domingo, 3 de julio de 2016

3 DE JULIO DE 1883 NACE:
FRANZ KAFKA
(Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924) Escritor checo en lengua alemana cuya obra señala el inicio de la profunda renovación que experimentaría la novela europea en las primeras décadas del siglo XX. Franz Kafka dejó definitivamente atrás el realismo decimonónico al convertir sus narraciones en parábolas de turbadora e inagotable riqueza simbólica: protagonizadas por antihéroes extraviados en un mundo incomprensible, sus novelas reflejan una realidad en apariencia reconocible y cotidiana, pero sometida a inquietantes mutaciones que sumergen al lector en una opresiva y asfixiante pesadilla, plasmación de las angustias e incertidumbres que embargan al hombre contemporáneo.

Franz Kafka
Biografía
Nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán. Su padre, Hermann Kafka, había obtenido una cómoda posición con un matrimonio ventajoso y pudo costear una buena formación para el primogénito en uno de los colegios alemanes de Praga. Concluido el bachillerato (1901), el cabeza de familia lo obligó a cursar estudios de leyes, materia por la que nunca sintió el menor interés, y se doctoró en derecho en 1906.
Los años universitarios le dejaron tiempo para cultivar sus aficiones filosóficas y literarias; leyó a numerosos autores y conoció al futuro escritor y crítico literario Max Brod, con quien trabó una íntima amistad destinada a perdurar toda una vida. La personalidad enérgica y activa de Brod, totalmente opuesta a la del temeroso e introvertido Kafka, mitigó su soledad y su marcada tendencia al aislamiento.
Finalizados sus estudios, trabajó en diversos bufetes de abogados y, desde 1908, en una compañía de seguros de Praga. Allí desempeño sus tareas con eficiencia y puntualidad, llegando a merecer un ascenso; sin embargo, carecía por completo de ambición profesional. El aburrido empleo (que no abandonaría definitivamente hasta 1920, a causa de su deteriorada salud) le ocupaba solamente las mañanas y podía dedicar las tardes y las noches a la literatura, su verdadera pasión.

Kafka en 1906
En 1911 conoció a Yitzchak Lowy, actor de teatro yiddish; pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo. Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de tuberculosis, que sería la causante de su muerte. El diagnóstico decidió a Kafka a romper definitivamente su compromiso matrimonial con Felice Bauer, a la que había conocido en 1912 a través de Max Brod. Durante los cinco años que duró, la relación con Felice había sido repetidamente abandonada y retomada debido a las interminables vacilaciones de Kafka.
La enfermedad obligó a Kafka a pasar largas temporadas en diversos sanatorios, primero en los Alpes italianos y finalmente en Kierling, cerca de Viena. En uno de ellos se enamoró de la joven checa Julie Wohryzek, pero la radical oposición del padre de Kafka imposibilitó el matrimonio. Este episodio originó el más revelador documento de aquella conflictiva relación paternofilial: la célebre Carta al padre que Kafka escribió en 1919. Publicada póstumamente, nunca llegó a ser enviada a su destinatario.
En 1920, el encuentro con la traductora y periodista checa Milena Jesenská se transformó en una relación profunda, testimoniada en las Cartas a Milena, que verían la luz en 1952. Pero ni Kafka ni la propia Milena, casada con otro hombre, tuvieron el aliento necesario para romper el matrimonio, y a partir de 1921 comenzaron a distanciarse. Se estableció entonces en una casa de campo adquirida por su hermana, en la que escribió El castillo. En 1923, con la enfermedad ya muy avanzada, conoció a la jovencísima y vital Dora Diamant, el gran amor que había anhelado siempre, y que le devolvió brevemente la esperanza. Pero en abril del año siguiente sus dolencias se agravaron; en compañía de Dora Diamant, de su amigo Max Brod y de su tío Siegfried, falleció el 3 de junio de 1924 en el sanatorio de Kierling.
La obra de Kafka
A pesar de la enfermedad, de la hostilidad manifiesta de su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco tentativas matrimoniales frustradas y de su empleo de burócrata en una compañía de seguros de Praga, Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura. Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa (ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que quemara todos sus manuscritos tras su muerte), constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX.
En la línea de la Escuela de Praga, de la que es el miembro más destacado, la escritura de Kafka se caracteriza por una marcada vocación metafísica y una síntesis de absurdo, ironía y lucidez. Ese mundo de sueños, que describe paradójicamente con un realismo minucioso, ya se halla presente en su primera novela corta, Descripción de una lucha, que empieza con una lección de danza en Praga, traslada muy pronto al héroe al Japón y le sitúa en el centro de salvajes aventuras espirituales; fragmentos de este relato fueron publicados en 1909 en la revista Hyperion, dirigida por Franz Blei.

Con Felice Bauer
En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso. Los textos eran en realidad extractos de su diario personal: a instancias de su amigo Max Brod, Kafka seleccionó una serie de pasajes del Diario que había iniciado en 1910 y que continuaría, casi sin interrupciones, hasta el mismo año de su muerte. El libro pasó desapercibido; los siguientes tampoco obtendrían ningún éxito, fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales.
El estallido de la Primera Guerra Mundial y el final del noviazgo con Felice Bauer señalaron el inicio de una etapa creativa prolífica en la que redactó las obras más características de su producción. Su legado, que plantea numerosas dificultades de interpretación, se caracteriza en cambio por una extrema y deliberada claridad estilística, como se observa en la más conocida de sus narraciones, La metamorfosis (1915). Su protagonista es un mediocre viajante de comercio, Gregorio Samsa; un mañana, al despertarse, Samsa descubre que se ha transformado en un enorme insecto, lo que es narrado con normalidad pese a la monstruosidad de la situación. Este doble juego será una constante en la creación del autor, y en él reside en buena medida su singularidad y eficacia.

