martes, 8 de noviembre de 2016

8 DE NOVIEMBRE DE 1847 NACE BRAM STOKER

  8 DE NOVIEMBRE DE 1847       NACE   
    BRAM STOKER    
(Abraham Stoker, Dublín, 1847 - Londres, 1912) Novelista irlandés.
Hijo de un funcionario público, hasta los siete años de edad sufrió una grave parálisis que le impedía andar. Los problemas de salud de su niñez no le impidieron distinguirse como atleta y futbolista en la Universidad de Dublín, donde cursó con excelentes resultados la carrera de Matemáticas y fue presidente de la Sociedad Filosófica.
Entre 1867 y 1877 fue funcionario público en Dublín. En esta misma época, siguiendo la inclinación que sentía hacia el teatro, posiblemente heredada de su padre, escribió crítica dramática para The Evening Mail, sin recibir por ello ninguna compensación económica.
En 1878 conoció a su ídolo, el actor inglés Henry Irving. Nació entre ellos una gran amistad y Stoker se convirtió en representante y secretario del actor. Ocupó en este empleo los veintisiete años siguientes, en los que se encargó de la correspondencia de Irving, le acompañó en sus múltiples giras y estuvo a su lado en el momento de su muerte; junto a él dirigió el Lyceum Theatre de Londres. Sus recuerdos darían lugar al libro Recuerdos personales de Henry Irving (1906).
Bram Stoker escribió numerosas novelas y relatos cortos, entre los que destacan El paso de la serpiente (1890), El misterio del mar (1902), La joya de las siete estrellas (1904) y La dama de la mortaja (1909). También se le debe el entretenido libro Impostores famosos, en el que sostiene, entre otras, la teoría de que la reina Isabel I de Inglaterra era un hombre disfrazado.
Pero su obra más célebre es Drácula (1897), novela en la que construye, a través de diarios y cartas, el retrato de uno de los personajes más famosos del ideario decadentista de la época, el conde vampiro de Transilvania. El relato se basa en diversas leyendas previas, aunque Stoker consigue una unidad de efecto e inquietantes resonancias eróticas y simbólicas, suprimiendo las fronteras sensibles entre vida y muerte a través de un juego de seducción de gran poder y sugerencia.
La novela fue de los bestsellers editoriales a lo largo del siglo XX y una fructífera inspiración para el cine, dando lugar a un auténtico reguero de películas a partir de la obra maestra del cineasta alemán Murnau (1922) y de la protagonizada en 1931 por Bela Lugosi; entre las más recientes, destaca la de Francis Ford Coppola (1992). Entre su restante producción cabe citar Bajo el crepúsculo (1882), El hombro de Shasta (1895), La señorita Betty (1898), El Hombre (1905), La señora Athlyne (1908), La guarida del gusano blanco (1911) y otros títulos como Muerte entre bastidores, El huésped de Drácula, La casa del juez y Drácula: la cúspide del horror.
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lunes, 7 de noviembre de 2016



JUAN RULFO
PEDRO PÁRAMO (frag.)

Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi
madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté
sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en plan de 
prometerlo todo. «No dejes de ir a visitarlo -me recomendó-. Se llama de otro modo y de
este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte.» Entonces no pude hacer otra cosa
sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a
mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.
Todavía antes me había dicho:
-No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca
me dio... El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.
-Así lo haré, madre.
Pero no pensé cumplir mi promesa. Hasta que ahora pronto comencé a llenarme de
sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este modo se me fue formando un mundo
alrededor de la esperanza que era aquel señor llamado Pedro Páramo, el marido de mi
madre. Por eso vine a Comala.
Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por
el olor podrido de las saponarias.
El camino subía y bajaba: «Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube;
para el que viene, baja».
-¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo?
-Comala, señor.
-¿Está seguro de que ya es Comala?
-Seguro, señor.
-¿Y por qué se ve esto tan triste?
-Son los tiempos, señor.
Yo imaginaba ver aquello a través de los recuerdos de mi madre; de su nostalgia, entre
retazos de suspiros. Siempre vivió ella suspirando por Comala, por el retorno; pero jamás
volvió. Ahora yo vengo en su lugar. Traigo los ojos con que ella miró estas cosas, porque
me dio sus ojos para ver: «Hay allí, pasando el puerto de Los Colimotes, la vista muy
hermosa de una llanura verde, algo amarilla por el maíz maduro. Desde ese lugar se ve
Comala, blanqueando la tierra, iluminándola durante la noche». Y su voz era secreta, casi
apagada, como si hablara consigo misma... Mi madre.
-¿Y a qué va usted a Comala, si se puede saber? -oí que me preguntaban.
-Voy a ver a mi padre -contesté.
-¡Ah! -dijo él.
Y volvimos al silencio.
Caminábamos cuesta abajo, oyendo el trote rebotado de los burros. Los ojos
reventados por el sopor del sueño, en la canícula de agosto.
-Bonita fiesta le va a armar -volví a oír la voz del que iba allí a mi lado-. Se pondrá
contento de ver a alguien después de tantos años que nadie viene por aquí

sábado, 5 de noviembre de 2016

LEWIS CARROLL

GALIMATAZO

Brillaba, brumeando negro, el sol;

agiliscosos giroscaban los limazones

banerrando por las váparas lejanas;

mimosos se fruncían los borogobios

mientras el momio rantas murgiflaba.

