viernes, 31 de mayo de 2019

31 DE MAYO DE 1819 NACE :

WALT WHITMAN 

(West Hills, Estados Unidos, 1819 - Camden, id., 1892) Poeta estadounidense. Hijo de madre holandesa y padre británico, fue el segundo de los nueve vástagos de una familia con escasos recursos económicos. Pasó sólo ocasionalmente por la escuela y pronto tuvo que empezar a trabajar, primero, y a pesar de su escasa formación académica, como maestro itinerante, y más tarde en una imprenta.
Walt Whitman en una imagen de 1887
Allí se despertó su afición por el periodismo, interés que le llevó a trabajar en varios diarios y revistas neoyorquinos. Nombrado director del Brooklyn Eagle en 1846, permaneció en el cargo sólo dos años debido a su disconformidad con la línea abiertamente proesclavista defendida por el periódico. Su afición por la ópera (género que influyó enormemente en su obra poética) le permitió coincidir en una noche de estreno con un dirigente del periódico de Nueva Orleans Crescent, quien lo convenció para que dejara Nueva York y aceptase una oferta para trabajar en el diario.
Durante el viaje hacia al Sur, que emprendió en 1848, tuvo la oportunidad de contemplar una realidad, la de provincias, para él totalmente desconocida y que, en definitiva, sería decisiva para su carrera futura. Por todo este conjunto de experiencias, cuando regresó a Nueva York, unos meses después, abandonó el periodismo y se entregó por completo a la escritura.
La primera edición de su gran obra, Hojas de hierba (Leaves of grass), no vio sin embargo la luz hasta 1855. Esta primera edición (habría otras ocho en vida del poeta) constaba de doce poemas, todos ellos sin título, y fue el propio Whitman quien se encargó de editarla y de llevarla a la imprenta. De los mil ejemplares de la tirada, Whitman vendió pocos y regaló la mayoría, uno de ellos a Ralph Waldo Emerson, importante figura de la escena literaria estadounidense y su primer admirador. Su crítica, muy positiva, motivó a Whitman para seguir escribiendo, a pesar de su ruinosa situación económica y de la nula repercusión que, en general, habían tenido sus poemas.
Al año siguiente apareció la segunda edición, y cuatro años más tarde la tercera, que amplió con un poema de presentación y otro de despedida. La noticia de que su hermano George había sido herido, al comienzo de la Guerra Civil, le impulsó a abandonar Nueva York para ir a verle a Fredericksburg. Más tarde se trasladó a Washington, donde, apesadumbrado por el sufrimiento de los soldados heridos, trabajó voluntariamente como ayudante de enfermería.
Tras el fin de la contienda, se estableció en Washington y trabajó para la Administración. Allí publicó varios ensayos de contenido político, en los cuales defendía los ideales liberales y la democracia, pero rechazaba el materialismo que, a su juicio, impregnaba la vida y las aspiraciones de la sociedad estadounidense. Aquejado de varias enfermedades, en 1873 se vio obligado a abandonar Washington y trasladarse a Camden, en Nueva Jersey, donde permaneció hasta su muerte. Dedicó los últimos años de su vida a revisar su obra poética, y a escribir nuevos poemas que fue incluyendo en las sucesivas ediciones de Hojas de hierba.
Whitman fue el primer poeta que experimentó las posibilidades del verso libre, sirviéndose para ello de un lenguaje sencillo y cercano a la prosa, a la vez que creaba una nueva mitología para la joven nación estadounidense, según los postulados del americanismo emergente. El individualismo, los relatos de sus propias experiencias, un tratamiento revolucionario del impulso erótico y la creencia en los valores universales de la democracia son los rasgos novedosos de su poética; en línea con el romanticismo del momento, propuso en su poesía una comunión entre los hombres y la naturaleza de signo cercano al panteísmo.
Tanto por sus temas como por la forma, la poesía de Whitman se alejaba de todo cuanto se entendía habitualmente por poético, aunque supo crear con los nuevos materiales momentos de hondo lirismo. Su influencia sería perceptible en las sucesivas generaciones líricas, tanto en su país (desde William Carlos Williams hasta Allen Ginsberg) como en otras literaturas (Rubén Darío o Federico García Lorca).
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sábado, 18 de mayo de 2019


