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miércoles, 9 de noviembre de 2022

9 DE NOVIEMBRE DE 1953 MUERE DYLAN THOMAS

 

9 DE NOVIEMBRE DE 1953

 MUERE 

DYLAN THOMAS

(Swansea, Reino Unido, 1914 - Nueva York, 1953) Poeta galés en lengua inglesa, sin duda uno de los poetas británicos de la primera mitad del siglo XX con mayor renombre y resonancia internacional, gracias a la profunda originalidad de su poesía y al humor de sus cuentos y piezas teatrales. Durante un tiempo trabajó como periodista para el South Wales Evening Post y, durante la Segunda Guerra Mundial, como guionista para la BBC. Se dio a conocer como poeta con Dieciocho poemas (1934), al que siguieron los volúmenes Veinticinco poemas (1936) y Mapa de amor (1939), con los que se consolidó como máximo representante del movimiento poético Nuevo Apocalipsis, que practicaba un tipo de poesía de evocación, de tono metafísico y con cierto fondo romántico, en el que Thomas adoptaba el papel de poeta-profeta. Alcanzó su plenitud poética con el volumen Defunciones y nacimientos (1946). Autor de un volumen autobiográfico en el que defiende sus concepciones estéticas, Retrato del artista cachorro (1904), escribió además diversos guiones radiofónicos y cinematográficos.

Dylan Thomas completó su educación básica en una Grammar School de su Gales natal, escuela donde su padre ejercía la docencia, y conoció ya durante su infancia la poderosa atracción de la poesía. Poeta eminentemente precoz, a los doce años asombraba a parientes y amigos con sus composiciones, de fuerte originalidad. Cuando acabó sus estudios de enseñanza media viajó a Londres, y un año más tarde aparecía su primer libro, Dieciocho poemas (1934), publicado después de ganar un premio organizado por la revista Sunday Referee. Tenía diecinueve años cuando se publicó, e incluía trece poemas escritos entre 1933 y 1934 y otros cinco compuestos de mayo a octubre de 1934. Se negó a realizar estudios universitarios y prefirió una formación autodidacta

Al este premiado y poco difundido libro le siguieron Veinticinco poemas (1936) y Mapa de amor (1939). En 1936 contrajo matrimonio con una humilde muchacha irlandesa, Caitlin Macnamara, con quien tendría dos hijos y una hija, y se estableció en Laugahrne, en una casa situada frente al mar. Su nombre apareció cada vez con mayor frecuencia en las antologías poéticas contemporáneas, y fue creciendo en la admiración de críticos y poetas. Sin embargo, como suele ocurrir (y algo también por el carácter tumultuoso del escritor, genuino e intolerable bohemio y bebedor empedernido), su situación económica resultó siempre difícil; así lo revelan las cartas de Thomas que conocemos, en las cuales aparecen continuamente ansiosas peticiones de préstamos y auxilios de todo género.

Por esa época escribió los textos lírico-narrativos del Retrato de un artista cachorro (1940), una colección de diez cuentos, en gran parte autobiográficos, que describen el mundo provinciano en que se desarrollan y rememoran en imágenes transparentes, aunque fragmentarias, las primeras experiencias infantiles del poeta, desde los días de los juegos y de la fabulosa despreocupación hasta el momento en que, todavía adolescente, entró como reportero en el periódico de la ciudad. También es de esos años su poemario más bello y conocido, Defunciones y nacimientos (1946), que incluye las composiciones más representativas de su madurez. Los temas dominantes de este volumen son la añoranza de la edad feliz, de los afectos sencillos y familiares, evocada con acentos elegíacos, y la conciencia dolorosa de los años de guerra.


Dylan Thomas y Caitlin Macnamara

Su personal voz y el poderoso arrastre de su sonoridad hicieron famosas sus lecturas públicas y sus grabaciones para la BBC, por lo que realizó cuatro giras por Estados Unidos para leer su poesía en colegios y universidades. Durante el cuarto de sus viajes, en 1953, sufrió un coma etílico después de una intensa y prolongada depresión y murió en un hospital de Nueva York a los 39 años. Aunque la turbulenta etapa final de su vida quizás haya contribuido a valorarlo de manera especial, no cabe duda sobre su importancia como poeta ni sobre sus elevadas dotes retóricas.

