martes, 8 de septiembre de 2015

FRANCISCO de QUEVEDO

EN LO PENOSO DE ESTAR ENAMORADO

¡Qué verdadero dolor,
y qué apurado sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!
¡Qué cuidados a millares!
¡Qué encuentros de pareceres!
¡Qué limitados placeres,
y qué colmados pesares!
¡Qué amor y qué desamor!
¡Qué ofensas!, ¡qué resistir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!
¡Qué admitidos devaneos!
¡Qué amados desabrimientos!
¡Qué atrevidos pensamientos,
y qué cobardes deseos!
¡Qué adorado disfavor!
¡Qué enmudecido sufrir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué puro morir de amor!
¡Qué negociados engaños
y qué forzosos tormentos!
¡Qué aborrecidos alientos
y qué apetecidos daños!
¡Y qué esfuerzo y qué temor!
¡Qué no ver! ¡Qué prevenir!
¡Qué mentiroso vivir!
¡Qué enredos, ansias, asaltos!
¡Y qué conformes contrarios!
¡Qué cuerdos! ¡Qué temerarios!
¡Qué vida de sobresaltos!
Y que no hay muerte mayor,
Que el tenerla y no morir:
¡qué mentiroso vivir!
¡qué puro morir de amor!

8 DE SEPTIEMBRE NACE:

LUDOVICO ARIOSTO

Ludovico Ariosto
(Reggio Emilia, actual Italia, 1474 - Ferrara, id., 1533) Poeta italiano. Con la figura de Ariosto llegó el Renacimiento italiano a su cenit. Miembro de una familia aristocrática, ya desde joven recibió el apoyo de la casa de Este, una familia de mecenas renacentista en cuya corte permanecería de 1503 a 1517.

Bajo la guía de su padre, que fue funcionario en la corte estense y desarrolló importantes funciones administrativas y militares, estudió con distintos preceptores y, por voluntad paterna, emprendió la carrera jurídica. Sin embargo, no tardó mucho en abandonarla para seguir su vocación, que le llevó a relacionarse con los principales representantes de la cultura del Humanismo. En esos primeros años de su juventud, época en la que, libre de obligaciones gracias a la acomodada posición de su familia, pudo frecuentar las fiestas y representaciones teatrales de la corte, empezó a cultivar la poesía, dedicándose en un primer momento a componer versos en latín.

Entre 1494 y 1503 escribió los Carmina, en los que retoma sobre todo los modelos de Tibulio y Horacio, pero desde 1503 versificó casi exclusivamente en lengua vulgar, y cuando Bembo le invitó a perseverar en el uso del latín, rechazó el consejo diciendo que más prefería "ser uno de los primeros escritores toscanos, que, con dificultad, un segundón entre los latinos". En las Rimas, casi todas compuestas también en ese período, experimentó con las formas petrarquistas en busca de una voz propia. En 1500, la muerte de su padre puso fin a esa vida despreocupada, ya que como primogénito tuvo que ocuparse de la administración de los bienes familiares y de la educación de sus hermanos. Las necesidades le obligaron a trabajar para el Estado de Ferrara y, entre 1501 y 1503, fue destinado como capitán al castillo de Canossa, lugar en el que nació su primer hijo.

De regreso a Ferrara pasó a formar parte del servicio del cardenal Ippolito d'Este y, a pesar de que siempre lamentó que sus ocupaciones le robaran mucho tiempo, este cargo le permitió alcanzar una buena estabilidad económica para su familia y le dio la oportunidad de participar en las actividades políticas y diplomáticas de las cortes del siglo XVI. Como embajador estuvo en Mantua, Florencia o Roma, ciudad en la que en distintas ocasiones tuvo que entrevistarse con el papa Julio II, que no mantenía muy buenas relaciones con la familia d'Este.

Tuvo tiempo, no obstante, de componer sus primeras comedias, de imitación clásica y destinadas a las representaciones de corte: La Cassaria (1508) y Los supuestos (1509). También se dedicó pacientemente a la composición de la primera edición del Orlando furioso (1516), obra a la que está ligado su nombre y que lo convirtió en una de las principales figuras literarias del cinquecento italiano. En 1517 rechazó la invitación del cardenal Ippolito de acompañarle en su viaje a Hungría y, ante la agria reacción de éste, decidió dejar su cargo. Pocos meses después entró al servicio del duque Alfonso I, del que obtuvo un sueldo para que pudiese continuar sus estudios, pero también encargos y misiones no exentos de responsabilidad, como el de gobernar la turbulenta provincia de la Garfagnana entre 1522 y 1525.

