lunes, 27 de abril de 2015

27 ABRIL DE 1977 ES SECUESTRADO HÉCTOR G. OESTERHELD

27 ABRIL DE 1977 ES SECUESTRADO
HÉCTOR  G. OESTERHELD
Escritor de cuentos infantiles y guionista de cómics argentino nacido en Buenos Aires en 1919 y fallecido entre 1977 y 1978, después de que fuera secuestrado y torturado por el régimen militar del general Videla. Con dibujos de Francisco Solano y Alberto Breccia creó El Eternauta, obra cumbre del cómic latinoamericano que continúa reeditándose en varios idiomas y cuenta con miles
de seguidores en América y Europa.
Licenciado en geología, Oesterheld comenzó a escribir guiones y relatos de aventuras para historietas a partir de 1950. Se dio a conocer con Alan y Crazy y después popularizó decenas de personajes como Ray Kitt (1951), Bull Rocket (1952), El Sargento Kirk (1952), Tarpón (1953), Uma-Uma (1953), Dragón Blanco (1955), Scout River (1956), Ticonderonga (1957), Ernie Pike (1957), Joe Zonda (1958), Mort Cinder (1962), Artemio (1970) y Argón el Justiciero (1970), entre otros. Fundó la editorial Frontera y editó los magazines Hora Cero Mensual y Frontera Mensual pero fue sin duda El Eternauta, su obra maestra, el guión que convirtió al escritor en referente obligado del cómic argentino. La historieta comenzó a publicarse en 1957 con dibujos de Francisco Solano López, después el autor modificó algunos detalles del guión y, con los trazos de Breccia, El Eternauta apareció en la revista Gente. Tras un periodo de interrupción por problemas editoriales, la serie reapareció en la década de los setenta en publicación Skorpio y, nuevamente, con Solano como dibujante.
Comprometido con los ideales democráticos y la lucha contra los regímenes dictatoriales, Oesterheld simpatizó con el movimiento montonero y fue uno de los miembros destacados de la intelectualidad argentina enfrentada al Gobierno militar. Escondido durante meses para huir de los hombres de Videla, el 27 de abril de 1977 fue secuestrado en La Plata por la policía militar. Se cree que después fue trasladado a los centros de detención del Campo de Mayo y La Tablada, donde fue torturado y, finalmente, fusilado en algún lugar de la localidad de Mercedes. 
Bajo la dictadura argentina que se cobró la vida de más de 30.000 personas, la viuda de Oesterheld, Elsa Sánchez Beis, perdió a toda su familia. Su marido, sus cuatro hijas -Estela, Marina, Diana y Beatriz-, sus dos yernos -esposos de Diana y Estela- y sus dos nietos -los bebés que esperaban Diana y Marina- desaparecieron sin dejar ningún rastro. De los nueve, sólo pudo recuperar y enterrar el cadáver de Beatriz.

sábado, 11 de abril de 2015

Jacques Prévert

DESAYUNO

Echó café
En la taza
Echó leche
En la taza de café
Echó azúcar
En el café con leche
Con la cucharilla
Lo revolvió
Bebió el café con leche
Dejó la taza
Sin hablarme
Encendió un cigarrillo
Hizo anillos
De humo
Volvió la ceniza
En el cenicero
Sin hablarme
Sin mirarme
Se puso de pie
Se puso
El sombrero
Se puso
El impermeable
Porque llovía
Y se marchó
Bajo la lluvia
Sin decir palabra
Sin mirarme
Y me cubrí
La cara con las manos
Y lloré.
                                 11 DE ABRIL DE 2009 MUERE:

CORÍN TELLADO                              



(María del Socorro Tellado López; El Franco, 1926 - Gijón, 2009) Escritora española que adquirió una gran fama en el mundo hispanoamericano gracias a sus numerosísimas novelas breves del género romántico-sentimental. Es autora también de fotonovelas, cuentos infantiles y novelas eróticas. En 1991 publicó Lucha oculta, su primera novela larga.
Al finalizar la Guerra Civil, Corín Tellado se trasladó junto a su familia a Cádiz, donde completó sus estudios y se inició en la redacción de narraciones cortas. En 1946 la editorial Bruguera publicó su primera novela, Atrevida apuesta, narración de corte romántico y sentimental que tuvo una gran acogida entre el público. Ese primer éxito la llevó a colaborar con la misma editorial al ritmo de una novela corta por semana; desde 1951, por otra parte, amplió considerablemente su número de lectores al firmar un contrato con la revista Vanidades, de gran difusión en Hispanoamérica.
Sus títulos, distribuidos en los quioscos, se difundieron de tal manera que ya en 1962 la Unesco afirmó que Corín Tellado era la autora más leída en español. A finales de 1966, la escritora se adentró en el terreno de la fotonovela; gracias a la colección “Corín Ilustrado”, llegó a vender en una semana 750.000 ejemplares de Eres una aventura. Su producción literaria, traducida a varias lenguas, alcanzó tal popularidad que se multiplicaron las adaptaciones cinematográficas basadas en su obra; la primera de ellas fue Tengo que abandonarte (Antonio del Amo, 1970).
En 1979 Corín Tellado abandonó momentáneamente la novela rosa para lanzar, también con la editorial Bruguera, la colección de novelas eróticas de bolsillo “Especial Venus”, que firmó con el seudónimo de Ana Miller. El hundimiento de Bruguera en 1986 supuso para la escritora el comienzo de una nueva etapa en su trayectoria literaria. Así, enriqueció su prosa con nuevos registros y géneros, y redactó una colección de cuentos juveniles para las editoriales Júcar y Cantábrico. Entre la producción de esta época destacan títulos como Cuando llega Pizca, El circo del corazón, La rebeldía de Boris, Perico y Nanay y muchos otros más que conquistaron al público más joven.
Su popularidad sin parangón en el mundo literario femenino le permitió abrirse paso en el mercado audiovisual estadounidense al ceder en 1990 los derechos de 26 de sus novelas a la productora G&G Partners; más tarde, varias cadenas americanas y las españolas Telecinco y Antena 3 emitirían una serie de capítulos basados en sus novelas. Al año siguiente Corín Tellado escribió, junto a la periodista Blanca Álvarez, su autobiografía, publicada por la editorial Grupo Libro 88 dentro de su colección “¿Yo soy así?”.
El mismo año apareció su primera novela larga, titulada Lucha oculta, y en 1994 la editorial Edimundo publicó la obra completa de la prolífica escritora, que entró en el libro Guinness por haber firmado más de cuatro mil títulos. En 2000 publicó su primera obra en Internet, Milagro en el camino. Homenajeada en diversos encuentros literarios, su trayectoria literaria le valió, entre otras distinciones, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (1998), la Medalla de Plata de Asturias (1999), el Premio El Comercio 2001 a la proyección de Asturias en el exterior y el título de Hija Adoptiva de Gijón (2003).
11 DE ABRIL DE 1977 MUERE:
JACQUES PRÉVERT