Sus Collected Poems (Poemas completos) vieron la luz en 1952 y comprenden toda su producción poética hasta dicho año, más siete poemas inéditos. Thomas escribió también el guión cinematográfico de The Doctor and the Devils (1953), la comedia radiofónica Under Milk Wood (Bajo el bosque lácteo, 1954, galardonada con el premio Italia este mismo año), la novela incompleta Adventures in the Skin-Trade (1955, póstuma), y dos volúmenes de ensayos, conversaciones radiofónicas y narraciones tituladas respectivamente Quite Early One Morning (1954) y A Prospect of the Sea (1955, póstumo).

Dylan Thomas pertenece a una generación de poetas que ya apuntaron sus inquietudes poco antes de la Segunda Guerra Mundial, pero que después de ella cobró madurez. Con Henry Treece, Anne Ridler, David Gascoyne y otros, Thomas participó (aunque con mucha independencia) en el movimiento poético llamado "Nuevo Apocalipsis", grupo que reaccionó contra la generación anterior, la que se hizo famosa alrededor de 1930 y que se conoce como la generación de Oxford: a ella pertenecieron W. H. Auden, Day-Lewis, MacNeice y Spender. Frente a esta generación, que prefería el realismo, el tema social y la sátira política, y que derivaba, aunque con reservas, de la actitud desolada y crítica de Tierra baldía de Eliot, la de Dylan Thomas revaloriza el poder creador de la imaginación y la gran función alumbradora que el mundo cotidiano y el mítico, entremezclados, tienen para la poesía.

Thomas depura su lírica de todo lo que, según su teoría poética, sea bastardo: prosaísmos, evocación no transfigurada de la realidad, lenguaje coloquial y todo lo que sea sórdido y desquiciado y no conserve un hálito elemental de lirismo puro, romantizante. Si a veces el desgarro y la vulgaridad del mundo moderno aparecen en sus versos es de una manera indirecta, simbólica, antieliotiana, como para justificar que no es un esteta y que vive los problemas de su tiempo. En la poesía de Dylan Thomas la fusión de su ardor vital y de su verbo creador y casi fabuloso levantan un mundo alucinante: es el camino iluminado de William Blake, Arthur Rimbaud y otros visionarios. La claridad meridiana, sin embargo, no es su norma; con razón se le ha calificado de oscuro y se le ha adscrito a la línea poética que va desde Vaughan a Hopkins y W. B. Yeats.

Como para muchos artistas, el surrealismo supuso para él una liberación sensorial y expresiva, si bien la tremenda fuerza imaginativa y el sentido de la musicalidad y el ritmo ya le eran propios. El mundo de Dylan Thomas está próximo a un cierto surrealismo, pero más apasionado y humano, menos onírico y sin la carga de elementos impuros que aporta el subconsciente. En su mundo la vida y la muerte son los extremos de un mismo arco, el contrapunto eficaz que mueve su energía creadora. Para el poeta la sola existencia es ya algo extraordinario, una sorpresa renovada cada minuto, y canta sus goces y sus pesares como algo inseparable, como un don glorioso que hay que agradecer al Creador que nos lo brinda. El misterio ontológico, la pasión por el hombre, los sueños prenatales, la niñez paradisíaca, son temas que Thomas evoca con magia de bardo. El sentido alusivo o críptico de algunas de sus metáforas, imágenes o estrofas lo emparenta con la Biblia y con Joyce.

Su verbo es tan prístino, tan virginal, que parece llegar directamente de las fuentes no enturbiadas del lenguaje. Cada verso es una aventura, la lógica poética permite que todo sea una continua sorpresa. El lector intuye que el poema se ha concebido sin un esquema previo; el impulso creador lo ha puesto en marcha como un fuego que avanza con todas sus alas. Por eso no hay en sus poemas zonas intermedias o grises, de descanso, o poco inspiradas. El meollo de su mundo son las imágenes que se suceden, se contradicen, se interfieren y se destruyen. Poeta de inspiración auténtica y creador de imágenes vigorosas y llenas de color, en su intento destinado a alcanzar, a través del caos, una expresión espontánea y total de los elementos humanos conscientes e inconscientes, supo trasladar sus principales obsesiones a sus versos y consiguió dotarlos de resonancias mágicas y de gran aliento.

