martes, 7 de junio de 2016

7 DE JUNIO DE 2011 MUERE:

JORGE SEMPRÚN

Fue un escritor, intelectual, político y guionista español, cuya obra fue escrita -en su mayor parte- en francés y fue ministro de Cultura de España entre 1988 y 1991, en el gobierno de Felipe González.
Durante la Segunda Guerra Mundial, combatió entre los partisanos franceses de la Resistencia. En 1942 se afilió al Partido Comunista español. En 1943, fue detenido, torturado y deportado al campo de concentración de Buchenwald, hecho que marcaría su posterior experiencia literaria y política. Tras su liberación, fue recibido como un héroe en París, donde fijó su residencia.
Entre 1945 y 1952 trabajó para la UNESCO; luego empezó a trabajar para el PCE, llegando a formar parte del Comité Central desde 1954 y del Comité Ejecutivo desde 1956.
Con Semprún desapareció un pedazo de la memoria del género humano. En el 2000 dijo: "Están desapareciendo los testigos del exterminio. Cada generación tiene un crepúsculo de esas características. Los testigos desaparecen. Pero ahora me está tocando vivirlo a mí. Aún hay más viejos que yo que han pasado por la experiencia de los campos. Pero no todos son escritores. En el crepúsculo, la memoria se hace más tensa, pero también está más sujeta a las deformaciones. Luego hay algo... ¿Sabe usted qué es lo más importante de haber pasado por un campo? ¿Sabe usted qué es exactamente? ¿Sabe usted que eso, que es lo más importante y lo más terrible, es lo único que no se puede explicar? El olor a carne quemada.
Nació en Madrid el 10 de diciembre de 1923

7 DE JUNIO DE  1987 MUERE:
HUMBERTO COSTANTINI
Escritor argentino que nació en Lobos (provincia de Buenos Aires). Es integrante de la generación del 50, a la que pertenecen también David Viñas, Pedro G. Orgambide, Beatriz Guido, Marta Lynch .
Su producción literaria recoge prácticamente todos los géneros literarios, novela, teatro, cuento, poesía; obras en las que refleja las peculiaridades de una sociedad predominantemente urbana, a la que retrata con gran fidelidad en sus particularidades lingüísticas y psicológicas. A pesar de haber practicado esta gran variedad en su obra, Costantini destaca principalmente por su labor como cuentista. De su extensa producción destacan los títulos: De por aquí no más (1958), Un señor alto, rubio, de bigotes y Tres monólogos para teatro (ambas del año 1963), Cuestiones de la vida (1964), Una vieja historia de caminantes (1966) y Libro de Trelew (1973). Se ha hecho popularmente conocido por Háblenme de Funes (1970), una adaptación del mit
o de Orfeo al tango.
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Foto de Daniel Musumeci.

17 DE NOVIEMBRE DE 1866 NACE: LOLA MORA

7 DE JUNIO DE 1936 MUERE:
LOLA MORA
Dolores Mora y Vega nació el 17 de noviembre de 1866 en La Candelaria, provincia de Tucumán. Aunque en aquellos años no era una actividad bien vista para una muchacha, desde muy joven se dedicó al estudio de la pintura. Para escándalo de muchos, cambió los pinceles por el buril y el cincel, y se dedicó a la escultura. Sus manos, que comenzaron a comulgar con la arcilla, la piedra y el mármol, no siguieron el rumbo que sus mayores hubiesen querido: el del tejido, el bordado o, al menos, el piano.
La vida de la escultora argentina está sembrada de misterios y lagunas que ningún biógrafo o historiador a sido capaz de desentrañar, y que muchos han intentado salvar especulaciones y conjeturas. Sus actividades cotidianas, fuera de la escultura, configuran un verdadero rompecabezas con demasiadas piezas , que hace imposible reconstruir con certeza los parajes íntimos de su paso por este mundo.
En realidad, respecto a su lugar de nacimiento hay dos versiones, una que nació en Buenos Aires y otra la mas posible, es que haya nacido en El Tala, en la provincia de Salta el 17 de noviembre de 1866.
Hija de Romualdo Mora, comerciante y hacendado de clase media de buena posición económica, que con el tiempo logró amasar una importante fortuna, pero que no fue suficiente para llegar a ocupar un cargo privilegiado en la cerrada sociedad tucumana, posiblemente debido a que su madre (Regina Vera), tenía un hijo natural de soltera.
Regina tuvo siete hijos con Romualdo, tres varones y cuatro mujeres. Siempre intentaron dar una buena formación educativa a todos sus hijos, y Lola se destacó desde su infancia, obteniendo siempre buenas calificaciones.
Romualdo fallece de modo inesperado, cuando tenía  48 años, un  14 de septiembre de 1885 a causa de una neumonía; dos días más tarde fallece Regina de un “hipertrófico de corazón”, tal como figura en su acta de defunción. Pero los hermanos no quedaron a la deriva. Paula Mora, que por entonces tenía 25 años, contrajo matrimonio dos semanas después de la muerte de sus padres con el ingeniero Guillermo Rücker, quien en un principio se hizo cargo de los huérfanos.
A los veinte años Lola pudo estudiar bellas artes en la provincia de Tucumán, de la mano del pintor italiano Santiago Falcucci (1856-1922), quien comenzó a brindarle clases particulares y mas tarde continúa sus estudios luego en Roma, Italia país en donde tiene como principal maestro a Giulio Monteverde. A partir de este momento comenzará su prolífica y excepcional carrera artística profesional, que la llevará al éxito, aunque su verdadero reconocimiento nacional seria posterior a su fallecimiento.

