viernes, 3 de julio de 2020

3 DE JULIO DE 1883 NACE: FRANZ KAFKA

3 DE JULIO DE 1883 NACE:
FRANZ KAFKA
(Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924) Escritor checo en lengua alemana cuya obra señala el inicio de la profunda renovación que experimentaría la novela europea en las primeras décadas del siglo XX. Franz Kafka dejó definitivamente atrás el realismo decimonónico al convertir sus narraciones en parábolas de turbadora e inagotable riqueza simbólica: protagonizadas por antihéroes extraviados en un mundo incomprensible, sus novelas reflejan una realidad en apariencia reconocible y cotidiana, pero sometida a inquietantes mutaciones que sumergen al lector en una opresiva y asfixiante pesadilla, plasmación de las angustias e incertidumbres que embargan al hombre contemporáneo.
Nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán. Su padre, Hermann Kafka, había obtenido una cómoda posición con un matrimonio ventajoso y pudo costear una buena formación para el primogénito en uno de los colegios alemanes de Praga. Concluido el bachillerato (1901), el cabeza de familia lo obligó a cursar estudios de leyes, materia por la que nunca sintió el menor interés, y se doctoró en derecho en 1906.
Los años universitarios le dejaron tiempo para cultivar sus aficiones filosóficas y literarias; leyó a numerosos autores y conoció al futuro escritor y crítico literario Max Brod, con quien trabó una íntima amistad destinada a perdurar toda una vida. La personalidad enérgica y activa de Brod, totalmente opuesta a la del temeroso e introvertido Kafka, mitigó su soledad y su marcada tendencia al aislamiento.
Finalizados sus estudios, trabajó en diversos bufetes de abogados y, desde 1908, en una compañía de seguros de Praga. Allí desempeño sus tareas con eficiencia y puntualidad, llegando a merecer un ascenso; sin embargo, carecía por completo de ambición profesional. El aburrido empleo (que no abandonaría definitivamente hasta 1920, a causa de su deteriorada salud) le ocupaba solamente las mañanas y podía dedicar las tardes y las noches a la literatura, su verdadera pasión.

Kafka en 1906
En 1911 conoció a Yitzchak Lowy, actor de teatro yiddish; pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo. Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de tuberculosis, que sería la causante de su muerte. El diagnóstico decidió a Kafka a romper definitivamente su compromiso matrimonial con Felice Bauer, a la que había conocido en 1912 a través de Max Brod. Durante los cinco años que duró, la relación con Felice había sido repetidamente abandonada y retomada debido a las interminables vacilaciones de Kafka.
La enfermedad obligó a Kafka a pasar largas temporadas en diversos sanatorios, primero en los Alpes italianos y finalmente en Kierling, cerca de Viena. En uno de ellos se enamoró de la joven checa Julie Wohryzek, pero la radical oposición del padre de Kafka imposibilitó el matrimonio. Este episodio originó el más revelador documento de aquella conflictiva relación paternofilial: la célebre Carta al padre que Kafka escribió en 1919. Publicada póstumamente, nunca llegó a ser enviada a su destinatario.
En 1920, el encuentro con la traductora y periodista checa Milena Jesenská se transformó en una relación profunda, testimoniada en las Cartas a Milena, que verían la luz en 1952. Pero ni Kafka ni la propia Milena, casada con otro hombre, tuvieron el aliento necesario para romper el matrimonio, y a partir de 1921 comenzaron a distanciarse. Se estableció entonces en una casa de campo adquirida por su hermana, en la que escribió El castillo. En 1923, con la enfermedad ya muy avanzada, conoció a la jovencísima y vital Dora Diamant, el gran amor que había anhelado siempre, y que le devolvió brevemente la esperanza. Pero en abril del año siguiente sus dolencias se agravaron; en compañía de Dora Diamant, de su amigo Max Brod y de su tío Siegfried, falleció el 3 de junio de 1924 en el sanatorio de Kierling.
La obra de Kafka
A pesar de la enfermedad, de la hostilidad manifiesta de su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco tentativas matrimoniales frustradas y de su empleo de burócrata en una compañía de seguros de Praga, Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura. Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa (ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que quemara todos sus manuscritos tras su muerte), constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX.
En la línea de la Escuela de Praga, de la que es el miembro más destacado, la escritura de Kafka se caracteriza por una marcada vocación metafísica y una síntesis de absurdo, ironía y lucidez. Ese mundo de sueños, que describe paradójicamente con un realismo minucioso, ya se halla presente en su primera novela corta, Descripción de una lucha, que empieza con una lección de danza en Praga, traslada muy pronto al héroe al Japón y le sitúa en el centro de salvajes aventuras espirituales; fragmentos de este relato fueron publicados en 1909 en la revista Hyperion, dirigida por Franz Blei.

Con Felice Bauer
En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso. Los textos eran en realidad extractos de su diario personal: a instancias de su amigo Max Brod, Kafka seleccionó una serie de pasajes del Diario que había iniciado en 1910 y que continuaría, casi sin interrupciones, hasta el mismo año de su muerte. El libro pasó desapercibido; los siguientes tampoco obtendrían ningún éxito, fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales.
El estallido de la Primera Guerra Mundial y el final del noviazgo con Felice Bauer señalaron el inicio de una etapa creativa prolífica en la que redactó las obras más características de su producción. Su legado, que plantea numerosas dificultades de interpretación, se caracteriza en cambio por una extrema y deliberada claridad estilística, como se observa en la más conocida de sus narraciones, La metamorfosis (1915). Su protagonista es un mediocre viajante de comercio, Gregorio Samsa; un mañana, al despertarse, Samsa descubre que se ha transformado en un enorme insecto, lo que es narrado con normalidad pese a la monstruosidad de la situación. Este doble juego será una constante en la creación del autor, y en él reside en buena medida su singularidad y eficacia.

Primera edición de La metamorfosis
Casi contemporáneo al anterior y escrito en una sola noche es el relato de un conflicto paternofilial: La condena (1913), en el que un padre viejo y aparentemente enfermo recobra de repente su vitalidad y autoridad opresiva para maldecir a su hijo, que tan sólo deseaba vivir su propia vida. Años después aparecerían impresos el cuento En la colonia penitenciaria (1919) y el volumen de relatos Un médico rural(1919). Todas las restantes obras de Kafka no serían publicadas hasta después de su muerte. Títulos esenciales de su producción, como El proceso o El castillo, se hubiesen perdido para siempre de no haber incumplido Max Brod su orden de quemar los manuscritos; de hecho, el propio Brod se encargó de preparar las ediciones.
Su primera novela propiamente dicha (las narraciones anteriores deben considerarse cuentos o novelas cortas por su extensión) es El proceso, que había comenzado a escribir hacia 1914 y fue publicada póstumamente en 1925. El protagonista de El proceso es Joseph K., empleado en un banco. Una mañana, dos individuos de uniforme le notifican su detención en virtud de un proceso que se ha incoado contra él. Es inútil que quiera conocer el delito de que se le acusa: son simples funcionarios que se limitan a cumplir su cometido, a saber, notificarle su detención. Pese a ello, es dejado provisionalmente en libertad; será citado en domingo para los interrogatorios a fin de no perturbarle en su trabajo.

Fotogramas de El proceso (1962), de Orson Welles
En sus intentos de probar su inocencia, Joseph K. penetra en los entresijos de un inquietante sistema judicial. Las sesiones del juzgado de instrucción se celebran en casa de un carpintero; los libros de la ley no son más que novelas sádicas e indecentes; los archivos judiciales están instalados en el granero de una casa miserable, en cuya irrespirable atmósfera escriben incesantemente los empleados sobre sus pupitres. Un tío de Joseph K. le presenta a su abogado, un viejo enfermo que recibe a sus clientes en la cama y cuya enfermera se siente atraída eróticamente por todos los procesados; tampoco él consigue adelantar el asunto. Se cuenta que la absolución es posible, que hace muchísimos años se dictó una sentencia absolutoria, pero es una leyenda de dudoso crédito, pues, en realidad, los fallos del tribunal no se publican nunca. Un pintor retratista de jueces le informa de que podría ser aparentemente absuelto, lo que equivale a decir que el día menos pensado podría volver a ser detenido.Todo ello va minando la inicial determinación de Joseph K. Obsesionado por el caso, descuida su trabajo en la oficina para pasar largas horas perdido en el examen de las varias posibilidades de salvación que aparentemente se le ofrecen, o bien va corriendo de un lado a otro de la ciudad para confiar su defensa a un abogado o para buscar afanosamente la ayuda de cualquier persona que conozca a los jueces que se hacen cargo de su proceso. Al mismo tiempo, percibe miradas y sonrisas maliciosas en los escenarios donde se desarrollaba su metódica vida (el banco, la pensión, el café); de forma inexplicable, todos están enterados de su proceso.
Sus medios de defensa resultan insuficientes y equivocados; al cabo de casi un año, sin haber llegado nunca a conocer cuál era la acusación, y extenuado e impotente tras una lucha imposible y absurda, Joseph K. es llevado sin resistencia a la afueras de la ciudad y ejecutado. El centro de la obra es el crecimiento del sentimiento de culpa y los tormentos que éste desencadena. La novela fue dramatizada en 1947 por André Gide y Jean-Louis Barrault, mientras que Gottfried von Einem hizo con ella una ópera, con libreto de Boris Blacher y Heinz von Cramer, que se estrenó en 1953. En 1962, Orson Welles rodó una soberbia adaptación cinematográfica.

