JULIO CORTAZAR
Canada Dry
Sé que me acordaré de un cielo raso
donde las manchas de humedad eran un gato, un número, una mano cortada.
Sé que me acordaré del ruido
de un water en alguna habitación lejana del hotel,
su triste catarata de bolsillo, su inevitable recurrencia.
Chacun ses madeleines, chacun ses Albertines.
Serás por siempre imán de imágenes,
las más turbias y vanas me traerás con el gesto
que en la caliente oscuridad del cuarto
era encender los cigarrillos del hartazgo,
ver asomar nuestros desnudos cuerpos flanco a flanco,
las más pequeñas turbias cosas,
una uña lastimada que te dolía tanto, el triste
rito de ir a lavarte y regresar, las servidumbres.
Tan sólo compartimos los bares y las calles
antes de amarnos contra tres espejos:
¿qué más podría darme tu recuerdo?
Pero yo sé guardar y usar lo triste y lo barato
en el mismo bolsillo donde llevo esa vida
que ilustrará las biografías. Ve, pequeño fantasma,
el baño está ahí al lado,
yo fumaré esperándote,
empezaremos otra vez. El cielo raso
dibuja un gato, un número, una mano cortada.
miércoles, 17 de diciembre de 2014
17 DE DICIEMBRE DE 1987 MUERE MARGUERITE YOURCENAR
17 DE DICIEMBRE DE 1987 MUERE
MARGUERITE YOURCENAR
(Marguerite de Crayencour; Bruselas, 1903 - isla de Mount Desert, Maine, EE UU, 1987) Escritora francesa de origen belga.
Huérfana de madre desde su nacimiento, fue llevada muy pronto a Francia por el padre (natural de Lille) que, tras impartirle una educación bastante esmerada, la llevó siempre con él, en el curso de su cosmopolita existencia, comunicándole su amor por los viajes.
Cursó estudios universitarios, especializándose en cultura clásica, y empezó a publicar diez años antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, aunque con escaso éxito. De esta primera época son las novelas Alexis o el tratado del inútil combate (1928), que comenzó a despertar el interés de la crítica: obra de corte gidiano, es una lúcida y desinhibida vivisección de un fracaso existencial; La Nouvelle Eurydice (1929), menos tensa e inspirada respecto Alexis: Denier du rêve (1934), historia de un atentado fracasado contra Mussolini, donde la violencia política ocupa el primer plano; y La mort conduit l'attelafe (1934), colección de tres cuentos.
Sus largas estancias en Grecia dieron origen a una serie de ensayos reunidos en Viaje a Grecia y llevaron a su maduración la idea originaría de Fuegos (1936), una obra esencialmente lírica compuesta de relatos míticos y legendarios. La misma dimensión mítica se deja traslucir en su colección de Cuentos orientales, publicada en 1938. El año siguiente aparece El tiro de gracia, basada en un hecho real, una historia de amor y de muerte en un país devastado durante las luchas antibolcheviques. Son importantes también varios ensayos, como Pindare (1932) y Les songes et les sorts (1938).
En 1939 la guerra la sorprendió en los Estados Unidos y allí fijó su residencia, en Maine, dedicándose en un principio a la enseñanza y adquiriendo la nacionalidad norteamericana en 1948. Llevó a cabo también en este período una serie de refinadas traducciones de textos de diversa naturaleza: obras de Virginia Wolf, Henry James y K. Kavafis y la antología de poesía griega antigua La couronne et la lyre.
Su fama como novelista la debe a dos grandes novelas históricas que han tenido gran resonancia: Memorias de Adriano (1951), reconstrucción histórica realizada con gran celo documental de la vida del más ilustrado de los emperadores romanos. Escrita a modo de carta dirigida como testamento espiritual a su sucesor designado, es una meditación del hombre sobre sí mismo, e ilustra el único remedio posible a la angustia de la muerte: la voluntad de vivir conscientemente, asumiendo el deber principal del hombre que es el perfeccionamiento interior. La otra fue Opus nigrum (1965), obra fruto de cuidadosas investigaciones, que gira en torno a la figura del médico alquimista y filósofo Zenón, intelectual enfrentado a los problemas del conocimiento.
