miércoles, 25 de junio de 2014

25 DE JUNIO DE 1973
Deja de salir "Mafalda"
Se publica en Buenos Aires el último episodio de la popular historieta "Mafalda", que había comenzado a publicarse en 1964 en la revista Primera Plana.
Traducida a más de treinta idiomas, las sucesivas reediciones de la tira siguen gozando aun del favor del público de numerosos países latinoamericanos y europeos.
25 DE JUNIO MUERE ALBERTO GINASTERA
(Buenos Aires, 1916-Ginebra, 1983) Compositor argentino. Talento precoz, realizó sus estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Buenos Aires bajo la tutela de Athos Palma y José André, y con el tiempo sería nombrado director del Conservatorio de La Plata. Fue también fundador del Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales, así como de la Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad Católica de Argentina.

Sus primeras producciones se enmarcan en una estética nacionalista que se inspira en el folclor argentino, pero con elementos rítmicos y tímbricos tomados de la vanguardia. Los ballets Panambí y Estancia son las partituras más representativas de esta etapa inicial. En 1946 se trasladó a Estados Unidos, donde recibió orientaciones de Aaron Copland.

Con posterioridad, el lenguaje de Ginastera abandonó los ritmos y las melodías de su tierra para integrar técnicas como el dodecafonismo, la aleatoriedad y la microtonalidad. En esta línea se inscriben su concierto para arpa (en cuyo tercer movimiento es todavía perceptible cierto influjo de motivos melódicos argentinos), el de violín y los dos para piano y para violoncelo. Sus obras instrumentales más relevantes son Obertura para el Fausto Criollo (1943), Sinfonía elegíaca (1944), Cuartetos núm. 1 y núm. 2 (1951, 1958), Sonata para piano (1953) y Variaciones concertantes (1953), conocida como ballet con el título de Tender Night, con coreografía de John Taras.

Compuso varios conciertos para instrumentos solistas y orquesta. De su música vocal destacan Hieremiae prophetae lamentationes (1946) para coro mixto, la Cantata para América mágica (1961) para soprano y percusión, y Milena (1970), con texto de Kafka. Cabe destacar también sus óperas Don Rodrigo (1964), Bomarzo (1967) y Beatrix Cenci (1971).

25 DE JUNIO DE 1989
Muere el antropólogo Guillermo Magrassi
Docente, periodista y sociólogo especializado en antropología social, reivindicó la singularidad de la cultura americana.
Director de Asuntos Aborígenes en Salta y del Museo Americanista de Lomas de Zamora, condujo la serie televisiva "La aventura del hombre" y el programa radial "Orígenes".
Fue autor de "Cultura y civilización desde Sudamérica", "Mitos, magia y tradición", "Aborígenes de Argentina", "Los chirihuano-chané", "Conceptos de antropología social", "Arte popular latinoamericano", etc.

martes, 24 de junio de 2014

Acuérdate de Mí.
George Gordon Byron, sexto Lord Byron.
Llora en silencio mi alma solitaria,
excepto cuando esté mi corazón
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.
Es la llama de mi alma cual aurora,
brillando en el recinto sepulcral:
casi extinta, invisible, pero eterna...
ni la muerte la puede mancillar.
¡Acuérdate de mí!... Cerca a mi tumba
no pases, no, sin regalarme tu plegaria;
para mi alma no habrá mayor tortura
que el saber que has olvidado mi dolor.
Oye mi última voz. No es un delito
rogar por los que fueron. Yo jamás
te pedí nada: al expirar te exijo
que sobre mi tumba derrames tus lágrimas.

GERLILIBROS: Primer Amor.John Clare (1793-1864)Nunca fui gol...

GERLILIBROS: Primer Amor.
John Clare (1793-1864)

Nunca fui gol...
: Primer Amor. John Clare (1793-1864) Nunca fui golpeado antes de esa hora Por un amor tan dulce y repentino, Su rostro floreció con aires...
Primer Amor.
John Clare (1793-1864)

Nunca fui golpeado antes de esa hora
Por un amor tan dulce y repentino,
Su rostro floreció con aires marinos
Y se llevó mi corazón lejos, definitivamente.
Mi rostro empalideció con el blanco de los muertos,
Mis piernas se negaron a marchar,
Y cuando ella miró ¿a quién podría reclamar?
Mi vida y mi todo se convertían en piedras de sal.

Entonces la sangre se apresuró en mi rostro
Y arrebató aquel paisaje de mis ojos,
Los árboles y arbustos del lugar
Fueron mediodía y crepúsculo.
No pude ver una sola cosa,
Palabras había en mis ojos
-Hablando con el acorde de las cadenas-
Y la sangre ardiente se volcó a mi corazón.

