viernes, 22 de abril de 2016

22 DE ABRIL DE 1616 MUERE:

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

(Alcalá de Henares, España, 1547 - Madrid, 1616) Escritor español, autor de Don Quijote de la Mancha (1605 y 1615), obra cumbre de la literatura universal. La inmensa fama de este libro inmortal, que parte de la parodia del género caballeresco para trazar un maravilloso retrato de los ideales y prosaísmos que cohabitan en el espíritu humano, ha hecho olvidar la existencia siempre precaria y azarosa del autor, al que ni siquiera sacó de la estrechez el fulgurante éxito del Quijote, compuesto en los últimos años de su vida.

Supuesto retrato de Cervantes, atribuido a Jáuregui
Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor de Cortinas, vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas económicos de su familia, que en 1551 se trasladó a Valladolid, a la sazón sede de la corte, en busca de mejor fortuna. Allí inició el joven Miguel sus estudios, probablemente en un colegio de jesuitas.
Cuando en 1561 la corte regresó a Madrid, la familia Cervantes hizo lo propio, siempre a la espera de un cargo lucrativo. La inestabilidad familiar y los vaivenes azarosos de su padre (que en Valladolid fue encarcelado por deudas) determinaron que su formación intelectual, aunque extensa, fuera más bien improvisada. Aun así, parece probable que frecuentara las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca, puesto que en sus textos aparecen copiosas descripciones de la picaresca estudiantil de la época.
En 1569 salió de España, probablemente a causa de algún problema con la justicia, y se instaló en Roma, donde ingresó en la milicia, en la compañía de don Diego de Urbina, con la que participó en la batalla de Lepanto (1571). En este combate naval contra los turcos fue herido de un arcabuzazo en la mano izquierda, que le quedó anquilosada.
Cuando regresaba de vuelta a España tras varios años de vida de guarnición en Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde había adquirido un gran conocimiento de la literatura italiana), la nave en que viajaba fue abordada por piratas turcos (1575), que lo apresaron y vendieron como esclavo, junto a su hermano Rodrigo, en Argel. Allí permaneció hasta que, en 1580, un emisario de su familia logró pagar el rescate exigido por sus captores.

Don Quijote enloquece leyendo libros de caballerías (ilustración de Gustave Doré)
Ya en España, tras once años de ausencia, encontró a su familia en una situación aún más penosa, por lo que se dedicó a realizar encargos para la corte durante unos años. En 1584 casó con Catalina Salazar de Palacios, y al año siguiente se publicó su novela pastoril La Galatea. En 1587 aceptó un puesto de comisario real de abastos que, si bien le acarreó más de un problema con los campesinos, le permitió entrar en contacto con el abigarrado y pintoresco mundo del campo que tan bien reflejaría en su obra maestra, el Quijote.
Don Quijote de la Mancha
La primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha apareció en 1605; el éxito de este libro fue inmediato y considerable, pero no le sirvió para salir de la miseria. Al año siguiente la corte se trasladó de nuevo a Valladolid, y Cervantes con ella, para poder seguir mendigando favores. Mientras los grandes poetas del Siglo de Oro, empezando por Francisco de Quevedo o Luis de Góngora, gozaban de una sólida posición o de la protección de aristócratas, y el mejor dramaturgo de la época, Lope de Vega, podía incluso vivir de su obra, la justa fama que le había dado la difusión del Quijote sólo sirvió a Cervantes para publicar otras obras que ya tenía escritas: los cuentos morales de las Novelas ejemplares, el Viaje del Parnaso y las Comedias y entremeses.
En 1615, meses antes de su muerte, envió a la imprenta el segundo tomo delQuijote, con lo que quedaba completa la obra que lo sitúa como uno de los más grandes escritores de la historia y como el fundador de la novela en el sentido moderno de la palabra. A partir de una sátira corrosiva de las novelas de caballerías, el libro construye un cuadro tragicómico de la vida y explora las profundidades del alma a través de las andanzas de dos personajes arquetípicos y contrapuestos, el iluminado don Quijote y su prosaico escudero Sancho Panza.
Las dos partes del Quijote ofrecen, en cuanto a técnica novelística, notables diferencias. De ambas, la segunda (de la que se publicó en Tarragona una versión apócrifa, conocida como el Quijote de Avellaneda, que Cervantes tuvo tiempo de rechazar y criticar por escrito) es, por muchos motivos, más perfecta que la primera, publicada diez años antes. Su estilo revela mayor cuidado, y el efecto cómico deja de buscarse en lo grotesco y se consigue con recursos más depurados.
Los dos personajes principales adquieren también mayor complejidad, al emprender cada uno de ellos caminos contradictorios, que conducen a don Quijote hacia la cordura y el desengaño, mientras Sancho Panza siente nacer en sí nobles anhelos de generosidad y justicia. Pero la grandeza del Quijote no debe ocultar el valor del resto de la producción literaria de Cervantes, entre la que destaca la novela itinerante Los trabajos de Persiles y Sigismunda, su auténtico testamento literario.

jueves, 21 de abril de 2016

21 DE ABRIL DE 1984 MUERE: 

MANUEL MUJICA LAINEZ

(Buenos Aires, 1910 - La Cumbre, 1984) Narrador argentino que combinó imaginación novelesca con datos históricos y el color local con el cosmopolitismo, desarrollando una serie de tramas de corte histórico. Nació en el seno de una familia patricia; por vía materna descendía de periodistas y escritores e incluso su madre componía piezas de teatro que leía a sus amistades, de modo que creció en un medio en el que todo se conjugaba para facilitar su vocación por las letras.