(Neuilly-sur-Seine, 1900 - París, 1977) Poeta, dramaturgo, letrista y guionista francés de carácter rebelde, que frecuentó todos los géneros como escritor, desde la poesía hasta los cuentos para niños. Cuando llegó a París no le resultó fácil que le admitieran en los cenáculos de moda, ya fuera por parte de los surrealistas de la calle Château, con quienes después entablaría amistad, o en las tabernas literarias de Saint-Germain-des-Prés.
Durante mucho tiempo la gente de las letras le mantuvo aparte porque consideraban que su poesía era "repugnante" por el hecho de ser popular. De modo que entró en la literatura por la puerta de atrás. En 1930 rompió con A. Breton, el representante de los surrealistas, pues le resultaba demasiado autoritario. Un poco más tarde se alejó también del Partido Comunista, en el que nunca llegó a militar.
En 1931 publicó Intento de una descripción de una cena de cabezas en París-Francia, poema compuesto por antítesis. Su primer guión fue El crimen del señor Langue (1935) de Renoir, en el que impuso el fresco aliento de su postura social contestataria. Para la película, Kosma, compositor húngaro, compuso la primera pieza de las muchas que harían juntos el poeta y el músico. Prévert formó un espléndido tándem con Marcel Carné que se inauguró con Jenny (1936) y prosiguió, en ocasiones incomprendido por la crítica, con obras como Extraño drama (1937) o Amanece (1939). Además trabajó con otros directores, aunque serán sus trabajos con Carné los que contarán.
En plena ocupación nazi y en condiciones precarias rodaron las joyas cinematográficas El muelle de las brumas y Las puertas de la noche (1942), y antes de la liberación Los niños del Paraíso (1945), considerada una de las mejores películas de la historia del cine. Apreciado en los estudios fílmicos como guionista y como letrista en el mundo de la música, la categoría y la fama como escritor le llegó tras la guerra con el libro de poemas Palabras (1946). Participó en los debates políticos e intelectuales con su sentido de la imagen insólita y del humor crítico. Con un estilo sencillo, cercano al lenguaje de la calle, Prévert reconstruye la vida cotidiana y se acerca al lector.
Después de Palabras, escribió Historias (1946), Espectáculo (1951), La lluvia y el buen tiempo (1955) en las que toca los temas del amor, la libertad, el sueño y la imaginación, comprometido siempre y compasivo con los humildes y los desafortunados. Los ataques verbales que hacía contra las instituciones reforzaron su figura de poeta libertario, y su adhesión al surrealismo se vislumbra en el humor de Fatras (1966) y Cosas y otros (1972).
Los últimos años de su vida se dedicó a escribir letras para canciones que han sido interpretadas por los cantantes más famosos y se conocen en todo el mundo. El volumen Cincuenta canciones Prévert-Kosma (1977) recopila algunas de ellas. También escribió literatura infantil, como Cuentos para niños malos y Canción para cantar a voz en grito, ambas publicadas póstumamente.
11 DE ABRIL DE 1884 NACE:


LEÓN FELIPE



(León Felipe Camino; Tábara, 1884 - Ciudad de México, 1968) Poeta español. Representante de los creadores exiliados tras la Guerra Civil, sus versos poseen un talante crítico y de lucha contra las injusticias sociales. Hijo de un notario, pasó su infancia en Sequeros (Salamanca) y en 1893 se trasladó con su familia a Santander. Tras estudiar en Madrid, ejerció de farmacéutico en varias ciudades al tiempo que trabajaba como actor para una compañía de teatro itinerante.
Estuvo encarcelado por deudas, administró los hospitales de Guinea, y en 1922 viajó a México, donde desempeñó labores de bibliotecario en Veracruz antes de ser agregado cultural de la embajada española y profesor de literatura en diversas universidades americanas. Al estallar la Guerra Civil española se encontraba en Panamá, desde donde regresó a España para apoyar la causa republicana. En 1938 se exilió definitivamente en México.
Su obra poética se abrió con Versos y oraciones del caminante (1920), cuya sencillez temática y estilística distanció al autor de las corrientes posmodernistas del momento. En el segundo volumen de Versos y oraciones del caminante (1930) vuelven los temas intimistas centrados en la experiencia cotidiana, pero el tono elevado y profético revela el magisterio de Walt Whitman, que fue traducido por el autor.
La actitud moral comenzó a manifestarse en su siguiente obra, Drop a star (1933), donde las influencias de Whitman, Antonio Machado, Miguel de Unamuno y T. S. Eliot se fundieron con un modelo expresivo inspirado en la Biblia, que fue característico de su producción. La experiencia de la guerra civil y el exilio posterior configuraron una voz poética combativa y rebelde, especialmente a través de La insignia (1937), El payaso de las bofetadas y el pescador de caña (1938), El hacha (1939), Español del éxodo y el llanto (1939) y El gran responsable (1940).
En estas obras León Felipe encarnó la figura del poeta vidente, entre prometeico y quijotesco, que enuncia su discurso de una manera casi mística: la palabra actúa como una fuerza que redime a los humildes de los sufrimientos e injusticias, aunque a veces sea tan sólo un grito desesperado. Sus composiciones, de gran fuerza lírica y hondo contenido social, rememoran el drama de la guerra, la derrota y el destierro, al tiempo que reflejan la condición humana con apasionado idealismo. Los versos destacan por la sobriedad del léxico, y por un ritmo amplio y reiterativo que le comunica una sonoridad semejante a la de los versículos bíblicos, aunque en ocasiones incurran en lo prosaico o parezcan fruto de un fácil verbalismo.
Después de Ganarás la luz (1943) y Parábola y poesía (1944), publicó Antología rota (1947), selección de poemas que llegó a gran número de lectores. Posteriormente aparecieron España e Hispanidad (1947), Llamadme publicano (1950) y El ciervo y otros poemas (1958), este último un canto elegíaco provocado por el fallecimiento de su esposa. En su libro postrero, titulado ¡Oh, este viejo y roto violín! (1965), reflexiona sobre el tiempo, el sueño y la muerte, temas centrales de su última etapa.

martes, 7 de abril de 2015

VICTORIA OCAMPO


"Yo pensaba que si América es joven, el mundo no lo es

y que nuestro continente se parece a esos niños

cuya infancia se marchita de vivir siempre entre adultos.

América no cree ya en los cuentos de hada, pero lleva en sí

la eterna necesidad que los hizo nacer. Como necesita creer

en ellos acabará por inventarlo de nuevo. Y ése será su milagro."

Gabriela Mistral
Caperucita roja
Caperucita Roja visitará a la abuela
que en el poblado próximo sufre de extraño mal.
Caperucita Roja, la de los rizos rubios,
tiene el corazoncito tierno como un panal.

A las primeras luces ya se ha puesto en camino
y va cruzando el bosque con un pasito audaz.
Sale al paso Maese Lobo, de ojos diabólicos.
«Caperucita Roja, cuéntame adónde vas».

Caperucita es cándida como los lirios blancos.
«Abuelita ha enfermado. Le llevo aquí un pastel
y un pucherito suave, que se derrama en juego.
¿Sabes del pueblo próximo? Vive en la entrada de él».

Y ahora, por el bosque discurriendo encantada,
recoge bayas rojas, corta ramas en flor,
y se enamora de unas mariposas pintadas
que la hacen olvidarse del viaje del Traidor...

El Lobo fabuloso de blanqueados dientes,
ha pasado ya el bosque, el molino, el alcor,
y golpea en la plácida puerta de la abuelita,
que le abre. (A la niña ha anunciado el Traidor.)

Ha tres días la bestia no sabe de bocado.
¡Pobre abuelita inválida, quién la va a defender!
... Se la comió riendo toda y pausadamente
y se puso en seguida sus ropas de mujer.

Tocan dedos menudos a la entornada puerta.
De la arrugada cama dice el Lobo: «¿Quién va?»
La voz es ronca. «Pero la abuelita está enferma»
la niña ingenua explica. «De parte de mamá».

Caperucita ha entrado, olorosa de bayas.
Le tiemblan en la mano gajos de salvia en flor.
«Deja los pastelitos; ven a entibiarme el lecho».
Caperucita cede al reclamo de amor.

De entre la cofia salen las orejas monstruosas.
«¿Por qué tan largas?», dice la niña con candor.
Y el velludo engañoso, abrazado a la niña:
«¿Para qué son tan largas? Para oírte mejor».

El cuerpecito tierno le dilata los ojos.
El terror en la niña los dilata también.
«Abuelita, decidme: ¿por qué esos grandes ojos?»
«Corazoncito mío, para mirarte bien...»

Y el viejo Lobo ríe, y entre la boca negra
tienen los dientes blancos un terrible fulgor.
«Abuelita, decidme: ¿por qué esos grandes dientes?»
«Corazoncito, para devorarte mejor...»

Ha arrollado la bestia, bajo sus pelos ásperos,
el cuerpecito trémulo, suave como un vellón;
y ha molido las carnes, y ha molido los huesos,
y ha exprimido como una cereza el corazón...