lunes, 2 de mayo de 2022

2 DE MAYO DE 2017 MUERE ABELARDO CASTILLO

2 DE MAYO DE 2017 MUERE
ABELARDO CASTILLO

(San Pedro, 1935-2017) Narrador y dramaturgo argentino cuya obra narrativa se caracteriza por su prosa cortante y muchas veces reveladora de la sordidez de la realidad. Animador de la difusión y el debate literario-político, fundó con Arnoldo Liberman El Grillo de Papel, que luego se llamó El Escarabajo de Oro, una de las revistas literarias de más larga vida (1959-1974) en la época que acogió como colaboradores a muchas figuras del «Boom» de la literatura hispanoamericana (Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Miguel Ángel Asturias, Augusto Roa Bastos y Ernesto Sábato, entre otros). Posteriormente dirigió El Ornitorrinco (1977-1987). Compaginó su actividad literaria con las colaboraciones periodísticas y la dirección de talleres de creación literaria.

En 1961 obtuvo el premio Casa de las Américas por los cuentos de Las otras puertas, género que continuó con Cuentos crueles (1966), Los mundos reales (1972), Las panteras y el templo (1976), El cruce del Aqueronte (1982), Las maquinarias de la noche (1992) y Cuentos completos (1998). La narrativa de Abelardo Castillo evolucionó de un realismo de signo existencial y comprometido social y políticamente en la línea de Jean-Paul Sartre a una mayor estilización que lo acerca al expresionismo; sus argumentos colocan a menudo a los personajes en situaciones límite envueltas en un denso fatalismo.

Su producción teatral incluye El otro Judas (1959), motivo evangélico que sirve para tratar uno de los temas caros al autor, el de la culpabilidad y la redención; para Israfel (1964) se inspiró en la vida del escritor norteamericano Edgar Allan Poe, uno de sus autores preferidos junto con Jorge Luis Borges. Le siguieron Tres dramas (1968) y El Sr. Brecht en el Salón Dorado (1982). En el volumen Teatro Completo reunió las obras anteriores y una nueva, Salomé (1995). De sus novelas cabe destacar La casa de cenizas (1968), El que tiene sed (1985), Crónica de un iniciado (1991) y El Evangelio según Van Hutten (1999).

jueves, 24 de marzo de 2022

RODOLFO WALSH CARTA ABIERTA DE UN ESCRITOR A LA JUNTA MILITAR

          RODOLFO WALSH          

CARTA ABIERTA DE UN ESCRITOR A LA JUNTA MILITAR

1

La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.

El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.

El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.

Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese “ser nacional” que ustedes invocan tan a menudo.

Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.

2

Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror. Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional.

El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio. Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.

De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda una ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras. La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos.

El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el “submarino”, el soplete de las actualizaciones contemporáneas. Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerrilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.

3

La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.

Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.

Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.

Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia, incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de “cuenta-cadáveres” que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.

El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 o 15 heridos, proporción desconocida en los más encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico de circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos.

Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a prevenir a la guerrilla y Ios partidos de que aún los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los combates, la conveniencia didáctica o el humor del momento. Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en variadas aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor.

El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.

4

Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas.

Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, “con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles” según su autopsia.

Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron. Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.

En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3 A de López Rega, capaces de atravesar la mayor guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea 7, sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti.

Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre “violencias de distintos signos” ni el árbitro justo entre “dos terrorismos”, sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte.

La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos democráticos en Chile, Boliva y Uruguay.

La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del Ejército, encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores de América, que reemplazó a las 3 A hasta que su papel global fue asumido por esa Junta en nombre de las 3 Armas.

Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de “Prensa Libre” Horacio Novillo apuñalado y calcinado, después que ese diario denunció las conexiones del ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales.

A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: “La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal”.

5

Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.

En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40 %, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30 %, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales

Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9 % prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificado de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron.

Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40 %, el de ropa más del 50 %, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30 %, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan.

Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la “racionalización”. Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes.

Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subterráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo, el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe.

Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar “el país”, han sido ustedes más afortunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3 %, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400 %, un aumento del circulante que en sólo una semana de diciembre llegó al 9 %, una baja del 13 % en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia.

Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120 %, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.

6

Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o a Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.

Un aumento del 722 % en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio Pereda: “Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos”.

El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el “festín de los corruptos”.

Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina.

Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideología que amenaza al ser nacional.

Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán dcsaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.

Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.

                                    Rodolfo Walsh. – C.I. 2845022
                   Buenos Aires, 24 de marzo de 1977

jueves, 23 de diciembre de 2021

23 DE DICIEMBRE DE 1951 MUERE ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO

23 DE DICIEMBRE DE 1951 MUERE
ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO

Siempre se ha dicho que la vida de Enrique Santos Discépolo fue un ir y venir. “Soy búmeran por temperamento”, solía bromear, mientras se comparaba con los criminales, los novios o los cobradores, para sentenciar: “Yo regreso siempre”. Y esta misma vida lo llevaba a conocer la soledad absoluta, por momentos, pero también, en otros, sentirse miembro de la más extensa familia: el pueblo argentino.

Nacido en el barrio porteño de Balvanera, el 27 de marzo de 1901, hijo de un músico de orquesta, quedó pronto huérfano y a cargo del mayor de sus cuatro hermanos, Armando, que fue quien lo encaminó por el mundo de la cultura popular: la música, el teatro, la literatura.

Con apenas 16 años debutó como actor y poco tiempo después se animó a escribir sus primeras obras de teatro y letras de tango: “El bizcochito” y la más conocida “Qué Vachaché”, son letras de los años 20, en su más temprana juventud. En muy poco tiempo, sus letras serían interpretadas por grandes cantantes como Azucena Maizani, Tita Merello y el mismísimo Carlos Gardel, mientras continuaba su labor actoral, y en la década siguiente podría conocer el mundo artístico de Europa.

Cuando ya en su repertorio contaba con letras como “Yira y yira”, “Qué sapa señor”, “Malevaje” y “Soy un arlequín” y la más cruda descripción de la “Década Infame” con “Cambalache”, apareció el peronismo, con el que simpatizó fervorosamente y defendió desde las trincheras radiales, con su programa “Mordisquito”. En 1951, protagonizaría el recordado film “El hincha”, pero hacia fines de aquel año, el 23 de diciembre, un síncope al corazón terminaría con su vida.


lunes, 6 de diciembre de 2021

6 DE DICIEMBRE DE 1961 MUERE FRANTZ FANON

   6 DE DICIEMBRE DE 1961       MUERE 
          FRANTZ FANON          
(Fort-de-France, Martinica, 1925 - Washington, 1961) Escritor martiniqués en lengua francesa. En 1944 se embarcó como polizonte y llegó al Norte de África, donde se enroló en las Forces Françaises de l'Intérieur, y al año siguiente participó en el desembarco en Toulon y en los combates en Alsacia. Tras la desmovilización, obtuvo una beca de estudios y, en 1952, se licenció en Medicina en la Universidad de Lyon, especializándose en Psiquiatría.
En ese mismo año publicó una recopilación de ensayos sobre la condición de los negros y el racismo, Piel negra, máscaras blancas (Peau noir, masques blancs) y escribió un drama acerca de los obreros del puerto de Lyon (Les Mains parallèles), que permaneció inédito. En 1953 solicitó el traslado a un hospital argelino; de este modo, pasó tres años en el hospital de Blida-Joinville, donde su trabajo de psiquiatra le permitió elaborar un original modelo de análisis de la alienación del colonizado.
Después de su intervención en el Primer Congreso de Escritores y Artistas Negros que se celebró en septiembre de 1956 en la Sorbona, se vio obligado a abandonar Argelia. Se trasladó a Túnez, trabajó para el Ministerio de Información y para el Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno provisional de la República Argelina, y llevó a cabo diversos viajes, de carácter diplomático o clandestino, a distintos países africanos.
En 1960 publicó en París L'an V de la révolution algérienne, libro que fue secuestrado inmediatamente. Herido en aquel verano cerca de Bizerta al estallar una mina que había provocado que su coche volcara, a principios de 1961 supo que estaba aquejado de leucemia. En aquella primavera escribió los ensayos que aparecieron en otoño, en vísperas de su muerte, con el título Los malditos de la tierra (Les damnés de la terre), su obra más madura y, al mismo tiempo, el mayor documento teórico de la revolución de los pueblos colonizados.
Luego viajó a Moscú y a Washington para intentar nuevas curas para su grave enfermedad, que resultaron vanas. Cuando falleció, su cuerpo fue trasladado a Argelia y sepultado en zona de combate. Póstumamente, apareció en 1964, con el título Pour la révolution africaine, la recopilación de los textos publicados entre 1952 y 1961 y no incluidos en sus volúmenes anteriores.