Manuel Mujica Láinez
Entre los trece y los dieciséis años vivió en Europa, donde se familiarizó con los clásicos franceses e ingleses, y a su regreso se vinculó con A. Storni, Arturo Capdevila y otros, y más tarde con A. Bioy Casares, S. Ocampo, S. Bullrich y el círculo de colaboradores de la revista Sur. Pero nunca perteneció a ninguna "capilla literaria", según sus propias palabras, aunque sí fue vicepresidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) cuando J. L. Borges la presidía.
Sus gustos clásicos lo mantuvieron ajeno a vanguardias e innovaciones. Admiraba a M. Proust, H. James y V. Woolf. Obtuvo, entre otros, el Premio Nacional de Literatura (1963) y recibió la Legión de Honor del Gobierno de Francia (1982). En 1931 comenzó a colaborar en La Nación como crítico de arte y en 1936 reunió bajo el título de Glosas castellanas sus artículos periodísticos; dos años después publicó la novela Don Galaz de Buenos Aires.
Si con los cuentos de Aquí vivieron (1949) y Misteriosa Buenos Aires (1950) abordó momentos de la historia de la ciudad desde sus orígenes, con las novelas Los ídolos(1952), La casa (1954), Los viajeros (1955) e Invitados en "El Paraíso" (1957) retrató el apogeo y la decadencia de la alta burguesía argentina. Volvería a ello muchos años más tarde, con El gran teatro (1979), aunque derivó antes hacia la novela histórica de ambientación europea. Aquí vivieron narra diversas historias sucedidas entre 1853 y 1924 en San Isidro, un suburbio tradicionalmente habitado por la clase alta de Buenos Aires. El libro responde al proyecto de plasmar una literatura que combinara la imaginación novelesca con una base de datos históricos. La misma voluntad se percibe en La casa, relato en el que una señorial vivienda de la calle Florida de Buenos Aires narra en primera persona su propia historia y la de sus habitantes. Más abarcadora, aunque sin romper con esa línea, resulta Misteriosa Buenos Aires, una reconstrucción no carente de elementos ficticios de la historia de la ciudad, desde el mismo momento de la llegada de su primer fundador, Pedro de Mendoza.
Bomarzo (1962), su título más célebre, desarrolla un argumento ambientado en Italia durante el esplendor de las cortes renacentistas. Esta biografía del duque Pier Franceso Orsini sirvió de base para una ópera de Alberto Ginastera, cuya representación fue prohibida durante el gobierno del general Juan Carlos Onganía, en uno de los más célebres casos de censura que tuvieron lugar en la Argentina; El unicornio (1965) se sitúa en la Edad Media.
La temática histórica se despliega también en los cuentos de Crónicas reales (1967) que, con humor, narran las andanzas de los reyes de un inexistente país europeo;De milagros y melancolía (1968) transcurre en la imaginaria ciudad de San Francisco de Apricotina del Milagro, mientras que El laberinto (1974) son las supuestas memorias de un aventurero español en la época de la conquista.
El viaje de los siete demonios (1974) remite a los pecados capitales y a otras tantas ambientaciones distintas en el tiempo y el espacio. La última incursión del autor en la novela histórica fue El escarabajo (1981). Otras de sus obras son Vida de Aniceto el Gallo (1943), Vida de Anastasio el Pollo (1947), Miguel Cané (Padre)(1942), Cecil (1972), Sergio (1976), El brazalete y otros cuentos (1978) y Un novelista en el Museo del Prado (1984).

21 DE ABRIL DE 1915 MUERE:

JOSÈ BETINOTTI

 "El último payador"

Guitarrista y compositor, payador de renombre, es considerado el primer cantor de tango propiamente dicho. De inspiración fácil escribió bellas y sentidas canciones, como "Pobre mi madre querida", "Como quiere la madre a sus hijos", "Tu diagnóstico", "Puntana", "íAdiós que me voy llorando!". Fue autor además de los volúmenes de versos "Ideal de mi esperanza", "Lo de ayer y lo de hoy", "De mi cosecha". Conocido también como "El cantor de las madres", había nacido en Buenos Aires el 25 de julio de 1878.


