viernes, 17 de julio de 2020

17 DE JULIO DE 1923 NACE ENRIQUE ÁNGEL ANGELELLI

17 DE JULIO DE 1923 NACE
ENRIQUE ÁNGEL ANGELELLI
Enrique Ángel Angelelli nació en Córdoba el 17 de julio de 1923, aunque fue anotado el 18. Fue el primer hijo del matrimonio que formaron Juan Angelelli y Angelina Carletti. Su bautismo quedó registrado el 30 de agosto en la Parroquia del Corazón de María, de Alta Córdoba, a cargo de los misioneros claretianos, cuya jurisdicción abarcaba la zona de quintas donde vivía su familia. En la misma parroquia recibió el sacramento de la confirmación el 1 de diciembre de 1927. Creció en un hogar de humildes inmigrantes italianos, que cultivaban hortalizas, en la zona norte de la ciudad, donde actualmente están ubicados los barrios Las Margaritas y La France. Allí cursó los primeros grados en la Escuela Misiones, haciendo la primera comunión en el Colegio del Huerto. Luego la familia se trasladó a la zona sudeste, cercana al “Camino a Sesenta Cuadras”. En Villa Eucarística, donde Don Juan se ocupó de la quinta de las Hermanas Adoratrices Españolas, Enrique terminó sus estudios primarios. A los 15 años, en 1938, ingresó al Seminario Metropolitano de Córdoba, donde estudió hasta mediados de 1948. Durante esos años, en 1944 hizo su práctica pastoral como seminarista integrando el grupo de Catecismo Ntra. Sra. de los Desamparados, en el Asilo de Ancianos San Vicente (actual parroquia de barrio Müller). Cursó el último año de teología en el Colegio Pio Latino en Roma, donde fue ordenado sacerdote el 9 de octubre de 1949. En 1951 obtuvo la Licenciatura en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Sacerdote

De regreso a su Córdoba natal, en septiembre de 1951, ejerció como Vicario Cooperador en la Parroquia San José de Barrio Alto Alberdi, atendiendo también a los enfermos del Hospital Clínicas. Fue designado Prosecretario de la Curia Arzobispal. En Europa había conocido el movimiento de la JOC (Juventud Obrera Católica) y a su fundador el P. José Cardjin, por lo que en 1953, canalizando su temprana opción por los pobres, asumió como asesor de JOC, con sede en la Capilla Cristo Obrero, radicándose en el Hogar Sacerdotal de la calle La Rioja 564, lugar de encuentro de sacerdotes, trabajadores y estudiantes. Desde este rol participó del equipo de redacción de la calificada revista “Notas de Pastoral Jocista”, donde quedaron registrados sus primeros escritos. Su diagnóstico de la realidad obrera contribuyó a generar nuevas condiciones de acercamiento luego de la persecución desatada tras el derrocamiento del presidente Juan Perón en 1955. Y ayudó a proteger a militantes del gremialismo perseguido.
A nivel eclesiástico fue designado en la Dirección Central Catequística Arquidiocesana y profesor en el Seminario Mayor de Córdoba y otros institutos de estudios. Colaboró como asesor de la pastoral universitaria y se desempeñó en cargos de su especialidad en la Curia Arquidiocesana.
Su temprana calvicie le valió el apodo de “Pelado”, que recibía con cariño de sus compañeros, colaboradores y amigos. Compenetrado con la realidad local, de la que asumió su cultura, también reflejada en la “chispa” de tonada cordobesa, tuvo relevantes actividades como sacerdote, lo que sumado a su carácter alegre, comunicativo, servicial y comprensivo, le generaron un amplio consenso tanto en el clero como entre los trabajadores, estudiantes y sectores barriales, adonde acostumbraba trasladarse en su moto Puma –2da.serie, a la que bautizó “Providencia”, porque “sólo arrancaba con la ayuda de Dios”. Fervoroso “hincha” de Instituto, siguió las alternativas de su club favorito durante todos los años de su vida cordobesa, pero también desde las lejanas tierras riojanas, donde le tocó después ejercer su apostolado episcopal.

Obispo Auxiliar

En diciembre de 1960 fue designado obispo titular de Listra y auxiliar de la arquidiócesis de Córdoba. Fue rector del Seminario Mayor y como obispo tuvo destacada participación en los diversos conflictos gremiales de los trabajadores mecánicos y municipales. Marcando una presencia episcopal diferente a las pomposidades propias de la época, se acercó a los sectores más humildes del campo y la ciudad. Ante las situaciones de dolor y miseria producto de las injusticias sociales, se hizo vocero en sus predicaciones y pronunciamientos públicos, para convocar a “campañas de solidaridad” que mitigaran el hambre y el abandono de los desposeídos. Definió su postura episcopal cuando, llamado a bendecir viviendas para los obreros en las canteras de cal de Malagueño, frente a patrones y obreros subrayó el valor del compromiso con “el Cristo sufriente encarnado en los obreros”;y prefirió almorzar con ellos, en lugar del espacio reservado junto a la patronal. Apoyó con firmeza la actuación de sacerdotes y religiosas comprometidos con los pobres, lo que en ocasiones le provocó conflictos con sectores de poder de la alta sociedad cordobesa.
Identificado con la renovación de la iglesia promovida por el Papa Juan XXIII, participó en los debates del Concilio Ecuménico Vaticano II en Roma, donde en 1965 junto a otros cuarenta y dos obispos firmó el “Pacto de las Catacumbas”, por una Iglesia servidora y pobre. Impulsó la renovación conciliar en Córdoba y acompañó a los sacerdotes en ese empeño, mediando en el conflicto de estos con el Arzobispo Castellano, lo que le acarreó la difamación del tradicionalismo cordobés y otros grupos como “Tradición, Familia y Propiedad”. En 1965, después de asumir el Arzobispo Raúl Francisco Primatesta lo volvió a designar como obispo auxiliar. Siguió predicando la renovación conciliar y acompañando a las parroquias del interior provincial, especialmente a las más alejadas. En el Episcopado Argentino, Mons. Angelelli integró desde 1967 a 1970 la COEPAL, Comisión Episcopal de Pastoral, y al finalizar el período fue responsable de Pastoral Popular.
Obispo de La Rioja
En julio de 1968 al trascender a la prensa la designación como obispo de La Rioja, el diario Córdoba publicó: “en la actualidad es considerado una de las figuras eclesiásticas de real gravitación en los medios obreros y gremiales del país”. A los 45 años de edad, el 24 de agosto de 1968 asumió como titular de la diócesis de La Rioja. En su escudo episcopal sintetizó su misión: “Justicia y Paz”.
En el nuevo escenario episcopal movilizó a los amplios sectores riojanos sumidos en la postergación. Plasmó la renovación conciliar en una pastoral diocesana con y desde el pueblo, invitando a la “corresponsabilidad” de sacerdotes, religiosas y laicos. Valorizando la historia y la cultura riojana potenció la religiosidad popular como afirmación de su identidad en la lucha por su propia dignidad. Promovió la formación de cooperativas de campesinos y alentó la organización sindical de los peones rurales, los mineros y las empleadas domésticas, con la participación de los cuatro decanatos en que se organizó la diócesis.
Su voz profética en defensa de los más débiles se hizo sentir. “La tierra es para todos; el agua es para todos, el pan es para todos”, dijo; y desde el Movimiento Rural Diocesano se creó la cooperativa CODETRAL reclamando la expropiación del latifundio Azzalini.
Los terratenientes y los sectores de poder ligados a la usura, la droga y la prostitución, que Mons. Angelelli denunció, promovieron campañas de difamaciones a través del diario El Sol. Y agresiones físicas, como las sufridas en Anillaco en junio de 1973 en ocasión de las fiestas patronales de San Antonio, cuando fue apedreado junto a sacerdotes y religiosas. Ante las calumnias, el Papa Pablo VI envió al Arzobispo Vicente Zazpe para confirmarlo en su fidelidad al Evangelio y alentarlo en su servicio a los más pobres.
La persecución a la iglesia riojana se incrementó luego de instaurada la dictadura militar en marzo de 1976, con el hostigamiento y las detenciones de sacerdotes, religiosas y laicos, y hasta con torturas. Le aconsejaron al Obispo que se alejara del escenario riojano pero rechazó la propuesta diciendo: “Eso es lo que quieren, que me vaya para que se dispersen las ovejas:” El 18 de julio del 76 fueron asesinados Fray Carlos Murias y el P. Gabriel Longueville en Chamical; y el 25 el dirigente cooperativista laico Wenceslao Pedernera, en Sañogasta en presencia de su esposa e hijas.
El 4 de agosto de 1976, cuando el obispo Angelelli retornaba a La Rioja, proveniente de Chamical, fue asesinado cerca de Punta de Los Llanos. En la sentencia del juicio realizado en el 2014, el Tribunal dijo: “Tenemos por cierto que la maniobra brusca que ocasionó el vuelco del vehículo que conducía Monseñor Angelelli y que desencadenó la muerte del Obispo y las heridas que pusieron en riesgo la vida de Arturo Pinto, se produjo por la intervención voluntaria e intencional del conductor no identificado de un vehículo color claro (blanco o gris) presumiblemente Peugeot 404, que se interpuso en la marcha”. Los jueces definieron que, según los informes y pericias médicas, la muerte fue instantánea al producirse el fuerte impacto de su cabeza sobre el asfalto, luego de ser expulsado por la puerta lateral izquierda con motivo de los vuelcos. Explicitaron también los móviles del crimen: “La relevancia que tenía para el poder militar la Pastoral de la Iglesia Riojana que desarrollaba Enrique Angelelli”; y “la documentación que celosamente guardaba Angelelli, producto de la investigación que días previos había llevado a cabo sobre el asesinato de los curas de Chamical y del laico de Sañogasta”.Agregaron que: “La Diócesis riojana – encabezada firmemente por la visión humanizante, de compromiso social junto a los pobres y auténticamente cristiana de Angelelli – conmovió, a partir de 1968, a una provincia marcada por grandes diferencias sociales, sectores rurales y poblaciones de extrema vulnerabilidad socioeconómica.”
La certeza judicial selló la convicción popular desde el mismo día del crimen. Y cada año las comunidades de La Rioja, Córdoba y otros lugares del país celebraron la memoria martirial en Punta de Los Llanos, el lugar de los hechos. En 1986 el juez Aldo Morales resolvió que la muerte del Obispo había sido un “homicidio fríamente premeditado y esperado por la víctima”. Luego se paralizaron las investigaciones hasta su definitiva reapertura en el 2006, que finalizó con la sentencia condenatoria a algunos de los responsables en el 2014.
En septiembre de 2016 concluyó en La Rioja la instrucción diocesana de la causa de canonización, a cargo del obispo Marcelo Colombo. En octubre ingresó en Roma a la Congregación para las Causas de los Santos, que decidió unificarla a la de los otros tres mártires riojanos. Concluida en 2018 la Positio, resumen de la causa canónica, con la documentación pertinente, será analizada por las comisiones de Teólogos y de Cardenales, quienes elevarán su dictamen al Papa Francisco para la resolución final en este proceso de beatificación.