martes, 23 de noviembre de 2021

23 DE NOVIEMBRE DE 1990 MUERE ROALD DAHL

23 DE NOVIEMBRE DE 1990 MUERE

ROALD DAHL

(Llandaff, 1916 - Oxford, 1990) Escritor británico conocido especialmente como autor de narraciones infantiles y juveniles, pese a que su producción para adultos fue también de destacable calidad. Muchos de sus relatos se han convertido en películas de gran éxito internacional.

Su padre, de origen noruego, murió cuando el futuro escritor sólo tenía tres años. Esta desaparición dejó en apuros económicos a la familia, que hubo de trasladarse a una casa más pequeña. La madre prefirió seguir viviendo en Inglaterra antes que regresar a Noruega, cumpliendo con ello el deseo de su marido de educar a sus hijos en escuelas británicas.

Fue precisamente la estricta educación inglesa, que incluía fuertes castigos, lo que menos agradaba al pequeño Roald. Sus momentos más felices los vivía en verano, cuando viajaba con su madre y sus hermanos a Noruega. No brilló especialmente en sus estudios, aunque destacó en actividades deportivas como el boxeo.

Más interesado por la acción y la aventura que por el esfuerzo intelectual, al cumplir los dieciocho años se hizo explorador, en lugar de matricularse en la Universidad, como quería su madre. Luego trabajó como vendedor hasta que, a los veintitrés años de edad, se alistó como aviador para luchar en la Segunda Guerra Mundial, y sirvió en las Fuerzas Aéreas Reales en Libia, Grecia y Siria. En las campañas del continente africano su avión fue alcanzado en varias ocasiones por los disparos del enemigo, y en una ocasión llegó a ser derribado. Dahl salvó la vida de milagro, aunque tenía heridas tan graves que fue enviado a casa.

Su primera recopilación de relatos (Over to You; 10 Stories of Flyers and Flying, 1946) evocaría los horrores vividos en la guerra. Recuperado de sus heridas, en 1942 fue destinado a Washington como experto en asuntos de aviación de guerra; hasta 1945 trabajó para la Seguridad británica en Estados Unidos. Fue allí donde empezó a hacerse famoso como escritor, al ponerse a narrar en periódicos y revistas su visión de la guerra.

Dahl alternó tempranamente estas ocupaciones con su dedicación a la literatura infantil y juvenil, que se intensificaría a partir de la década de los sesenta. Casado en 1953, fue padre de cuatro hijos a los que acostumbraba a contar cuentos que a menudo se convertían en novelas. Su primer libro para niños habia sido Los gremmlins (1943). Pronto obtuvo grandes éxitos con títulos como James y el melocotón gigante (1961) y Charlie y la fábrica de chocolate (1964).

Por esa época sufrió también graves reveses: vio morir a su pequeña hija Olivia en 1962, y, tres años después, su esposa Patricia Neal sufrió una peligrosa enfermedad que estuvo a punto de dejarla ciega e inválida. Para colmo de males, su hijo Theo sufrió un grave accidente de carretera que le causó daños en el cerebro cuando sólo tenía tres años. Dahl pasó muchos meses trabajando en una válvula especial que servía para sacar líquidos de la cabeza de su hijo y permitía a éste vivir con normalidad, sin tener que permanecer conectado a una máquina.