21 DE ABRIL DE 1816 NACE:

CHARLOTTE BRONTE

 Nació un 21 de abril de 1816 en Thornton, Inglaterra. Perteneció a una familia inglesa, de seis hermanos, radicada en Yorkshire, y es de quien se conservan más datos biográficos pues fue la única que mantuvo un contacto regular con el mundo exterior. Hizo dos amigas con quienes mantendría correspondencia durante toda su vida: Ellen Nussey y Mary Taylor. 
Al morir la madre, las hijas fueron enviadas a un internado de pésimas características, por lo que enfermaron de tuberculosis.
En enero de 1831, Charlotte fue a la escuela Roe Head (Yorkshire) como alumna, dejando atrás a su hermano y hermanas en su "mundo interior" de imaginación. Estuvo allí dos años y sus compañeras la consideraban una chica con vestidos pasados de moda, muy miope, tímida, nerviosa, con gran acento irlandés. Cuando tomaba un libro lo acercaba tanto a la nariz que era imposible verla y no sonreír. En julio de 1832, vuelve a casa y les da clases a sus hermanas. Fue en esta época que el señor Brontë consiguió un profesor de dibujo para sus hijos. Para Charlotte, en este período de su vida, dibujar y pasear con sus hermanas eran sus dos grandes placeres. Las tres chicas caminaban y siempre en soledad, pues preferían no encontrarse con caras, aunque fuesen conocidas. 
En julio de 1835, Charlotte con poco mas de 19 años fue como profesora a Roe Head, acompañada de Emily que iba como alumna. Tuvo una estancia feliz hasta que comenzaron los problemas de salud. 
Fueron allí con el propósito de quedarse seis meses pero no hicieron las maletas de vuelta hasta que su tía enfermó de muerte. Cuando llegaron el funeral ya se había celebrado. Tras el impacto por la muerte de su tía, las hermanas estaban de nuevo juntas. Pasaron juntas las Navidades, pero Charlotte volvió a Bruselas como profesora de inglés, aunque continuó sus estudios. Estaba sola y en su interior suchaba por no desear marcharse. Enamorada del profesor Heger, a quien bautiza como el "cisne negro" y en quien se basó para el personaje de Paul Emmanuel en Villette, pues no es de extrañar, la mayor parte de sus personajes son tomados de la vida real. A fines de 1843 decide volver a casa, alegando la ceguera de su padre. 
Las hermanas planean formar una escuela, pero no hay alumnas posibles, por lo que abandonan la idea. 
En 1846, su padre empeora de cataratas, por lo que Charlotte va a Manchester a buscar un oculista. Es en esta época cuando las hermanas quieren lanzar su carrera literaria. Las hermanas se comentaban las historias que se les ocurrían y describían la trama de sus obras. Se leían lo que escribían y escuchaban lo que tenían que decirse, aunque tal y como Charlotte dijo, las críticas de sus hermanas rara vez la habían inducido a alterar su trabajo. 
Emily escribía hermosos poemas, que luego de ser descubiertos por su hermana Charlotte, fueron publicados. 
Tres de las hermanas Brönte, Charlotte, Anne y Emily, se enfrascaron en la tarea de escribir cada una, una novela, de neto corte victoriano.
Emily publicó "Cumbres Borrascosas"; Charlotte, "Jane Eyre" y Anne, "Agnes Grey", en el año 1847. 
El 19 de diciembre de 1848, Emily Brönte falleció de tuberculosis. Su hermana Anne, que en 1848 publicó su segunda novela "La dama de Wildfell Hall." falleció al año siguiente.
Charlotte, después de la muerte de sus hermanas, quedó viviendo sola con su padre, y dedicándose a la literatura. 
Estaba inquieta. Su fama empieza a empujarla al "mundo exterior" como autora respetada. Efectúa visistas a Londres, se cartea con la escritora Elizabeth Gaskell, quien publicará una biografía. Pero el recuerdo le resulta insoportable. Los editores le propusieron una nueva publicación de las obras de las Brontë y se puso a trabajar en ello, pero no permitió la reimpresión de Wildfell Hall, porque el carácter del personaje Arthur Huntingdon era un retrato de Branwell demasiado exacto. 
Finalmente, en 1852, publica Villete, la historia de Lucy Snowe. 
Se enamora del coadjutor de su padre, el reverendo Arthur Bell Nichols y el 29 de junio de 1854 se casa con él en Haworth. Empieza su cuarta novela Emma (su "niño idiota" El Profesor no se había publicado aún y no lo sería hasta dos años después de su muerte), pero su papel de esposa apenas dura 9 meses. 
Charlotte Brontë muere el 31 de marzo de 1855, a los 38 años de edad.


21 DE ABRIL DE 1910 MUERE:

MARK TWAIN

(Samuel Langhorne Clemens; Florida, EE UU, 1835-Redding, id., 1910) Escritor estadounidense. Aventurero incansable, encontró en su propia vida la inspiración para sus obras literarias. Creció en Hannibal, pequeño pueblo ribereño del Mississippi. A los doce años quedó huérfano de padre, abandonó los estudios y entró como aprendiz de tipógrafo en una editorial, a la vez que comenzó a escribir sus primeros artículos periodísticos en redacciones de Filadelfia y Saint Louis.

Mark Twain
Con dieciocho años, decidió abandonar su hogar e iniciar sus viajes en busca de aventuras y, sobre todo, de fortuna. Trabajó como tipógrafo durante un tiempo en su región, para después dirigirse a Nueva Orleans; de camino, se enroló como aprendiz de piloto de un vapor fluvial, profesión que le entusiasmaba y que desempeñó durante un tiempo, hasta que la guerra de Secesión de 1861 interrumpió el tráfico fluvial, poniendo fin a su carrera de piloto.
Posteriormente se dirigió hacia el oeste, a las montañas de Nevada, donde trabajó en los primitivos campos de mineros. Su deseo de hacer fortuna lo llevó a buscar oro, sin mucho éxito, por lo que se vio obligado a trabajar como periodista, escribiendo artículos que enseguida cobraron un estilo personal. Su primer éxito literario le llegó en 1865, con el cuento corto La famosa rana saltarina de Calaveras, que apareció en un periódico firmado ya con el seudónimo de Mark Twain, nombre técnico de los pilotos que significa «marca dos sondas».
Como periodista, viajó a San Francisco, donde conoció al escritor Bret Harte, quien le animó a proseguir su carrera literaria. Empezó entonces una etapa de continuos viajes, como periodista y conferenciante, que le llevaron a Polinesia y Europa, y cuyas experiencias relató en el libro de viajes Los inocentes en el extranjero (1869), al que siguió A la brega (1872), en el que recrea sus aventuras por el Oeste.
Tras contraer matrimonio en 1870 con Olivia Langdon, se estableció en Connecticut. Seis años más tarde publicó la primera novela que le daría fama, Las aventuras de Tom Sawyer, basada en su infancia a orillas del Mississippi. Antes había escrito una novela en colaboración con C. D. Warner, La edad dorada (1873), considerada bastante mediocre.
Sin embargo, su talento literario se desplegó plenamente con Las aventuras de Huckleberry Finn (1882), obra ambientada también a orillas del Mississipi, aunque no tan autobiográfica como Tom Sawyer, y que es, sin duda, su obra maestra, e incluso una de las más destacadas de la literatura estadounidense, por la que ha sido considerado el Dickens norteamericano. Cabe destacar también Vida en el Mississippi (1883), obra que, más que una novela, es una espléndida evocación del Sur, no exenta de crítica, a raíz de su trabajo como piloto.
Con un estilo popular, lleno de humor, Mark Twain contrapone en estas obras el mundo idealizado de la infancia, inocente y a la vez pícaro, con una concepción desencantada del hombre adulto, el hombre de la era industrial, de la "edad dorada" que siguió a la guerra civil, engañado por la moralidad y la civilización. En sus obras posteriores, sin embargo, el sentido del humor y la frescura del mundo infantil evocado dejan paso a un pesimismo y a una amargura cada vez más patente, aunque expresada con ironía y sarcasmo.
Una serie de desgracias personales, entre ellas la muerte de una de sus hijas y de su esposa, así como un grave quebranto económico, ensombrecieron los últimos años de su vida. En una de sus últimas obras, El forastero misterioso, manifiesta que se siente como un visitante sobrenatural, llegado con el cometa Halley y que habría de abandonar la Tierra con la siguiente reaparición del cometa, tal como efectivamente sucedió.