Por aquella época el mundo oficial de la cultura sólo llegó a admitirla como curiosidad pero nunca como lo que realmente era una artista genial. Es así como Lola Mora -ella nunca volvió a reconocerse a sí misma como Dolores Mora y Vega- sufrió la incomprensión de sus contemporáneos. El destino de su hermoso conjunto La fuente de las Nereidas es una prueba de ello. Tras realizarla en Europa y enviarla a la Argentina, en 1903 fue emplazada en Buenos Aires, en el Paseo de Julio -hoy avenida Leandro N. Alem-, pero a los pocos días ciertos círculos objetaron la moralidad de esa Venus que se atrevía a nacer desnuda en plena vía pública. Una custodia policial debió proteger la obra de los agresores, quienes, en nombre del buen nombre y honor, no titubeaban en escribir sobre el mármol todo tipo de groserías.
Imagen: La Libertad
 Olvido y memoria:  Lola Mora es sin duda un personaje relegado en la historia del arte nacional. Ensalzada primero y olvidada después, pocos análisis concienzudos reflejan su legado artístico.
Es cierto que no han faltado, tras su muerte, iniciativas reivindicatorias, sobre todo de su obra más popular: la Puente de las Nereidas.
Convertida en Monumento Nacional Histórico en 1997, protegida del vandalismo por un muro de vidrio desde el año 2000, y celebrada inéditamente por la Dirección de Museos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en el aniversario de 2003, este magnifico conjunto de mármol es prácticamente el único trabajo que los paisanos de Lola le reconocen.
Los pocos estudios que se han hecho sobre la obra de la tucumana, con frecuencia se han esforzado por escindir la obra de la artista de lo que fue su exclusivo círculo de amistades (gracias al cual logró tantos importantes encargos y también se opacó su capacidad creadora). Es el caso del estudio que José León Pagano incluyó en El arte de los argentinos de 1940, o el que Abelardo Arias publicó en 1962.
Clasicismo y precisión técnica
Ciertamente Lola Mora no rompió con ningún canon ni fue una adelantada. Se abstuvo de experimentar fuera de los preceptos que internalizó en Roma al lado de sus afamados maestros. Pero llegó a combinar el naturalismo con la iconografía clásica de una manera que resulta llamativa y conmovedora. Nadie podría negar la precisión técnica de sus homenajes a Alberdi y a Avellaneda, que sumada a esa afición suya por el detallismo —el bordado de una media o los infinitos pliegues de un vestido— demuestran la sensibilidad y delicadeza que era capaz de imprimir a sus figuras.
Una figura polémica: Los detalles de su vida son los que más se buscan, los que más se consultan, de lo que mas se habla cuando se habla de Lola Mora. Sin duda resultan interesantes. Y si en su arte no hubo revoluciones, sí fue una revolución que una mujer lograra lo que ella logró en su tiempo. Y si no fue feminista ni se interesó en congraciarse con sus congéneres, sí fue un ser desprejuiciado y libre, que jamás pudo haber pensado en la inferioridad de su sexo. Despreciada después de la primera década del siglo XX, la figura de Lola Mora fue ascendiendo en la imaginación de posteriores estudiosos y admiradores que incontables veces idealizaron su figura, atribuyéndole rasgos que nadie podría corroborar (que fumaba, que era bisexual…). Más interesante que seguir alimentando habladurías —las mismas que persiguieron a Lola en vida— sería otorgarle, a través del estudio serio y la difusión, un justo sitial en la fecunda historia del arte argentino.Las dimensiones de su creación Ella producía a lo grande, para la ciudad y su público. Casi no se le conocen obras transportables ni intereses fuera de los encargos oficiales. No obstante, lo que hizo en ese contexto sobra para merecer un lugar de relieve en la historia de la escultura nacional.
Imagen: La Justicia
Aparte de las obvias consideraciones acerca de su estatuto de mujer independiente, de la peculiar actividad que había elegido, de su capacidad para salir airosa en un mundo masculino, la obra de Lola Mora es capaz de hablar por sí misma.En ella se evidencia un profundo conocimiento de las técnicas del arte; se aprecia una privilegiada inteligencia detrás de la concepción del espacio, la seguridad en el planteo, la capacidad para reproducir complicadísimas posturas y otorgar una enorme vitalidad a los gestos. Nada de esto le fue regalado; ella trabajaba sin descanso, y su talento y perseverancia no tienen nada que ver con las amistades que quiso cultivar y la vida que le gustaba llevar.

lunes, 6 de junio de 2016

6 DE JUNIO DE 1799 NACE:

ALEKSANDR PUSHKIN
(Aleksandr o Alexander Sergeevich Pushkin; Moscú, 1799 - San Petersburgo, 1837) Poeta y novelista ruso. Tal como solía ser habitual entre la aristocracia rusa de principios del siglo XIX, su familia adoptó la cultura francesa, por lo cual tanto él como sus hermanos recibieron una educación basada en la lengua y la literatura francesas. A los doce años fue admitido en el recientemente creado Liceo Imperial (que más tarde pasó a llamarse Liceo Puskhin), y allí fue donde descubrió su vocación poética.
Alentado por varios profesores, publicó sus primeros poemas en la revista Vestnik Evropy. De tono romántico, en ellos se apreciaba la influencia de los poetas rusos contemporáneos y de la poesía francesa de los siglos XVII y XVIII, en especial la del vizconde de Parny. También en el Liceo inició la redacción de su primera obra de envergadura, el poema romántico Ruslan y Lyudmila, finalmente publicado en 1820.

