24 DE FEBRERO DE 1837 NACE :
ROSALÍA DE CASTRO
(Santiago de Compostela, España, 1837 - Padrón, id., 1885) Escritora española en lenguas castellana y gallega. Perteneciente por línea materna a una familia noble, su adolescencia estuvo dominada por una profunda crisis debida al descubrimiento de su condición de hija ilegítima de un sacerdote, y por una delicada salud, que jamás mejoró.
Su primer libro, La flor, se publicó en Madrid en 1857 y recibió elogiosas críticas de Manuel Martínez Murguía, crítico destacado del Renacimiento gallego, con quien Rosalía de Castro contrajo matrimonio al año siguiente. Vivió en medio de constantes penurias económicas, dedicada a su hogar y a sus hijos; la muerte de su madre y la de uno de sus hijos fueron dos duros golpes para ella.
A esta amarga experiencia se refiere su primera obra de madurez, el libro de poemas A mi madre (1863), al cual siguieron los Cantares gallegos (1863), canto a su Galicia rural, lleno de añoranza y denuncia ante la explotación de los segadores por parte de Castilla. Con Cantares gallegos, escrito íntegramente en lengua gallega, dio comienzo el renacimiento poético en esa lengua.
Regresó después a la novela con Ruinas (1866), historia de tres mujeres ejemplares y desdichadas en el seno de un ambiente moderno que perciben como ajeno. Un año después se publicó su obra narrativa más conseguida, El caballero de las botas azules (1867), novela misteriosa y fantástica que conecta con lo mejor de su labor lírica.
En 1880 apareció su segundo libro en gallego, las Follas novas, expresión angustiada e intimista sobre la muerte y la soledad del ser humano. Cierran su producción literaria la novela El primer loco (1881) y el poemario en lengua castellana En las orillas del Sar (1885); este último continúa la línea de meditación metafísica iniciada con Follas novas, si bien acentuando esta vez el sentimiento religioso.
La obra de Rosalía, que se mueve entre una preocupación de tipo social por las duras condiciones de los pescadores y los campesinos gallegos y otra de carácter metafísico que la sitúa dentro de la literatura existencial, se ha equiparado a la de Gustavo Adolfo Bécquer en tanto que representante tardía del Romanticismo español, si bien esta relación viene más por la comunidad de fuentes literarias que por una real afinidad de actitud literaria y vital.
Su poesía, en particular, denota ansiedad, una inquietud angustiada ante extraños presentimientos que se perciben como propios en el más cercano entorno. Asimismo, su dolorosa sensibilidad proyectó un conjunto de magníficas visiones del paisaje gallego en las que predomina una atmósfera gris de tristeza indefinible. Esa sensibilidad fue la que transportó una concepción de la naturaleza como la de una realidad animada, misteriosa, y cuyos signos más visibles hablan de una vida doliente.