Franz Kafka en 1917
El argumento de su segunda novela, El castillo (escrita entre 1921 y 1922 y publicada en 1926), es en ciertos aspectos similar. Un agrimensor llamado K. llega a una aldea gobernada por un conde que vive en un castillo sobre la colina; el agrimensor ha sido llamado por el conde para trabajar a su servicio, y su intención es establecerse allí y ejercer su profesión.
Sin embargo, topa de inmediato con inesperadas e insuperables dificultades. Por un lado, el castillo parece ser la sede de una monstruosa e incomprensible maquinaria burocrática a la que es casi imposible acceder; cuando parece lograrlo, no obtiene sino comunicaciones contradictorias. Por otro, no obtiene ninguna cooperación de las gentes del pueblo, que aceptan con naturalidad los absurdos dictados del castillo y parecen dejarlo de lado. A pesar de su empeño y sus esfuerzos, K. nunca logra más que aparentes avances en su propósito de iniciar su trabajo e integrarse en la comunidad, seguidos de retrocesos que lo devuelven una y otra vez al punto de partida. Max Brod hizo una versión dramática de esta obra en 1953.
América (1927), por último, es una novela inconclusa, además de fragmentaria, que presenta dos grandes saltos y carece de final. Aunque en la publicación póstuma ocupa el tercer lugar, fue la primera que escribió: su primer capítulo, "El chófer", se había impreso en 1913 como relato independiente. Su protagonista es Karl Rossmann, un muchacho de dieciséis años que, a consecuencia de una desdichada aventura con la criada de sus padres, se ve obligado a separarse de ellos y de Alemania, su patria, para emigrar a América, donde uno de sus tíos debe recibirle.
Pronto se encuentra abandonado a sus propias fuerzas en aquel inmenso y complicado país. Karl trata de trabajar en diversos oficios, pero dura poco en ellos; conoce así numerosos aspectos de aquella sociedad y pasa por múltiples experiencias que ponen claramente de relieve su imposibilidad de adaptarse. Como en las novelas antes reseñadas, el lector tiene la impresión de seguir al héroe a través de un oscuro laberinto indescifrable, donde los acontecimientos cobran un valor simbólico, pero sin que jamás se aclare la significación de los símbolos ni el efecto que puedan tener en la vida del personaje.
La muralla china (1931) es un volumen que recoge relatos y textos en prosa escritos a partir de 1917; además del cuento que le da título, abarca dieciocho narraciones diversas y dos colecciones de notas y pensamientos. Los Diarios 1910-1923 se publicaron en 1948-1949, aunque una selección de ellos y de las cartas del autor ya se habían impreso en 1937 en Praga. Estos textos son de gran importancia para la interpretación de la persona y la obra de Kafka, e incluyen un proyecto inconcluso de obra aforística que Max Brod compiló con el título Consideraciones acerca del pecado, el dolor, la esperanza y el verdadero camino.
La existencia atribulada y angustiosa de Kafka se refleja en el pesimismo irónico que impregna su obra, que describe, en un estilo que va desde lo fantástico de sus obras juveniles al realismo más estricto, trayectorias de las que no se consigue captar ni el principio ni el fin. Sus personajes, significativamente designados con una inicial (Joseph K. o simplemente K.), son zarandeados y amenazados por instancias ocultas, materializadas en las autoritarias estructuras burocratizadas y anónimas creadas por la misma sociedad. Así, el protagonista de El proceso no llegará a conocer el motivo de su condena a muerte, y el agrimensor de El castillo buscará en vano el rostro del aparato burocrático en el que pretende integrarse; ambos padecen la angustiosa desorientación, la impotencia y finalmente el sentimiento de culpa y desamparo frente a un mundo ininteligible y deshumanizado que escapa a todo intento de control y que acaba degradando y sometiendo al hombre.
Tan singular es la opresiva atmósfera que emana de sus más características narraciones, que incluso la lengua común ha incorporado el adjetivo kafkiano para referirse a una situación particularmente absurda y angustiosa. Los elementos fantásticos o absurdos, como la transformación en escarabajo del viajante de comercio Gregorio Samsa en La metamorfosis, evidencian la alienación del individuo e introducen en la realidad más cotidiana aquella distorsión que permite desvelar su propia y más profunda inconsistencia, un método que se ha llegado a considerar como una especial y literaria reducción al absurdo.
Por su trascendental influencia, Franz Kafka se coloca a la cabeza de la renovación que emprendió el género novelístico en las primeras décadas del siglo XX, en la que también han de ubicarse grandes maestros como el francés Marcel Proust, el irlandés James Joyce y el estadounidense William Faulkner. Pero su originalidad irreductible y el inmenso valor literario de su obra le han valido a posteriori una posición privilegiada, casi mítica, en la literatura contemporánea. Cien años después de La metamorfosis, las múltiples interpretaciones trazadas desde los más variados puntos de vista (desde el enfoque existencialista al sociológico o psicoanalítico, pasando por las que parten del judaísmo o de la biografía del autor) siguen pareciendo reducciones o simplificaciones de una obra que, por su riqueza significativa, apenas tiene parangón en la literatura universal.

jueves, 2 de julio de 2020

2 DE JULIO DE 1977 MUERE VLADIMIR NABOKOV

2 DE JULIO DE 1977 MUERE

VLADIMIR NABOKOV

(Vladimir o Wladimir Nabokov; San Petersburgo, 1899 - Montreux, 1977) Escritor estadounidense de origen ruso en lenguas inglesa y rusa. Abandonó Rusia a los diecinueve años a raíz de la revolución de Octubre, y se formó en el Trinity College y en Cambridge durante unos primeros años transcurridos en Gran Bretaña. Residió luego en Alemania y Francia, siempre relacionándose con las colonias de rusos blancos emigrados, entre los que obtuvo cierto prestigio como escritor bajo el seudónimo de Vladimir Sirín. A principios de 1940, el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial determinó su decisión de abandonar Europa y trasladarse en compañía de su esposa Vera a Estados Unidos, donde enseñó literatura en varias universidades.


Nabokov es autor de traducciones, poesías, estudios literarios y ensayos científicos, así como de una extensa obra narrativa. El caso de Nabokov es sorprendente y singular, ya que, al haber escrito y publicado en ruso (pero fuera de Rusia) la totalidad de su obra hasta entonces, a los cuarenta años era un desconocido absoluto para todos los públicos, con excepción de las colonias de compatriotas del exilio. Como el inglés era su segunda lengua desde la infancia y en ella había cursado sus estudios, no le costó escribir directamente en ella La verdadera vida de Sebastian Knight (1941), asombrosa novela que marcó su debut en Occidente, y cuya buena acogida lo empujó a traducir personalmente el resto de su producción anterior, en la que sobresalían diversos títulos significativos y luego universalmente difundidos: Mashenka (1926), Rey, dama, valet (1928), La defensa (1929), El ojo (1930), Risa en la oscuridad (1932), Gloria (1933) y, sobre todo, Invitado a una decapitación (1935), cuya versión inglesa alertó a la crítica sobre la existencia de uno de los más grandes narradores contemporáneos.Aunque adoptó definitivamente el inglés para sus nuevas creaciones, como Barra siniestra (1948) o Pnin (1957), ya localizadas en el país y con tema norteamericano, el salto a la fama y a las listas de libros más vendidos no llegaría para el autor hasta Lolita (1955), novela en que relató la relación entre un hombre maduro y una adolescente especialmente precoz. Ciertamente, Lolita es la más célebre de sus obras y también, sin demasiada justificación, la más escandalosa por los malentendidos que suscitó su temática; años después, la magistral adaptación cinematográfica de Stanley Kubrick (1962) contribuiría a incrementar la popularidad del escritor.La altísima calidad de la obra corrió pareja con el éxito de ventas, y permitió a Nabokov renunciar a su carrera docente, retirarse a orillas de un lago en Suiza y cultivar exclusivamente la literatura, lo que se tradujo en obras tan notables como Pálido fuego (1962), Cosas transparentes (1972), Mira los arlequines (1975) y, por encima de todas ellas, Ada o el ardor (1969), no sólo culminación magistral de la narrativa del autor, sino una de las mayores novelas del siglo XX.Nabokov dejó asimismo heterodoxas y memorables muestras de su talento en varios géneros distintos de la novela, como Una belleza rusa y otras diversas colecciones de relatos (existe una reciente edición española de sus Cuentos completos), así como la autobiografía ¡Habla, memoria! (1967) e importantes trabajos críticos entre los que sobresalen sus estudios sobre Nikolai Gogol y Alexander Pushkin y el polémico resumen de entrevistas Opiniones contundentes. Póstumamente apareció Lecturas de Don Quijote (1983), ensayo sobre la máxima creación de Miguel de Cervantes.

2 DE JULIO DE 1961 MUERE ERNEST HEMINGWAY

2 DE JULIO DE 1961 MUERE
ERNEST HEMINGWAY
(Ernest Miller Hemingway; Oak Park, 1899 - Ketchum, 1961) Narrador estadounidense cuya obra, considerada ya clásica en la literatura del siglo XX, ha ejercido una notable influencia tanto por la sobriedad de su estilo como por los elementos trágicos y el retrato de la época que representa. Recibió el premio Nobel en 1954.

Ya se había iniciado en el periodismo cuando se alistó como voluntario en la Primera Guerra Mundial, como conductor de ambulancias, hasta que fue herido de gravedad. De vuelta a Estados Unidos retomó el periodismo hasta que se trasladó a París, donde alternó con las vanguardias y conoció a Ezra Pound, Pablo Picasso, James Joyce y Gertrude Stein, entre otros. Participó en la Guerra Civil Española y en la Segunda Guerra Mundial como corresponsal, experiencias que luego incorporaría a sus relatos y novelas.
El propio Hemingway declaró que su labor como periodista lo había influido incluso estéticamente, pues lo obligó a escribir frases directas, cortas y duras, excluyendo todo lo que no fuera significativo. Su producción periodística, por otra parte, también influyó en el reportaje y las crónicas de los corresponsales futuros.
Entre sus primeros libros se encuentran Tres relatos y diez poemas (1923), En nuestro tiempo (1924) y Hombres sin mujeres (1927), que incluye el antológico cuento "Los asesinos". Ya en este cuento es visible el estilo de narrar que lo haría famoso y maestro de varias generaciones. El relato se sustenta en diálogos cortos que van creando un suspense invisible, como si lo que sucediera estuviera oculto o velado por la realidad. El autor explicaba su técnica con el modelo del témpano de hielo, que oculta la mayor parte de su materia bajo el agua, dejando visible sólo una pequeña parte a la luz del día.