Roald Dahl con su esposa, Patricia Neal

A pesar de estas desgracias, Dahl logró salir adelante y continuó escribiendo obras que le hacían cada vez más famoso en todo el mundo. Con Matilda, uno de sus últimos libros (convertido también en película de gran éxito), batió todos los records de ventas. No hay que olvidar, sin embargo, la importancia de su narrativa para adultos, en la que cultivó variados géneros. También fueron frecuentes sus colaboraciones con el cine; escribió, entre otros muchos, varios guiones para la serie de películas de James Bond.

La obra de Roald Dahl

Aunque es recordado especialmente por sus narraciones para niños y jóvenes, Roald Dahl escribió numerosas obras para adultos de indudable interés y calidad, entre las que sobresale Relatos de lo inesperado, una brillantísima colección de cuentos de intriga y humor negro. Mi tío Oswald (1979) se halla muy cercano a la ficción futurista: trata sobre la venta de espermatozoides de los hombres más brillantes del planeta. Otras obras destacadas fueron La venganza es míaGénesis y catástrofeHistorias extraordinarias y El gran cambiazo. Sobresalió especialmente en el cuento corto, con historias mordaces e impactantes rayanas en la irrealidad y lo morboso o macabro en muchos casos; en ellas creó un clima amenazante, extraño, vinculado a la irracionalidad, combinando agudamente el humor negro con el suspense.

Sin embargo, en sus historias para jóvenes late la fábula moral. Algunas de sus obras en el campo de la narrativa infantil y juvenil están consideradas entre las mejores de todos los tiempos. De hecho, sus relatos gustan tanto a los niños como a los mayores, ya que, en medio de sus historias protagonizadas por jóvenes, hay humor y crítica a la sociedad contemporánea. Junto a la magia y la fantasía, en sus libros aparece también la maldad y otros defectos del ser humano.

Charlie y la fábrica de chocolate (1964) fue la novela que le hizo famoso entre los jóvenes de todo el mundo; llegó incluso a ser elegida número uno en una encuesta realizada por el prestigioso diario Sunday Times para seleccionar las diez mejores obras infantiles. En Charlie y el ascensor de cristal continuó con el mismo personaje. Otros libros célebres son James y el melocotón gigante (1961), que cuenta la historia de un niño huérfano que vive con sus malvadas tías; Las brujas, que narra el enfrentamiento de un niño y su abuela con la terrible Asociación de Brujas de Inglaterra; y Los cretinos, que recoge historias de una pareja de viejos refunfuñones que odian a los niños.

Autor prolífico, la lista de obras memorables es extensísima: Danny, el campeón del mundoEl dedo mágico o la ya citada Matilda, la historia de una niña enamorada de los libros. Las novelas Boy y Volando solo se basaron en la vida del propio autor. Y todavía merecen destacarse Qué asco de bichosEl superzorroLa maravillosa medicina de JorgeEl gran gigante bonachónCuentos en verso para niños perversosEl vicario que hablaba al revésMi añoLos Mimpis y Agu Trot.

Charlie y la fábrica de chocolate

Celebrada como la mejor novela juvenil del autor, Charlie y la fábrica de chocolate se publicó en 1964 y tuvo un extraordinario éxito: se han vendido más de 13 millones de ejemplares en todo el mundo y ha sido traducida a 32 lenguas. Su perdurable popularidad indica lo bien que el autor comprendió, apreció y se comunicó con los más jóvenes. En fechas más recientes, la versión cinematográfica de Tim Burton (2005) ha contribuido a divulgar la obra entre las nuevas generaciones.

El protagonista, el pequeño Charlie Bucket, vive con sus padres y sus abuelos. Desde el principio, la pobreza se observa en cada rincón de la casa: en la sopa aguada que comen, en la falta de trabajo de su padre... El sórdido panorama que se describe no deja de parecernos, con todo, entrañable: a pesar de las dificultades, es un hogar en el que fluyen el amor, el respeto y la honestidad.

Desde la ventana que hay junto a su cama, Charlie ve la inmensa y misteriosa fábrica de sus chocolates favoritos; viéndola repite las fantásticas historias que su abuelo (que había trabajado en ella) le ha contado. Nadie entra en la fábrica desde hace décadas; sólo salen camiones con mercancías.