Primera edición de La metamorfosis
Casi contemporáneo al anterior y escrito en una sola noche es el relato de un conflicto paternofilial: La condena (1913), en el que un padre viejo y aparentemente enfermo recobra de repente su vitalidad y autoridad opresiva para maldecir a su hijo, que tan sólo deseaba vivir su propia vida. Años después aparecerían impresos el cuento En la colonia penitenciaria (1919) y el volumen de relatos Un médico rural(1919). Todas las restantes obras de Kafka no serían publicadas hasta después de su muerte. Títulos esenciales de su producción, como El proceso o El castillo, se hubiesen perdido para siempre de no haber incumplido Max Brod su orden de quemar los manuscritos; de hecho, el propio Brod se encargó de preparar las ediciones.
Su primera novela propiamente dicha (las narraciones anteriores deben considerarse cuentos o novelas cortas por su extensión) es El proceso, que había comenzado a escribir hacia 1914 y fue publicada póstumamente en 1925. El protagonista de El proceso es Joseph K., empleado en un banco. Una mañana, dos individuos de uniforme le notifican su detención en virtud de un proceso que se ha incoado contra él. Es inútil que quiera conocer el delito de que se le acusa: son simples funcionarios que se limitan a cumplir su cometido, a saber, notificarle su detención. Pese a ello, es dejado provisionalmente en libertad; será citado en domingo para los interrogatorios a fin de no perturbarle en su trabajo.

Fotogramas de El proceso (1962), de Orson Welles
En sus intentos de probar su inocencia, Joseph K. penetra en los entresijos de un inquietante sistema judicial. Las sesiones del juzgado de instrucción se celebran en casa de un carpintero; los libros de la ley no son más que novelas sádicas e indecentes; los archivos judiciales están instalados en el granero de una casa miserable, en cuya irrespirable atmósfera escriben incesantemente los empleados sobre sus pupitres. Un tío de Joseph K. le presenta a su abogado, un viejo enfermo que recibe a sus clientes en la cama y cuya enfermera se siente atraída eróticamente por todos los procesados; tampoco él consigue adelantar el asunto. Se cuenta que la absolución es posible, que hace muchísimos años se dictó una sentencia absolutoria, pero es una leyenda de dudoso crédito, pues, en realidad, los fallos del tribunal no se publican nunca. Un pintor retratista de jueces le informa de que podría ser aparentemente absuelto, lo que equivale a decir que el día menos pensado podría volver a ser detenido.Todo ello va minando la inicial determinación de Joseph K. Obsesionado por el caso, descuida su trabajo en la oficina para pasar largas horas perdido en el examen de las varias posibilidades de salvación que aparentemente se le ofrecen, o bien va corriendo de un lado a otro de la ciudad para confiar su defensa a un abogado o para buscar afanosamente la ayuda de cualquier persona que conozca a los jueces que se hacen cargo de su proceso. Al mismo tiempo, percibe miradas y sonrisas maliciosas en los escenarios donde se desarrollaba su metódica vida (el banco, la pensión, el café); de forma inexplicable, todos están enterados de su proceso.
Sus medios de defensa resultan insuficientes y equivocados; al cabo de casi un año, sin haber llegado nunca a conocer cuál era la acusación, y extenuado e impotente tras una lucha imposible y absurda, Joseph K. es llevado sin resistencia a la afueras de la ciudad y ejecutado. El centro de la obra es el crecimiento del sentimiento de culpa y los tormentos que éste desencadena. La novela fue dramatizada en 1947 por André Gide y Jean-Louis Barrault, mientras que Gottfried von Einem hizo con ella una ópera, con libreto de Boris Blacher y Heinz von Cramer, que se estrenó en 1953. En 1962, Orson Welles rodó una soberbia adaptación cinematográfica.