martes, 19 de abril de 2016

19 DE ABRIL DE 1998 MUERE:

OCTAVIO PAZ
(Ciudad de México, 1914 - id., 1998) Escritor mexicano. Junto con Pablo Neruda y César Vallejo, Octavio Paz conforma la tríada de grandes poetas que, tras el declive del modernismo, lideraron la renovación de la lírica hispanoamericana del siglo XX. El premio Nobel de Literatura de 1990, el primero concedido a un autor mexicano, supuso asimismo el reconocimiento de su inmensa e influyente talla intelectual, que quedó reflejada en una brillante producción ensayística.
Nieto del también escritor Ireneo Paz, los intereses literarios de Octavio Paz se manifestaron de manera muy precoz, y publicó sus primeros trabajos en diversas revistas literarias. Estudió en las facultades de Leyes y de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional. Sus preocupaciones sociales también se dejaron sentir prontamente, y en 1937 realizó un viaje a Yucatán con la intención de crear una escuela para hijos de trabajadores. En junio de ese mismo año contrajo matrimonio con la escritora Elena Garro (que le daría una hija y de la que se separaría años después) y abandonó sus estudios académicos para realizar, junto a su esposa, un viaje a Europa que sería fundamental en toda su trayectoria vital e intelectual.
En París tomó contacto, entre otros, con César Vallejo y Pablo Neruda, y fue invitado al Congreso de Escritores Antifascistas de Valencia. Hasta finales de septiembre de 1937 permaneció en España, donde conoció personalmente a Vicente Huidobro,Antonio MachadoMiguel Hernández y otros destacados poetas de la generación del 27. Además de visitar el frente, durante la Guerra Civil española (1936-1939) escribió numerosos artículos en apoyo de la causa republicana.
Tras volver de nuevo a París y visitar Nueva York, en 1938 regresó a México y allí colaboró intensamente con los refugiados republicanos españoles, especialmente con los poetas del grupo Hora de España. Mientras, trabajaba en un banco y escribía diariamente una columna de política internacional en El Popular, periódico sindical que abandonó por discrepancias ideológicas. En 1942 fundó las revistas Tierra Nueva y El Hijo Pródigo.
Desde finales de 1943 (año en que recibió una beca Guggenheim para visitar los Estados Unidos) hasta 1953, Octavio Paz residió fuera de su país natal: primero en diversas ciudades norteamericanas y, concluida la Segunda Guerra Mundial, en París, después de ingresar en el Servicio Exterior mexicano. En la capital francesa comenzó su alejamiento del marxismo y el existencialismo para acercarse a un socialismo utópico y sobre todo al surrealismo, entendido como actitud vital y en cuyos círculos se introdujo gracias a Benjamin Péret y principalmente a su gran amigo André Breton.
De nuevo en México, fundó en 1955 el grupo poético y teatral Poesía en Voz Alta, y posteriormente inició sus colaboraciones en la Revista Mexicana de Literatura y enEl Corno Emplumado. En las publicaciones de esta época defendió las posiciones experimentales del arte contemporáneo. En la década de los 60 volvió al Servicio Exterior, siendo destinado como funcionario de la embajada mexicana en París (1960-1961) y más tarde en la de la India (1962-1968); en este último país conoció a Marie-José Tramini, con la que se casó en 1964. Cerró su actividad diplomática en 1968, cuando renunció como protesta contra la política represiva del gobierno mexicano frente el movimiento democrático estudiantil, que culminó con la matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.
Ejerció desde entonces la docencia en universidades americanas y europeas, a la vez que proseguía su infatigable labor cultural impartiendo conferencias y fundando nuevas revistas, como Plural (1971-1976) o Vuelta (1976). En 1990 se le concedió el Nobel de Literatura, coronación a una ejemplar trayectoria ya previamente reconocida con el máximo galardón de las letras hispanoamericanas, el Premio Cervantes (1981), y que se vería de nuevo premiada con el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (1993).
                                     La poesía de Octavio Paz
El grueso de la vasta producción de Octavio Paz se encuadra en dos géneros: la lírica y el ensayo. Su poesía se adentró en los terrenos del erotismo, la experimentación formal y la reflexión sobre el destino del hombre. A grandes rasgos cabe distinguir tres grandes fases en su obra poética: en la primera, el autor pretendía penetrar, a través de la palabra, en un ámbito de energías esenciales que lo llevó a cierta impersonalidad; en la segunda entroncó con la tradición surrealista, antes de encontrar un nuevo impulso en el contacto con lo oriental; en la última etapa de su trayectoria lírica, el poeta dio prioridad a la alianza entre erotismo y conocimiento.
En Libertad bajo palabra (1949), Octavio Paz agrupó diversos libros escritos entre 1935 y 1947. Las primeras composiciones respondían a una estética neorromántica y a fuertes preocupaciones sociales; pero pronto se añadió una temática existencial, que giraba en torno al sentimiento de soledad, los problemas de su tiempo, la comunicación, la posibilidad del amor... Siguiendo ese camino, su poesía devino un instrumento de conocimiento de sí mismo y del mundo; en suma, una poesía de signo metafísico.
Pero pronto el descubrimiento del surrealismo le enseñaría el poder liberador de la palabra y, con la valoración de lo irracional, la posibilidad de devolverle al lenguaje unas dimensiones míticas. Se produjo así, paralelamente y como dijo el propio Octavio Paz, un regreso a la vanguardia y un retorno a la palabra mágica. Ambas direcciones se materializaron en los poemas que van desde ¿Águila o sol? (1949-50) a una extensa y magistral composición titulada Piedra de sol (1957), construida a partir de los mitos aztecas del tiempo circular.
Señalada a menudo como una de sus obras maestras, Piedra de sol se sitúa en una encrucijada de su trayectoria lírica: el poema condensa por un lado sus preocupaciones históricas y existenciales, y anticipa por otro su obra posterior. Se compone de 584 endecasílabos (la misma cifra que los años del calendario azteca) de gran densidad y poderosas imágenes, tras los cuales el poema vuelve al principio. Esta estructura circular no impide el avance de las indagaciones del poeta, referidas al amor, al individuo y al sentido de la historia y del mundo.