jueves, 16 de julio de 2020

16 DE JULIO DE 1943 NACE REINALDO ARENAS

16 DE JULIO DE 1943 NACE
REINALDO ARENAS
Las agonías de Reinaldo Arenas, el escritor que desafió a Fidel Castro
(Holguín, 1943 - Nueva York, 1990) Novelista cubano cuya obra inicial se inscribió en la narrativa del boom latinoamericano, y cuyas últimas producciones son un testimonio doloroso y satírico de su vida, como en Antes que anochezca(1992).
Criado en el seno de una familia humilde y campesina, su adolescencia estuvo marcada por su unión a la insurrección castrista desde 1958. Con el triunfo de la Revolución, tuvo oportunidad de participar en el programa de educación del nuevo gobierno, donde su formación autodidacta se vio enriquecida por la frecuentación de dos maestros, J. Lezama Lima y V. Piñera, que avalaron sus tempranas publicaciones.
En 1962, cuando sólo contaba diecinueve años, apareció su primera y última novela editada en la isla, Celestino antes del alba, ya que el resto de su producción se publicó en el extranjero. Entrada la década de los años sesenta, fue víctima de las medidas del gobierno cubano contra los homosexuales y el acoso contra él aumentó hasta que en 1973 fue acusado de abuso sexual y arrestado: huyó y se convirtió en fugitivo por el interior de la isla, pero poco después se le detuvo y encarceló en la prisión de El Morro.
Finalmente, en 1980, por una amnistía gubernamental, pudo optar por el exilio. Se trasladó primero a Miami, donde no tuvo suerte, y luego a Nueva York, ciudad en la que se instaló definitivamente y continuó escribiendo, hasta que, enfermo de sida, decidió quitarse la vida en 1990, dejando más de veinte libros, que incluyen diez novelas, algunos poemas, relatos breves y obras de teatro.
En esa densa producción corresponde destacar El mundo alucinante (1965), Otra vez el mar y la autobiográfica Antes que anochezca, cuya versión cinematográfica se estrenó en 2001. El mundo alucinante fue llevada de contrabando a Francia, hecho que acentuó la hostilidad del gobierno cubano hacia el escritor; la obra es una recreación mítica de la vida del cura mexicano Servando Teresa de Mier. Otra vez el mar, una de sus novelas fundamentales, fue confiscada por la policía política; Reinaldo Arenas se vio obligado a reescribirla tres veces.
Otras obras que cabe mencionar son El palacio de las blanquísimas mofetas (1980), El central(1981), Termina el desfile (1981), Arturo, la estrella más brillante (1984), El color del verano (1991) y El asalto (1991). Arenas, junto a S. Sarduy, está considerado uno de los principales continuadores del neobarroquismo cubano inaugurado por la obra de Lezama Lima.

16 DE JULIO DE 1989 MUERE NICOLÁS GUILLÉN

16 DE JULIO DE 1989 MUERE
NICOLÁS GUILLÉN
5 poemas de Nicolás Guillén - Zenda
(Camagüey, 1902 - La Habana, 1989) Poeta cubano, considerado el máximo representante de la llamada poesía negra centroamericana, y poeta nacional de la isla por su obra ligada a la cultura afrocubana. Nicolas Guilléncursó un año de derecho en La Habana, antes de abandonar la universidad y volver a su ciudad donde trabajó como tipógrafo y se dedicó al periodismo en la redacción de El Camagüeyano, en cuyas páginas inició también su actividad literaria.
A partir de 1925 Nicolas Guillén se instaló en la capital donde participó activamente en la vida cultural y política de protesta, lo que le supuso breves arrestos y períodos de exilio en varias ocasiones. En 1937, cuando había publicado ya sus primeros tres libros, ingresó en el Partido Comunista de Cuba, fundado por su amigo y también poeta R. Martínez Villena, y participó en el célebre Congreso por la Defensa de la Cultura, realizado en Valencia en plena Guerra Civil española, donde conoció a P. Neruda, R. Alberti, F. García Lorca y O. Paz, y su obra alcanzó difusión europea.
A su regreso a Cuba, Nicolas Guillén dirigió la revista Mediodía y participó de los movimientos de vanguardia en las tribunas de Gaceta del Caribe y Revista Avance. Pasó luego años de exilio, viajando por Sudamérica, y en 1956 recibió el Premio Lenin de la Unión Soviética, hasta que el triunfo de la Revolución castrista, en 1959, le permitió regresar a la isla, donde desempeñó distintos cargos, como la presidencia de la Unión de Escritores, desde 1961, y misiones diplomáticas de relieve.
                                     