Fotogramas de Charlie y la fábrica
de chocolate
 (2005), de Tim Burton

Un día Willy Wonka, el propietario, anuncia que dentro del envoltorio de cinco tabletas de chocolate se esconde una lámina dorada que permitirá el acceso a la fábrica, y que cinco niños con cinco acompañantes adultos podrán visitar el lugar que produce los chocolates más ricos del mundo. Como nadie conoce la fábrica de Wonka, el concurso excita la curiosidad de la población, necesitada de sueños y fantasías que la salven de la mediocridad que la rodea.

Uno de los ganadores es Charlie; visita la fábrica con su abuelo y con los otros cuatro agraciados. Si bien Charlie es un buen niño, a los restantes que consiguen entrar en los dominios de Willy Wonka los dominan los peores vicios de la humanidad. Augustus representa la glotonería que provoca obesidad; Veruca, la exigencia y el egoísmo insoportable de los mimados; Violet, la estupidez de los que se creen los mejores, se sienten merecedores de todos los premios y detestan a los demás; Mike, absorbido por la televisión, está impregnado de agresividad y violencia; es destructivo y sabelotodo. También Wonka, el propietario, es peculiar: es el hijo de un dentista intolerante; acusa la falta de afecto paternal sufrida en su infancia y se deprime recordándolo. Su evolución a través del contacto con el joven Charlie es conmovedora.

Pese a su hiriente y mordaz sentido de la ironía, la novela se convierte, por su sentido moral, en una emocionante aventura humana de la que se sale mejor persona. En el desarrollo de la historia, cada uno recibe la lección de vida que le permitirá corregir sus vicios; los lumpalumpas, con sus cancioncillas, dan la moraleja correspondiente. La obra reconoce como valores positivos la buena educación, la cortesía o el respeto a las personas mayores, y contiene lecciones de cultura, ciencia o ética, subrayando el papel de la familia en la educación.

martes, 16 de noviembre de 2021

16 DE NOVIEMBRE DE 1922 NACE JOSÉ SARAMAGO

16 DE NOVIEMBRE DE 1922 NACE

JOSÉ SARAMAGO

(Azinhaga, 1922 - Tías, España, 2010) Narrador y ensayista portugués, premio Nobel de Literatura en 1998. Nacido en el seno de una familia de labradores y artesanos, José Saramago creció en un barrio popular de Lisboa. Su madre, analfabeta, inculcó en él la sed de saber y le regaló su primer libro. A los quince años abandonó los estudios por falta de medios y tuvo que ponerse a trabajar de cerrajero.

Posteriormente se desempeñó en una caja de pensiones y más tarde se dedicó al periodismo, la labor editorial y la traducción. Colaborador de diversos periódicos y revistas, entre ellos Seara Nova, fue también codirector del Diario de Noticias en 1975. Se adhirió al Partido Comunista Portugués, por lo que sufrió censura y persecución durante la dictadura de Salazar. En 1974 se sumó a la Revolución de los Claveles.

La obra de José Saramago se caracterizó por interrogar la historia de su país y las motivaciones humanas. Encontrar las claves por las que un imperio quedó relegado a un segundo plano respecto al resto de Europa y entender el accionar del hombre fueron sus preocupaciones centrales. Pero aunque su novelística tiene como eje vertebrador la realidad de Portugal y su historia, no se trata, sin embargo, de una narrativa histórica, sino de relatos donde la historia se mezcla con la ficción y con lo que podría haber sido, siempre a través de la ironía y al servicio de una aguda conciencia social.

Se dio a conocer en 1947 con Tierra de pecado, novela de corte realista que no suele incluir en su bibliografía. Después de un largo período de silencio, en 1966 publicó Los poemas posibles y en 1970 Probablemente alegría, colecciones de poesías en las que, tratando con fina ironía sobre todo los temas del amor y del erotismo, renovó con vigor el lenguaje poético tradicional.

