viernes, 19 de agosto de 2016

19 AGOSTO DE 1936 ES FUSILADO :
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FEDERICO GARCÍA LORCA
(Fuente Vaqueros, España, 1898 - Víznar, id., 1936) Poeta y dramaturgo español. Los primeros años de la infancia de Federico García Lorca transcurrieron en el ambiente rural de su pequeño pueblo granadino, para después ir a estudiar a un colegio de Almería.
Continuó sus estudios superiores en la Universidad de Granada: estudió filosofía y letras y se licenció en derecho. En la universidad hizo amistad con Manuel de Falla, quien ejerció una gran influencia en él, transmitiéndole su amor por el folclore y lo popular.
A partir de 1919, se instaló en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Juan Ramón Jiménez y a Machado, y trabó amistad con poetas de su generación y artistas como Buñuel o Dalí. En este ambiente, Lorca se dedicó con pasión no sólo a la poesía, sino también a la música y el dibujo, y empezó a interesarse por el teatro. Sin embargo, su primera pieza teatral, El maleficio de la mariposa, fue un fracaso.
En 1921 publicó su primera obra en verso, Libro de poemas, con la cual, a pesar de acusar las influencias románticas y modernistas, consiguió llamar la atención. Sin embargo, el reconocimiento y el éxito literario de Federico García Lorca llegó con la publicación, en 1927, de Canciones y, sobre todo, con las aplaudidas y continuadas representaciones en Madrid de Mariana Pineda, drama patriótico.
Entre 1921 y 1924, al mismo tiempo que trabajaba en Canciones, escribió una obra basada en el folclore andaluz, el Poema del cante jondo (publicado en 1931), un libro ya más unitario y madurado, con el que experimenta por primera vez lo que será un rasgo característico de su poética: la identificación con lo popular y su posterior estilización culta, y que llevó a su plena madurez con el Romancero gitano (1928), que obtuvo un éxito inmediato. En él se funden lo popular y lo culto para cantar al pueblo perseguido de los gitanos, personajes marginales marcados por un trágico destino. Formalmente, Lorca consiguió un lenguaje personal, inconfundible, que reside en la asimilación de elementos y formas populares combinados con audaces metáforas, y con una estilización propia de las formas de poesía pura con que se etiquetó a su generación.
Tras este éxito, Lorca viajó a Nueva York, ciudad en la que residió como becario durante el curso 1929-1930. Las impresiones que la ciudad imprimió en su ánimo se materializaron en Poeta en Nueva York (publicada póstumamente en 1940), un canto angustiante, con ecos de denuncia social, contra la civilización urbana y mecanizada de hoy. Las formas tradicionales y populares de sus anteriores obras dejan paso en esta otra a visiones apocalípticas, hechas de imágenes ilógicas y oníricas, que entroncan con la corriente surrealista francesa, aunque siempre dentro de la poética personal de Lorca.
De nuevo en España, en 1932 Federico García Lorca fue nombrado director de La Barraca, compañía de teatro universitario que se proponía llevar a los pueblos de Castilla el teatro clásico del Siglo de Oro. Su interés por el teatro, tanto en su vertiente creativa como de difusión, responde a una progresiva evolución hacia lo colectivo y un afán por llegar de la forma más directa posible al pueblo. Así, los últimos años de su vida los consagró al teatro, a excepción de dos libros de poesía: Diván del Tamarit, conjunto de poemas inspirados en la poesía arabigoandaluza, y el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1936), hermosa elegía dedicada a su amigo torero, donde combina el tono popular con imágenes de filiación surrealista.
Las últimas obras de Federico García Lorca son piezas teatrales. Yerma (1934) es una verdadera tragedia al modo clásico, incluido el coro de lavanderas, con su corifeo que dialoga con la protagonista comentando la acción. Parecido es el asunto en Bodas de Sangre (1933), donde un suceso real inspiró el drama de una novia que huye tras su boda con un antiguo novio (Leonardo). La huida, llena de premoniciones, en la que la propia muerte aparece como personaje, presagia un final al que se viene aludiendo desde la primera escena y en el que ambos hombres se matarán, segando así la posibilidad de continuidad de la estirpe por ambas ramas y renovando la muerte del padre del novio a manos de la familia de Leonardo. De esta manera, la pasión y la autobúsqueda concluyen con la destrucción de todo el orden establecido.
Entre toda ellas destaca La Casa de Bernarda Alba (1936), donde la pasión por la vida de la joven Adela, encerrada en su casa junto con sus hermanas a causa del luto de su padre y oprimida bajo el yugo de una madre tiránica, se rebelará sin temor a las últimas consecuencias. De esta manera, su pasión por la vida se estrellará contra el muro de incomprensión de su familia concluyendo todo con su eliminación. Junto con la figura de la protagonista, destaca la serie de retratos femeninos que realiza el autor, desde la propia Bernarda hasta la vieja criada confidente de todas (La Poncia), la hermana amargada y envidiosa (Martirio) o la abuela enloquecida que se opone a la tiranía de Bernarda.
La casa de Bernarda Alba, considerada su obra maestra, fue también la última, ya que ese mismo año, al estallar la guerra civil, fue detenido por las fuerzas franquistas y fusilado diez días más tarde, bajo acusaciones poco claras que señalaban hacia su papel de poeta, librepensador y personaje susceptible de alterar el «orden social».
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jueves, 18 de agosto de 2016

18 DE AGOSTO DE 1958 :
VLADIMIR NABOKOV PUBLICA "LOLITA"
Lolita es la novela más conocida del escritor ruso Vladimir 

Nabokov 

publicada por primera vez en 1955 que trata sobre las obsesivas 

fantasías sexuales de un cuarentón hacia una niña de 12 años.1

La novela está posiblemente basada en El hechicero, una novelette 

en donde un hombre de mediana edad se enamora de una joven en 

un París de época.2 Otras fuentes hablan de un autor alemán que 

publicó en esos años una novela corta sobre el mismo tema: «la 

atracción malsana que ejercen las nínfulas».
Sea como fuere, Nabokov retomó todo ese material y lo transmutó 

en su obra, Lolita.3
El libro contiene diferentes niveles de lectura, desde el relato 

romántico y erótico hasta el retrato de una sociedad 

autocomplaciente, así como temas sobre la moral y la perversión 

psicopatológica.
La novela fue publicada por una editorial erótica francesa, fue 

tachada de pornográfica, logró que el director de cine Stanley 

Kubrick la llevara al cine, con un guion del propio Nabokov.
La primera edición se publicó en París en 1955, en la versión 

original inglesa, y fue prohibida en Francia e Inglaterra. Hasta tres 

años más tarde no pudo publicarse en los Estados Unidos. 