Otros cuentos de parecida factura también son antológicos, como "Un lugar limpio y bien iluminado", "La breve vida feliz de Francis Macomber", "Las nieves del Kilimanjaro", "Colinas como elefantes blancos", "Un gato bajo la lluvia" y muchos más. En algunas de sus mejores historias hay un vago elemento simbólico sobre el que gira el relato, como una metáfora que se desarrolla en el plano de la realidad.
La mayor parte de su obra plantea a un héroe enfrentado a la muerte y que cumple una suerte de código de honor; de ahí que sean matones, toreros, boxeadores, soldados, cazadores y otros seres sometidos a presión. Tal vez su obra debe ser comprendida como una especie de romanticismo moderno, que aúna el sentido del honor, la acción, el amor, el escepticismo y la nostalgia como sus vectores principales. Sus relatos inauguran un nuevo tipo de "realismo" que, aunque tiene sus raíces en el cuento norteamericano del siglo XIX, lo transforma hacia una cotidianidad dura y a la vez poética, que influiría en grandes narradores posteriores como Raymond Carver.
Uno de los personajes de Hemingway expresa: "El hombre puede ser destruido, pero no derrotado". Y uno de sus críticos corrobora: "Es un código que relaciona al hombre con la muerte, que le enseña cómo morir, ya que la vida es una tragedia. Pero sus héroes no aman mórbidamente la muerte, sino que constituyen una exaltación solitaria de la vida, y a veces sus muertes constituyen la salvaguarda de otras vidas". A este tipo de héroe suele contraponer Hemingway una especie de antihéroe, como su conocido personaje Nick Adams, basado en su propia juventud, y que hilvana buena parte de los relatos como una línea casi novelesca.
Sus novelas tal vez sean más populares aunque menos perfectas estilísticamente que los cuentos. Sin embargo, Fiesta (1926) puede ser considerada una excepción; en ella se cuenta la historia de un grupo de norteamericanos y británicos, integrantes de la llamada "generación perdida", que vagan sin rumbo fijo por España y Francia. En 1929 publicó Adiós a las armas, historia sentimental y bélica que se desarrolla en Italia durante la guerra. En Tener y no tener (1937), condena las injusticias económicas y sociales. En 1940 publicó Por quién doblan las campanas, basada en la Guerra Civil española. Esta obra fue un éxito de ventas y se llevó a la pantalla.
En 1952 dio a conocer El viejo y el mar, que tiene como protagonista a un modesto pescador de La Habana, donde vivió y escribió durante muchos años enfrentado a la naturaleza. Algunos críticos han visto en este texto la culminación de su obra, porque en él confluyen el humanismo y la economía artística; otros, sin embargo, opinan que éste no es el mejor Hemingway, por una cierta pretensión didáctica. Hacia el final de una vida aventurera, cansado y enfermo, se suicidó como lo haría alguno de sus personajes, disparándose con una escopeta de caza. Para muchos, es uno de los escasos autores míticos de la literatura contemporánea.

2 DE JULIO DE 1971 MUERE CONRADO NALÉ ROXLO

2 DE JULIO DE 1971 MUERE
CONRADO NALÉ ROXLO
Conrado Nalé Roxlo. Sus días en Jujuy, el insomnio y la azarosa ...
(Buenos Aires, 1898 - id., 1971) Escritor argentino. Cultivó todos los géneros con un amplio registro que, en su poesía, va desde la ternura y el humor (El grillo, 1923) hasta la melancolía y la reflexión (Claro desvelo, 1937; De otro cielo, 1952). Sus dramas recrean poéticamente argumentos de origen legendario: así, en La cola de la sirena (1941), El pacto de Cristina (1945) y Judith y las rosas (1956). Fue autor de escritos humorísticos, publicados bajo el seudónimo de Chamico, que tuvieron una gran aceptación y algunos de los cuales se recogieron en colecciones de cuentos. Junto con M. Mármol escribió las biografías de Amadeo Villar (1963) y Alfonsina Storni (1965).
Aun cuando su popularidad se cimentó en sus relatos de humor, el argentino Conrado Nalé Roxlo fue también un profundo y lírico cultivador de la poesía y el teatro. En sus inicios literarios se vinculó al grupo Martín Fierro, pero luego abandonó la estética vanguardista y derivó hacia la sencillez compositiva. Su producción literaria comenzó con el libro de poemas El grillo (1923), en el que supo combinar la ternura y el humor. En su obra poética de madurez predomina, en cambio, la melancolía y la reflexión, en una poesía meditativa y amarga de gran contención formal, como en Claro desvelo (1937) y en De otro cielo (1952), o la ironía, como en Antología apócrifa (1969), en la que glosa el estilo de varios autores de forma humorística.
Aspecto destacado de su producción fue el humorismo: nombrado director de la publicación humorística Don Goyo, Nalé Roxlo escribió para ella bajo el seudónimo de Chamico una serie de relatos de singular comicidad e ironía, cuyo inmediato éxito hizo que fueran recopilados en volúmenes como Cuentos de Chamico (1941), El muerto profesional (1943), Cuentos de cabecera (1946), La medicina vista de reojo (1952), Libro de quejas, El humor de los humores, Nuevos cuentos de Chamico y Mi pueblo (los cuatro de 1953); Sumarios policiales (1955) y El ingenioso hidalgo (1965).
Su obra dramática está formada por la farsa Una viuda difícil (1944) y por algunos dramas en los que, con un tratamiento poético, recrea antiguas leyendas, como La cola de la sirena (1941), El pacto de Cristina (1945) y Judith y las rosas (1956). Para La cola de la sirena (1941), Conrado Nalé Roxlo tomó el argumento de un cuento de Hans Christian Andersen: la sirena Alga se ha enamorado del marinero Patricio y permite que éste la pesque en el mar. Alga anhela pertenecer también al amado como mujer y está desesperada por su cola de pez; una operación la transforma finalmente en un ser terrestre normal. Sigue conservando su misteriosa hermosura, pero a través de esta transformación ha perdido también las especiales facultades de las sirenas: ya no puede cantar ni nadar. Todo esto lo habría sacrificado Alga con agrado si con ello hubiese podido estar segura del amor de Patricio, pero Patricio se aparta de ella en el momento en que la ve como mujer humana: ha desaparecido lo maravilloso, lo fantástico, que le atraía de ella, y entonces dedica su amor a una aviadora que para él, simple marinero, es nuevamente un ser con un encanto misterioso.
El crítico León Mirlas escribió: "La cola de la sirena es la comedia de la ilusión y un canto de amor. Pero no del amor hacia la mujer en sí, sino hacia la ilusión que la mujer es capaz de despertar en nosotros." Este es en realidad el tema propiamente dicho de esta obra: el hombre, incapaz de amar a otra persona como ser humano, ama siempre solamente el sueño con el que rodea a la otra persona. Si este sueño adquiere alguna vez una forma palpable adaptándose a la vida real, entonces se extingue el amor y el hombre se dirige hacia otro sueño. Nalé Roxlo evita con un humor caprichoso y lleno de fantasía el peligro de caer en un sentimentalismo romántico; de este modo resulta una comedia extraordinariamente densa y sugerente, con un contenido expresivo muy personal.

2 DE JULIO DE 1877 NACE: HERMANN HESSE

2 DE JULIO DE 1877 NACE:
HERMANN HESSE

How Hermann Hesse became a hero of the Sixties counterculture
(Calw, 1877 - Montagnola, 1962) Novelista alemán que en ocasiones utilizó el seudónimo de Emil Sinclair; obtuvo el premio Nobel en 1946. Vástago de una familia de misioneros pietistas, fue destinado al estudio de la teología y enviado en 1891 al seminario de Maulbronn.
De allí se fugó en 1894 e hizo el aprendizaje de relojero en Calw. En 1895 fue aprendiz de librero en Tubinga y trabajó como tal en Basilea a partir de 1899. Después del éxito de Peter Camenzind (1904) se instaló a orillas del lago de Constanza dedicado a la literatura. En 1911 viajó a la India, más tarde se fue a vivir a Berna y finalmente a Montagnola, cerca de Lugano.
Peter Camenzind (1904) puede ser considerada un arquetipo del género conocido como "novela de formación", de escritura reflexiva y melancólica, sobre un joven que llega del campo a la ciudad para acabar huyendo de la cultura urbana y regresar a la naturaleza y la vida sencilla. En esa misma línea, Bajo la rueda (1906) expresa la rebelión contra la autoridad.
Pero el título que marca el paso del ecuador dentro de la obra de Hesse es sin duda Demian (1919), cuyas primeras ediciones se publicaron bajo el seudónimo Emil Sinclair y con el significativo subtítulo "Una historia de juventud": escrita en medio de una profunda depresión, la novela es sin embargo un canto a la amistad, al arte y a la vida. Siddharta (1922), diametralmente distinta, recoge la experiencia del autor en la India y se convertiría, una generación más tarde, en el libro de cabecera de los primeros "hippies", difusores en Occidente de la cultura budista.
El lobo estepario (1927) es acaso el más célebre de los títulos de Hesse e inicia sin duda la etapa de madurez de su obra: está construido a partir de las notas póstumas del artista Harry Haller, introducidas por los comentarios de un editor, y es un lúcido análisis sobre la locura de una época en la que muere lo viejo sin que haya nacido algo nuevo. Narciso y Goldmundo (1930), situada en una imprecisa alba del Renacimiento, presenta la contraposición de Narciso, el monje ascético, y Goldmundo, el artista, en una escuela monástica, donde traban amistad. Es la confrontación entre el mundo paterno, encarnado en el logos y la ciencia, y el arte maternal, que no representa una certeza sino una búsqueda de por vida.
El juego de los abalorios (1943), cierra lo que puede entenderse como una trilogía de culminación de la obra de Hesse, a través de un nuevo intento de reunión (los abalorios) del mundo de las artes y de las ciencias: un auténtico resumen de los esfuerzos anteriores del autor por reflejar la inquietante dualidad entre el pensamiento y el espíritu. Siguieron luego colecciones de cuentos, relatos y meditaciones, y en 1951 la antología literaria de este educador humano, que une la interioridad de la lucha sostenida para la existencia del espíritu, consciente de su propia responsabilidad, con la advertencia dirigida a su misma época en peligro y al pueblo alemán. La edición completa de las obras de Hermann Hesse, en seis tomos, apareció en 1952.