Alexander Pushkin
Poco antes, en 1817, Pushkin había aceptado un empleo en San Petersburgo, donde entró en contacto con un selecto círculo literario que, progresivamente, se fue convirtiendo en un grupúsculo político clandestino. También entró a formar parte de la Zel'onaja lampa («La luz verde»), otro movimiento de oposición al régimen zarista que a la postre sería el germen del partido revolucionario que encabezó la rebelión de 1825.
Si bien su poesía, durante estos años de juventud, era más sentimental que ideológica, algunos de los poemas escritos por entonces (La libertad, 1817; El pueblo, 1819) llamaron la atención de los servicios secretos zaristas, que quisieron leerlos sólo en clave política. A consecuencia de ello, acusado de actividades subversivas, fue obligado a exiliarse. Fue confinado en Ucrania primero y luego, en Crimea, donde compuso varios de sus principales poemas: El prisionero del Cáucaso(1822); Los hermanos bandoleros (1821-1822); La fuente de Bakhcisaraj (1824). En mayo de 1823 inició la redacción de su novela en verso Yevgeny Onegin (1833), en la cual estuvo trabajando hasta el año 1831.
En 1824, las autoridades rusas interceptaron una carta dirigida a un amigo en la cual se declaraba ateo, por lo que sufrió un nuevo extrañamiento, en esta ocasión en Pskov, donde su familia tenía varias posesiones. Dedicó los dos años que permaneció en Pskov a estudiar historia y a recopilar cuentos y relatos tradicionales. Todo ello quedó reflejado en su obra, en la que se aprecia un creciente interés por la literatura popular y un progresivo acercamiento hacia formas más propias del realismo que del romanticismo. Son prueba de ello la tragedia Boris Godunov(1824-1825) y la continuación de Yevgeny Onegin.
En 1826 cursó una solicitud de visita ante Nicolás I, quien se vio obligado a recibirlo, en parte porque tenía pruebas fehacientes de que no había participado en las revueltas antizaristas de 1825, pues Pushkin se hallaba a varios miles de kilómetros de Moscú, y en parte porque no deseaba que el poeta utilizara su ya consolidada popularidad para hacer campaña antigubernamental. Tras la entrevista, el zar accedió a concederle el perdón, pero con la condición de que él mismo, Nicolás I, se convertiría en adelante en su censor particular.
En 1831 contrajo matrimonio con Natalia Goncharova. Mal recibido en los ambientes cortesanos, debido a su peculiar personalidad y al radicalismo de sus planteamientos ideológicos, escribió sus últimas obras mayoritariamente en prosa:Poltava (1829); Relatos de Belkin (1830); El caballero de bronce (1833); La hija del capitán (1836). Murió joven, a consecuencia de las heridas sufridas en un duelo al cual le incitaron varios de sus enemigos, pero a su muerte se le consideraba ya el padre de la lengua literaria rusa y el fundador de la literatura rusa moderna.

viernes, 3 de junio de 2016

3 DE JUNIO DE 1926 NACE:

ALLEN GINSBERG
(Newark, EE UU, 1926-Nueva York, 1997) Poeta estadounidense. Era hijo de un profesor de inglés y de una maestra de escuela rusa, que permaneció internada durante años en un frenopático. Pasó por la Columbia University, de la que fue expulsado junto con otros compañeros como Jack Kerouac o William Burroughs. Los tres constituyeron el núcleo fundamental del llamado movimiento beat (beat generation), que rompió con la estética académica y llevó a cabo una auténtica revolución cultural claramente marcada por su denuncia del sistema de vida estadounidense.
La publicación del poema Aullido (Howl, 1956), de Ginsberg, fue el detonante que consolidó la poesía beat y le dio forma concreta, basada en un ritmo muy acentuado, con influencias del jazz, que, en una asimilación ya total de las técnicas vanguardistas y un retorno a cierta concepción romántica, refleja un universo personal hecho de imágenes que muchas veces convierten el poema en una especie de canto salmódico de gran fuerza expresiva. Verdadero alegato beat, Aullido es un canto a la locura y a su lucidez, y una protesta contra la sociedad mecanizada y materialista.
Otra gran creación de Ginsberg es el largo poema dedicado a su madre, Kaddish(1961), una confesión personal, casi catártica. Acompañando estos dos poemas, publicó algunas canciones, de metro más corto y expresión más simple, con títulos tan populares como El peso del mundo es amor.
A partir de 1960, abandonó Estados Unidos y se dedicó a viajar por todo el mundo para recitar sus poemas, como un auténtico aedo, con barba de profeta, y trabajando en lo que se terciara; su presencia estuvo a menudo ligada al escándalo (en 1966, por ejemplo, fue expulsado de Polonia al publicarse su diario secreto). En 1963 apareció su tercer libro de poemas, Sándwiches de realidad, al que siguieron nuevos títulos, como Planet news (1968) y La caída de América (1972); en 1984 se publicó el volumen Collected Poems, 1947-1980, recopilación de su obra.