Durante los años de colaboración con el duque escribió las comedias I Studenti (1518) e Il Nigromante (1520), así como las Sátiras (1517-1525), siete episodios de su vida, entre ellos el de su negativa a marchar a Hungría y su agitada estancia en la Garfagnana, con los que conformó un retrato del espíritu cortesano de su tiempo enriquecido con intensas y perspicaces observaciones morales. También consumó la segunda versión del Orlando furioso (1521), cuyo éxito fue tal que entre ese año y 1531 se llegaron a publicar 17 ediciones más, algunas de ellas sin su autorización.

De regreso a Ferrara decidió repartir el patrimonio familiar entre sus hermanos y se construyó su propia casa, la Parva Domus, donde pudo dedicarse casi exclusivamente a las letras. Además de reescribir sus viejas comedias, compuso una nueva, La Lena (1528), considerada la mejor de su producción y que fue representada por primera vez, un año después de su publicación, en un teatro del palacio ducal construido para la ocasión. También preparó y publicó una tercera edición del Orlando furioso (1532), que por los numerosos añadidos y correcciones apareció casi reescrito. En el momento de su muerte, cuando su fama se había extendido ya por toda Europa y había recibido numerosos reconocimientos, incluso por parte del emperador Carlos V, seguía trabajando para mejorar y modificar su poema.

Orlando furioso

De hecho, las tres ediciones del Orlando demuestran (más teniendo en cuenta que la primera la inició hacia el 1504) que se dedicó a él con total abnegación durante toda su vida. El Orlando furioso de Ariosto constituye una continuación del poema épico inacabado Orlando enamorado, del poeta italiano Matteo Maria Boiardo, y trata, en su parte más famosa, del amor del paladín Orlando por Angélica en el marco de las leyendas de Carlomagno y de la guerra de los caballeros cristianos contra los sarracenos.

Obra maestra del Renacimiento, se estructura en 46 cantos compuestos en ágiles octavas, y en él Ariosto hace gala de profundo lirismo, de extraordinaria imaginación y habilidad narrativas y de un finísimo sentido del humor. A pesar de la compleja estructura de la narración, humanísticamente medida y armoniosa, la obra se suele dividir en tres argumentos o episodios fundamentales: el primero situado en la guerra entre Carlomagno y los sarracenos, el segundo dedicado a las aventuras amorosas de Ruggero y Bradamante y el tercero destinado al amor y la locura de Orlando por Angélica, sin duda el más intensamente lírico.

Pero bajo esta trama épica, fabulosa y legendaria, la obra ofrece una consciente y aguda descripción de la civilización del renacimiento italiano, y todos los motivos poéticos, las aspiraciones literarias, los ideales humanos y las situaciones históricas de esa época se sintetizan en ella. Además, el poema, del que Maquiavelo dijo que era "hermoso en todo y en muchos lugares admirable", consiguió otorgarle a un género originariamente pobre y popular la medida y la calidad lírica de las obras clásicas.

Considerado por muchos críticos como uno de los mejores poemas de todos los tiempos por su vigor y dominio técnico del estilo, toda la obra pretende rendir tributo a la familia de Este, protectora del poeta, encarnada en la figura de su ilustre fundador Ruggero, cuya vida aparece transmutada y enaltecida en la figura del héroe, Orlando. Popular de inmediato en toda Europa a partir de su publicación en 1516, el poema influyó decisivamente en los poetas renacentistas.

