viernes, 12 de diciembre de 2014

YALAL AL-DIN RUMI
Salomón y Azrael


Un hombre vino muy temprano a presentarse en el palacio del profeta Salomón, con el rostro pálido y los labios descoloridos.
Salomón le preguntó:

-¿Por qué estás en ese estado?

Y el hombre le respondió:

-Azrael, el ángel de la muerte, me ha dirigido una mirada impresionante, llena de cólera. ¡Manda al viento, por favor te lo suplico, que me lleve a la India para poner a salvo mi cuerpo y mi alma!

Salomón mandó, pues, al viento que hiciera lo que pedía el hombre. Y, al día siguiente, el profeta preguntó a Azrael:

-¿Por qué has echado una mirada tan inquietante a ese hombre, que es un fiel? Le has causado tanto miedo que ha abandonado su patria.

Azrael respondió:

-Ha interpretado mal mi mirada. No lo miré con cólera, sino con asombro. Dios, en efecto, me había ordenado que fuese a tomar su vida en la India, y me dije: ¿Cómo podría, a menos que tuviese alas, trasladarse a la India?

FIN
QUINO

MIYÓ VESTRINI
Zanahoria rallada.

El primer suicidio es único.

Siempre te preguntan si fue un accidente

o un firme propósito de morir.

Te pasan un tubo por la nariz,

con fuerza,

para que duela

y aprendas a no perturbar al prójimo.

Cuando comienzas a explicar que

la-muerte-en-realidad-te parecía-la-única-salida

o que lo haces

para-joder-a-tu-marido-y-a-tu-familia,

ya te han dado la espalda

y están mirando el tubo transparente

por el que desfila tu última cena.

Apuestan si son fideos o arroz chino.

El médico de guardia se muestra intransigente:

es zanahoria rallada.

Asco, dice la enfermera bembona.

Me despacharon furiosos,

porque ninguno ganó la apuesta.

El suero bajó aprisa

y en diez minutos,

ya estaba de vuelta a casa.

No hubo espacio donde llorar,

ni tiempo para sentir frío y temor.

La gente no se ocupa de la muerte por exceso de amor.

Cosas de niños,

dicen,

como si los niños se suicidaran a diario.

Busqué a Hammett en la página precisa:

nunca diré una palabra sobre tu vida

en ningún libro,

si puedo evitarlo.
RAINER MARIA RILKE
Todos cuantos te buscan te tientan…

Todos cuantos te buscan te tientan.
Y quienes te encuentran te atan
al gesto ya la imagen.

Yo en cambio quiero comprenderte
como te comprende la tierra;
con mi madurar
madura tu reino.

No quiero de ti vanidad alguna
que te demuestre.

Sé que el tiempo
no se llama como tú.

No hagas por mí milagros.
Da la razón a tus leyes
que de generación en generación
se tornan más visibles.

12 DE DICIEMBRE DE 1821 NACE GUSTAVE FLAUBERT

12 DE DICIEMBRE DE 1821 NACE
GUSTAVE FLAUBERT
(Ruán, Francia, 1821 - Croisset, id., 1880) Escritor francés. Hijo de un médico, la precoz pasión de Gustave Flaubert por la literatura queda patente en la pequeña revista literaria Colibrí, que redactaba íntegramente, y en la que de una manera un tanto difusa, pero sorprendente se reconocen los temas que desarrollaría el escritor adulto.

Estudió derecho en París, donde conoció a Maxime du Camp, cuya amistad conservó toda la vida, y junto al que realizó un viaje a pie por las regiones de Turena, Bretaña y Normandía. A este viaje siguió otro, más importante (1849-1851), a Egipto, Asia Menor, Turquía, Grecia e Italia, cuyos recuerdos le servirían más adelante para su novela Salambó.

Excepto durante sus viajes, Gustave Flaubert pasó toda su vida en su propiedad de Croisset, entregado a su labor de escritor. Entre 1847 y 1856 mantuvo una relación inestable pero apasionada con la poetisa Louise Colet, aunque su gran amor fue sin duda Elisa Schlésinger, quien le inspiró el personaje de Marie Arnoux de La educación sentimental y que nunca llegó a ser su amante.
Los viajes desempeñaron un papel importante en su aprendizaje como novelista, dado el valor que concedía a la observación de la realidad. Flaubert no dejaba nada en sus obras a merced de la pura inspiración, antes bien, trabajaba con empeño y precisión el estilo de su prosa, desterrando cualquier lirismo, y movilizaba una energía extraordinaria en la concepción de sus obras, en las que no deseaba nada que no fuera real; ahora bien, esa realidad debía tener la belleza de la irrealidad, de modo que tampoco le interesaba dejar traslucir en su escritura la experiencia personal que la alimentaba, ni se permitía verter opiniones propias.

