jueves, 31 de diciembre de 2015


PEDRO B. PALACIOS

(ALMAFUERTE)

¡Avanti!

Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.

Obsecación asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte...

¡Todos los incurables tienen cura
cinco minutos antes de su muerte!

¡Più Avanti!

No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo,
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...

¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!


¡Molto Più Avanti!

Los que viertan sus lágrimas amantes
sobre las penas que no son sus penas;
los que olvidan el son de sus cadenas
para limar las de los otros antes;

los que van por el mundo delirantes
repartiendo su amor a manos llenas,
caen, bajo el peso de sus obras buenas,
sucios, enfermos, trágicos, sobrantes.

¡Ah! Nunca quieras remediar entuertos;
nunca sigas impulsos compasivos;
ten los garfios del Odio siempre activos
y los ojos del juez siempre despiertos...

¡y al hecharte en la caja de los muertos,
menosprecia los llantos de los vivos!

¡Molto Più Avanti Ancora!

Esta vida mendaz es un estrado
donde todo es estólido y fingido,
donde cada anfitrión guarda escondido
su verdadero ser tras el tocado:

No digas tu verdad ni al más amado,
no demuestres temor ni al más temido,
no creas que jamás te hayan querido
por más besos de amor que te hayan dado.

Mira cómo la nieve se deslíe
sin una queja de su labio yerto,
cómo ansía las nubes el desierto
sin que a ninguno su ansiedad confíe:

Maldice de los hombres, pero ríe;
vive la vida plena, pero muerto.

Moltíssimo Più Avanti Ancora!

Si en vez de las estúpidas panteras
y los férreos, estúpidos leones,
encerrasen dos flacos mocetones
en la frágil cárcel de las fieras:

No habrían de yacer noches enteras
en el blando pajar de sus colchones,
sin esperanzas ya, sin reacciones,
lo mismo que dos plácidos horteras;

Cual Napoleones pensativos, graves,
no como el tigre sanguinario y maula,
escrutarían palmo a palmo su aula,
buscando las rendijas, no las llaves...

¡Seas el que tú seas, ya lo sabes:
a escrutar las rendijas de tu jaula!



ALFONSINA STORNI

TU ME QUIERES BLANCA

Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.

Resultado de imagen para tu me quieres blanca
ANTONIN ARTAUD

JUNTO A MI , EL DIOS-PERRO

Junto a mí, el dios-perro, y su lengua
atravesando como una flecha la costra
del doble cráneo abovedado
de la tierra que lo escuece.

He aquí el triángulo de agua
caminando con su paso de chinche,
pero que bajo la chinche ardiente
se da vuelta como un cuchillo.

Bajo los senos de la tierra odiosa
la perra-dios se ha retirado,
senos de tierra y de agua helada
que hacen pudrir su lengua hueca.

He aquí la virgen-del-martillo,
para moler los sótanos de tierra
cuyo horrible nivel el cráneo
del perro estelar siente subir.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

JOSÉ SARAMAGO

Acerca de la inmigración en el estrecho de Gibraltar

Que tire la primera piedra quien nunca haya tenido manchas de emigración en su árbol genealógico... Así como en la fábula del lobo malo que acusaba al inocente cordero de enturbiar el agua del arroyo de donde ambos bebían, si tú no emigraste, emigró tu padre, y si tu padre no necesitó mudar de sitio fue porque tu abuelo, antes, no tuvo otro remedio que ir, cargando la vida sobre la espalda, en busca de la comida que su propia tierra le negaba. Muchos portugueses (¿y cuántos españoles?) murieron ahogados en el río Bidasoa cuando, noche oscura, intentaban alcanzar a nado la otra orilla, donde se decía que el paraíso de Francia comenzaba. Centenas de millares de portugueses (¿y cuántos españoles?) tuvieron que adentrarse en la llamada culta y civilizada Europa de allá de los Pirineos, en condiciones de trabajo infame y salarios indignos. Los que consiguieron soportar las violencias de siempre y las nuevas privaciones, los supervivientes, desorientados en medio de sociedades que los despreciaban y humillaban, perdidos en idiomas que no podían entender, fueron poco a poco construyendo, con renuncias y sacrificios casi heroicos, moneda a moneda, céntimo a céntimo, el futuro de sus descendientes. Algunos de esos hombres, algunas de esas mujeres no perdieron ni quisieron perder la memoria del tiempo en que padecieron todos los vejámenes del trabajo mal pagado y todas las amarguras del aislamiento social. Gracias sinceras les sean dadas por haber sido capaces de preservar el respeto que debían a su pasado. Otros muchos, la mayoría, cortaron los puentes que los unían a aquellas horas sombrías, se avergonzaron de haber sido ignorantes, pobres, a veces miserables, se comportaron como si la vida decente, para ellos, sólo hubiera comenzado verdaderamente y por fin el día felicísimo en que pudieron comprar su propio automóvil. Esos son los que estarán siempre dispuestos a tratar con idéntica crueldad e idéntico desprecio a los emigrantes que atraviesan ese otro Bidasoa más largo y más hondo que es el Estrecho de Gibraltar, donde los ahogados abundan y sirven de pasto a los peces, si la marea y el viento no prefirieron empujarlos a la playa, hasta que la guardia civil aparezca y se los lleve. A los supervivientes de los nuevos naufragios, a los que pusieron pie en tierra y no fueron expulsados, les espera el eterno calvario de la explotación, de la intolerancia, del racismo, del odio a la piel, de la sospecha, del envilecimiento moral. Aquel que antes fue explotado y perdió la memoria de haberlo sido, acabará explotando a otro. Aquel que antes fue despreciado y finge haberlo olvidado, refinará su propia capacidad de despreciar. Aquel a quien ayer humillaron, humillará hoy con más rencor. Y helos aquí, todos juntos, tirándole piedras a quien llega hasta esta orilla del Bidasoa, como si ellos nunca hubieran emigrado, o los padres, o los abuelos, como si nunca hubieran sufrido de hambre y desesperación, de angustia y de miedo. En verdad, en verdad os digo, hay ciertas maneras de ser feliz que son simplemente odiosas.
José Saramago Portugal, 1922
Premio Nobel de Literatura 1998