En Salamandra (1962), que recoge poemas escritos entre 1958 y 1961, Octavio Paz incrementó lo irracional y lo esotérico. Se trata de una poesía que intenta "mostrarnos el otro lado de las cosas", a partir de una exploración sobre nuevos poderes de la palabra. El resultado, salvo en ocasiones, es un hermetismo lleno de sugestiones. Ladera este (1962-1968) es fruto, por una parte, de su interés por la cultura oriental, de la que surgen nuevas dimensiones esotéricas. Por otra parte responde al contacto de Octavio Paz con el estructuralismo lingüístico, que le lleva a fundamentar la creación poética en la misma escritura. Estamos ante la liberación máxima del lenguaje, ante una expresión poética en que las palabras alcanzan una máxima autonomía, desgajadas a veces de todo sustrato lógico.
El poeta experimenta además con nuevos recursos de presentación y de tipografía; buen ejemplo de ello sería el largo poema Blanco (1967), dispuesto en tres columnas que pueden leerse de distintas formas. Por esa vía experimental, Octavio Paz publicó en 1969 dos libros de poesía "espacial" (o visual): Topoemas y Discos visuales. Son intentos de crear una nueva percepción del mensaje cuyos precedentes se remontan a Apollinaire y a las vanguardias de entreguerras.
Muy distinto es Pasado en claro (1975), libro constituido por un único, largo y bellísimo poema, de lenguaje más sobrio (pero de inusitada densidad), destinado a bucear en su conciencia, en su vida y en su palabra. Compendio de sus inquietudes y vivencias creadoras, esta segunda obra maestra condensa en su parte final su visión del lenguaje como "fundador de realidad", como instrumento con el que el hombre crea y se crea: tras su largo periplo a través de las palabras en busca de realidades supremas y de su propia realidad, el poeta se define, en el último verso, como "la sombra que arrojan mis palabras".
De sus libros posteriores cabe destacar Vuelta (1976) y Árbol adentro (1987). Formado por poemas escritos entre 1969 y 1975, el título del primero alude al regreso del poeta a México tras una larga permanencia en Europa y Oriente. Árbol adentro reúne los poemas compuestos por el autor después de la publicación deVuelta y se divide en cinco partes, algunas de las cuales insisten en sus constantes temáticas: la meditación sobre la muerte (en la tercera) o el amor (en la quinta, que da título al libro).
                                 Obra ensayística
Poeta, narrador, ensayista, traductor, editor y gran impulsor de las letras mexicanas, Paz se mantuvo siempre en el centro de la discusión artística, política y social del país. Tanto la curiosidad insaciable como la variedad de sus intereses y su aguda inteligencia analítica se hicieron patentes en sus numerosos ensayos, que cubrieron una amplia gama de temas, desde el arte y la literatura hasta la sociología y la lingüística, pasando por la historia y la política. La enjundia, la profundidad y la sutileza caracterizan estos textos.
De tema literario son El arco y la lira (1959), profunda reflexión sobre la creación poética, y Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982), completo estudio sobre la obra y la compleja personalidad de esta poetisa mexicana del siglo XVII. La identidad mexicana es en cambio el tema de El laberinto de la soledad (1950) yPosdata (1970).
El mono gramático (1974), que participa a un mismo tiempo de la reflexión y el poema en prosa, indaga en la esencia del lenguaje y constituye un testimonio de su atracción hacia Oriente; el título alude al jefe de los monos Hanuman, uno de los principales personajes del Ramayana. Tiempo nublado (1983) se ocupa de la situación política y social contemporánea. En Los privilegios de la vista (1987) se encuentran sus apreciaciones sobre las artes plásticas.
De sus últimos ensayos cabe destacar La llama doble (1993). La obra recorre la literatura universal en busca de la génesis de la idea poética del amor, el amor cortés provenzal, del que halla precedentes en las milenarias religiones indias y chinas y en el helenismo (con su fusión de Oriente y Occidente). Después de los poetas provenzales, el cristianismo desarboló el amor cortés; la pasión carnal, consumación del amor, fue relegada por la divinización del objeto amado (Dante, Petrarca y el neoplatonismo).
Según el autor, hubo que esperar a la Revolución Francesa para que el amor recobrase su humanidad en manos de poetas y prosistas. Pero en el mundo moderno, la revolución sexual de 1968 condujo al fin del alma a manos del materialismo científico; dicho de otro modo, el amor ha sido víctima de la crisis de la idea de persona: un pesimismo extremo cierra esta obra. Otros títulos de su abundante producción ensayística son Cuadrivio (1965), Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo (1967), Conjunciones y disyunciones (1969), Los hijos del limo (1974), El ogro filantrópico (1979) y Hombres de su siglo (1984).