7 DE ABRIL DE 1889 NACE :

GABRIELA MISTRAL
(Seudónimo literario de Lucila Godoy Alcayaga; Vicuña, Chile, 1889 - Nueva York, 1957) Poetisa y educadora chilena. Tras el declive del modernismo, parte de la lírica hispanoamericana de los años de entreguerras siguió los pasos de las vanguardias europeas: citando solamente ejemplos chilenos, éste sería el caso Vicente Huidobro, fundador del creacionismo, o del Pablo Neruda deudor del surrealismo en Residencia en la tierra.
Otros poetas, en cambio, optaron por alejarse del modernismo orientándose hacia una poesía más sencilla y humana. Gabriela Mistral es la figura capital de esta última tendencia: tras unos inicios aún marcados por el modernismo, desarrolló una expresividad propia, basada en un estilo elemental de imágenes intensas, con el que desnudó su intimidad dolorida y un corazón rebosante de amor, volcado (tras el amor trágico de Desolación) sobre los niños, los desvalidos o su propia tierra, en tonos hondamente religiosos. Su vida se movió sin pausas entre la literatura, la docencia y la carrera diplomática, actividad esta última por la que realizó numerosos viajes y pasó diversas temporadas en ciudades europeas, norteamericanas y latinoamericanas, en las que publicó la mayoría de sus obras.
Biografía
Hija de un maestro de escuela, con dieciséis años decidió dedicarse ella también a la enseñanza; trabajó como profesora de secundaria en su país y como directora de escuela. Como poetisa, Gabriela Mistral se dio a conocer en los Juegos Florales de Chile en 1914 con Los sonetos de la muerte, nacidos del dolor causado por el suicidio de su prometido, el empleado ferroviario Romelio Ureta, a quien había conocido en 1906. Firmados ya con el seudónimo de Gabriela Mistral (formado a partir de dos autores admirados, el italiano Gabriele D'Annunzio y el poeta provenzal Frédéric Mistral), estos tres sonetos fueron incorporados en 1922 a una colección más amplia de sus versos realizada por el Instituto Hispánico de Nueva York bajo el título de Desolación.
Ese mismo año dejó Chile para trasladarse a México, a petición del gobierno de este país, con el fin de que colaborara en la reforma de la educación iniciada por José Vasconcelos. En México, Gabriela Mistral fundó la escuela que lleva su nombre y colaboró en la organización de varias bibliotecas públicas, además de componer poemas para niños (Rondas de niños, 1923) por encargo del ministro de Instrucción Pública mexicano, y preparar textos didácticos como Lecturas para mujeres (1924).
Terminada su estancia en México, viajó a Europa y a Estados Unidos, y en 1926 fue nombrada secretaria del Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones. Paralelamente, fue redactora de una revista de Bogotá, El Tiempo (sus artículos fueron recogidos póstumamente en Recados: contando a Chile, en 1957). Representó a Chile en un congreso universitario en Madrid y pronunció en Estados Unidos una serie de conferencias sobre el desarrollo cultural estadounidense (1930).
En 1945 Gabriela Mistral recibió el Premio Nobel de Literatura (fue la primera concesión a una escritora en lengua española) y en 1951 el Premio Nacional de Literatura de Chile. Siguió su carrera diplomática y con ella sus numerosos viajes hasta su fallecimiento en Nueva York, en 1957. Por deseo de la propia Mistral, sus restos fueron trasladados a Chile y fue enterrada en Montegrande: dejaba tras de sí algunas obras inéditas, para su publicación póstuma.
La poesía de Gabriela Mistral
De tendencia modernista en sus inicios, su poesía derivó hacia un estilo personal, con un lenguaje coloquial y simple, de gran musicalidad, y un simbolismo que conecta con una imaginería de tradición folclórica. En sus obras expresó temas como el sufrimiento o la maternidad frustrada, así como inquietudes religiosas y sociales que responden a su ideología cristiana y socialista. Poetisa de acento genuino y entrañable, parte de su no muy abundante producción está dedicada a los niños (fue maestra rural durante quince años), y tal vez sea éste el aspecto más conocido y celebrado de su obra. Sin embargo, su verdadera personalidad se revela, sincera, poderosa y conmovedora, en versos por los que circula una intimidad dolorida y una ternura en busca de sus propios cauces de manifestación.
La obra de Gabriela Mistral pasó por distintas etapas; en un primer momento, con la publicación de Desolación (México, 1922), existe un fuerte predomino del sentimiento sobre el pensamiento, a la vez que una cercanía muy estrecha con lo religioso. Los temas que aparecen en este libro, bajo una profunda reivindicación del retorno a valores de una trascendente espiritualidad, giran en torno a la frustración amorosa, al dolor por la pérdida, la muerte, la infidelidad, la maternidad y el amor filial, todo ello envuelto en la reflexión adulta de la poetisa, que vivió el suicidio de su amado como una pérdida irreparable.
Pese al lastre modernista, se aprecian ya en este primer poemario manifestaciones de un lenguaje más sencillo, particularmente patente en las canciones de cuna recogidas en su última sección. También en México publicó Lecturas para mujeres(1923), una selección de prosas y versos de diversos autores destinada al uso escolar a la que incorporó textos propios, algunos ya incluidos en Desolación.
Las composiciones "para niños" predominan en su segundo libro, Ternura (1924), en el que se advierte la pureza expresiva propia de aquella lírica humana y sencilla que convivió con las vanguardias tras la liquidación del modernismo; una lírica generalmente inspirada en la naturaleza y que de hecho fue también abordada por algunos escritores vanguardistas, que con frecuencia conciliaron la experimentación con su interés por la poesía popular. Dedicado a su madre y hermana, está dividido en siete secciones: Canciones de Cuna, Rondas, La Desviadora, Jugarretas, Cuenta-Mundo, Casi Escolares y Cuento. El conjunto viene a expresar la irreparable pérdida de la infancia, que es restituida, en parte, a través del lenguaje.