Publicó también el ensayo A beneficio de inventario (siete estudios sobre A. d'Aubigné, Piranesi, S. Lagerlöf, Kavafis, Th. Mann, etc.) y diversas obras teatrales como Electre ou la chute des masques (1954), Le mystère d'Alceste (1963) y el volumen de 1971 que comprende Dar al César, Le petite Sirène y Le dialogue dans le marécase. En 1974 publicó su autobiografía en dos volúmenes: Recordatorios y Archivos del Norte, frescos histórico-narrativos sobre su propia familia. Fue la primera mujer en ser elegida miembro de la Academia Francesa en 1980.
En el curso de un viaje a África llevó a término la redacción de los tres relatos que componen Como el agua que fluye (1982), y el ensayo Mishima o la visión del vacío (1981), fruto de la larga frecuentación de la obra del gran escritor japonés. En 1982 vio la luz Con los ojos abiertos, libro de conversaciones con Matthieu Galey, que constituye una reveladora autobiografía.
17 DE DICIEMBRE DE 1893 NACE DOROTHY L. SAYERS
17 DE DICIEMBRE DE 1893 NACE
DOROTHY L. SAYERS
(Dorothy Leigh Sayers; Oxford, 1893 - Witham, 1957) Escritora británica.
Hija única de un pastor protestante, la autora aprendió latín de su padre, y francés con una institutriz. Entre 1909 y 1911 asistió a la Godolphin School de Salisbury, pero tuvo que dejar la escuela a causa de una enfermedad. Desde 1912 hasta 1915 estudió, gracias a una beca, en el Somersville College de la Universidad de Oxford, donde obtuvo la licenciatura en Lenguas Modernas.
Dorothy L. Sayers
Tras abandonar la universidad, Dorothy L. Sayers se dedicó a la enseñanza durante dos años. Posteriormente trabajó como lectora para una editorial, aunque en 1920 volvió a dar clases y un año después entró a trabajar en una agencia de publicidad, donde estuvo diez años. En 1924 la autora tuvo un hijo ilegítimo, pero dejó al recién nacido a cargo de una prima y negó siempre su relación con el niño.
En 1926, Sayers se casó con Oswald Arthur Fleming, pero el matrimonio se vio afectado por las largas temporadas que el esposo estuvo sin trabajo y que le obligaron a depender económicamente de la autora. Fleming murió en 1950. A partir de 1931, Sayers se dedicó en exclusiva a la escritura, y alcanzó la fama por sus novelas de detectives, todas ellas, excepto una, protagonizadas por el adinerado aristócrata Lord Peter Wimsey. Su interés por desarrollar al máximo este género la llevó a formar parte, junto con G. K. Chesterton y otros, del Detection Club, que pretendía mejorar tanto el género policíaco como su status, y que Sayers presidió desde 1949 hasta su muerte.
Las novelas de la autora incluyen Whose Body? (1923); Clouds of Witness (Nubes de testigos), de 1926; Muerte Natural (Unnatural Death, 1927); The Unpleasantness at the Bellona Club (La desavenencia en el Bellona Club), de 1928; Strong Poison (Veneno intenso), de 1930; The Five Red Herrings (Los cinco arenques rojos), de 1931; Have His Carcase (1932); Muerte, agente de publicidad (Murder Must advertise, 1933); Los nueve sastres (The Nine Tailors, 1934); Gaudy Nights (1935), y Busman's Honeymoon (La luna de miel de Busman), de 1937.
En colaboración con otros autores, Sayers también escribió The Documents in the Case (Los documentos del interior de la maleta) de 1930; The Floating Admiral (El almirante flotante), de 1932; Ask a Policeman (Pregunta a un policía), de 1933; Six against the Yard (Seis contra Scotland Yard), de 1936; Double Death (Doble muerte), de 1939; El cadáver con lentes; Cinco pistas falsas y El caso del bailarín barbudo. La autora escribió además volúmenes de historias cortas, como Lord Peter descubre el delito (Lord Peter Views the Body, 1928); Hangman's Holiday (Las vacaciones de Hangman), de 1933, y Lord Peter: a collection of All the Lord Peter Wimsey Stories (Lord Peter: recopilación de todas las historias de Lord Peter Wimsey), publicada en 1939.
En los últimos años de su vida, Sayers abandonó las novelas de detectives para dedicarse a escribir dramas religiosos, como The Man Born to Be King (El hombre que nació para ser rey), de 1942, sobre la vida de Cristo, y The Zeal of Thy House. Publicó asimismo ensayos como The Mind of the Maker (1941), sobre la creación artística como creación divina, y traducciones como la que realizó de los dos primeros libros de la Divina Comedia de Dante. También desarrolló una intensa actividad como conferenciante radiofónica, dando charlas sobre temas como la teología, la escritura de las novelas de misterio, la posición social de las mujeres o la educación.