Nabokov 

también tradujo Lolita al ruso. La traducción fue publicada por 

Phaedra en Nueva York en 1967.

miércoles, 17 de agosto de 2016

MAROSA DI GIORGIO

LOS PAPELES SALVAJES 


A veces, en el trecho de huerta que va desde el hogar a la alcoba, se me aparecían los ángeles.
Alguno, quedaba allí de pie, en el aire, como un gallo blanco -oh, su alarido-, como una llamarada de azucenas blancas como la nieve o color rosa.

A veces, por los senderos de la huerta, algún ángel me seguía casi rozándome; su sonrisa y su traje, cotidianos; se parecía a algún pariente, a algún vecino (pero, aquel plumaje gris, siniestro, cayéndole por la espalda hasta los suelos...). Otros eran como mariposas negras pintadas a la lámpara, a los techos, hasta que un día se daban vuelta y les ardía el envés del ala, el pelo, un número increíble.
Otros eran diminutos como moscas y violetas e iban todo el día de aquí para allá y ésos no nos infundían miedo, hasta les dejábamos un vasito de miel en el altar.

Bajó una mariposa a un lugar oscuro; al parecer, de
hermosos colores; no se distinguía bien. La niña más chica
creyó que era una muñeca rarísima y la pidió; los otros
niños dijeron: -Bajo las alas hay un hombre.
Yo dije: -Sí, su cuerpo parece un hombrecito.
Pero, ellos aclararon que era un hombre de tamaño natural.
Me arrodillé y vi. Era verdad lo que decían los niños. ¿Cómo
cabía un hombre de tamaño normal bajo las alitas?
Llamamos a un vecino. Trajo una pinza. Sacó las alas. Y un
hombre alto se irguió y se marchó.
Y esto que parece casi increíble, luego fue pintado
prodigiosamente en una caja.

Domingo a la tarde, y voy por el huerto sin recordar cómo salí y llegué hasta acá. El cielo es de oro, deslumbrador, y de los naranjos caen frutas y flores.

Trepo a uno, según mi costumbre antigua. Estoy un rato. Los pájaros saltan de rama en rama.

Desciendo. Subo. Tomo una fruta.

Al bajar, ya veo un cadáver. Vestido y tendido. Y más allá, otro. Y otro. Por todos lados, aparecen. Vestidos y tendidos.

Y cada uno con el hígado destrozado o el corazón. Pero ¿quiénes son? Acaso, no me percaté y hubo una rápida guerra?

En puntas de pie, voy hacia la casa; desolada paso el jardín de celedonias y “conejitos”. Adentro, no queda nadie. Voy a gritar; para qué, si nadie oye. Algunas mariposas chocan en los vidrios.

Sobre la mesa hay un álbum que no conocía; al entremirarlo, veo dibujada la batalla, los cadáveres y las plantas. En blanco y negro. Y en colores. La noche cae de súbito; las luces se encienden solas.

Y aparecen más cadáveres entre las plantas.


Se adelantaron en el aire como bailarinas. Tenían realmente, el pie en el aire. Vestidos amarillos, anaranjados. Venían como aluviones desde los cielos.

Quedé espantada. En puntas llegué hasta la casa. Pasé las puertas, las llaves, iba a tocar los vasos y tuve miedo de cualquier barullo, me acosté en el lecho, inmóvil.

Pero, la mariposa estaba allí. Sentí sus piernas de hilos, sus brazos de hilos, su enorme manta de gasa que me arropó.

A veces, como una pesadilla, llamo a mi madre, y ella acude con tijeras finas. Pero, nada puede, ni yo.
17 DE AGOSTO DE 2004 MUERE:
MAROSA DI GIORGIO


Poetisa uruguaya nacida en Salto en 1932 y fallecida en Montevideo el 17 de agosto de 2004, que está considerada una de las más grandes poetisas iberoamericanas. Su obra, plagada de referencias mágicas, poderes ocultos y evocaciones de la infancia y adolescencia, refleja un mundo propio, heredero del surrealismo pero muy singular y atrayente.

Descendiente de italianos, fue actriz vocacional y trabajó como oficinista. Entre otros reconocimientos, obtuvo el Premio Internacional de poesía en lengua castellana otorgado en el Festival Internacional de Poesía de Medellín (2001).

Su poesía, aglutinada en una misma unidad temática, desprende, a través del lenguaje, un misterio que recorre todos sus contenidos. Su obra comprende, entre otros, los libros Poemas (1954), Humo (1955), Druida (1959), Historial de las violetas (1965), Los papeles salvajes (1971), Gladiolos a la luz de la luna (1974), La liebre de marzo (1981) y Mesa de esmeralda (1985). Destacan también los libros de cuentos Misales y Camino de las pedrerías, y la novela Reina Amelia (1999).
17 DE AGOSTO DE 1932 NACE:
VIDIADHAR SURAJPRASAD NAIPAUL
(Trinidad, 1932) Escritor de origen indio, considerado uno de los mayores escritores vivos en lengua inglesa, cuya amplia obra, humorística, satírica, costumbrista, repleta a la vez de ternura y crueldad, fue premiada con el Nobel de Literatura en 2001.
Vidiadhar Surajprasad Naipaul nació en Chaguanas, un pequeño pueblo de la isla de Trinidad, el 17 de agosto de 1932. Sus abuelos, indios, habían abandonado las planicies del Ganges a fines del siglo XIX, y se habían integrado en la reducida comunidad de brahmanes -la casta más alta en la jerarquía del hinduismo- que llegó a Trinidad.