sábado, 5 de septiembre de 2015

5 DE SEPTIEMBRE DE 1914 NACE:

NICANOR PARRA

(Chillán, 1914) Poeta chileno que, junto con Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Vicente Huidobro, está considerado uno de los grandes de la poesía de su país, y una de las mayores voces de la lírica latinoamericana.
Terminó el bachillerato en su población natal y se trasladó a Santiago para graduarse como profesor de mecánica teórica y matemáticas. Con una beca del Institute of International Education estuvo durante tres años en la Universidad de Brown, en Estados Unidos. De vuelta a su país fue nombrado director interino de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile (1948) y un año más tarde, gracias de nuevo a una beca, esta vez del Consejo Británico, se trasladó hasta Inglaterra, donde permaneció dos años más.
En 1951 regresó a su país para seguir con su labor docente en la Universidad, hasta que la Fundación Gugenheim le condujo de nuevo a Estados Unidos con el objeto de continuar sus estudios en el campo de la física, lo que le supuso una intensa actividad investigadora que no le impidió desarrollar el ejercicio poético.
Inició su labor literaria en 1937, con la publicación de Cancionero sin nombre, aunque ya en 1935 había aparecido el cuento Gato en el camino, en La Revista Nueva. El Cancionero sin nombre fue relegado por el propio autor a su prehistoria poética, aunque destaca por su estilo antihermético, en el ámbito de una corriente que propugna el retorno a la claridad expresiva.
De 1954 es Poemas y antipoemas, su obra fundamental, compuesta por tres partes: Cantos a lo humano, Poemas y Antipoemas. En esta obra abandonó su poesía hasta entonces simbólica y desesperanzada por otra más folclórica, irónica, de acentos escandalosos y muy vinculada a la realidad. El libro fue acogido como una obra revolucionaria en el ámbito de la poesía hispanoamericana de aquellos años. Sobre todo en Chile, dominado entonces por el tono solemne y grandioso de Neruda, el coloquialismo del autor significó un profundo cambio e introdujo un modelo alternativo, abierto a la ironía y el humorismo. La antipoesía planteaba una reacción contra la función metafísica de la poesía y su sacralización y se adhería a una línea fundamentalmente antirromántica, comprometida políticamente y desmitificadora.
A partir de allí se le conoció como el antipoeta por excelencia, lo que tuvo confirmación en La cueca larga (1958). Esta obra, que alude en su título al ritmo musical chileno por excelencia, desarrolla el tono antirretórico y popular, abriéndose a las canciones, también debido a la relación del poeta con su hermana, la célebre cantautora Violeta Parra.
La década de 1960 fue especialmente activa en cuanto al número de publicaciones de Parra y brillante por sus aciertos. Versos de salón (1962) cambió el sujeto pasivo de los antipoemas por un sujeto activo, muy agresivo y delirantemente enérgico; Discursos, que apareció el mismo año, fue publicado de forma conjunta con Pablo Neruda. Le siguieron Manifiesto (1963) y Deux Poèmes (1963), en edición bilingüe en francés y castellano.
Canciones rusas (1967) es más elaborado, y alterna la antipoesía con la recuperación del lirismo con un neosimbolismo intimista. En 1969 la publicación de Obra gruesa permitió reunir en un solo volumen la "antipoesía" del autor, con la incorporación de nuevos textos. Ese mismo año obtuvo el Premio Nacional de Literatura, que le consagró definitivamente.
Artefactos (1972) inaugura una nueva etapa de su obra: es un libro en forma de caja, que contiene decenas de postales en las que se establece una contraposición entre palabra e imagen. El punto en común de estos textos es la exasperación del sarcasmo, que intensifica su efecto gracias al estilo epigramático. Alrededor del poeta empezaron a manifestarse algunas voces de desacuerdo, precisamente por la ironía feroz que a veces parece lindar con el cinismo. Las polémicas se hicieron más encendidas después de los dramáticos acontecimientos de 1973, cuando el autor fue acusado de mantener una postura ambigua respecto a la dictadura militar.
La última fase de su poesía está representada sobre todo por Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977), seguida de Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1978). Inspirándose en un personaje extravagante de la actualidad chilena, el poeta creó a través de esta pantalla un efecto de extrañamiento. Al mismo tiempo, estas obras atestiguan la relación constante del autor con el mundo popular, del que extrae continuamente elementos sugerentes, en formas renovadas. La compilación Hojas de Parra (1983-1996) y Poemas para combatir la calvicie (1996) son sus más recientes publicaciones.
Nominado muchas veces sin éxito para el premio Nobel, recibió en cambio muchos otros como el Internacional Juan Rulfo, el Prometeo de Poesía, el Municipal de Santiago, el Juan Said de la Sociedad de Escritores de Chile, el del Sindicato de Escritores de Chile, el Bicentenario y, en el 2001, el X Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Además, su trabajo poético ha sido estudiado en varias de las más importantes universidades de Estados Unidos, donde se han filmado incluso dos películas sobre su vida y su obra, partiendo de varios de sus recitales.

viernes, 4 de septiembre de 2015


ANTONIN ARTAUD

El ombligo de los limbos

Allí donde otros exponen su obra yo sólo pretendo mostrar mi espíritu.
Vivir no es otra cosa que arder en preguntas. No concibo la obra al margen de la vida.
No amo en sí misma a la creación. Tampoco entiendo el espíritu en sí mismo. Cada una de mis obras, cada uno de los proyectos
de mí mismo, cada uno de los brotes gélidos de mi vida interior expulsa sobre mí su baba.
Estoy en una carta escrita para dar a entender el estrujamiento íntimo de mi ser, tanto como estoy en un ensayo exterior
a mí mismo y que se me presenta como una indiferente incubación de mi espíritu.
Sufro que el Espíritu no halle lugar en la vida y que la vida no se encuentre en el Espíritu, sufro del Espíritu-órgano, del Espíritu-traducción o del Espírítu-atemorizante-de-las-cosas para hacerlas ingresar en el Espíritu. Yo dejo este libro colgado de la vida, deseo que sea masticado por las cosas exteriores y en primer término por todos los estremecimientos acuciantes, todas las vacilaciones de mi yo por venir.
Todas estas páginas se arrastran en el espíritu como témpanos. Perdón por mi total libertad. Me niego a hacer diferencias entre cada minuto de mí mismo. No acepto el espíritu planeado.