La obra poética de Nicolás Guillén

En cuanto a su actividad literaria, Guillén se inició en el posmodernismo, aunque pronto su producción se inscribió dentro de la llamada línea realista de los múltiples vanguardismos cubanos, cultivando como ningún otro autor la llamada poesía negra o antillana.
Desde su condición de mulato expresó con un peculiar sentido rítmico la temática del mestizaje, en un contexto social y político que manifestaba la dura opresión y servidumbre sufrida por el pueblo. En sus comienzos le caracterizó incluso una fonética afrocubana, que más tarde abandonó para desmarcarse de la tradición oral folclórica.
A esta primera época pertenecen Motivos de son (1930) y Sóngoro cosongo (1931). Poco después, con West Indies Limited (1934) se alejó del mero ejercicio rítmico para incorporar la protesta política y antiimperialista, orientándose hacia una cólera militante y comprometida con el hombre.
El poema más conocido del libro, Balada de los dos abuelos, indicó la madura aceptación de lo africano y de lo español en una misma sangre: el abuelo blanco y el abuelo negro, que evocan además la crueldad del tráfico de esclavos. En poemas como Sensemayá y La muerte del Ñeque se inspiró en ritos y creencias africanos, sin que ello supusiera un rechazo de la cultura blanca.
Nicolas Guillén siguió evolucionando en la dirección de las preocupaciones políticas y sociales con Cantos para soldados y sones para turistas (1937), donde todavía conservó formas propias del canto y de la danza afrocubana al mismo tiempo que se hicieron ya evidentes algunos de los rasgos estilísticos que predominaron en su lírica posterior, como el uso frecuente que hizo de onomatopeyas "jitanjáforas" que aparecieron abundantemente en la obra del fundador del futurismo, el italiano F. Marinetti, y la creada por el vanguardista cubano M. Brull, así como la rima aguda, las reiteraciones o la enumeración.
En el mismo año de 1937 lanzó una acusación hacia el impacto y la injusticia de la Guerra Civil española y del asesinato de F. García Lorca, en Poemas en cuatro angustias y una esperanza. Después, aunque conservó siempre una particular claridad expresiva popular, el elemento rítmico fue decreciendo en beneficio de un tono más elevado y ambicioso desde El son entero (1947) hasta La paloma de vuelo popular (1958) y sus poesías en sazón revolucionaria de Antología mayor (1964), donde mostró su compromiso con la Revolución cubana y los desheredados del mundo.
Además, su poesía se hizo eco también de las inquietudes neorrománticas y metafísicas del momento, como la trascendencia del amor y la muerte que ocuparon un espacio importante en su obra. Otras obras en esta dirección fueron: Tengo (1964), donde manifestó su júbilo ante la Cuba revolucionaria y Poemas de Amor, que apareció el mismo año. Más tarde publicó títulos como El gran zoo (1967), La rueda dentada (1972), El diario de a diario (1972) y Por el mar de las Antillas anda un barco de papel (1977). Además, en Prosa de prisa (1975-1976) recogió una selección de sus trabajos periodísticos. Y aún dentro de su poesía cabe destacar el singular Poemas para niños y mayores de edad (1977), donde siguió demostrando su gran capacidad para conjugar preocupaciones diversas y encontrar formas de expresión constantemente renovadas.

miércoles, 15 de julio de 2020

15 DE JULIO DE 2003 MUERE: ROBERTO BOLAÑO

15 DE JULIO DE 2003 MUERE:
ROBERTO BOLAÑO

(Santiago, 1953 - Barcelona, 2003) Escritor chileno afincado en España desde finales de la década de 1970. Autor de extraordinario talento, forzó los límites de la literatura en una serie de novelas con las que se consagró como una de las voces más importantes y personales de la narrativa latinoamericana. En sólo una década, en una suerte de carrera contra la adversidad, Bolaño dejó atrás la marginalidad y “se convirtió en un cuentista y novelista central, quizás el más destacado de su generación, sin duda el más original y el más infrecuente”, en palabras del también escritor chileno Jorge Edwards.
Roberto Bolaño Ávalos nació en Santiago el 28 de abril de 1953, hijo de León Bolaño, transportista, y de Victoria Ávalos, profesora. Pasó su infancia en Viña del Mar, donde cursó sus primeros estudios, en Quilpué y en Cauquenes. En Quilpué realizó a los diez años su primer trabajo como boletero en una línea de autobuses que cubría el trayecto Quilpué-Valparaíso.

Roberto Bolaño
En 1968 la familia se trasladó a Ciudad de México, donde Roberto pasó su adolescencia concentrado en la lectura, encerrado durante horas en la biblioteca pública. Pronto decidió que quería ser escritor y empezó a trabajar como articulista en diferentes medios. Al cumplir los veinte años quiso regresar a Chile. Corrían los días previos al golpe de estado y Bolaño se incorporó a la resistencia, pero fue arrestado. Tras ocho días en la cárcel (fue liberado gracias a la intercesión de dos detectives que resultaron ser ex compañeros de colegio), decidió volver a México y dedicarse de lleno a la literatura.
En México fundó, junto con un grupo de poetas mexicanos, un movimiento de vanguardia denominado infrarrealismo, y en 1975 vio finalmente publicados sus primeros trabajos, reunidos en la antología poética Poetas infrarrealistas mexicanos. Sin embargo, “hastiado de lo literario”, abandonó México y partió primero para El Salvador, donde conoció al poeta Roque Dalton, y posteriormente a Europa. Tras viajar por varios países europeos y por el continente africano, finalmente decidió establecerse en España.
No fue una época fácil; estaba solo, sin papeles, tenía dificultades económicas… Trabajó en múltiples oficios (fue lavaplatos, camarero, vigilante nocturno, basurero, descargador de barcos, vendimiador...) hasta que pudo mantenerse mediante su participación en certámenes literarios. Todas estas experiencias las convertiría, más adelante, en materia de su ficción.
En 1984 publicó, en colaboración con Antoni García Porta, su primera novela,Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, con la que obtuvo el premio Ámbito Literario. Ese mismo año lanzó La senda de los elefantes, que fue galardonada con el premio Félix Urabayen.
Dos años después fijó su residencia en la población costera de Blanes (Girona), donde, sin abandonar su interés por la poesía, se centró cada vez más en la narrativa. Trabajaba en un pequeño estudio apenas a cincuenta metros de su casa, siguiendo algunos rituales imprescindibles: música de rock de la década de 1970, una infusión de manzanilla con miel y tabaco, muchísimos cigarrillos. Escribía tres folios al día; si las cosas iban bien, hasta diez. Cuidaba mucho de la estructura de sus libros y reescribía mucho.
En 1993 los médicos le diagnosticaron una grave enfermedad hepática. A partir de entonces Bolaño se obsesionó con dejar un legado literario de importancia y se dedicó aún con mayor ahínco a la escritura y multiplicó sus publicaciones. Ese mismo año vieron la luz Los perros románticos, un recopilatorio de la obra poética creada entre 1977 y 1990, y la novela La pista de hielo. En 1996 presentó La literatura nazi en América y Estrella distante, y en 1997 la compilación de cuentosLlamadas telefónicas, que le valió el premio Municipal de Santiago de Chile, el más importante en su país.
Producción desenfrenada
El año 1998 fue sin duda un año clave en la vida de Roberto Bolaño, que poco antes había empezado a publicar en Anagrama. Aquel año su novela Los detectives salvajes recibió dos importantes distinciones: el premio Herralde de novela y el premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos “por la calidad de la obra y su novedosa apuesta narrativa”. La novela, en la que destaca “el humor derrochado, poco frecuente en la literatura escrita en español”, narra las aventuras de dos hombres embarcados en la búsqueda de una escritora mexicana desaparecida durante la revolución. Los esfuerzos por encontrarla se prolongarán desde 1976 hasta 1996.
Poco después de este reconocimiento público, y tras veinticinco años de ausencia, Bolaño visitó Chile. A raíz de esta visita surgió una nueva novela, un cuadro alegórico del Chile pinochetista, cargado de fantasmas, torturadores y toques de queda, titulada Nocturno de Chile (2000) y calificada por el editor Jorge Herralde de “pequeña obra de arte escalofriante”.
El mismo año de la aparición de Nocturno de Chile, Bolaño entró en lista de espera para un trasplante de hígado. Su estado de salud empeoraba, y decidió consagrar “lo que me quede de vida” a la que debía ser su obra cumbre, 2666. “Consciente de la sombra que la muerte había proyectado sobre él” (Enrique Vila-Matas), siguió escribiendo hasta su fallecimiento, el 14 de julio de 2003, víctima de una insuficiencia hepática. Pocos días antes había asistido en Sevilla al I Encuentro de Autores Latinoamericanos, su última aparición pública, y había entregado a su editor el manuscrito del libro de cuentos El gaucho insufrible.
En 2004 Anagrama publicó 2666, la novela póstuma de Bolaño, una pentalogía de más de mil páginas, centrada en la figura de un enigmático escritor alemán llamado Von Archimboldi, en la que el autor muestra su gran variedad de registros literarios. Según el crítico Ignacio Echevarría, se trata de la “obra maestra” del autor, una “novela total, sin ningún matiz intimidante o plúmbeo, que toca los grandes temas, como la muerte, el mal o la trascendencia […] una obra polifónica, donde los registros cambian mucho, desde lo policiaco hasta lo épico”.
2666 mereció el premio Salambó, que otorgan los propios escritores a la mejor novela escrita en castellano, “por abrumadora mayoría” (Rosa Montero, miembro del jurado). El jurado la definió como “el resumen de una obra de mucho peso, donde se decanta lo mejor de la narrativa de Roberto Bolaño”, una novela que “contiene mucha literatura, que supone un gran riesgo y lleva al extremo el lenguaje literario de su autor”. 2666 fue galardonada además con el premio a la novela “con mejor acogida entre la prensa especializada” concedido por la Fundación José Manuel Lara Hernández.
También en 2004 se publicó Entre paréntesis, un recopilatorio de artículos, conferencias y otros textos publicados en varios medios de comunicación y producto de la actividad periodística y pública de Bolaño entre 1998 y 2003. Otras obras del autor son Amuleto (1999), Monsieur Pain (1999), Putas asesinas (2001), un libro de relatos protagonizados por personajes extremos, Una novelita lumpen (2002) yAmberes, publicada en 2002 pero escrita veintidós años antes, cuando Bolaño, recién llegado a Barcelona, trabajaba por las noches en un camping de Castelldefels.