18 DE MAYO DE 1048 NACE : 
OMAR KHAYYAM
(Omar Jayyam o Khayyam; Nishapur, actual Irán, 1048 - id., 1131) Poeta, matemático y astrónomo persa. Se educó en las ciencias en su nativa Nishapur y en Balkh. Posteriormente se instaló en Samarcanda, donde completó un importante tratado de álgebra. Bajo los auspicios del sultán de Seljuq, Malik-Shah, realizó observaciones astronómicas para la reforma del calendario, además de dirigir la construcción del observatorio de la ciudad de Isfahán. De nuevo en Nishapur, tras peregrinar a la Meca, se dedicó a la enseñanza y a la astrología. La fama de Khayyam en Occidente se debe fundamentalmente a una colección de cuartetos, los Rubaiyat, cuya autoría se le atribuye y que fueron versionados en 1859 por el poeta británico Edward Fitzgerald.


Si en Occidente Omar Khayyam tan sólo es conocido como poeta, Oriente, en cambio, lo conoció casi exclusivamente durante toda la Edad Media como astrónomo, matemático y filósofo; en el ámbito de las matemáticas estudió las ecuaciones cúbicas proporcionando una solución geométrica para algunas de ellas, e intentó clasificar ecuaciones de diversos grados según el número de términos que aquéllas contuvieran. Sólo a partir de mediados del siglo XIX, desde que la traducción de Edward Fitzgerald de los Rubaiyat dio celebridad a su nombre en Europa y en América, empezó también a ser estudiado y admirado como poeta por el Oriente persa y árabe.
Pocos hechos de su vida se encuentran atestiguados históricamente. Nació en Nishapur en año impreciso, alrededor de 1050. El nombre entero que se da en su Álgebra es Omar ibn Ibrahim al-Khayyami, de la que fue extraída la forma que él mismo usa en sus cuartetos como nombre poético: Khayyam (en árabe "fabricante de tiendas"). La noticia de su amistad de adolescente con el futuro ministro seleúcida Nizam al-Mulk y con el futuro jefe de los asesinos Hasan ibn as-Sabbah suscita serias dificultades de cronología. Pero es indudable que, en 1047, el todavía joven científico fue invitado por el sultán Malik-Shah, juntamente con otros dos eruditos, a preparar una reforma del calendario persa, que terminó con la fijación de una nueva era, la era Gialali, denominación que procede del sobrenombre del sultán.
En 1112, el compilador Nizami Arudi Samarquandi recuerda haber encontrado al maestro en Balkh y haber oído de él una profecía sobre su propia tumba, que él vio después cumplida en Nishapur, donde el sepulcro de Omar Khayyam, como el mismo poeta había predicho, estaba cubierto de pétalos de flores y a la sombra de un peral y de un melocotonero. Un pasaje recientemente descubierto del ilustre az-Zamakhshari (literato y teólogo fallecido en 1143) atestigua una relación suya con Omar Khayyam, de la que se desprende la doctrina y la modestia del científico y poeta persa (otros en cambio lo habían descrito como intratable y soberbio) y su conocimiento del que puede considerarse en algunos aspectos como su precursor árabe, Abu al-Ala al-Maarri.
Rubaiyat no es el nombre de una obra sino de una forma métrica (en singular, "rubai", que puede traducirse como "cuarteto"). Tal estrofa, formada por cuatro versos con el esquema de rima A-A-B-A, era extraña a la poesía árabe clásica, y fue usada sobre todo en la persa. Se encuentran cuartetos designados con el vocablo árabe "rubaiyat" desde los comienzos de la lírica persa, en el siglo X; los vemos después atribuidos a muchísimos poetas, y aun a hombres de ciencia, como Avicena; entre los más insignes sobresalen los poetas místicos Abu Saìd de Mehne (968-1049) y su contemporáneo Baba Tahir de Hamadàn. Pero los Rubaiyat por antonomasia son los atribuidos a Omar Khayyam.
Algunos investigadores sostienen que Khayyam nunca hizo poesía y que los Rubaiyat se le han atribuido por su fama y erudición. Ciertamente, el número de poemas atribuidos a Omar Khayyam es excesivo (entre quinientos y un millar), y es probable que tan sólo alrededor de unos doscientos sean suyos. Estas breves composiciones tienen sus origen en la literatura persa preislámica, y suelen condensar en sus versos una descripción ambiental y un pensamiento. En los poemas de Khayyam, escritos con un magistral poder de síntesis, el poeta canta aparentemente a los goces del vino y el amor como refugio a la transitoriedad de la vida, mas bajo ello subyace una profunda y a menudo pesimista reflexión sobre la naturaleza del universo, el paso inexorable del tiempo y la relación del hombre con Dios.