¿Tienen las flores la elección del invierno?
¿Es el lecho del amor siempre helado?
Parecía que ella oía mi silenciosa voz,
El amor no es un llamado al saber.
Yo nunca vi un rostro tan dulce
Como aquel que estaba frente a mi.
Desde entonces mi corazón abandonó mi cuerpo,
Y ya nunca retornó.
Aceite de perro
Ambrose Bierce
Me llamo Boffer Bings. Nací de padres honestos en uno de los más humildes caminos de la vida: mi padre era fabricante de aceite de perro y mí madre poseía un pequeño estudio, a la sombra de la iglesia del pueblo, donde se ocupaba de los no deseados. En la infancia me inculcaron hábitos industriosos; no solamente ayudaba a mi padre a procurar perros para sus cubas, sino que con frecuencia era empleado por mi madre para eliminar los restos de su t...
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24 DE JUNIO NACE
Ambrose Bierce
(Ambrose Gwinett Bierce; Meigs, 1842 - México, 1914) Cuentista y periodista estadounidense de obra aguda y satírica, plena de humor trágico y temas violentos que giran alrededor de la muerte. Su literatura ejerció una fuerte influencia en la costa del Pacífico.
Toda la instrucción que recibió se redujo a la lectura de los libros de su padre, campesino de Connecticut. Al estallar la guerra de Secesión se alistó en el noveno regimiento de Infantería de Indiana; combatió en muchas batallas y se distinguió particularmente en las que tuvieron lugar al oeste del país. Tras la contienda se le confió la administración de los bienes abandonados y capturados en Selma (Alabama).
En 1866, presentada la dimisión, marchó a San Francisco, y empezó a colaborar en los periódicos de la costa del Pacífico Argonaut y News Letter, cuya dirección no tardó en asumir. En 1871 el Overland Monthly (donde, muchos años después, aparecerían las primeras narraciones de Jack London) publicó su novela inicial The Haunted Valley. Al cabo de poco Bierce se casó y se dirigió a Inglaterra; allí, por espacio de cuatro años, perteneció a la redacción londinense del Fun y colaboró en otras publicaciones inglesas con bocetos humorísticos que reunió en tres tomos.
Vuelto a San Francisco en 1876, reanudó la colaboración en los periódicos, y, entre otras actividades, se encargó de una sección del Examiner, de W. R. Hearst. Sin embargo, Bierce no sentía gran afición al periodismo y procuraba amenizar su labor cotidiana escribiendo breves narraciones. En 1896 pasó a las oficinas de Hearst en Washington, y llegó a corresponsal en esta ciudad del American de Nueva York.
La guerra lo marcó para siempre en su visión mórbida de la vida. En el volumen titulado Cuentos de soldados y civiles (1892) la guerra civil aparece como teatro de las acciones; en Fábulas fantásticas (1899) y en el Diccionario del diablo (1906) desarrolla el humor negro que lo hizo famoso; en El clan de los parricidas trata de cuatro asesinatos de progenitores.
Uno de sus cuentos más conocidos es "Un suceso en el puente del riachuelo del búho", donde equilibra la tradición del cuento realista norteamericano con la veta fantástica y de horror de dicha literatura: un hombre es hecho prisionero por los soldados del Norte y está a punto de ser ajusticiado en la horca, pero de pronto logra escapar y se cuenta la huida laboriosa en el río, sus sensaciones, la lucha feroz por eludir las balas, hasta que llega a la casa donde la esposa lo acoge en un abrazo; sin embargo, al final se sabe que ya el hombre colgaba de un árbol, lo que sitúa un relato de corte realista e histórico en un ambiente de muerte y misterio.
Algunos críticos han definido el estilo de Bierce como seco, funcional y mecánico; otros le reprochan la mitificación literaria. Sin embargo, la mayoría coincide en que sus tramas violentas lo convierten en un escritor fascinante. Como periodista, atacó con sus artículos los males que veía a su alrededor, desde el fraude económico hasta la corrupción política. El total de su obra, Collected Works, fue publicado entre 1909 y 1912. En 1913 se fue a México, siguiendo a las tropas de Pancho Villa, y su cuerpo nunca fue hallado. Su fin permanece en el misterio, pero se supone que murió en el sitio de Ojinaga en 1914.
24 DE JUNIO 1909
Nace en Buenos Aires el escritor Javier Villafañe.
Escritor, poeta y reconocido titiritero, recorrió gran parte de Suramérica en su carreta La Andariega presentando su espectáculo de títeres.
De igual manera, con el apoyo del gobierno de Venezuela, donde se había radicado en su exilio, llevó su teatro ambulante a España, donde realizó la ruta de Don Quijote a través de La Mancha.
Fue autor de "Teatro de títeres", "Los sueños del sapo", "Historias de pájaros", "Circulen, caballeros, circulen", "El caballo celoso", "El Gallo Pinto", "Maese Trotamundos por el camino de Don Quijote".
Falleció en Buenos Aires el 1 de abril 1996.
24 DE JUNIO 1958
Se crea La Editorial Universitaria de Buenos Aires, EUDEBA.
Por iniciativa del rector de la Universidad nacional de Buenos Aires y por recomendación de Arnaldo Orfila Reynal, la nueva editorial es puesta bajo la dirección de profesor Boris Spivacow.
24 DE JUNIO 1935
Muere Carlos Gardel, "El Morocho del Abasto".
Máximo intérprete de la canción popular rioplatense, actor y compositor, fue creador junto a su amigo y representante Alfredo Le Pera de tangos emblemáticos como "Melodía de arrabal", "Amores de estudiante", "Golondrinas", "Mi Buenos Aires querido", "Volver", "Cuesta abajo", "Por una cabeza", "Lejana tierra mía", etc., realizando 957 grabaciones discográficas de 792 temas diferentes.