jueves, 2 de junio de 2016

2 DE JUNIO DE 1740 NACE:


EL MARQUÉS DE SADE

(Donatien-Alphonse-François, marqués de Sade; París, 1740 - Charenton, Francia, 1814) Escritor y filósofo francés. Conocido por haber dado nombre a una tendencia sexual que se caracteriza por la obtención de placer infligiendo dolor a otros (el sadismo), es el escritor maldito por antonomasia.
El marqués de Sade
De origen aristocrático, se educó con su tío, el abate de Sade, un erudito libertino y volteriano que ejerció sobre él una gran influencia. Alumno de la Escuela de Caballería, en 1759 obtuvo el grado de capitán del regimiento de Borgoña y participó en la guerra de los Siete Años. Acabada la contienda, en 1766 contrajo matrimonio con la hija de un magistrado, a la que abandonó cinco años más tarde.
En 1768 fue encarcelado por primera vez acusado de torturas por su criada, aunque fue liberado al poco tiempo por orden real. Juzgado y condenado a muerte por delitos sexuales en 1772, consiguió huir a Génova. Regresó a París en 1777, donde fue detenido a instancias de su suegro y encarcelado en Vincennes.
En 1784 fue trasladado a la Bastilla y en 1789 al hospital psiquiátrico de Charenton, que abandonó en 1790 gracias a un indulto concedido por la Asamblea surgida de la Revolución de 1789. Participó entonces de manera activa en política, paradójicamente en el bando más moderado. En 1801, a raíz del escándalo suscitado por la publicación de La filosofía del tocador, fue internado de nuevo en el hospital psiquiátrico de Charenton, donde murió.
Escribió la mayor parte de sus obras en sus largos períodos de internamiento. En una de las primeras, el Diálogo entre un sacerdote y un moribundo (1782), manifestó su ateísmo. Posteriores son Los 120 días de Sodoma (1784), Los crímenes del amor (1788), Justine (1791) y Juliette (1798).
Calificadas de obscenas en su día, la descripción de distintos tipos de perversión sexual constituye su tema principal, aunque no el único: en cierto sentido, Sade puede considerarse un moralista que denuncia en sus trabajos la hipocresía de su época. Su figura fue reivindicada en el siglo XX por los surrealistas.



2 DE JUNIO DE 1933 NACE:

HORACIO FERRER

Llegó al tango con sus letras locas cuando éste ya no podía darle la fama y la devoción popular que había derramado sobre otros creadores, que para entonces estaban muertos o se resignaban al ocaso. Pero se abrió paso de todas formas, y hasta logró ser el letrista adoptado por Astor Piazzolla, único vanguardista que no desdeñó el tango canción. Por momentos consiguió conectar con esas grandes masas ya alejadas del género, y le regaló a Piazzolla la multitudinaria repercusión popular que le había faltado. De todas formas, nunca incurrió en una lírica directa y plana, empecinamiento por el que todo artista paga un precio. Creador de una obra incesante, aplaudida o rechazada, ha sido y es el letrista más resuelto a escribir versos nuevos cuando ya todos los versos del tango parecían haber sido escritos.

Horacio Ferrer vio la luz en un hogar montevideano impregnado de arte. De muy niño escribía ya versos, obras para títeres y, algo después, milongas que cantaba, acompañándose en guitarra, para sus amigos del barrio en el sótano de un almacén. Quien le enseñó a sacar tangos de oído en la guitarra fue un tío materno que vivía en Buenos Aires, en la margen occidental del Río de la Plata, adonde viajaba con sus padres frecuentemente. Fue ese mismo tío quien le haría conocer la noche porteña, con toda su galería de personajes bohemios.

Sus primeros tangos surgieron a comienzos de los '50, apareciendo en ellos la temática y el estilo por momentos surreal de sus obras posteriores. Con amigos de la carrera de arquitectura y el coleccionista Víctor Nario inició en Uruguay un programa radial semanal: Selección de Tangos, desde el cual se propuso defender a las resistidas tendencias vanguardistas. De esa audición insurgente nacerá en 1954 El Club de la Guardia Nueva, que organizaba conciertos con Aníbal Troilo, Horacio Salgán y el revolucionario Octeto Buenos Aires de Astor Piazzolla. A éste lo conoció en 1955, al regresar Astor de Francia. Ese encuentro alcanzaría gran trascendencia.

Ferrer redacta, ilustra y dirige durante siete años la revista Tangueando, mientras sus versos y sus tangos permanecen inéditos. En esa misma época, entre 1956 y 1959, estudia bandoneón y comparte una pequeña orquesta. Durante este último año publica su primer libro El Tango. Su historia y evolución, editado por la casa Peña Lillo. Por las dos ondas del SODRE, la radio oficial uruguaya, pone en el aire hasta 1967 ciclos orgánicos sobre la evolución del tango. En lo sucesivo conduciría numerosos programas radiales y televisivos en las dos orillas del Plata.

Tras abandonar sus estudios de arquitectura ingresó como redactor a los suplementos del matutino montevideano El Día, y por pedido de Troilo escribió “La última grela”, tango con el que iniciara su trayectoria de letrista consagrado. Los años que siguieron abundaron en hechos significativos, y entre éstos la celebración del Primer Festival Universitario de Tango, con la participación de Piazzolla, Julio De Caro, César Zagnoli, Prudencio Aragón y otros.

En 1967 graba los poemas de su “Romancero canyengue” para el sello argentino independiente Trova, acompañado por la guitarra de Agustín Carlevaro. El disco provoca que Piazzolla lo invite a escribir juntos, lo que harán intensamente hasta 1973. Así surge, como primer gran fruto, la operita “María de Buenos Aires”, que en 1968 estrenan, en la sala Planeta de Buenos Aires, Piazzolla con su orquesta de diez músicos, las voces de Héctor de Rosas y Amelita Baltar, y el propio Ferrer como recitante en el papel de El Duende. Trova la edita en dos LP, mientras van surgiendo los primeros tangos del binomio, como el ya clásico “Chiquilín de Bachín” y “Juanito Laguna ayuda a su madre”, mostrando un claro compromiso social.

