lunes, 29 de febrero de 2016

OCTAVIO PAZ

ACABAR CON TODO

Dame, llama invisible, espada fría,
Tu persistente cólera,
Para acabar con todo,
Oh mundo seco,
Oh mundo desangrado,
Para acabar con todo.
Arde, sombrío, arde sin llamas,
Apagado y ardiente,
Ceniza y piedra viva,
Desierto sin orillas.
Arde en el vasto cielo, laja y nube,
Bajo la ciega luz que se desploma
Entre estériles peñas.
Arde en la soledad que nos deshace,
Tierra de piedra ardiente,
De raíces heladas y sedientas.
Arde, furor oculto,
Ceniza que enloquece,
Arde invisible, arde
Como el mar impotente engendra nubes,
Olas como el rencor y espumas pétreas.
Entre mis huesos delirantes, arde;
Arde dentro del aire hueco,
Horno invisible y puro;
Arde como arde el tiempo,
Como camina el tiempo entre la muerte,
Con sus mismas pisadas y su aliento;
Arde como la soledad que te devora,
Arde en ti mismo, ardor sin llama,
Soledad sin imagen, sed sin labios.
Para acabar con todo,
Oh mundo seco,
Para acabar con todo.



JORGE LUIS BORGES

ALGUIEN

Un hombre trabajado por el tiempo,
Un hombre que ni siquiera espera la muerte
(Las pruebas de la muerte son estadísticas
Y nadie hay que no corra el albur
De ser el primer inmortal),
Un hombre que ha aprendido a agradecer
Las modestas limosnas de los días:
El sueño, la rutina, el sabor del agua,
Una no sospechada etimología,
Un verso latino o sajón,
La memoria de una mujer que lo ha abandonado
Hace ya tantos años
Que hoy puede recordarla sin amargura,
Un hombre que no ignora que el presente
Ya es el porvenir y el olvido,
Un hombre que ha sido desleal
Y con el que fueron desleales,
Puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
Una misteriosa felicidad
Que no viene del lado de la esperanza
Sino de una antigua inocencia,
De su propia raíz o de un dios disperso.
Sabe que no debe mirarla de cerca,
Porque hay razones más terribles que tigres
Que le demostrarán su obligación
De ser un desdichado,
Pero humildemente recibe
Esa felicidad, esa ráfaga.
Quizá en la muerte para siempre seremos,
Cuando el polvo sea polvo,
Esa indescifrable raíz,
De la cual para siempre crecerá,
Ecuánime o atroz,
Nuestro solitario cielo o infierno.

viernes, 26 de febrero de 2016

GERLILIBROS: 26 DE FEBRERO MUEREJUAN MARÍA GUTIÉRREZJuan Marí...

GERLILIBROS: 26 DE FEBRERO MUERE JUAN MARÍA GUTIÉRREZ Juan Marí...: 26 DE FEBRERO MUERE JUAN MARÍA GUTIÉRREZ Juan María Gutiérrez (Buenos Aires, 1809 - id., 1878) Escritor y político argentino. Fundó, con ...

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GERLILIBROS: VICTOR HUGO A UNA MUJER ¡Niña!, si yo fuera rey ...: VICTOR HUGO A UNA MUJER ¡Niña!, si yo fuera rey daría mi reino, mi trono, mi cetro y mi pueblo arrodillado, mi corona de oro, mis pisc...

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GERLILIBROS: 26 DE FERERO DE 1802 NACE VICTOR HUGO Victor Hugo...: 26 DE FERERO DE 1802 NACE VICTOR HUGO Victor Hugo (Besançon, Francia, 1802 - París, 1885) Escritor francés. La infancia de Victor Hugo t...

26 DE FERERO DE 1802 NACE
VICTOR HUGO

Victor Hugo
(Besançon, Francia, 1802 - París, 1885) Escritor francés. La infancia de Victor Hugo transcurrió en Besançon, salvo dos años (1811-1812) en que residió con su familia en Madrid, donde su padre había sido nombrado comandante general. De temprana vocación literaria, ya en 1816 escribió en un cuaderno escolar: «Quiero ser Chateaubriand o nada».

jueves, 25 de febrero de 2016

GERLILIBROS: JULIO CORTÁZARA UNA MUJERNo hay que llorar por...

GERLILIBROS: JULIO CORTÁZAR A UNA MUJER No hay que llorar por...: JULIO CORTÁZAR A UNA MUJER No hay que llorar porque las plantas crecen en tu balcón, no hay que estar triste si una vez más la rubia c...

GERLILIBROS: JORGE LUIS BORGES POEMA CONJETURALEl doctor ...

GERLILIBROS: JORGE LUIS BORGES POEMA CONJETURAL El doctor ...: JORGE LUIS BORGES POEMA CONJETURAL El doctor Francisco Laprida, asesinado el día 22 de setiembre de 1829 por los montoneros de Aldao,...
JORGE LUIS BORGES

POEMA CONJETURAL

El doctor Francisco Laprida, asesinado el día 22 de setiembre de 1829 por los montoneros de Aldao, piensa antes de morir:

GERLILIBROS: 25 FEBRERO de 1932 muereJULIETA LANTERIMuere e...

GERLILIBROS: 25 FEBRERO de 1932 muere JULIETA LANTERI Muere e...: 25 FEBRERO de 1932 muere JULIETA LANTERI Muere en un sospechoso accidente la militante feminista Julieta Lanteri Médica, incansable luc...
25 FEBRERO de 1932 muere
JULIETA LANTERI


Muere en un sospechoso accidente la militante feminista Julieta Lanteri
Médica, incansable luchadora por los derechos civiles, políticos y laborales de las mujeres y la protección de los niños, integró el Centro Feminista del Congreso del Libre Pensamiento, la Liga Pro Derechos de la Mujer y la Liga contra la trata de blancas.

miércoles, 24 de febrero de 2016

24 DE FEBRERO DE  1832 NACE:

JUAN CLEMENTE ZENEA

(Juan Clemente Zenea y Fornaris; Bayamo, 1832-La Habana, 1871) Poeta y patriota cubano. Es el más alto representante del romanticismo cubano.
En 1852 se estableció en Nueva York; a su regreso a Cuba (1854) colaboró en la Revista de La Habana y en Brisas de Cuba. Desde 1855 publicó en pliegos sus Cantos de la tarde, que aparecieron completos en 1860, y dirigió la Revista Habanera (1861-1862).
Emigró de nuevo a Nueva York (1865), desde donde pasó a México. Ante la noticia del alzamiento de Céspedes, intentó desembarcar en Cuba, pero fracasó y regresó a Nueva York (1868), donde colaboró en La Revolución. Militó entre los opositores al general Quesada, aceptando la misión de trasladarse a Cuba para entrevistarse con Céspedes. Fue capturado por fuerzas españolas en el ingenio Santa Rosa cuando se dirigía de regreso a EE UU en compañía de la esposa de Céspedes.
Las autoridades españolas no respetaron su salvoconducto, y, tras varios meses de cárcel en la prisión de la Cabaña -tiempo en el que escribió el poemario Diario de un mártir -, fue fusilado en el foso de los Laureles. Póstumamente aparecieron Poesías póstumas (1871) y Poesías completas (1872).

24 DE FEBRERO DE 1786 NACE:
WILHELM GRIMM
(Wilhelm Carl Grimm; Hanau, 1786 - Berlín, 1859) Filólogo, historiador y escritor alemán. Junto con su hermano Jacob Ludwig (1785-1863), fue uno de los intelectuales más relevantes del Romanticismo alemán. Las recopilaciones y estudios sobre los cuentos folclóricos que realizaron en su juventud les proporcionaron fama y prestigio mundial.