Descolló en el cine, medio gracias al que adquirió una enorme repercusión internacional. Entre sus films merecen recordarse "Las luces de Buenos Aires", "Tango bar", "Melodía de arrabal", "Cuesta abajo", "El día que me quieras".
Una absurda polémica divide a los estudiosos del tango entre quienes sostienen que habría nacido en Tolousse, Francia, el 11 de diciembre de 1890, y los que afirman que sería oriundo de la localidad uruguaya de Tacuarembó, imprecisamente entre 1883 y 1887, una disputa que carece de la menor importancia.
24 DE JUNIO NACE
Ernesto Sábato
(Rojas, Argentina, 1911 - Santos Lugares, 2011) Escritor argentino. Ernesto Sábato se doctoró en física en la Universidad de la Plata e inició una prometedora carrera como investigador científico en París, donde había ido becado para trabajar en el célebre Laboratorio Curie. Allí trabó amistad con los escritores y pintores del movimiento surrealista, en especial con André Breton, quien alentó la vocación literaria de Sábato. En París comenzó a escribir su primera novela, La fuente muda, de la que sólo publicaría un fragmento en la revista Sur.
En 1945, de regreso en Argentina, comenzó a dictar clases en la Universidad Nacional de La Plata, pero se vio obligado a abandonar la enseñanza tras perder su cátedra a causa de unos artículos que escribió contra Perón. Aquel mismo año publicó su ensayo Uno y el Universo (1945), en el que criticaba el reduccionismo en el que desembocaba el enfoque científico. El ensayo prefiguraba buena parte de los rasgos fundamentales de su producción: brillantez expositiva, introspección, psicologismo y cierta grandilocuencia retórica.
Su carrera literaria estuvo influida desde el principio por el experimentalismo y por el alto contenido intelectual de sus obras, marcadas por una problemática de raíz existencialista. Así, El túnel (1948) ahonda en las contradicciones e imposibilidades del amor, mientras que Sobre héroes y tumbas (1962) presenta una estructura más compleja, en que los diversos niveles de la narración enlazan vivencias personales del autor y episodios de la historia argentina en una reflexión caracterizada por un creciente pesimismo. Ambas novelas tuvieron gran repercusión y situaron a Sábato entre los grandes novelistas latinoamericanos del siglo.
El Túnel fue rápidamente traducida a diversos idiomas y llevada al cine. La narración tiene indudable originalidad y valores psicológicos relevantes: la confesión de Castel, que ha cometido un crimen, enfrenta al hombre de hoy con una sociedad desquiciada y resalta los contrastes con pincel agudo y lleno de color. El estilo está en consonancia con el tema, dentro de un desequilibrado equilibrio.
Sobre héroes y tumbas (aunque publicada en 1962, la edición definitiva es de 1966) es su obra más ambiciosa. La compleja construcción de esta novela, y los diversos registros del habla rioplatense que el autor plasma en ella se alejan tanto del tecnicismo formal como de la dispersión. La pericia narrativa de Sábato consiste, justamente, en hacer pasar desapercibidas para el lector las evidentes dificultades compositivas que supone la historia de la joven Alejandra y, a través de ella, la del país. Destaca sobre todo el capítulo titulado "Informe sobre ciegos", que puede ser leído, como de hecho lo fue, con entera autonomía.
Sobre héroes y tumbas obtuvo un éxito de público impresionante, que acabó por convertir a su autor en una autoridad moral dentro de la sociedad argentina, una suerte de formador de opinión que, por paradójico que parezca, al asumir ese papel se fue alejando progresivamente de la actividad literaria. Su tercera novela, Abaddón el exterminador (1974), se centra en torno a consideraciones sobre la sociedad contemporánea y sobre el pueblo argentino, su condición «babilónica» y su presente, que adquieren en la novela una dimensión surreal, en que se funden realidad y ficción en una visión apocalíptica.
A partir de la década de 1970, más que un escritor, Sábato representó una conciencia moral que actuaba como un llamado de alerta frente a una época que él no dudó en calificar de "sombría". Esa identificación entre Sábato y la autoridad ética quedó muy reforzada por su labor como presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), para la que fue designado en 1983 por el entonces presidente de la República, Raúl Alfonsín. Los años que dedicó a investigar "el infierno" de la represión durante el anterior gobierno militar, según sus propias palabras, no le dejaron aliento ni espacio para la literatura. La conclusiones de la comisión quedaron recogidas en el llamado Informe Sábato. En 1984 fue galardonado con el Premio Cervantes.
La obra de Sábato, que ha sido prestigiada con numerosos premios internacionales y difundida en múltiples traducciones, incluye además multitud de ensayos como Hombres y engranajes (1951), El escritor y sus fantasmas (1963), El otro rostro del peronismo (1956), Tango: discusión y clave(1963), La cultura en la encrucijada nacional(1973), Tres aproximaciones a la literatura de nuestro tiempo (1974), Apologías y rechazos(1979), Antes del fin (1998) y La resistencia(2000). Aquejado de un grave problema de visión, se dedicó además a la pintura, otra de sus pasiones.

sábado, 21 de junio de 2014

Cuando esté muerta.
 Christina Rossetti (1830-1894)
Cuando esté muerta, mi amor,
No cantes tristes canciones para mí,
No plantes rosas en mi cabeza
Ni sombríos cipreses:
Sé la hierba verde sobre mí,
Con rocíos y gotas mójame;
Y si te marchitas, recuerda;
Y si te marchitas, olvida.