¡Cuídate del Galimatazo, hijo mío!

¡Guárdate de los dientes que trituran

y de las zarpas que desgarran!

¡Cuídate del pájaro Jubo-Jubo y

que no te agarre el frumioso Zamarrajo!


Valiente empuñó el gladio vorpal;

a la hueste manzona acometió sin descanso;

luego, reposóse bajo el árbol del Tántamo

y quedóse sesudo contemplando…


Y así, mientras cavilaba firsuto,

¡¡hete el Galimatazo, fuego en los ojos,

que surge hedoroso del bosque turgal

y se acerca raudo y borguejeando!!


¡Zis, zas y zas! ¡Una y otra vez

zarandeó tijereteando el gladio vorpal!

Bien muerto dejó al monstruo, y con su testa

¡volvióse triunfante galompando!


¡¿Y haslo muerto?! ¡¿Al Galimatazo?!

¡Ven a mis brazos, mancebo sonrisor!

¡Qué fragarante día! ¡Jujurujúu! ¡Jay, jay!

Carcajeó, anegado de alegría.


Pero brumeaba ya negro el sol;

agiliscosos giroscaban los limazones

banerrando por las váparas lejanas;

mimosos se fruncían los borogobios

mientras el momio rantas murgiflaba…


"Jabberwocky"

'Twas brillig, and the slithy toves
Did gyre and gimble in the wabe;
All mimsy were the borogoves,
And the mome raths outgrabe.

'Beware the Jabberwock, my son!
The jaws that bite, the claws that catch!
Beware the Jubjub bird, and shun
The frumious Bandersnatch!'

He took his vorpal sword in hand:
Long time the manxome foe he sought--
So rested he by the Tumtum tree,
And stood awhile in thought.
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JACOBO FIJMAN

EL CANTO DEL CISNE

Demencia:
el camino más alto y más desierto.

Oficio de las máscaras absurdas; pero tan humanas.
Roncan los extravíos;
tosen las muecas
y descargan sus golpes
afónicas lamentaciones.

Semblantes inflamados;
dilatación vidriosa de los ojos
en el camino más alto y más desierto.

Se erizan los cabellos del espanto.

La mucha luz alaba su inocencia.

El patio del hospicio es como un banco
a lo largo del muro.

Cuerdas de los silencios más eternos.

Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.

¿A quién llamar?
¿A quién llamar desde el camino
tan alto y tan desierto?

Se acerca Dios en pilchas de loquero,
y ahorca mi gañote
con sus enormes manos sarmentosas;
y mi canto se enrosca en el desierto.

¡Piedad!



5 DE NOVIEMBRE DE 1780 
TÚPAC AMARU 
SE REBELA CONTRA LOS CONQUISTADORES 
(José Gabriel Condorcanqui o Quivicanqui; Surimana, 1738 - Cuzco, 1781) Revolucionario peruano. José Gabriel Condorcanqui descendía por línea materna de la dinastía real de los incas: era tataranieto de Juana Pilco-Huaco, la hija del último soberano inca, Túpac Amaru I, que había sido ejecutado por los españoles en 1572. Más de doscientos años después, en 1780, el vigoroso José Gabriel, hombre carismático, culto y de elegante estampa, lideró el más importante de los levantamientos indígenas contra las autoridades coloniales españolas.