17 DE DICIEMBRE DE 1903 NACE ERSKINE CALDWELL
17 DE DICIEMBRE DE 1903 NACE
ERSKINE CALDWELL
Autor de novelas norteamericano, nacido en White Oak, Georgia, y educado en las universidades de Virginia y Pennsylvania. Cuando prominentes intelectuales de Estados Unidos respaldan el comunismo aduciendo que solo el Partido Comunista ha propuesto una solución real a los problemas de la nación, Erskine Caldwell se encuentra entre ellos. Sus realistas y crudas novelas, aunque tratadas con humor y considerable profanidad, reflejan objetivamente los problemas sociales que aquejaban a blancos y negros en los estados del sur del país. Su más famosa novela y que le dio celebridad es Tobacco Road (La ruta del tabaco, 1932), obra centrada en la vida de la inolvidable familia de Jeeter Lester, y donde el autor dibuja la depravada pobreza y miserable vida de la sociedad cosechera de la Georgia rural. God's Little Acre (1933), La casa de la colina, Los héroes no vuelven, y Mujeres y hombres son novelas que tratan tema similar. Sus novelas cortas aparecen en muchas colecciones como, por ejemplo, en Jackpot (1940). La ruta del tabaco ha sido llevada al teatro en 1933, la obra teatral estuvo siete años funcionando con éxito en Broadway; y también ha sido adaptada a la pantalla grande con gran éxito en 1940.Muere en 1987.
martes, 16 de diciembre de 2014
SOPHIA DE MELLO BREYNER
Antínoo
Bajo el peso nocturno del cabello
O bajo la luna diurna de tu hombro
Busqué el orden intacto del mundo
La palabra no escuchada
Largamente bajo el fuego o bajo el vidrio
Busqué en tu rostro
La revelación de dioses que no conozco
Pero pasaste a través de mí
Como pasamos a través de la sombra.
Antínoo
Bajo el peso nocturno del cabello
O bajo la luna diurna de tu hombro
Busqué el orden intacto del mundo
La palabra no escuchada
Largamente bajo el fuego o bajo el vidrio
Busqué en tu rostro
La revelación de dioses que no conozco
Pero pasaste a través de mí
Como pasamos a través de la sombra.
HAZM ABU M. ALI IBN
Te amo con un amor inalterable,
mientras tantos amores humanos no son más que espejismos.
Te consagro un amor puro y sin mácula:
en mis entrañas está visiblemente grabado y escrito tu cariño.
Si en mi espíritu hubiese otra cosa que tú,
la arrancaría y desgarraría con mis propias manos.
No quiero de ti otra cosa que amor;
fuera de él no te pido nada.
Si lo consigo, la Tierra entera y la Humanidad
serán para mí como motas de polvo y los habitantes del país, insectos.
Te amo con un amor inalterable,
mientras tantos amores humanos no son más que espejismos.
Te consagro un amor puro y sin mácula:
en mis entrañas está visiblemente grabado y escrito tu cariño.
Si en mi espíritu hubiese otra cosa que tú,
la arrancaría y desgarraría con mis propias manos.
No quiero de ti otra cosa que amor;
fuera de él no te pido nada.
Si lo consigo, la Tierra entera y la Humanidad
serán para mí como motas de polvo y los habitantes del país, insectos.
COVENTRY PATMORE (1823-1869)
Las profundidades del espíritu.
No es en la crisis de los eventos
De una esperanza musical,
O en los actos de graves consecuencias,
Donde la vida revela su profundidad.
El día de los días no está en el pasado,
En aquello que fue pospuesto, demorado;
La noche de la muerte
Se llevó nuestra lámpara lejos,
Sin ser la noche en la que, perplejo,
Mi amada llegó bajo la luna en el espejo,
A través de los umbrales de la tersura.
Caminando sobre aquella tarde profunda,
Dónde vimos las flores agitarse en el agua.
Las profundidades del espíritu.
No es en la crisis de los eventos
De una esperanza musical,
O en los actos de graves consecuencias,
Donde la vida revela su profundidad.