lunes, 18 de abril de 2016


Padre

Joan Manuel Serrat

Padre, decidme qué le han hecho al río que ya no canta. Resbala como un barbo muerto bajo un palmo de espuma blanca. Padre, que el río ya no es el río. Padre, antes de que vuelva el verano esconda todo lo que tiene vida. Padre, decidme qué le han hecho al bosque que no hay árboles. En invierno no tendremos fuego ni en verano sitio donde resguardarnos. Padre, que el bosque ya no es el bosque. Padre, antes de que oscurezca llenad de vida la despensa. Sin leña y sin peces, padre tendremos que quemar la barca, labrar el trigo entre las ruinas, padre, y cerrar con tres cerraduras la casa y decía usted, padre, si no hay pinos no se hacen piñones, ni gusanos, ni pájaros.
Padre, donde no hay flores no hay abejas, ni cera, ni miel. Padre, que el campo ya no es el campo. Padre, mañana del cielo lloverá sangre.
El viento lo canta llorando. Padre, ya están aquí... Monstruos de carne con gusanos de hierro. Padre, no tengáis miedo, decid que no, que yo os espero. Padre, que están matando la tierra. Padre, dejad de llorar que nos han declarado la guerra.



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domingo, 17 de abril de 2016

17 DE ABRIL DE 1695 MUERE:
SOR JUANA INÈS DE LA CRUZ

(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana, la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. La influencia del barroco español, visible en su producción lírica y dramática, no llegó a oscurecer la profunda originalidad de su obra. Su espíritu inquieto y su afán de saber la llevaron a enfrentarse con los convencionalismos de su tiempo, que no veía con buenos ojos que una mujer manifestara curiosidad intelectual e independencia de pensamiento.
Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. En 1659 se trasladó con su familia a la capital mexicana. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición, su viva inteligencia y su habilidad versificadora.

Sor Juana Inés de la Cruz

Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que Sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.
Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales, como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente y admirador del poeta cordobés Luis de Góngora (cuya obra introdujo en el virreinato), y también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una profunda amistad. En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro (en los que se aprecia, respectivamente, la influencia de Luis de Góngora y Calderón de la Barca), hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.
Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se han conservado cabe señalar la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. El obispo de Puebla, Manuel Fernández de la Cruz, había publicado en 1690 una obra de Sor Juana Inés, la Carta athenagórica, en la que la religiosa hacía una dura crítica al «sermón del Mandato» del jesuita portugués António Vieira sobre las «finezas de Cristo». Pero el obispo había añadido a la obra una «Carta de Sor Filotea de la Cruz», es decir, un texto escrito por él mismo bajo ese pseudónimo en el que, aun reconociendo el talento de Sor Juana Inés, le recomendaba que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, antes que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres.
En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (es decir, al obispo de Puebla), Sor Juana Inés de la Cruz da cuenta de su vida y reivindica el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento «no sólo les es lícito, sino muy provechoso». LaRespuesta es además una bella muestra de su prosa y contiene abundantes datos biográficos, a través de los cuales podemos concretar muchos rasgos psicológicos de la ilustre religiosa. Pero, a pesar de la contundencia de su réplica, la crítica del obispo de Puebla la afectó profundamente; tanto que, poco después, Sor Juana Inés de la Cruz vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se consagró por completo a la vida religiosa.

Firma autógrafa de Sor Juana
Murió mientras ayudaba a sus compañeras enfermas durante la epidemia de cólera que asoló México en el año 1695. La poesía del Barroco alcanzó con ella su momento culminante, y al mismo tiempo introdujo elementos analíticos y reflexivos que anticipaban a los poetas de la Ilustración del siglo XVIII. Sus obras completas se publicaron en España en tres volúmenes: Inundación castálida de la única poetisa, musa décima, Sor Juana Inés de la Cruz (1689), Segundo volumen de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz (1692) y Fama y obras póstumas del Fénix de México(1700), con una biografía del jesuita P. Calleja.
La poesía de Sor Juana Inés de la Cruz
Aunque su obra parece inscribirse dentro del culteranismo de inspiración gongorina y del conceptismo, tendencias características del barroco, el ingenio y originalidad de Sor Juana Inés de la Cruz la han colocado por encima de cualquier escuela o corriente particular. Ya desde la infancia demostró gran sensibilidad artística y una infatigable sed de conocimientos que, con el tiempo, la llevaron a emprender una aventura intelectual y artística a través de disciplinas tales como la teología, la filosofía, la astronomía, la pintura, las humanidades y, por supuesto, la literatura, que la convertirían en una de las personalidades más complejas y singulares de las letras hispanoamericanas.