Con Tala (1938), considerada una de sus obras más importantes, Gabriela Mistral inauguró una línea de expresión neorrealista que afirma valores del indigenismo, del americanismo y de las materias y esencias fundamentales del mundo. En los sesenta y cuatro poemas de este libro se produce una evolución temática y formal que será definitiva. Aunque en el arranque del libro el poema "Nocturno de los tejedores viejos" sólo insinuaba un renovado tratamiento fantástico, la sección Historias de loca esbozaba ya un nuevo acento que se consolidará en las siguientes,Materias y América, hasta alcanzar la plenitud de su expresión en la sección titulada Saudade, donde se encuentran piezas memorables como "Todas íbamos a ser reinas", en la que la poetisa rememora la infancia junto a sus tres hermanas y sus respectivos sueños, eternizados pese el paso del tiempo mediante un lenguaje a la vez humorístico y mágico, teñido también por momentos de un cierto tradicionalismo folclórico.
En Chile apareció su siguiente colección de poemas, Lagar (1954), la última que publicó en vida. En esta obra estarían presentes todas las muertes, las tristezas, las pérdidas y el sentimiento de su propio fin. Un profunda originalidad convive con la carga de tristeza y trascendencia que ya había impregnado parte de sus primeros escritos, culminando una temática presidida por la resignación cristiana y el encuentro con la naturaleza.
Póstumamente aparecieron el poemario Poema de Chile (1967), un recorrido por la geografía, la naturaleza y las gentes de su país, y la primera edición de sus Poesías Completas (1970), así como diversas antologías de sus poemas y recopilaciones de sus cartas y textos, como Los Motivos de San Francisco (1965), poemas en prosa dedicados al admirado pobrecito de Asís, y Cartas de Amor de Gabriela Mistral(1978). Atenta a los problemas de su tiempo, en el género de los "Recados" o artículos periodísticos (recogidos en Recados: contando a Chile, 1957), Mistral analizó múltiples temas, como la condición de la mujer en América Latina, la valoración del indigenismo, la educación de los pueblos americanos, la necesidad de elevar la dignidad y condición social de los niños en el continente, la religiosidad, el judaísmo y la maternidad. Sus ensayos educacionales quedaron reunidos en el libro Magisterio y niño (1982).
7 DE ABRIL DE 1891 NACE:
VICTORIA OCAMPO
(Buenos Aires, 1891 - San Isidro, 1979) Escritora argentina, hermana menor de la también escritora Silvina Ocampo.
Mujer cosmopolita y viajera, contribuyó de modo importante al desarrollo cultural de su país. Por mediación de Ortega y Gasset, la escritora publicó en España su primer ensayo importante, De Francesca a Beatriz (1924).
A comienzos de 1931, contando con el apoyo de sus amistades intelectuales (Waldo Frank, el citado José Ortega y Gasset y Eduardo Mallea, entre otros artistas y escritores) fundó en Buenos Aires la revista Sur, que a lo largo de cuarenta y cinco años sería la más importante publicación periódica americana, por la amplitud de sus intereses, su cosmopolitismo y la prestigiosa personalidad de sus colaboradores.
Su producción más original es la serie titulada Testimonios, publicada entre 1939 y 1977, obra en diez volúmenes que recoge sus reflexiones sobre la realidad política, social y cultural de su Argentina, y sus entrevistas con escritores, artistas e intelectuales, especialmente ingleses y franceses, mantenidas a lo largo de sus numerosos viajes.
Además es autora de diversos estudios sobre personalidades importantes de aquel momento, entre los que destacan Emily Brontë (1948) y Virginia Woolf. Al tiempo, trabajó en la traducción de obras de A. Camus, W. Faulkner y Colette, entre otros. Escribió también su autobiografía en seis volúmenes. Su primera publicación se tituló "Babel", un comentario del Canto XV del Purgatorio de Dante, aparecido en el diario La Nación en mayo de 1920. Posteriormente publicó "De Francesca a Beatrice" (1924), "La laguna de los nenúfares" (1926), "Domingos en Hyde Park" (1936), "Emily Brontë(Terra incognita)" (1938), "San Isidro" (1941), "338171 T.E." (Lawrence de Arabia) (1942), "El viajero y una de sus sombras:Keyserling en mis memorias" (1951), "Lawrence de Arabia y otros ensayos" (1951), "Virginia Woolf en su diario" (1954), "Habla el algarrobo" (1959), "Tagore en las barrancas de San Isidro" (1961), "Juan Sebastián Bach, el hombre" (1964), "Diálogo con Borges" (1969), "Diálogo con Mallea" (1969).
Sus obras más importantes fueron la serie de "Testimonios", diez volúmenes en total, publicados entre 1935 y 1977, y su Autobiografía, en seis volúmenes, que fueron editados tras su fallecimiento, entre 1979 y 1984. Como editora ofreció espacios en su revista "Sur" a escritores famosos y otros desconocidos. A causa de sus ideas políticas, contrarias al gobierno peronista, fue encarcelada. En 1967 es nombrada doctora honoris causa de la Universidad de Harvard. En 1976 fue designada miembro de la Academia Argentina de Letras, la primera mujer en ocupar ese lugar. Además fue presidenta del Directorio del Teatro Colón en 1933; Fundadora de la Unión Argentina de Mujeres y su presidenta de 1936 a 1938; Vicepresidenta Honoraria Internacional del Pen Club; y Miembro del Directorio del Fondo Nacional de las Artes de 1958 a 1973. es, publicados tras su muerte. Fue miembro de la Academia Argentina de la Lengua.