V. S. Naipaul
Su padre, Seepersad Naipaul, ejerció el periodismo de forma autodidacta y mantuvo aspiraciones literarias durante varios años; como ha sucedido en otros casos familiares, no fue él, sino su hijo, quien recibió las condiciones de vida necesarias para dedicarse al oficio de escribir. (También su hermano Shiva, que murió a los cuarenta años, en 1985, alcanzó a ganarse una sólida reputación como novelista.)
Cuando el padre consiguió un trabajo como periodista en la capital, Puerto España, la familia debió abandonar el pueblo y, al mismo tiempo, las pocas costumbres que aún los ataban a su pasado indio. A los seis años de edad, Naipaul entró a estudiar en el Queen’s Royal College. Pero en la capital había pocos inmigrantes indios; la familia de Naipaul se fue aislando, encerrándose en su propia casa, como si se tratara de extranjeros.
En esa casa, Naipaul escuchaba las lecturas de su padre. Según ha escrito, el padre leía varios libros a la vez sin terminar ninguno, y lo hacía menos en busca de la trama que para encontrar, en ciertos escritores, las cualidades especiales de cada uno. Estas lecturas (Shakespeare, Dickens, algo de Joseph Conrad) eran distintas de lo que el niño aprendía en la escuela, y verdaderamente más ricas que las que realizaba por su cuenta: la lectura fue, para Naipaul, una tarea difícil; los personajes, las costumbres, los escenarios que aparecían en los libros eran demasiado lejanos, extraños a su propia experiencia, casi incomprensibles.
Mientras tanto, la idea de escribir ya se había instalado en él. Cuando decidió que sería escritor, tenía once años; cuando abandonó definitivamente su país, persuadido de que sólo en Gran Bretaña podría aprender a escribir, tenía dieciocho. ¿Qué fue lo que ocurrió entre ambos eventos? Naipaul ha hablado mucho de esos años cruciales, del sentimiento de ser extranjero en su propia tierra, de su incapacidad para hacer amigos en la ciudad extraña, de su poca comprensión del lugar en que se hallaba. «Muy pronto -escribió- llegué a comprender que había un mundo más allá, afuera, del cual nuestro mundo colonial era apenas una sombra.» En ese mundo estaba la posibilidad de escribir, de ser escritor; con esta idea en mente atravesó la escuela secundaria. Hizo algunos descubrimientos: su padre le contaba historias acerca de su propia comunidad hindú; leyó El lazarillo de Tormes y tuvo, por primera vez, la satisfacción de encontrar en un libro un mundo como el que siempre había conocido.
Hacia 1950 surgió la posibilidad del viaje: el gobierno colonial ofrecía cuatro becas consistentes en la posibilidad de estudiar en cualquier institución del imperio británico durante un período de siete años. Naipaul ganó una de esas becas; viajó a Oxford y allí pasó los siguientes cuatro años de su vida. Después declaró que no lo había hecho por el viaje ni por el curso de inglés, sino para darse tiempo de ser un escritor; pero le resultaría más difícil de lo que había pensado. Ni en esos cuatro años, ni en el año siguiente, logró escribir. Y luego, de repente, el material de las historias que su padre le contaba, el material de sus propias vivencias, se le presentó como una revelación.
Pero otras cosas sucedieron durante ese tiempo: en 1953 murió su padre; Naipaul sufrió una crisis nerviosa e intentó suicidarse; en 1955 se casó con Pat Hale, a quien había conocido en Oxford, y enseguida comenzó a trabajar como locutor de radio para el programa Caribbean Voices de la BBC. Mientras tanto, los editores habían leído los relatos de Miguel Street, y presionaron a Naipaul para que escribiera una novela. Naipaul presentó El sanador místico (1957) y, al año siguiente, The suffrage of ElviraMiguel Street se publicó en 1959. Paralelamente, se había ganado una posición como reseñista literario en el New Statesman. En tres años, el joven de Trinidad se encontró instalado con plenos poderes en las letras inglesas.
Fue entonces -corría el año 1961- cuando, tras la publicación de Una casa para el señor Biswas, Naipaul se encontró con el reconocimiento del mundo entero; tanto la crítica de Estados Unidos como la de Gran Bretaña calificaron la novela de obra maestra y comenzaron a incluir a su autor entre los grandes prosistas de la lengua. La historia del señor Biswas es, sin duda, una de las comedias sociales más agudas, pero también más conmovedoras, de la literatura en inglés del siglo XX. Naipaul la escribió con su padre en mente: el señor Biswas es otra forma del señor Seepersad Naipaul: factótum caribeño al principio, periodista autodidacto al final, su vida entera fue una larga empresa: la de hacerse un lugar en el mundo.
Al narrar su historia, Naipaul agotaba -aunque no lo supiera entonces- el material novelístico que había sacado de su isla. Entonces, de manera providencial, recibió una comisión para viajar por las colonias esclavistas del Caribe y escribir sobre ellas. «Tenía la idea de que un libro de viajes era un intervalo glamoroso en la vida de un escritor serio», dijo después. Y luego: «La ficción, la exploración de nuestras circunstancias inmediatas, me había hecho avanzar un buen trecho de camino. Los viajes me llevarían más lejos».
La literatura de viajes
Así fue. En la crónica personal de sus viajes Naipaul encontró una nueva herramienta moral y estética, un instrumento con el cual interpretar el amplísimo mundo que comenzaba a desbordarse en su imaginación y que, de seguro, ya no cabía en sus novelas. Lo primero fueron aquellas colonias esclavistas, transformadas en The middle passage (1962); luego, en 1964, Naipaul publicó el resultado de un año de viajes por la India, el país de sus antepasados, el país al que nunca había ido hasta ese momento: An area of darkness. Se trata, aún hoy, de un estudio de lucidez incomparable; se trata también del texto que dio a Naipaul su difícil reputación de intelectual paternalista. En él, las múltiples formas de la discriminación, de la pobreza, de la calamidad india son puestas bajo el microscopio, son despojadas del romanticismo de Edward Forster o de Rudyard Kipling en la misma lengua de Forster o de Kipling: eso en sí fue revolucionario.
A partir de ese momento, el viaje y la escritura del viaje constituyeron la principal disciplina de Naipaul. Su novela En un estado libre ganó el premio Booker en 1971, y al año siguiente apareció la colección de ensayos The overcrowded barracoon: entre la ficción y el ensayo, Naipaul se movió con la misma dureza moral y la misma elegancia estilística. India: a wounded civilization (1977) es un intenso estudio de uno de los acontecimientos que han marcado la India contemporánea: el estado de emergencia declarado por Indira Gandhi a principios de los años setenta. Luego vinieron Sudamérica, África, Irán, Malasia y Pakistán.
Movido por el afán de entender y por una curiosidad voluntariosa pero honesta, Naipaul comenzó a contar el mundo como ninguno de sus contemporáneos, y, de paso, a cuestionar la hegemonía de la novela como método de conocimiento o, simplemente, como género literario reinante. «En tanto que forma, es ahora lo suficientemente común, y lo suficientemente limitada, como para ser enseñable», escribió. Entre los creyentes (1981) resultó ser una incursión feroz en el mundo del islam árabe; diecisiete años más tarde, Beyond belief, la crónica de sus viajes por los países no árabes de religión islámica, cerró el ciclo. Ambos libros relatan un cuadro total de fundamentalismo, de violencia íntima y también pública, de gentes y lugares al borde de la tragedia.
La etapa autobiográfica
Luego de la magistral novela -y controvertida: para Paul Theroux no fue más que un gigantesco fracaso- El enigma de la llegada (1987), Naipaul fue hecho caballero del Imperio Británico. Nadie puede saber cómo recibió sir Vidia ese honor; de él se ha dicho que ha querido ser más británico que los británicos, y se le ha acusado de occidentalizante, ese curioso neologismo, y de repudiar sus raíces. El enigma de la llegada cuenta la historia de un joven caribeño que llega a Inglaterra y se va transformando, poco a poco, en un escritor. El narrador y personaje (la novela es arduamente autobiográfica) emerge de sus trescientas páginas casi invulnerable.
La entrega del Premio Nobel de Literatura a Naipaul coincidió con la publicación de su novela Half a life (2001). Desde hacía varios años, su nombre entraba y salía de las listas preliminares. Se habló de universalidad, de cosmopolitismo, de escritura global como argumentos para la decisión de la Academia Sueca. Naipaul, desde su casa de Wiltshire, se limitó a manifestar su contento. «El descubrimiento de todo relato es moral», dijo alguna vez; en sus libros está la constancia de ese descubrimiento. Ésta, y no otra, es la más profunda satisfacción de su lectura.
17 DE AGOSTO DE 1881 NACE:
OLIVERIO GIRONDO
(Buenos Aires, 1881 - 1967) Poeta argentino que revolucionó la estética de su país, a través de una obra que incorporó las principales corrientes vanguardistas. Figura central de la renovación literaria de los años veinte y treinta, fue uno de los jóvenes miembros de la vanguardia poética argentina, junto a Jorge Luis Borges y Raúl González Tuñón. Si todos ellos asumían una idéntica postura en cuanto a la necesidad de romper con la tradición (que veían encarnada en la obra de Leopoldo Lugones), en el caso de Girondo esa necesidad cobraba una fuerza que lo llevó a distanciarse nítidamente de las convenciones impuestas por el uso y aceptadas por el público.

