19 DE ENERO DE 1851 MUERE
ESTEBAN ECHEVERRÍA
(José
Esteban Echeverría; Buenos Aires, 1805 - Montevideo, 1851) Escritor
argentino, una de las figuras fundamentales del romanticismo argentino e
hispanoamericano. Hijo de español y criolla, quedó huérfano de padre a
temprana edad. Confesó luego haber llevado una vida disipada entre los
quince y los dieciocho años, pero fue buen alumno en el estricto Colegio
de Ciencias Morales hasta 1823, cuando lo abandonó para dedicarse al
comercio.
Esteban Echeverría
Entre
los años 1826 y 1830, el joven Echeverría, becado por el gobierno de
Rivadavia para formarse profesionalmente en París, tuvo la oportunidad
de observar de cerca el auge del movimiento romántico francés, llegado
de Alemania a principios del siglo XIX de la mano del vizconde de
Chateaubriand y de Madame de Staël. No era ajeno a esta nueva tendencia
artística y literaria un sesgo utópico, de carácter socialista y
liberal, que se enriquecía con el aporte de pensadores como Saint-Simon y
Gaston Leroux.
Las
notas salientes del romanticismo, como la exaltación del color local,
el estudio de la historia nacional o la búsqueda de un lenguaje propio
como elemento diferenciador de una cultura, no dejaron de llamar la
atención de Echeverría, quien las vio como un catálogo de principios
susceptibles de ser trasladados a la nueva realidad americana. En
efecto, tales principios estéticos y filosóficos parecían adecuarse a la
perfección a los ideales de la Revolución de 1810.
Ya
en Buenos Aires y con Rosas en el gobierno, Echeverría publicó de
manera anónima, en 1832, Elvira o la novia del Plata. Considerada como
la primera obra romántica de la América de habla castellana y una de las
primeras de la lengua, en ella se perciben algunas marcas del nuevo
ideario estético.
La
importancia de esta obra, así como la de sus siguientes libros (Los
consuelos, 1834, y Rimas, 1837, que contiene el célebre poema La
cautiva), reside más en sus temas y en la oportunidad de su tratamiento
que en la calidad literaria de sus versos. La cautiva es un extenso
poema de 2.142 versos divididos en nueve partes y un epílogo; cuenta la
historia del trágico destino de Brian, un soldado prisionero de los
indios, y de María, su mujer, cautiva en la misma toldería. Pero no son
las alternativas de su fuga penosa y fracasada lo que importa del poema,
sino la incorporación del paisaje nacional (en este caso, el desierto
argentino), el desarrollo de una temática local (las tolderías, los
malones, los cautivos) y la utilización de algunas acepciones
particulares del castellano hablado en la Argentina de la época.
Algunos
de los cantos de La cautiva fueron leídos, en el mismo año de su
publicación, en el Salón Literario que dirigía Marcos Sastre
(1809-1887). En efecto, en la Librería Argentina, propiedad de Sastre
(quien después destacaría como pedagogo y autor de una singular novela,
El temple argentino, publicada en 1848), se desarrolló en 1837 una serie
de reuniones, convocadas por Echeverría, para exponer y discutir temas
de índole política y literaria. Juan Bautista Alberdi, Juan María
Gutiérrez, Sastre y Echeverría fueron los más destacados y entusiastas
miembros del Salón.
El
progresivo cariz político de la actividad del Salón provocó su clausura
por parte del gobierno de Juan Manuel de Rosas. Pero algunos de los
contertulios siguieron reuniéndose en la clandestinidad, y en ese marco,
en junio de 1838, fue fundada la Asociación de Mayo, para la que
Echeverría redactó las Palabras simbólicas, también conocidas como Credo
o Creencia de la Joven Argentina. Se trata en realidad de un listado de
quince enunciados que resumen el espíritu de la nueva generación;
fueron aprobadas en agosto de ese mismo año, cuando la policía del
gobierno de Rosas ya había descubierto la actividad clandestina de la
Asociación de Mayo.
El
primero de enero de 1839, ya exiliado en Montevideo, Juan Bautista
Alberdi publicó el Credo de Echeverría en el periódico El Iniciador,
bajo el título de Código o declaración de los principios que constituyen
la creencia social de la República Argentina. Ese mismo año se
recrudeció la represión del gobierno de Rosas para con sus opositores
políticos, lo cual obligó a casi todos los miembros de la Asociación a
emprender el camino del destierro: Gutiérrez y Alberdi se marcharon a
Montevideo, y Echeverría a Colonia primero y a Montevideo después, donde
moriría años más tarde.
En
1846, Echeverría publicó en esa ciudad el Dogma socialista, desarrollo
doctrinario de las quince palabras del Credo. Su contenido se vincula al
ideario demócrata liberal, por lo que la palabra "socialista" del
título debe entenderse en el sentido de "social". Los románticos
rioplatenses (Echeverría, pero también Alberdi, Domingo Faustino
Sarmiento, José Mármol) iniciaron así la búsqueda de un sistema que
permitiera cerrar y superar la antinomia entre unitarios y federales, al
tiempo que luchaban contra el carácter autoritario del régimen rosista.
En esas coordenadas se incluyen tanto el Dogma socialista como las
Bases (1852) de Alberdi, el Facundo (1845) de Sarmiento y Amalia (1851)
de Mármol.
También
el célebre relato El matadero, de Echeverría (escrito entre 1838 y
1840, pero inédito hasta 1871, cuando Gutiérrez lo publicó en La Revista
del Río de la Plata), debe ser visto en esta perspectiva, ya que a
pesar de su consistente realismo es una alegoría sobre la violencia
larvada en todos los niveles de la sociedad bonaerense de entonces: tras
un planteamiento de apariencia costumbrista, se cuenta la historia de
un joven unitario torturado por los rosistas. Obra sin duda singular,
con ella se anticipó a modos de concepción, de realización y hasta de
forma que luego serían empleados por el realismo y el naturalismo
europeos. La obra de Esteban Echeverría puede resultar más relevante
desde el punto de vista político que desde el literario; sin embargo, su
valor es insoslayable en la constitución de la literatura argentina.