lunes, 6 de abril de 2015

6 DE ABRIL DE 1940 NACE:
HOMERO ARIDJIS

Homero Aridjis
(Contepec, Michoacán, 1940) Poeta mexicano. Estudió periodismo y escribió desde muy joven en suplementos culturales. Entre 1959 y 1960 fue becario del Centro Mexicano de Escritores. Colaboró en la edición de las antologías Poesía en movimiento (1966, con Octavio Paz, Alí Chumacero y José Emilio Pacheco), Seis poetas latinoamericanos de hoy (1972) y New Poetry of Mexico (1972). Fue fundador y director de la revista de poesía Correspondencias y jefe de redacción de la revista Diálogos. En su larga trayectoria como promotor cultural dirigió el Instituto Michoacano de Cultura y coordinó tres festivales internacionales de poesía; se desempeñó también como diplomático en los Países Bajos y Suiza.

Homero Aridjis

En 1985 cofundó el Grupo de los Cien, grupo ecologista integrado por artistas e intelectuales de todo el mundo comprometidos con la defensa del medio ambiente, y cuya labor ha sido reconocida en diversas ocasiones. Desde 1995 publicó quincenalmente en el diario Reforma artículos sobre medio ambiente, cultura, política y literatura. En 1997 fue elegido presidente del Pen Club Internacional para el periodo 1997-2000. Obtuvo el premio Xavier Villaurrutia en 1964 por su poemario Mirándola dormir; posteriormente, en 1997, mereció el premio Roger Callois al conjunto de su obra; recibió además en dos ocasiones la beca Guggenheim.

Homero Aridjis es uno de los intelectuales de mayor prestigio en México. Su obra, traducida a quince idiomas, comprende más de medio centenar de libros. Como poeta ha desarrollado una extensa producción en la que ha cantado al amor y a la muerte y en cuyos versos se advierte un trasfondo metafísico. Es autor de poemas de gran sensualidad, inspirados en los mitos clásicos (Perséfone, 1967), pero su estilo, influido en los inicios por Octavio Paz, fue orientándose después hacia una máxima depuración y sencillez discursiva, en la línea de José Emilio Pacheco. En el volumen Ojos de otro mirar (2002) recogió cuatro décadas de su poesía. Entre sus libros anteriores pueden citarse Los ojos desdoblados (1960), Antes del reino (1963), Mirándola dormir (1964), Perséfone (1967), Los espacios azules (1968), Quemar las naves (1975), Vivir para ver (1977) y Construir la muerte (1982).

Su registro poético es amplio: abarca desde el verso libre hasta la prosa lírica. Aunque su obra es básicamente poética, incursionó con bastante fortuna en la novela histórica. De su obra narrativa destacan las novelas 1492. Vida y tiempos de Juan Cabezón de Castilla (1985), Memorias del Nuevo Mundo (1988), El Señor de los Últimos Días: Visiones del año mil (1994), La montaña de las mariposas (2000), La zona del silencio (2002) y La Santa Muerte (2004). También ha publicado obras de teatro, de ensayo y de literatura infantil.

jueves, 2 de abril de 2015

MATILDE ALBA SWANN

Sueño que llueve

Sueño que llueve y que me estás queriendo.
Cielo en congoja, mi corazón deshace,
y deshaces con él; lluvia tú mismo
me transcurres lento;
yo me dejo llevar por los canales
inundados de hojas
y de pasos
y un crujido me llora desde el hueso.

El mundo en selva
de colores
viene
a espejarme en nosotros, y a impregnarnos
de misterio, de aroma y de raíces.

A la vera de esta
irrealidad, palpita, un niño tibio
que indeciso arrima
con su barco de papel y quiere
navegar nuestra sangre.

Sueño que llueve; acaso estés soñando
a mi ritmo, y amándome,
y en tanto,
esta lluvia silente, tal vez sueñe
ser mujer, y sufrir.

Ávido el suelo que la bebe sueña, quizás,
ser hombre y consumirla; ruedo
como una gota entre tus brazos, vuelco
sollozando tu nombre.

Tu deslizas, compactado llanto, por mi cielo
y rompes; un deshacer unidos,
ya no somos, y despierto.
Sin nosotros, y sin sí mismo, el sueño
se ha quedado soñando
ser la muerte.





ANTONIO GAMONEDA


Después de veinte años

Cuando yo tenía catorce años,
me hacían trabajar hasta muy tarde.
Cuando llegaba a casa, me cogía
la cabeza mi madre entre sus manos.

Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra
y los gritos de mis camaradas en el soto
y las hogueras en la noche
y todas las cosas que dan salud y amistad
y hacen crecer el corazón.

A las cinco del día, en el invierno,
mi madre iba hasta el borde de mi cama
y me llamaba por mi nombre
y acariciaba mi rostro hasta despertarme.

Yo salía a la calle y aún no amanecía
y mis ojos parecían endurecerse con el frío.

Esto no es justo, aunque era hermoso
ir por las calles y escuchar mis pasos
y sentir la noche de los que dormían
y comprenderlos como a un solo ser,
como si descansaran de la misma existencia,
todos en el mismo sueño.

Entraba en el trabajo.
La oficina
olía mal y daba pena.
Luego,
llegaban las mujeres.
Se ponían
a fregar en silencio.


Veinte años.
He sido
escarnecido y olvidado.
Ya no comprendo la noche
ni el canto de los muchachos sobre las praderas.
Y, sin embargo, sé
que algo más grande y más real que yo
hay en mí, va en mis huesos:

Tierra incansable,
firma
la paz que sabes.
Danos
nuestra existencia a
nosotros
mismos.