15 DE JULIO DE 1919 NACE: IRIS MURDOCH

15 DE JULIO DE 1919 NACE:
IRIS MURDOCH
(Jean O. Bayley, Dublín, 1919 - Oxford, 1999) Narradora y ensayista inglesa. Su infancia transcurrió en Londres. De 1938 a 1942 estudió filosofía y literatura en el Somerville College de Oxford donde aprendió latín y griego y lenguas modernas. De 1948 a 1963 dio clases de filosofía en Oxford y entre 1942 y 1944 trabajó en el Tesoro Británico y luego en Bruselas, en las Naciones Unidas.
Durante la última parte de su vida padeció el mal de Alzheimer. Escribió más de treinta novelas, obras de teatro y volúmenes de poesía. Su primer libro publicado fue Sartre, el racionalista romántico (1953), un estudio sobre el filósofo francés y su sistema de ideas. Bajo la red (1954) fue su primera novela.
Algunas novelas de su primer período, como La campana (The Bell, 1958) o The Red and the Green (1965), que se desarrolla en el marco de la insurrección de 1916 en Dublín, siguen la tradición histórica y psicológica de la novela del siglo XIX. Otras obras, en cambio, muestran una tendencia a la narración alegórica y mítica, y representan la condición humana a través de personajes creados artificialmente, como en A Severed Head (1961); La muchacha italiana (An Italian Girl, 1964), testigo externo de tormentosos acontecimientos en un ambiente de clase media-alta dominado por los instintos; The Time of Angels (1966), donde los personajes ilustran el pensamiento filosófico en un mundo secularizado, o en la más madura El sueño de Bruno (Bruno's Dream, 1969), que trata el tema del aprendizaje de la muerte.
Después de 1968 planteó el tema del inconsciente, y su estilo se volvió más minucioso e introspectivo, las tramas se hicieron más intrincadas y llenas de violencia, a causa de las combinaciones de todo tipo de amores, y por medio de misteriosos y sorprendentes efectismos. Además, el lenguaje utilizado en las novelas se refinó cada vez más, con fragmentos de gran virtuosismo, empleando progresivamente paralelismos culturales con la mitología clásica y oriental, adquiriendo un valor literario y artístico metanarrativo. Entre sus obras técnicamente más ambiciosas se encuentran El Príncipe Negro (The Black Prince, 1973), escrito en forma de diario de un escritor, publicado póstumamente por un amigo editor, que añadió al mismo algunos comentarios que revelan diversas versiones de los hechos, y El mar, el mar (The Sea, the Sea, 1978), que desvela lentamente su paralelismo con la shakespeariana La tempestad, a medio camino entre el diario y la autobiografía imaginaria de un director.
El estilo de Murdoch es una compleja combinación de intelectualismo y temas sórdidos, de cotidianidad y metafísica. Los personajes de sus obras no dejan de confrontar sus ideas y existencia con las grandes obras de la cultura, y padecen una angustia tanto emocional como intelectual, porque se les escapa el sentido de sus vidas ante las preguntas capitales que se hacen.
Son protagonistas controvertidos, inmersos en su conciencia; una parte de ellos puede ser diabólica y la otra no cesa de preguntarse por la razón edificante y positiva de la vida y la moral: los héroes de sus novelas suelen ser por ello intelectuales, escritores, pintores, científicos o filósofos. También analizó la homosexualidad, el incesto y la impotencia, sobre todo en sus personajes masculinos.
Algunos críticos la han comparado con su predecesora del siglo XIX, G. Eliot (seudónimo de Mary Ann Evans Cross), aunque otros opinan que su estilo e ideas enérgicas tienen más que ver con la fuerza de W. Shakespeare y F. Dostoievski por el equilibrio entre lo sobrenatural y la realidad, además de otras influencias como las de pensadores en la línea de Ludwig Wittgenstein y S. Weil.
Sus novelas también se pueden leer como escenarios donde el pensamiento occidental se debate en un campo de batalla: obras de ideas o de argumentos filosóficos, aunque rodeadas de una aureola de misterio. Cierto sadismo perverso de sus tramas colinda con una "filosofía del bien". Según sus propias palabras, "es indudable que somos criaturas espirituales, sometidas a la atracción de la perfección y hechas para el Bien".
Escribió también una serie de trabajos críticos radicales acerca de corrientes filosóficas modernas como el kantismo, el existencialismo y el utilitarismo, donde argumentó la incapacidad de tales sistemas para responder a los problemas del hombre contemporáneo. A medio camino entre el género filosófico y de ficción, escribió un diálogo, Acastos, que aunque tiene lugar en la Atenas del siglo V a.C., examina el mundo contemporáneo. Su último trabajo, Existentialists and Mystics, se publicó en 1997.

lunes, 13 de julio de 2020

13 DE JULIO DE 1934 NACE: WOLE SOYINKA

13 DE JULIO DE 1934 NACE:

WOLE SOYINKA

(Nombre literario de Akinwande Oluwole Soyinka; Abeokuta, 1934) Dramaturgo, poeta, novelista y crítico nigeriano en lengua inglesa; fue el primer escritor africano negro que recibió el premio Nobel de Literatura (1986).

Descendiente de la etnia Yoruba, de rica y poderosa tradición cultural, estudió en la universidades de Ibadan, Nigeria, y Leeds, Inglaterra. Allí fue influido por el estudioso shakespeareano Wilson Knight y por el ambiente de experimentación de la década de 1950. En ese período escribió dos comedias que fueron representadas en Londres: The Swamp Dwellers y la célebre The Lion and the Jewel.
En 1963, con motivo de la celebración de la independencia de Nigeria, escribió su primera obra de consideración: La danza de los bosques, una sátira acerca de los problemas de una nación joven a la vez que una crítica de la edulcoración del pasado, en un estilo que mezclaba las técnicas de vanguardia con el folclore africano. En 1965, publicó la novela Los intérpretes, que ha sido comparada, por la complejidad de su técnica y por su calidad artística, con las tentativas literarias de J. Joyce y W. Faulkner.
Durante la guerra civil en Nigeria, Soyinka fue encarcelado durante 22 meses, experiencia que describió en un conmovedor libro: El hombre ha muerto (1972), y en la novela La estación del caos (1973). En 1972 se exilió voluntariamente, inaugurando una intensa etapa en la que escribió cuatro notables piezas de teatro:Las metamorfosis del hermano JeroThe Bacchae of EuripidesMadmen and Specialists y La muerte y los caballeros del rey. En 1976 publicó el que se considera su más importante libro de ensayos: Myth, Literature and the African World.
La combinación armoniosa de una experimentación audaz y el amor por las raíces yorubas ha sido siempre una característica de su literatura. Esto lo llevó a polemizar con los representantes de la negritud, de quienes dijo: "El tigre no necesita hacer alarde de su tigritud". En 1994 se vio forzado al exilio, del que no pudo regresar hasta 1998.
Cabe destacar también su autobiografía Aké, los años de la niñez (1981), cuyo título proviene del nombre de la aldea en que creció y en la que describe, de un modo vívido e imaginativo, su infancia y educación bajo las tradiciones yorubas. Obras posteriores son Beautification of Area Boy (1995) y The gay's never die (2000). Publicó también el libro Clima de miedo (2007), que recoge cinco textos escritos en 2004 para el ciclo de conferencias Reith de la cadena británica BBC.