El día de los días no está en el pasado,
En aquello que fue pospuesto, demorado;
La noche de la muerte
Se llevó nuestra lámpara lejos,
Sin ser la noche en la que, perplejo,
Mi amada llegó bajo la luna en el espejo,
A través de los umbrales de la tersura.
Caminando sobre aquella tarde profunda,
Dónde vimos las flores agitarse en el agua.
RAFAEL ALBERTI
Mujer en camisa
Te amo así, sentada,
con los senos cortados y clavados en el filo,
como una transparencia,
del espaldar de la butaca rosa,
con media cara en ángulo,
el cabello entubado de colores,
la camisa caída
bajo el atornillado botón saliente del ombligo,
y las piernas,
las piernas confundidas con las patas
que sostienen tu cuerpo
en apariencia dislocado,
adherido al journal que espera la lectura.
Divinamente ancha, precisa, aunque dispersa,
la belleza real
que uno quisiera componer cada noche.
Mujer en camisa
Te amo así, sentada,
con los senos cortados y clavados en el filo,
como una transparencia,
del espaldar de la butaca rosa,
con media cara en ángulo,
el cabello entubado de colores,
la camisa caída
bajo el atornillado botón saliente del ombligo,
y las piernas,
las piernas confundidas con las patas
que sostienen tu cuerpo
en apariencia dislocado,
adherido al journal que espera la lectura.
Divinamente ancha, precisa, aunque dispersa,
la belleza real
que uno quisiera componer cada noche.
RAFAEL ALBERTI
A la línea
A ti, contorno de la gracia humana,
recta, curva, bailable geometría,
delirante en la luz, caligrafía
que diluye la niebla más liviana.
A ti, sumisa cuanto más tirana
misteriosa de flor y astronomía
imprescindible al sueño y la poesía
urgente al curso que tu ley dimana.
A ti, bella expresión de lo distinto
complejidad, araña, laberinto
donde se mueve presa la figura.
El infinito azul es tu palacio.
Te canta el punto ardiendo en el espacio.
A ti, andamio y sostén de la pintura.
A la línea
A ti, contorno de la gracia humana,
recta, curva, bailable geometría,
delirante en la luz, caligrafía
que diluye la niebla más liviana.
A ti, sumisa cuanto más tirana
misteriosa de flor y astronomía
imprescindible al sueño y la poesía
urgente al curso que tu ley dimana.
A ti, bella expresión de lo distinto
complejidad, araña, laberinto
donde se mueve presa la figura.
El infinito azul es tu palacio.
Te canta el punto ardiendo en el espacio.
A ti, andamio y sostén de la pintura.
16 DE DICIEMBRE NACE
JANE AUSTEN
(Steventon, Gran Bretaña, 1775-Winchester, id., 1817) Novelista británica.
Su padre, un clérigo protestante, era rector de la parroquia de Steventon. Séptima hija de una familia de ocho hermanos, su padre se encargó personalmente de su educación. En 1801, los Austen se trasladaron a Bath y, tras la muerte del cabeza de familia, en 1805, primero a Southampton y luego a Chawton, un pueblo de Hampshire, donde la escritora redactó la mayoría de sus novelas. La suya fue una vida sin grandes acontecimientos, apenas sin nada que turbara la placidez de una existencia pequeñoburguesa y provinciana; sólo muy de tarde en tarde realizaba algún que otro viaje a Londres. Tampoco llegó a contraer matrimonio.
Jane Austen
Apacible, sereno y equilibrado es también su modo de novelar, la minuciosa y sutil ironía con que describe el ambiente que la rodea, el de la alta clase rural del sur de Inglaterra. La intriga narrativa suele ser de poca importancia, por lo que el interés de sus obras reside en los diferentes matices psicológicos de sus personajes, interpretados con gran agudeza, y en la descripción amable y comprensiva, pero no carente de maliciosa ironía, del ambiente social en que sitúa sus criaturas, que no es otro que el suyo propio, el de la burguesía acomodada.
Las seis novelas que escribió conviene agruparlas en dos períodos diferentes. Durante el primero vieron la luz una serie de títulos, algunos de los cuales tardaron más de quince años en ser editados. Éste fue el caso de Orgullo y prejuicio (Pride and prejudice), considerada la mejor de sus novelas, cuya redacción emprendió el año 1796, aunque no se publicaría hasta 1813. En ella, Austen relata la historia de las cinco hermanas Bennet y las tribulaciones de sus respectivos amoríos. También son de este período Sentido y sensibilidad (Sense and sensibility, 1811), centrada otra vez en la historia de dos hermanas y sus asuntos amorosos, caracterizada por su realismo, y La abadía de Northanger (Northanger Abbey, 1818), una especie de parodia sobre la novela gótica, tan en boga a finales del siglo XVIII.