La fisonomía del poeta que estos versos traslucen es inequívoca, orientada hacia un amable goce de las efímeras alegrías de la vida y hacia un íntimo y amargo escepticismo sobre las posibilidades del hombre para alcanzar las verdades supremas, estado de ánimo que continúa toda una tradición de poesía escéptica oriental que se remonta ya a Avicena (se sabe que Khayyam fue un apasionado estudioso de Avicena) y que es presentado con excepcional fuerza epigramática, no sin una acentuada nota de intelectualismo. Junto a la hondura con que se tratan temas metafísicos como la relación del hombre con Dios, la eternidad y la incertidumbre de la existencia humana, a través de concisas y tajantes sentencias, Khayyam realza la belleza y sensualidad del mundo material, la alegría de vivir, la naturaleza y los placeres. Sus versos son simbólicos y transmiten la sabiduría antigua con sencillez y voluptuosidad, a menudo con un irresistible hechizo o entre una aureola de misterio, y son estimados como uno de los más brillantes tributos del genio persa a la literatura universal.

viernes, 17 de mayo de 2019

17 DE MAYO DE 2009 MUERE : MARIO BENEDETTI

17 DE MAYO DE 2009 MUERE :

MARIO BENEDETTI

(Paso de los Toros, 1920 - Montevideo, 2009) Escritor uruguayo. Mario Benedetti fue un destacado poeta, novelista, dramaturgo, cuentista y crítico, y, junto con Juan Carlos Onetti, la figura más relevante de la literatura uruguaya de la segunda mitad del siglo XX y uno de los grandes nombres del Boom de la literatura hispanoamericana. Cultivador de todos los géneros, su obra es tan prolífica como popular; novelas suyas como La tregua (1960) o Gracias por el fuego (1965) fueron adaptadas para la gran pantalla, y diversos cantantes contribuyeron a difundir su poesía musicando sus versos.