Su voluntad púdica y firme de permanecer oculto en el texto, estar («como Dios») en todas partes y en ninguna, explica el esfuerzo enorme de preparación que le supuso cada una de sus obras (no consideró publicable La tentación de san Antonio hasta haberla reescrito tres veces), en las que nada se enunciaba sin estar previamente controlado. Las profundas investigaciones eruditas que llevó a cabo para escribir su novela Salambó, por ejemplo, tuvieron que ser completadas con otro viaje al norte de África.

Su primera gran novela publicada, y para muchos su obra maestra, es Madame Bovary (1856), cuya protagonista, una mujer mal casada que es víctima de sus propios sueños románticos, representa, a pesar de su propia mediocridad, toda la frustración que, según Flaubert, había producido el siglo XIX, siglo que él odiaba por identificarlo con la mezquindad y la estupidez que a su juicio caracterizaba a la burguesía.

De esa misma sátira de su tiempo participa toda su producción, incluido un brillante, aunque inacabado, Diccionario de los lugares comunes. La publicación de Madame Bovary, que supuso su rápida consagración literaria, le creó también serios problemas. Atacado por los moralistas, que condenaban el trato que daba al tema del adulterio, fue incluso sometido a juicio, lo cual lo decidió emprender a un proyecto fantasioso y barroco, lo más alejado posible de su realidad: Salambó, que relataba el amor imposible entre una princesa y un mercenario bárbaro en la antigua Cartago.

Su siguiente gran obra, La educación sentimental (1869), fue, en cambio, la más cercana a su propia experiencia, pues se proponía describir las esperanzas y decepciones de la generación de la revolución de 1848. Su última gran obra, Bouvard y Pécuchet, que quedaría inconclusa a su muerte, es una sátira a la vez terrible y tierna del ideal de conocimiento de la Ilustración.

La abundancia de los trabajos que posteriormente se han dedicado a Gustave Flaubert, y en particular a su estilo, confirma el papel central que desempeñó en la evolución del género novelístico hasta la mitad del siglo XX.

12 DE DICIEMBRE DE 1961 MUERE SANTIAGO NUDELMAN

12 DE DICIEMBRE DE 1961 MUERE
SANTIAGO NUDELMAN
Muere en Buenos Aires el doctor Santiago Nudelman
Político, escritor, periodista, abogado, médico legista, diputado nacional por la Unión Cívica Radical, director del diario Crítica, fue autor de "Psicopatología de la dictadura", "Problemas de la independencia", "El radicalismo al servicio de la libertad", "Educación y cultura", "Locura moral", "Los derechos en la dignidad humana", "El timo en el niño", etc. Había nacido en Buenos Aires el 3 de agosto de 1904.

12 DE DICIEMBRE DE 1998 MUERE MARCO DENEVI

12 DE DICIEMBRE DE 1998 MUERE
MARCO DENEVI

(Sáenz Peña, 1922 - Buenos Aires, 1998) Novelista y dramaturgo argentino que alcanzó reconocimiento internacional con obras como Rosaura a las diez (1955) y Ceremonia secreta (1960), relatos a la vez realistas y metafísicos. Nacido en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, desde pequeño sintió una fuerte vocación por la música; hijo de un inmigrante que supo transmitirle la voluntad de trabajo, su padre también lo inició en las obras de Robert Louis Stevenson, A. Dumas y Benito Pérez Galdós. Se graduó como abogado y trabajó en el área legal de un organismo público.
Marco Denevi
Su primera novela, Rosaura a las diez, obtuvo el Premio Kraft en 1955. En ella Marco Denevi retrató personajes sórdidos, como el protagonista, Camilo Canegato, y describió el fracaso con sutileza y eficacia. Se trata de una trama policiaca en la que cada protagonista narra la misma historia desde su punto de vista, y que fue llevada al cine por Mario Soffici.

En Ceremonia secreta (1960), su segunda novela, Marco Denevi construye un ámbito asfixiante para abordar los conflictos de identidad. Premiada por la revista Life en español, fue traducida a varios idiomas y llevada al cine por Joseph Losey. En 1962 recibió el premio Argentores.

Sus obras de teatro dieron primacía al análisis psicológico de los personajes. Como dramaturgo escribió Los expedientes (1957, Premio Nacional de Teatro), El emperador de la China (1959), El cuarto de la noche (1962) y Cuando el perro del ángel no ladra, pero luego abandonó el género. Se incorporó a la Academia Argentina de las Letras y a partir de 1980 practicó el periodismo político desde las páginas del diario La Nación.

Otras títulos suyos son Falsificaciones (1966), Un pequeño café (1967), Manual de historia (1985), Enciclopedia secreta de una familia argentina (1986), Hierba del cielo y Música de amor perdido (ambas de 1991), El jardín de las delicias (1992) y El amor es un pájaro rebelde (1993). Escribió guiones de cine y televisión, pero se sentía particularmente satisfecho del periodismo. En 1980 se publicaron sus Obras Completas.

ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...