GERLILIBROS: WISLAWA SZYMBORSKABAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLAQue...

GERLILIBROS: WISLAWA SZYMBORSKA BAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLA Que...: WISLAWA SZYMBORSKA BAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLA Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad. Que me disculpe la necesidad, si ...
 WISLAWA SZYMBORSKA

BAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLA


WISLAWA SZYMBORSKA

BAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLA

Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos, cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas y que me esfuerce
después para que parezcan ligeras.

Wislawa Szymborska (Polonia, 1923-2012)
Premio Nobel de Literatura 1996

DINAH CRAIK UN SUEÑO DE MUERTE

DINAH CRAIK 
UN SUEÑO DE MUERTE
¿Hacia dónde navegaremos? ' - Así dijo, creí,
Una voz que sólo podría ser oída en sueños:
Y nos deslizamos sin mástil ni remos,
Un bote maravilloso sobre un espléndido mar.

De pronto la orilla se torció hacia una bahía,
Amplia, tranquila, con magníficas algas ondeando
Bajo el agua, como los pensamientos que se agitan
En el misterioso y profundo corazón de los poetas.

Tan quieta, tan justa, tan rosada en el alba
Dormía esa bahía brillante: aunque parecía respirar,
Tal vez del aire, o de las olas susurrantes,
O de aquella voz, tan cercana como la propia alma.

"Hubo un naufragio anoche". ¿Un naufragio? ¿entonces dónde
El buque, dónde la tripulación? - el mar que todo lo sepulta,
Sobre el cual no hay mandamientos ni crónicas,
Yace sobre ellos con su sonrisa de cristal.

"El naufragio ocurrió anoche". Mirando abajo,
Profundamente debajo de la superficie, advertimos
Los rostros sombríos con sus ojos abiertos
Hacia el amanecer que no podían ver.

Uno fue movido por las algas: otro se estremecía,
Los peces teñidos de rojo se deslizaban sobre su pecho;
Alguien, con el cabello flotando, se mecía silenciosamente
Sobre la aguda horquilla, como un niño.

"El naufragio ha sido" -dijo la voz melódica-
"Y todo está en paz. Los muertos, que, mientras dormíamos,
Lucharon por sus vidas, ahora descansan sin temer a la tormenta:
No lloremos sobre ellos cuando sonríen las olas".

Y navegamos sobre las arenas diamantinas,
Flores de mar brillantes, y caras blancas en una calma pedregosa,
Antes que las olas nos arrastren al mar abierto,
Y el gran sol surgió sobre el mundo.