2 DE JULIO DE 1923 NACE: WISLAWA SZYMBORSKA

2 DE JULIO DE 1923 NACE:
WISLAWA SZYMBORSKA
(Kórnik, Poznan, 1923 - Cracovia, 2012) Poetisa polaca, considerada una de las más singulares de su país, que recibió el premio Nobel de Literatura en 1996. Hija de un funcionario, en 1931 se trasladó con su familia a Cracovia, ciudad en la que se asentó de forma definitiva. Estudió filología y sociología después de la Segunda Guerra Mundial en la Universidad Jagellónica, tras lo cual inició su andadura literaria, consagrada esencialmente a la poesía, aunque también a la crítica y al ensayo en diversas publicaciones periódicas, en particular en Vida Literaria.

Ahí aparecieron desde 1968 sus "folletines literarios", a modo de poco convencionales críticas, que serían publicados en forma de libro en dos volúmenes,Lecturas facultativas (1973 y 1981). Su primer poema publicado, "Busco la palabra", apareció en 1945 en el Diario Polaco, y fue a partir del poemario Por eso vivimos (1952) cuando obtuvo reconocimiento público.
El inicio de su itinerario creativo se produjo bajo las normas estilísticas del realismo socialista imperante y denota tanto el estremecimiento por los crímenes de la guerra reciente como su identificación con los sufrimientos del pueblo polaco y su esfuerzo por superarlos. En esa estela, aunque ya anunciando algunas de las características de su obra posterior, en particular la ironía para abordar poéticamente los dilemas filosóficos que la inquietan, escribió Preguntas hechas a una misma (1954).
Pero será con Llamada al Yeti (1957) cuando romperá definitivamente con los preceptos del régimen, en un ajuste de cuentas con su actitud anterior y también con la de la sociedad oficial. A partir de aquel año, en Polonia como en otros países, se inició un fuerte movimiento de rechazo de la imposición soviética y del doctrinarismo comunista, en forma de rebeldía nacionalista. Szymborska optó por la reflexión filosófica y ética, tomando distancia de los debates concretos, y siempre tiñendo de su peculiar humor sus indagaciones poéticas sobre el espíritu humano individual.
Sucesiva y discretamente fueron apareciendo sus obras de madurez: La sal (1962),Cien alegrías (1967), Todo caso (1972), Gran número (1976) y Gente en el puente(1986), hasta llegar a Fin y principio (1993). Pese a abordar de forma continua lo que considera los más hondos recovecos del ser humano, Wislawa Szymborska tiende a despojar su poesía de gravedad retórica, para lo cual recurre al distanciamiento intelectual y emocional por medio del aludido humorismo presente en casi todos sus libros, junto con el frecuente recurso del lenguaje coloquial, la sencillez, los versos breves y la estructura de estrofas clásica.
Otro de los rasgos de su obra es su facultad para desvelar lo insólito a través de los hechos y los fenómenos aparentemente más insignificantes y cotidianos. En realidad, su visión de la sociedad es pesimista y amarga, de modo que los individuos disponen tan sólo de la lucidez y la ironía para afrontar sus dolorosas relaciones con el medio que les determina.

martes, 30 de junio de 2020

30 DE JUNIO DE 1939 NACE JOSÉ EMILIO PACHECO

30 DE JUNIO DE 1939 NACE
JOSÉ EMILIO PACHECO
José Emilio Pacheco, el escritor de la depuración extrema y el ...

(Ciudad de México, 1939 - 2014) Poeta, narrador, ensayista y traductor mexicano, cuya cultura literaria y sensibilidad poética lo convirtieron en uno de los miembros más destacados de la llamada Generación del Medio Siglo.
Estudió derecho y letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y allí comenzó a colaborar con la revista Medio Siglo. Más tarde formó parte de la dirección del suplemento Ramas Nuevas de la revista Estaciones, junto a otro reconocido autor mexicano, Carlos Monsiváis, y de la redacción de la Revista de la UNAM. Fue asimismo jefe de redacción del suplemento México en la Cultura, en colaboración con Fernando Benítez.
Profesor en varias universidades de México, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, se dedicó también a la investigación en el Departamento de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); como resultado de esta labor de investigación y reconstrucción de la vida cultural mexicana de los siglos XIX y XX, publicó numerosas ediciones y antologías. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán y ruso.
La poesía de Pacheco se caracteriza por una depuración extrema. Sus versos carecen de ornamentos inútiles y están escritos con un lenguaje cotidiano que los hace engañosamente sencillos. La conciencia de lo efímero es uno de sus temas centrales, pero su poesía es a menudo irónica, llena de notas de humor negro y parodia, y muestra una continua experimentación en el plano formal. Para Pacheco, el poeta es el crítico de su tiempo y un metafísico preocupado por el sentido de la historia. Cree en el carácter popular de la escritura, que carece de autor específico y pertenece a todos.
Su producción poética alternó así lo trascendente y lo inmediato, siempre con un estilo muy personal. Ello se aprecia en Los elementos de la noche (1963), El reposo del fuego (1966), No me preguntes cómo pasa el tiempo (1964) y Los trabajos del mar (1983). Respecto a sus traducciones, que incluyen poemas de diversas lenguas, el autor prefirió llamarlas "aproximaciones", por estar convencido de la intraducibilidad del género.
En el terreno de la narrativa corta, escribió libros como El principio del placer (1972), donde demostró su dominio del relato breve e hiperbreve. Sus dos novelas son ejemplo de sabiduría narrativa: la primera, Morirás lejos (1967), es un audaz experimento que juega con diversos planos narrativos; la segunda, Las batallas en el desierto (1981), es una evocadora y agridulce historia de amor imposible, llena de nostalgia.
Sus artículos y ensayos son numerosos y casi todos versan sobre literatura, aunque también abordan asuntos políticos y sociales. Entre los galardones que distinguieron su obra se cuentan los premios Magda Donato (1967), Xavier Villaurrutia (1973), Nacional de Lingüística y Literatura de México (1992), Octavio Paz (2003), Pablo Neruda (2004), García Lorca (2005), Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Cervantes (recibidos ambos en 2009).

lunes, 29 de junio de 2020

29 DE JUNIO DE 1900 NACE: ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY

29 DE JUNIO DE 1900 NACE:
ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY
(Lyon, 1900 - en el mar Tirreno, 1944) Novelista y aviador francés; sus experiencias como piloto fueron a menudo su fuente de inspiración. Tercero de los cinco hijos de una familia de la aristocracia su padre tenía el título de vizconde, vivió una infancia feliz en las propiedades familiares, aunque perdió a su progenitor a la edad de cuatro años. Estuvo muy ligado a su madre, cuya sensibilidad y cultura lo marcaron profundamente, y con la que mantuvo una voluminosa correspondencia durante toda su vida.

Antoine de Saint-Exupéry
Su interés por la mecánica y la aviación se remonta a la infancia: recibió el bautismo del aire en 1912 y esta pasión no lo abandonó nunca. Después de seguir estudios clásicos en establecimientos católicos, preparó en París el concurso de entrada en la Escuela naval, pero no logró su objetivo y se inscribió en Bellas Artes. Pudo aprender el oficio de piloto durante su servicio militar en la aviación, pero la familia de su novia se opuso a que se incorporara al ejército del aire, por lo que se resignó a ejercer diversos oficios, al tiempo que frecuentaba los medios literarios.
El año 1926 marcó un giro decisivo en su vida, con la publicación de la novela breveEl aviador, en Le Navire dargent de J. Prévost, y con un contrato como piloto de línea para una sociedad de aviación. A partir de entonces, a cada escala del piloto correspondió una etapa de su producción literaria, alimentada con la experiencia. Mientras se desempeñaba como jefe de estación aérea en el Sahara español, escribió su primera novela, Correo del Sur (1928).
La escala siguiente fue Buenos Aires, al ser nombrado director de la Aeroposta Argentina, filial de la Aéropostale, donde tuvo la misión de organizar la red de América Latina. Tal es el marco de su segunda novela, Vuelo nocturno. En 1931, la bancarrota de la Aéropostale puso término a la era de los pioneros, pero Saint-Exupéry no dejó de volar como piloto de prueba y efectuó varios intentos de récords, muchos de los cuales se saldaron con graves accidentes: en el desierto egipcio en 1935, y en Guatemala en 1938.
En los años treinta multiplicó sus actividades: cuadernos de invención, adaptaciones cinematográficas de Correo del Sur en 1937 y de Vuelo nocturno en 1939, numerosos viajes (a Moscú, a la España en guerra), reportajes y artículos para diversas revistas. Durante su convalescencia en Nueva York, después del accidente de Guatemala, reunió por consejo de A. Gide los textos en su mayor parte artículos ya publicados que se convirtieron en Tierra de hombres (1939).
Durante la Segunda Guerra Mundial luchó con la aviación francesa en misiones peligrosas, en especial sobre Arras, en mayo de 1940. Con la caída de Francia marchó a Nueva York, donde contó esta experiencia en Piloto de guerra (1942). En Estados Unidos se mantuvo al margen de los compromisos partidistas, lo que le atrajo la hostilidad de los gaullistas. Su meditación se elevaba por encima de la historia inmediata: sin desconocer las amenazas que la época hacía pesar sobre el "respeto del hombre", como lo relata en Carta a un rehén (1943), optó por la parábola con El principito (1943), una fábula infantil de contenido lirismo e ilustrada por él mismo, que le dio fama mundial.
A partir de 1943, pidió incorporarse a las fuerzas francesas en África del Norte y retomó las misiones desde Cerdeña y Córcega. En el transcurso de una de ellas, el 31 de julio de 1944, su avión desapareció en el Mediterráneo. Los cientos de páginas de La ciudadela, suma alegórica que permaneció inacabada, fueron publicadas póstumamente en 1948. La prosa de Saint-Éxupery impresiona por un rigor en el que la desnudez retórica asegura la eficacia del relato de acción. Cercano a A. Malraux por su conciencia de la aventura humana, a J. Giono por su lirismo cósmico, a G. Bernanos por su búsqueda del absoluto, Saint-Exupéry mostró siempre que el hombre no es más que lo que hace.