Túpac Amaru II [José Gabriel Condorcanqui]
Tras el fracaso de la revuelta, que ha sido vista como el preludio de las luchas por la independencia, fue ejecutado con extrema crueldad, uniendo su destino al de su ancestro. Las rebeliones indígenas prosiguieron durante dos años en diversas regiones del país, y obligaron a las autoridades a introducir poco más que algunas reformas. Pero el nombre de Túpac Amaru se convirtió en símbolo y bandera para posteriores insurrecciones indígenas y criollas; todavía en el siglo XX diversos movimientos guerrilleros revolucionarios reivindicaron su figura.
Biografía
Hijo del cacique Miguel Condorcanqui, nació Surimana o quizá en Tungasuca hacia 1738, y se educó con los jesuitas en el Colegio de San Bernardo de Cuzco. Durante un tiempo se dedicó al negocio del transporte entre las localidades de Tungasuca, Potosí y Lima, para lo cual contó con un contingente de varios centenares de mulas; hizo también fortuna en negocios de minería y tierras. Hombre educado y carismático, llegó a ser cacique de Tungasuca, Surimana y Pampamarca, y las autoridades reales le concedieron el título de marqués de Oropesa.
Su prestigio entre los indios y mestizos le permitió encabezar una rebelión contra las autoridades españolas del Perú en 1780; dicha rebelión (precedida por otras similares) estalló por el descontento de la población contra los abusos de los corregidores y contra los tributos, el reparto de mercaderías y las prestaciones obligatorias de trabajo que imponían los españoles (mitas y obrajes).
José Gabriel Condorcanqui adoptó el nombre de su ancestro Túpac Amaru (razón por la que sería conocido como Túpac Amaru II) como símbolo de rebeldía contra los colonizadores. Se presentó como restaurador y legítimo heredero de la dinastía inca y envió emisarios para extender la rebelión por todo el Perú. El levantamiento se dirigía contra las autoridades españolas locales, manteniendo al principio la ficción de lealtad al rey Carlos III. Sin embargo, no solamente los insistentes abusos de los corregidores, sino también la dureza de algunas de las recientes medidas impulsadas por la misma monarquía española (y las cargas económicas que implicaron para la población indígena) fueron el motor de la sublevación de Túpac Amaru II.
Las raíces de una crisis
Los levantamientos de finales del siglo XVIII, en especial en las regiones con una fuerte presencia indígena, fueron el preludio de la descomposición del imperio español en América. Debido a la penuria en que se hallaban las arcas públicas a causa de los conflictos internacionales, la corona española impuso una carga fiscal excesiva en sus dominios americanos. El despliegue reformista que transformó el viejo orden colonial entre los años 1776 y 1787, período en que José de Gálvez ocupó la Secretaría de Indias, tuvo consecuencias divergentes en los distintos territorios. En general, las nuevas medidas favorecieron el crecimiento de las economías portuarias vinculadas al comercio con España.
En cambio, sobre las regiones que habían sido hasta entonces centros neurálgicos del imperio, como Perú, el impacto fue más bien negativo. Las ciudades sufrieron un claro retroceso, como muestra el estancamiento de Lima, y se desencadenó una crisis económica, con caída de la industria y de la circulación monetaria, así como una gran inquietud social a causa de la fuerte presión fiscal, que castigó duramente a las clases campesinas y urbanas, atrapadas entre el descenso de sus ingresos y el alza de los precios. Las poblaciones indígenas, el eslabón más débil del sistema económico, no podían cumplir con estas imposiciones; sufrieron los abusos de los corregidores, y no encontrarían otro camino que enfrentarse a esa opresión con métodos violentos.