Franz Kafka en 1917
El argumento de su segunda novela, El castillo (escrita entre 1921 y 1922 y publicada en 1926), es en ciertos aspectos similar. Un agrimensor llamado K. llega a una aldea gobernada por un conde que vive en un castillo sobre la colina; el agrimensor ha sido llamado por el conde para trabajar a su servicio, y su intención es establecerse allí y ejercer su profesión.
Sin embargo, topa de inmediato con inesperadas e insuperables dificultades. Por un lado, el castillo parece ser la sede de una monstruosa e incomprensible maquinaria burocrática a la que es casi imposible acceder; cuando parece lograrlo, no obtiene sino comunicaciones contradictorias. Por otro, no obtiene ninguna cooperación de las gentes del pueblo, que aceptan con naturalidad los absurdos dictados del castillo y parecen dejarlo de lado. A pesar de su empeño y sus esfuerzos, K. nunca logra más que aparentes avances en su propósito de iniciar su trabajo e integrarse en la comunidad, seguidos de retrocesos que lo devuelven una y otra vez al punto de partida. Max Brod hizo una versión dramática de esta obra en 1953.
América (1927), por último, es una novela inconclusa, además de fragmentaria, que presenta dos grandes saltos y carece de final. Aunque en la publicación póstuma ocupa el tercer lugar, fue la primera que escribió: su primer capítulo, "El chófer", se había impreso en 1913 como relato independiente. Su protagonista es Karl Rossmann, un muchacho de dieciséis años que, a consecuencia de una desdichada aventura con la criada de sus padres, se ve obligado a separarse de ellos y de Alemania, su patria, para emigrar a América, donde uno de sus tíos debe recibirle.
Pronto se encuentra abandonado a sus propias fuerzas en aquel inmenso y complicado país. Karl trata de trabajar en diversos oficios, pero dura poco en ellos; conoce así numerosos aspectos de aquella sociedad y pasa por múltiples experiencias que ponen claramente de relieve su imposibilidad de adaptarse. Como en las novelas antes reseñadas, el lector tiene la impresión de seguir al héroe a través de un oscuro laberinto indescifrable, donde los acontecimientos cobran un valor simbólico, pero sin que jamás se aclare la significación de los símbolos ni el efecto que puedan tener en la vida del personaje.
La muralla china (1931) es un volumen que recoge relatos y textos en prosa escritos a partir de 1917; además del cuento que le da título, abarca dieciocho narraciones diversas y dos colecciones de notas y pensamientos. Los Diarios 1910-1923 se publicaron en 1948-1949, aunque una selección de ellos y de las cartas del autor ya se habían impreso en 1937 en Praga. Estos textos son de gran importancia para la interpretación de la persona y la obra de Kafka, e incluyen un proyecto inconcluso de obra aforística que Max Brod compiló con el título Consideraciones acerca del pecado, el dolor, la esperanza y el verdadero camino.
La existencia atribulada y angustiosa de Kafka se refleja en el pesimismo irónico que impregna su obra, que describe, en un estilo que va desde lo fantástico de sus obras juveniles al realismo más estricto, trayectorias de las que no se consigue captar ni el principio ni el fin. Sus personajes, significativamente designados con una inicial (Joseph K. o simplemente K.), son zarandeados y amenazados por instancias ocultas, materializadas en las autoritarias estructuras burocratizadas y anónimas creadas por la misma sociedad. Así, el protagonista de El proceso no llegará a conocer el motivo de su condena a muerte, y el agrimensor de El castillo buscará en vano el rostro del aparato burocrático en el que pretende integrarse; ambos padecen la angustiosa desorientación, la impotencia y finalmente el sentimiento de culpa y desamparo frente a un mundo ininteligible y deshumanizado que escapa a todo intento de control y que acaba degradando y sometiendo al hombre.
Tan singular es la opresiva atmósfera que emana de sus más características narraciones, que incluso la lengua común ha incorporado el adjetivo kafkiano para referirse a una situación particularmente absurda y angustiosa. Los elementos fantásticos o absurdos, como la transformación en escarabajo del viajante de comercio Gregorio Samsa en La metamorfosis, evidencian la alienación del individuo e introducen en la realidad más cotidiana aquella distorsión que permite desvelar su propia y más profunda inconsistencia, un método que se ha llegado a considerar como una especial y literaria reducción al absurdo.
Por su trascendental influencia, Franz Kafka se coloca a la cabeza de la renovación que emprendió el género novelístico en las primeras décadas del siglo XX, en la que también han de ubicarse grandes maestros como el francés Marcel Proust, el irlandés James Joyce y el estadounidense William Faulkner. Pero su originalidad irreductible y el inmenso valor literario de su obra le han valido a posteriori una posición privilegiada, casi mítica, en la literatura contemporánea. Cien años después de La metamorfosis, las múltiples interpretaciones trazadas desde los más variados puntos de vista (desde el enfoque existencialista al sociológico o psicoanalítico, pasando por las que parten del judaísmo o de la biografía del autor) siguen pareciendo reducciones o simplificaciones de una obra que, por su riqueza significativa, apenas tiene parangón en la literatura universal.

sábado, 2 de julio de 2016

YOLANDE MKAGASANA

LA LOCURA

Este sol malévolo y cómplice
Que osa sonreír a los asesinos
Que osa iluminar este país maldito
Donde la ley que dirige es la de la sangre
En la que no veo más que el abismo
Donde todo el mundo se hundirá
Un hueco negro donde no hay más que la muerte
Ningún destello, ningún rayo de esperanza
La ausencia de las víctimas es la de los verdugos
La ausencia de los verdugos es la de las víctimas
Tenemos toda la vida en común
Graciosa especie es la humana
Besaba al viento que se ha llevado a mis hijos
Quería besarlo para sentirlos
Estrecharlos muy fuerte entre mis brazos
Para decirles que más nada podrá arrebatármelos
Los seguiré hasta el más allá del más allá
Seguiremos juntos por la eternidad
Esta eternidad que sólo yo comprendo
Porque mi eternidad es también mi presente
El viento sopla sobre mi cuerpo
Quería estar desnuda para sentir su frescura
Tendría calor de estar en lo irreal de lo real
Transpiraba fuerte de ver lo irreal de mi vida
Yo hubiera querido que ese viento me cosquilleara
Poder reír, como antes, de mi tontería
Reír de mi bobada al pensar que el mal es fuerte
Poder aun reír de mí misma.
Reír de dicha en una desgracia demasiado fuerte
Debo salir lo más rápido
De estos sufrimientos que me esterilizan
Que reducen mi cuerpo y mi alma
Cuando el mundo piensa que vivo
Sin embargo fui muerta el día aquel
Los 100 días sin respuesta del más alto
Me hicieron dudar de su existencia
Hasta el desprecio de los que me lo han enseñado
YOLANDE MUKAGASANA nació en Ruanda en 1954. Sobrevivió el genocidio de 1994, donde perdió a sus tres hijos, a su marido y a sus hermanos.
ADELA ZAMUDIO


NACER HOMBRE

Cuánto trabajo ella pasa
Por corregir la torpeza
De su esposo, y en la casa,
(permitidme que me asombre)
tan inepto como fatuo
sigue él siendo la cabeza,
porque es hombre.

Si alguna versos escribe
-?De alguno esos versos son
que ella sólo los suscribe?;
(permitidme que me asombre)
Si ese alguno no es poeta
¿por qué tal suposición?
-Porque es hombre.

Una mujer superior
en elecciones no vota,
y vota el pillo peor;
(permitidme que me asombre)
con sólo saber firmar
puede votar un idiota,
porque es hombre.

Él se abate y bebe o juega
en un revés de la suerte;
ella sufre, lucha y ruega;
ella se llama ?ser débil?,
y él se apellida ?ser fuerte?
porque es hombre.