Su segunda etapa creativa empezó en 1811, y marcó su recuperación tras doce años de esterilidad creadora. El parque de Mansfield (Mansfield Park, 1814), Emma (1816) y Persuasión (Persuasion, publicada póstumamente) son títulos que corresponden a este momento, y todos ellos narran los enredos románticos de sus tres heroínas, tratados con gracia y profundidad. Tiempo después de su muerte aparecieron varias novelas incompletas, como Los Watson, Fragmentos de una novela, Plan para una novela y su correspondencia, publicada bajo el título de Cartas.
Jane Austen contó desde un principio con una acogida excelente para sus novelas, en un momento en que la temática romántica parecía agotada. Son relatos en que predominan la observación incisiva y los detalles meticulosos en una trama que consigue dar fuerza a acontecimientos en apariencia triviales y cotidianos, y que rescatan, incluso para los personajes secundarios, un cierto sentido de universalidad que tan gratos los hizo a los lectores y por los cuales la escritora se convirtió en uno de los grandes difusores de la novela británica.
JANE AUSTEN
(Steventon, Gran Bretaña, 1775-Winchester, id., 1817) Novelista británica.
Su padre, un clérigo protestante, era rector de la parroquia de Steventon. Séptima hija de una familia de ocho hermanos, su padre se encargó personalmente de su educación. En 1801, los Austen se trasladaron a Bath y, tras la muerte del cabeza de familia, en 1805, primero a Southampton y luego a Chawton, un pueblo de Hampshire, donde la escritora redactó la mayoría de sus novelas. La suya fue una vida sin grandes acontecimientos, apenas sin nada que turbara la placidez de una existencia pequeñoburguesa y provinciana; sólo muy de tarde en tarde realizaba algún que otro viaje a Londres. Tampoco llegó a contraer matrimonio.
Jane Austen
Apacible, sereno y equilibrado es también su modo de novelar, la minuciosa y sutil ironía con que describe el ambiente que la rodea, el de la alta clase rural del sur de Inglaterra. La intriga narrativa suele ser de poca importancia, por lo que el interés de sus obras reside en los diferentes matices psicológicos de sus personajes, interpretados con gran agudeza, y en la descripción amable y comprensiva, pero no carente de maliciosa ironía, del ambiente social en que sitúa sus criaturas, que no es otro que el suyo propio, el de la burguesía acomodada.
Las seis novelas que escribió conviene agruparlas en dos períodos diferentes. Durante el primero vieron la luz una serie de títulos, algunos de los cuales tardaron más de quince años en ser editados. Éste fue el caso de Orgullo y prejuicio (Pride and prejudice), considerada la mejor de sus novelas, cuya redacción emprendió el año 1796, aunque no se publicaría hasta 1813. En ella, Austen relata la historia de las cinco hermanas Bennet y las tribulaciones de sus respectivos amoríos. También son de este período Sentido y sensibilidad (Sense and sensibility, 1811), centrada otra vez en la historia de dos hermanas y sus asuntos amorosos, caracterizada por su realismo, y La abadía de Northanger (Northanger Abbey, 1818), una especie de parodia sobre la novela gótica, tan en boga a finales del siglo XVIII.
Su segunda etapa creativa empezó en 1811, y marcó su recuperación tras doce años de esterilidad creadora. El parque de Mansfield (Mansfield Park, 1814), Emma (1816) y Persuasión (Persuasion, publicada póstumamente) son títulos que corresponden a este momento, y todos ellos narran los enredos románticos de sus tres heroínas, tratados con gracia y profundidad. Tiempo después de su muerte aparecieron varias novelas incompletas, como Los Watson, Fragmentos de una novela, Plan para una novela y su correspondencia, publicada bajo el título de Cartas.
Jane Austen contó desde un principio con una acogida excelente para sus novelas, en un momento en que la temática romántica parecía agotada. Son relatos en que predominan la observación incisiva y los detalles meticulosos en una trama que consigue dar fuerza a acontecimientos en apariencia triviales y cotidianos, y que rescatan, incluso para los personajes secundarios, un cierto sentido de universalidad que tan gratos los hizo a los lectores y por los cuales la escritora se convirtió en uno de los grandes difusores de la novela británica.