Es preciso acabar con el Espíritu como con la literatura. Quiero decir que el Espíritu y la vida se encuentran en todos los grados.
Yo quisiera hacer un libro que altere a los hombres, que sea como una puerta abierta que los lleve a un lugar al que nadie hubiera consentido en ir, una puerta simplemente ligada con la realidad.
Y esto no es el prefacio de un libro, como tampoco lo son los poemas que lo indican en la lista de todas las furias del malestar.

Esto no es más que un témpano atragantado. Una gran pasión razonadora y superpoblada arrastraba a mi yo como un puro abismo. Resoplaba un viento carnal y sonoro, y el azufre también era denso. Y pequeñas raíces diminutas llenaban ese viento como un enjambre de venas y su entrelazamiento fulguraba. El espacio sin forma penetrable era calculable y crujiente. Y el centro era un mosaico de trozos como una especie de rígido martillo cósmico, de una pesadez deformada y que sin parar cae como un muro en el espacio con un estruendo destilado. Y la cubierta algodonosa del estruendo tenia la opción obtusa y una viva mirada que lo penetraba. Sí, el espacio entregaba su puro algodón mental donde ningún pensamiento era todavía claro ni devolvía su descarga de objetos. Pero paulatinamente la masa dio vueltas como una náusea potente y fangosa, una especie de fuerte flujo de sangre vegetal y detonante. Y las ínfimas raíces trémulas en el filo de mi ojo mental se arrancaban de la masa erizada del viento a una velocidad vertiginosa. Y todo el espacio como un sexo saqueado por el vacío ardiente del cielo, se estremeció. Y algo como un pico de paloma real socavó la masa turbada de los estados, todo el pensamiento más hondo se diversificaba, se disipaba, se volvía claro y reducido.
Entonces era preciso que una mano se transformara en el órgano mismo de la aprehensión. Y aún dos o tres veces giró la masa artificial y cada vez, mi ojo se enfocaba sobre un sitio más exacto. La oscuridad misma se hacía más densa y sin objeto. Todo el hielo ganaba la claridad.

Dios-el-perro contigo y su lengua
que atraviesa la costra como una saeta
del doble morrión abovedado
de la tierra que le causa ardor.

Y aquí está el triángulo de agua
que se aproxima con paso de chinche
pero que bajo la chinche ardiente
se transforma en cuchillada.

Bajo los senos de la espantosa tierra
dios-la-perra se ha marchado,
de los senos de la tierra y de agua congelada
que pudren los agujeros de su lengua.

Y aquí está la virgen-del-martillo
para masticar las cuevas de la tierra
donde la calavera del perro del cielo
siente crecer el horroroso nivel.

Doctor,

Hay un asunto sobre el cual hubiera querido insistir: es el de la relevancia de la cosa sobre la cual operan sus inyecciones; esta especie de languidecimiento esencial de mi ser, esta disminución de mi estiaje mental, que no quiere decir, como podría creerse, un rebajamiento cualquiera de mi moralidad (de mi alma moral) o ni siquiera de mi inteligencia, sino más bien de mi intelectualidad servible, de mis recursos razonantes, y que se relaciona más con el sentimiento que tengo yo mismo de mí mismo yo, que con lo que pongo de manifiesto a los demás de él.
Esta vitrificación sorda y polimorfa del pensamiento que en cierto momento elige su forma. Hay una vitrificación inmediata y llana del yo en el centro de todas las posibles formas, de todos los modos posibles del pensamiento.
Y, señor Doctor, ahora que usted está bien enterado de lo que puede ser alcanzado en mí (y curado por las drogas), de la zona de conflicto de mi vida, espero que sabrá suministrarme la cantidad suficiente de líquidos sutiles, de reactores especiosos, de morfina mental, capaces de sobreponer mi abatimiento, de enderezar lo que cae, de juntar lo que está separado, de reparar lo que está destruido.

Le saluda mi pensamiento

De "L'Ombilic des limbes"
Versión de L.S.