Wilhelm Grimm
Las vidas de los hermanos Grimm corrieron en paralelo durante gran parte de su existencia: hijos mayores de una familia acomodada y de convicciones profundamente religiosas y tradicionales, la muerte prematura del padre (un abogado acomodado) en 1796, y de la madre en 1808, dejó a la familia en una situación económica muy comprometida. Los hermanos realizaron estudios en Kassel y en Marburgo, donde conocieron y recibieron la influencia del poeta y folclorista Clemens Brentano y del jurista Friedrich Karl von Savigny, quienes despertaron en ellos la pasión tanto por la literatura popular como por los estudios comparados de Derecho y de Historia antigua y moderna.
Los problemas de salud de Wilhelm le impidieron, al contrario que a su hermano, encontrar una ocupación estable hasta 1814, cuando fue aceptado como secretario de la biblioteca del príncipe elector de Kassel. Tres años antes, en 1811, había publicado su primer trabajo importante en solitario: Cantos épicos daneses antiguos.
Un año después, en 1812, los hermanos Grimm publicaron la primera edición de losCuentos de la infancia y del hogar, que conocería una segunda edición, revisada y modificada, en 1816. Aquella segunda edición de los dos centenares de cuentos folclóricos recogidos por ambos hermanos de la tradición oral, y editados con escasos retoques (lo que convirtió la obra en la primera realizada en la historia con criterios auténticamente rigurosos y científicos, muy cercanos a los que utiliza la etnografía moderna), fue precedida por un prólogo de Wilhelm Grimm titulado Sobre la naturaleza del cuento, en el que defendió que los cuentos folclóricos contemporáneos descendían directamente de los mitos religiosos antiguos, y que su importancia literaria e histórica estaba muy por encima de lo que se había tradicionalmente considerado hasta entonces.
En el mismo año en que publicaron la segunda edición de sus cuentos, los hermanos Grimm renunciaron a sus puestos de funcionario para dedicarse, en condiciones bastante difíciles, al estudio de la literatura folclórica y antigua alemana. Entre 1816 y 1818, publicaron varios volúmenes de Leyendas alemanas. Poco después, en 1821, Wilhelm Grimm publicaba su estudio Sobre las antiguas runas. Y en 1826 publicaron su traducción de las Leyendas y tradiciones de hadas del sur de Irlanda, de Thomas Crofton Croker, para la que escribieron un prólogo que resumía sus ideas sobre los cuentos de hadas paneuropeos.
También por aquellos años, los hermanos Grimm se ocuparon intensamente del estudio de textos literarios arcaicos con fuerte presencia de lo popular, y realizaron importantes trabajos sobre el Cantar de los Nibelungos y sobre la obra El pobre Heinrich, de Hartmann von Aue.
A finales de la década de 1820, cada hermano eligió seguir caminos intelectuales propios, aunque nunca dejaron de estar muy unidos en lo personal. Mientras Wilhelm continuaba su labor medievalista con un trabajo titulado Las leyendas heroicas alemanas, Jacob volvió a centrarse en los estudios filológicos de carácter eminentemente lingüístico.
En 1829 perdieron el favor del príncipe elector de Hessen-Kassel, por lo que se vieron obligados a trasladarse a la cercana Universidad de Göttingen, donde durante años desarrollaron labores de bibliotecarios y profesores. Cuando el recién coronado rey de Hannover abolió en 1833 una constitución moderada que consideraba excesivamente liberal, la protesta de los hermanos Grimm, junto con otros cinco profesores, fue seguida de su destitución.
En 1840 aceptaron la invitación del rey de Prusia, Federico Guillermo IV, para enseñar en la Universidad de Berlín. La estabilidad y tranquilidad que les ofreció su nueva situación les permitió comenzar la empresa más ambiciosa de cuantas se propusieron: el Diccionario alemán, una vasta recopilación de todas las voces alemanas con anotación de etimologías, variantes a lo largo de la historia, desarrollos semánticos, usos diversos, dialectalismos, coloquialismos, y citas de dichos y proverbios.
Tal empresa no pudo ser culminada por sus iniciadores. Wilhelm murió cuando la redacción del diccionario había llegado hasta la letra D, y Jacob cuando alcanzaba a la letra F. Nuevas generaciones de filólogos concluirían su ambicioso empeño, que habría de servir de modelo a muchos otros diccionarios históricos que se proyectaron en otros lugares de Europa.
Al contrario que Jacob Grimm, que siempre permaneció soltero, Wilhelm Grimm contrajo matrimonio con Dorothea Wild de Kassel, con la que tuvo tres hijos: Hermann (1828-1901), que fue historiador del arte y de la literatura; Rudolf (1830-1889), jurista; y Auguste (1832-1919).

viernes, 19 de febrero de 2016

GERLILIBROS: 19 DE FEBRERO ACABA CON SU VIDAHORACIO QUIROGA(...

GERLILIBROS: 19 DE FEBRERO ACABA CON SU VIDA HORACIO QUIROGA (...: 19 DE FEBRERO ACABA CON SU VIDA HORACIO QUIROGA (Salto, 1878 - Buenos Aires, 1937) Narrador uruguayo radicado en Argentina, considerado u...


19 DE FEBRERO ACABA CON SU VIDA
HORACIO QUIROGA

(Salto, 1878 - Buenos Aires, 1937) Narrador uruguayo radicado en Argentina, considerado uno de los mayores cuentistas latinoamericanos de todos los tiempos. Su obra se sitúa entre la declinación del modernismo y la emergencia de las vanguardias.

miércoles, 17 de febrero de 2016

GERLILIBROS: GUSTAVO ADOLFO BÉCQUERRima XXXVIIILos suspiros...

GERLILIBROS: GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Rima XXXVIII Los suspiros...: GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Rima XXXVIII Los suspiros son aire y van al aire. Las lágrimas son agua y van al mar. Dime, mujer, cuando el am...


GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Rima XXXVIII

Los suspiros son aire y van al aire. 
Las lágrimas son agua y van al mar. 
Dime, mujer, cuando el amor se olvida, 
¿sabes tú adónde va?

GERLILIBROS: 17 DE FEBRERO DE 1836 NACE :GUSTAVO ADOLFO BÉCQUE...

GERLILIBROS: 17 DE FEBRERO DE 1836 NACE : GUSTAVO ADOLFO BÉCQUE...: 17 DE FEBRERO DE 1836 NACE : GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (Gustavo Adolfo Domínguez Bastida; Sevilla, 1836 - Madrid, 1870) Poeta español. Junto...

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GERLILIBROS: 17 DE FEBRERO DE 1836 NACE : GUSTAVO ADOLFO BÉCQUE...: 17 DE FEBRERO DE 1836 NACE : GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (Gustavo Adolfo Domínguez Bastida; Sevilla, 1836 - Madrid, 1870) Poeta español. Junto...

GERLILIBROS: GUSTAVO ADOLFO BÉCQUERRima XXXVIIILos suspiros...

GERLILIBROS: GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Rima XXXVIII Los suspiros...: GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Rima XXXVIII Los suspiros son aire y van al aire. Las lágrimas son agua y van al mar. Dime, mujer, cuando el am...

GERLILIBROS: 17 DE FEBRERO DE 1836 NACE :GUSTAVO ADOLFO BÉCQUE...

GERLILIBROS: 17 DE FEBRERO DE 1836 NACE : GUSTAVO ADOLFO BÉCQUE...: 17 DE FEBRERO DE 1836 NACE : GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (Gustavo Adolfo Domínguez Bastida; Sevilla, 1836 - Madrid, 1870) Poeta español. Junto...17 DE FEBRERO DE 1836 NACE:
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
(Gustavo Adolfo Domínguez Bastida; Sevilla, 1836 - Madrid, 1870) Poeta español.