Túpac Amaru II
Al llegar a Lima el visitador José Antonio de Areche (enviado por José de Gálvez para ejecutar las nuevas medidas dictadas por la corona), se inició un sistemático aumento de los impuestos de alcabala y un reajuste de los impuestos aduaneros en el sur de Perú, lo cual produciría grandes dificultades comerciales. Por ejemplo, para ir de Arequipa al Cuzco había que pasar por territorio del Virreinato del Río de la Plata, porque Puno pertenecía a esa jurisdicción, y ello comportaba el pago de impuestos aduaneros. Por otra parte, una vez legalizado el reparto forzoso de mercaderías (la obligación de comprar mercancías al corregidor a precios injustamente altos), se intentó regular legalmente esta abusiva práctica comercial, restringiéndola a un tope que no podía ser excedido. No obstante, el corregidor Antonio Arriaga, encargado de los cacicazgos de José Gabriel Condorcanqui, había sobrepasado con creces dicho límite.
Los indígenas peruanos sufrían además la imposición del servicio personal forzoso o mita: periódicamente eran llamados y obligados a trabajar en las minas, en los campos, en las obras públicas y en el servicio doméstico a cambio de un salario irrisorio. Curiosamente, se concedían mitas para la construcción de casas para particulares porque se consideraba de "interés público", pero no así para el cultivo de determinadas plantas juzgadas dañinas, como la coca y la viña.
El sistema de mitas tuvo graves consecuencias, porque el traslado de la sierra al llano y del llano a la sierra de la población indígena (lo que se ha dado en llamar la "agresión climática") desencadenó una gran mortandad entre los indios peruanos; las aldeas se iban despoblando, de modo que a los supervivientes les tocaba cada vez con más frecuencia cumplir el servicio de mita. No eran los únicos en ser explotados: los que trabajaban en los obrajes (fábricas de tejidos) comenzaban su tarea al alba, no la interrumpían hasta que las mujeres les traían la comida y continuaban hasta que faltaba la luz solar, en una extenuante jornada.
La rebelión de Túpac Amaru
Ante este intolerable estado de cosas se produjeron numerosos alzamientos, de intensidad creciente, y que tuvieron escenarios y razones variadas; pero en Perú y en el territorio de la Audiencia de Charcas, las manifestaciones más o menos puntuales de descontento popular se transformarían en una sublevación general que sacudió los cimientos del orden colonial. Debe decirse que Túpac Amaru intentó primeramente promover, de forma pacífica, reformas que aliviasen la insoportable situación de sus protegidos. En 1776 se trasladó a Lima para solicitar que se exonerara a los indígenas de los servicios de mita y de la abusiva explotación que padecían en los obrajes. Pero todas sus reclamaciones fueron desatendidas y en 1778 volvió a su cacicazgo de Tungasuca.
La revuelta no se haría esperar. El alzamiento se inició el 10 de noviembre de 1780, con la ejecución del despótico corregidor Antonio Arriaga, que había sido apresado en Tinta por sus partidarios. Túpac Amaru lo mandó ajusticiar en la plaza de Tungasuca, ordenando asimismo la destrucción de diversos obrajes. Como respuesta inmediata, las autoridades de Cuzco enviaron una expedición punitiva formado por mil doscientos hombres, que cayó derrotada en Sangarará el 18 de noviembre.
Por razones difíciles de comprender, Túpac Amaru no intentó entonces el asalto definitivo a Cuzco, sino que regresó a Tungasuca, se autoinvistió de la dignidad de soberano legítimo del imperio incaico e intentó ingenuamente negociar la rendición de la ciudad. Mientras tanto, los llamamientos enviados a través de sus emisarios extendieron la revuelta por todo el Bajo y el Alto Perú y parte del virreinato del Río de la Plata, es decir, por la actual Bolivia, Perú y el norte de Argentina. Con razón la historiografía considera que la de Túpac Amaru fue la más importante insurrección del siglo XVIII contra el dominio español: su influencia se dejó sentir incluso en la revolución de los comuneros del virreinato de Nueva Granada (1781) y tuvo profundas repercusiones en toda la América española.
La reacción fue, como era previsible, militar y no diplomática. En enero de 1781, las fuerzas de Túpac Amaru II fueron rechazadas por los españoles en las inmediaciones de la antigua capital: el asedio de Cuzco había fracasado. A partir de entonces el movimiento se estancó y pasó a la defensiva. El virrey Agustín de Jáuregui mandó desde Lima un poderoso ejército de 17.000 hombres, al tiempo que desalentaba la rebeldía haciendo concesiones a los indios (como crear en la Audiencia una sala especial para atender sus quejas o limitar los poderes de los corregidores).
Derrota y ejecución
Apenas un mes antes de ser derrotado, Túpac Amaru envió una carta a las autoridades coloniales en la que expresaba tanto su preocupación por la situación de sus protegidos como su posición ideológica. En dicha misiva se aprecia la amplitud de sus conocimientos; se declara católico, recuerda la acción de Vespasiano y de Tito en la destrucción de Jerusalén, y compara a sus opresores con "ateístas, calvinistas y luteranos, enemigos de Dios"; detalla los abusos cometidos por los funcionarios, pide que los indígenas no sean reclutados como esclavos y que desaparezcan los malos corregidores y las encomiendas. Tras una minuciosa denuncia en torno a cada uno de los problemas planteados, basa su reclamación de justicia en el derecho indiano, del que era profundo conocedor, ya que había cursado estudios jurídicos en la Universidad de Chuquisaca.
En la noche del 5 al 6 de abril de 1781, el ejército virreinal asestó el golpe definitivo a los sublevados en la batalla de Checacupe. Túpac Amaru II se retiró a Combapata, pero fue traicionado por el criollo Francisco Santa Cruz, que lo entregó a los realistas junto con su familia. Para el líder de los rebeldes estaban reservadas, en los días que mediaron entre su captura y su ejecución, las torturas mandadas ejecutar por el implacable visitador José Antonio de Areche, cuya misión consistía en averiguar los nombres de los cómplices del vencido caudillo. Sin embargo, pese a los pocos miramientos que tuvo para con el prisionero, no obtuvo de Túpac Amaru sino esta noble respuesta: "Nosotros somos los únicos conspiradores: Vuestra Merced por haber agobiado al país con exacciones insoportables y yo por haber querido librar al pueblo de semejante tiranía."

Ejecución de Túpac Amaru
El 18 de mayo de 1781, conforme a la sentencia dictada cuatro días antes, el visitador Areche mandó ejecutar sañudamente, en presencia de Túpac Amaru, a la esposa, hijos y otros familiares y lugartenientes del cabecilla en la plaza de Cuzco. El propio Areche hubo de conceder que Túpac Amaru era "un espíritu de naturaleza muy robusta y de serenidad imponderable". Ello no fue óbice para que a continuación, convencido de que nunca lograría convertir a Túpac Amaru en delator, mandase al verdugo que le cortara la lengua, que le atasen las extremidades a gruesas cuerdas para que tirasen de ellas cuatro caballos y que se procediera a la descuartización. Así se hizo, pero las bestias no consiguieron durante largo rato desmembrar a la imponente víctima, por lo que Areche, según algunos piadosamente, según otros más airado que compadecido, decidió acabar con el inhumano espectáculo de la tortura ordenando que le cortaran la cabeza.
Cumplida la sentencia, se envió cada parte de su cuerpo a un pueblo de la zona rebelde, en un intento de dar a la ejecución un valor ejemplarizante. Aunque la revuelta continuó durante algún tiempo más (encabezada por un primo y un sobrino de Túpac Amaru) y algunas otras le siguieron, ninguna llegaría a revestir especial gravedad, y en este sentido la muerte de Túpac Amaru marcó el fin de un ciclo de levantamientos indígenas anticoloniales. Durante mucho tiempo algunos historiadores situaron en esta rebelión el inicio de la independencia del Perú; hoy posiblemente no se pueda ser tan enfático, puesto que se debe tener en cuenta que en el proceso de independencia intervinieron otros factores, como la conciencia de los criollos acerca de sus derechos de autogobierno. En cualquier caso, es innegable que el levantamiento de Túpac Amaru II tuvo un carácter plural, ya que en sus filas confluyeron indígenas, mestizos, criollos e incluso españoles, una integración que fue un paso importante para el logro de la futura emancipación.