Autor de libros de crónicas, de obras teatrales, del volumen Viaje a Portugal (1981), lo más importante y fecundo de su producción literaria se inicia con El año 1993 (1975). Saramago se consolidó sobre todo como narrador de gran rigor estilístico con la novela Manual de pintura y caligrafia (1976), con los cuentos del volumen Casi un objeto (1978) y con sus últimas novelas. En Alzado del Suelo (1980) se reveló como un gran escritor. Es una narración histórica cuyo escenario es el Alentejo, entre 1910 y 1979, y en la que el lenguaje campesino, el humor y el sarcasmo se conjugan para hablar de la realidad. Con una prosa poética y una técnica narrativa propia de la tradición oral, trazó un gran fresco de la sociedad alentejana y dio muestras de haber alcanzado la madurez estilística superando la tradición neorrealista de la novela rural.

En Memorial del convento (1981), contando la historia del convento de Mafra, reconstruyó, gracias a un serio estudio de los documentos, a una hábil dosificación de perspectivas y a una sabia caracterización de los personajes y del lenguaje, un período histórico cuyo conocimiento resulta necesario con miras a superar la crisis de identidad que aflige al portugués de hoy. Su actitud crítica siempre se hace presente, y así como celebra la belleza de su tierra, señala también el espanto ante un pueblo "sediento de martirio", que asistía a los autos de fe y a las corridas de toros en el siglo XVIII, o que se alistaba voluntariamente en las milicias del gobierno de facto en la década del treinta.

Sus novelas El año de la muerte de Ricardo Reis (1984) y La balsa de piedra (1986) confirmaron sus grandes dotes de narrador. En la primera, Saramago convierte en protagonista de su novela a Ricardo Reis, uno de los heterónimos que empleó en su obra el poeta Fernando Pessoa. Vivo sólo en la imaginación de su creador, Reis no alcanza a experimentar las emociones propias de un ser viviente; llega a Lisboa en 1935, pocos días después del fallecimiento de Pessoa, y se dedica a recorrer la ciudad y a frecuentar a sus gentes. Dos mujeres, la sencilla Lidia y la vulnerable Marcenda, conducirán a Reis hasta el límite de sus posibilidades: al final, prevalecerá su incapacidad para amar. Unas fantásticas conversaciones con su creador, Pessoa, a quien se permite regresar brevemente al mundo de los vivos, acabarán por convencerle de su condición de criatura de ficción.

Su obra de los últimos años incluye novelas, diarios y otras publicaciones, conjunto entre el que deben citarse Historia del cerco de Lisboa (1989), Todos los nombres (1997) y la obra teatral In nomine Dei (1993). En El Evangelio según Jesucristo (1991), visión alternativa de la vida de Jesús de Nazaret, se deja ver el humanismo de Saramago, enfrentado a cualquier planteamiento dogmático y que resuena siempre detrás del escepticismo que caracteriza en gran medida su punto de vista. En Ensayo sobre la ceguera (1995), advirtió sobre "la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron" y, escéptico pero solidario, se preguntaba si había lugar para la esperanza tras el nuevo milenarismo que la humanidad estaba viviendo. Cuadernos de Lanzarote (1997) es un libro curioso en el que, a manera de diario, cuenta la vida cotidiana y reflexiona sobre el ser humano, el espacio y el tiempo.

En 1998 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. En 2000 apareció La caverna, relato de resonancias platónicas. En 2002 publicó El hombre duplicado, una reflexión sobre la esencia de la identidad; en 2004, Ensayo sobre la lucidez, que recogió sus reflexiones sobre la democracia actual. El autor la definió como "una patada, una muestra de indignación, de protesta", defendiendo la utilidad del voto en blanco cuando “los gobiernos son comisarios políticos del poder económico”.

En Las intermitencias de la muerte (2005) Saramago respondía a la pregunta: ¿Qué pasaría si la gente dejase de morir? Afrontaba así el tema de la muerte a través de una parábola: en un país imaginario la muerte deja de existir, y todos sus habitantes se convierten de pronto en inmortales. Posteriormente, aparecieron las novelas Las pequeñas memorias (2006), un libro autobiográfico en el que regresó al entorno de su niñez y adolescencia; El viaje del elefante (2008), mezcla de realidad y ficción sobre el trayecto que un elefante asiático realizó por media Europa durante el siglo XIX, y Caín (2009), su última novela, en la que el autor compuso un mordaz recorrido por varios pasajes del Antiguo Testamento.

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