domingo, 28 de junio de 2020

28 DE JUNIO DE 1937 NACE JUAN JOSÉ SAER

28 DE JUNIO DE 1937 NACE
JUAN JOSÉ SAER
Se conmemora el nacimiento de Saer | EDUVIM
(Serodino, 1937 - París, 2005) Narrador y poeta argentino cuya extensa y rica obra permaneció al margen de las vanguardias, pero al que se sitúa sin embargo como un innovador de la ficción contemporánea. En su singular estilo consigue una fusión de lo local y lo universal.
Abandonó los estudios de derecho y en 1962 comenzó a enseñar en el Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral. En 1968 viajó a Francia con una beca y desde entonces residió en ese país y dictó clases de literatura. Se inició en el mundo literario escribiendo poesía, que recogería años después en El arte de narrar (1977). Su residencia en el pueblo de Colastiné, sobre el río Paraná, a finales de la década de 1950, le permitió crear un espacio geográfico-literario habitado por personajes recurrentes. Publicó los relatos de En la zona (1960), Palo y hueso (1965), Unidad de lugar (1967), Cicatrices (1969) y las novelas Responso (1964) y La vuelta completa (1966).
En 1974, con la publicación de la novela El limonero real, Juan José Saer se desprendió del acento realista de sus primeros libros de relatos para dar comienzo a una de las obras más rigurosas y originales de la literatura argentina contemporánea. La influencia de Jorge Luis Borges y del objetivismo francés sirve de base para la singular operación realizada por Saer. De Borges tomó el perfil no psicologista y antirrealista de sus relatos, y la exaltación del artificio; de los objetivistas, el trabajo experimental con las categorías narrativas de personajes, espacio y tiempo, y la descomposición detenida de los gestos y de la mirada.
La forma en que se plasmaron estas influencias -la de Borges, cuando recién comenzaba a ocupar un lugar central en el sistema literario argentino; la del objetivismo, cuando la literatura del país vivía bajo el auge de la exaltación subjetivista de Rayuela- provocó un fenómeno muy singular de recepción de la obra de Saer. Primero fue reconocida por la crítica literaria y sólo mucho después, recién a mediados de la década de 1980, por el público. El premio Nadal de novela, que le fue otorgado en 1987, en Barcelona, por La ocasión, y la consiguiente repercusión pública, representaron, en efecto, el primer momento de coincidencia entre las sanciones del público y de la crítica literaria con respecto a su obra.
Publicó además La mayor (1976), Nadie nada nunca (1980), El entenado (1983), Glosa (1986) y El río sin orillas (1993), que propone un recorrido por la historia argentina a través de un curso fluvial. Con La pesquisa (1995) incursionó en el género policial, y en Las nubes (1997), falsa epopeya, viaje irónico y sentimental de un joven psiquiatra y cinco locos, ambientada en 1804, apunta sus ideas sobre el tiempo, el espacio y la historia. El concepto de ficción (1997), por otra parte, recoge sus ensayos literarios. Su obra ha sido traducida a diversas lenguas europeas. En 2006 apareció su novela póstuma titulada La grande.

La casa de Juan José Saer en Serodino será un centro cultural ...