jueves, 3 de noviembre de 2016

TAMERLÁN (1336-1405)
Mi reino es de este mundo: Carceleros
Y cárceles y espadas ejecutan
La orden que no repito. Mi palabra
Más ínfima es de hierro. Hasta el secreto
Corazón de las gentes que no oyeron
Nunca mi nombre en su confín lejano
Es un instrumento dócil a mi arbitrio.
Yo, que fui un rabadán de la llanura,
He izado mis banderas en Persépolis
Y he abrevado la sed de mis caballos
En las aguas del Ganges y del Oxus.
Cuando nací, cayó del firmamento
Una espada con signos talismánicos;
Yo soy, yo seré siempre aquella espada.
He derrotado al griego y al egipcio,
He devastado las infatigables
Leguas de Rusia con mis duros tártaros,
He elevado pirámides de cráneos,
He uncido a mi carroza cuatro reyes
Que no quisieron acatar mi cetro,
He arrojado a las llamas en Alepo
El Alcorán, El Libro de los Libros,
Anterior a los días y a las noches.
Yo, el rojo Tamerlán, tuve en mi abrazo
A la blanca Zenócrate de Egipto,
Casta como la nieve de las cumbres.
Recuerdo las pesadas caravanas
Y las nubes de polvo del desierto,
Pero también una ciudad de humo
Y mecheros de gas en las tabernas.
Sé todo y puedo todo. Un ominoso
Libro no escrito aún me ha revelado
Que moriré como los otros mueren
Y que, desde la pálida agonía,
Ordenaré que mis arqueros lancen
Flechas de hierro comotra el cielo adverso
Y embanderen de negro el firmamento
Para que no haya un hombre sólo que no sepa
Que los dioses han muerto. Soy los dioses.
Que otros acudan a la astrología
Judiciaria, al compás y al astrolabio,
Para saber qué son. Yo soy los astros.
En las albas inciertas me pregunto
Por qué no salgo nunca de esta cámara,
Por qué no condesciendo al homenaje
Del clamoroso oriente. Sueño a veces
Con esclavos, con intrusos, que mancillan
A Tamerlán con temeraria mano
Y le dicen que duerma y que no deje
De tomar cada noche las pastillas
Mágicas de la paz y del silencio.
Busco la cimitarra y no la encuentro.
Busco mi cara en el espejo; es otra.
Por eso lo rompí y me castigaron.
¿Por qué no asisto a las ejecuciones,
Por qué no veo el hacha y la cabeza?
Esas cosas me inquietan, pero nada
Puede ocurrir si Tamerlán se opone
Y Él, acaso, las quiere y no lo sabe.
Y yo soy Tamerlán. Rijo el poniente
Y el Oriente de oro, y sin embargo…

MARINA TSVETÁIEVA
Libertad salvaje
Me gustan los juegos en que todos
son arrogantes y malignos,
en que son tigres y águilas
los enemigos.
Libertad salvaje
Que cante una voz altiva:
"¡Aquí, muerte, allí -presidio!"
¡Luche la noche conmigo,
la noche misma!
Volando voy -tras de mí van las fieras;
y con el lazo en las manos yo me río...
¡Ojalá la tormenta
me haga añicos!
¡Que sean héroes los enemigos!
¡Acabe en guerra el convite!
Que sólo quedemos dos:
¡El mundo y yo!


HOWARD PHILLIPS LOVECRAFT
I. El libro
El lugar era oscuro y polvoriento, un rincón perdido
En un laberinto de viejas callejuelas junto a los muelles,
Que olían a cosas extrañas traídas de ultramar,
Entre curiosos jirones de niebla que el viento del Oeste dispersaba.
Unos cristales romboidales, velados por el humo y la escarcha,
Dejaban apenas ver los montones de libros, como árboles retorcidos
Pudriéndose del suelo al techo... ventisqueros
De un saber antiguo que se desmoronaba a precio de saldo.
Entré, hechizado, y de un montón cubierto de telarañas
Cogí el volumen más a mano y lo hojeé al azar,
Temblando al leer raras palabras que parecían guardar
Algún secreto, monstruoso para quien lo descubriera.
Después, buscando algún viejo vendedor taimado,
Sólo encontré el eco de una risa.
ANNA AJMÁTOVA
Estamos tan intoxicados uno del otro…
Estamos tan intoxicados uno del otro
que de improviso podríamos naufragar,
este paraíso incomparable
podría convertirse en terrible afección.
Todo se ha aproximado al crimen
dios nos ha de perdonar
a pesar de la paciencia infinita
los caminos prohibidos se han cruzado.
Llevamos el paraíso como una cadena bendita
miramos en él, como en un aljibe insondable,
más profundo que los libros admirables
que surgen de pronto y lo contienen todo.