Mario Benedetti
Mario Benedetti trabajó en múltiples oficios antes de 1945, año en que inició su actividad de periodista en La Mañana, El Diario, Tribuna Popular y el semanario Marcha, entre otros. En la obra de Mario Benedetti pueden diferenciarse al menos dos periodos marcados por sus circunstancias vitales, así como por los cambios sociales y políticos de Uruguay y el resto de América Latina. En el primero, Benedetti desarrolló una literatura realista de escasa experimentación formal, sobre el tema de la burocracia pública, a la cual él mismo pertenecía, y el espíritu pequeño-burgués que la anima.
El gran éxito de sus libros poéticos y narrativos, desde los versos de Poemas de la oficina (1956) hasta los cuentos sobre la vida funcionarial de Montevideanos (1959), se debió al reconocimiento de los lectores en el retrato social y en la crítica, en gran medida de índole ética, que el escritor formulaba. Esta actitud tuvo como resultado un ensayo ácido y polémico: El país de la cola de paja (1960), y su consolidación literaria en dos novelas importantes: La tregua (1960), historia amorosa de fin trágico entre dos oficinistas, y Gracias por el fuego (1965), que constituye una crítica más amplia de la sociedad nacional, con la denuncia de la corrupción del periodismo como aparato de poder.
En el segundo periodo de este autor, sus obras se hicieron eco de la angustia y la esperanza de amplios sectores sociales por encontrar salidas socialistas a una América Latina subyugada por represiones militares. Durante más de diez años, Mario Benedetti vivió en Cuba, Perú y España como consecuencia de esta represión. Su literatura se hizo formalmente más audaz. Escribió una novela en verso, El cumpleaños de Juan Ángel (1971), así como cuentos fantásticos como los de La muerte y otras sorpresas (1968). Trató el tema del exilio en la novela Primavera con una esquina rota (1982) y se basó en su infancia y juventud para la novela autobiográfica La borra del café (1993).
En su obra poética se vieron igualmente reflejadas las circunstancias políticas y vivenciales del exilio uruguayo y el regreso a casa: La casa y el ladrillo (1977), Vientos del exilio (1982), Geografías (1984) y Las soledades de Babel (1991). En teatro, Mario Benedetti denunció la institución de la tortura con Pedro y el capitán (1979), y en el ensayo comentó diversos aspectos de la literatura contemporánea en libros como Crítica cómplice (1988). Reflexionó sobre problemas culturales y políticos en El desexilio y otras conjeturas (1984), obra que recoge su labor periodística desplegada en Madrid.
También en esos años recopiló sus numerosos relatos breves, reordenándolos, en la colección Cuentos completos (1986), que sería ampliada en 1994. Junto a la solidez de su estructura literaria, debe destacarse como rasgo esencial de los relatos de Benedetti la presencia de un elemento impalpable, no formulado explícitamente, pero que adquiere en sus textos el carácter de una potente irradiación de ondas telúricas que recorre a los protagonistas de sus historias, para ser transmitida por ellos mismos (casi sin intervención del autor, podría decirse) directamente al lector. La predilección por este género y la pericia que mostró en él emparenta a Mario Benedetti con los grandes autores del Boom de la literatura hispanoamericana de los años 60, especialmente con los maestros del relato corto (los argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar); de hecho, por el altísimo nivel del conjunto de su obra, se le concede la misma relevancia que a los restantes protagonistas del Boom, desde los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes hasta el peruano Mario Vargas Llosa o el premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez .
En 1997 publicó la novela Andamios, de marcado signo autobiográfico, en la que da cuenta de las impresiones que siente un escritor uruguayo cuando, tras muchos años de exilio, regresa a su país. En 1998 regresó a la poesía con La vida, ese paréntesis, y en el mes de mayo del año siguiente obtuvo el VIII Premio de Poesía Iberoamericana Reina Sofía. En 1999 publicó el séptimo de sus libros de relatos, Buzón de tiempo, integrado por treinta textos. Ese mismo año vio la luz su Rincón de haikus, clara muestra de su dominio de este género poético japonés de signo minimalista, tras entrar en contacto con él años atrás gracias a Cortázar.
En marzo de 2001 recibió el Premio Iberoamericano José Martí en reconocimiento a toda su obra; ese mismo año publicó El mundo en que respiro (poemas) y dos años más tarde presentó un nuevo libro de relatos: El porvenir de mi pasado (2003). Al año siguiente publicó Memoria y esperanza, una recopilación de poemas, reflexiones y fotografías que resumen las cavilaciones del autor sobre la juventud. También en 2004 se publicó en Argentina el libro de poemas Defensa propia.
Ese mismo año fue investido doctor honoris causa por la Universidad de la República del Uruguay; durante la ceremonia de investidura recibió un calurosísimo homenaje de sus compatriotas. En 2005 fue galardonado con el Premio Internacional Menéndez Pelayo. Sus últimos trabajos fueron los poemarios Canciones del que no canta (2006) y Testigo de uno mismo (2008), el ensayo Vivir adrede (2007) y el drama El viaje de salida (2008).