Ella debe perdonar
si su esposo le es infiel;
mas, él se puede vengar;
(permitidme que me asombre)
en un caso semejante
hasta puede matar él,
porque es hombre.

¡Oh, mortal!
¡Oh mortal privilegiado,
que de perfecto y cabal
gozas seguro renombre!
para ello ¿qué te ha bastado?
Nacer hombre.

(La Paz, 1854 - Cochabamba, 1928) Poetisa y novelista boliviana. Su notable figura representó en su país la transición del romanticismo al modernismo.
MOHBOBAH EBRAHIM


AZUL

Para mi hija Mehraneh

Pensaba
en el océano al despuntar el sol,
en el velamen en el azul oleaje,
¡sí!
pensaba en ti,
¡mi bebita!
En los días en que flotabas en mi –
¡como un pececillo
sin mar!


Deseo para ti
mares y mares de felicidad
tranquilízate mi amor,
este no es el sonido de una bala,
son los granados floreciendo en el jardín
¡anhelantes de tus labios!
Las faldas del monte Baba
esperan que corras confiada
para cazar sus conejos


¡Tranquilízate mi niña!
Las bombas fueron sólo una pesadilla,
pertenecen a un tiempo en que mamá temía
a los explosivos que escondían dentro de reidoras muñecas,
tranquila.
El mundo es mi seno
guardando tu sueño con amor.


Mahbobah Ebrahimi nació en Kandahar, Afganistán, en 1976. Desde su temprana infancia la guerra la llevó a vivir el desplazamiento hasta Irán, donde se graduó en cciencias básicas de la salud en la Universidad de Teherán. Escribe poesía desde su adolescencia, está casada con un poeta afgano y tiene tres hijos. Su primer libro de poesía es El viento es mi hermano. Trabajó como Jefe de Redacción del periódico cultural "Farkhar" y como Jefe de Redacción de la revista mensual Neda, dedicada a las mujeres. Desde 2007 vive en Afganistán con su familia, en medio de la zozobra de la guerra.


WISLAWA SZYMBORSKA
La habitación del suicida 
Seguramente crees que la habitación estaba vacía.
Pues no. Había tres sillas bien firmes.
Una lámpara buena contra la oscuridad.
Un escritorio, en el escritorio una cartera, periódicos.
Un buda despreocupado. Un cristo pensativo.
Siete elefantes para la buena suerte y en el cajón una agenda.
¿Crees que no estaban en ella nuestras direcciones?
Seguramente crees que no había libros, cuadros ni discos.
Pues sí. Había una reanimante trompeta en unas manos negras.
Saskia con una flor cordial.
Alegría, divina chispa.
Odiseo sobre el estante durmiendo un sueño reparador
tras las fatigas del canto quinto.
Moralistas,
apellidos estampados con sílabas doradas
sobre lomos bellamente curtidos.
Los políticos justo al lado se mantenían erguidos.
No parecía que de esta habitación no hubiera salida,
al menos por la puerta,
o que no tuviera alguna perspectiva, al menos desde la ventana.
Las gafas para ver a lo lejos estaban en el alféizar.
Zumbaba una mosca, o sea que aún vivía.
Seguramente crees que cuando menos la carta algo aclaraba.
Y si yo te dijera que no había ninguna carta.
Tantos de nosotros, amigos, y todos cupimos
en un sobre vacío apoyado en un vaso.
 
2 DE JULIO DE  1923 NACE:
WISLAWA SZYMBORSKA
(Kórnik, Poznan, 1923 - Cracovia, 2012) Poetisa polaca, considerada una de las más singulares de su país, que recibió el premio Nobel de Literatura en 1996. Hija de un funcionario, en 1931 se trasladó con su familia a Cracovia, ciudad en la que se asentó de forma definitiva. Estudió filología y sociología después de la Segunda Guerra Mundial en la Universidad Jagellónica, tras lo cual inició su andadura literaria, consagrada esencialmente a la poesía, aunque también a la crítica y al ensayo en diversas publicaciones periódicas, en particular en Vida Literaria.

Wislawa Szymborska
Ahí aparecieron desde 1968 sus "folletines literarios", a modo de poco convencionales críticas, que serían publicados en forma de libro en dos volúmenes,Lecturas facultativas (1973 y 1981). Su primer poema publicado, "Busco la palabra", apareció en 1945 en el Diario Polaco, y fue a partir del poemario Por eso vivimos (1952) cuando obtuvo reconocimiento público.
El inicio de su itinerario creativo se produjo bajo las normas estilísticas del realismo socialista imperante y denota tanto el estremecimiento por los crímenes de la guerra reciente como su identificación con los sufrimientos del pueblo polaco y su esfuerzo por superarlos. En esa estela, aunque ya anunciando algunas de las características de su obra posterior, en particular la ironía para abordar poéticamente los dilemas filosóficos que la inquietan, escribió Preguntas hechas a una misma (1954).
Pero será con Llamada al Yeti (1957) cuando romperá definitivamente con los preceptos del régimen, en un ajuste de cuentas con su actitud anterior y también con la de la sociedad oficial. A partir de aquel año, en Polonia como en otros países, se inició un fuerte movimiento de rechazo de la imposición soviética y del doctrinarismo comunista, en forma de rebeldía nacionalista. Szymborska optó por la reflexión filosófica y ética, tomando distancia de los debates concretos, y siempre tiñendo de su peculiar humor sus indagaciones poéticas sobre el espíritu humano individual.
Sucesiva y discretamente fueron apareciendo sus obras de madurez: La sal (1962),Cien alegrías (1967), Todo caso (1972), Gran número (1976) y Gente en el puente(1986), hasta llegar a Fin y principio (1993). Pese a abordar de forma continua lo que considera los más hondos recovecos del ser humano, Wislawa Szymborska tiende a despojar su poesía de gravedad retórica, para lo cual recurre al distanciamiento intelectual y emocional por medio del aludido humorismo presente en casi todos sus libros, junto con el frecuente recurso del lenguaje coloquial, la sencillez, los versos breves y la estructura de estrofas clásica.
Otro de los rasgos de su obra es su facultad para desvelar lo insólito a través de los hechos y los fenómenos aparentemente más insignificantes y cotidianos. En realidad, su visión de la sociedad es pesimista y amarga, de modo que los individuos disponen tan sólo de la lucidez y la ironía para afrontar sus dolorosas relaciones con el medio que les determina.
Ven, camina conmigo. 
 Emily Brontë (1818-1848)