Ya no veré las sombras,
No sentiré la lluvia,
No escucharé al ruiseñor
Cantando su dolor:
Y soñando a través del crepúsculo
Que no crece ni desciende,
Felizmente podría recordar,
Y felizmente podría olvidar.
Amor Enterrado.
Sara Teasdale (1884-1933)
He venido a enterrar el Amor
Debajo de un árbol,
En el bosque negro y alto,
Donde nadie lo pueda ver.
No pondré flores en su cabeza,
Ni una lápida a sus pies,
Pues esos labios que tanto amaba
Fueron amargos, nada.
No volveré al sepulcro,
Pues el bosque es frío.
Reuniré toda la alegría
Que mis manos puedan abarcar.
Estaré todo el día bajo el sol,
Donde los salvajes vientos soplan,
Pero lloraré por las noches,
Cuando no haya nadie para escuchar.
Idea Vilariño
(Montevideo, 1920 - 2009)
YA EN DESNUDEZ TOTAL
Ya en desnudez total
extraña ausencia
de procesos y fórmulas y métodos
flor a flor,
ser a ser,
aún con ciencia
y un caer en silencio y sin objeto.
La angustia ha devenido
apenas un sabor,
el dolor ya no cabe,
la tristeza no alcanza.
Una forma durando sin sentido,
un color,
un estar por estar
y una espera insensata.
Ya en desnudez total
sabiduría
definitiva, única y helada.
Luz a luz
ser a ser,
casi en amiba,
forma, sed, duración,
luz rechazada.

LA MÁQUINA DE FOLLAR de Bukowski "texto completo"


Hacía mucho calor aquella noche en el Bar de Tony. ni siquiera pensaba en follar. sólo en beber cerveza fresca. Tony nos puso un par para mí y para Mike el Indio, y Mike sacó el dinero. le dejé pagar la primera ronda. Tony lo echó en la caja registradora, aburrido, y miró alrededor... había otros cinco o seis mirando sus cervezas. imbéciles. así que Tony se sentó con nosotros.

—¿qué hay de nuevo, Tony? —pregunté.

—es una mierda —dijo Tony.

—no hay nada nuevo.

—mierda —dijo Tony.

—ay, mierda —dijo Mike el Indio.

bebimos las cervezas.

—¿qué piensas tú de la Luna? —pregunté a Tony.

—mierda —dijo Tony.

—sí —dijo Mike el Indio—, el que es un carapijo en la Tierra es un carapijo en la Luna, qué mas dá.

—dicen que probablemente no haya vida en Marte —comenté.

—¿y qué coño importa? —preguntó Tony.

—ay, mierda —dije—. dos cervezas más.

Tony las trajo, luego volvió a la caja con su dinero. lo guardó. volvió.

—mierda, vaya calor. me gustaría estar más muerto que los antiguos.

—¿adónde crees tú que van los hombres cuando mueren, Tony? —¿y qué coño importa? —¿tú no crees en el Espíritu Humano? —¡eso son cuentos! —¿y qué piensas del Che, de Juana de Arco, de Billy el Niño, y de todos ésos? —cuentos, cuentos. bebimos las cervezas pensando en esto. —bueno —dije—, voy a echar una meada. fui al retrete y allí, como siempre, estaba Petey el Búho. la saqué y empecé a mear. —vaya polla más pequeña que tienes —me dijo. ——cuando meo y cuando medito sí. pero soy lo que tú llamas un tipo elástico. cuando llega el momento, cada milímetro de ahora se convierte en seis. —hombre, eso está muy bien, si es que no me engañas. porque ahí veo por lo menos cinco centímetros. —es sólo el capullo. —te doy un dólar si me dejas chupártela. —no es mucho. —eso e's más del capullo. seguro que no tienes más que eso. —vete a la mierda, Petey. —ya volverás cuando no te quede dinero para cerveza. volví a mi asiento. —dos cervezas más —pedí. Tony hizo la operación habitual. luego volvió. —vaya calor, voy a volverme loco —dijo. —el calor te hace comprender precisamente cuál es tu verdadero yo —le expliqué a Tony. —¡corta ya! ¿me estás llamando loco? —la mayoría lo estamos. pero permanece en secreto. —sí, claro, suponiendo que tengas razón en esa chorrada, dime, ¿cuántos hombres cuerdos hay en la tierra? ¿hay alguno? —unos cuantos. —¿cuántos? —¿de todos los millones que existen?

—sí. sí.

—bueno, yo diría que cinco o seis.

—¿cinco o seis? —dijo Mike el Indio—. ¡hombre, no jodas! —¿cómo sabes que estoy loco? di —dijo Tony—. ¿cómo podemos funcionar si estamos locos?

—bueno, dado que estamos todos locos, hay sólo unos cuantos para controlarnos, demasiado pocos, así que nos dejan andar por ahí con nuestras locuras. de momento, es todo lo que pueden hacer. yo en tiempos creía que los cuerdos podrían encontrar algún sitio donde vivir en el espacio exterior mientras nos destruían. pero ahora sé que también los locos controlan el espacio.

—¿cómo lo sabes?

—porque ya plantaron la bandera norteamericana en la luna. —¿y si los rusos hubieran plantado una bandera rusa en la luna?

—sería lo mismo —dije.

—¿entonces tú eres imparcial? —preguntó Tony.

—soy imparcial con todos los tipos de locura.

silencio. seguimos bebiendo. Tony también; empezó a servirse whisky con agua. podía; era el dueño.

moño, qué calor hace —dijo Tony.