A lo largo de 1969 surge la serie de tangos llamados baladas, de los cuales “Balada para un loco” constituirá un éxito resonante, el primero auténticamente masivo que disfrutará Piazzolla. Entre varias obras en que Ferrer despliega su peculiar imaginario, con un lenguaje que lo distingue absolutamente de cualquier otro letrista (“Canción de las venusinas” y “La bicicleta blanca” son ejemplos de ello), sobresale “Fábula para Gardel”, una emocionada introducción al arte del genial cantor, con la poética excusa de un padre que le habla de él a su pequeño. En su estreno, el poema fue recitado insuperablemente por el propio Ferrer en el Luna Park de Buenos Aires, acompañado por ocho bandoneones y una gran orquesta bajo la batuta de Piazzolla, en una noche apoteótica. Aquellas producciones quedaron plasmadas en el disco Astor Piazzolla y Horacio Ferrer en Persona.

Entre un extenso número de obras, presentaciones y premios en varios países, Ferrer colaboró con importantes artistas del género, como Roberto Grela, Leopoldo Federico, Raúl Garello y Horacio Salgán, con quien en 1975 compuso el “Oratorio Carlos Gardel”. Al año siguiente escribió con figuras ya míticas del tango, como Julio De Caro (“Loquita mía”), Pedro Laurenz (poniendo versos a “Esquinero”), Armando Pontier (“El hombre que fue ciudad”), Osvaldo Pugliese (“Yo payador me confieso”) y Aníbal Troilo (“Tu penúltimo tango”).

Además de prolífico letrista (“Balada para mi muerte”, “El Gordo triste” y “El hombrecito blanco” son ejemplos de su poder creador), Ferrer es autor, entre otras obras, de El Libro del Tango, Arte Popular de Buenos Aires, cuya primera edición data de 1970. Sobre todo en su edición de 1980 en tres tomos (Antonio Tersol Editor), con más de dos mil páginas, es la referencia obligada de cualquier estudioso.


sábado, 28 de mayo de 2016

28 DE MAYO DE 1140 NACE:

XIN QIJI

fue un poeta patriótico y oficial militar en la dinastía Song del Sur.

En ese momento la dinastía Jin (Jurchen) había consolidado su dominio en el norte de China, y mantenía una amenaza a la dinastía Song del Sur que se había retirado al sur de China. Xin estaba ansioso de vengar las derrotas vergonzosas de Song y de recuperar el terreno perdido, pero fue en vano. Dejó más de 600 bien versados ​​Ci (poemas en forma de canción) que fueron considerados como lo mejor de la dinastía Song del Sur. Expresó su profunda preocupación por el sufrimiento de la gente, su ambición y su conciencia moral se transmitieron en las obras de los intelectuales.

Xin nació en una ciudad que fue ocupada por el ejército de Jin en el norte de China. Cuando niño, su abuelo le contó muchas veces su experiencia en la trágica caída de la dinastía Song del Norte, y lo llevó a la cima de las montañas para observar la patria perdida de esta dinastía. Habiendo presenciado el desplazamiento de la gente y soportado dificultades, Xin Qiji estaba decidido a recuperar el terreno perdido de la dinastía Song cuando llegara el momento.

Cuando el ejército Jin se trasladó al sur para atacar Song del Sur, Xin, de 21 años, reclutó una tropa de dos mil voluntarios para luchar contra Jin en el norte. Más tarde, se unió a otro ejército de la resistencia más grande. Sin embargo, el jefe de ese ejército fue asesinado más tarde por traidores mientras Xin estaba ausente, y las tropas de Jin fueron guiadas por los traidores para acabar con el ejército de la resistencia.

En vista de la urgente situación, Xin estaba muy ansioso de llevar a cabo una redada en los campamentos de Jin con sólo 50 guardias, a diferencia de los más de cincuenta mil soldados de Jin. Capturó a los traidores vivos, y con éxito convenció a decenas de miles de soldados que sirvieron antes a Song a abandonar Jin y servir de nuevo a la dinastía Song. Luego, acompañó a los rebeldes de regreso a la capital de la dinastía Song del Sur para su sentencia en la Corte. Su coraje y decisión se extendieron rápidamente en la dinastía Song del Sur después de esta batalla.

A pesar de su baja posición en la escala de funcionarios del gobierno, Xin propuso muchas veces estrategias de reactivación para el emperador de Song del Sur. Sus propuestas cubrían asuntos militares y enfoques detallados de administración, incluyendo medidas disciplinarias a los de la administración pública y la contratación de talentos nacionales. Sus propuestas ganaron popularidad en el pueblo, pero no fueron bien recibidas en la corte.

En 1181, Xin fue incriminado por la facción contraria y expulsado. En los siguientes 20 años no se le dio un puesto importante. Pasó la mayor parte de su tiempo leyendo y escribiendo Ci, mayormente eran sobre su sueño de recuperar el terreno perdido en el norte y su criticismo a las facciones pacifistas de la corte. El contraste que creaba entre idealidad y realidad forman su poesía en un estilo único, lo que sumó amplia ambición y pasión profunda a la forma Ci y se consideró la mejor obra de la dinastía Song del Sur.

Al igual que en los poemas de la dinastía Tang, Ci sirvió como la forma más popular para el versículo de la dinastía Song. Xin fue uno de los poetas más citados en la historia de la poesía Song. Representó totalmente el pueblo patriota que siempre pone los intereses de su país en primer lugar.