Ven, camina conmigo,
sólo tú has bendecido alma inmortal.
Solíamos amar la noche invernal,
Vagar por la nieve sin testigos.
¿Volveremos a esos viejos placeres?
Las nubes oscuras se precipitan
ensombreciendo las montañas
igual que hace muchos años,
hasta morir sobre el salvaje horizonte
en gigantescos bloques apilados;
mientras la luz de la luna se apresura
como una sonrisa furtiva, nocturna.

Ven, camina conmigo;
no hace mucho existíamos
pero la Muerte ha robado nuestra compañía
-Como el amanecer se roba el rocío-.
Una a una llevó las gotas al vacío
hasta que sólo quedaron dos;
pero aún destellan mis sentimientos
pues en ti permanecen fijos.

No reclames mi presencia,
¿puede el amor humano ser tan verdadero?
¿puede la flor de la amistad morir primero
y revivir luego de muchos años?
No, aunque con lágrimas sean bañados,
Los túmulos cubren su tallo,
La savia vital se ha desvanecido
y el verde ya no volverá.
Más seguro que el horror final,
inevitable como las estancias subterránea
s
donde habitan los muertos y sus razones,
El tiempo, implacable, separa todos los corazones.


2 DE JULIO DE 1877 NACE:
 HERMANN HESSE

(Calw, 1877 - Montagnola, 1962) Novelista alemán que en ocasiones utilizó el seudónimo de Emil Sinclair; obtuvo el premio Nobel en 1946. Vástago de una familia de misioneros pietistas, fue destinado al estudio de la teología y enviado en 1891 al seminario de Maulbronn.
De allí se fugó en 1894 e hizo el aprendizaje de relojero en Calw. En 1895 fue aprendiz de librero en Tubinga y trabajó como tal en Basilea a partir de 1899. Después del éxito de Peter Camenzind (1904) se instaló a orillas del lago de Constanza dedicado a la literatura. En 1911 viajó a la India, más tarde se fue a vivir a Berna y finalmente a Montagnola, cerca de Lugano.
Peter Camenzind (1904) puede ser considerada un arquetipo del género conocido como "novela de formación", de escritura reflexiva y melancólica, sobre un joven que llega del campo a la ciudad para acabar huyendo de la cultura urbana y regresar a la naturaleza y la vida sencilla. En esa misma línea, Bajo la rueda (1906) expresa la rebelión contra la autoridad.
Pero el título que marca el paso del ecuador dentro de la obra de Hesse es sin duda Demian (1919), cuyas primeras ediciones se publicaron bajo el seudónimo Emil Sinclair y con el significativo subtítulo "Una historia de juventud": escrita en medio de una profunda depresión, la novela es sin embargo un canto a la amistad, al arte y a la vida. Siddharta (1922), diametralmente distinta, recoge la experiencia del autor en la India y se convertiría, una generación más tarde, en el libro de cabecera de los primeros "hippies", difusores en Occidente de la cultura budista.
El lobo estepario (1927) es acaso el más célebre de los títulos de Hesse e inicia sin duda la etapa de madurez de su obra: está construido a partir de las notas póstumas del artista Harry Haller, introducidas por los comentarios de un editor, y es un lúcido análisis sobre la locura de una época en la que muere lo viejo sin que haya nacido algo nuevo. Narciso y Goldmundo (1930), situada en una imprecisa alba del Renacimiento, presenta la contraposición de Narciso, el monje ascético, y Goldmundo, el artista, en una escuela monástica, donde traban amistad. Es la confrontación entre el mundo paterno, encarnado en el logos y la ciencia, y el arte maternal, que no representa una certeza sino una búsqueda de por vida.
El juego de los abalorios (1943), cierra lo que puede entenderse como una trilogía de culminación de la obra de Hesse, a través de un nuevo intento de reunión (los abalorios) del mundo de las artes y de las ciencias: un auténtico resumen de los esfuerzos anteriores del autor por reflejar la inquietante dualidad entre el pensamiento y el espíritu. Siguieron luego colecciones de cuentos, relatos y meditaciones, y en 1951 la antología literaria de este educador humano, que une la interioridad de la lucha sostenida para la existencia del espíritu, consciente de su propia responsabilidad, con la advertencia dirigida a su misma época en peligro y al pueblo alemán. La edición completa de las obras de Hermann Hesse, en seis tomos, apareció en 1952.