ANTONIN ARTAUD

Correspondencia de la momia

Esa carne que ya no se tocará en la vida,
esa lengua que ya no logrará abandonar su corteza,
esa voz que ya no pasará por las rutas del sonido,
esa mano que ha olvidado hasta el ademán de tomar, que ya no logra determinar el espacio
en el que ha de realizar su aprehensión,
ese cerebro en fin cuya capacidad de concebir ya no se determina por sus surcos,
todo eso que constituye mi momia de carne fresca da a dios una idea del vacío en que la compulsión
de haber nacido me ha colocado.
Ni mi vida es completa ni mi muerte ha fracasad0 completamente.
Físicamente no existo, por mi carne destrozada, incompleta, que ya no alcanza a nutrir mi pensamiento.
Espiritualmente me destruyo a mí mismo, ya no me acepto como vivo. Mi sensibilidad está a ras del suelo, y poco falta para que salgan gusanos, la gusanera de las construcciones abandonadas.
Pero esa muerte es mucho más refinada, esa muerte multiplicada de mí mismo reside en una especie de rarefacción de mi carne.
La inteligencia ya no tiene sangre. El calamar de las pesadillas da toda su tinta, la que obstruye las salidas del espíritu; es una sangre que ha perdido hasta sus venas, una carne que ignora el filo del cuchillo.
Pero de arriba a abajo de esta carne agrietada, de esta carne no compacta, circula siempre el fuego virtual. Una lucidez enciende de hora en hora sus ascuas que retornan a la vida y sus flores.
Todo lo que tiene un nombre bajo la bóveda compacta del cielo, todo lo que tiene un frente, lo que es el nudo de un soplo y la cuerda de un estremecimiento, todo eso pasa en las rotaciones de ese fuego en el que se asemejan las olas de la carne misma, de esa carne dura y blanda que un día crece como un diluvio de sangre.
La habéis visto a la momia fijada en la intersección de los fenómenos, esa ignorante, esa momia viviente que lo ignora todo de las fronteras de su vacío, que se espanta de las pulsaciones de su muerte.
La momia voluntaria se halla levantada, y a su alrededor se agita toda realidad. La conciencia como una tea de discordia, recorre el campo entero de su virtualidad obligada.
Hay en esa momia una pérdida de carne, hay en el sombrío lenguaje de su carne intelectual toda una impotencia para conjurar esa carne. Ese sentido que recorre las venas de esa carne mística, en la que cada sobresalto es un modo de mundo y otra especie de engendrar, se pierde y se devora a sí misma en la quemadura de una nada errónea.
¡Ah! ser el padre nutricio de esa sospecha, el multiplicador de ese engendrar y de ese mundo en su devenir, en sus consecuencias de flor.
Pero toda esa carne es sólo comienzos y ausencias y ausencias y ausencia...
Ausencias.

De "Oeuvres complètes (Tome I)
Versión de Aldo Pellegrini


4 DE SEPTIEMBRE DE 1896 NACE:

ANTONIN ARTAUD
Antonin Artaud
(Marsella, 1896 - Ivry-sur-Seine, 1948) Poeta, ensayista, actor y director de teatro francés, fundador del teatro de la crueldad. En 1910 publicó sus primeros versos bajo el seudónimo de Louis des Attides. Terminó sus estudios en 1914 y al año siguiente ingresó en una clínica mental en la Rouguière, cerca de Marsella, por padecer fuertes dolores de cabeza crónicos originados a partir de una grave meningitis que sufrió a la edad de cinco años.

En 1920 sus padres lo llevaron a París y conoció al psiquiatra Edouard Toulouse, fundador de la revista científico-literaria Demain, para la cual escribió y trabajó como secretario de redacción. Posteriormente estudió actuación en el Théâtre de l'Oeuvre bajo la dirección de Lugné-Poe, y luego se vinculó con Charles Dullin, que acababa de fundar el Théâtre de l´Atelier, en el que participó como actor y realizador.

En 1923 entró en contacto con R. Desnos y A. Breton, y se adhirió de inmediato a los principios del grupo surrealista, convirtiéndose en uno de sus principales miembros. Dirigió la "Central de Investigaciones surrealistas" y participó activamente en la revista La Révolution Surréaliste hasta su ruptura con Breton en 1926, época en que fue expulsado del movimiento junto a P. Soupault, acusados de "desviacionismo literario".

Con Roger Vitrac y Robert Aron, fundó el Teatro Alfred Jarry, que entre 1926 y 1930 realizó producciones experimentales como su obra Vientre quemado o la madre loca (1927); y participó, como actor cinematográfico, en las películas Napoleón (1927), de Abel Gance, y La pasión de Juana de Arco (1928), de Carl T. Dreyer.