Juana Inés a los quince años de 
edad, antes de tomar los hábitos

En la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz hallamos numerosas y elocuentes composiciones profanas (redondillas, endechas, liras y sonetos), entre las que destacan las de tema amoroso, como los sonetos que comienzan con "Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba" y "Detente, sombra de mi bien esquivo". En "Rosa divina que en gentil cultura" desarrolla el mismo motivo de dos célebres sonetos de Góngora y de Calderón, no quedando inferior a ninguno de ambos. También abunda en ella la temática mística, en la que una fervorosa espiritualidad se combina con la hondura de su pensamiento, tal como sucede en el caso de "A la asunción", delicada pieza lírica en honor a la Virgen María.
Sor Juana empleó las redondillas para disquisiciones de carácter psicológico o didáctico en las que analiza la naturaleza del amor y sus efectos sobre la belleza femenina, o bien defiende a las mujeres de las acusaciones de los hombres, como en las célebres "Hombres necios que acusáis". Los romances se aplican, con flexibilidad discursiva y finura de notaciones, a temas sentimentales, morales o religiosos (son hermosos por su emoción mística los que cantan el Amor divino y Cristo en el Sacramento). Entre las liras es célebre la que expresa el dolor de una mujer por la muerte de su marido ("A este peñasco duro"), de gran elevación religiosa.
Mención aparte merece Primero sueño, poema en silvas de casi mil versos escritos a la manera de las Soledades de Góngora en el que Sor Juana describe, de forma simbólica, el impulso del conocimiento humano, que rebasa las barreras físicas y temporales para convertirse en un ejercicio de puro y libre goce intelectual. El poema es importante además por figurar entre el reducido grupo de composiciones que escribió por propia iniciativa, sin encargo ni incitación ajena. El trabajo poético de la monja se completa con varios hermosos villancicos que en su época gozaron de mucha popularidad.
El teatro y la prosa
En el terreno de la dramaturgia escribió una comedia de capa y espada de estirpe calderoniana, Los empeños de una casa, que incluye una loa y dos sainetes, entre otras intercalaciones, con predominio absoluto del octosílabo; y el juguete mitológico-galante Amor es más laberinto, pieza más culterana cuyo segundo acto es al parecer obra del licenciado Juan de Guevara. Compuso asimismo tres autos sacramentales: San HermenegildoEl cetro de San José y El divino Narciso; en este último, el mejor de los tres, se incluyen villancicos de calidad lírica excepcional. Aunque la influencia de Calderón resulta evidente en muchos de estos trabajos, la claridad y belleza del desarrollo posee un acento muy personal.
La prosa de la autora es menos abundante, pero de pareja brillantez. Esta parte de su obra se encuentra formada por textos devotos como la célebre Carta athenagórica (1690), y sobre todo por la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691), escrita para contestar a la exhortación que le había hecho (firmando con ese seudónimo) el obispo de Puebla para que frenara su desarrollo intelectual. Esta última constituye una fuente de primera mano que permite conocer no sólo detalles interesantes sobre su vida, sino que también revela aspectos de su perfil psicológico. En ese texto hay mucha información relacionada con su capacidad intelectual y con lo que el filósofo Ramón Xirau llamó su "excepcionalísima apetencia de saber", aspecto que la llevó a interesarse también por la ciencia, como lo prueba el hecho de que en su celda, junto con sus libros e instrumentos musicales, había también mapas y aparatos científicos.
De menor relevancia resultan otros escritos suyos acerca del Santo Rosario y la Purísima, la Protesta que, rubricada con su sangre, hizo de su fe y amor a Dios y algunos documentos. Pero también en la prosa encuentra ocasión la escritora para adentrarse por las sendas más oscuras e intrincadas, siempre con su brillantez característica, como vemos en su Neptuno Alegórico, redactado con motivo de la llegada del virrey conde de Paredes.
A causa de la reacción neoclásica del siglo XVIII, la lírica de Sor Juana cayó en el olvido, pero, ya mucho antes de la posterior revalorización de la literatura barroca, su obra fue estudiada y ocupó el centro de una atención siempre creciente. La renovada fortuna de sus versos podría adscribirse más al equívoco de la interpretación biográfica de su poesía que a una valoración puramente estética. Ciertamente es desconcertante la figura de esta poetisa que, a pesar de ser hermosa y admirada, sofoca bajo el hábito su alma apasionada y su rica sensibilidad sin haber cumplido los veinte años. Pero la crítica moderna ha deshecho la romántica leyenda de la monja impulsada al claustro por un desengaño amoroso, señalando además como indudable que su silencio final se debió a la presión de las autoridades eclesiásticas.

17 DE ABRIL DE 2014 MUERE :
GABRIEL GARCÍA MÀRQUEZ 

(Aracataca, Colombia, 1927 - México D.F., 2014) Novelista colombiano, premio Nobel de Literatura en 1982 y uno de los grandes maestros de la literatura universal. Gabriel García Márquez fue la figura fundamental del llamado Boom de la literatura hispanoamericana, fenómeno editorial que, en la década de 1960, dio proyección mundial a las últimas hornadas de narradores del continente. En todos ellos era palpable la superación del realismo y una renovación de las técnicas narrativas que entroncaba con la novela europea y estadounidense de entreguerras (Kafka, Joyce, Proust, Faulkner); García Márquez sumó a ello su portentosa fantasía y sus insuperables dotes de narrador, patentes en la obra que representa la culminación del realismo mágico: Cien años de soledad (1967).