viernes, 1 de julio de 2016



JUAN CARLOS ONETTI
BALADA DEL AUSENTE
Entonces no me des un motivo por favor
No le des conciencia a la nostalgia,
La desesperación y el juego.
Pensarte y no verte
Sufrir en ti y no alzar mi grito
Rumiar a solas, gracias a ti, por mi culpa,
En lo único que puede ser
Enteramente pensado
Llamar sin voz porque Dios dispuso
Que si Él tiene compromisos
Si Dios mismo le impide contestar
Con dos dedos el saludo
Cotidiano, nocturno, inevitable
Es necesario aceptar la soledad,
Confortarse hermanado
Con el olor a perro, en esos días húmedos del sur,
En cualquier regreso
En cualquier hora cambiable del crepúsculo
Tu silencio
Y el paso indiferente de Dios que no ve ni saluda
Que no responde al sombrero enlutado
Golpeando las rodillas
Que teme a Dios y se preocupa
Por lo que opine, condene, rezongue, imponga.
No me des conciencia, grito, necesidad ni orden.
Estoy desnudo y lejos, lo que me dejaron
Giro hacia el mundo y su secreto de musgo,
Hacia la claridad dolorosa del mundo,
Desnudo, sólo, desarmado
bamboleo mi cuerpo enmagrecido
Tropiezo y avanzo
Me acerco tal vez a una frontera
A un odio inútil, a su creciente miseria
Y tampoco es consuelo
Esa dulce ilusión de paz y de combate
Porque la lejanía
No es ya, se disuelve en la espera
Graciosa, incomprensible, de ayudarme
A vivir y esperar.
Ningún otro país y para siempre.
Mi pie izquierdo en la barra de bronce
Fundido con ella.
El mozo que comprende, ayuda a esperar, cree lo que ignora.
Se aceptan todas las apuestas:
Eternidad, infierno, aventura, estupidez
Pero soy mayor
Ya ni siquiera creo,
En romper espejos
En la noche
Y lamerme la sangre de los dedos
Como si la hubiera traído desde allí
Como si la salobre mentira se espesara
Como si la sangre, pequeño dolor filoso,
Me aproximara a lo que resta vivo, blando y ágil.
Muerto por la distancia y el tiempo
Y yo la, lo pierdo, doy mi vida,
A cambio de vejeces y ambiciones ajenas
Cada día más antiguas, suciamente deseosas y extrañas.
Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
Apoyar el zapato en el barrote de bronce
Y esperar sin prisa su vejez, su ajenidad, su diminuto no ser.
La paz y después, dichosamente, en seguida, nada.
Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo, no inventará arrugas, no me inflará las mejillas
Ahí estaré esperando una cita imposible, un encuentro que no se cumplirá.
1 JULIO DE 1908 NACE:
JUAN CARLOS ONETTI
(Montevideo, 1908 - Madrid, 1994) Novelista uruguayo, considerado no sólo el escritor más importante que ha dado la literatura de su país, sino uno de los máximos creadores de la narrativa en lengua 
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castellana del siglo XX.
Hijo segundo de un funcionario de aduanas descendiente de emigrados irlandeses (ONetty, parece haber sido el apellido original) y de una brasileña que pertenecía a una familia de hacendados gaúchos, desertó de los estudios de derecho a mitad de la carrera, y desde la temprana adolescencia frecuentó las redacciones de periódicos y revistas de ambas márgenes del Río de la Plata, viviendo alternativamente en Montevideo y Buenos Aires, ciudad esta última en la que se instaló por primera vez, y ya independiente de los suyos, cuando sólo contaba veinte años.
Secretario de redacción del mítico semanario Marcha, donde firmaba sus críticas y colaboraciones con el popular seudónimo de Periquito el Aguador, asiduo del diario La Prensa y de la revista Vea y Lea, y encargado posteriormente de la sucursal rioplatense de la agencia Reuter, vivió un cuarto de siglo entre ambas capitales, de cuya síntesis surgiría la fantasmal Santa María donde transcurren sus principales ficciones (y algo más tarde Lavanda, resumen o boceto de la Banda Oriental).
Afincado en Montevideo, entre 1955 y 1975 fue director de bibliotecas municipales del distrito montevideano y luego integrante de la junta directiva de la Comedia Nacional, hasta que en el último de los citados años fue acusado de actividades subversivas por la dictadura que gobernaba su país, y eligió el exilio madrileño que ya no abandonaría hasta su muerte. En Uruguay había obtenido el Premio Nacional de Literatura, en 1962, y en España se le concedió el Cervantes, en 1980, y un año antes el de la Crítica por Dejemos hablar al viento, votado por los especialistas en forma unánime como el mejor libro de habla española publicado durante 1979.
Después de sus primeros relatos (ganó un concurso del género, convocado por el diario La Prensa, de Buenos Aires, en 1934) se inició en la novela con El pozo (1939), que los críticos han considerado el más claro antecedente hispánico de la llamada literatura existencialista, difundida por Sartre y Camus, que dominaría como tendencia, durante el decenio siguiente, la narrativa occidental. Tras ella escribió Tiempo de abrazar (1940), Tierra de nadie (1941), Para esta noche (1943), Los adioses (1954) y Para una tumba sin nombre (1959), además de las sucesivas colecciones de cuentos Un sueño realizado (1951), La cara de la desgracia (1960), El infierno tan temido (1962) y Tan triste como ella (1963).
Pero el pasaje a la madurez y la absoluta autonomía de una obra que aportaba no sólo un lenguaje inédito en la narrativa hispánica, sino un universo conjetural por el que los personajes y las secuencias transitaban de un libro a otro, enriqueciendo en forma creciente el conjunto, se produjo con la escritura de La vida breve (1950), su primera obra maestra, que tendría posterior continuidad en otros dos títulos igualmente magistrales: El astillero (1961) y Juntacadáveres (1967), que constituyen la llamada "trilogía de Santa María", por transcurrir las tres novelas en la misma ciudad imaginaria, y ser habitadas por los mismos personajes que se van cediendo el protagonismo de las páginas de una a las de las otras, sin dejar por ello de ser cada una de ellas obras cerradas y autosuficientes en sí mismas.
Los temas y la atmósfera que van configurando la producción de Onetti son comunes y sórdidos: la soledad, la prostitución, la rutina, el dinero. La vida breve (entre las mencionadas) es por su exasperado realismo una auténtica obra maestra: relata el desdoblamiento de un ser tímido y sin aliento, José María Braussen, que se inventa otro yo, José María Arce, personaje violento que planea un crimen. En ella se da la fundación de Santa María, una ciudad mítica y ficticia (como Macondo de García Márquez y Comala de Rulfo), de indeterminado emplazamiento rioplatense, escenario de todo el ciclo narrativo.
El astillero y Juntacadáveres se centran en la historia del personaje Junta Larsen. La última, aunque escrita posteriormente, se refiere a hechos anteriores de Larsen, cuando éste proyecta organizar científicamente un burdel en la hipócrita sociedad de Santa María. En El astillero (su título más celebrado) relata el delirio y la derrota del personaje, enredado en la reorganización del astillero de un tal Petrus y en la seducción de la hija de éste.
Ya en el exilio español, Onetti agregó todavía un estremecedor epílogo a la serie con las densas páginas de Dejemos hablar al viento (1979), una suerte de Apocalipsis de la ciudad imaginada y de sus reiterados habitantes; trata también sobre un personaje de imprecisa identidad, Medina, que ejercita sucesivamente la medicina y la pintura (bajo la protección de una prostituta) y, de regreso a Santa María, actúa como comisario, sumido en una total degradación física y moral.
El ciclo se completó con dos títulos que recuperan historias ocurridas en la vecina Lavanda o en el deteriorado y postrero refugio de Monte (los dos igualmente imaginarios), y cierran con espléndida contundencia la propuesta narrativa del autor uruguayo: Cuando entonces (1987) y ese testamento de la ficción onettiana que publicó un año antes de morir y tituló Cuando ya no importe (1993).
Convencido desde sus inicios del radical epigonismo de la literatura hispanoamericana, y contrario a la tendencia grandilocuente y retórica en los autores del continente desde los años de las guerras independentistas, que se había visto favorecida por las sucesivas influencias de románticos y modernistas, Onetti se planteó para sí mismo una escritura lacónica, que unida a su temperamento escéptico y desencantado produjo un estilo que no tiene antecedentes y que abrió una vía tan fructífera como inédita antes de él en la narrativa en lengua española.
1 DE JULIO DE 1804 NACE
GEORGE SAND
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(Aurore Dupin, baronesa Dudevant; París, 1804-Nohant, 1876) Escritora francesa. Se educó con su abuela paterna en la propiedad de Nohant. Contrajo matrimonio con el barón Casimir Dudevant (1822), de quien tuvo dos hijos y de quien se separó en 1830. En 1831 se instaló en París. Fue amante del novelista J. Sandeau, con quien escribió, bajo el seudónimo común de Jules Sand, la novela Rose y Blanche (1831).