—mierda, sí —dijo Mike el Indio.

entonces Tony empezó a hablar.

—locura —dijo— ¿y si os dijera que ahora mismo está pasando algo de auténtica locura?

—claro —dije.

—no, no, no... ¡quiero decir AQUÍ, en mi bar!

—¿sí?

—sí. algo tan loco que a veces me da miedo.

——explícame eso, Tony —dije, siempre dispuesto a escuchar los cuentos de los otros.

Tony se acercó más.

—conozco a un tío que ha hecho una máquina de follar. no esas chorradas de las revistas de tías. esas cosas que se ven en los anuncios. botellas de agua caliente con coños de carne de buey cambiables, todas esas chorradas. este tipo lo ha conseguido de veras. es un científico alemán, lo cogimos nosotros, quiero decir nuestro gobierno. antes de que pudieran agarrarlo los rusos. no lo contéis por ahí.

—claro hombre, no te preocupes...

—von Brashlitz. el gobierno intentó hacerle trabajar en el ESPACIO. no hubo nada que hacer. es un tipo muy listo, pero no tiene en la cabeza más que esa MAQUINA DE FOLLAR. al mismo tiempo, se considera una especie de artista, a veces dice que es Miguel Ángel... le dieron una pensión de quinientos dólares al mes para que pudiera seguir lo bastante vivo para no acabar en un manicomio. anduvieron vigilándole un tiempo, luego se aburrieron o se olvidaron de él, pero seguían mandándole los cheques, y de vez en cuando, una vez al mes o así, iba un agente y hablaba con él diez o veinte minutos, mandaba un informe diciendo que aún seguía loco y listo. así que él andaba por ahí de un sitio a otro, con su gran baúl rojo hasta que, por fin, una noche, llega aquí y empieza a beber. me cuenta que es sólo un viejo cansado, que necesita un lugar realmente tranquilo para hacer sus experimentos. y le escondí aquí. aquí vienen muchos locos, ya sabéis.

—sí —dije yo.

—luego, amigos, empezó a beber cada vez más, y acabó contándomelo. había hecho una mujer mecánica que podía darle a un hombre más gusto que ninguna mujer real de toda la historia... además sin tampax, ni mierdas, ni discusiones.

—llevo toda la vida buscando una mujer así —dije yo.

Tony se echó a reír.

—y quién no. yo creía que estaba chiflado, claro, hasta que una noche después de cerrar subí con él y sacó la MAQUINA DE FOLLAR del baúl rojo.

—¿Y?

—fue como ir al cielo antes de morir.

—déjame que imagine el resto —le pedí.

—imagina.

—von Brashlitz y su MAQUINA DE FOLLAR están en este momento arriba, en esta misma casa.

—eso es —dijo Tony.

—¿cuánto?

—veinte billetes por sesión.

—¿veinte billetes por follarse una máquina?

—ese tipo ha superado a lo que nos creó, fuese lo que fuese. ya lo verás.

—Petey el Búho me la chupa y me da un dólar.

—Petey el Búho no está mal, pero no es un invento que supere a los dioses.

le di mis veinte.

—te advierto, Tony, que si se trata de una chifladura del calor, perderás a tu mejor cliente.

—como dijiste antes, todos estamos locos de todas formas. puedes subir.

—de acuerdo —dije.

—vale —dijo Mike el Indio—. aquí están mis veinte.

—os advierto que yo sólo me llevo el cincuenta por ciento. el resto es para von Brashlitz. quinientos de pensión no es mucho con la inflación y los impuestos, y von B. bebe cerveza como un loco.

—de acuerdo —dije—. ya tienes los cuarenta. ¿dónde está esa inmortal MAQUINA DE FOLLAR?

Tony levantó una parte del mostrador y dijo:

—pasad por aquí. tenéis que subir por la escalera del fondo. cuando lleguéis llamáis y decís «nos manda Tony».

—¿en cualquier puerta?

—la puerta 69.

—vale —dije—, ¿qué más?

—listo —dijo Tony—, preparad las pelotas.

encontramos la escalera. subimos.

—Tony es capaz de todo por gastar una broma —dije.

llegamos. allí estaba: puerta 69.

llamé:

—nos manda Tony.

—¡oh, pasen, pasen, caballeros!

allí estaba aquel viejo chiflado con aire de palurdo, vaso de cerveza en la mano, gafas de cristal doble. como en las viejas películas. tenía visita al parecer, una tía joven, casi demasiado, parecía frágil y fuerte al mismo tiempo.

cruzó las piernas, toda resplandeciente: rodillas de nylon, muslos de nylon, y esa zona pequeña donde terminan las largas medias y empieza justo esa chispa de carne. era todo culo y tetas, piernas de nylon, risueños ojos de límpido azul...

—caballeros... mi hija Tanya...

—¿qué?

=sí, ya lo sé, soy tan... viejo... pero igual que existe el mito del negro que está siempre empalmado, existe el de los sucios viejos alemanes que no paran de follar. pueden creer lo que quieran. de todos modos, ésta es mi hija Tanya...

—hola, muchachos —dijo ella sonriendo.

luego todos miramos hacia la puerta en que había este letrero: SALA DE ALMACENAJE DE LA MAQUINA DE FOLLAR..

terminó su cerveza.