En 1932 escribió Teatro de la crueldad, manifiesto publicado por la Nouvelle Revue Française en su número 229, donde afirmó las bases de lo que posteriormente será El teatro y su doble (1938), su principal obra crítica, y que junto a Ubu rey, de Jarry, representa la síntesis del drama vanguardista del siglo XX. En su teoría, le asigna al teatro la función de destruir los valores culturales artificiales, impuestos por siglos de dogmatismo racionalista, y propone volver al ritual primitivo para reflejar la verdadera realidad del alma humana y las condiciones en que vive: "el drama de crueldad".
Entretanto había publicado una colección de ensayos, una novela (Le Moine, 1931) y Heliogábalo o El anarquista coronado (1934). El estreno de su tragedia Los Cenci, inspirada en Stendhal y en Shelley, constituyó un rotundo fracaso (1935) y determinó en el autor el abandono definitivo del teatro. En 1936 se embarcó a México, donde dio una serie de conferencias para luego convivir durante meses con los indios tarahumaras, de cuya experiencia data un conjunto de artículos y notas que dio origen a Viaje al país de los tarahumaras. Volvió a la patria y en 1937, ya con la salud muy quebrantada, hizo un viaje a Irlanda; su extremada pobreza le obligó a abandonar Dublín al poco tiempo. Durante el viaje de regreso sufrió un acceso de locura y, desembarcado en Le Havre, fue internado en el asilo de esta ciudad (1937).

De ahí arranca el penoso calvario del autor: sucesivamente trasladado a varios asilos, fue a parar por fin a Rodez (Aveyron), donde permaneció hasta 1946. Tras diez años de internamiento, lo encontramos de nuevo en París; allí pudo darse cuenta de que no era un desconocido. En efecto, en 1938 había visto la luz una colección de sus ensayos sobre teatro bajo el título de El teatro y su doble, obra cuyo éxito perduraba todavía. La aparición de sus Lettres de Rodez (1946) aumentó aún su prestigio.

Alentado por la viva simpatía de que es objeto, Artaud da a las prensas su gran libro Van Gogh, el suicidado por la sociedad (1947). A continuación vieron la luz diversos textos, en su mayoría publicados después de la muerte del autor: Artaud le Momo, Ci-Git, Vie et Mort de Satan le Feu y Para acabar de una vez con el juicio de Dios (1948). Poeta maldito en toda la acepción de la palabra, Antonin Artaud ganó en cierta manera la inmortalidad con su resistencia al mundo exterior. Visionario cuyos textos queman como el vitriolo, su humanidad está por encima de su obra; ésta hace pensar en los fragmentos de una tragedia perdida.

jueves, 3 de septiembre de 2015

WISLAWA SZYMBORSKA

Vietnam

Mujer, ¿cómo te llamas? -No sé.

¿Cuándo naciste, de dónde eres? -No sé.

¿Por qué cavaste esta madriguera? -No sé.

¿Desde cuándo te escondes? -No sé.

¿Por qué me mordiste el dedo cordial? -No sé.

¿Sabes que no te vamos a hacer nada? -No sé.

¿A favor de quién estás? -No sé.

Estamos en guerra, tienes que elegir. -No sé.

¿Existe todavía tu aldea? -No sé.

¿Éstos son tus hijos? -Sí.

De "Mil alegrías -Un encanto-" 1967 Versión de Gerardo Beltrán


3 DE SEPTIEMBRE DE 1940 NACE:
EDUARDO GALEANO
(Eduardo Hugues Galeano; Montevideo, 1940 - 2015) Escritor y periodista uruguayo cuya obra, comprometida con la realidad latinoamericana, indaga en las raíces y en los mecanismos sociales y políticos de Hispanoamérica.