16 DE DICIEMBRE NACE
ARTHUR C. CLARKE
(Arthur Charles Clarke; Minehead, 1917 - Colombo, Sri Lanka, 2008) Escritor británico, autor de notables novelas y relatos de ciencia ficción en las que destaca la presencia de una cierta reflexión de talante filosófico.
Interesado por la ciencia desde niño, no dispuso de recursos para seguir una carrera universitaria. Su participación en la Segunda Guerra Mundial, alistado en la Royal Air Force, le permitió sin embargo entrar en contacto con la nueva tecnología del radar.
Arthur C. Clarke
Durante la contienda publicó sus primeros relatos sobre la conquista del espacio y, en un artículo aparecido en 1945 y acogido con escepticismo por los especialistas, predijo detalladamente el uso de un sistema de satélites para las telecomunicaciones. En estos primeros años como escritor usó el seudónimo de Charles Willis en tres ocasiones, y una vez el de E. G. O'Brien. Es especialmente conocido por obras como Luz de Tierra (Earthlight, 1955), Una catarata de polvo lunar (A Fall of Moondust, 1961) y Las fuentes del paraíso (The Fountains of Paradise, 1979).
Sobre la base de uno de sus cuentos cortos, "El centinela" ("The Sentinel", 1951), preparó junto con Stanley Kubrick el guión para el filme de este último 2001: una odisea del espacio, que apareció también como libro en 1968 y del que luego publicó dos secuelas en 1983 y 1988. El relato de Clarke insistía en la aparición de unas mentes superiores que, desde fuera de nuestra galaxia, se hacían indirectamente presentes en la Historia humana.
A la vez que empezó a ser reconocido como autor de ciencia ficción, desarrolló un considerable interés por la exploración submarina en Ceilán (la actual Sri Lanka), y relató sus experiencias en este campo en una serie de libros de los que el primero fue La costa de coral (The Coast of Coral, 1956). En 1980 ganó el premio Hugo de novela por Fuentes del paraíso. Poco después, una enfermedad degenerativa del sistema nervioso lo incapacitó para la escritura. Sin embargo, en 1989 publicó Días increíbles: una autobiografía de ciencia-ficción.
Clarke representa, como Ray Bradbury, una corriente trascendentalista de la ciencia-ficción, en la que se expresa una visible nostalgia de la presencia divina en el cosmos. Otras obras del autor son Odisea tres, Cánticos de la lejana Tierra, 300: odisea final, Cuentos del planeta Tierra, El león de comarre a la caída de la noche y Cita con Rama.
ARTHUR C. CLARKE
(Arthur Charles Clarke; Minehead, 1917 - Colombo, Sri Lanka, 2008) Escritor británico, autor de notables novelas y relatos de ciencia ficción en las que destaca la presencia de una cierta reflexión de talante filosófico.
Interesado por la ciencia desde niño, no dispuso de recursos para seguir una carrera universitaria. Su participación en la Segunda Guerra Mundial, alistado en la Royal Air Force, le permitió sin embargo entrar en contacto con la nueva tecnología del radar.
Arthur C. Clarke
Durante la contienda publicó sus primeros relatos sobre la conquista del espacio y, en un artículo aparecido en 1945 y acogido con escepticismo por los especialistas, predijo detalladamente el uso de un sistema de satélites para las telecomunicaciones. En estos primeros años como escritor usó el seudónimo de Charles Willis en tres ocasiones, y una vez el de E. G. O'Brien. Es especialmente conocido por obras como Luz de Tierra (Earthlight, 1955), Una catarata de polvo lunar (A Fall of Moondust, 1961) y Las fuentes del paraíso (The Fountains of Paradise, 1979).
Sobre la base de uno de sus cuentos cortos, "El centinela" ("The Sentinel", 1951), preparó junto con Stanley Kubrick el guión para el filme de este último 2001: una odisea del espacio, que apareció también como libro en 1968 y del que luego publicó dos secuelas en 1983 y 1988. El relato de Clarke insistía en la aparición de unas mentes superiores que, desde fuera de nuestra galaxia, se hacían indirectamente presentes en la Historia humana.