sábado, 19 de diciembre de 2015

18 DE DICIEMBRE DE 1915 NACE EDITH PIAF

18 DE DICIEMBRE DE 1915 NACE EDITH PIAF

Edith Giovanna Gassion; París, 1915 - Provenza, 1963 Cantante y letrista francesa. Su vida estuvo marcada por la desdicha desde su más tierna infancia, lo que ejerció una influencia decisiva sobre su estilo interpretativo, lírico y desgarrado al mismo tiempo. Su aspecto desvalido le valió el nombre por el que es universalmente conocida: Piaf («gorrión»).
Hija de un contorsionista acróbata y de una cantante de cabaret, su infancia fue triste. Sus padres se separaron muy pronto; la madre, alcoholizada y enferma, dejó la custodia de Edith a su marido (también alcohólico) y a una abuela paterna. Dada la precaria situación económica de la familia, Edith tenía que ganarse unas monedas cantando en calles y cafés de París.
La situación empeoró cuando Edith, con 16 años, se quedó embarazada. En 1932 tuvo una hija a la que llamó Marcelle, pero murió a los dos años. La vida de la cantante quedó marcada por esta tragedia. Siguió cantando en cafés y clubes de la calle Pigalle, en el mundo que rodeaba a los barrios menos recomendables del París de la época.
Su vida cambió cuando, cantando en la calle, un transeúnte muy elegante se paró a escucharla. Ese hombre resultó ser Louis Leplée, propietario del cabaret Gerny's, uno de los más conocidos de París. Tras una pequeña prueba, Edith fue contratada de inmediato. Su éxito no tardó en llegar y fue conocida como "Môme Piaf" ("pequeño gorrión"). El propio Leplée instruyó a Edith para convertirla en una gran figura del cabaret. Era 1937, y había nacido una nueva estrella: Edith Piaf.
Sin embargo, la vida volvió a castigar a la joven Piaf, ya que Leplée fue encontrado muerto de un disparo en el club que regentaba; la cantante fue sospechosa del asesinato. La prensa la acusó y la sociedad elitista parisina le volvió la espalda. Volvió a mezclarse con lo peor de los barrios bajos de París, cantando en tugurios y llevando una vida desordenada.
Su consagración llegó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando se convirtió en la musa de poetas e intelectuales del París existencialista y se ganó la admiración incondicional del público. Un letrista conocido como Raymond Asso, que era su amante, la ayudó a sobreponerse. Edith Piaf remontó el vuelo y volvió a los grandes escenarios de Francia, de Europa y de América. Se hizo amiga de la actriz Marlene Dietrich y se convirtió en la gran dama de la canción francesa, ayudando a talentos emergentes como Charles Aznavour, Georges Moustaki, Yves Montand o Gilbert Bécaud, y relacionándose con intelectuales como Jean Cocteau.
En 1946 viajó a Nueva York y conoció al amor de su vida, el boxeador Marcel Cerdan, quien murió en 1949 al estrellarse el avión en que viajaba. Esto hundió nuevamente a Edith en una profunda depresión, que superó a base de alcohol y tranquilizantes. Fue a la vez la época de sus grandes éxitos: La vie en rose o Les trois cloches.
En 1950 colaboró con Charles Aznavour en canciones como Jezébel; fue el año además en que triunfó en el Olympia, mientras que en 1956 lo haría en el Carnegie Hall de Nueva York. Tras un accidente, Edith quedó maltrecha y se hizo adicta a la morfina. Una larga lista de enfermedades le fueron diagnosticadas, y en 1959 se le descubrió un cáncer.
Sus últimos años vivió alejada de los escenarios junto a su nuevo marido, el griego Theo Lambukas. En junio de 1961 fue premiada por la Academia Charles Cros por toda su carrera artística. Murió en Provenza el 11 de octubre de 1963. En su entierro, el cortejo fúnebre fue seguido por una multitud de 40.000 personas.
Entre las muchas canciones que popularizó cabe destacar Mon légionnaire, Je ne regrette rien, La vie en rose, Les amants de Paris, Hymne a l’amour, Mon dieu y Milord. También actuó en películas (French-can can, Étoile sans lumière, Paris, chante toujours) y tuvo otros romances con cantantes del relieve de Charles Aznavour, Georges Moustaki o Yves Montand. En los últimos años de su vida escribió una autobiografía con el título de Au bal du chance.

jueves, 17 de diciembre de 2015

GERLILIBROS: JULIO CORTAZAR Canada Dry Sé que me acordaré de...

GERLILIBROS: JULIO CORTAZAR Canada Dry Sé que me acordaré de...: JULIO CORTAZAR Canada Dry Sé que me acordaré de un cielo raso donde las manchas de humedad eran un gato, un número, una mano cortada. ...

JULIO CORTAZAR
Canada Dry 

GERLILIBROS: JORGE LUIS BORGES El jardín de los senderos que s...

GERLILIBROS: JORGE LUIS BORGES El jardín de los senderos que s...: JORGE LUIS BORGES El jardín de los senderos que se bifurcan A Victoria Ocampo En la página 22 de la Historia de la Guerra Europe...


JORGE LUIS BORGES
El jardín de los senderos que se bifurcan


A Victoria Ocampo

GERLILIBROS: OLIVERIO GIRONDOSIESTA Un zumbido de moscas an...

GERLILIBROS: OLIVERIO GIRONDO SIESTA Un zumbido de moscas an...: OLIVERIO GIRONDO SIESTA Un zumbido de moscas anestesia la aldea. El sol unta con fósforo el frente de las casas, y en el cauce reseco...
OLIVERIO GIRONDO

SIESTA

GERLILIBROS: MARGUERITE YOURCENARCuento azul** Inédito hasta ...

GERLILIBROS: MARGUERITE YOURCENAR Cuento azul* * Inédito hasta ...: MARGUERITE YOURCENAR Cuento azul* * Inédito hasta 1993 Los mercaderes procedentes de Europa estaban sentados en el puente, de cara a la...

MARGUERITE YOURCENAR
Cuento azul*
* Inédito hasta 1993

miércoles, 16 de diciembre de 2015

GERLILIBROS: 16 DE DICIEMBRE NACEJANE AUSTEN(Steventon, Gran ...