domingo, 12 de julio de 2020

12 DE JULIO DE 1708 NACE: JUANA AZURDUY

12 DE JULIO DE 1708 NACE:

JUANA AZURDUY
(Juana Azurduy de Padilla; Chuquisaca, 1780 - Jujuy, 1860) Heroína de la independencia del Alto Perú (actual Bolivia). Descendiente de una familia mestiza, quedó huérfana en edad muy temprana. Pasó los primeros años de su vida en un convento de monjas de su provincia natal, Chuquisaca, la cual era entonces sede de la Real Audiencia de Charcas.
En 1802 contrajo matrimonio con Manuel Ascencio Padilla, con quien tendría cinco hijos. Tras el estallido de la revolución independentista de Chuquisaca el 25 de mayo de 1809, Juana y su marido se unieron a los ejércitos populares, creados tras la destitución del virrey y al producirse el nombramiento de Juan Antonio Álvarez como gobernador del territorio. El caso de Juana no fue una excepción; muchas mujeres se incorporaban a la lucha en aquellos años.
Juana colaboró activamente con su marido para organizar el escuadrón que sería conocido como Los Leales, el cual debía unirse a las tropas enviadas desde Buenos Aires para liberar el Alto Perú. Durante el primer año de lucha, Juana se vio obligada a abandonar a sus hijos y entró en combate en numerosas ocasiones, ya que la reacción realista desde Perú no se hizo esperar. La Audiencia de Charcas quedó dividida en dos zonas, una controlada por la guerrilla y otra por los ejércitos leales al rey de España.
En 1810 se incorporó al ejército libertador de Manuel Belgrano, que quedó muy impresionado por el valor en combate de Juana; en reconocimiento a su labor, Belgrano llegó a entregarle su propia espada. Juana y su esposo participaron en la defensa de Tarabuco, La Laguna y Pomabamba.
Mención especial merece la intervención de Juana Azurduy en la región de Villar, en el verano de 1816. Su marido tuvo que partir hacia la zona del Chaco y dejó a cargo de su esposa esa región estratégica, conocida también en la época como Hacienda de Villar. Dicha zona fue objeto de los ataques realistas, pero Juana organizó la defensa del territorio y, en una audaz incursión, arrebató ella misma la bandera del regimiento al jefe de las fuerzas enemigas y dirigió la ocupación del Cerro de la Plata. Por esta acción y con los informes favorables de Belgrano, el gobierno de Buenos Aires, en agosto de 1816, decidió otorgar a Juana Azurduy el rango de teniente coronel de las milicias, las cuales eran la base del ejército independentista de la región.
Tras hacerse cargo el general José de San Martín de los ejércitos que pretendían liberar Perú, la estrategia de la guerra cambió. San Martín quería atacar Lima a través del Pacífico, por lo que era necesario, para poder desarrollar su estrategia, la liberación completa de Chile. Esta decisión dejó a la guerrilla del Alto Perú en condiciones muy precarias; Juana y su marido vivieron momentos extremadamente críticos, tanto que sus cuatro hijos mayores murieron de hambre.
Poco tiempo después Juana, que esperaba a su quinto hijo, quedó viuda tras la muerte de su marido en la batalla de Villar (14 de septiembre de 1816). El cuerpo de su marido fue colgado por los realistas en el pueblo de la Laguna, y Juana se halló en una situación desesperada: sola, embarazada y con los ejércitos realistas controlando eficazmente el territorio. Tras dar a luz a una niña, se unió a la guerrilla de Martín Miguel de Güemes, que operaba en el norte del Alto Perú. A la muerte de este caudillo se disolvió la guerrilla del norte, y Juana se vio obligada a malvivir en la región de Salta.
Tras la proclamación de la independencia de Bolivia en 1825, Juana Azurduy intentó en numerosas ocasiones que el gobierno de la nueva nación le devolviera sus bienes para poder regresar a su ciudad natal, pero a pesar de su prestigio no consiguió una respuesta favorable de los dirigentes políticos. Murió en la provincia argentina de Jujuy a los ochenta años de edad, en la más completa miseria: su funeral costó un peso y fue enterrada en una fosa común. Sólo póstumamente se le reconocerían el valor y los servicios prestados al país.

12 DE JULIO DE 1904 NACE: PABLO NERUDA

12 DE JULIO DE 1904 NACE:

PABLO NERUDA
(Seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto; Parral, Chile, 1904 - Santiago de Chile, 1973) Poeta chileno, premio Nobel de Literatura en 1971 y una de las máximas figuras de la lírica hispanoamericana del siglo XX. A la juventud de Neruda pertenece el que es acaso el libro más leído de la historia de la poesía: de Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924), escrito a los veinte años, se habían editado dos millones de ejemplares a la muerte de su autor.
Del amor apasionado y cálidamente humano de los Veinte poemas, con resabios modernistas pero plenamente original en sus brillantes imágenes, pasaría Neruda a expresar con la fuerza de un surrealismo personal el sinsentido del hombre y del cosmos en Residencia en la tierra (1933-1935), para construir una nueva fe desde el compromiso político en la épica del Canto general (1950) e inclinarse finalmente por la sencillez temática y expresiva de las Odas elementales (1954-1957). Siempre receptivo a las innovaciones estéticas, su copiosísima producción, que incluye multitud de libros además de los citados, reflejó las sucesivas tendencias en el devenir de la lírica en lengua española y ejerció una fuerte influencia en poetas de todo signo.
Biografía
Nacido el 12 de julio de 1904 en Parral, en la región chilena de Maule, la madre del poeta murió sólo un mes más tarde de que naciera él, momento en que su padre, un empleado ferroviario, se instaló en Temuco, donde el joven Pablo Neruda cursó sus primeros estudios y conoció a Gabriela Mistral. Comenzó muy pronto a escribir poesía, y en 1921 publicó La canción de la fiesta, su primer poema, con el seudónimo de Pablo Neruda (en homenaje al poeta checo Jan Neruda), nombre que mantuvo a partir de entonces y que legalizaría en 1946.
También en Temuco comenzó a trabajar en un periódico, hasta que a los dieciséis años se trasladó a Santiago para cursar estudios de profesor de francés. Allí se incorporó como redactor a la revista Claridad, en la que aparecieron poemas suyos. Tras publicar algunos libros de poesía, en 1924 alcanzó fama internacional conVeinte poemas de amor y una canción desesperada, obra que, junto con Tentativa del hombre infinito, distingue la primera etapa de su producción poética, señalada por la transición del modernismo a formas vanguardistas influidas por el creacionismo de Vicente Huidobro.