A la vez que empezó a ser reconocido como autor de ciencia ficción, desarrolló un considerable interés por la exploración submarina en Ceilán (la actual Sri Lanka), y relató sus experiencias en este campo en una serie de libros de los que el primero fue La costa de coral (The Coast of Coral, 1956). En 1980 ganó el premio Hugo de novela por Fuentes del paraíso. Poco después, una enfermedad degenerativa del sistema nervioso lo incapacitó para la escritura. Sin embargo, en 1989 publicó Días increíbles: una autobiografía de ciencia-ficción.
Clarke representa, como Ray Bradbury, una corriente trascendentalista de la ciencia-ficción, en la que se expresa una visible nostalgia de la presencia divina en el cosmos. Otras obras del autor son Odisea tres, Cánticos de la lejana Tierra, 300: odisea final, Cuentos del planeta Tierra, El león de comarre a la caída de la noche y Cita con Rama.
16 DE DICIEMBRE NACE
RAFAEL ALBERTI
(Puerto de Santa María, 1902 - 1999) Poeta español, miembro de la Generación del 27.
Sus padres pertenecían a familias de origen italiano asentadas en la región y dedicadas al negocio vinícola. Las frecuentes ausencias del padre por razones de trabajo le permitieron crecer libre de toda tutela, correteando por las dunas y las salinas a orillas del mar en compañía de su fiel perra Centella. Una infancia despreocupada, abierta al sol y a la luz, que se ensombrecerá cuando tenga que ingresar en el colegio San Luis Gonzaga de El Puerto, dirigido por los jesuitas de una forma estrictamente tradicional.
Rafael Alberti
Alberti se asfixiaba en las aulas de aquel establecimiento donde la enseñanza no era algo vivo y estimulante sino un conjunto de rígidas y monótonas normas a las que había que someterse. Se interesaba por la historia y el dibujo, pero parecía totalmente negado para las demás materias y era incapaz de soportar la disciplina del centro. A las faltas de asistencia siguieron las reprimendas por parte de los profesores y de su propia familia. Quien muchos años después recibiría el Premio Cervantes de Literatura no acabó el cuarto año de bachillerato y en 1916 fue expulsado por mala conducta.
En 1917 la familia Alberti se trasladó a Madrid, donde el padre veía la posibilidad de acrecentar sus negocios. Rafael había decidido seguir su vocación de pintor, y el descubrimiento del Museo del Prado fue para él decisivo. Los dibujos que hace en esta época el adolescente Alberti demuestran ya su talento para captar la estética del vanguardismo más avanzado, hasta el punto de que no tardará en conseguir que algunas de sus obras sean expuestas, primero en el Salón de Otoño y luego en el Ateneo de Madrid.
No obstante, cuando la carrera del nuevo artista empieza a despuntar, un acontecimiento triste le abrirá las puertas de otra forma de creación. Una noche de 1920, ante el cadáver de su padre, Alberti escribió sus primeros versos. El poeta había despertado y ya nada detendría el torrente de su voz. Una afección pulmonar le llevó a guardar obligado reposo en un pequeño hotel de la sierra de Guadarrama. Allí, entre los pinos y los límpidos montes, comenzará a trabajar en lo que luego será su primer libro, Marinero en tierra, muy influido por los cancioneros musicales españoles de los siglos XV y XVI. Comprende entonces que los versos le llenan más que la pintura, y en adelante ya nunca volverá a dudar sobre su auténtica vocación.
Al descubrimiento de la poesía sigue el encuentro con los poetas. De regreso a Madrid se rodeará de sus nuevos amigos de la Residencia de Estudiantes. Conoce a Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y otros jóvenes autores que van a constituir el más brillante grupo poético del siglo. Cuando en 1925 su Marinero en tierra reciba el Premio Nacional de Literatura, el que algunos conocidos llamaban "delgado pintorcillo medio tuberculoso que distrae sus horas haciendo versos" se convierte en una figura descollante de la lírica.
De aquel grupo de poetas hechizados por el surrealismo, que escribían entre risas juveniles versos intencionadamente disparatados o sublimes, surgió en 1927 la idea de rendir homenaje, con ocasión del tricentenario de su muerte, al maestro del barroco español Luis de Góngora, olvidado por la cultura oficial. Con el entusiasmo que les caracterizaba organizaron un sinfín de actos que culminaron en el Ateneo de Sevilla, donde Salinas, Lorca y el propio Alberti, entre otros, recitaron sus poemas en honor del insigne cordobés. Aquella hermosa iniciativa reforzó sus lazos de amistad y supuso la definitiva consolidación de la llamada Generación del 27, protagonista de la segunda edad de oro de la poesía española.