Oliverio Girondo
Oliverio Girondo nació y vivió su primera infancia en Buenos Aires, pero luego viajó periódicamente a Europa. Aunque se graduó como abogado, sus inquietudes artísticas y literarias lo desviaron de esa profesión. En 1911 fundó con un grupo de amigos el periódico Comoedia, de escasa duración. En Europa tomó contacto con los movimientos de posguerra, como el cubismo y el dadaísmo. Emprendió en 1926 una gira intercontinental llevando la representación de las revistas Martín Fierro, Proa, Valoraciones, Noticias Literarias e Inicial, para establecer relación entre los movimientos innovadores de habla hispánica. En 1943 se casó con la escritora Norah Lange.
Girondo defendió la autonomía plena del lenguaje (rechazando ataduras que lo ligaran a sus funciones convencionales) para tratar de transmitir la pura esencialidad de la invención poética. Ese gesto de permanente desafío a la inercia y a la inmovilidad es acaso el que mejor caracterizó la personalidad del autor y su vocación por sobrepasar los límites de lo manifestable.
En sus libros Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922), Calcomanías(1925) y Espantapájaros (1933) demostró su maestría en el manejo de la metáfora y confianza absoluta (siguiendo en esto los postulados del ultraísmo) en el poder de la imagen poética para alcanzar la esencia de las cosas. Especialmente dotado para la experimentación con el lenguaje, Girondo poseyó una destreza singular en el manejo de la ironía. En tales obras reafirmó su actitud de irreverencia moral y estética, su sentido del humor y su óptica desquiciadora del lugar común.
Sus poemas son emblemáticos de la nueva sensibilidad estética, que se caracterizaba por la búsqueda incesante de nuevos ángulos desde donde abordar la realidad, desde la más sublime a la más cotidiana. Así, la ciudades y los paisajes que con insistencia aparecen en sus textos son vistos a través de una lente que construye combinaciones inéditas entre los objetos, señalando lo que la mirada común no percibe y sólo la estratégica posición del ojo poético logra descubrir y nombrar.
Posteriormente publicó Plenilunio (1937), Persuasión de los días (1942) y Campo nuestro (1946). Su última obra, En la masmédula (1954), es acaso la más audaz de todas por el caos verbal y alucinatorio que propone. En 1961 fue atropellado por un automóvil que lo dejó inválido.