Se inició en el periodismo a los catorce años, en el semanario socialista El Sol, en el que publicaba dibujos y caricaturas políticas que firmaba como Gius. Posteriormente fue jefe de redacción del semanario Marcha y director del diario Época. En 1973 se exilió en Argentina, donde fundó la revista Crisis, y en 1976 continuó su exilio en España
Regresó a Uruguay en 1985, cuando Julio María Sanguinetti asumió la presidencia del país por medio de elecciones democráticas. Posteriormente fundó y dirigió su propia editorial (El Chanchito), publicando a la vez una columna semanal en el diario mexicano La Jornada. En 1999 fue galardonado en Estados Unidos con el Premio para la Libertad Cultural, de la Fundación Lanna.
Su obra, traducida a mas de veinte lenguas, es una perpetua y polémica interpretación de la realidad de América Latina, estimada por muchos como una radiografía del continente. Galeano es, sin duda, uno de los cronistas de trayectoria más incisiva, inteligente y creadora de su país. Una de sus obras más conocidas es Las venas abiertas de América Latina, un análisis de la secular explotación del continente sudamericano desde los tiempos de Colón hasta la época presente que desde su publicación en 1971 ha tenido más de treinta ediciones.
En dos ocasiones obtuvo el premio Casa de las Américas: en 1975 con su novela La canción de nosotros y en 1978 con el testimonio Días y noches de amor y de guerra. En la primera obra, La canción de nosotros, abordaba el complejo tema de la lucha armada y la relación entre las fuentes culturales populares y la militancia de izquierdas de la pequeña burguesía.
La segunda, Días y noches de amor y de guerra, es una crónica novelada de las dictaduras de Argentina y Uruguay, aunque hay continuas referencias al entorno latinoamericano. En ella se relatan las vivencias de un periodista en un país aplastado por el poder militar y paramilitar en un período atroz, marcado por la violencia ejercida sobre los discrepantes. Sin embargo, junto al horror de amigos que desaparecían en ocasiones "por error" y otras simplemente por pensar por sí mismos, están el amor, los amigos, los hijos, el paisaje, todo aquello que aun en la oscuridad de una guerra sucia y despiadada contra los más débiles sigue siendo motivo para vivir, defender las ideas y alzar la voz contra los que actuaban impunemente para implantar el miedo y la consiguiente paralización. En la primera página ya se anuncia: "Todo lo que aquí se cuenta, ocurrió. El autor lo escribe tal como lo guardó en su memoria. Algunos nombres, pocos, han sido cambiados". Aunque los hechos son, pues, dolorosamente reales, están contados con sobriedad, sin llegar al regodeo y la autocompasión.
Su trilogía Memoria del fuego, que combina elementos de la poesía, la historia y el cuento, está conformada por Los nacimientos (1982), Las caras y las máscaras (1984) y El siglo del viento (1986), y fue premiada por el Ministerio de Cultura del Uruguay y también con el American Book Award, distinción que otorga la Washington University. La obra es una cronología de acontecimientos culturales e históricos que proporcionan una visión de conjunto sobre la identidad latinoamericana. Por su audaz mezcla de géneros y su talante crítico es quizá una de las obras más ilustrativas de la labor de Galeano.
En Memoria del fuego, Eduardo Galeano lleva a cabo una revisión de la historia de Latinoamérica desde el descubrimiento hasta nuestros días, con el propósito de enfrentarse a la "usurpación de la memoria" que él denuncia en la historia oficial. Se trata de un texto de carácter híbrido, entre el relato y el informe, entre la recopilación de poemas y la transcripción de documentos, entre la descripción de los hechos y la interpretación de los movimientos sociales y culturales que los sustentan.
Excepto la primera parte de Los nacimientos, titulada "Primeras voces", la obra se estructura como un mosaico de breves textos independientes que, sin embargo, encajan y se articulan entre sí para formar un cuadro completo de los últimos quinientos años de la historia de América, siempre desde la perspectiva de los desheredados y buscando la diversidad en los temas, las voces y los estilos. Cada uno de estos textos va encabezado por el año y el lugar en el que tiene lugar el episodio que se narra. Al pie del mismo se citan las obras que documentan los datos allí recogidos.
El criterio que se sigue para la ordenación de estos fragmentos es estrictamente cronológico, mientras que el criterio geográfico es intencionadamente ignorado, para mejor conseguir la impresión de unidad de la historia americana, más allá de unas fronteras a menudo fijadas en función de intereses ajenos a las verdaderas realidades nacionales y a golpe de guerra fratricida o de abuso imperialista.
Por otra parte, Galeano huye explícitamente de la imparcialidad; no busca la construcción de un discurso aséptico en el que los hechos y las gentes queden igualados por una mirada presuntamente objetiva. Su pretensión, y sin duda su logro, es reflejar el drama de América en su multidimensionalidad: el juego del poder; la lucha de los oprimidos en pos de su emancipación; la creación de un arte y una literatura genuinos, más allá del mimetismo colonial; las transformaciones sociales y económicas; la evolución de las relaciones interamericanas y con el exterior, etc. El punto de vista es abiertamente partidista, rechazando todo aquello que ha instalado a América Latina en una subordinación que se pretende inevitable y la brutal explotación y el aniquilamiento a que han sido sometidos los pobres de todo el continente, incluyendo a los marginados del Norte poderoso y opulento, sean indios, negros, chinos o chicanos.
Escritor prolífico, la obra de Eduardo Galeano abarca los más diversos géneros narrativos y periodísticos. Otros títulos suyos a destacar son Los días siguientes (1962), China, crónica de un desafío (1964), Los fantasmas de día de León (1967), Guatemala, país ocupado (1967), Nosotros decimos no (1989), El libro de los abrazos (1989), Las palabras andantes (1993), El fútbol a sol y sombra (1995), Las aventuras de los jóvenes dioses (1998), Patas arriba. La escuela del mundo al revés (1999), Bocas del tiempo (2004) y Espejos. Una historia casi universal (2008).