GERLILIBROS: 16 DE DICIEMBRE NACE JANE AUSTEN (Steventon, Gran ...: 16 DE DICIEMBRE NACE JANE AUSTEN (Steventon, Gran Bretaña, 1775-Winchester, id., 1817) Novelista británica. Su padre, un clérigo protest...

16 DE DICIEMBRE NACE
JANE AUSTEN
(Steventon, Gran Bretaña, 1775-Winchester, id., 1817) Novelista británica. 

GERLILIBROS: 16 DE DICIEMBRE NACEARTHUR C. CLARKE(Arthur Char...

GERLILIBROS: 16 DE DICIEMBRE NACE ARTHUR C. CLARKE (Arthur Char...: 16 DE DICIEMBRE NACE ARTHUR C. CLARKE (Arthur Charles Clarke; Minehead, 1917 - Colombo, Sri Lanka, 2008) Escritor británico, autor de nota...

16 DE DICIEMBRE NACE
ARTHUR C. CLARKE
(Arthur Charles Clarke; Minehead, 1917 - Colombo, Sri Lanka, 2008) Escritor británico, autor de notables novelas y relatos de ciencia ficción en las que destaca la presencia de una cierta reflexión de talante filosófico.

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6 DE DICIEMBRE NACE
RAFAEL ALBERTI
(Puerto de Santa María, 1902 - 1999) Poeta español, miembro de la Generación del 27.

sábado, 12 de diciembre de 2015



EUNICE ODIO

POEMA PRIMERO (Posesión en el sueño)

Ven
Amado

Te probaré con alegría.
Te soñaré conmigo esta noche.

Tu cuerpo acabará
donde comience para mí
la hora de tu fertilidad y tu agonía;
y porque somos llenos de congoja
mi amor por ti ha nacido con tu pecho,
es que te amo en principio por tu boca.

Ven
Comeremos en el sitio de mi alma.

Antes que yo se te abrirá mi cuerpo
como mar despeñado y lleno
hasta el crepúsculo de peces.
Porque tú eres bello,
hermano mío,
eterno mío dulcísimo.

Tu cintura en que el día parpadea
llenando con su olor todas las cosas,
tu decisión de amar,
de súbito,
desembocando inesperado a mi alma,

Tu sexo matinal
en que descansa el borde del mundo
y se dilata.

Ven

Te probaré con alegría.

Manojo de lámparas será a mis pies tu voz.

Hablaremos de tu cuerpo
con alegría purísima,
como niños desvelados a cuyo salto
fue descubierto apenas, otro niño,
y desnudado su incipiente arribo,
y conocido en su futura edad, total , sin diámetro,
en su corriente genital más próxima,
sin cauce, en apretada soledad.

Ven
te probaré con alegría.

Tú soñarás conmigo esta noche,
y anudarás aromas caídos nuestras bocas.

Te poblaré de alondras y semanas
eternamente oscuras y desnudas.

viernes, 11 de diciembre de 2015


NAGUIB MAHFUZ

UNA VOZ TURBADORA

Estaba sentado en el casino Al Sagara, su local matutino, tomando café y fumando un cigarrillo. Observaba el agua tranquila del Nilo o el cielo claro de julio, cuyo color desvanecía la fuerza del sol.

Pensaba con inquietud. Cerró los ojos para concentrarse, y al abrirlos de nuevo vio su cuaderno de notas abierto por una página en blanco y el lápiz atravesado, como para indicar algo.

Miró en torno al jardín y vio que había solo dos personas en un sitio y otras dos en otro. Incluso el camarero estaba sentado en el antepecho del Nilo, como si estuviera de vacaciones.

Él no era el único que había ido allí para trabajar, intentando inspirarse en aquel cálido día de julio para escribir un nuevo artículo con que llenar su columna «Ayer y hoy» en su revista semanal.

Cada semana tenía que escribir sobre un tema nuevo, y su felicidad dependía de su éxito en el trabajo: su bonito apartamento, su esposa, su hijo de dos años, su coche Opel, además de su apartamento de soltero en el edificio Al Sharq que le servía para cualquier situación imprevista.

«Que el cielo sea generoso en ideas.»

Miró a través de las gafas el palacio situado al otro lado del río. Las puertas y las ventanas estaban cerradas, y las paredes parecían arder bajo los intensos rayos del sol. No se percibía el menor movimiento en ningún sitio, incluso los árboles estaban inmóviles como estatuas.

«¡Si viviera en un palacio y no tuviera que preocuparme por ganarme la vida ni nada que hacer, excepto la contemplación!»

El hombre suspiró y, mirando los posos del café en el fondo de la taza, pensó:

«Tengo ideas y proyectos, pero me paso la vida registrando observaciones inútiles y encontrando soluciones conocidas para los consabidos problemas. ¡Uff!»

-Profesor Adham -dijo una suave voz por encima de su cabeza-. Buenos días.

El hombre se dio la vuelta, disimulando su sorpresa con una sonrisa. Luego, dejando a un lado sus pensamientos, dijo:

-Nadra, qué alegría verte.

Se estrecharon la mano y ella se sentó frente a él, colocando su bolso blanco sobre la página en blanco.