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GERLILIBROS: 17 DE FEBRERO NACE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (Gustav...: 17 DE FEBRERO NACE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (Gustavo Adolfo Domínguez Bastida; Sevilla, 1836 - Madrid, 1870) Poeta español. Junto con Rosal...

lunes, 15 de febrero de 2016

15 DE FEBRERO DE 1898 NACE :

IBUSE MASUJI

(Fukuyama, 1898 - Tokio, 1993) Escritor y ensayista japonés. Su primera obra de éxito fue el cuento alegórico-satírico La salamandra (1929). Las técnicas simbolistas, a las que Ibuse, influenciado por la literatura occidental, recurrió con bastante frecuencia, dejaron paso más tarde a la experimentación de la técnica narrativa de la novela autobiográfica, que se convertirá en una constante de gran parte de su producción.

Ibuse Masuji

En Ibuse es característica una tristeza latente que, sin embargo, el autor resuelve con un toque de ironía en la descripción de la gente normal y en su afán por solucionar los problemas de la vida cotidiana, como ocurre en Ninguna visita hoy, de 1950. En la variedad de sus propuestas narrativas se encuentra también la novela de argumento histórico, por ejemplo Crónica de guerra de Sazanami, de 1930-1938, ambientada en el Japón del siglo XII, y El naufragio de John Manjiro, de 1937, la historia de un náufrago que, tras haber llegado a las costas de América, consigue volver al Japón a pesar de la prohibición de las autoridades Tokugawa.

La obra más significativa de Ibuse es La lluvia negra, de 1969, en la que sin retórica, con profunda sensibilidad y un contenido y solidario sufrimiento, el autor narra el trágico holocausto de Hiroshima. La brutal inmediatez del acontecimiento es transmitida a través de los recuerdos de los personajes y de la lectura de fragmentos de sus diarios. A través de una atenta descripción de historias particulares de dolor y gestos de fraternidad, la novela se transforma en la expresión coral de una tragedia y el testimonio de la fe en la vida. Por ello surge como una obra maestra en la literatura sobre la bomba atómica.
Anteriormente (1954-1955), la alucinante aventura narrada en Usaburo, el náufrago, obra entroncada en el género histórico, le había valido el premio de la Academia de las Artes, de la que fue miembro a partir de 1960.

15 de Febrero de 1898 nace :

Conrado Nalé Roxlo

(Buenos Aires, 1898 - id., 1971) Escritor argentino. Cultivó todos los géneros con un amplio registro que, en su poesía, va desde la ternura y el humor (El grillo, 1923) hasta la melancolía y la reflexión (Claro desvelo, 1937; De otro cielo, 1952). Sus dramas recrean poéticamente argumentos de origen legendario: así, en La cola de la sirena (1941), El pacto de Cristina (1945) y Judith y las rosas (1956). Fue autor de escritos humorísticos, publicados bajo el seudónimo de Chamico, que tuvieron una gran aceptación y algunos de los cuales se recogieron en colecciones de cuentos. Junto con M. Mármol escribió las biografías de Amadeo Villar (1963) y Alfonsina Storni (1965).
Aun cuando su popularidad se cimentó en sus relatos de humor, el argentino Conrado Nalé Roxlo fue también un profundo y lírico cultivador de la poesía y el teatro. En sus inicios literarios se vinculó al grupo Martín Fierro, pero luego abandonó la estética vanguardista y derivó hacia la sencillez compositiva. Su producción literaria comenzó con el libro de poemas El grillo (1923), en el que supo combinar la ternura y el humor. En su obra poética de madurez predomina, en cambio, la melancolía y la reflexión, en una poesía meditativa y amarga de gran contención formal, como en Claro desvelo (1937) y en De otro cielo (1952), o la ironía, como en Antología apócrifa (1969), en la que glosa el estilo de varios autores de forma humorística.
Aspecto destacado de su producción fue el humorismo: nombrado director de la publicación humorística Don Goyo, Nalé Roxlo escribió para ella bajo el seudónimo de Chamico una serie de relatos de singular comicidad e ironía, cuyo inmediato éxito hizo que fueran recopilados en volúmenes como Cuentos de Chamico (1941), El muerto profesional (1943), Cuentos de cabecera (1946), La medicina vista de reojo (1952), Libro de quejas, El humor de los humores, Nuevos cuentos de Chamico y Mi pueblo (los cuatro de 1953); Sumarios policiales (1955) y El ingenioso hidalgo (1965).
Su obra dramática está formada por la farsa Una viuda difícil (1944) y por algunos dramas en los que, con un tratamiento poético, recrea antiguas leyendas, como La cola de la sirena (1941), El pacto de Cristina (1945) y Judith y las rosas (1956). Para La cola de la sirena (1941), Conrado Nalé Roxlo tomó el argumento de un cuento de Hans Christian Andersen: la sirena Alga se ha enamorado del marinero Patricio y permite que éste la pesque en el mar. Alga anhela pertenecer también al amado como mujer y está desesperada por su cola de pez; una operación la transforma finalmente en un ser terrestre normal. Sigue conservando su misteriosa hermosura, pero a través de esta transformación ha perdido también las especiales facultades de las sirenas: ya no puede cantar ni nadar. Todo esto lo habría sacrificado Alga con agrado si con ello hubiese podido estar segura del amor de Patricio, pero Patricio se aparta de ella en el momento en que la ve como mujer humana: ha desaparecido lo maravilloso, lo fantástico, que le atraía de ella, y entonces dedica su amor a una aviadora que para él, simple marinero, es nuevamente un ser con un encanto misterioso.
El crítico León Mirlas escribió: "La cola de la sirena es la comedia de la ilusión y un canto de amor. Pero no del amor hacia la mujer en sí, sino hacia la ilusión que la mujer es capaz de despertar en nosotros." Este es en realidad el tema propiamente dicho de esta obra: el hombre, incapaz de amar a otra persona como ser humano, ama siempre solamente el sueño con el que rodea a la otra persona. Si este sueño adquiere alguna vez una forma palpable adaptándose a la vida real, entonces se extingue el amor y el hombre se dirige hacia otro sueño. Nalé Roxlo evita con un humor caprichoso y lleno de fantasía el peligro de caer en un sentimentalismo romántico; de este modo resulta una comedia extraordinariamente densa y sugerente, con un contenido expresivo muy personal.

sábado, 13 de febrero de 2016

GERLILIBROS: PORFIRIO BARBA JACOBCINTIA DELEITOSAComo una fl...

GERLILIBROS: PORFIRIO BARBA JACOB CINTIA DELEITOSA Como una fl...: PORFIRIO BARBA JACOB CINTIA DELEITOSA Como una flor arcana, llameando bajo el turquí del cielo apareció. Fue su amor mi almohada matuti...

 PORFIRIO BARBA JACOB
CINTIA DELEITOSA

Como una flor arcana, llameando
bajo el turquí del cielo apareció...

GERLILIBROS: ELIZABETH BARRET BROWINGSI HAS DE AMARME...Si h...

GERLILIBROS: ELIZABETH BARRET BROWING SI HAS DE AMARME... Si h...: ELIZABETH BARRET BROWING SI HAS DE AMARME... Si has de amarme que sea sólo por amor de mi amor. No digas nunca que es por mi aspecto, ...

 ELIZABETH BARRET BROWING
SI HAS DE AMARME...

Si has de amarme que sea sólo
por amor de mi amor...