En 1832, ya con el seudónimo de George Sand, publicó Indiana y Valentine y al año siguiente obtuvo un gran éxito con la novela Lélia. Tras la ruptura con Sandeau, inició sus relaciones con Alfred de Musset (1833-1834). A este período corresponden sus novelas Jacques (1834), André (1835) y Mauprat (1837). De regreso a Nohant, Michel de Bourges le hizo interesarse por la política; trató a Liszt y a Lamennais y se hizo discípula entusiasta del socialista P. Leroux.

En 1838 inició su larga relación con Chopin, uno de cuyos episodios es la estancia en la cartuja de Valldemosa (1838-1839), que la escritora evoca en Un invierno en Mallorca (1842). A esta época, marcada por sus ideales sociales y humanitarios, pertenecen sus novelas Spiridion (1839), El «compagnon» de la vuelta a Francia (1841) -la primera novela francesa que tiene por protagonista a un obrero-, Horace (1842), Consuelo (1843), La condesa de Rudolstadt (1844), El molinero de Angibault (1845) y El pecado de Monsieur Antoine (1846).
Al producirse la revolución de 1848, acudió a París y participó de forma activa en los acontecimientos; sin embargo, tras imponerse la reacción del mes de junio, regresó a Nohant, donde residió casi de forma permanente hasta su muerte y desde donde protegió a escritores jóvenes, como G. Flaubert. Completó una serie de novelas sobre la vida campesina, que había iniciado con El pantano del diablo (1846): François le Champi (1848), La pequeña Fadette (1849) y Los maestros campaneros (1853).
Ya en el umbral de su vejez publicó una serie de relatos idílicos: Los apuestos caballeros de Bois-Doré (1857), El marqués de Villemer (1861), Mademoiselle La Quintinie (1863) y Laura (1864). Es autora también de libros de memorias (Historia de mi vida, 1855; Ensueños y recuerdos, 1871-1872; Impresiones y recuerdos, 1873-1876), y tras su muerte se publicaron su copiosa correspondencia y su Diario íntimo (1926).
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jueves, 30 de junio de 2016

30 DE JUNIO DE 1682 NACE:
JOHN GAY
Dramaturgo y poeta inglés, nacido en Barnstaple, Devonshire, en 1685 y muerto en Londres en 1732.Huérfano a la edad de diecisiete años, entró como aprendiz en la casa de un fabricante de tejidos de seda, oficio que abandonó en 1706 para dedicarse al mundo de las letras. En 1713 trabajó como secretario de la viuda del duque de Monmouth.
 