Gabriel García Márquez
Los años de su primera infancia en Aracataca marcarían decisivamente su labor como escritor; la fabulosa riqueza de las tradiciones orales transmitidas por sus abuelos nutrió buena parte de su obra. Afincado desde muy joven en la capital de Colombia, Gabriel García Márquez estudió derecho y periodismo en la Universidad Nacional e inició sus primeras colaboraciones periodísticas en el diario El Espectador.
A los veintiocho años publicó su primera novela, La hojarasca (1955), en la que ya apuntaba algunos de los rasgos más característicos de su obra de ficción. En este primer libro y algunas de las novelas y cuentos que le siguieron empezaron a vislumbrarse la aldea de Macondo y algunos personajes que configurarían Cien años de soledad, al tiempo que el autor hallaba en algunos creadores estadounidenses, sobre todo en William Faulkner, nuevas fórmulas expresivas.
Comprometido con los movimientos de izquierda, Gabriel García Márquez siguió de cerca la insurrección guerrillera cubana hasta su triunfo en 1959. Amigo de Fidel Castro, participó por entonces en la fundación de Prensa Latina, la agencia de noticias de Cuba. Al cabo de no pocas vicisitudes con diversos editores, García Márquez logró que una editorial argentina le publicase la que constituye su obra maestra y una de las novelas más importantes de la literatura universal del siglo XX, Cien años de soledad (1967).

Gabo en la época de Cien años (Barcelona, 1969)
Incubada durante casi veinte años y redactada en dieciocho meses, Cien años de soledad recrea a través de la saga familiar de los Buendía la peripecia histórica de Macondo, aldea imaginaria fundada por los primeros Buendía que es el trasunto de su localidad natal y, al mismo tiempo, de su país y del continente. De perfecta estructura circular, la novela alza un mundo propio, recreación mítica del mundo real de Latinoamérica, de un modo que ha venido a llamarse «realismo mágico» por el encuentro constante de lo real con motivos y elementos fantásticos. Así, en el relato de la fundación del pueblo, de su crecimiento, de su explotación por parte de una compañía bananera estadounidense, de las revoluciones y contrarrevoluciones subsiguientes y de la destrucción final de la aldea (que confluye con la extinción de la estirpe de sus fundadores, condenada desde el principio a "cien años de soledad"), se entrelazan con toda naturalidad sueños premonitorios, apariciones sobrenaturales, pestes de insomnio, diluvios bíblicos y toda clase de sucesos mágicos, todo ello narrado en una prosa riquísima, fluida y cautivadora que hacen de la lectura un asombro y un placer inacabables.
Tras una temporada en París, Gabriel García Márquez se instaló en Barcelona en 1969, donde entabló amistad con intelectuales españoles, como Carlos Barral, y sudamericanos, como Mario Vargas Llosa. Su estancia allí fue decisiva para la concreción de lo que se conoció como el Boom de la literatura hispanoamericana, que supuso el descubrimiento internacional de los jóvenes y no tan jóvenes narradores del continente: el peruano Mario Vargas Llosa, los argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar y los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes, entre otros. En 1972 obtuvo el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, y pocos años más tarde regresó a América Latina para residir alternativamente en Cartagena de Indias y en Ciudad de México, debido sobre todo a la inestabilidad política de su país.
Con anterioridad a Cien años de soledad, García Márquez había esbozado el mundo de Macondo en novelas como La hojarasca (1955) y El coronel no tiene quien le escriba (1961), y también en colecciones de relatos como Los funerales de la Mamá Grande (1962). Después de Cien años su narrativa, despojada en mayor o menor media de elementos fantásticos, mantuvo un altísimo nivel; es el caso de novelas como El otoño del patriarca (1975), que somete a alucinante tratamiento el tema del dictador hispanoamericano; Crónica de una muerte anunciada (1981), relato de un crimen de honor basado en sucesos reales que sobresale por su perfección constructiva y ha sido considerado su segunda obra maestra; y El amor en los tiempos del cólera (1985), extraordinaria historia de un amor que, nacido en la adolescencia, no llega a consumarse hasta 53 años después, ya en la vejez de los personajes.
Su prestigio literario, que en 1982 le valió el Premio Nobel de Literatura, le confirió autoridad para hacer oír su voz sobre la vida política y social colombiana. Su actividad como periodista quedó recogida en Textos costeños (1981) y Entre cachacos (1983), compendios de artículos publicados en la prensa escrita, y enNoticia de un secuestro, amplio reportaje novelado editado en 1996 que trata de la dramática peripecia de nueve periodistas secuestrados por orden del narcotraficante Pablo Escobar. Relato de un náufrago, reportaje sobre un caso real publicado en forma de novela en 1968, constituye un brillante ejemplo de «nuevo realismo» y puso de manifiesto su capacidad para cambiar de registro.
En el cine intervino en la redacción de numerosos guiones, a veces adaptaciones de sus propias obras, y desde 1985 compartió, con el cineasta argentino Fernando Birri, la dirección de la Escuela Internacional de Cine de La Habana. Entre su producción posterior cabe destacar una novela histórica en torno a Simón Bolívar, El general en su laberinto (1989); la colección de relatos Doce cuentos peregrinos(1992); el volumen de memorias Vivir para contarla (2002), que cubre los primeros treinta años de su vida, y su última novela, Memorias de mis putas tristes (2004), sobre el amor de un nonagenario periodista por una joven prostituta. Falleció en la ciudad de México en 2014, tras una recaída en el cáncer linfático que le había sido diagnosticado en 1999.

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