GERLILIBROS: RICARDO GÜIRALDES ProaHace mar fuerte…fuerte…...

GERLILIBROS: RICARDO GÜIRALDES Proa Hace mar fuerte…fuerte… ...: RICARDO GÜIRALDES Proa Hace mar fuerte…fuerte… Los egocultores decimos así a lo que nos vence y no es el caso. El mar arrea cordille...

 RICARDO GÜIRALDES

Proa

Hace mar fuerte…fuerte…
Los egocultores decimos así a lo
que nos vence y no es el caso.

GERLILIBROS: 13 DE FEBRERO DE 1866 NACE :RICARDO GÜIRALDES(...

GERLILIBROS: 13 DE FEBRERO DE 1866 NACE : RICARDO GÜIRALDES (...: 13 DE FEBRERO DE 1866 NACE : RICARDO GÜIRALDES (Buenos Aires, 1866 - París, 1927) Narrador argentino, uno de los mayores exponentes hisp...

 13 DE FEBRERO DE 1866 NACE :

RICARDO GÜIRALDES

(Buenos Aires, 1866 - París, 1927) Narrador argentino, uno de los mayores exponentes hispanoamericanos de la novela autóctona, con su obra maestra Don Segundo Sombra (1926).

viernes, 12 de febrero de 2016




12 DE FEBRERO DE 1888 NACE :

CLARA CAMPOAMOR

Política española, pionera de la militancia feminista (Madrid, 1888 - Lausana, 1972). Procedente de una familia modesta, estudió la carrera de Derecho al mismo tiempo que trabajaba, y se licenció en la Universidad de Madrid en 1924. Al tiempo que ejercía su actividad como abogada, sus inquietudes políticas le llevaron a aproximarse a los socialistas y a fundar una Asociación Femenina Universitaria.

Con el advenimiento de la Segunda República (1931), obtuvo un escaño de diputada por Madrid en las listas del Partido Radical. Formó parte de la Comisión constitucional, destacando en la discusión que condujo a aprobar el artículo 36, que reconocía por vez primera el derecho de voto a las mujeres.

Los gobiernos de la República le confiaron otros cargos de responsabilidad, como la vicepresidencia de la Comisión de Trabajo, la dirección general de Beneficencia, la participación en la comisión que preparó la reforma del Código Civil o la presencia en la delegación española ante la Sociedad de Naciones. También fundó una organización llamada Unión Republicana Femenina.

No consiguió renovar su acta de diputada en las elecciones de 1933. Y abandonó España en 1938, ante la inminente victoria del alzamiento de los militares reaccionarios; el subsiguiente régimen de Franco no le permitió regresar al país, de manera que permaneció exiliada, primero en Argentina, y, desde 1955 hasta su muerte, en Suiza.

Clara Campoamor fue una gran valedora de la igualdad de derechos de la mujer, en cuya defensa publicó numerosos escritos (como El derecho femenino en España de 1936, o La situación jurídica de la mujer española de 1938).

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GERLILIBROS: JULIO CORTÁZAR A Un General de Julio Cortázar Re...: JULIO CORTÁZAR A Un General de Julio Cortázar Región de manos sucias de pinceles sin pelo de niños boca abajo de cepillos de dientes ...

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lunes, 8 de febrero de 2016

8 DE FEBRERO DE 1835 NACE: SAMUEL BUTLER

8 DE FEBRERO DE 1835 NACE:
SAMUEL BUTLER
(Langar Rectory, 1835 - Londres, 1902) Escritor filosófico, humorista y novelista inglés que cultivó asimismo la pintura, la música y las ciencias biológicas. Inclinado a los estudios religiosos por tradición familiar, luego de una crisis interior se dedicó, entre 1860 y 1864, a la cría de ovejas en Nueva Zelanda.

Al regresar a Londres, las exhortaciones de su amiga espiritual Mary Anne Savage (la "Alethea" de The Way of All Flesh) le indujeron a escribir libros (casi todos ellos publicados por su propia cuenta), en los que satirizó duramente las tradiciones religiosas y los conformismos morales de la sociedad victoriana (Erewhon y Retorno a Erewhon), así como también los sistemas educativos de que él mismo había sido víctima.

Su obra más conocida y sin duda excelente es la gran novela The Way of All Flesh (literalmente "el camino de toda carne", pero en realidad una frase hecha de la Inglaterra decimonónica que significaba el tributo que se paga a la muerte), que no se atrevió a publicar y se editó póstumamente, por expreso deseo suyo, en 1903. Escrita llevando al límite todos los recursos realistas en la composición y caracterización de personajes, esta obra es un vasto y cruel fresco de un hogar victoriano de cuatro generaciones de la familia Pontifex, con sus ramificaciones económicas, religiosas y familiares. Fue, por ello, modelo de parte de la narrativa de fin de siglo, centrada en el cuestionamiento de la figura paterna como sede del poder autoritario.

Hombre metódico y solitario (permaneció soltero y, cosa rara tratándose de un inglés, no perteneció a ningún club), viajó mucho, sobre todo por Italia, país del cual describió con simpatía las tradiciones, costumbres y obras de arte (Alpes y santuarios del Piamonte y del cantón Ticino, Ex voto). Fue un espíritu singular; y así, en los estudios de biología, que, sin embargo, llevó a cabo sólo como aficionado, manifestó su propia independencia y se opuso a las teorías darwinistas (Vida y costumbre), y en el campo de los problemas filológicos formuló la peregrina hipótesis según la cual la Odisea habría sido escrita por una mujer siciliana (Sobre el origen trapanés de la Odisea, La autora de la Odisea, "Humour" de Homero).

Admirador de Haendel, compuso también obras musicales, por lo general oratorios al estilo de los de este gran músico. Los contemporáneos le juzgaron un ecléctico y un polígrafo; G. B. Shaw revalidó su obra. Samuel Butler influyó más o menos directamente en Galsworthy, Walpole, Wells y Orwell, y en la actualidad se le considera un clásico, parangonable a Sterne y Swift.

sábado, 6 de febrero de 2016

6 DE FEBRERO DE 1905 NACE :


IRMGARD KEUN


Escritora alemana nacida en Berlín en 1905 y fallecida en Colonia en 1982.
Hija del director de una refinería, pasó su infancia y su juventud en Colonia, se hizo actriz y contrajo matrimonio con Johannes Tralow, director de una conocida editorial y director teatral. En 1933 sus novelas fueron prohibidas por antialemanas, de manera que emigró en 1936 a países fronterizos como Bélgica, Holanda y Francia, aunque en 1940 regresó de manera ilegal a Alemania. Tras finalizar la guerra comenzó una importante actividad periodística, pero en 1960 dejó de escribir y llegó a vivir en una situación bastante precaria. En 1979 su obra experimentó de nuevo una gran aceptación debido a la concesión del primer premio Marieluise Fleißer de Literatura.
Su primera novela, Gilgi - eine von uns (Gilgi - una de nosotros, 1931), constituyó un gran éxito de público y crítica al igual que la segunda, Das kunstseidene Mädchen (La muchacha de seda artificial, 1932). Ambas fueron llevadas al cine, la primera en 1932 y la segunda en 1959. En esta última la autora retrata a la perfección el carácter y las circunstancias vitales de una mujer que quiere triunfar a toda costa, un tema que además sirve a la autora de medio para presentar un cuadro de costumbres y formas de vida de la gran ciudad. Los nacionalsocialistas la tacharon por ello de defensora del mundo destructor de la ciudad, y los movimientos feministas de los años setenta, muy al contrario, vieron en ella a una luchadora nata por la causa de la mujer en la sociedad contemporánea. Su obra se caracteriza sobre todo por el estilo aparentemente ingenuo con el que describe la vida de la gran ciudad.
Otras obras importantes son: Das Mädchen, mit dem die Kinder nicht verkehren durften (La chica con la que no podían ir los chicos, 1936), Nach Mitternacht (Después de medianoche, 1937), D-Zug dritter Klasse (Expreso de tercera clase, 1938), Bilder und Gedichte aus der Emigration (Imágenes y poemas de la emigración, 1947), Ferdinand, der Mann mit dem freundlichen Herzen (Fernando, el hombre del corazón amable, 1949), Wenn wir alle gut wären (Si todos fuéramos buenos, 1954) y Blühende Neurosen (Neurosis florecientes, 1962).