17 DE AGOSTO DE 1850 MUERE: DON JOSÉ DE SAN MARTÍN


17 DE AGOSTO DE 1850 MUERE:
DON JOSÉ DE SAN MARTÍN

(José Francisco de San Martín y Matorras; Yapeyú, hoy San Martín, Corrientes, Argentina, 1778 - Boulogne-sur-Mer, Francia, 1850) Héroe de la independencia americana, libertador de Chile y Perú.
La singularidad del perfil heroico de José de San Martín viene dada, más que por sus hazañas exteriores, por la grandeza interior de su carácter. Pocos hombres públicos pueden exhibir una trayectoria tan limpia en la historia de América: habiendo alcanzado la máxima gloria militar en las batallas más decisivas, renunció luego con obstinada coherencia a asumir el poder político, conformándose con ganar para los pueblos hispanoamericanos la anhelada libertad por la que luchaban.

Sus campañas militares cambiaron el signo de la historia americana durante el proceso de descolonización acaecido a principios del siglo XIX. A su lucidez estratégica se deben los planteamientos militares que llevarían a la independencia de Chile y de Perú, centro neurálgico del poderío español cuya caída conduciría a la de todo el continente. Si luego dejó en manos menos nobles las extenuantes guerras civiles y partidistas que acabaron por malbaratar los más bellos sueños de los patriotas, fue por esa misma pureza y rectitud de principios. Achacoso, postergado y ciego, San Martín moriría decentemente en su cama, en un remoto rincón de Francia, cargado de honores y exonerado de toda responsabilidad sobre el destino tortuoso de aquellas amadas tierras cuya independencia había ganado con el valor de su sable.
Biografía

Hijo de Juan de San Martín, teniente gobernador de Corrientes, y de Gregoria Matorras, el pequeño José Francisco se crió en el seno de una familia española que no tardó en preferir volver a su país a quedarse en aquellos turbulentos estados coloniales. En 1784 pasó con su familia a España; en 1787 ingresó en el Seminario de Nobles de Madrid, donde aprendió retórica, matemáticas, geografía, ciencias naturales, francés, latín, dibujo y música.
Dos años después pidió y obtuvo el ingreso como cadete en el Regimiento de Murcia. Fue éste el origen de una brillante y vertiginosa carrera militar que tendría su bautismo de fuego en el sitio de Orán (1791), en la campaña de Melilla; trece años tenía entonces el futuro libertador.

José de San Martín (detalle de un retrato de François Joseph Navez, c. 1824)

Más tarde intervino en las guerras del Rosellón (1793) y de las Naranjas (1801), mereciendo sucesivos ascensos por su actuación; en 1803 era ya capitán de infantería en el regimiento de voluntarios de Campo Mayor. Cuando la invasión napoleónica de la península dio lugar a la Guerra de la Independencia Española (1808-1814), su arrojo contra los invasores franceses en la batalla de Bailén (1808) le valdría ser nombrado teniente coronel de caballería.

La emancipación de América

Tras esta fulgurante carrera en el ejército español, y poco después de estallar la revolución emancipadora en América, San Martín, que había mantenido contactos con las logias masónicas que simpatizaban con el movimiento independentista, reorientó su vida hacia la causa emancipadora. El sentimiento de su identidad americana y su ideario liberal, desarrollado en el clima espiritual surgido tras la Revolución Francesa y en la lectura de los enciclopedistas e ilustrados franceses y españoles, lo determinaron a contribuir a la libertad de su patria.
Inició así una nueva etapa de su vida que lo convertiría, junto con Simón Bolívar, en una de las personalidades más destacadas de la guerra de emancipación americana. Solicitó la baja en el ejército español y marchó primero a Londres (1811), donde permaneció casi cuatro meses. Allí asistió a las sesiones de la Gran Reunión Americana, fundada por Francisco de Miranda, que fue la organización madre de varias otras esparcidas por América con idénticos fines: la independencia y organización de los pueblos americanos.
Desde Inglaterra se embarcó hacia Buenos Aires (1812), donde esperaba que su experiencia militar en numerosas batallas le permitiese rendir excelentes servicios al ideal que animaba a su país. A causa de sus veintidós años de servicio en el ejército realista, no fue recibido con entusiasmo por los dirigentes; pero, ante la debilidad militar del movimiento patriota, la Junta gubernativa le confirmó en su rango de teniente coronel de caballería y le encomendó la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo, al frente del cual obtendría la victoria en el combate de San Lorenzo (3 de febrero de 1813).
El mismo año de su llegada había conocido en una tertulia política a la que sería su esposa y compañera, doña María Remedios de Escalada, con quien contrajo matrimonio enseguida, el 19 de septiembre, en la catedral porteña. En 1813 renunció a la jefatura del Ejército de Buenos Aires, y en 1814 aceptó sustituir aManuel Belgrano al frente del Ejército del Alto Perú, maltrecho por sus derrotas. El duro revés que Belgrano había sufrido en Vilcapugio y Ayohuma a manos de los realistas cerraba prácticamente las posibilidades de avanzar sobre Perú, al tiempo que hacía vulnerable esa frontera, cuya custodia encargó a Martín Miguel de Güemes, caudillo de Salta.