sábado, 27 de junio de 2020

HECTOR TIZÓN GEMELOS

HECTOR TIZÓN
GEMELOS

Gemelos – Radio Nacional
El leve viento había cesado; ya oscurecía. Ernesto Chico comenzaba a sentir frío, pero ni siquiera por eso intentó moverse. Estaba cansado y aburrido de incorporarse, dar unos trancos breves alrededor y volverse a sentar. También estaba cansado de hablar, murmurar; le resultaba a esa altura dificultoso encontrar palabras nuevas y construir nuevas frases.
Antes de que le diera el último golpe ya el otro en realidad no se movía. Luego Ernesto Chico se sentó en el mismo tronco en que ahora estaba. Sentía la lengua endurecida, amarga de abundante saliva, la transpiración le mojaba la cara y no podía sacar los ojos del brillante hilo de sangre que a Ernesto Grande le corría desde la boca al cuello, metiéndosele por debajo de la camiseta; hasta que el hilo se detuvo, perdiendo brillo.
Pero ahora oscurecía nuevamente y Ernesto Chico ya comenzaba a impacientarse. Además, el mal olor era cada vez menos soportable. Hacía dos días que le hablaba y se sentía por ello fatigado, cansado de pronunciar casi las mismas palabras. Hoy le había estado diciendo toda la tarde idéntica letanía. Le decía:
Ernesto Grande, ¡eh!... Cómo hiedes, hermano. No lo hagas, vas a ahuyentar los animales... Hermanito, no lo hagas. O te entierro en un pozo. Aspamentarás a los vecinos... Hermano, no seas testarudo y ayúdame como antes lo hacías y juntos encerrábamos las vacas...
Ernesto Grande y Ernesto Chico fueron gemelos; el primero había precedido al segundo por un par de minutos, y sus nacimientos le habían costado al padre, un capataz de la cuadrilla ferroviaria, tres años de cárcel purgando el delito de violación a una muda criada de un puestero de la vecindad; años que luego el padre se cobró con creces dándole palos en la cabeza a los dos chicos que, para evitárselos, habían vivido merodeando por los alrededores, hurtando comida de la casa paterna y holgazaneando por el monte.
El monte no tenía secretos para los gemelos. Podían identificar desde muy lejos a un animal por su olor; conocían la edad de los árboles por el color de su corteza y advertían la inminencia de las crecientes por el leve cambio de tonalidad del agua de los ríos. Eran en ese mundo como un árbol más, terrones confundidos en aquel ritmo silencioso y eterno.
Si algo les tornaba alegres eso era el lejano sonido de las locomotoras. A veces predecían la llegada de un tren escuchando la vibración con sus orejas enormes puestas sobre los rieles. Entonces se preparaban y salían hacia la estación gritando alborozados a las primeras señales del negro humo de petróleo quemado sobre el horizonte; luego, cuando el tren avanzaba, corrían a esconderse detrás de los gruesos eucaliptos junto a un brete abandonado y desde allí miraban pasar el tren, riendo y vociferando con sus anchas bocas.
Pero cuando no había trenes también les agradaba ir hasta la estación y allí, sentados al borde del andén, el uno junto al otro dialogaban; y siempre el diálogo era el mismo, acerca de un lugar:
—¿Adónde plantaba los cayotes el abuelo? —preguntaba Ernesto Chico.
—Al otro lado del puente, junto al río —contestaba Ernesto Grande.
—¿Lejos es? —preguntaba Ernesto Chico.
—Cerquita es —respondía Ernesto Grande.
Y entones el otro volvía a empezar:
—¿Adónde plantaba los cayotes el abuelo?
El padre, por sus ocupaciones, debía realizar frecuentes viajes hacia ambas puntas de las vías ferroviarias. Desde entrada la noche comenzaba el viejo los preparativos, que consistían sobre todo en llamar primeramente a los peones, dando terribles gritos y apedreándoles el techo de las casillas que retumbaban como trueno en la oscuridad, luego hacía sonar estridentemente el riel colgado de uno de los tirantes de la galería y, sin abandonar sus imprecaciones, ayudaba a los hombres a colocar la zorra sobre las vías, se calaba en ese momento más hondo su sombrero aludo y de pie sobre el vehículo, cara al viento, emprendían la marcha. Cuando esto sucedía los dos chicos sabían ya que tendrían toda una mañana de libertad para entrar a saco en la casa y hartarse de comer. Abandonaban entonces sus variados escondites y, junto a los perros y los cerdos, que también participaban del festín, avanzaban sobre la galería, el patio, la cocina y finalmente sobre el dormitorio, donde colgaba la hamaca. Ésta era la última diversión después del jolgorio; Ernesto Grande y Ernesto Chico se trepaban a la hamaca del padre y allí permanecían, adormecidos por el suave balanceo, hasta que los perros, enloquecidos por no poder alcanzarles se cansaban de gritar y los chanchos daban cuenta incluso de las flores, que a pesar de todo nacían en medio de la desolación de piedras y terrones del antiguo jardín.
A eso del mediodía niños, perros y chanchos se replegaban para espiar ocultos la llegada del viejo capataz y escuchar las terribles maldiciones que desde más allá del cerco de cañas huecas que rodeaba la casa le anunciaban.
Pero el padre murió un amanecer.
Ya era tarde; el sol había comenzado hacía rato su camino y la casa estaba en silencio. Los gemelos pensaron que tal vez el viejo habría ido de viaje, aunque nada escucharon: ni los gritos, ni los insultos, ni siquiera el sonar del riel que colgaba de la galería.
Escondidos detrás de un matorral que crecía en los confines del chiquero, se acercaron sigilosamente, cruzaron el jardín abandonado, penetrando en el patio. Dos perros los seguían gruñendo con temerosa desconfianza; ya cerca de la cocina el silencio fue roto estruendosamente por Ernesto Chico al derribar involuntariamente una batea de sobre el viejo cajón que la sostenía. Ante el escándalo Ernesto Grande y los perros huyeron despavoridos a ocultarse y desde allí contemplaron la cara de Ernesto Chico que, en el suelo, esperaba la tandada de garrotazos del viejo. Pero no pasó nada y Ernesto Chico fue saliendo poco a poco de abajo de la batea, mientras Ernesto Grande y los perros se aventuraban nuevamente unos pasos patio adentro. Una vez allí husmearon, caminaron unos cuantos metros y por fin llegaron hasta la puerta de la cocina. Todo estaba en silencio. De la cocina pasaron al dormitorio. Uno de los perros comenzó nuevamente a gruñir y luego a aullar oliendo un supuesto peligro.
De pronto un sordo gorgoteo como el de un ahogado y luego un doloroso estertor les heló la sangre, levantaron entonces la vista descubriendo la hamaca, balanceándose aún. Más allá, contra un cajón, yacía el viejo capataz. Tenía los ojos cruzados y abiertos y una baba espumosa hacía brillar su encanecida barba.
Ante él todos quedaron petrificados, sin atinar a huir; hasta que uno de los perros se acercó al viejo y comenzó a olerlo y luego a lamerle la cara. Pero el viejo no se movía. Entonces los chicos se acercaron, se inclinaron sobre el padre, lo contemplaron detenidamente y Ernesto Grande dijo:
—¡Buuu!... viejo.
—Viejo, viejo, viejo —agregó Ernesto Chico.
Pero el viejo continuó inmóvil.
Entonces los chicos saltaron sobre la hamaca, como cuando el capataz estaba ausente y comenzaron a balancearse, primero leve, muy levemente hasta llegar a un loco vaivén, mientras el perro ladraba, desesperadamente.
Por la tarde vinieron los hombres que alzaron al capataz, depositándolo, rígido, sobre una mesa. Entonces le pusieron piedritas sobre los párpados para sostenérselos, porque estaban aterrados de sus ojos.
Al anochecer ya estaba el viejo dentro de un cajón. Los dos chicos no durmieron esa noche, observando desde afuera a los hombres, sobre el fondo mortecino de las luces de los faroles a querosén; los hombres conversaban en voz baja alrededor del cajón, donde yacía el ex violador de la muda y bebían el contenido de sus jarros.
Al cabo de unos días vino una mujer con la cabeza envuelta en un pañuelo rojo y dijo que tenía que llevarles; ellos se fueron, sobre todo, porque en la casa ya no quedaba un solo mendrugo. Después la mujer se llevó también los cerdos, los perros y los pocos muebles destartalados. Colocó todo eso en un carro, subió al pescante, pero luego bajó, arrancó una brazada de flores que crecían en el antiguo jardín, volvió a treparse al carro y entonces partió alejándose por el camino de hondas huellas a quien había asesinado el ferrocarril. La hamaca desapareció.
Lo mató con un golpe de azada. Primero le dio un golpe y luego otro, y cuando escuchó un estertor le dio otro más. Después lo miró; Ernesto Grande tenía, como el capataz, los ojos enormemente abiertos y brillantes, grandes y de pacífica mirada, como los de una vaca. Él nunca le había visto los ojos así, tan grandes y hermosos, como los de una vaca.
Ernesto Chico había vuelto cambiado; ahora deambulaba solitario y quería que todos fueran buenos y rezaran a Dios.
Los quince años transcurridos lo cambiaron; no los golpes, ni los azotes, ni los insultos —que no comprendía—; sino simplemente los quince años.
Un maestro sastre lo mantuvo al principio durante dos años, pero luego lo echó dándole unas patadas a causa de que él nunca alcanzó a enhebrar un solo hilo, porque sus manos eran duras y grandes y justo cuando estaba en trance de acertar la punta mojada del hilo en el ojo de la aguja, el hilo se iba para un lado y para el otro. Por eso el maestro sastre se puso impaciente y lo despidió.
Vagó por las calles escarbando primeramente los tachos de basura, juntando papeles y botellas en desuso, vendiendo pájaros a las amas de casa, cardenales, jilgueros, tordos, canarios, chalchaleros que él mismo cazaba. Hasta que ese tuerto que tenía el empleo público para cavar fosas en el cementerio municipal, lo llevó consigo a fin de que le ayudara.
Con el tuerto estuvo tres años, o quizá cinco; hasta que por fin supo perfectamente que debía detener la excavación cuando la fosa llegaba a la altura de su cabeza más la pala. Entonces conoció al cura y se fue con él para tocar las campanas, ayudarle a vestirse, a sembrar, a barrer, a planchar las hostias, a colocar las pesadas imágenes sobre los altares.
Cuando regresó la mujer ya no tenía la cabeza envuelta en un pañuelo rojo sino negro.
Regresó pronto sin decir palabra y se instaló en los fondos, cerca del depósito de maíz desgranado. Allí ubicó también, en un rincón oscuro de su pieza, un pequeño altar y una imagen de yeso a la que siempre alumbraba una vela. Junto al altar y la imagen tan sólo permitía estar a una gallina que empollaba en silencio.
Ernesto Grande mataba las horas calcinadas de la siesta espiando la imagen alumbrada junto a la gallina por entremedio de las maderas del tabuco. También observaba al hermano persignarse en mudos ademanes, de rodilla, y luego besar la tierra, junto a la gallina silenciosa e inmóvil. Y eso le daba risa.
No fue cuestión que la mujer dueña de casa le permitiera o prohibiera la entrada cuando Ernesto Chico regresó. Sino que simplemente él vino con un bulto y se quedó. La mujer estaba ya muy vieja y por eso o por cualquier otra razón no le dijo nada. Pero Ernesto Grande lo reconoció y fue corriendo a su lado y le palmeó riéndose con su ancha boca y desde entonces le acompañó nuevamente a todos lados. Sacaban juntos agua del pozo y lo limpiaban para el tiempo de las lluvias, remendaban los techos y marchaban juntos a esconderse entre los matorrales, para desde allí ver en las noches pasar los trenes envueltos en la estela de sus luces.
Hasta que con un golpe de azada lo dejó muerto.
Ernesto Chico vivía en silencio, decía que todos debían ser buenos y no andar por ahí cometiendo pecados. Les hablaba de Dios a las flores, a las piedras, a los trenes que raudamente pasaban como una extraña aparición, o simplemente a nadie.
Al séptimo golpe de azada recién descansó.
Para la fiesta de San Santiago salió al callejón portando una gran cruz de madera. Se había estado preparando durante días, en silencio. Salió al callejón con ese gran crucifijo que le encorvaba, pero también vestido extrañamente: un blanco camisón de la vieja tenía puesto sobre su ropa y la cabeza envuelta con un pañuelo rojo; también llevaba una vela en la mano. Así salió al camino y pronto se unieron a él algunos chicos, algunos perros, un asno y una vaca.
Ernesto Grande, que le había ayudado incluso a cantear los troncos con que luego su hermano hizo la cruz, estaba sorprendido. Había presenciado los preparativos, espiando como siempre por las rendijas del tabuco, pero nunca se pudo imaginar lo que luego vería a la luz de la luna. Y cuando su hermano salió al callejón sintió un escozor incontenible en la garganta y lanzó una estruendosa carcajada, luego otra y otra y después otra. Y ya no pudo parar. Se unió al grupo, por detrás de los chicos, los perros, el asno y la vaca, sin poder contener la risa. Y cuando los demás se cansaron de deambular, él continuaba riéndose. Era una risa amplia, estentórea, pura, que no pudo contener, ni siquiera cuando Ernesto Chico dejando la cruz a un lado comenzó a perseguirle. Era una risa metálica y endemoniadamente ruidosa; aún cuando el otro lo perseguía sin poder alcanzarlo. Una risa que se escuchaba nítidamente desde los techos, las copas de los árboles, detrás de las barrancas donde el hermano se escondía huyendo del duro golpe de la azada.
Hasta que Ernesto Chico lo alcanzó. Ya era de día. Un diáfano día largamente anunciado por los gallos y por un enrojecido y amplio resplandor de sol.
Ernesto chico alcanzó a su hermano y sólo se detuvo luego del séptimo golpe de la azada con que se armara durante la persecución, aunque el otro había dejado de reírse inmediatamente después del primero.
El anunciado sol ya iluminaba sus pies cuando comenzó a hablarle:
—Hermano —le dijo—, Ernesto Grande, no te rías. Dios es malo y no hay que reírse. ¡Eh!
Volvió a mirarle el hilo de sangre que se extendía desde la boca al cuello.
El fuerte calor del día había alborotado a las hormigas que luchaban tenazmente por subirse a la cabeza de Ernesto Grande.
El amanecer de un nuevo día le sorprendió mirándose las manos. Lejos de él, estaba la azada. Echó instintivamente la mano al bolsillo sacando un pedazo de bollo endurecido que empezó a comer, hasta que sintió una profunda arcada.
—Ernesto Grande... —volvió a decirle—. Cómo hiedes, hermano. No lo hagas. La gente se va llegar con tanto hedor.
Después lanzó un alarido.
—¡Hermanitooo!
Y la noche le cubrió de silencio.
Finalmente, cuando se decidió a cavar el pozo, una honda fosa en donde él mismo cabía de pie, más la pala extendida, cuando ya la tierra alrededor formaba un montículo, Ernesto Chico miró a los ojos de su hermano y le preguntó:
—¿Adónde plantaba los cayotes el abuelo?
Rato después la tierra apisonada era una sola cosa con el suelo del rastrojo.
Apenas despuntó el sol, Ernesto Chico de rodillas, con un manojo de pequeñas flores arrancadas no lejos del lugar, entre las manos, con los ojos cerrados, alcanzó a decir claramente: —"Al otro lado del puente, junto al río".