6 DE FEBRERO DE 1788 NACE :


UGO FOSCOLO



(Niccolò Foscolo; Isla de Zante, Grecia, 1788 - Turham Green, Reino Unido, 1827) Poeta, novelista y dramaturgo italiano. También filólogo, crítico y traductor, Foscolo representó al intelectual laico que poco después daría forma a la cultura del Risorgimento y, con ella, a la construcción del estado nacional italiano.
Ugo Foscolo nació en una isla griega que pertenecía entonces a la República de Venecia. En 1795, cuando su familia ya vivía en Venecia, cambió su nombre original Niccolò por el de Ugo. Lector incansable de la literatura clásica griega, latina e italiana, y de los filósofos y pensadores modernos, modeló su espíritu en dos direcciones entrecruzadas: la creación literaria y la lucha política.
Su primera tragedia, inspirada en Vittorio Alfieri, al que admiraba ciegamente, se representó en 1797. Tieste, cargada de furor libertario, atrajo el interés de los críticos, pero también de la policía. La llegada de Napoleón a Italia, para quien escribió A Bonaparte liberador y A los nuevos republicanos (1797), le permitió salir esperanzado de sus sucesivos escondites. La decepción llegó de inmediato con el tratado de Campoformio (por el que Bonaparte cedía Venecia a Austria) y huyó a Milán.
Los amores apasionados e ilegítimos y la guerra lo llevaron a Bolonia, Génova, Florencia, otra vez a Milán y finalmente a Londres. Herido en dos ocasiones y decepcionado por el carácter subalterno de Italia en el sistema napoleónico, terminó y publicó Últimas cartas de Jacobo Ortis (1803), novela epistolar inspirada en La Nueva Eloísa de Rousseau y en el Werther de Goethe. A diferencia de sus modelos, la narración de Foscolo armoniza la decepción amorosa con la pérdida de la patria. Muy autobiográfica, la novela representa el drama más íntimo del autor: el desarraigo, que se traducirá, en todas sus producciones, en la defensa de lo individual, vivido como derrota, como contradicción y como destino.
De forma paradójica, sin embargo, la libertad del yo predestinado a la soledad no apela al lenguaje romántico sino a las formas clásicas herederas de una tradición impersonal, como se lee en los sonetos y odas de Poesías (1803) y en el carmen Los sepulcros (1807), su obra más célebre. En este carmen (forma que los latinos destinaban a lo solemne y ritual) de 295 endecasílabos libres, la reflexión sobre la muerte parte de una decisión muy discutida: según habían dispuesto los franceses, los muertos debían ser enterrados extramuros. Las sepulturas de Foscolo, recordando su dimensión más real, despliegan una cruel e infinita simbología: son una búsqueda de consolación y una aceptación heroica de la condición humana. Y esas "ilusiones", esos mitos sobre la muerte, inauguran, según él, la civilización, y fundan la sociedad y la historia humanas.
Influido por la ironía y el desapego de Viaje sentimental por Francia e Italia de Laurence Sterne, inventó además, en Noticia acerca del clérigo Didimo (1813) a un personaje y a su obra; como el propio autor, el ficticio clérigo conoció la vanidad social y la dureza de la vida militar.

viernes, 5 de febrero de 2016

5 DE FEBRERO DE 1788 NACE:

KÁROLY KISFALUDY

(Tét, 1788-Pest, 1830) Escritor húngaro. Fue el fundador de la literatura dramática húngara y el precursor del romanticismo en su país. Entre sus obras cabe citar Los tártaros en Hungría (1819), El sitio de Belgrado (1819), Los sediciosos (1820), Desilusiones (1828). En 1822 fundó la revista Aurora.
Está considerado como uno de los fundadores del teatro húngaro nacional.

jueves, 4 de febrero de 2016

BORIS VIAN (1920-1959) EL LOBO-HOMBRE (Le Loup-garo)

BORIS VIAN (1920-1959)
EL LOBO-HOMBRE 
(Le Loup-garo)

En el Bois des Fausses-Reposes, al pie de la costa de Picardía, vivía un muy agraciado lobo adulto de negro pelaje y grandes ojos rojos. Se llamaba Denis, y su distracción favorita consistía en contemplar cómo se ponían a todo gas los coches procedentes de Ville-d'Avray, para acometer la lustrosa pendiente sobre la que un aguacero extiende, de vez en cuando, el oliváceo reflejo de los árboles majestuosos. También le gustaba, en las tardes de estío, merodear por las espesuras para sorprender a los impacientes enamorados en su lucha con el enredo de las cintas elásticas que, desgraciadamente, complican en la actualidad lo esencial de la lencería. Consideraba con filosofía el resultado de tales afanes, en ocasiones coronados por el éxito, y, meneando la cabeza, se alejaba púdicamente cuando ocurría que una víctima complaciente era pasada, como suele decirse, por la piedra.

Descendiente de un antiguo linaje de lobos civilizados, Denis se alimentaba de hierba y de jacintos azules, dieta que reforzaba en otoño con algunos champiñones escogidos y, en invierno, muy a su pesar, con botellas de leche birladas al gran camión amarillo de la Central. La leche le producía náuseas, a causa de su sabor animal y, de noviembre a febrero, maldecía la inclemencia de una estación que le obligaba a estragarse de tal manera el estómago.

Denis vivía en buenas relaciones con sus vecinos, pues éstos, dada su discreción, ignoraban incluso que existiese. Moraba en una pequeña caverna excavada, muchos años atrás, por un desesperado buscador de oro, quien, castigado por la mala fortuna durante toda su vida, y convencido de no llegar a encontrar jamás el «cesto de las naranjas» (cito a Louis Boussenard), había decidido acabar sus días en clima templado sin dejar de practicar, empero, excavaciones tan infructuosas como maníacas. En dicha cueva Denis se acondicionó una confortable guarida que, con el paso del tiempo, adornó con ruedas, tuercas y otros recambios de automóvil recogidos por él mismo en la carretera, donde los accidentes eran el pan nuestro de cada día. Apasionado de la mecánica, disfrutaba contemplando sus trofeos, y soñaba con el taller de reparaciones que, sin lugar a dudas, habría de poner algún día. Cuatro bielas de aleación ligera sostenían la cubierta de maletero utilizada a manera de mesa; la cama la conformaban los asientos de cuero de un antiguo Amilcar que se enamoró, al pasar, de un opulento y robusto plátano; y sendos neumáticos constituían marcos lujosos para los retratos de unos progenitores siempre bien queridos. El conjunto armonizaba exquisitamente con los elementos más triviales reunidos, en otros tiempos, por el buscador.