Su trabajo abarca una amplia gama de temas, cuenta con estilos diversificados, y su tema central es su profundo amor a la patria. Muchos de sus poemas describen su vida idílica cuando fue expulsado ​​de la corte, y los lectores pueden sentir la impotencia que compartía el mismo espíritu patriótico como en sus otros poemas. Algunos poemas describen la vida del campo con palabras sencillas y claras y son refrescantes y atractivos.

En 1203, Xin a la edad de 64 fue convocado por un ministro de la dinastía Song del Sur para servir a una posición importante con la esperanza de recuperar el territorio de la dinastía de Song. Hizo la sugerencia al Ministro de prepararse para la acción militar, y también envió a agentes de espionaje para recopilar información sobre las tropas de Jin. Además, ordenó a decenas de miles de uniformes militares y soldados reclutados, sin embargo, pronto fue marginado de nuevo.

Cuando cuatro años más tarde, en 1207, fue llamado por ese ministro para ayudar, Xin no vaciló en unirse a él nuevamente. Sin embargo, falleció pronto en octubre 1207 con el pesar de que su deseo no se hizo realidad.

Se dijo que sus últimas palabras fueron "¡Matar a los invasores!" Él no cambió su decisión hasta su muerte.

La Gran Época se publica en 35 países y en 21 idiomas.


viernes, 27 de mayo de 2016


27 DE MAYO DE 1894 NACE

LOUIS FERDINAND CELINE

Louis Ferdinand Céline
(Seudónimo de Louis-Ferdinand Destouches; Courbevoie, 1894 - Meudon, 1961) Novelista francés, creador de una obra en gran parte autobiográfica que revolucionó la narrativa de entreguerras por su libertad y crudeza, pero acaso más aún por el rigor de un estilo que despojó a la lengua francesa de toda servidumbre retórica.

Hijo de un empleado de una compañía de seguros, pasó su niñez en París, efectuó estancias en Alemania (1908) e Inglaterra (1909) para aprender idiomas, y mientras ya trabajaba preparaba por su cuenta el bachillerato. Durante la Primera Guerra Mundial se distinguió en diversas acciones (Medalla Militar en 1914) y fue herido en la cabeza, y en 1915 se le declaró inútil para el servicio de armas.

Tras una estancia en el Camerún, por motivos de salud se vio obligado a volver a Francia (1917), donde en 1919 terminó el bachillerato y contrajo matrimonio con Edith Follet, de la que tuvo una hija, Colette (nacida en 1920). Doctor en medicina por la Universidad de París (1924), empezó a ejercer su carrera en Rennes, publicó su primera obra -de carácter científico-, La quinine en thérapeutique (1925) y su tesis doctoral La vida y la obra del doctor Philippe Ignace Semmelweis (1924).

Después de trabajar en Suiza, Inglaterra y Estados Unidos, regresó a Francia en 1928; en los años siguientes siguió dedicándose a la medicina, pero en 1932 se hizo súbitamente famoso con la novela Viaje al fin de la noche (Voyage au bout de la nuit), que ganó el premio Renaudot. En un lenguaje torrencial que recoge el argot, y lo refunde en un dictado sutilmente literario, el Viaje narra las vicisitudes del joven Bardamu a través del infierno de la guerra, de los suburbios parisinos, del África colonial y de la América hipermecanizada. Es la novela de la degradación total, del pesimismo cósmico.

Sus libros siguientes fueron la comedia L'Eglise (1933) y su segunda gran novela, Muerte a crédito (Mort à crédit, 1936), la novela de la adolescencia y de la juventud de Ferdinand, en cierto modo, la matriz, el arquetipo autobiográfico de Bardamu. Mientras, había viajado por Europa central, Estados Unidos, Inglaterra y la U.R.S.S. y en 1935 había conocido a la bailarina Lucette Almanzor, con la que contraería matrimonio en 1943.

Los años de la preguerra y de la ocupación acrecentaron su prestigio como escritor -Bagatelas para una matanza (Bagatelles pour un massacre, 1937), una violentísima invectiva contra los judíos; L'école des cadavres (1938) y Les beaux draps (1941), del mismo tema-, pero su postura rabiosamente antisemita y su ostentosa colaboración con los alemanes le desacreditaron ante la opinión pública y le atrajeron odios muy enconados.

En 1944, después de haber publicado una novela que se desarrolla en el Londres de los años 17-20, Guignol's band, Céline tuvo que huir con Lucette a Alemania, de noviembre de 1944 a marzo de 1945 fue el médico del diminuto enclave francés de Sigmaringen, donde se habían refugiado los colaboracionistas en fuga, y, después de la odisea de cruzar toda Alemania bajo los bombardeos, pudo refugiarse en Dinamarca. El gobierno francés pidió su extradición sin conseguirla, pero Céline y su esposa fueron detenidos y el escritor permaneció varios meses en la cárcel.

En 1947 recuperó la libertad y desde Dinamarca lanzó un violento libelo contra Sartre, L'agité du bocal (1948). Mientras en Francia era condenado en rebeldía a un año de prisión, a la indignidad nacional y a la confiscación de todos sus bienes (1950), publicaba varias obras menores como Casse-Pipe (1948), Foudres et flèches (1949) y Scandale aux Abusses (1950). En 1951, beneficiándose de la ley de la amnistía, regresó a Francia y volvió a abrir un consultorio médico.