La gesta de los Andes

Incómodo ante las suspicacias bonaerenses, y de acuerdo con sus compañeros de la logia Lautaro, José de San Martín pensaba que todos los esfuerzos debían orientarse hacia la liberación de Perú, principal bastión realista en América. Bloqueada la ruta del Alto Perú (la actual Bolivia), empezó a madurar su plan de conquista de Perú desde Chile; con este objetivo obtuvo la gobernación de Cuyo, lo que le permitió establecerse en Mendoza (1814) y preparar desde allí su ofensiva.
Mientras tanto, en Chile, Bernardo O'Higgins y José Miguel Carrera habían unido sus fuerzas para sostener la estratégica ciudad de Rancagua; con su derrota a manos de los realistas finalizaba la intentona independentista chilena del periodo denominado la Patria Vieja (1810-1814). La caída de la Patria Vieja y la llegada a Mendoza de los refugiados chilenos complicó los planes de San Martín, que esperaba atacar Perú desde un Chile independiente y aliado; era prioritario, pues, liberar Chile.

San Martín y O'Higgins en la travesía de los Andes

San Martín decidió apoyarse en O'Higgins, con quien preparó el plan de invasión que sería aprobado por los gobiernos de Gervasio Antonio de Posadas y de Juan Martín de Pueyrredón. En Mendoza, durante tres años (1814-1817) y con pobres recursos, San Martín organizó pacientemente el ejército con la ayuda de la población de los Andes; a la empresa se sumó también con celo su esposa, doña Remedios, que entregó sus joyas para aliviar en algo las penurias de los patriotas. En 1816 esta abnegada mujer dio al general su única hija, Merceditas, que sería el bálsamo de San Martín en su solitaria vejez.

Finalmente, en 1817 inició la gran campaña que habría de dar un giro nuevo a la guerra, en el momento más difícil para la causa americana, cuando la insurrección estaba vencida en todas partes con excepción de la Argentina. Su objetivo era invadir Chile cruzando la cordillera de los Andes, y su realización, en sólo veinticuatro días, constituiría la mayor hazaña militar americana de todos los tiempos. Superadas las cumbres andinas, el 12 de febrero de 1817 derrotó al ejército realista al mando del general Marcó del Pont en la cuesta de Chacabuco, y el 14 entró en Santiago de Chile. La Asamblea constituida proclamó la independencia del país y le nombró director supremo, cargo que declinó en favor de O'Higgins.

La liberación de Perú

Pero esta gran hazaña de San Martín perseguía, como ya se ha indicado, una meta mucho más ambiciosa, y respondía a la estrategia continental del libertador. Desde esa perspectiva más amplia, la conquista de Chile era sólo un paso necesario: San Martín comprendió que para sacudir el yugo español del continente era preciso conseguir el dominio naval del Pacífico y la ocupación del virreinato del Perú, verdadero centro del poder realista. El mismo virrey peruano Pezuela consideró con lucidez la situación creada tras el cruce de los Andes y la batalla de Chacabuco, señalando que esta campaña "trastornó enteramente el estado de las cosas, dio a los disidentes puestos cómodos para dominar el Pacífico y cambió el teatro de la guerra para dominar el poder español en sus fundamentos."
A partir de este momento, los esfuerzos de San Martín se centraron en la organización de la gran escuadra que había de transportar a las tropas libertadoras a Perú. Viajó a Buenos Aires a fin de solicitar lo necesario para la campaña; sin embargo, lo que recibió fue la oferta de intervenir directamente en las disputas internas del país, cosa que rechazó.

El abrazo de Maipú (detalle de un cuadro de Pedro Subercaseaux)

A su regreso a Chile, las fuerzas patriotas fueron derrotadas en Cancha Rayada por el ejército realista de Osorio. San Martín reorganizó las desmoralizadas tropas criollas y venció a Osorio en los llanos de Maipú (5 de abril de 1818); al término de esta batalla, con la que quedaba asegurada la libertad chilena, tuvo lugar el célebre abrazo entre San Martín y O'Higgins. Aún después de destruidos los últimos focos de resistencia española, San Martín tuvo que vencer tremendos obstáculos: la falta de dinero, las diferencias políticas y la rivalidad y envidia de sus enemigos; pero los muchos meses dedicados a la organización de la campaña de Perú acabarían dando su fruto.
Finalizados los preparativos, la escuadra zarpó de Valparaíso (Chile) el 20 de agosto de 1820, transportando un ejército de 4.500 hombres, y desembarcó en la playa de Paracas (cerca de Pisco, Perú) el 8 de septiembre. San Martín intentó una negociación con el virrey Pezuela, y luego con su sucesor, José de la Serna, con el que se entrevistó el 2 de junio de 1821: el libertador expuso allí su oferta de un arreglo pacífico, que incluía la independencia de Perú y la implantación de un régimen monárquico con un rey español, ofreciendo a La Serna la regencia interina. Fracasadas las negociaciones, San Martín ocupó Lima y proclamó solemnemente la independencia (28 de julio), pese a que el ejército realista aún controlaba gran parte del territorio virreinal.

San Martín desembarca en Paracas (1820)

Nombrado Protector de Perú, mientras enviados suyos gestionaban en las Cortes europeas el establecimiento de una monarquía, la incertidumbre de su situación militar contrastaba con la consolidación de Simón Bolívar en la Gran Colombia y la total liberación de Quito tras la Batalla de Pichincha. Hostilizado por los españoles que se habían hecho fuertes en las montañas, con su ejército desgastado por la prolongada campaña y con su poder minado por las disensiones entre los patriotas, San Martín hubo de sostener una lucha constante.
La ocupación de Guayaquil, ciudad reivindicada por Perú, fue el motivo inmediato de su célebre entrevista con Simón Bolívar (julio de 1822), en la que había de tratarse el futuro del continente y cuyo contenido exacto es aún objeto de múltiples discusiones, pero que sin duda debió de desalentar a San Martín; nada más regresar a Lima, y ante la creciente oposición peruana a su política, convocó el Congreso y presentó la renuncia a su cargo de Protector (20 de septiembre de 1822), dos años antes de que la victoria de Ayacucho pusiera fin definitivamente a la dominación española en Perú y en todo el continente.