martes, 1 de noviembre de 2016

EZRA POUND
Francesca

Saliste de la noche
Con flores en las manos.
Vas a salir ahora del tumulto del mundo,
De la babel de lenguas que te nombra.
Yo que te vi rodeada de hechos primordiales,
Monté en cólera cuando te mencionaron
En oscuros callejones.
¡Cómo me gustaría que una ola fresca cubriera mi mente
Que el mundo se trocara en hoja seca,
O en un vilano al viento,
Para que yo pudiera encontrarte de nuevo
Sola!

1 DE NOVIEMBRE DE 1972 MUERE: EZRA POUND

 1 DE NOVIEMBRE DE 1972 
 MUERE: 
 EZRA POUND Resultado de imagen para EZRA POUND
(Hailey, EE UU, 1885-Venecia, Italia, 1972) Poeta estadounidense. Tras graduarse en la Universidad de Pensilvania en lenguas románicas, se instaló en Londres en 1908; ese mismo año apareció A lume spento, con el que comenzó un período de intensa producción, como demuestra la publicación de Personae (1909), Provença (1910), Canzoni (1911), Sonetos y baladas de Guido Cavalcanti (1912), Cathay (1915), Lustra (1916) y Hugh Selwyn Mauberley (1920).
En 1925 se editaron en París, adonde se había trasladado pocos años antes, los dieciséis primeros Cantos, su obra más ambiciosa, que luego amplió y reeditó a lo largo de toda su vida, y entre los que se cuentan los Cantos pisanos (1949) y los Cantares (1956). En ellos incluye versos en diversas lenguas, y adapta y retoma materiales procedentes de otros autores y de varias tradiciones, incluso de China.
Enemigo del romanticismo y del discurso lógico, su obra resulta extremadamente compleja y difícil. Influyó, entre otros, sobre T. S. Eliot, su principal discípulo, y James Joyce, además de dirigir y aconsejar en sus primeros pasos literarios en París a su amigo Ernest Hemingway. Durante los años treinta publicó diversos ensayos sobre literatura y política, entre los que destacan Cómo leer (1931), ABC de la economía (1933), ABC de la lectura (1934).
En esa época se trasladó a Italia y manifestó su simpatía por el fascismo. Durante la Segunda Guerra Mundial, de 1941 a 1943, realizó emisiones radiofónicas de propaganda para el régimen de Mussolini. A la caída de Italia, fue detenido por los aliados; declarado paranoico por los psiquiatras del ejército, permaneció doce años encerrado en un sanatorio cerca de Washington. Cuando en 1958 recobró la libertad, se trasladó definitivamente a Italia.
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lunes, 31 de octubre de 2016

31 DE OCTUBRE DE 1925 MUERE JOSÉ INGENIEROS

31 DE OCTUBRE DE 1925 MUERE
JOSÉ INGENIEROS
(Buenos Aires, 1877 - 1925) Filósofo argentino. Estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires, y fue profesor de psicología experimental en esa universidad. Está considerado como uno de los máximos representantes del positivismo en latinoamérica.
Escribió su tesis doctoral, La simulación en la lucha por la vida (1903), en clara consonancia con la corriente darwinista que prevalecía en Argentina por aquella época. A ese respecto, y como miembro del Partido Socialista, defendió también la idea de que la lucha de clases era una de las múltiples manifestaciones de la lucha por la vida.
Su interés por los problemas psiquiátricos, criminológicos y psicofisiológicos, unido a la influencia de positivistas europeos como Spencer o Comte, le hizo tomar como punto de partida de su labor filosófica un positivismo de corte cientificista. Sin embargo, el pensamiento filosófico de Ingenieros se desarrolló con el tiempo más allá de este punto de partida. Nunca abandonó el naturalismo, y siempre se opuso a cualquier filosofía de tipo sobrenaturalista o trascendental; sin embargo, fue capaz de hacer compatible esta posición con la necesidad y posibilidad de la metafísica.
En sus Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía (1918), afirma la existencia de un "residuo inexperiencial fuera de la experiencia", que no es algo sobrenatural, trascendental o absoluto, aunque tampoco algo ininteligible o incognoscible. Este residuo, que no es infranqueable para el conocimiento humano, es precisamente el objeto de la metafísica, como disciplina esencialmente distinta de la metafísica tradicional; se trata de una metafísica nueva, que se ayuda de la lógica en sus razonamientos, y que se caracteriza por su universalidad, antidogmatismo y objetividad.
Entre sus obras, de gran influencia todas ellas en el pensamiento latinoamericano, destacan además de las mencionadas las siguientes: Simulación de la locura en la lucha por la vida (1903), Sociología argentina (1908), Principios de psicología genética (1911) y El hombre mediocre (1913). Su obra La evolución de las ideas argentinas (2 vols., 1918 - 1920) marca rumbos en el entendimiento del desarrollo histórico como nación.
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sábado, 29 de octubre de 2016

JAIME SABINES
Amor Mío, Mi Amor...
Amor mío, mi amor, amor hallado
de pronto en la ostra de la muerte.