-Lo he visto de espaldas desde la calle y lo he reconocido.

-¿Cuándo me reconocerás de frente, igual que de espaldas?

-Su rostro está impreso en mi corazón -bromeó ella.

El hombre miró la figura perfecta de la chica y su cara, rebosante de juventud. A pesar de que era una adolescente, iba completamente maquillada y con las uñas pintadas.

Sin dar importancia a su broma, él le preguntó:

-¿Ibas o volvías de una cita?

-No me gustan las citas matutinas. Solo estaba dando una vuelta con el coche, sin ningún propósito.

«¡Sin ningún propósito! Vaya forma de hablar, pero tú tienes treinta y cinco años y ella diecisiete. Está lo suficientemente liberada como para provocar el interés de un hombre casado, con un apartamento de soltero.»

Ella era una lectora apasionada de Françoise Sagan y le había atraído desde la misma noche que la conoció con un grupo de amigos en el Sans souci.

Hablaba de forma extraordinaria sobre el arte y la vida, y no tenía reparos, en determinadas circunstancias, en contar algún chiste verde. Había estudiado escenografía, tras abandonar los estudios universitarios, y tal vez aspiraba a convertirse en actriz. Había escrito algunos guiones pero, a pesar de su belleza, no se los habían publicado en ninguna revista ni los habían difundido por la radio.

La última vez que se encontraron, en presencia de varios amigos, ella explicó que se sentía atraída por el existencialismo y el ateísmo.

-¿Qué te pido? -dijo él, y luego continuó en un tono casi serio-: ¿O lo dejamos para cuando estemos en mi apartamento?

-Pídeme un café, y deja de soñar.

El hombre le ofreció un cigarrillo y se lo encendió. La joven empezó a beber el café haciendo caso omiso a sus insistentes miradas, hasta que él le preguntó en broma:

-¿Cómo van tus inquietudes existencialistas?

-Bien. Pero anoche no dormí más de dos horas.

-Piensa y filosofa.

-Una discusión con mis padres, como sabes.

El hombre recordó con inquietud el tema que quería tratar en serio. Sin embargo, ella continuó, imitando el tono de sus padres:

-Continúa tus estudios... cásate... no trasnoches como los jóvenes...

Un disco rayado. Pero la chica era guapa, y el encuentro una fuente de inspiración. ¡Quién sabe! Mas él tenía que terminar su artículo, aunque tuviera que cancelar los compromisos nocturnos.

-¿Y cómo van a comprender a una joven filósofa? -preguntó él.

Con un gesto en el que le daba a entender que se dejara de bromas, ella respondió:

-Nadie quiere reconocer que me estoy esforzando en vivir a mi manera, pero vivo con la gente de la caverna.

El hombre recordó la aparición del padre de ella en la televisión y dijo:

-Yo creía que tu padre era un hombre moderno.

-¡Moderno!

-Al menos, comparado con el mío.

-¿Comparado con la edad de piedra? -dijo la joven, conteniendo la risa.

Él miró a lo lejos, como si estuviera soñando, y dijo con fascinación:

-¡La edad de piedra! Si pudiéramos regresar a ese periodo, aunque fuera durante una hora, te llevaría en mi espalda, sin ningún reparo, a mi caverna en el edificio de Al Sharq.

-Te he dicho que dejes de soñar. Y déjame decirte a qué he venido.

-¡Ah! Entonces ¿no nos hemos encontrado por casualidad?

-Sabes bien que conozco tu costumbre de escribir aquí cada mañana.

-Entonces, vamos a mi apartamento, que es un sitio más adecuado para hablar de algo tan importante -dijo él con cierta ironía.

La chica, sin parar de fumar, contestó:

-¿No ves que no estoy bromeando?

Luego, mirándolo fijamente con sus ojos color miel, añadió:

-Una vez me prometiste que me presentarías al profesor Ali Al Kabir.

-¿Lo dices en serio? -preguntó él con interés.

-Completamente.

-Sin duda, le admiras como actor.

-Claro.

Se miraron, y luego él dijo:

-Tiene cuarenta y cinco años.

-Ya lo sé. ¿No has oído hablar de la fascinación del tiempo?

-Ya lo creo, pero aún he oído hablar más de la tragedia del tiempo.

-Eres como una especie de consejero moral en la columna de «Ayer y hoy», en cambio aquí...

-¿Cuál es mi papel en la historia?

-Tú eres su mejor amigo.

-Tiene una hija de tu edad.

-Sí, creo que estudia en la Facultad de Derecho.

Él se quedó pensativo; luego dijo:

-Dime qué estás pensando. ¿Quieres destruir su matrimonio y casarte con él?

La chica sonrió y respondió:

-Yo no quiero destruir nada.

-¿Se trata solo de amor?

Ella se limitó a encogerse de hombros, sin decir nada.

-¿Crees que eso te convertirá en una estrella? -preguntó él.

-¡No soy una oportunista!

-¿Entonces?

-Debes mantener tu promesa.