—bueno... supongo, muchachos, que venís a por el mejor POLVO de todos los tiempos...

—¡papaíto! —dijo Tanya—. ¿por qué tienes que ser siempre tan grosero?

Tanya recruzó las piernas, más arriba esta vez, y casi me corro.

luego, el profesor terminó otra cerveza, se levantó y se acercó a la puerta del letrero SALA DE ALMACENAJE DE LA MAQUINA DE FOLLAR. se volvió y nos sonrió. luego, muy despacio, abrió la puerta. entró y salió rodando aquel chisme que parecía una cama de hospital con ruedas.

el chisme estaba DESNUDO, una mesa de metal.

el profesor nos plantó aquel maldito trasto delante y empezó a tararear una cancioncilla, probablemente algo alemán.

una masa de metal con aquel agujero en el centro. el profesor tenía una lata de aceite en la mano, la metió en el agujero y empezó a echar sin parar de aquel aceite. sin dejar de tararear aquella insensata canción alemana.

y siguió un rato echando aceite hasta que por fin nos miró por encima del hombro y dijo: «bonita, ¿eh?». luego, volvió a su tarea, a seguir bombeando aceite allí dentro.

Mike el Indio me miró, intentó reírse, dijo:

—maldita sea... ¡han vuelto a tomarnos el pelo!

—sí —dije yo—, estoy como si llevara cinco años sin echar un polvo, pero tendría que estar loco para meter el pijo en ese montón de chatarra.

von Brashlitz soltó una carcajada. se acercó al armario de bebidas. sacó otro quinto de cerveza, se sirvió un buen trago y se sentó frente a nosotros.

—cuando empezamos a saber en Alemanía que estaba perdida la guerra, y empezó a estrecharse el cerco, hasta la batalla final de Berlín, comprendimos que la guerra había tomado un giro nuevo: la auténtica guerra pasó a ser entonces quién agarraba más científicos alemanes. si Rusia conseguía la mayoría de los científicos o si los conseguía Norteamérica... los que más consiguieran serían los primeros en llegar a la Luna, los primeros en llegara Marte... los primeros en todo. en fin, el resultado exacto no lo sé... numéricamente o en términos de energía cerebral científica. sólo sé que los norteamericanos me cogieron primero, me agarraron, me metieron en un coche, me dieron un trago, me pusieron una pistola en la sien, hicieron promesas, hablaron y hablaron. yo lo firmé todo...

—todas esas consideraciones históricas me parecen muy bien —dije yo—. pero no voy a meter la polla, mi pobrecita polla, en ese cacharro de acero o de lo que sea. Hitler debía ser realmente un loco para confiar en usted. ¡ojalá le hubieran echado el guante los rusos! ¡yo lo que quiero es que me devuelvan mis veinte dólares!

von Brashlitz se echó a reír.

—jiii jiii jiii ji... es sólo mi bromita de siempre. jiü jiii jiu ji!

metió otra vez el cacharro en el cuartito. cerró la puerta.

—¡ay, ji jiii ji! —bebió otro trago de schnaps.

luego se sirvió más. lo liquidó.

—caballeros, ¡yo soy un artista y un inventor! mi MAQUINA DE FOLLAR es en realidad mi hija, Tanya...

—¿más chistecitos, von? —pregunté.

—¡no es ningún chiste! ¡Tanya! ¡ponte en el regazo de este caballero!

Tanya soltó una carcajada, se levantó, se acercó y se sentó en mi regazo. ¿Una MAQUINA DE FOLLAR? ¡no podía serlo! su piel era piel, o lo parecía, y su lengua cuando entró en mi boca al besarnos, no era mecánica... cada movimiento era distinto, y respondía a los míos.

me lancé inmediatamente, le arranqué la blusa, le metí mano en las bragas, hacía años que no estaba tan caliente; luego nos enredamos; de algún modo acabamos de pie... y la entré de pie, tirándole de aquel pelo largo y rubio, echándole la cabeza hacia atrás, luego bajando, separándole las nalgas y acariciándole el ojo del culo mientras le atizaba, y se corrió... la sentí estremecerse, palpitar, y me corrí también.

¡nunca había echado polvo mejor!

Tanya se fue al baño, se limpió y se duchó, y volvió a vestirse para Mike el Indio. supuse.

—el mayor invento de la especie humana —dijo muy serio von Brashlitz.

tenía toda la razón.

por fin Tanya salió y se sentó en mi regazo.

—¡NO! ¡NO! ¡TANYA! ¡AHORA LE TOCA AL OTRO! ¡CON ESE ACABAS DE FOLLAR!

ella parecía no oír, y era extraño, incluso en una MAQUINA DE FOLLAR, porque yo nunca había sido muy buen amante, la verdad.

—¿me amas? —preguntó.

—sí.

—te amo, y soy muy feliz. y... teóricamente no estoy viva. ya lo sabes, ¿verdad?

—te amo, Tanya, eso es lo único que sé.

—¡cago en tal! —chilló el viejo—. ¡esta JODIDA MAQUINA!

se acercó a la caja barnizada en que estaba escrita la palabra TANYA a un lado. salían unos pequeños cables; había marcadores y agujas que temblequeaban, y varios indicadores, luces que se apagaban y se encendían, chismes que tictaqueaban... von B. era el macarra más loco que había visto en mi vida. empezó a hurgar en los marcadores, luego miró a Tanya:

—¡25 AÑOS! ¡toda una vida casi para construirte! ¡tuve que esconderte incluso de HITLER! y ahora... ¡pretendes convertirte en una simple y vulgar puta!