Quiero comer contigo, estar, amar contigo,
quiero tocarte, verte.
Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo
los hilos de mi sangre acostumbrada,
lo dice este dolor y mis zapatos
y mi boca y mi almohada.
Te quiero, amor, amor absurdamente,
tontamente, perdido, iluminado,
soñando rosas e inventando estrellas
y diciéndote adiós yendo a tu lado.
Te quiero desde el poste de la esquina,
desde la alfombra de ese cuarto a solas,
en las sábanas tibias de tu cuerpo
donde se duerme un agua de amapolas.
Cabellera del aire desvelado,
río de noche, platanar oscuro,
colmena ciega, amor desenterrado,
voy a seguir tus pasos hacia arriba,
de tus pies a tu muslo y tu costado.

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GÉRARD DE NERVAL
Era él, ese loco, el sublime insensato...
¡Era él, ese loco, el sublime insensato...
Ese Ícaro olvidado que escalaba los cielos,
ese faetón perdido bajo el rayo divino,
el bello Atis herido que Cibeles reanima!
El augur consultaba el flanco de la víctima,
la tierra se embriagaba de esa sangre preciosa...
El cosmos aturdido colgaba de sus ejes,
y el Olimpo un instante vaciló hacia el abismo.
"¡Dime!" gritaba César a Júpiter Ammón,
¿quién es el nuevo dios, que se ha impuesto a la tierra?
¿Y si acaso no es dios es un demonio al menos...?
Mas se calló por siempre el invocado oráculo;
uno sólo en el mundo explicar tal misterio
podía: -el que entregó el alma a los hijos del limo.
THOMAS CAREW
No Preguntes.
No preguntes dónde crea Zeus a la efímera rosa,
cuando de junio sólo queda el recuerdo;
pues en tu honda belleza oriental
descansa toda su esencia.
No preguntes dónde habitan
los dorados átomos del día;
ya que en el cielo enamorado,
para adornar tus cabellos fueron creados.
No preguntes hacia dónde huye
el ruiseñor cuando el otoño concluye,
ya que la dulzura de tu voz
derrite los inviernos y silencia los ocasos.
No preguntes dónde brillan las altas estrellas
que hacia abajo derraman su luz muerta en la noche;
ya que en tus ojos reside el mismo fulgor,
envuelto en trémulas esferas.
No preguntes dónde el esquivo Fénix
teje su ígnea morada,
ya que tu alma es su destino,
y en tu fragante pecho morirá.



MACEDONIO FERNÁNDEZ
Un paciente en disminución
El señor Ga había sido tan asiduo, tan dócil y prolongado paciente del doctor Terapéutica que ahora ya era sólo un pie. Extirpados sucesivamente los dientes, las amígdalas, el estómago, un riñón, un pulmón, el bazo, el colon, ahora llegaba el valet del señor Ga a llamar al doctor Terapéutica para que atendiera el pie del señor Ga, que lo mandaba llamar.
El doctor Terapéutica examinó detenidamente el pie y “meneando con grave modo” la cabeza resolvió:
-Hay demasiado pie, con razón se siente mal: le trazaré el corte necesario, a un cirujano.
FIN

ROBERTO ARLT "AGUAFUERTES PORTEÑAS" APUNTES FILOSÓFICOS ACERCA DEL HOMBRE QUE SE TIRA MUERTO

ROBERTO ARLT

"AGUAFUERTES  PORTEÑAS"