sábado, 29 de agosto de 2015

MANUEL MACHADO
Se perdió en las vagas selvas de un ensueño...

A Miguel Sawa

Se perdió en las vagas
selvas de un ensueño,
y sólo de espaldas
la vi desde lejos...
Como una caricia
dorada, el cabello,
tendido, sus hombros
cubría. Y, al verlo,
siguióla mi alma
y fuese muy lejos,
dejándome solo,
no sé si dormido o despierto.

Se fue hasta el castillo
del burgrave fiero,
que está en la alta roca:
los puentes cayeron
y se despertaron
los sones del hierro.
Pasamos... Mi alma,
tras ella corriendo,
dejándome solo,
no sé si dormido o despierto.

Se fue hasta las verdes
llanuras de Jonia; y el templo
cruzó de Partenes.
Del mármol eterno
dejó las regiones...
Y se fue más lejos
con mi alma, dejándome solo,
no sé si dormido o despierto.

Oro y negras piedras,
y muros inmensos,
y tumbas enormes
-sepulcro de un pueblo
que mira hacia Oriente
con sus ojos muertos-.
Siguió... Y arrastraba
mi alma más lejos,
dejándome solo,
no sé si dormido o despierto.

Siguió; entre menhires
pasamos y horrendos
despojos de fieras...
Siguió; y a lo lejos,
perdióse en las selvas
oscuras del sueño
dejándome solo,
no sé si dormido o despierto.
29 DE AGOSTO DE 1874 NACE:
MANUEL MACHADO
(Sevilla, 1874 - Madrid, 1947) Poeta español. Hermano mayor del gran poeta Antonio Machado, es una figura representativa del espíritu modernista en la poesía española de su época. Su personalidad a la vez cosmopolita y andaluza se plasma en una lírica en la que el gusto modernista coexiste con los motivos populares.

Los hermanos Antonio y Manuel Machado

Se trasladó con su familia a Madrid en 1883 y se formó en la Institución Libre de Enseñanza. Vivió largas temporadas en París, donde entró en contacto con la poesía simbolista francesa. En 1910 contrajo matrimonio con su prima Eulalia Cáceres, mujer profundamente religiosa, y trabajó como archivero y bibliotecario. Durante la Guerra Civil colaboró con el aparato de propaganda nacionalista y fue elegido miembro de la Real Academia Española (1938).

Dio sus primeros pasos literarios en la revista La Caricatura, fundada y dirigida por Enrique Parada, con quien colaboró en los poemarios Tristes y alegres (1894), y Etcétera (1895). Tras conocer a Rubén Darío, a quien consideró su maestro a partir de entonces, la estética modernista penetró profundamente en sus concepciones poéticas, forjadas también en el simbolismo francés finisecular.

La aparición de Alma (1902), Caprichos (1905) y La fiesta nacional (Rojo y negro) (1906) lo consagró como una de las figuras más sobresalientes de la nueva poesía, aunque más adelante buscó una formulación más personal y cercana a su talante andalucista con Alma. Museo. Los cantares (1907) y, sobre todo, a través de El mal poema (1909) y Cante hondo (1912), donde la musicalidad de sus versos se dirigió a la recuperación de la copla popular andaluza.

Junto a los indudables valores que ofrecieron estos libros y otros como Ars moriendi (1921) o Phoenix (1936), en la última fase de su trayectoria se pudo apreciar una propensión hacia una lírica superficial y tópica, especialmente con Horas de oro (1938), Cadencias de cadencias (1943) y Horario (1947). Publicó también la novela El amor y la muerte (1913) y los ensayos La guerra literaria (1914) y Un año de teatro (1918).

Asimismo, escribió en colaboración con su hermano Antonio varias obras de teatro en verso, entre las que destacan Juan de Mañara (1927), La Lola se va a los puertos (1929), La duquesa de Benamejí (1932) y El hombre que murió en la guerra (1940).

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