuso una nueva, La Lena (1528), considerada la mejor de su producción y que fue representada por primera vez, un año después de su publicación, en un teatro del palacio ducal construido para la ocasión. También preparó y publicó una tercera edición del Orlando furioso (1532), que por los numerosos añadidos y correcciones apareció casi reescrito. En el momento de su muerte, cuando su fama se había extendido ya por toda Europa y había recibido numerosos reconocimientos, incluso por parte del emperador Carlos V, seguía trabajando para mejorar y modificar su poema.

Orlando furioso

De hecho, las tres ediciones del Orlando demuestran (más teniendo en cuenta que la primera la inició hacia el 1504) que se dedicó a él con total abnegación durante toda su vida. El Orlando furioso de Ariosto constituye una continuación del poema épico inacabado Orlando enamorado, del poeta italiano Matteo Maria Boiardo, y trata, en su parte más famosa, del amor del paladín Orlando por Angélica en el marco de las leyendas de Carlomagno y de la guerra de los caballeros cristianos contra los sarracenos.

Obra maestra del Renacimiento, se estructura en 46 cantos compuestos en ágiles octavas, y en él Ariosto hace gala de profundo lirismo, de extraordinaria imaginación y habilidad narrativas y de un finísimo sentido del humor. A pesar de la compleja estructura de la narración, humanísticamente medida y armoniosa, la obra se suele dividir en tres argumentos o episodios fundamentales: el primero situado en la guerra entre Carlomagno y los sarracenos, el segundo dedicado a las aventuras amorosas de Ruggero y Bradamante y el tercero destinado al amor y la locura de Orlando por Angélica, sin duda el más intensamente lírico.

Pero bajo esta trama épica, fabulosa y legendaria, la obra ofrece una consciente y aguda descripción de la civilización del renacimiento italiano, y todos los motivos poéticos, las aspiraciones literarias, los ideales humanos y las situaciones históricas de esa época se sintetizan en ella. Además, el poema, del que Maquiavelo dijo que era "hermoso en todo y en muchos lugares admirable", consiguió otorgarle a un género originariamente pobre y popular la medida y la calidad lírica de las obras clásicas.

Considerado por muchos críticos como uno de los mejores poemas de todos los tiempos por su vigor y dominio técnico del estilo, toda la obra pretende rendir tributo a la familia de Este, protectora del poeta, encarnada en la figura de su ilustre fundador Ruggero, cuya vida aparece transmutada y enaltecida en la figura del héroe, Orlando. Popular de inmediato en toda Europa a partir de su publicación en 1516, el poema influyó decisivamente en los poetas renacentistas.

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