En 1913 escribió, en un tono eminentemente satírico y en colaboración con Pope y Arbuthnot, Tres horas después de la boda.
Ese tono satírico y burlesco domina en casi toda su obra. Escribió la comedia musical The beggar´s opera (La ópera del mendigo, 1728), una de las obras más logradas del teatro inglés del primer tercio del siglo XVIII que sirvió de fuente de inspiración para Die Dreigroschenoper (La ópera de cuatro cuartos o de tres peniques), de Bertolt Brecht y Kurt Weill. Ambientada en la antigua cárcel de Londres, el tema es la pasión que despierta el donjuanesco bandolero Macheath en Polly y Lucy, hijas, respectivamente, de un usurero y del carcelero de Newgate. La pieza es una crítica desenfadada a los estamentos e instituciones sociales y sus representantes, particularmente a Walpole y su gobierno. Su continuación Polly (1730) no pudo representarse hasta 1777.
Entre sus volúmenes de poesía, cabe mencionar The Fan (1714); Rural Sports (1713); The shepherd´s week (La semana del pastor, 1714); Trivia, or the art of walking the streets of London (Trivia, o el arte de pasear por las calles de Londres, 1716), donde hace una divertida descripción de ciertos aspectos de la vida londinense.
Además, escribió epístolas, églogas, dos volúmenes de fábulas (1727-1738) al estilo de Esopo y La Fontaine, baladas y el libreto de la ópera Acis and Galatea, una parodia de un mito de las Metamorfosis de Ovidio.

CZESLAW  MILOSZ
HONESTA DESCRIPCIÓN DE MI MISMO
Tomándome un whisky en un aeropuerto,
digamos que en Mineápolis
Mis oídos captan cada vez menos las conversaciones,
mis ojos se debilitan, pero siguen siendo insaciables.
Veo sus piernas en minifalda, en pantalones o envueltas
en telas ligeras.
A cada una la observo por separado, sus traseros y
sus muslos, pensativo, arrullado por sueños porno.
Viejo verde, ya sería tiempo de que te fueras a la tumba
en lugar de entretenerte con juegos y diversiones de jóvenes.
No es verdad, hago solamente lo que siempre he hecho,
ordenando las escenas de esta tierra bajo el dictado
de la imaginación erótica.
No deseo a esas criaturas en particular, lo deseo todo,
y ellas son como el signo de una relación extática.
No es mi culpa que así estemos constituidos: la mitad
de contemplación desinteresada y la mitad de apetito.
Si después de morir me voy al cielo, tendrá que ser
como aquí, sólo que liberado de estos torpes sentidos,
de estos pesados huesos.
Transformado en mirar puro, seguiré devorando las
proporciones del cuerpo humano, el color de los lirios,
esa calle parisina en un amanecer de junio, y toda la
extraordinaria, inconcebible multiplicidad de las cosas visibles.

30 DE JUNIO de 1911 NACE :
CZESLAW MILOSZ

(Szetejnic, 1911 - Cracovia, 2004) Escritor polaco, uno de los mayores del siglo XX, de gran influjo en su país y fuera de él, que obtuvo el premio Nobel en 1980. Estudió derecho en la Universidad de Vilna, y a los veinte años participó en la creación del grupo Vanguardia de Vilna, de marcado carácter catastrofista y partidario de la estética del absurdo, al tiempo que trabajaba como redactor literario en la radio. A ese período pertenecen Poema del tiempo congelado (1933) y Tres inviernos (1936).
Pasó la guerra entre Vilna y Varsovia, trabajando en bibliotecas y sin tomar parte en las actividades bélicas, aunque sí escribió poesía de tono patriótico que publicó con seudónimo. Finalizada la contienda, aceptó el puesto de agregado cultural en la embajada de Washington (1945) y más tarde en la de París (1951), ciudad en la que se exilió ese mismo año; allí apareció El pensamiento cautivo (1953), libro que pretende explicar al mundo las condiciones en las que se desarrolló la creación en la Polonia comunista y que tuvo gran repercusión internacional.
En 1960 se trasladó a Berkeley, donde fijó definitivamente su residencia e impartió clases de literatura polaca en la Universidad de California. La concesión del Nobel representó el reconocimiento internacional de su obra, pero también de la muy abundante literatura polaca del exilio.
La obra literaria de Czeslaw Milosz se extiende al ámbito del ensayo y la novela, pero es sobre todo la poesía el género en el que destaca su genio y con el que ejerce una influencia mayor en la literatura polaca, al tiempo que expresa para el mundo su vivencia del duro y contradictorio período que le ha tocado vivir. Durante el período de residencia en París escribió y publicó dos entregas poéticas, Luz del día (1953) y El rey Popiel y otros poemas (1962), que tendrían continuación en su período norteamericano con Pepito encantado (1964), Ciudad sin nombre (1969), Donde el sol sale y se oculta (1974), Himno sobre la perla (1983), Crónicas (1987), Poemas (1987) y Regiones lejanas (1991).
Su poesía, como toda su obra literaria, es la de un escritor que es testigo de su tiempo, y esto le convierte en un paradigma de una época, de alguien situado al margen de conmociones y aventuras, que no tiene, por tanto, avatar ninguno que contar acerca de su propia vida, sino que expresa precisamente, sin aspavientos, la existencia del hombre característico del siglo XX, el ser anónimo de las grandes ciudades, carente de heroicidad, que sobrevive, produce, se reproduce y en todo ello encuentra suficiente razón para la existencia, integrando religión y ser social, patriotismo y esperanzada confianza en el ser humano.
Esta actitud será ásperamente criticada por algunos de sus compatriotas, sobre todo por Z. Herbert, quien lo acusa de carecer de norte y de convicciones. Entre sus obras narrativas se cuentan El poder cambia de manos (1953), de corte político, y El valle de Issa (1955), libro de recuerdos de su infancia y adolescencia sobre el fondo de una Lituania fantástica. De su amplia producción ensayística merece un particular relieve El pensamiento cautivo (1953), obra que trata sobre la mentalidad del intelectual bajo el estalinismo, y Otra Europa (1959), especie de guía en el filo de la biografía de la realidad histórico-cultural polaca y de la Europa centro-oriental.

16 DE JUNIO DE 1955 ES BOMBARDEADA LA PLAZA DE MAYO

16 DE JUNIO DE 1955 ES BOMBARDEADA LA PLAZA DE MAYO Pocas veces en la historia mundial, miembros de las Fuerzas Armadas de un país, con la c...