Cierta apacible velada de agosto, Denis se daba con parsimonia su cotidiano paseo digestivo. La luna llena recortaba las hojas como encaje de sombras. Al quedar expuestos a la luz, los ojos de Denis cobraban los tenues reflejos rubíes del vino de Arbois. Aproximábase ya al roble que constituía el término ordinario de su andadura, cuando la fatalidad hizo cruzarse en su camino al Mago del Siam, cuyo verdadero nombre se escribía Etienne Pample, y a la diminuta Lisette Cachou, morena camarera del restaurante Groneil arrastrada por el mago con algún pretexto ingenioso a las Fausses-Reposes. Lisette estrenaba un corsé Obsesión último diseño, cuya destrucción acababa de costar seis horas al Mago del Siam, y era a tal circunstancia, a la que Denis debía agradecer tan tardío encuentro.

Por desgracia para este último, la situación era en extremo desfavorable. Medianoche en punto; el Mago del Siam con los nervios de punta; y, dándose en abundancia por los alrededores, la consuelda, el licopodio y el conejo albo que, desde hace poco, acompañan inevitablemente los fenómenos de licantropía o, mejor dicho, de antropolicandria, como tendremos ocasión de leer en las páginas que siguen. Enfurecido por la aparición de Denis que, sin embargo, se alejaba ya tan discreto como siempre barbotando una excusa, y desencantado también de Lisette, por cuya culpa conservaba un exceso de energía que pedía a gritos ser descargada de una u otra manera, el Mago del Siam se abalanzó sobre la inocente bestia, mordiéndole cruelmente el codillo. Con un gañido de angustia, Denis escapó a galope. De regreso a su guarida, se sintió vencido por una fatiga fuera de lo común, y quedó sumido en un sueño muy pesado, entrecortado por turbulentas pesadillas.

No obstante, poco a poco fue olvidando el incidente, y los días volvieron a pasar tan idénticos como diversos. El otoño se acercaba y, con él, las mareas de septiembre, que producen el curioso efecto de arrebolar las hojas de los árboles. Denis se atracaba de níscalos y de setas, llegando a atrapar a veces alguna peziza casi invisible sobre su plinto de cortezas, mas huía como de la peste del indigesto lengua de buey. Los bosques, a la sazón, se vaciaban a muy temprana hora de paseantes y Denis se acostaba más temprano. Sin embargo, no por eso descansaba mejor, y en la agonía de noches entreveradas de pesadillas, se despertaba con la boca pastosa y los miembros agarrotados. Incluso sentía menguar paulatinamente su pasión por la mecánica, y el mediodía le sorprendía cada vez con más frecuencia amodorrado y sujetando con una zarpa inerte el trapo con el que debía haber lustrado una pieza de latón cardenillo. Su reposo se hacía cada vez más desasosegado, y a Denis le preocupaba no descubrir las razones.

Tiritando de fiebre y sobrecogido por una intensa sensación de frío, en mitad de la noche de luna llena despertó brutalmente de su sueño. Se frotó los ojos, quedó sorprendido del extraño efecto que sintió y, a tientas, buscó una luz. Tan pronto como hubo conectado el soberbio faro que le legase algunos meses atrás un enloquecido Mercedes, el deslumbrante resplandor del aparato iluminó los recovecos de la caverna. Titubeante, avanzó hacia el retrovisor que tenía instalado justo encima de la coqueta. Y si ya le había asombrado darse cuenta de que estaba de pie sobre las patas traseras, aún quedó más maravillado cuando sus ojos se posaron sobre la imagen reflejada en el espejo. En la pequeña y circular superficie le hacía frente, en efecto, un extravagante y blancuzco rostro por completo desprovisto de pelaje, y en el que sólo dos llamativos ojos rufos recordaban su anterior apariencia.

Dejando escapar un breve grito inarticulado se miró el cuerpo y al instante comprendió la causa de aquel frío sobrecogedor que le atenazaba por todas partes. Su abundante pelambrera negra había desaparecido. Bajo sus ojos se alargaba el malformado cuerpo de uno de estos humanos de cuya impericia amatoria solía con tanta frecuencia burlarse. Resultaba forzoso moverse con presteza. Denis se abalanzó hacia el baúl atiborrado de las más diferentes ropas, reunidas según el caprichoso azar de la sucesión de los accidentes. El instinto le hizo escoger un traje gris con rayitas blancas, de aspecto bastante distinguido, con el cual combinó una camisa lisa de tono tallo de rosa, y una corbata burdeos. Cuando estuvo cubierto con tal indumentaria, admirado todavía de poder conservar un equilibrio que en absoluto comprendía, empezó a sentirse mejor, y los dientes cesaron de castañetearle. Fue entonces cuando su extraviada mirada vino a fijarse en el irregular y espeso montoncillo de negra pelambrera esparcido alrededor de su lecho, y no pudo impedir llorar su perdida apariencia.

Hizo empero, un violento esfuerzo de voluntad para serenarse, e intentó explicarse el fenómeno. Sus lecturas le habían enseñado muchas cosas, y el asunto acabó por parecerle diáfano. El Mago del Siam debía ser un hombre-lobo y él, Denis, mordido por la alimaña, acababa de convertirse, recíprocamente, en ser humano.

Ante la idea de que debía disponerse a vivir en un mundo desconocido, en un primer momento se sintió presa de pánico. ¡Qué peligros no habría de correr como hombre entre los humanos! La evocación de las estériles competiciones a que se entregaban día y noche los conductores en tránsito de la Côte de Picardie le anticipaba simbólicamente la atroz existencia a la que, de buena o mala gana, sería preciso adaptarse. Pero luego reflexionó. Según todas las apariencias, y si los libros no mentían, la transformación habría de ser de duración limitada. Y en tal caso, ¿por qué no aprovecharla para hacer una incursión a la ciudad...? Llegados a este punto, preciso es reconocer que determinadas escenas entrevistas en el bosque se reprodujeron en la imaginación del lobo sin provocar en él las mismas reacciones que antes. Al contrario: se sorprendió incluso pasándose la lengua por los labios, cosa que le permitió constatar de paso que, a pesar de la metamorfosis, seguía siendo tan puntiaguda como siempre.

Volvió al retrovisor para contemplarse más de cerca. Sus rasgos no le disgustaron tanto como había temido. Al abrir la boca pudo constatar que su paladar seguía siendo de un negro llamativo, y, por otro lado, que también conservaba incólume el control de sus orejas, tal vez una pizca sospechosas por ser en exceso alargadas y pilosas. Mas consideró que el rostro que se reflejaba en el pequeño y esférico espejo, con su forma oval un algo prolongada, su pigmentación mate y sus blancos dientes, haría un papel aceptable entre los que conocía. Así que, después de todo, lo mejor sería sacar partido de lo inevitable y aprender algo de provecho para el porvenir. Consideración no obstante la cual un ramalazo de prudencia le obligó antes de salir a hacerse con unas gafas oscuras que, en caso de necesidad, atemperarían la rojiza brillantez de sus cristalinos. Proveyóse asimismo de un impermeable que se echó al brazo, y ganó la puerta con paso decidido. Pocos instantes después, cargado con una maleta ligera, y olfateando una brisa matinal que parecía singularmente desprovista de fragancia, se encontraba en la cuneta de la carretera, alargando el pulgar sin complejo alguno al primer automóvil que divisó en lontananza. Había decidido ir en dirección a París aconsejado por la experiencia cotidiana de que los coches rara vez se detienen al empezar la cuesta arriba y sí, en cambio, cuesta abajo, cuando la gravedad les permite volver a arrancar con facilidad.