Los problemas económicos indujeron a Pablo Neruda a emprender, en 1926, la carrera consular que lo llevó a residir en Birmania, Ceilán, Java, Singapur y, entre 1934 y 1938, en España, donde se relacionó con Federico García LorcaVicente AleixandreGerardo Diego y otros componentes de la llamada Generación del 27, y fundó la revista Caballo Verde para la Poesía. Desde su primer manifiesto tomó partido por una «poesía sin pureza» y próxima a la realidad inmediata, en consonancia con su toma de conciencia social. En tal sentido, Neruda apoyó a los republicanos al estallar la guerra civil y escribió España en el corazón (1937).
Previamente, sin embargo, sus poemas habían experimentado una transición hacia formas herméticas y hacia un tono más sombrío al reflejar el paso del tiempo, el caos y la muerte en la realidad cotidiana, temas dominantes en otro de sus libros imprescindibles, Residencia en la tierra, publicado en dos partes en 1933 y 1935 y que constituye el eje de su segunda etapa. Imágenes originalísimas y audaces de raigambre surrealista expresan en esta obra una visión profundamente desolada del ser humano, extraviado en un mundo caótico e incomprensible.
De regreso en Chile, en 1939 Neruda ingresó en el Partido Comunista y su obra experimentó un giro hacia la militancia política. Esta tercera etapa, que tuvo su preludio en España en el corazón (1937), culminaría con la exaltación de los mitos americanos de su Canto general (1950). En 1945 fue el primer poeta en ser galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Chile. Al mismo tiempo, desde su escaño de senador utilizó su oratoria para denunciar los abusos y las desigualdades del sistema. Tal actitud provocó la persecución gubernamental y su posterior exilio en Argentina.
De allí pasó a México, y más tarde viajó por la URSS, China y los países de la Europa del Este. Tras este viaje, durante el cual Neruda escribió poemas laudatorios y propagandísticos y recibió el Premio Lenin de la Paz, volvió a Chile. A partir de entonces, la poesía de Pablo Neruda inició una nueva etapa en la que la simplicidad formal se correspondió con una gran intensidad lírica y un tono general de serenidad; el mismo título de una obra central de este periodo, Odas elementales(1954-1957), caracteriza los versos de aquellos años. En 1956 se separó de su segunda esposa, Delia del Carril, para unirse a Matilde Urrutia, que acompañaría al poeta hasta el final de sus días.
Su prestigio internacional fue reconocido en 1971, año en que se le concedió el premio Nobel de Literatura. El año anterior Pablo Neruda había renunciado a la candidatura presidencial en favor de Salvador Allende, quien lo nombró poco después embajador en París. Dos años más tarde, ya gravemente enfermo, regresó a Chile. Falleció en Santiago el 23 de septiembre de 1973, profundamente afectado por el golpe de estado que, doce días antes, había derrocado a Salvador Allende. De publicación póstuma es la autobiografía Confieso que he vivido.

domingo, 5 de julio de 2020

5 DE JUNIO DE 1878 NACE PANCHO VILLA

5 DE JUNIO DE 1878 NACE
PANCHO VILLA

José Doroteo Arango Arámbula, también llamado Francisco Villa; San Juan del Río, Durango, 1878 - Parral, Chihuahua, 1923. Revolucionario mexicano que lideró, junto con Emiliano Zapata, el sector agrarista en la Revolución mexicana. Campesino pobre, huérfano y con escasa formación, cuando estalló la Revolución de 1910 llevaba muchos años fugitivo en las montañas a causa de un asesinato; dedicado al bandolerismo, gozaba de admiración y popularidad entre los campesinos por sus acciones contra los hacendados ricos.


Pancho Villa secundó de inmediato los planteamientos de Francisco I. Madero, que en su Plan de San Luis llamó a alzarse en armas, el 20 de noviembre de 1910, contra el régimen de Porfirio Díaz, prometiendo a los campesinos la devolución de las tierras injustamente arrebatadas durante la prolongada dictadura porfirista (1876-1911), que había reprimido duramente toda oposición política. Apodado el Centauro del Norte por sus correligionarios, Pancho Villa contribuyó con su ejército al rápido triunfo de la Revolución, que en apenas seis meses logró expulsar del poder y del país a Porfirio Díaz (1911).

Pese a la tibieza de sus reformas, Pancho Villa apoyó la presidencia progresista de Madero (1911-1913) y combatió luego la dictadura contrarrevolucionaria de Victoriano Huerta (1913-1914), al que logró derrocar en colaboración con Emiliano Zapata y con el líder constitucionalista Venustiano Carranza. Pero después de la victoria de esta segunda revolución, Villa y Zapata se sintieron defraudados por Carranza, y volvieron a tomar las armas, ahora contra él. Esta vez la suerte militar no estuvo de su parte: en 1915 el general carrancista Álvaro Obregón derrotó a los villistas, afianzando a Venustiano Carranza en la presidencia (1915-1920).

Perdido desde entonces su poder político y militar, Villa fue asesinado en 1923; la misma suerte había corrido, cuatro años antes, Emiliano Zapata. Pese a la justicia de sus reivindicaciones (se calcula que, en 1910, un millar de terratenientes daba empleo a tres millones de campesinos sin tierras), ni siquiera sus ideales sobrevivieron a su fracaso. Los sucesivos presidentes se reclamaron herederos de la Revolución, pero Venustiano Carranza y sus inmediatos sucesores (Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, que dominaría la escena política hasta 1936) se limitaron a domesticarla, sin llegar nunca a emprender una verdadera reforma agraria.

Pancho Villa nació en la hacienda de Río Grande, perteneciente al pueblo de San Juan del Río, en el estado mexicano de Durango, el 5 de junio de 1878. En realidad, el niño que nació en la hacienda de Río Grande se llamó Doroteo Arango; Pancho Villa nacería más tarde, cuando Doroteo se echó al monte y la necesidad lo llevó a cambiarse de nombre. Su padre, Agustín Arango, murió pronto, y la herencia que recibió su hijo Doroteo consistió en ser el máximo responsable de su familia, compuesta por su madre y cuatro hermanos, dos varones y dos hembras. Desde niño tuvo que trabajar duro; jamás fue a la escuela y nunca nadie se ocupó de educarlo.

A los dieciséis años mató a un hombre. Todas las versiones sobre el caso coinciden en tres puntos: por una parte, en que el muerto era un personaje de cierta relevancia, al menos de mucha mayor relevancia que Doroteo Arango; por otra, en que había intentado forzar a una de las hermanas Arango; finalmente, en que Doroteo escapó y se refugió en el monte a resultas de este hecho.

A partir de estas coincidencias, la leyenda empieza a actuar: el muerto podía haber sido un funcionario gubernamental, un hacendado, un capataz o el propietario de unas tierras que los Arango trabajaban como medieros; Doroteo llegó a tiempo para ver el asalto contra su hermana, fue a buscar un arma y disparó antes de que se consumara la violación, o bien ésta se consumó y al muchacho no le quedó otro remedio que vengarse.


El hecho de haber cometido un asesinato no ponía fuera de la ley por mucho tiempo a un mexicano de 1894, aunque el matador fuera un "pelado" y la víctima un personaje relevante. Pero la vida en las montañas tampoco era fácil y había que robar para sobrevivir. Y ese delito se perseguía con dureza, sobre todo cuando un antiguo peón tenía la osadía de robar ganado a los hacendados ricos.

Doroteo Arango, a cuya cabeza se había puesto precio, cambió de nombre y adoptó el de Pancho Villa, un nombre como cualquier otro pero con alguna peculiaridad, pues, si bien hay muchos Panchos en México, el apellido era el que debería haberle correspondido si su abuelo Jesús Villa hubiera reconocido como legítimo a Agustín, su padre. Acababa de nacer Pancho Villa, un hombre con una legitimidad recuperada por la fuerza, que rápidamente se convirtió en un bandido generoso, en una especie de Robin Hood mexicano. Era el "amigo de los pobres", como recoge John Reed en su libro México insurgente; sus hazañas se difundían oralmente con rapidez y se convertían en letras de los corridos que se cantaban en las haciendas, las plazas y las cantinas.

Así las cosas, se le atribuían todo tipo de gestas o de delitos, según la óptica de cada cual, independientemente de su simultaneidad en el tiempo o de su distancia en el espacio. Hacia 1900 se estableció en el estado de Chihuahua, donde terratenientes y empresarios, al amparo de inicuas leyes, incrementaban sus grandes propiedades con nuevas y mejores tierras.

La Revolución mexicana

En el arranque de la Revolución nexicana confluyeron las diversas fuerzas que había concitado en su contra la férrea dictadura de Porfirio Díaz, particularmente favorable a la oligarquía agraria, los privilegios de la Iglesia (interrumpida la dinámica reformista que había ensayado Benito Juárez) y las inversiones extranjeras. La longeva dictadura de Díaz da nombre y fechas a todo un periodo de la historia de México: el Porfiriato (1876-1911), que tuvo en la pacificación del país y en el desarrollo económico sus vertientes positivas; en el extremo opuesto, incrementó brutalmente las desigualdades sociales (especialmente en el campo, a causa de una nefanda política agraria que puso las tierras en manos de grandes compañías y latifundistas) y eliminó toda posible disensión política, reduciendo las instituciones de la República a meras marionetas que el dictador manejaba a su antojo.