De pronto él tuvo una idea y exclamó:

-Me has inspirado para escribir un artículo.

-¿De qué se trata?

-El amor libre, antes y ahora.

-Dime más.

El hombre continuó, sin intentar frenar su entusiasmo:

-Por ejemplo, antes, cuando una chica se comportaba como tú, se decía que era una perdida. Sin embargo, ahora se dice que se debe a la ansiedad propia de la época o que es un síntoma de ansiedad filosófica.

-¡Tú perteneces a la edad de piedra! -dijo ella, enfadada-, aunque vayas de progresista.

-¿Y qué esperas de alguien cuyos antepasados vivían en la edad de piedra?

-¿Es que no puedes considerarme un ser humano, exactamente igual que tú?

-Si tú eres narcisista...

-Tú te burlas de mí, y mi padre me regaña.

-¿Y tú?

-Te repito que debes mantener tu promesa.

-Permíteme que primero te informe sobre él. Es un gran artista, un primer actor, según la opinión de muchos. Y sigue una táctica habitual a la que no está dispuesto a renunciar: cuando conoce a una chica como tú, se la lleva inmediatamente a su apartamento, cerca de las pirámides, y comienza donde otros terminan.

-Te agradezco tu amable consejo.

-¿Todavía quieres conocerlo?

-Sí.

-Bien -dijo él desafiante-, pero te pido un pago por anticipado.

La chica movió la cabeza con gesto interrogativo y un mechón de cabello negro le cayó por la frente.

Quiero que me pagues viniendo al apartamento de Al Sharq.

Ella sonrió, incrédula, sin hacer ningún comentario.

-¿De acuerdo? -insistió él.

-Estoy segura de que tu mente es más limpia que todo eso.

-¡Qué le voy a hacer! Estoy contagiado del espíritu de la época.

-No mezcles las bromas con las cosas serias.

Luego añadió, disculpándose:

-Te he hecho perder tu valioso tiempo.

Ella encendió el tercer cigarrillo. Se intercambiaron una larga mirada y sonrieron. Él empezó a pensar de nuevo en su artículo; se había despejado el malentendido y volvía a tener una sensación de calor y humedad.

-Eres un reaccionario disfrazado de moderno -le dijo ella en broma.

-Nada de eso. Lo que sucede es que tú no eres sincera contigo misma. Pero eres deliciosa y tus bromas son muy divertidas. Prepararé el encuentro en mi oficina. Ven, por casualidad, el miércoles a las nueve.

-Gracias.

-Soy yo quien debe darte las gracias por mi próximo artículo.

-Veremos lo que eres capaz de hacer.

-Cuando escribo, me convierto en alguien totalmente distinto.

Ella se rió y le rectificó:

-Te atienes a lo que crees que debes decir, aun a costa de mentirte a ti mismo.

-Tal vez. La verdad es que lo mejor de mí todavía no se ha expresado.

La chica, al darse cuenta de que él miraba su cuaderno de notas, cogió su bolso y lo puso en una silla vacía. Él estaba observando de nuevo el palacio cerrado a cal y canto, admirando su magnificencia. Le gustaban los balcones que daban al jardín, y aún más los del piso de arriba, sostenido cada uno por dos columnas en forma de obelisco. ¡Qué bello sería sentarse en uno de esos balcones a la luz de la luna, libre para pensar, sin compromisos ni tradiciones. O poseer un yate y viajar por los mares conociendo gente y países sin fronteras, mientras tu mujer te espera sin moverse de El Cairo. Jugar con flores en Hawái y olvidar la columna «Ayer y hoy» y todos los problemas relacionados con la pobreza, la ignorancia y la enfermedad... mirando hacia lo desconocido y dejando de lado en un momento toda la historia humana.

«Tienes numerosas dudas acerca de tu talento, pero las eclosiones las disuelven. Son extraños estallidos que provocan el asombro e ignoran el concepto de responsabilidad, ininteligibles, incuestionables e incontrolables, aunque los comentaristas de las tabernas y fumaderos de opio se ofrezcan a explicarlos.»

-Nadra, ¿qué piensas del absurdo?

-Lo encuentro muy razonable -dijo ella con entusiasmo.

-Juega conmigo como un sueño.

-Yo estoy pensando en escribir una obra de teatro del absurdo y presentarla en el teatro El Aráis -dijo Nadra; luego añadió, suspirando con tristeza-: Si no hubiera sido por mi padre, habría podido escribir una historia descabellada, basada en mis experiencias.

-Me gustaría que me incluyeras en esas experiencias -bromeó él.

-En lugar de burlarte, piensa en el rotundo éxito que podría tener.

Ambos permanecieron un rato en un delicioso silencio, dejándose llevar por la fantasía. De pronto, una voz fuerte les hizo volver a la realidad. La voz gritó: «¡Hu!» Vieron a un hombre que iba en una barca con las velas plegadas, como si estuviera parado o se moviera de forma tan lenta que parecía que no avanzaba. Estaba a punto de alcanzar el antepecho del Nilo por la otra parte, a unos dos metros de donde ellos estaban sentados. El hombre tiraba de la barca con una cuerda larga enrollada a su espalda. Se echaba hacia delante, forzando los músculos con gran empeño, y la barca se deslizaba más lenta que una tortuga sobre el agua inmóvil y bajo un aire como muerto.