Su elegante aspecto le reportó ser rápidamente aceptado como acompañante por una persona con no demasiada prisa. Y confortablemente acomodado a la derecha del conductor, se dispuso a abrir sus ardientes ojos a todo lo desconocido del vasto mundo. Veinte minutos más tarde se apeaba en la Plaza de la Ópera. El tiempo estaba despejado y fresco, y la circulación se mantenía dentro de los límites de lo decente. Denis se lanzó osadamente entre los tachones del asfalto y, tomando el bulevar, caminó en dirección al Hotel Scribe, en el que alquiló una habitación con cuarto de baño y salón. Dejó su maleta al cuidado de la servidumbre y salió acto seguido a comprar una bicicleta.

La mañana se le fue en un abrir y cerrar de ojos. Fascinado, no sabía bien hacia dónde pedalear. En el fondo de su yo experimentaba, sin lugar a dudas, el íntimo y oculto deseo de buscar un lobo para morderle, pero pensaba que no le resultaría demasiado fácil encontrar una víctima y, por otro lado, quería evitar dejarse influenciar en demasía por el contenido de los tratados. No ignoraba en absoluto que, con un poco de suerte, no le sería imposible acercarse a los animales del Jardín des Plantes, pero prefirió reservar tal posibilidad para un momento de mayor apremio. La flamante bicicleta absorbía en aquel momento toda su atención. Aquel artilugio niquelado le encandilaba, y, por otra parte, no dejaría de serle útil a la hora de regresar a su guarida.

A mediodía estacionó la máquina delante del hotel, ante la mirada un tanto reticente del portero. Pero su elegancia, y sobre todo aquellos ojos que semejaban carbúnculos, parecían privar a la gente de la capacidad de hacerle el mas mínimo reproche. Con el corazón exultante de alegría, se entretuvo en la búsqueda de un restaurante. Finalmente eligió uno tan discreto como de buena pinta. Las aglomeraciones le impresionaban todavía y, a pesar de la amplitud de su cultura general, temía que sus maneras pudiesen evidenciar un ligero provincianismo. Por eso pidió un sitio apartado y diligencia en el servicio.

Pero lo que Denis ignoraba era que precisamente en ese lugar de tan sosegado aspecto se celebraba, justo aquel día, la reunión mensual de los Aficionados al Pez de Agua Dulce Rambouilletiano. Cuando estaba a medio comer vio irrumpir de repente una comitiva de caballeros de resplandeciente tez y joviales maneras que, en un abrir y cerrar de ojos, ocuparon siete mesas de cuatro cubiertos cada una. Ante tan súbita invasión, Denis frunció el
ceño. Mas, como se temía, el maître acabó por acercarse cortésmente a la suya.

-Lo siento mucho, señor -dijo aquel hombre lampiño y cabezón-, ¿pero podría hacernos el favor de compartir su mesa con la señorita?

Denis echó una ojeada a la zagala, desfrunciendo el ceño al mismo tiempo.

-Encantado -dijo incorporándose a medias.
-Gracias, caballero -gorjeó la criatura con voz musical. Voz de sierra musical, para ser más exactos.
-Si usted me lo agradece a mí -prosiguió Denis- ¿a quién deberé yo? Agradecérselo, se sobreentiende.
-A la clásica providencia, sin duda -opinó la monada.

Y a continuación dejó caer su bolso, que Denis recogió al vuelo.

-¡Oh! -exclamó ella-. ¡Tiene usted unos reflejos extraordinarios!
-Sí... -confirmó Denis.
-Sus ojos son también bastante extraños -añadió la joven al cabo de cinco minutos-. Los veo parecidos a... a...
-¡Ah! -comentó Denis.
-A granates -concluyó ella.
-Es la guerra... -musitó Denis.
-No le entiendo...
-Quería decir -explicó Denis-, que esperaba que le recordasen a rubíes. Pero al oír que sólo ha dicho granates, no he podido por menos que pensar en restricciones. Concepto que, por una relación de causa efecto, me ha llevado acto seguido al de guerra.
-¿Estudió usted Ciencias Políticas? -preguntó la morenita.
-Le juro que no volveré a hacerlo.
-Le encuentro bastante fascinante -aseguró llanamente la señorita, que, entre nosotros, lo había dejado de ser muchas ya más veces de las que pudiera contar.
-De buena gana le devolvería el piropo, pero pasándolo al género femenino -expresóse Denis, madrigalesco.

Salieron juntos del restaurante. La lagarta confió al lobo convertido en hombre que, no lejos de allí, ocupaba una encantadora habitación en el Hotel del Pasapurés de Plata.

-¿Por qué no viene a ver mi colección de grabados japoneses? -acabó susurrando al oído de Denis.
-¿Sería prudente? -inquirió éste-. ¿Su marido, su hermano o algún otro de sus parientes no lo vería con inquietud?
-Digamos que soy un poco huérfana -gimió la pequeña, haciéndole cosquillas a una lágrima con la punta de su ahusado índice.
-Una verdadera lástima -comentó cortésmente su distinguido acompañante.

Al llegar al hotel creyó darse cuenta de que el recepcionista parecía llamativamente distraído. También constató que tanta felpa roja amortiguante hacía diferir notablemente ese establecimiento de aquel otro en el que él se había alojado. Pero en la escalera se distrajo contemplando primero las medias y luego las pantorrillas, inmediatamente adyacentes, de la señorita. En el afán de instruirse, la dejó tomar hasta seis escalones de ventaja. Y una vez que se creyó bastante instruido, apretó nuevamente el paso.

Por lo que tenía de cómica, la idea de fornicar con una mujer no dejaba de chocarle. Pero la evocación de Fausses-Reposes hizo desaparecer finalmente aquel elemento retardatario y, muy pronto se encontró en condiciones de poner en práctica con el tacto, los conocimientos que en el añorado bosque le entraran por la vista. Llegados a determinado punto plugo a la hermosa reconocerse, a gritos, satisfecha; y el artificio de tales afirmaciones, mediante las cuales aseguraba haber llegado a la cúspide, pasó inadvertido al entendimiento poco experimentado en ese terreno del bueno de Denis.

Apenas si comenzaba éste a salir de una especie de coma bastante distinto de todo cuanto hubiese conocido hasta entonces, cuando oyó sonar el despertador. Sofocado y pálido, se incorporó a medias en el lecho y quedó boquiabierto viendo cómo su compañera, con el culo al aire, dicho sea con todo respeto, registraba con diligencia el bolsillo interior de su americana.

-¿Desea una foto mía? -dijo sin pensarlo dos veces, creyendo haber comprendido.

Se sintió halagado pero, por el sobresalto que empinó la bipartita semiesfera que ante sus narices tenía, al instante se dio cuenta del inmenso error de tan aventurada suposición.

-Esto... eh... sí, querido mío -acabó por decir la dulce ninfa, sin saber muy bien si se le estaba o no tomando la cabellera.

Denis volvió a fruncir el ceño. Se levantó, y fue a comprobar el contenido de su cartera.

-¡Así que es usted una de esas hembras cuyas indecencias pueden leerse en la literatura del señor Mauriac! -explotó finalmente-. ¡Una prostituta, por decirlo de algún modo!

Se disponía ella a replicar, y en qué tono, que se cagaba en tal y en cual, que se lo montaba con su cuerpo serrano, y que no acostumbraba a tirarse a los pasmados por el gusto de hacerlo, cuando un cegador destello procedente de los ojos del lobo antropomorfizado le hizo tragarse todos y cada uno de los proyectados exabruptos.

De las órbitas de Denis emanaban, en efecto, dos incesantes centellas rojas que, cebándose en los globos oculares de la morenita, la sumieron en muy curiosa confusión.

-¡Haga el favor de cubrirse y de largarse en el acto! -sugirió Denis.