Por ello, y mientras paralelamente crecía la exasperación de las masas campesinas, el frente de oposición político centraba sus ataques contra la reelección presidencial. En 1910, Francisco I. Madero presentó su candidatura a la presidencia de la República frente a Díaz, que mediante sucesivas parodias electorales se había hecho reelegir durante décadas. Díaz impidió por la fuerza el triunfo de Madero, pero no pudo evitar la propagación de las ideas del Plan de San Luis, el difuso programa político que lanzó Madero al verse forzado al exilio, cuyo tercer punto prometía a los campesinos la restitución de las tierras arbitrariamente arrebatadas durante el Porfiriato.

El Plan de San Luis incluía asimismo un llamamiento a alzarse en armas contra el dictador el 20 de noviembre de 1910. La presión a la que estaba sometida la sociedad mexicana estalló y se generalizaron los alzamientos. Madero, pese a sus vacilaciones, se convirtió en el aglutinador de la rebelión, y uno de sus hombres de confianza, Abraham González, invitó a sumarse a la rebelión a Pancho Villa, el "amigo de los pobres", de esos pobres que se habían levantado.


Al frente de sus tropas en Ojinaga, en los inicios de la Revolución (1911)

Enseguida Pancho Villa se unió a Madero en su lucha contra la dictadura de Porfirio Díaz, y demostró una habilidad innata para la guerra. Aprovechando su conocimiento del terreno y de los campesinos, formó su propio ejército en el norte de México. Casi dos décadas en las montañas, burlando a todos los que le perseguían y desconfiando de aquellos que podían traicionarlo, fueron su escuela guerrillera. Para unos, Pancho Villa apoyó la causa revolucionaria para que quedaran olvidados sus delitos; para otros, lo hizo porque no podía dejar de luchar junto a los suyos. El hecho es que, después de todos esos años de bandolerismo, la fortuna de Villa ascendía a poco más de 350 pesos; mucho más valor tenían su carisma y su poder de convocatoria.

Las fuerzas de Villa contribuyeron al rápido triunfo del movimiento revolucionario. En solamente seis meses, pese a algunos fracasos iniciales, fue reducido el ejército del viejo dictador, que tras la decisiva toma de Ciudad Juárez hubo de renunciar a la presidencia y partir al exilio. Villa viajó a la capital con Madero, convertido ya en presidente efectivo (1911-1913). En Ciudad de México, con la esperanza de que se convirtiera en el respetable ciudadano Francisco Villa, Pancho Villa fue nombrado general honorario de la nueva fuerza de rurales.

La rebelión de Orozco

Sin embargo, la situación no estaba ni mucho menos consolidada. Al temor de una contrarrevolución conservadora había que sumar las exigencias de otros revolucionarios agraristas que habían apoyado a Madero: Emiliano Zapata, líder de la rebelión en el sur, y Pascual Orozco, protagonista con Pancho Villa de la toma de Ciudad Juárez. Frente a la prudencia y moderación reformista de Madero, ambos exigían la inmediata ejecución de la reforma agraria prometida en el Plan de San Luis.

Ante la ausencia de avances reales, Zapata desconoció la autoridad de Madero, al que tachó de traidor (noviembre de 1911). Lo mismo hizo Pascual Orozco: acusando a Madero de incumplir el Plan de San Luis, encabezó una sublevación en marzo de 1912. Pese a haber liderado también a los campesinos, Pancho Villa se mantuvo fiel al presidente. Pero el ingenuo Madero cometió el error de confiar a Victoriano Huerta, general del viejo ejército porfirista y uno de los personajes más siniestros de la historia mexicana, el mando de las tropas que debían sofocar la rebelión de Orozco.

El alzamiento de Pascual Orozco se había producido en la zona de la que eran originarios tanto Orozco como Villa, por lo que Huerta no dudó en sumar las huestes de Pancho Villa a su ejército. Victoriano Huerta puso a Villa al frente de las fuerzas avanzadas, compuestas por maderistas, en tanto que él mismo, al frente de los federales, se mantenía en la retaguardia. Villa, que comandaba la guarnición de Parral, derrotó a Pascual Orozco en Rellano, con una fuerza inferior en número y en la única batalla decisiva librada entre maderistas y orozquistas.


Villa (en el centro) con sus compañeros de armas

Pero Victoriano Huerta no estaba tan seguro de poder convertir a Villa en lo que él entendía por respetable ciudadano, máxime después de esa victoria sobre Orozco; sospechaba que Villa estaba de algún modo implicado en la rebelión de Orozco en defensa de las aspiraciones sociales del campesinado, que Madero había postergado. Huerta acusó a Villa de insubordinación por no haber obedecido una orden suya y lo hizo comparecer ante un consejo de guerra, el cual decidió en quince minutos que debía ser fusilado. Algunas versiones aseguran que tal orden especificaba que Villa debía devolver a su legítimo propietario, un personaje local, un caballo pura sangre del que se había adueñado, mientras que otras hablan vagamente de una orden transmitida por telégrafo y que Villa negó haber recibido.

La intervención de Gustavo Adolfo Madero, hermano del presidente y miembro del estado mayor de Huerta, impidió que la sentencia se cumpliera, pero Villa fue internado en la prisión de la capital. Aprovechó la ocasión para aprender a leer y escribir y en noviembre de 1912 protagonizó una fuga sospechosa: por una parte, Huerta se mostraba cada vez más poderoso y, por otra, sectores opuestos a este general reclamaban una investigación sobre el consejo de guerra a Villa; en estas condiciones, nada podía ser menos conflictivo que la salida del escenario de Villa, el cual, sin ningún tipo de problemas, se refugió en la población estadounidense de El Paso.

Gobernador de Chihuahua

En aquel fuego cruzado entre reaccionarios porfiristas y revolucionarios agraristas, el gobierno de Madero parecía destinado a sucumbir. Y cayó de la mano de un personaje de mezquina doblez: su hombre de confianza, el general Victoriano Huerta. En febrero de 1913, con la connivencia de Estados Unidos, Huerta depuso a Madero (al que mandó asesinar) y se hizo con el poder. Pancho Villa, que siempre había sido fiel a Madero, regresó en abril a territorio mexicano con cuatro acompañantes, tres caballos y un poco de azúcar, sal y café. Al cabo de un mes ya había reunido a tres mil hombres, con los que inició la lucha contra Victoriano Huerta; a lo largo de 1913 liberó el estado de Chihuahua, al que seguiría luego todo el norte del país.

En su zona, Villa llevó a la práctica dos de sus ambiciosos proyectos: la creación de escuelas (sólo en Chihuahua capital fundó más de cincuenta) y el establecimiento de colonias militares. Consideraba que "los ejércitos son los más grandes apoyos de la tiranía" y que los soldados debían trabajar en colonias agrícolas o industriales tres días a la semana ("sólo el trabajo duro produce buenos ciudadanos"); el resto del tiempo lo dedicarían a la instrucción militar propia y a instruir a su vez a los ciudadanos.

Pero esas primeras colonias no pudieron cuajar definitivamente porque la lucha continuaba. Y continuaba también en el estado de Chihuahua, donde el comercio languidecía por falta de dinero en circulación. Villa resolvió el problema rápidamente: emitió su propia moneda, con la única garantía de su firma. Nadie daba crédito a tal moneda hasta que Villa promulgó un decreto que castigaba con dos meses de cárcel a todo aquel que no la aceptara.

El comercio se reavivó, pero la plata y el papel moneda oficial seguían ocultos. Dos decretos consecutivos lograron hacer que afloraran los capitales. Por el primero, se condenaba a prisión a quien hiciera circular otra moneda que no fuera la villista; por el segundo, se fijó un día a partir del cual no se cambiaría más plata acuñada ni moneda mexicana. Como la posición de Villa se fortalecía en el terreno político y militar, el cambio se efectuó, su moneda fue aceptada y Villa pudo comprar suministros con la moneda oficial que había obtenido a cambio de la suya.