Sus primeras obras de esta nueva etapa de su vida fueron Otra vez magia (Féerie pour un autre fois), en dos partes (1952-54), y Entretiens avec le professeur Y (1955), pero mucha mayor importancia tuvieron sus tres últimas novelas en las que narraba su experiencia del exilio y de su estancia en Dinamarca: De un castillo a otro (D'un château l'autre, 1957), Norte (Nord, 1960), y Rigodon (1969). Esta última se publicó póstumamente ya que Céline murió de una congestión cerebral en Meudon. También póstuma fue la publicación de El puente de Londres, segunda parte de Guignol's band, en 1964.

jueves, 26 de mayo de 2016

26 DE MAYO DE 1878 NACE :

ISADORA DUNCAN


(San Francisco, 1878 - Niza, 1927) Bailarina norteamericana. Hija de un matrimonio desunido y finalmente divorciado, su instinto la inclinó hacia el baile desde niña. En su autobiografía, titulada Mi vida, escribió: "Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas..." A los diez años abandonó la escuela para dedicarse a su pasión y a los diecisiete se dirigió a Nueva York, donde se incorporó a la compañía de Agustin Daly.
Al actor y empresario no acabaron de convencerlo los experimentos e innovaciones que Isadora le proponía continuamente, deseosa de llevar a la práctica un nuevo método de interpretar plásticamente poemas por medio de la improvisación, que había concebido ya por aquel entonces. Sintiéndose infeliz, la Duncan abandonó la compañía dos años más tarde y partió con su familia hacia Inglaterra, donde se proponía estudiar los movimientos de la danza antigua en los jarrones griegos del Museo Británico. Fue una época de formación, de lecturas entusiastas y de ensayo de nuevas danzas; en busca, sobre todo, de nuevos cauces para la expresión coreográfica y de sendas alternativas para profundizar cada día más en su arte.
Los éxitos comenzaron a llegar de forma inmediata. Con un estilo basado en la danza de la Antigua Grecia, dio una serie de recitales en Londres que despertaron el entusiasmo hacia su persona. La prensa declaraba: "En esta época actual de elaboración y artificialidad, el arte de la señorita Duncan es como un soplo de aire puro procedente de la parte más alta de una montaña poblada de pinos, refrescante como el ozono, bello y verdadero como el cielo azul, natural y genuino. Es una imagen de belleza, alegría y abandono, tal como debió ser cuando el mundo era joven y hombres y mujeres bailaban al sol movidos por la simple felicidad de existir."
Efectivamente, Isadora Duncan afirmaba que el baile debía ser una prolongación de los movimientos naturales del cuerpo, que ella consideraba hermosos y bastante más bellos que los que efectuaban los bailarines clásicos, a los que tildaba de forzados y antinaturales; por ello, se negaba a constreñir los pies en las zapatillas de baile. Sentía una admiración estética por la belleza del cuerpo humano, influida por los cánones de las estatuas y pinturas de la Grecia clásica. Su método coreográfico era una especie de filosofía basada en el convencimiento de que el baile ponía al individuo en comunicación armónica con el ritmo intrínseco de la naturaleza y los cuerpos celestes.
A partir de ese momento, Isadora no dejó de viajar, reclamada por los mejores teatros de Europa. En París se imbuyó del espíritu de Rodin y de Bourdelle. Más tarde descubrió Italia y el Renacimiento, y se embelesó con el leve y sutil Botticelli, cuya influencia en su arte es palmaria a partir de aquellos años. Por fin, en 1902, realizó uno de sus sueños: viajar a Grecia y peregrinar a las fuentes del arte de Occidente. Cerca de Atenas, en la colina de Kopanos, comenzó a construir un templo consagrado a la danza, pero los ingresos percibidos por sus giras se revelaron insuficientes para cubrir los gastos y la empresa hubo de abandonarse.
Con motivo de su primer viaje a San Petersburgo, en 1905, la ya entonces famosa Isadora fue invitada por la no menos célebre bailarina rusa Anna Pavlova a visitar su estudio. Allí tuvo el privilegio de contemplar a la gran diva realizando sus ejercicios. La propia Isadora lo relata en sus memorias: "Encontré a Pavlova de pie con su vestido de tul practicando en la barra, sometiéndose a la gimnasia más rigurosa, mientras que un viejo caballero con un violín marcaba el tiempo y la exhortaba a realizar mayores esfuerzos; era el legendario maestro Petipa. Me senté y durante tres horas observé tensa y perpleja los sorprendentes ejercicios de Pavlova, que parecía ser de acero elástico. Su hermoso rostro adoptó las líneas severas del mártir. No paró ni un solo instante. Todo su entrenamiento parecía estar destinado a separar por completo la mente de los movimientos gimnásticos del cuerpo. La mente debía alejarse de esa rigurosa disciplina muscular. Esto era justamente todo lo contrario de las teorías sobre las que yo había fundado mi escuela un año antes. Lo que yo pretendía es que mente y espíritu fuesen los motores del cuerpo y lo elevasen sin esfuerzo aparente hacia la luz."
No debe sorprender este completo desacuerdo con las más antiguas normas del ballet por parte de quien concebía la danza como un sacerdocio, como una forma sublime de emoción espiritual y como una liturgia en la que alma y cuerpo debían ser arrastrados por la música para transformarse en puro arte.
Para Isadora, era el amor a la naturaleza y a la vida lo que había de transmitirse a través del movimiento, siguiendo el ejemplo de las nubes, el mar o las copas de los árboles mecidas por el viento. Enemiga del ballet, al que consideraba un género falso y absurdo, manifestó que la danza debe establecer una armonía calurosa entre los seres y la vida y no ser tan sólo una diversión agradable y frívola. Danzaba descalza, con una simple túnica griega de seda transparente sobre su cuerpo desnudo, como una sacerdotisa pagana transportada por el ritmo. Hoy es considerada la iniciadora de la modern dance norteamericana y su figura es evocada con fervor en todos los escenarios del mundo.