viernes, 26 de junio de 2020

26 DE JUNIO DE 1908 NACE SALVADOR ALLENDE

26 DE JUNIO DE 1908 NACE
SALVADOR ALLENDE

Pagaré con mi vida la lealtad al pueblo”, las últimas palabras de ...
(Salvador Allende Gossens; Valparaíso, 1908 - Santiago de Chile, 1973) Político chileno, líder del Partido Socialista, del que también fue cofundador en 1933. Fue presidente de Chile desde 1970 hasta el golpe de estado dirigido por el general Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973, día en que falleció en el Palacio de la Moneda, que fue bombardeado por los golpistas.
Salvador Allende perteneció a una familia de clase media acomodada. Estudió medicina y, ya desde su época de estudiante universitario, formó parte de grupos de tendencia izquierdista. Más tarde, alternó su dedicación a la política con el ejercicio profesional. Participó en la elección parlamentaria de 1937, y salió elegido diputado por Valparaíso. Fue ministro de sanidad del gabinete de Pedro Aguirre Cerdá entre 1939 y 1942. A partir de entonces se convirtió en líder indiscutible del partido socialista.
En 1952, 1958 y 1962 se presentó a las elecciones presidenciales. En la primera ocasión fue temporalmente expulsado del partido por aceptar el apoyo de los comunistas, que habían sido ilegalizados, y quedó en cuarto lugar. En 1958, con el apoyo socialista y comunista, quedó en segundo lugar tras Jorge Alessandri.
En 1964 fue derrotado por Eduardo Frei Montalba, que propugnaba un programa de "revolución en libertad", cuyos puntos sustantivos eran la reforma agraria, el establecimiento de un programa destinado a incrementar la participación de la ciudadanía, la chilenización del cobre (es decir, el control por el estado de los beneficios de su explotación) y la realización de una reforma educacional. La candidatura de Allende, que encabezaba el FRAP, conformado por la alianza de socialistas y comunistas, sólo suponía diferencias de ritmo y envergadura. El FRAP proponía nacionalizar la totalidad de las empresas cupríferas, transformándolas en propiedad social por medio del Estado, y una reforma agraria de mayor alcance.
El resultado de las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1964 fue claro y definitivo. Eduardo Frei obtuvo el 56,9% de los votos, en tanto que Salvador Allende lograba el 38,93% del total. La "revolución en libertad" estaba concebida como un intento de modificar las estructuras fundamentales del país, pero en un marco de democracia y respeto al orden institucional. Las críticas que desde un comienzo surgieron hacia el gobierno de Frei tuvieron su origen en la naturaleza de las medidas a tomar. Para la derecha, las transformaciones propuestas tenían un repudiable carácter socialista. Para la izquierda, eran sólo intentos reformistas, condenados al fracaso por su propia banalidad.
En paralelo con el avance de importantes medidas sociales, el panorama político durante el gobierno de Frei Montalva fue de aumento de la polarización, incluso en el interior del Partido Democratacristiano, que sufrió importantes divisiones, así como el desligamiento de sectores de su juventud hacia posturas más vinculadas a la izquierda. Por fin, las elecciones parlamentarias de 1969 mostraron la nueva situación política del país, en tanto sus resultados apuntaron a perfilar tercios irreconciliables, en gran medida debido a la disminución del apoyo al centro político y el fortalecimiento de las opciones de izquierda y de derecha.
Esta situación se reflejaría con mayor claridad en las elecciones presidenciales de 1970, marcadas por el enfrentamiento de proyectos de sociedad antagónicos e imposibles de conciliar. En ellas resultó victoriosa la alianza de comunistas, socialistas, sectores del radicalismo y el MAPU en la llamada Unidad Popular, que estaba encabezada por Allende, con el 36, 3 % de los sufragios. El estrecho margen de diferencia con los votos recibidos por los otros dos candidatos, Jorge Alessandri por la derecha y Radomiro Tomic por la Democracia Cristiana, obligó a que la elección de Allende fuera ratificada por el congreso, en el que se enfrentó a una fuerte oposición. Por fin, el 24 de octubre de 1970, tras lograr el apoyo del Partido Demócrata Cristiano con la firma de un Estatuto de Garantías Democráticas que se incorporaría al texto constitucional, Salvador Allende fue proclamado presidente.
Desde la fecha de comienzo del mandato (el 3 de noviembre), las dificultades que el nuevo gobierno debió enfrentar fueron inmensas. Ya antes de la asunción presidencial se realizaron intentos por abortar el proceso, el más grave de los cuales terminó con el asesinato por parte de un comando de ultraderecha apoyado por la CIA del Comandante en Jefe del Ejército, general René Schneider, que era un decidido partidario de la subordinación del poder militar al civil.
A pesar de ello, la Unidad Popular, una vez en el gobierno, emprendió la realización de su plan de acción, el cual ponía énfasis en la profundización de las medidas reformistas iniciadas por la administración anterior. Así, se amplió el volumen de tierras expropiadas y se inició la socialización de importantes empresas hasta entonces en manos privadas, las cuales pasaron a ser dirigidas por cooperativas de trabajadores asesorados por funcionarios proclives al Gobierno. Además, se concretó la nacionalización del cobre, sin pago de indemnizaciones a las empresas norteamericanas, lo cual significó el enfrentamiento con los Estados Unidos, quienes a partir de ese momento apoyaron abiertamente a los grupos opositores al gobierno socialista.
Esta oposición se estructuró en distintos frentes; en lo político, en un parlamento en el cual representantes de derecha y democratacristianos actuaban unidos; en el plano de lo ilegal, en los grupos de carácter terrorista que dinamitaron torres de alta tensión y líneas férreas. A pesar de esta rígida oposición, el Gobierno de Allende contó con un apoyo importante por parte de la ciudadanía, en particular de los sectores populares, que se veían directamente beneficiados. En efecto, el Estado subsidiaba gran parte de los servicios básicos, además de apoyar a organizaciones de trabajadores, campesinos y pobladores urbanos en sus demandas de participación.
Este apoyo a la presidencia de Allende se demostraría claramente en las elecciones parlamentarias de 1971 y las municipales de 1973, en las cuales los partidos de la Unidad Popular crecieron en número de votos. Junto con ello, el discurso político de los partidos de izquierda fue adquiriendo tintes cada vez más radicales, en tanto que el enfrentamiento abierto con los grupos opositores se hacía realidad en las calles e indicaba una situación de lucha de clases a sus ojos inevitable.
Acciones de grupos como el MIR y sectores del Partido Socialista venían a confirmar este diagnóstico, al considerar urgente la creación y el fortalecimiento de instancias de "Poder Popular" que fueran alternativas a los estrechos marcos que la institucionalidad prefijaba para una posible construcción de una sociedad socialista. Este intento, conocido como la "Vía chilena al socialismo", conoció el interés y el apoyo de sectores de todo el mundo, en particular desde el Bloque Soviético, Cuba y los Países No Alineados, lo que se traducía en el envío de ayuda material y asesores industriales.
A pesar de todo ello, una serie de problemas vinieron a polarizar aún más a la sociedad chilena bajo la presidencia de Allende, en gran medida debido a causas económicas. La inflación se hizo incontrolable, ya que las alzas salariales y los gastos del Estado fueron financiados con emisión de circulante sin base de sustentación en la producción, la cual se vio disminuida y contraída como consecuencia del bloqueo iniciado por los Estados Unidos y el permanente conflicto que vivían muchas empresas, en virtual paralización permanente por la falta de recursos. A ello se agregaban problemas de distribución de alimentos y bienes, lo que hacía difíciles las condiciones de vida del común de la población.
Este clima de desabastecimiento y crisis, azuzado por los distintos sectores políticos, se tradujo en numerosas movilizaciones a favor y en contra del gobierno de Allende, la más importante de las cuales fue la paralización del yacimiento de cobre de El Teniente, junto a la huelga de los gremios de transportistas, que prácticamente inmovilizó el traslado de bienes de un punto a otro del país. A ello se sumaban conflictos en la universidad y en los colegios profesionales (médicos y profesores fundamentalmente), que dibujaban una división profunda en todos los ámbitos de la vida nacional.
Ante tal situación, el presidente decidió tomar, ya en 1973, medidas que sirvieran como vehículos de diálogo y negociación con la oposición democratacristiana, tales como el ingreso de importantes figuras militares al gabinete, representadas por el Comandante en Jefe, general Carlos Prats, y la oferta de realizar un plebiscito para consultar a la ciudadanía en torno a la continuidad del régimen o la convocatoria a nuevas elecciones. A estas medidas siguió un endurecimiento en las posiciones más radicales de la izquierda, que proponían al Primer Mandatario el cierre del Congreso y la utilización de Facultades Extraordinarias para gobernar.
La derecha y algunos sectores de la Democracia Cristiana consideraron la situación insoluble, por lo que decidieron, de forma más o menos abierta, recurrir al recurso del golpe de estado militar contra el presidente Allende. En junio de 1973 hubo un primer intento de golpe, conocido como "El Tancazo": un regimiento de blindados de la capital se alzó contra el gobierno, pero las fuerzas leales, encabezadas por Prats, lograron dominar la situación.
Finalmente, el 11 de septiembre de 1973, el general Augusto Pinochet encabezó un golpe militar, durante el cual bombardeó el palacio de la Moneda, sede del gobierno. El presidente Allende rechazó las exigencias de rendición y murió en el palacio presidencial. En 1990 su cuerpo fue exhumado de la tumba anónima en la que se hallaba, y recibió en Santiago un enterramiento formal y público.