—no tengo veinticinco —dijo Tanya—. tengo veinticuatro.

—¿lo ves? ¿lo ves? ¡como una zorra normal y corriente!

volvió a sus marcadores.

—te has puesto un carmín distinto ——dije a Tanya.

—¿te gusta?

—¡oh, sí!

se inclinó y me besó.

von B. seguía con sus marcadores. tenía el presentimiento de que ganaría él.

von Brashlitz se volvió a Mike el Indio:

—no se preocupe, confíe en mí, no es más que una pequeña avería. lo arreglaré en un momento.

—eso espero —dijo Mike el Indio—. se me ha puesto en treinta y cinco centímetros esperando y he pagado veinte dólares.

—te amo —me dijo Tanya—. no volveré a follar con ningún otro hombre. si puedo tenerte a ti, no quiero a nadie más.

—te perdonaré Tanya, hagas lo que hagas.

el profe estaba corridísimo. seguía con los cables pero nada lograba.

—¡TANYA! ¡AHORA TE TOCA FOLLAR CON EL OTRO! estoy... cansándome ya... tengo que echar otro traguito de aguardiente... dormir un poco... Tanya...

—oh —dijo Tanya— ¡este jodido viejo! ¡tú y tus traguitos, y luego te pasas la noche mordisqueándome las tetas y no puedo dormir! ¡ni siquiera eres capaz de conseguir un empalme decente! ¡eres asqueroso!

—¿COMO?

—¡DIJE «QUE NI SIQUIERA ERES CAPAZ DE CONSEGUIR UN EMPALME DECENTE»

—¡esto lo pagarás Tanya! ¡eres creación mía, ;no yo creación tuya!

seguía hurgando en sus mágicos marcadores. quiero decir, en la máquina. estaba fuera de sí, pero se veía claramente que la rabia le daba una clarividencia que le hacía superarse.

—es sólo un momento, caballero —dijo dirigiéndose a Mike. ¡sólo tengo que ajustar los cuadros electrónicos! ¡un momento! ¡vale! ¡ya está!

entonces se levantó de un salto. aquel tipo al que habían salvado de los rusos.

miró a Mike el Indio.

—¡ya está arreglado! ¡la máquina está en orden! ¡a divertirse caballero!

luego, se acercó a su botella de aguardiente, se sirvió otro pelotazo y se sentó a observar.

Tanya se levantó de mi regazo y se acercó a Mike el Indio. vi que Tanya y Mike el Indio se abrazaban.

Tanya le bajó la cremallera. le sacó la polla, ¡menuda ,polla tenía el tío! había dicho treinta y cinco centímetros, pero parecían por lo menos cincuenta.

luego Tanya rodeó con las manos la polla de Mike.

él gemía de gozo.

luego la arrancó de cuajo. la tiró a un lado.

vi el chisme rodar por la alfombra como una disparatada salchicha, dejando tristes regueruelos de sangre. fue a dar contra la pared. allí se quedó como algo con cabeza pero sin piernas y sin lugar alguno a donde ir... lo cual era bastante cierto.

luego, allá fueron las BOLAS volando por el aire. una visión saltarina y pesada. simplemente aterrizaron en el centro de la alfombra y no supieron qué hacer más que sangrar.

así que sangraron.

von Brashlitz, el héroe de la invasión rusonorteámericana, miró ásperamente lo que quedaba de Mike el Indio, mi viejo camarada de sople, rojo rojo allá en el suelo, manando por su centro... von B. se dio el piro, escaleras abajo...

la habitación 69 había hecho de todo salvo aquello.

luego le pregunté a ella:

—Tanya, habrá problemas aquí muy pronto. ¿por qué no dedicamos el número de la habitación a nuestro amor?

—¡como quieras, amor mío!

lo hicimos, justo a tiempo; y luego entraron aquellos idiotas. uno de aquellos enterados declaró entonces muerto a Mike el Indio. y como von B. era una especie de producto del gobierno norteamericano, en seguida se llenó aquello de gente, varios funcionarios de mierda de diversos tipos, bomberos, periodistas, la pasma, el inventor, la CIA, el FBI y otras diversas formas de basura humana. Tanya vino y se sentó en mi regazo. —ahora me matarán. procura no entristecerte, por favor. no contesté. luego von Brashlitz se puso a chillar, apuntando a Tanya: —¡SE LO ASEGURO, CABALLEROS, ELLA NO TIENE NINGÚN SENTIMIENTO! ¡CONSEGUÍ QUE HITLER NO LA AGARRASE! ¡se lo aseguro, no es más que una MAQUINA! todos se limitaron a quedarse allí mirándole. nadie le creía. era ni más ni menos la máquina más bella, la mujer por así decirlo, que habían visto en su vida. —¡maldita sea! ¡majaderos! toda mujer es una máquina de follar, ¿es que no se dan cuenta? ¡apuestan al mejor caballo! ¡EL AMOR NO EXISTE! ¡ES UN ESPEJISMO DE CUENTO DE HADAS COMO LOS REYES MAGOS! aun así no le creían. —¡ESTO es sólo una máquina! ¡no tengan ningún MIEDO! ¡MIREN! von Brashlitz agarró uno de los brazos de Tanya. lo arrancó de cuajo del cuerpo. y dentro, dentro del agujero del hombro, se veía claramente, no había más que cables y tubos, cosas enroscadas y entrelazadas, además de cierta sustancia secundaria que recordaba vagamente la sangre. y yo vi a Tanya allí de pie con aquellos alambres enroscados colgándole del hombro donde antes tenía el brazo. me miró: —¡por favor, hazlo por mí! recuerda que te pedí que no te pusieras triste. vi como se echaban sobre ella, como la destrozaban y la violaban y la mutilaban.

no pude evitarlo. apoyé la cabeza en las rodillas y me eché a llorar...