El retiro

San Martín había decidido retirarse; consideraba cumplido su deber de liberar a los pueblos y no quiso participar en las luchas intestinas por el poder. En octubre de 1822 llegó a Chile; en verano de 1823 cruzó los Andes y pasó a Mendoza con la idea de establecerse allí, apartado de la vida pública. Pero las muchas críticas adversas que le atribuían aspiraciones de mando y el fallecimiento de su esposa lo determinaron a partir en febrero de 1824 rumbo a Europa, acompañado por su hija Merceditas, que en esa época tenía siete años.
Residió un tiempo en Gran Bretaña y de allí se trasladó a Bruselas (Bélgica), donde vivió modestamente; su menguada renta apenas le alcanzaba para pagar el colegio de Mercedes. Hacia 1827 se deterioró su salud, resentida por el reumatismo, y su situación económica: las rentas apenas le llegaban para su manutención. Durante esos años en Europa arrastró además una incurable nostalgia de su patria.

José de San Martín en una imagen de 1848

Su última tentativa de regreso tuvo lugar en 1829. Dos años antes había ofrecido sus servicios a las autoridades argentinas para la guerra contra el Imperio brasileño; en esta ocasión, embarcó hacia Buenos Aires con la intención de mediar en el devastador conflicto entre federalistas y centralistas. Sin embargo, al llegar encontró su patria en tal grado de descomposición por las luchas fraticidas que desistió de su intento, y, pese a los requerimientos de algunos amigos, no puso pie en la añorada costa argentina.
Regresó a Bélgica y en 1831 pasó a París, donde residió junto al Sena, en la finca de Grand-Bourg. Gracias a la solicitud de su pródigo amigo don Alejandro Aguado, compañero de armas en España, pudo pasar el postrero tramo de su vida sin vergonzosas estrecheces. En 1848 se instaló en su definitiva residencia de Boulogne-sur-Mer (Francia), donde moriría en 1850.


jueves, 11 de agosto de 2016

11 DE AGOSTO DE 1932 NACE:
FERNANDO ARRABAL
(Fernando Arrabal Terán; Melilla, 1932) Dramaturgo y novelista español. Residió en Melilla (hasta 1939), en Ciudad Rodrigo (hasta 1946) y en Madrid (hasta 1955). Abandonó España "por motivos de libertad", decisión reafirmada en 1958 al fracasar el estreno de Los Hombres del triciclo.

Fernando Arrabal
En París (su residencia permanente) fundó en 1961 con otros jóvenes el movimiento "pánico", con influencias de Tristan Tzara y el dadaísmo y estimulado también por André Breton. Conoció a la que luego sería su mujer y traductora, Luce Moreau, y estrenó Pique-Nique en Campagne (1959), dirigida por Jean Marie Serrau. Ese mismo año obtuvo una beca que lo llevó a Estados Unidos, ocasión que aprovechó para recorrer casi todo el país. Cuando volvió a Francia, su obra se consolidó en primera línea de las vanguardias.
Su teatro, encuadrado en la tendencia del absurdo, asume la mirada del niño (ajena a toda racionalización) y concibe el escenario como centro de confusión, terror, euforia, caos, pero también culto de la felicidad y rechazo de toda ley moral. A través de sus estrenos y su publicación en París el teatro de Fernando Arrabal alcanzó renombre universal.
Ya en sus primeras obras elige universos circulares o espacialmente cerrados; así en Los dos verdugos (Les deux bourreaux, 1956) y en El cementerio de automóviles(Le cimetière des voitures, 1957). Con el acopio de elementos surrealistas, las bases de su teatro se desarrollan en una búsqueda formal, tanto por lo que respecta al tratamiento del espacio escénico como al trabajo expresivo del gesto: Ceremonia para un negro asesinado (Cerémonie pour un noir assassiné), El arquitecto y el emperador de Asiria (L'architecte et l'empereur d'Assyrie, 1966) y Oye, patria, mi aflicción (1977) cuentan entre sus títulos más significativos.
Paralelamente, Fernando Arrabal ha desarrollado una labor como cineasta; a menudo, al igual que en su teatro, se inspira, con virulenta iconoclastia, en sus obsesiones españolas. Se inicia su filmografía con Viva la muerte (1970) y continúa con Iré como un caballo loco (1973), El árbol de Guernica (1976) y La odisea del Pacífico (1980). Por último, mencionemos su obra de narrador, marcada asimismo por una voluntad experimental y provocadora: las novelas Baal Babylone (1959),Arrabal celebrando la ceremonia de la confusión (1966), La torre herida por el rayo, que fue galardonada con el premio Nadal 1983 y La virgen roja (1986).
De entre sus últimas obras teatrales cabe citar Breviario de amor de un halterófilo(1987); La travesía del Imperio (1988); La extravagante cruzada de un revolucionario obeso (1989); Róbame un billoncito (1990) y La carga de los centauros (1990). El Teatro completo, publicado en dos volúmenes, vio la luz durante el bienio 1997-1998. Por otra parte, entre sus novelas más recientes destacan La hija de King Kong (1988); La extravagante cruzada de un castrado enamorado (1990); El mono, o enganchado al caballo (1994) y Ceremonia por un teniente abandonado (1998).
En la década de los noventa ha publicado también un volumen de poemas titulado Arrabalesques (1994) y varios ensayos tales como La dudosa luz del día (1994), galardonado con el Premio Espasa de Ensayo; Carta al rey de España (1995) y Un esclavo llamado Cervantes (1996), que ofrece una visión desmitificadora del autor del Quijote.
11 DE AGOSTO DE 1903 NACE:
ÁNXEL FOLE
(Ánxel Fole Sánchez; Lugo, 1903 - 1986) Narrador y dramaturgo español en lengua gallega. Perteneciente, junto a Álvaro Cunqueiro y Rafael Dieste, a una generación de escritores gallegos formados antes de la Guerra Civil, Fole no optó por exiliarse tras la guerra y se vio sometido a un total ostracismo interior.