APUNTES FILOSÓFICOS 

ACERCA DEL HOMBRE QUE SE TIRA 

MUERTO 

Antes de iniciar nuestro grandioso y bello estudio acerca del “hom­bre que se tira a muerto”, es necesario que nosotros, humildes mortales, ensalcemos a Marcelo de Courteline, el magnífico y nunca bien pondera­do autor de Los señores chupatintas, y el que más amplia y jovialmente ha tratado de cerca al gremio nefasto de los “que se tiran a muerto”, gre­mio parásito e imperturbable, que tiene puntos de contacto con el “sque­nun”, gremio de sujetos que tienen caras de otarios y que son más despa­bilados que linces. Y cumplido ya nuestro deber con el señor de Courteli­ne, entramos de lleno en nuestra simpática apología.
Hay una rueda de amigos en un café. Hace una hora que “le dan a los copetines”, y de pronto llega el ineludible y fatal momento de pa­gar. Unos se miran a los otros, todos esperan que el compañero saque la cartera, y de pronto el más descarado o el más filósofo da fin a la cues­tión con estas palabras:
-Me tiro a muerto.
El sujeto que anunció tal determinación, acabadas de pronunciar las palabras de referencia, se queda tan tranquilo como si nada hubiera ocu­rrido; los otros lo miran, pero no dicen oste ni moste, el hombre acaba de anticipar la última determinación admitida en el lenguaje porteño: Se tira a muerto.
¿Quiere ello decir que se suicidará? No, ello significa que nuestro per­sonaje no contribuirá con un solo centavo a la suma que se necesita para pagar los copetines de marras.
Y como esta intención está apoyada por el rotundo y fatídico anun­cio de “me tiro a muerto”, nadie protesta.
Con meridiana claridad que nos envidiaría un académico o un con­feccionador de diccionarios, acabamos de establecer la diferencia fundamental que establece el acto de “tirarse a muerto”, con aquel otro adjetivo de “squenun”.
Hacemos esta aclaración para colaborar en el porvenir del léxico ar­gentino, para evitar confusiones de idioma tan caras a la academia de los fósiles y para que nuestros devotos lectores comprendan definitivamente la distancia que media entre el “squenun” y el “hombre que se tira a muerto”.
El “squenun” no trabaja. El “hombre que se tira a muerto” hace como que trabaja. El primero es el cínico de la holgazanería; el segundo, el hipócrita del dolce far niente. El primero no oculta su tendencia a la; vagancia, sino que por el contrario la fomenta con sendos baños de sol; el segundo acude a su trabajo, no trabaja, pero hace como que trabaja, cuando lo puede ver el jefe, y luego “se tira a muerto” dejando que sus; compañeros de deslomen trabajando.
¿El que “se tira a muerto” es un hombre que después de tantas cavilaciones llegó a la conclusión de que no vale la pena trabajar? No. No se “tira a muerto” el que quiere, sino el que puede, lo cual es muy distinto.
El que “se tira a muerto”, ya ha nacido con tal tendencia. En la escuela era el último en levantar la mano para poder pasar a dar la lección, o si le conocía las mañas al maestro, levantaba el brazo siempre que éste no lo iba a llamar, creyendo que sabía la lección.
Cuando más infante, se hacía llevar en brazos por la madre, y si lo querían hacer caminar, lloraba como si estuviera muy cansado, porque en su rudimentario entendimiento era más cómodo ser llevado que llevarse a sí mismo.
Luego ingresó a una oficina, descubrió con su instinto de parásito cuál era el hombre más activo, y se apegó a él, de modo que teniendo que hacer entre los dos un mismo trabajo, en realidad éste lo hiciera, porque tan lleno de errores estaba el trabajo del que “se tira a muerto”.
Y los jefes acabaron por acostumbrarse al hombre que “se tira a muerto”. Primero protestaron contra “ese inútil”, luego, hartos, le dejaron hacer, y el hombre que “se tira a muerto” florece en todas las oficinas, en todas nuestras reparticiones nacionales, aun en las empresas donde es sagrada ley chuparle la sangre al que aún la tiene.
La naturaleza con su sabia previsión de los acontecimientos sociales y naturales, y para que jamás le faltara tema a los caballeros que se dedi­can a hacer notas, ha dispuesto que haya numerosas variedades del ejem­plar del hombre que “se tira a muerto”.
Así, hay el hombre que no se puede “tirar espontáneamente a muer­to”. Lo atrae el dolce far niente, pero este placer debe ir acompañado de otro deleite: la simulación de que trabaja.
Le veréis frente a la máquina de escribir, grave el gesto, taciturna la expresión, borrascosa la frente. Parece un genio, el que le mira se dice:
-¡Qué cosas formidables debe pensar ese hombre! ¡Qué trabajo im­portantísimo debe de estar realizando!
Inclinémonos ante la sabiduría del Todopoderoso. El, que provee de alimentos al microbio y al elefante a un mismo tiempo; él, que lo reparte todo, la lluvia y el sol, ha hecho que por cada diez hombres que “se tiran a muertos”, haya veinte que quieran hacer méritos, de modo. que por sabia y trascendental compensación, si en una oficina hay dos sujetos que todo lo abandonan en manos del destino, en esa misma oficina hay siempre cuatro que trabajan por ocho, de modo que nada se pierde ni nada se gana. Y veinte restantes hacen sebo de modo razonable.
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FRIDA KAHLO


"Yo solía pensar que era la persona mas extraña en el mundo, pero luego pensé, hay mucha gente así en el mundo, tiene que haber alguien como yo, que se sienta bizarra y dañada de la misma forma en que yo me siento. Me la imagino, e imagino que ella también debe estar por ahí pensando en mi. Bueno, yo espero que si tu estas por ahí y lees esto sepas que, si, es verdad, yo estoy aquí, soy tan extraña como tú.

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