Mike el Indio nunca llegó a cobrarse sus veinte dólares.

pasaron unos meses. no volví al bar. hubo juicio, pero el gobierno eximió de toda culpa a von B. y a su máquina. me trasladé a otra ciudad. lejos. y un día estaba sentado en la peluquería y cogí una revista pornográfica. había un anuncio: < ¡Hinche su propia muñequita! veintinueve dólares noventa y cinco. goma resistente, muy duradera. cadenas y látigos incluidos en el lote. un bikini, sostén, bragas, dos pelucas, barra de labios y un tarrito de poción de amor incluidos. von Brashlitz Co.».

envié un pedido. a un apartado de correos de Massachusetts. también él se había trasladado.

el paquete llegó al cabo de unas tres semanas. fue bastante embarazoso porque yo no tenía bomba de bicicleta, y me puse muy caliente cuando saqué todo aquello del paquete. tuve que bajar a la gasolinera de la esquina y utilizar la bomba de aire.

hinchada tenía mejor pinta. grandes tetas, un culo. inmenso.

—¿qué es eso que tiene ahí, amigo? —me preguntó el de la gasolinera.

—oiga, oiga, yo le he pedido prestado un poco de aire. soy un buen cliente, ¿no?

—bueno, bueno, puede coger el aire. pero es que no puedo evitar la curiosidad... ¿qué tiene ahí?

—¡vamos, déjeme en paz! —dije.

—¡DIOS MIO! ¡que TETAS! ¡mire, mire!

—¡ya las veo, imbécil!

le dejé con la lengua fuera, me eché el chisme al hombro y volví a casa. me metí en el dormitorio.

aún estaba por plantearse la gran cuestión...

abrí las piernas buscando algún tipo de abertura.

von B. no lo había hecho mal del todo.

me eché encima y empecé a besar aquella boca de goma. de cuando en cuando echaba mano a una de las gigantescas tetas de goma y la chupaba. le había puesto una peluca amarilla y me

había frotado con la poción de amor toda la polla. no hizo falta mucha poción de amor, con la del tarro habría para un año.

la besé apasionadamente detrás de las orejas, le metí el dedo en el culo y le di sin parar. luego la dejé, di un salto, le encadené los brazos a la espalda, con el candadito y la llave, y le azoté el culo de lo lindo con los látigos.

¡dios mío, voy a volverme loco! pensé.

después de azotarla bien, volví a metérsela. follé y follé. era más bien aburrido, la verdad. imaginé perros follando con gatas; imaginé dos personas follando en el aire mientras caían de un rascacielos. imaginé un coño grande como un pulpo, reptando hacia mí, apestoso, anhelante de orgasmo. recordé todas las bragas, rodillas, piernas, tetas y coños que había visto. la goma sudaba; yo sudaba.

—¡te amo, querida! —susurré jadeante en sus oídos de goma.

me fastidia admitirlo, pero me obligué a eyacular en aquella sarnosa masa de goma. no se parecía en nada a Tanya.

cogí una navaja de afeitar y destrocé el artefacto. lo tiré donde las latas vacías de cerveza.

¿cuántos hombres compran esos chismes absurdos en Norteamérica?

¿no pasas ante medio centenar de máquinas de joder si das una vuelta por cualquier calle céntrica de una gran ciudad de Norteamérica? con la única diferencia de que éstas pretenden ser mujeres.

pobre Mike el Indio, con su polla muerta de cincuenta centímetros.

todos los pobres mikes. todos los que escalan el Espacio. todas las putas de Vietnam y Washington.

pobre Tanya, con su vientre que había sido el vientre de un cerdo. sus venas que habían sido las venas de un perro. apenas cagaba o meaba, follar, sólo follaba (corazón, voz y lengua prestados por otros). por entonces sólo debían haber hecho unos diecisiete transplantes de órganos. von B. iba muy por delante de todos.

pobre Tanya, qué poco había comido la pobre... básicamente queso barato y uvas pasas. nunca había deseado dinero ni propiedades ni grandes coches nuevos, ni casas supercaras. jamás había leído el diario de la tarde. no deseaba en absoluto una televisión en color, ni sombreros nuevos, ni botas de lluvia, ni charlas de patio con mujeres idiotas; jamás había querido un marido médico, o corredor de bolsa, o miembro del Congreso o policía.

y el tipo de la gasolinera sigue preguntándome:

—oiga, ¿qué fue de aquello que trajo a hinchar aquel día? pero ya no me lo preguntará más. voy a echar gasolina en otro sitio. y no volveré tampoco a la barbería donde vi la revista del anuncio de la muñeca de goma de von B. voy a intentar olvidarlo todo.

¿no harías tú lo mismo?.

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