Durante esos años, las más importantes ciudades europeas pudieron extasiarse ante la nueva estrella, a la que llamaron "la ninfa". En todos lados tuvo amigos pintores, poetas e intelectuales y estuvo rodeada de admiradores que deseaban conocerla. Apasionada, bellísima y maravillosa, ejercía un poder de seducción irresistible entre cuantos la rodeaban. Se comenzó a asociar muchos nombres masculinos con el de Isadora, y pronto nacería la leyenda de un maleficio que parecía emanar de su persona y abatirse sobre todos los seres a los que entregaba su amor, un maleficio que acabaría de forma terrible con su propia vida.
La primera "víctima" fue el polaco Iván Miroski, consumido por unas fiebres malignas poco después de separarse de Isadora. Luego, extraños percances y desapariciones salpicaron sus relaciones con sus amantes, fuesen ocasionales o duraderos. En 1913, la oscura influencia se cebó en sus propios hijos, Deirdre y Patrick, cuando Isadora estaba triunfando en París.
Un día, agobiada por los ensayos, confió los niños a la institutriz para que los llevara en automóvil a Versalles. Ella misma relata que quizás tuvo un presagio del drama: "Al dejarlos en el coche, mi Deirdre colocó los labios contra los cristales de la ventanilla; yo me incliné y besé el vidrio en el sitio mismo donde ella tenía puesta la boca. Entonces, el frío del cristal me produjo una rara impresión e hizo que me recorriese un estremecimiento". Minutos después, el auto bordeaba el Sena y, al girar para cruzar uno de sus puentes, los frenos no respondieron a la voluntad del chófer.
El coche se precipitó en las oscuras aguas y los dos niños perecieron ahogados. Isadora declaró: "Si esta desgracia hubiera ocurrido antes, yo hubiese podido vencerla; si más tarde, no habría sido tan terrible, pero en aquel momento, en plena madurez de mi vida, me aniquiló". En efecto, la bailarina anuló todos sus compromisos y decidió interrumpir su carrera, dedicándose por entero a la enseñanza y tratando de olvidar su desgracia sumergiéndose en un trabajo agotador.
Varias veces pensó en quitarse la vida, pero siempre la disuadió la idea de que otros niños, empezando por los alumnos de la escuela que había creado en 1904, estaban necesitados de ella. Comenzó a participar en campañas benéficas y trató de llevar sus enseñanzas a diferentes países, lo que la condujo hasta Moscú en 1921, después de que el gobierno soviético mostrase su interés por recibirla.
Con el inicio de nuevas peregrinaciones volvieron los romances. En la Unión Soviética conoció a Sergei Esenin, poeta y cantor oficial de la Revolución de 1917, y se entusiasmó con el ambiente pletórico de ilusiones que se respiraba en el país y que Sergei encarnaba a la perfección. Esenin se enamoró locamente de Isadora y consiguió que ésta renunciara a su propósito, repetidamente afirmado, de no contraer matrimonio.
Pero su unión resultó catastrófica. Después de viajar por Europa y Estados Unidos, Sergei se hundió en una profunda apatía originada por una fase de infecundidad creativa que achacaba al hecho de vivir lejos de su patria. Lo cierto es que cuando el matrimonio regresó a Moscú, el poeta continuó en el mismo estado y se sumergió de forma imparable en la misantropía y el alcoholismo.
Medio loco, su comportamiento empezó a ser escandaloso hasta para la propia Isadora. Esenin acostumbraba a desaparecer dejando tras de sí un rastro de botellas vacías y muebles rotos. La paciencia de "la ninfa" llegó al límite. A finales de 1924, Isadora, ya divorciada, abandonó la Unión Soviética. Un año más tarde supo, por la noticia publicada en los periódicos, que su ex marido se había quitado la vida.
La aventura rusa de la Duncan no sólo terminó en fracaso desde el punto de vista sentimental. Si bien al principio se había compenetrado a la perfección con sus interlocutores, entusiasmados con la idea de poner en marcha su Escuela de Danza Futura, más tarde esta iniciativa no fue bien acogida por ciertos dirigentes soviéticos que ya empezaban a mostrar los síntomas del anquilosamiento burocrático que luego sería proverbial en el sistema comunista.
De regreso a Europa, tampoco los empresarios capitalistas parecieron entusiasmarse con sus proyectos. Además, sus opiniones ateas, su actitud favorable hacia la Revolución Rusa y su evidente aceptación del amor libre no eran cualidades que la opinión pública occidental, a la defensiva después de la eclosión comunista, valorase positivamente.
Isadora decidió volver a los escenarios y ofreció una serie de recitales que resultaron un fracaso; el público fidelísimo que hasta la muerte de sus hijos la había llevado en volandas comenzó a fallarle; las salas la recibieron semivacías, silenciosas y heladas. Isadora se refugió en Niza, donde terminó su autobiografía y preparó El arte de la danza, libro en el que pretendía ofrecer una síntesis de sus enseñanzas.
Se encontraba absorbida por esta tarea cuando, el miércoles l4 de septiembre de 1927, decidió tomarse un respiro y dar un paseo en su Bugatti. El dramático accidente tuvo lugar cuando el automóvil recorría veloz la Promenade des Anglais: su largo chal rojo, el mismo que había agitado ante la multitud que la esperaba a su regreso de la Unión Soviética, se enredó en los radios de una de las ruedas posteriores del automóvil; Isadora no pudo liberarse del abrazo homicida y murió estrangulada. Ni siquiera ella hubiera podido imaginar un final más acorde con su existencia extravagante y romántica.
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