ANTONIN ARTAUD PARA TERMINAR CON EL JUICIO DE DIOS (FRAG.) LA BÚSQUEDA DE LA FECALIDAD

ANTONIN ARTAUD
PARA TERMINAR CON EL JUICIO DE DIOS (FRAG.)
LA BÚSQUEDA DE LA FECALIDAD


Allí donde huele a mierda
huele a ser.
El hombre hubiera podido muy bien no cagar,
no abrir al bolsillo anal,
pero eligió cagar
como hubiera elegido vivir
en vez de aceptar vivir muerto.
Para no hacer caca,
tendría que haber consentido
no ser,
sin embargo, no se decidió a perder
el ser,
es decir, a morir mientras vivía.
Hay en la existencia
algo en particular tentador
para el hombre
y ese algo es
LA CACA
(aquí, rugido)
Para existir basta con dejarse ser,
pero para vivir
hay que ser alguien,
hay que tener un HUESO
hay que atreverse a mostrar el hueso
y a olvidar el alimento.
El hombre prefirió más la carne
que la tierra de los huesos.
Como no había más que tierra y bosque de huesos
tuvo que ganarse su alimento,
no había mierda
sólo hierro y fuego,
y el hombre tuvo miedo de perder la mierda
o más bien deseó la mierda
y para eso, sacrificó la sangre.
Para tener mierda,
es decir carne,
donde sólo había sangre
y chatarra de osamentas,
donde no tenía nada que ganar
y sí algo que perder: la vida.
o reche modo
to edire
de za
tau dari
do padera coco
Entonces el hombre se replegó y huyó.
Lo devoraron los gusanos.
No fue una violación.
Se prestó a obscena comida.
Le encontró sabor,
aprendió por sí mismo
a hacerse pendejo
y a comer carroña
de modo delicado.
Pero ¿de dónde procede esa despreciable abyección?
De que el mundo no está ordenado todavía,
o de que el hombre sólo tiene una pequeña
idea del mundo
y quiere conservarla eternamente.
Proviene de que, un buen día,
el hombre
detuvo
la idea del mundo.
Se le ofrecían dos caminos:
el infinito exterior,
el ínfimo interior.
Y eligió el ínfimo interior,
donde sólo hay que estrujar
el bazo
la lengua
el ano
el glande.
Y dios, dios mismo aceleró
el movimiento.
Dios, ¿es un ser?
Si lo es, es la mierda.
Si no lo es
no existe.
O bien sólo existe
como el vacío que avanza con todas sus formas
y cuya representación más perfecta
es la marcha de un grupo incalculable de ladillas.
¿Está usted loco, señor Artaud, y la misa?
Reniego del bautizo y de la misa.
No hay acto humano
que, en el plano erótico interno,
sea más pernicioso que el descenso
del supuesto Jesucristo
a los altares.
No me creerán
y desde aquí veo cómo el público se encoge de hombros
pero el llamado Cristo es quien
frente a la ladilla-dios
aceptó vivir sin cuerpo
mientras un ejército de hombres,
descienden de la cruz
a la que dios creía haberlos clavado desde hacía mucho,
se rebeló
y ahora esos hombres
armados con hierro,
sangre,
fuego y osamentas
avanzan, denostando al Invisible
para acabar de una vez con el JUICIO DE DIOS.