Canzoni contro la guerra - Abre la ventana

26 DE JUNIO DE 1913 NACE AIME CÉSAIRE

      26 DE JUNIO DE 1913 NACE
                 AIME CÉSAIRE

Ecrivains, acteurs de la décolonisation - I : Aimé Césaire ... (Basse-Pointe, 1913) Poeta, dramaturgo e intelectual martiniqueño. Reconocido como una de las figuras fundamentales de la poesía moderna en lengua francesa, fue uno de los creadores del concepto de negritud y un líder comprometido en la lucha de los negros.
En 1931, gracias a una beca, inició estudios superiores en París. En 1934 fundó la revista L´Etudiant noir con otros intelectuales negros. Volvió a Martinica en 1939, donde enseñó en el Liceo de Fort de France. En 1941 creó la revista Tropiques. Junto al poeta L. Senghor creó el término "negritud" como rechazo a la asimilación cultural francesa; este movimiento se propuso una búsqueda de las raíces africanas, aunque alertaba de no caer en el regionalismo o el "color local".
En 1941 el poeta francés A. Breton, líder del surrealismo, al descubrir su libro Cuaderno de retorno al país natal, lo saludó como a una de las voces más importantes de la poesía francesa de vanguardia. En 1948 escribió otro de sus grandes poemarios, Soleil cou-coupé.
La poesía de Césaire, influida por la libertad verbal del surrealismo, es metafórica y rica en imágenes de gran plasticidad y fuerza evocativa; sin embargo, a diferencia de los surrealistas, la magia de su creación se sustenta en la riqueza de la cultura caribeña y africana, por lo que sus imágenes y metáforas cumplen un objetivo ajeno al puro experimentalismo. Sus poemas tienen que ver más con un concepto mágico profundamente americano.
Entre sus influencias se cuentan los poetas Lautréamont, A. Rimbaud, G. Apollinaire y el propio Breton. No obstante estar escrita en francés, su poesía tiene una aspereza y complejidad que la hace deudora de una cultura mestiza, y ostenta un aire legendario, majestuoso, como si perteneciera a una épica antigua; de ahí sus versos largos, con apariencia de prosa y vigor visionario.
El escritor R. Depestre sitúa la "criollidad" de Césaire en un contexto dinámico más amplio y universal que cualquier definición restrictiva, y habla de una "criollidad" en movimiento hacia una dimensión donde la poesía trata con la belleza y la desgracia a la vez. Según el poeta y ensayista D. Walcott, Césaire ve en el Nuevo Mundo la evidencia de humillaciones pasadas y la necesidad de un orden nuevo; sin embargo, su obra, como toda alta poesía, se basa en el misterio de esta redención, no en una dialéctica precisa que pudiera ser entendida a través de claves políticas.
Césaire también escribió teatro, con los mismos presupuestos polémicos y estéticos. En su pieza La tragedia del rey Christophe (1963) analiza la historia haitiana con una mirada épica y universal, como si tratara de la tragedia de todas las revoluciones. En Une Saison au Congo (1966) puso en escena el drama político de África en los años sesenta.

jueves, 25 de junio de 2020

25 DE JUNIO DE 1973 DEJA DE SALIR MAFALDA

 

25 DE JUNIO DE 1973

 

DEJA DE SALIR MAFALDA


Se publica en Buenos Aires el último episodio de la popular historieta "Mafalda", que había comenzado a publicarse en 1964 en la revista Primera Plana.
Traducida a más de treinta idiomas, las sucesivas reediciones de la tira siguen gozando aun del favor del público de numerosos países latinoamericanos y europeos.

25 DE JUNIO DE 1903 NACE: GEORGE ORWELL

25 DE JUNIO DE 1903 NACE:
GEORGE ORWELL
La verdad de George Orwell | Democresía - Revista de actualidad ...
(Seudónimo de Eric Blair; Motihari, India, 1903 - Londres, 1950) Escritor británico. Estudió en el Colegio Eton y luego formó parte de la Policía Imperial Inglesa en Asia, experiencia que lo llevó a escribir Días en Birmania (1934).
Vivió varios años en París y en Londres, donde conoció la pobreza; de este difícil período de su vida nació su novela Sin blanca en París y en Londres (1933).
Sus experiencias como colaborador de los republicanos en la Guerra Civil española (Orwell era socialista) las recogió en su interesante libro Homenaje a Cataluña(1938). Durante la Segunda Guerra Mundial formó parte de la Home Guard y actuó en la radio inglesa. En 1943 entró en la redacción del diario Tribune, y después colaboró de un modo regular en el Observer. En este periodo escribió muchos de sus ensayos.
En general, toda su obra, incluida esta primera etapa y las posteriores sátiras distópicas, reflejaron sus posiciones políticas y morales, pues subrayaron la lucha del hombre contra las reglas sociales establecidas por el poder político. Sus títulos más populares son Rebelión en la granja (1945) y 1984 (1949), ficciones en las cuales describió un nuevo tipo de sociedad controlada totalitariamente por métodos burocráticos y políticos. Ambas se enmarcan en el género de la literatura antiutópica o de sátira de las instituciones.

En la primera, parodió el modelo del socialismo soviético: los personajes son animales de una granja que se rebelan contra sus dueños, los hombres, aunque luego crean una estructura social peor que la de sus antiguos dueños: Lenin, Stalin, Trotski y otras figuras de la escena política son representados por dichos animales. Como literatura, esta obra reúne las cualidades de las fábulas tradicionales y la influencia satírica de J. Swift.
La segunda lleva como título el año en que se ubica la acción: 1984. En ella imaginó una ficción tan pesadillesca como en la anterior: un mundo regido por grandes potencias, Eurasia, Oceanía y Asia del Este. El personaje protagónico, Winston Smith, es un funcionario del "Ministerio de la Verdad", entidad encargada de controlar la información; conoce a Julia y comienzan una relación amorosa; luego tratan de luchar contra el poder de "El Gran Hermano" (sucedáneo del Máximo Líder político), "jefe de la Hermandad" (representante del Partido en la política real), y se ven arrojados a las peripecias propias de un Estado totalitario moderno: la mirada policial que lo penetra todo, incluso la intimidad.
En tal sociedad el lenguaje es adulterado por el poder para distorsionar los hechos, o más exactamente, para crear una nueva realidad artificial; los sentimientos, al igual que los placeres (incluido el sexual), están prohibidos. Smith y Julia tratarán infructuosamente de cambiar las reglas de juego, en un mundo donde el lavado de cerebro, el soborno, el control y la manipulación de la verdad son las claves del totalitarismo perverso previsto por Orwell, características y modos que poco después serían habituales en numerosos países. Smith termina por convertirse en traidor, atrapado en la red de la estructura social.
La prosa de Orwell es realista y de gran cualidad narrativa. En 1968 se publicaron los volúmenes de Ensayos Completos: Periodismo y cartas (1968). Entre otros de sus trabajos críticos destacan los estudios que realizó sobre C. Dickens. Sus ensayos sobre problemas de política social poseen una franqueza y clarividencia sin precedentes en la literatura inglesa.

25 DE JUNIO DE 1926 NACE: INGEBORG BACHMANN

25 DE JUNIO DE 1926 NACE:

INGEBORG BACHMANN

Ingeborg Bachmann's “Malina” Is the Truest Portrait of Female ...
Escritora austriaca, nacida en Klagenfurt en 1926 y muerta en Roma en 1973. Entre 1945 y 1950 estudió Filosofía en Innsbruck, Graz y Viena. Este último año se doctoró con un trabajo sobre Heidegger. Entre 1951 y 1953 trabajó en la radio y la televisión. En 1953 se decidió a ejercer definitivamente su actividad como escritora y en ese mismo año obtuvo el premio del Grupo del 47. Desde entonces fijó su residencia en Roma, a excepción de algunas estancias en Múnich, Berlín y Zúrich, y algunos viajes a Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Egipto y Sudán.
Su obra se caracteriza fundamentalmente por su difícil accesibilidad. Sus primeros poemas mostraban ya esta tendencia, y sus primeras narraciones causaron también gran irritación entre el público y la crítica, que aumentó con el ciclo de novelasTodesarten (Formas de morir), publicado en parte póstumamente. A pesar de que a lo largo de los últimos diez años se ha estudiado intensamente su obra, no se ha conseguido apenas superar este hermetismo.
Además de poesía y novela, también escribió guiones radiofónicos, libretos para el compositor Hans Werner Henze y textos autobiográficos; a ello hay que añadir ensayos y artículos de periódico. Destaca también su actividad como traductora del inglés y del italiano.
En sus primeras colecciones de poemas (Die gestundete Zeit, El tiempo postergado, 1953; Anrufung des Großen Bären, La llamada del gran oso, 1956) se descubre el sentimiento de una existencia amenazada por la realidad y las experiencias del momento histórico de un pasado reciente: el amor y la naturaleza son los últimos refugios del ser humano. La experimentación formal es la tónica característica de las siete novelas cortas que componen el volumen Das dreißigste Jahr (El trigésimo año, 1961). No hay apenas acción, sino tan sólo un vano intento por parte del protagonista de comenzar una nueva vida. Tras su publicación, Bachmann no editó nada en diez años, a pesar de que durante ese tiempo numerosos premios reconocieron la calidad de su trabajo. Durante esos años escribió fundamentalmente en el ciclo Todesarten, del cual publicó en 1971, como única parte completa, Malina. En Simultan (Simultáneamente, 1972) se describe la vida de cinco mujeres que desarrollan una serie de estrategias de supervivencia en un mundo dominado por hombres.

ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...