Y para aumentar el efecto, tuvo la inesperada idea de lanzar un aullido. Hasta entonces, nunca semejante inspiración se le había pasado por las mientes. Mas, a pesar de tal falta de experiencia, la cosa resonó de manera sobrecogedora.

Aterrorizada, la damisela se vistió sin decir ni pío, en menos tiempo del que necesita un reloj de péndulo para dar las doce campanadas. Una vez solo, Denis se echó a reír. Se sentía asaltado por una viciosa sensación bastante excitante.

-Debe ser el sabor de la venganza -aventuró en voz alta.

Volvió a poner donde correspondía cada uno de sus avíos, se lavó donde más lo necesitaba y salió a la calle. Había caído la noche, el bulevar resplandecía de manera maravillosa. No había caminado ni dos metros, cuando tres individuos se le acercaron. Vestidos un poco llamativamente, con ternos demasiado claros, sombreros demasiado nuevos y zapatos demasiado lustrados, lo cercaron.

-¿Podemos hablar con usted? -dijo el más delgado de todos, un aceitunado de recortado bigotillo.
-¿De qué? -se asombró Denis.
-No te hagas el tonto -profirió uno de los otros dos, coloradote y grueso.
-Entremos ahí.. -propuso el aceitunado según pasaban por delante de un bar.

Lleno de curiosidad, Denis entró. Hasta aquel momento, la aventura le parecía interesante.
-¿Saben jugar al bridge? -pregunto a sus acompañantes.

-Pronto vas a necesitar uno -sentenció el grueso coloradote sombríamente. Parecía irritado.
-Querido amigo -dijo el aceitunado una vez que hubieron tomado asiento-, acaba usted de comportarse de una manera muy poco correcta con una jovencita.

Denis comenzó a reír a mandíbula batiente.

-¡Le hace gracia al muy rufián! -observó el colorado-. Ya veréis como dentro de poco le hace menos.
-Da la casualidad -prosiguió el flaco- de que los intereses de esa muchacha son también los nuestros.

Denis comprendió de repente.

-Ahora entiendo -dijo-. Ustedes son sus chulos.

Los tres se levantaron como movidos por un resorte.

-¡No nos busques las vueltas! -amenazó el más grueso.

Denis los contemplaba.

-Noto que voy a encolerizarme -dijo finalmente con mucha calma-. Será la primera vez en mi vida, pero reconozco la sensación. Tal como ocurre en los libros.

Los tres individuos parecían desorientados.

-¡Arreglado vas si piensas que nos asustas, gilipollas! -tronó el grueso.

Al tercero no le gustaba hablar. Cerrando el puño, tomó impulso. Cuando estaba a punto de alcanzar el mentón de Denis, éste se zafó, atrapó de una dentellada la muñeca del agresor y apretó. La cosa debió doler.

Una botella vino a aterrizar sobre la cabeza de Denis, que parpadeó y reculó.

-Te vamos a escabechar -dijo el aceitunado.

El bar se había quedado vacío. Denis saltó por encima de la mesa y del adversario gordo. Sorprendido, se quedó un instante aturdido, pero llegó a tener el reflejo de agarrar uno de los pies calzados de ante del solitario de Fausses-Reposes.

Siguió una breve refriega al final de la cual, Denis, con el cuello de la camisa desgarrado, se contempló en el espejo. Una cuchillada le adornaba la mejilla, y uno de sus ojos tendía al índigo. Prestamente, acomodó los tres cuerpos inertes bajo las banquetas. El corazón le latía con furia. Y, de repente, sus ojos fueron a fijarse en un reloj de pared. Las once.

«¡Por mis barbas», pensó, «es hora de marcharse!»

Se puso apresuradamente las gafas oscuras y corrió hacia su hotel. Sentía el alma pletórica de odio, pero la proximidad de su partida le apaciguó. Pagó la cuenta, recogió el equipaje, montó en su bicicleta, y se puso a pedalear incansablemente como un verdadero Coppi. Estaba llegando al puente de Saint-Cloud, cuando un agente le dio el alto.

-¿O sea que va usted sin luces? -preguntó aquel hombre semejante a tantos otros.
-¿Cómo? -se extrañó Denis-. ¿Y por qué no? Veo de sobra.
-No se llevan para ver -explicó el agente- sino para que le vean a uno. ¿Y si le ocurre un accidente? Entonces, ¿qué?
-¡Ah! -exclamó Denis-. Sí; tiene usted razón. ¿Pero puede explicarme cómo funcionan las luces de este armatoste?
-¿Se está burlando de mí? -indagó el alguacil.
-Escuche -se puso serio Denis-. Llevo tanta prisa que ni siquiera tengo tiempo de reírme de nadie.
-¿Quiere usted que le ponga una multa? -dijo el infecto municipal.
-Es usted pelmazo de más -replicó el lobo ciclista.
-¡De acuerdo! -sentenció el innoble bellaco-. Pues ahí va...

Y sacando la libreta y un bolígrafo, bajó la nariz un instante.

-¿Su nombre, por favor? -preguntó volviendo a levantarla.

Después, sopló con todas sus fuerzas en el interior de su tubito sonoro, pues, muy lejos ya, alcanzó a ver la bicicleta de Denis lanzada, con él encima, al asalto del repecho.

En el mencionado asalto, Denis echó el resto. Al asfalto, pasmado, no le quedaba más que ceder ante su furioso avance. La costana de Saint-Cloud quedó atrás en un abrir y cerrar de ojos. Atravesó a continuación la parte de la ciudad que costea Montretout -fina alusión a los sátiros que vagan por el parque dedicado al antes nombrado santo- y giró después a la izquierda, en dirección hacia el Pont Noir y Ville-d'Avray. Al salir de tan noble ciudad y pasar frente al Restaurante Cabassud, advirtió cierta agitación a sus espaldas. Forzó la marcha y, sin previo aviso, se internó por un camino forestal. El tiempo apremiaba. A lo lejos, de repente, algún carillón comenzaba a anunciar la llegada de la medianoche.

Desde la primera campanada, Denis notó que la cosa no marchaba. Cada vez le costaba más trabajo llegar a los pedales; sus piernas parecían irse acortando paulatinamente. A la luz del claro de luna seguía sin embargo escalando, montado sobre su rayo mecánico, por entre la gravilla del camino de tierra. Pero en cierto momento se fijó en su sombra: hocico alargado, orejas erguidas. Y al instante dio de morros en el suelo, pues un lobo en bicicleta carece de estabilidad.

Felizmente para él. Pues apenas tocó tierra se perdió de un salto en la espesura. La moto del policía, entretanto, colisionó ruidosamente contra la recién caída bicicleta. El motorista perdió un testículo en la acción a la vez que el treinta y nueve por ciento de su capacidad auditiva. Apenas recobrada la apariencia de lobo y sin dejar de trotar hacia su guarida, Denis consideró el extraño frenesí que lo había asaltado bajo las humanas vestiduras de segunda mano. Él, tan apacible y tranquilo de ordinario, había visto evaporarse en el aire tanto sus buenos principios como su mansedumbre. La ira vengadora, cuyos efectos se habían manifestado sobre los tres chulos de la Madeleine -uno de los cuales, apresurémonos a decirlo en descargo de los verdaderos chulos, cobraba sueldo de la Prefectura, Brigada Mundana-, le parecía a la vez inimaginable y fascinante. Meneó la cabeza. ¡Qué mala suerte la mordedura del Mago del Siam! Felizmente, pensó no obstante, la penosa transformación habría de limitarse a los días de plenilunio. Pero no dejaba de sentir sus secuelas, y esa cólera latente, ese deseo de venganza no dejaban de inquietarlo.

ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...