Un anciano vestido con galabeya y turbante se puso de pie en la proa y observó con lástima el esfuerzo del otro.

El hombre y la mujer, por su parte, sintieron rabia e impotencia pero no dijeron nada.

El que tiraba de la barca continuó con su duro trabajo, poniendo en él todo su esfuerzo, hasta que llegó al punto donde ellos estaban sentados. Era un joven de unos veinte años, de piel oscura y rasgos marcados. Llevaba la cabeza afeitada, iba descalzo y vestía una galabeya descolorida que dejaba ver parte del pecho y de las piernas, estas con las venas hinchadas por el esfuerzo.

Tenía los ojos saltones y la boca rígida, y agachaba la cabeza para protegerse el rostro del intenso sol. Cada vez que se sentía exhausto, se paraba un momento para respirar profundamente. Entonces el anciano le gritaba:

-¡Vamos, con fuerza! Y él exclamaba:

-¡Hu!

El joven continuó su dura lucha. Cuando pasó junto a ellos, aspiraron el olor de su cuerpo, mezcla de sudor y polvo. Hicieron un gesto de asco, y Nadra acercó su delicada nariz a un pañuelo perfumado. Intentaron disimular el fastidio y siguieron mirando atentamente la dura lucha sostenida por el joven. Le vieron moverse paso a paso hasta que se cansaron y dirigieron su atención a otra parte. Luego se miraron sonrientes y encendieron un cigarrillo.

FIN

jueves, 10 de diciembre de 2015


EMILY DICKINSON

No era la Muerte, pues yo estaba de pie...

No era la Muerte, pues yo estaba de pie
Y todos los muertos están acostados,
No era de noche, pues todas las campanas
Agitaban sus badajos a mediodía.

No había helada, pues en mi piel
Sentí sirocos reptar,
Ni había fuego, pues mis pies de mármol
Podían helar un santuario.

Y, sin embargo, se parecían a todas
Las figuras que yo había visto
Ordenadas para un entierro
Que rememoraba como el mío.

Como si mi vida fuera recortada
Y calzada en un marco
Y no pudiera respirar sin una llave
Y era como si fuera medianoche

Cuando todo lo que late se detiene
Y el espacio mira a su alrededor
La espeluznante helada, primer otoño que llora,
Repele la apaleada tierra.

Pero todo como el caos,
Interminable, insolente,
Sin esperanza, sin mástil
Ni siquiera un informe de la tierra
Para justificar la desesperación.

GERLILIBROS: DULCE MARÍA LOYNAZLa hija pródiga¿Qué me queda ...

GERLILIBROS: DULCE MARÍA LOYNAZ La hija pródiga ¿Qué me queda ...: DULCE MARÍA LOYNAZ La hija pródiga ¿Qué me queda por dar, dada mi vida? Si semilla, aventada a otro surco, si linfa, derramada en todo ...
10 DE DICIEMBRE DE 1903 NACE:

DULCE MARIA LOYNAZ

(Dulce María Loynaz y Muñoz; La Habana, 1903 - 1997) Poeta y narradora cubana cuya primera obra se inscribe en el posmodernismo insular, dentro del cual fue la figura más representativa de la línea purista. La lírica de Loynaz sedujo por su sencillez y naturalidad y el ritmo y la musicalidad de sus versos, en los que predominó una temática en ocasiones fruto de la angustia y del enigma y motivada por el amor.

Fue la mayor de cuatro hermanos nacidos de la unión entre María de las Mercedes Muñoz Sañudo y el general Enrique Loynaz del Castillo. Última descendiente de una estirpe de fundadores, sus antepasados provenían del País Vasco, y entre ellos se contaban varios personajes ilustres que habían destacado sobre todo en el ámbito militar y religioso. En su familia no existían, sin embargo, antecedentes literarios, aparte de algunas composiciones de su padre, escritas como aficionado.

Su infancia transcurrió en una casa del popular barrio cubano de El Vedado, donde había nacido y donde vivió la mayor parte de su vida. Creció, junto con sus hermanos Enrique, Carlos Manuel y Flor, rodeada por un ambiente cultivado, en el que se fomentaba la expresión artística y que acogió con satisfacción la incipiente sensibilidad poética que despertaba en ella. Se educó en su hogar bajo la atenta mirada y los cuidados de su padre, y ni ella ni sus hermanos asistieron jamás a un colegio. Pese a ello, adquirió y asimiló en profundidad una vasta cultura, que alimentaría toda su trayectoria literaria y que se reflejaría en cada una de sus palabras.

En 1919 publicó sus dos primeros poemas, Vesperal e Invierno de almas, en el diario La Nación, que significaron la entrada de Loynaz en el mundo de las Letras. Posteriormente, estudió Derecho Civil en la Universidad de La Habana, y se doctoró en 1927. Fue doctor "Honoris Causa" por esta misma universidad. En 1928 empezó a escribir su novela lírica Jardín, que terminaría siete años después y que no se publicaría en España hasta 1951.