Ánxel Fole
Inició estudios de filosofía y letras y derecho en Valladolid y Madrid, pero abandonó ambas carreras. Comenzó a publicar en el periódico de Lugo La Provincia (1927) y colaboró posteriormente en El Pueblo Gallego, en el que aparecería su primer artículo en gallego (1934) e inició su serie periodística Andar y ver. Durante la II República intervino en política; fue vicepresidente de la Agrupación de Lugo del Partido Republicano y militó más tarde en el Partido Galleguista. En esa misma época dirigió la página literaria de Guión, escribió en Resol y fundó Yunque, revistas desaparecidas al comienzo de la Guerra Civil (1936-1939).
En 1943 firmó en El Progreso con el pseudónimo Neumandro, que utilizó desde entonces. Colaboró en La Hoja del Lunes de Lugo, en La Noche de Santiago de Compostela (La Coruña) y en El Faro de Vigo (Vigo, Pontevedra). Esporádicamente publicó artículos en las revistas gallegas Grial, Vida Gallega, Chau y Teima. Fue miembro de la Real Academia Gallega.
Aunque también cultivó el teatro (Pauto do demo, 'Pacto con el diablo', de 1955), la mayor parte de la obra de Ánxel Fole se compone de relatos y novelas cortas: A lus del candil ('A la luz del candil', 1953), Contos da néboa (1975), Historias que ninguem cre (1985) y Tierra áspera. Partiendo de las tradiciones orales de la Galicia rural, creó ambientes de magia, misterio y sucesos sobrenaturales, con la imaginería típica de su tierra.
11 DE AGOSTO DE 1897 NACE:
ENYD BLYTON 
Escritora británica nacida en 1897 y muerta en 1968. Estudió magisterio y publicó su primer libro de poemas Child Whispers en 1922, pero no comenzó a escribir de manera constante hasta 1938. Escribió cuentos de hadas, libros de aventuras y series sobre sus personajes más famosos, Los Cinco y Los Siete. Publicó más de seiscientos libros, de los cuales la mitad continúa reeditándose en la actualidad. Se hizo muy popular entre los niños debido a su estilo amable, sus personajes y su sencillo vocabulario. Sus libros fueron bien aceptados durante los años treinta y cuarenta, y aunque se consideraban un mero entretenimiento, tras la posguerra intentaron prohibirlos. Posteriormente, encontraron menos oposición y fueron considerados útiles para desarrollar el gusto por la lectura en los niños y los jóvenes. Entre los autores de literatura infantil que eligieron pasar -por lo menos de una forma explícita- sobre el deseo de didactismo para distraer ante todo, cabe destacar el papel de esta escritora inglesa, que siempre pretendió coincidir con las necesidades espontáneas del niño.


El Club de los Cinco

El joven lector pide fundamentalmente a la novela de aventuras que le transporte a confines geográficos e históricos de nuestro mundo, y que le ponga en relación con seres excepcionales a quienes pueda admirar y con los que sentirse identificado; pero, al mismo tiempo se hace necesario dar al niño conocimientos científicos, técnicos, históricos, etc. Otra regla de oro de la literatura de los jóvenes es que éstos exigen a sus héroes que se comporten como adultos.

El Club de los Cinco, gracias a su título, al atractivo que ejercen los cuatro héroes acompañados de su perro y, sobre todo, al número de volúmenes publicados, es el auténtico dueño del mercado. Es aquí donde la autora conserva el tono infantil con más naturalidad que sus numerosos seguidores e imitadores. La atmósfera de prolongadas vacaciones es, por otro lado, un importante detalle a tener en cuenta en estas obras, que constituyen una especie de opio que se adapta bien a la edad de los consumidores. Un análisis serio de El Club de los Cinco, naturalmente en su lengua original y no en las versiones edulcoradas que ofrecen otros idiomas, permite comprender que los países que poseen esta tradición de literatura infantil manifiestan siempre mayor comprensión de las necesidades de la fantasía infantil y, por ello mismo, mayor vitalidad. De hecho, es fácil ver que de ahí precisamente es de dónde proviene toda esta literatura de evasión, reflejada en el fenómeno de El Club de los Cinco, pero que sabe conservar su principal mérito: la ausencia total de pretensión literaria.
De aquí surge el fenómeno de la serie; en general podríamos hablar de una serie literaria -peo también puede ser televisiva, cinematográfica, periodística, etc.- como de un fenómeno basado en un esquema extremadamente pobre, aunque no por eso reduce sus posibilidades de éxito. A pesar de sus manifiestas carencias, en los últimos años asistimos a un crecimiento progresivo de las series. En Francia todavía son tímidas, y no hacen sino dar los primeros pasos frente al fenómeno Enyd Blyton, pero en otros países, concretamente los latinos, no hay un equivalente de este género; sin embargo, se perpetúa felizmente en los Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y los países escandinavos, con autores como Elizabeth Enrigth, Anthony Buckeridge, Henri Winterfield y Harry Kullmann. En el caso que nos ocupa -el de Enyd Blyton-, y hay que limitarlo a las dimensiones psicológicas del mundo infantil, se trata de un grupo de niños -la literatura infantil generalmente no admite el héroe solitario- que vive, de libro en libro, una aventura de tipo policial basada en un enigma, normalmente muy simple, y que lleva implícitos o explícitos todos aquellos motivos que causan impacto en la imaginación: la agresión, bajo la forma de robo o de desaparición; la búsqueda, la prueba, el desenmascaramiento. Y, sin embargo, las series se multiplican.

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