lunes, 6 de mayo de 2019


6 DE MAYO DE 1980 MUERE

MARÍA LUISA BOMBAL

(María Luisa Bombal Anthes; Viña del Mar, 1910 - Santiago de Chile, 1980) Escritora chilena que perteneció a la narrativa de la llamada Generación de 1942, en la que la presencia de lo tradicional, junto al elemento social y lo innovadoramente creativo, eran características comunes a pesar de las distancias entre sus autores, a menudo muy diversos. En ocasiones se censuró, injustamente, su falta de compromiso, cuando en realidad su obra se adentra en la condición femenina para resaltar su radical soledad ante a la racionalidad masculina que domina el entramado social, empleando para ello técnicas narrativas renovadoras que profundizan en la psicología de sus personajes y se alejan del realismo.
De padre argentino y de madre con ascendencia del norte de Europa, María Luisa Bombal creció entre la literatura castellana y las germánicas, por lo que conoció prontamente las obras de Goethe, entre otros autores. Uno de sus escritores preferidos en la infancia fue Hans Christian Andersen, lo que quizá le marcó la preferencia por los ambientes y situaciones maravillosas. A la muerte de su padre (1923), la familia se trasladó a París, donde cursó sus estudios secundarios y universitarios. Su tesis de licenciatura, presentada en la Universidad de la Sorbona, trató sobre la obra de Prosper Merimée.
De vuelta en Chile en 1931, Pablo Neruda, entonces cónsul en Buenos Aires, la invitó dos años después a viajar al país vecino, donde la autora residió hasta 1940. Allí conoció a escritores como Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Silvina Ocampo y Manuel Mujica Láinez y desarrolló una intensa actividad en el círculo de la revista Sur. Ya en Chile, un desengaño amoroso la motivó a viajar de nuevo y se desplazó a los Estados Unidos, donde un tiempo después contrajo matrimonio con el francoamericano Rafael de Saint Phalle.
Su producción literaria no fue amplia en cuanto al número de obras publicadas, pero sí singular por la intensidad de sus contenidos. Además de evocar parte de sus experiencias, sobre todo las de los primeros viajes, su tema preferente es el de la soledad de la mujer en un mundo dominado por la racionalidad de los varones. Influida por la obra de Selma Lagerlöf y de Virginia Woolf, la presencia soterrada del conflicto y el tratamiento de lo psicológico son dos constantes de sus obras.
Lo más destacado de su producción se halla reunido en La última niebla (1934) y La amortajada (1941); en 1942 recibiría el Premio Municipal de Novela por la edición chilena de ambos libros. Estas dos obras marcaron la renovación de la novela latinoamericana, ya que respondían a una idea diferente de lo que debía ser la narración, y anticiparon el clima que está en la base del movimiento de literatura fantástica que promoverían Borges y Adolfo Bioy Casares en los años cuarenta.
En estas obras, María Luisa Bombal rechazó la novela como mera narración de los hechos, abandonó el relato testimonial (naturalista) y se acercó poéticamente a las motivaciones ocultas de la conciencia individual. Aunque algunos críticos tildaron su obra de "no comprometida" con la realidad, sus textos constituyen un documento para la historia social y cultural de Latinoamérica. En sus obras se repiten situaciones de pérdida, acoso y búsqueda en sus protagonistas, reflejando el conflicto entre lo femenino y lo masculino.
La última niebla
En La última niebla, además del extenso relato de este nombre, figuran otros cuatro: "El árbol", "Trenzas", "Lo secreto" y "Las islas nuevas", acompañando la novela corta que da título al segundo libro, "La historia de María Griselda", que la complementa.
Narrada por su protagonista, "La última niebla" es la historia de una mujer recién casada con un primo suyo, fuertemente unido al recuerdo de su primera mujer, muerta pocos meses antes, después de sólo tres de matrimonio. La recién casada se ve obligada por el marido a imitar a su difunta mujer, que sigue considerando perfecta. Una noche, durante una estancia en la ciudad, la mujer acompaña a un silencioso desconocido hasta una casa abandonada donde se le entrega. A partir de este momento, nunca dejará de pensar en él; será el recuerdo de su aventura nocturna lo que le ayudará a soportar su tediosa vida.