Esta obra es una especie de autobiografía poetizada en la que son elementos fundamentales la memoria, la imaginación y el sueño. Se nutre de sentimientos y recuerdos de los años pasados un su casa de El Vedado y, sobre todo, en el jardín que la rodeaba. La autora convierte lo que fue un lugar real, en el que transcurrieron muchos momentos de su vida, en un mundo imaginario, ensoñador y simbólico, en su paisaje íntimo, a través del cual percibe, entiende y expresa los movimientos y recovecos de su alma. En esta obra, como en el resto de su producción poética y novelística, la autora expresa su deseo de comunión con los demás, con la naturaleza y con los objetos, en una especie de unión mística con el mundo.

Es fundamental en su estilo la influencia de Juan Ramón Jiménez. En las composiciones de Loynaz encontramos una ternura, delicadeza y melancolía que recuerdan, sin duda alguna, la expresión intimista de Platero y yo, la popular obra del poeta. Él mismo reconoce estas semejanzas entre ambos en un artículo del año 1942, que publica en la revista semanal Buenos Aires. En 1929 viajó a Turquía, Siria, Libia, Palestina y Egipto. En este momento escribió su obra Cartas de amor al Rey Tut-Ank-Amen, inspirada por su visita a la tumba del famoso faraón. Un año después conoció a García Lorca, con el que mantuvo una entrañable amistad y que fue uno de los muchos amigos que hizo en España.
En el año 1937 se casó con su primo Enrique de Quesada y Loynaz, pero su matrimonio fracasó, y la pareja se divorció siete años después. En 1938 publica Versos, una recopilación de poemas escritos entre 1920 y 1938, y Canto a la mujer estéril. En 1946 contrajo matrimonio con el periodista Pablo Álvarez de Cañas, originario de las Islas Canarias. A partir de este momento inició una serie de viajes que la llevarían por gran parte de América del Sur (Chile, Argentina, Uruguay y Brasil), y desde 1947 hasta 1958, también por España, país con el que mantuvo una profunda relación y que visitó en numerosas ocasiones.

Dedicó a esta tierra gran parte de su obra, que tuvo en ella una enorme y cálida acogida. Su persona siempre fue recibida con honores, y fue galardonada en diversas ocasiones por su talento poético. En 1947 recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio, en 1951 fue elegida Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Arte y Letras, y homenajeada en las Islas Canarias, donde fue declarada Hija Adoptiva de Puerto de la Cruz. Un año más tarde, Gabriela Mistral la propuso como candidata al Premio Nobel de Literatura. En 1953 la Universidad de Salamanca le otorgó a modo de homenaje la cátedra Fray Luis de León, y el mismo año asistió como delegada al Segundo Congreso de Poesía, presidido por Azorín. Dos años después fue nombrada académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo.

De esta época son las obras Juegos de agua; versos del agua y del amor (1947); Mi poesía autocrítica (1951); Poemas sin nombre (1953); Obra lírica (1955), que recopila todos sus versos anteriores; Últimos días en una casa (1958) y Un verano en Tenerife, publicado el mismo año. También durante este período escribió diversas crónicas en las que dio a conocer sus impresiones acerca de sus viajes por América del Sur, Europa y España. Algunos de estos artículos, que aparecen en periódicos como El País y Excélsior, son: Impresiones de un cronista (1947); Crónicas de América del Sur (1947); El Succés de la semana (1948); Crónicas de ayer (1954) y Entre dos primaveras (1954). Dio recitales de poesía por toda la Península, además de numerosas conferencias, como Gertrudis Gomez de Avellaneda, La Gran Desdeñada; Poetisas de América; Mujer entre dos islas y El último rosario de la reina, ambas de 1951, y Gabriela y Lucila (1957).

Un año más tarde regresó a su tierra natal y a la paz de su casa de El Vedado para dedicarse desde allí a la literatura. También en Cuba se reconoció su valía, y se la tuvo en gran estima, siendo elegida miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua en 1959, condecorada con la Distinción Por la Cultura Nacional por el Ministerio de Cultura de Cuba en 1981, y proclamada miembro Emérito de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en 1989.

Cabe destacar también sus obras Nueve poetas cubanos del siglo XX; Fe de vida; La novia de Lázaro; Antología lírica; Poesías escogidas (1985); Bestiarium (1991), que recoge algunos de sus pomas breves escritos en los años veinte, y Poemas náufragos (1991), por los que recibió el Premio de la Crítica en Cuba de 1992. Este mismo año se le otorgó el Premio Miguel de Cervantes de Literatura en España, siendo elegida entre candidatos como Mario Vargas Llosa, Camilo José Cela y Rosa Chacel, entre otros. Por la pureza de su voz lírica y su cautivadora expresividad, se la considera una de las representantes femeninas más ilustres de la poesía latinoamericana.

ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...