LEÓN TOLSTOI:
DEMASIADO CARO


Relato verídico inspirado en Maupassant



Existe un reino pequeñito, minúsculo, a orillas del Mediterráneo, entre Francia e Italia. Se llama Mónaco y cuenta con siete mil habitantes, menos que un pueblo grande. La superficie del reino es tan pequeña que ni siquiera tocan a una hectárea de tierra por persona. Pero, en cambio, tienen un auténtico reyecito, con su palacio, sus cortesanos, sus ministros, su obispo y su ejército.
Este es poco numeroso, en total unos sesenta hombres; pero no deja de ser un ejército. El reyecito tiene pocas rentas. Como por doquier, en ese reino hay impuestos para el tabaco, el vino y el alcohol y existe la decapitación. Aunque se bebe y se fuma, el reyecito no tendría medios de mantener a sus cortesanos y a sus funcionarios ni podría mantenerse él, a no ser por un recurso especial. Ese recurso se debe a una casa de juego, a una ruleta que hay en el reino. La gente juega y gana o pierde; pero el propietario siempre obtiene beneficios. Y paga buenas cantidades al reyecito. Las paga, porque no queda ya en toda Europa una sola casa de juego de este tipo. Antes las hubo en los pequeños principados alemanes; pero hace cosa de diez años, las prohibieron porque traían muchas desgracias. Llegaba un jugador, se ponía a jugar, se entusiasmaba, perdía todo su dinero y, a veces, incluso el de los demás. Y luego, en su desesperación, se arrojaba al agua o se pegaba un tiro. Los alemanes prohibieron a sus príncipes que tuvieran casas de juego; pero no hay quien pueda prohibir esto al reyecito de Mónaco: por eso sólo allí queda una ruleta.
Desde entonces, todos los aficionados al juego van a Mónaco, pierden su dinero y el beneficio es para el rey. Por medio de un trabajo honrado no puede uno construirse palacios. El reyecito de Mónaco sabe que eso no está bien, pero ¿qué hacer? Es necesario vivir. No es mejor mantenerse de los impuestos sobre el alcohol o el tabaco. Así es como vive ese reyecito. Reina, amasa dinero y gobierna, desde su palacio, lo mismo que los grandes reyes. Lo mismo que ellos, se corona, organiza desfiles y paradas, concede recompensas, ajusticia, indulta, celebra consejos, decreta y juzga. Gobierna como los auténticos reyes. La única diferencia es que en Mónaco todo es pequeño.
Una vez, hace cosa de cinco años, hubo un crimen en el reino. El pueblo de Mónaco es pacífico; y nunca había allí sucedido tal cosa. Se reunieron los jueces para juzgar al asesino. En el tribunal había jueces, fiscales, abogados y jurados. Después de juzgarlo, lo condenaron, según la ley, a la última pena, a la decapitación. Presentaron la sentencia al rey. Este la confirmó. No había más remedio que ajusticiar al criminal. La única desgracia es que no hubiese en el reino guillotina ni verdugo. Después de pensarlo mucho, los ministros decidieron escribir al Gobierno francés, preguntándole si podía mandarles la máquina y el verdugo para cortar la cabeza al criminal. Al mismo tiempo, pidieron que los informase, a ser posible, de los gastos que esto supondría. Al cabo de una semana recibieron la contestación: podían enviar la máquina y el verdugo: los gastos ascendían a dieciséis mil francos. Se lo comunicaron al reyecito. Éste meditó largo rato. ¡Dieciséis mil francos!
-¡Ese bribón no vale tanto dinero! ¿No se podría arreglar el asunto más económicamente? Para obtener esa cantidad, todos los habitantes del reino tendrían que pagar dos francos de impuesto. Les parecería mucho. Podrían sublevarse -dijo.
Celebraron consejo. ¿Cómo solucionar el problema? Se les ocurrió preguntar lo mismo al rey de Italia. Francia es una República, no respeta a los reyes; en cambio, como en Italia hay un rey, tal vez cobraría menos. Escribieron. No tardaron en recibir contestación. El gobierno italiano les decía que con mucho gusto mandaría la máquina y el verdugo. El total de los gastos, con el viaje incluido, ascendería a doce mil francos. Era más barato; pero no dejaba de ser una cantidad elevada. Aquel canalla no varía tanto dinero. Cada habitante tendría que pagar casi dos francos de impuesto. Volvió a reunirse el Consejo. Pensaron en la manera de arreglar esto de una manera más económica. Quizá algún soldado quisiera cortar la cabeza al criminal, de un modo rudimentario. Llamaron al general.
-¿No habrá algún soldado que quiera decapitar al asesino? Sea como sea, cuando van a la guerra matan; y eso es lo que se les enseña.
El general habló con sus soldados. ¿Quería alguno cortar la cabeza al criminal? Todos se negaron. “No, no sabemos hacer esto; no lo hemos aprendido”, dijeron.
¿Qué hacer? Meditaron mucho, nombraron un comité, una Comisión y una Subcomisión. Por fin hallaron el medio de arreglar el asunto. Había que conmutar la pena de muerte por la de cadena perpetua. De este modo, el rey demostraría su misericordia y al mismo tiempo habría menos gasto. El reyecito se mostró de acuerdo; y resolvieron adoptar esa solución. La única desgracia era que no hubiese una prisión especial donde encerrar al criminal para toda la vida. Había pequeños calabozos en los que se encerraba temporalmente a los culpables; pero se carecía de una buena prisión. Finalmente, encontraron un lugar. Encerraron al criminal y le pusieron un guardián.
Éste vigilaba al delincuente y le traía la comida de la cocina de palacio. Así transcurrieron doce meses. A fin de año, el reyecito hizo el balance de los gastos y de los ingresos. Y se dio cuenta de que el criminal constituía un gasto bastante considerable. En un año había ascendido a seiscientos francos su comida y el sueldo del guardián. El criminal era joven y sano; tal vez viviera aún cincuenta años. No era posible seguir así. El reyecito llamó a sus ministros:
-Busquen el medio de que este canalla nos cueste menos dinero. Así nos resulta demasiado caro -les dijo.
Los ministros se reunieron en Consejo y meditaron largo rato. Uno de ellos dijo:
-Señores, creo que hay que suprimir el guardián.
-El criminal se escaparía -replicó otro.
-Si se escapa, ¡al diablo!
Informaron al rey. Éste se mostró de acuerdo. Suprimieron al guardián y esperaron a ver qué pasaría.
Al llegar la hora de comer el criminal buscó al guardián; y, al no encontrarlo, se dirigió en persona a la cocina de palacio en solicitud de la comida. Cogió lo que le dieron, volvió a la prisión y cerró la puerta tras de sí. Salía a buscar la comida, pero no se escapaba. ¿Qué hacer? Pensaron que debían decirle que no se le necesitaba para nada, que podía irse. El ministro de Justicia lo llamó.
-¿Por qué no se va usted? Nadie lo vigila, puede marcharse libremente: al rey no le parecerá mal.
-Pero yo no tengo adónde ir. ¿Dónde quiere que vaya? Me han cubierto de oprobio con la sentencia; ahora nadie querrá tratarme. Me he apartado de todo. Ustedes proceden injustamente conmigo. Eso no se puede hacer. En primer lugar, si me han condenado a muerte, tenían que haberme matado. Aunque no lo han hecho, no he protestado. En segundo lugar, me condenaron a cadena perpetua y me pusieron un guardián para que me trajera la comida; pero no han tardado en quitármelo. Tampoco he protestado. He ido a buscarme la comida personalmente. Ahora me dicen que me vaya; pero esta vez, arréglenselas como quieran; no pienso irme -replicó el criminal.
De nuevo celebraron Consejo. ¿Qué hacer? ¿Qué solución tomar? El criminal no se iba. Después de pensarlo mucho, decidieron asignarle una pensión. Era la única manera de librarse de él. Informaron al reyecito.
-¡Qué le hemos de hacer! Hay que terminar como sea -dijo éste.
Asignaron al criminal una pensión de seiscientos francos y así se lo comunicaron.
-Bueno; si me pagan puntualmente, me iré.
Así se decidió la cosa. Entregaron al criminal la tercera parte de la pensión por adelantado. Este se despidió de todos y abandonó el dominio del reyecito. Viajó sólo un cuarto de hora por ferrocarril. Se instaló cerca del reino, compró una parcela de tierra, puso una huerta y un jardín y vive muy feliz.
En fechas determinadas, va a Mónaco a percibir su pensión. Después de cobrar, entra en la casa de juego y pone dos o tres francos. Algunas veces gana; otras pierde y vuelve a su casa. Vive apaciblemente.
Menos mal que no delinquió en un lugar donde no se repara en gastos para decapitar a un hombre ni para mantenerlo en la cárcel toda la vida.
FIN


ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...