Su amor por el desconocido es tal que sobrevive por encima del dolor y la ausencia, y sólo el pensamiento de que existe y de que, en algún rincón del mundo, piensa en ella algunas veces, le hace la vida tolerable. Un día incluso cree descubrirle en el interior de un coche que se acerca y luego pasa sin detenerse. Pero cuando le confiesa a su marido su vieja aventura, éste le dice que jamás ha salido sola de casa por la noche, que el día al que se refiere se propasó en la bebida y que tal vez vio un fantasma.
Al volver a la ciudad en la trágica circunstancia del suicidio de su cuñada, se dedica a buscar la casa donde hace unos diez años vivió su aventura, y cuando la encuentra, la mujer que habita en ella le dice que el dueño de la misma lleva muerto más de quince y que era ciego. Después de esto sólo resiste la tentación de matarse porque se da cuenta de cuán ridículo resultaría hacerlo a su edad, y sigue a su marido para entregarse insensiblemente a una vejez sin entusiasmos ni recuerdos, mientras la niebla inmoviliza las cosas a su alrededor, borrando incluso el pasado.
"El árbol" tiene por protagonista a Brígida, la menor de seis hermanas, a quien su padre considera tonta, casada con un amigo de éste. Pero tampoco en el matrimonio encuentra la comprensión esperada, y únicamente resiste al lado de su marido porque se refugia en la intrincada selva de sueños que despiertan en la pared de su vestidor las ramas de un gomero que se levanta frente al mismo. Cuando lo derriban, Brígida, que sin el abrigo de las sombras de las ramas del árbol se siente desnuda en la habitación también desnuda, ya no es capaz de seguir junto a su marido y lo abandona.
En "Trenzas", después de algunas disquisiciones acerca de algunas trenzas famosas (las de Isolda, Melisandra, la María de Jorge Isaacs) se nos habla de dos hermanas completamente distintas y de una lenta agonía contemporánea al incendio que acaba con un bosque lejano del lugar. En una atmósfera mágica y al mismo tiempo lírica, también se desarrolla "Lo secreto", narrada en primera persona por el antiguo grumete de un barco pirata que se perdió en los fondos marinos.
En un ambiente rural, con lagunas en las que aparecen nuevas islas que luego desaparecen con igual facilidad, visitadas por apasionados cazadores de aves marinas, se desarrolla "Las islas nuevas", que tiene por protagonista a Yolanda, una extraña mujer en uno de cuyos hombros se insinúa el ala de la gaviota.
La amortajada
La protagonista de La amortajada acaba de morir cuando el relato comienza; pero por la noche, mientras sigue amortajada encima de la cama, se le entreabren los ojos y, sin que los demás lo adviertan, ve cuanto pasa a su alrededor; la vista de quienes van a visitarla le trae recuerdos de su pasado, como a éstos se los trae la visión de la muerta. Así, a base de sus recuerdos y los recuerdos de sus allegados, del primer hombre a quien se entregó siendo aún muy joven, del padre, el marido, los hijos, la hermana... se va entretejiendo la historia; hasta que llega un momento en el cual la protagonista, tras sufrir "la muerte de los vivos", anhela "la segunda muerte: la muerte de las muertos". Se trata de una historia tensa, de incomprensiones e irresistibles anhelos, en la que no faltan momentos estremecedores.
Esta narración se complementa con la "Historia de María Griselda", nuera de "la amortajada", contada por esta última; una mujer perseguida que, debido a su extraordinaria belleza, ha de sufrir que su marido la relegue a un lejano fundo de tierras sureñas. Extraordinarios retratos, sobresalen en todas estas historias los personajes femeninos, que en no pocas ocasiones se debaten entre la realidad y el sueño; son mujeres casi siempre incomprendidas, con una rica vida interior, que persiguen algo indescriptible que se les escapa, algo evanescente que se halla más allá de su propia conciencia; mujeres que, ajenas a cuanto les rodea, intentan defender su libertad y su condición de mujer.
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ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...