La alianza contra Huerta

Entretanto, la ignominiosa traición a Madero y la subsiguiente instauración de una sangrienta dictadura contrarrevolucionaria había tenido la virtud de unir a los revolucionarios contra el régimen de Victoriano Huerta (1913-1914). Venustiano Carranza, gobernador del estado de Coahuila, recogió la legalidad constitucional a la muerte de Madero, se proclamó "primer jefe del ejército constitucionalista" y pasó a dirigir la que se conoce como revolución constitucionalista o etapa constitucionalista del Revolución mexicana, cuyo primer objetivo era derrocar a Huerta y restablecer la legalidad constitucional.

El líder constitucionalista disponía de su propio ejército, la potente División del Nordeste, y de hombres de confianza que en la lucha se habían revelado como competentes estrategas, como Álvaro Obregón. Carranza logró dar cierta cohesión a las fuerzas que se oponían a Huerta al obtener la colaboración de Pancho Villa y Emiliano Zapata. El otro gran líder agrarista de la Revolución, Emiliano Zapata, había desarrollado un programa político coherente y un plan agrario sólido, y comandaba un motivado ejército de campesinos. El programa de Pancho Villa era menos hilvanado, pero tenía a su mando la División del Norte.

Si habían de producirse luchas internas en el sector revolucionario, parecían más probables entre Villa y Carranza, pues los zapatistas, que contaban con aportaciones anarquistas y comunistas, tenían su propio proyecto, bien diferenciado del de los demás, así como su propia zona de operaciones al sur de la capital. Aunque Villa acató la jefatura de Carranza, las sucesivas maniobras del líder constitucionalista para encargarle a él y a su División del Norte las misiones más peligrosas y para impedir que tomara las plazas estratégicas lo llevaron a un progresivo distanciamiento.


Pancho Villa en una imagen tomada en 1914

Ello no impidió el triunfo revolucionario. Pancho Villa tomó Zacatecas en junio de 1914, victoria decisiva que abría el camino a Ciudad de México; Victoriano Huerta firmó la renuncia y partió al exilio. La toma de Zacatecas, efectuada por Villa contrariando las órdenes de Carranza, que quería evitar que Villa se acercase a la capital, tuvo como consecuencia serias fricciones entre los dos dirigentes, resueltas con la firma del pacto de Torreón. Entre otras cosas, se acordaba que Carranza, al asumir el poder, establecería un gobierno con civiles tanto villistas como carrancistas y que ningún jefe podría ser candidato a la presidencia. Ello obstaculizaba las ambiciones políticas de Carranza.

El distanciamiento entre Carranza y Villa se hizo especialmente visible cuando, en agosto de 1914, los constitucionalistas entraron en Ciudad de México y el general carrancista Álvaro Obregón taponó la entrada de villistas y zapatistas. Obregón, que intentó una aproximación entre Carranza y los villistas, fue hecho prisionero por Villa, que llegó a condenarlo a muerte para finalmente indultarlo.

La ruptura con Carranza

Para limar las asperezas se convocó en octubre de 1914 la Convención de Aguascalientes, que no hizo sino poner de relieve las insalvables diferencias. Carranza y su brazo derecho, Álvaro Obregón, representaban el constitucionalismo moderado; Villa y Zapata, la revolución campesina y la exigencia de una inmediata distribución de tierras. La Convención de Aguascalientes tan sólo consolidó el acercamiento entre villistas y zapatistas; se adoptó un programa político claramente zapatista, aunque dio el predominio político y militar a Villa.

Ante la negativa de los líderes agraristas a disolver sus tropas y reconocer su autoridad, Carranza optó por retirarse a Veracruz y establecer allí su gobierno. En diciembre de 1914, habiendo dejado Carranza expedito el camino hacia la capital, Villa y Zapata entraron en Ciudad de México al mando de las tropas de la Convención, y confiaron la presidencia del gobierno revolucionario a Eulalio Gutiérrez y luego a Roque González Garza. Pero tampoco los intereses de Villa y Zapata podían concordar, y las fisuras se hicieron patentes; Zapata regresó al sur, y Carranza pudo tomar la iniciativa.


Pancho Villa y Emiliano Zapata en el Palacio Presidencial (1914)

En enero de 1915, el general Álvaro Obregón ocupó la Altiplanicie Meridional mexicana y dirigió sus fuerzas contra Villa. El "perfumado", como llamaba Villa al hombre al que estuvo a punto de fusilar, deseaba plantear batalla en el centro del país. El "reaccionario, traidor y bandido", como llamaba Obregón a Villa, no quiso seguir los consejos de replegarse hacia el norte, hacia su base natural, donde podía reunir gran número de hombres y tener el terreno a su favor.

Villa confió excesivamente en las cualidades de sus "dorados" y de su División del Norte, y, entre abril y julio de 1915, fue finalmente derrotado en cuatro grandes batallas entre Celaya y Aguascalientes, batallas en las que llegaron a enfrentarse hasta cuarenta mil hombres de cada uno de los bandos contendientes. En la tercera, una granada villista hizo pedazos el brazo derecho del general Obregón. Recuperada la capital, Carranza instaló de nuevo en ella su gobierno.

De general a guerrillero

En julio de 1915, un derrotado Pancho Villa tuvo que retirarse hacia el norte, y su estrella empezó a declinar. Regresó a Chihuahua, pero ya no como general en jefe de un poderoso ejército, sino a la cabeza de un grupo que apenas contaba con mil hombres. En octubre de 1915, tras obtener el gobierno de Carranza el reconocimiento de los Estados Unidos, Villa decidió jugar una carta arriesgada: atacar intereses estadounidenses para mostrar que Carranza no controlaba el país y enemistarle con el presidente norteamericano, Woodrow Wilson. Se trataba de provocar una intervención norteamericana que obligara a Carranza, como representante del gobierno mexicano, a pactar con los invasores, para poder así presentarse él mismo como jefe máximo de la lucha patriótica y recuperar el terreno perdido.

El 10 de enero de 1916 los villistas pararon un tren, hicieron bajar a los dieciocho viajeros extranjeros (quince de los cuales eran norteamericanos) y los fusilaron. Como el incidente sólo dio lugar a protestas diplomáticas, el 9 de marzo una partida al mando del propio Villa se presentó a las cuatro de la madrugada en la población estadounidense de Columbus, mató a tres soldados e hirió a otros siete, además de a cinco civiles, y saqueó e incendió varios establecimientos.


Pancho Villa (c. 1920)

Esta vez sí se produjo la intervención, pero fue definida como "punitiva", y en teoría quedaba restringida a capturar a los rebeldes. Wilson envió un ejército bajo el mando del general Pershing al norte de México para acabar con Pancho Villa; pero el conocimiento del terreno y la cobertura que le daba la población campesina le permitirían sostenerse durante cuatro años, a medio camino entre la guerrilla y el bandolerismo. Aunque se produjeron enfrentamientos entre villistas y norteamericanos, y entre norteamericanos y constitucionalistas, la fuerza estadounidense se retiró de México en febrero de 1917 sin mayores consecuencias.

Tras el asesinato de Venustiano Carranza en 1920, el presidente interino Adolfo de la Huerta (junio-noviembre de 1920) le ofreció una amnistía y un rancho en Parral (Chihuahua), a cambio de cesar sus actividades y retirarse de la política. Villa depuso las armas y se retiró a la hacienda El Canutillo, el rancho que le había regalado el gobierno; allí, con casi ochocientas personas, todos ellos antiguos compañeros de armas, trató de formar una de sus soñadas colonias militares.

Durante tres años sufrió numerosos atentados de los que salió ileso. Sin embargo, cuando el 20 de julio de 1923 entraba en Parral con su coche acompañado de seis escoltas, fue tiroteado y muerto desde una casa en ruinas por un grupo de hombres al mando de Jesús Salas. El asesinato fue instigado por el entonces presidente Álvaro Obregón (1920-1924) y por su sucesor, Plutarco Elías Calles (1924-1928), temerosos del apoyo que Villa pudiera brindar a Adolfo de la Huerta, que aspiraba a suceder a Obregón en la presidencia.

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