En los años siguientes Rafael Alberti atraviesa una profunda crisis existencial. A su precaria salud se unirá la falta de recursos económicos y la pérdida de la fe. La evolución de este conflicto interior puede rastrearse en sus libros, desde los versos futuristas e innovadores de Cal y canto hasta las insondables tinieblas de Sobre los ángeles. El poeta muestra de pronto su rostro más pesimista y asegura encontrarse "sin luz para siempre". Su alegría desbordante y su ilusionada visión del mundo quedan atrás, dejando paso a un espíritu torturado y doliente que se interroga sobre su misión y su lugar en el mundo. Se trata de una prueba de fuego de la que renacerá con más fuerza, provisto de nuevas convicciones y nuevos ideales.
En adelante, la pluma de Alberti se propondrá sacudir la conciencia dormida de un país que está a punto de vivir uno de los episodios más sangrientos de su historia: la Guerra Civil. Ha llegado el momento del compromiso político, que el poeta asume sin reservas, con toda la vehemencia de que es capaz. Participa activamente en las revueltas estudiantiles, apoya el advenimiento de la República y se afilia al Partido Comunista, lo que le acarreará graves enemistades. Para Alberti, la poesía se ha convertido en una forma de cambiar el mundo, en un arma necesaria para el combate.
En 1930 conocerá a María Teresa León, la mujer que más honda huella dejó en él y con la que compartió los momentos más importantes de su vida. Dotada de claridad política y talento literario, esta infatigable luchadora por la igualdad femenina dispersó con su fuerza y su valentía todas las dudas del poeta. Con ella fundó la revista revolucionaria Octubre y viajó por primera vez a la Unión Soviética para asistir a una reunión de escritores antifascistas.
El dramático estallido de la Guerra Civil en 1936 reforzó si cabe su compromiso con el pueblo. Enfundado en el mono azul de los milicianos, colaboró en salvar de los bombardeos los cuadros del Museo del Prado, acogió a intelectuales de todo el mundo que se unían a la lucha en favor de la República y llamó a la resistencia en el Madrid asediado, recitando versos urgentes que desde la capital del país llegaron a los campos de batalla más lejanos.
Al terminar la contienda, como tantos españoles que se veían abocados a un incierto destino, Rafael Alberti y María Teresa León abandonaron su patria y se trasladaron a París. Allí residieron hasta que el gobierno de Pétain, que les consideraba peligrosos militantes comunistas, les retiró el permiso de trabajo. Ante la amenaza de las tropas alemanas, en 1940 decidieron cruzar el Atlántico rumbo a Chile, acompañados por su amigo Pablo Neruda.
El exilio de Rafael Alberti fue largo. No regresó a España hasta 1977, después de haber vivido en Buenos Aires y Roma. Esperó a que el general Franco estuviese muerto para reencontrarse con algunos viejos amigos y descubrir que en su tierra no sólo le recordaban, sino que las nuevas generaciones leían ávidamente su poesía. Su corazón no albergaba rencor: "Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta". El mismo año de su llegada el Congreso de los Diputados le abrió sus puertas, tras haber sido elegido por las listas del Partido Comunista, pero no tardó en renunciar al escaño porque ante todo quería estar en contacto con el pueblo al que había cantado tantas veces.
Alberti en un recital en Torino (1987)
Perplejo y regocijado, asistió a recitales, conferencias y homenajes multitudinarios en los que se ensalzaba su figura de poeta comprometido con la causa de la libertad. Fue distinguido con todos los premios literarios que un escritor vivo puede recibir en España, pero renunció al Príncipe de Asturias por sus convicciones republicanas. En la madrugada del 28 de octubre de 1999 murió plácidamente en su casa de El Puerto de Santa María, junto a las playas de su infancia, y en aquel mar que le pertenecía fueron esparcidas sus cenizas de marinero que hubo de vivir anclado en la tierra.
La poesía de Rafael Alberti
Sus primeras poesías quedaron recogidas bajo el título de Marinero en tierra, libro que obtuvo el Premio Nacional de Literatura (1924-25), otorgado por un jurado que integraban Antonio Machado, Menéndez Pidal y Gabriel Miró. A Marinero en tierra siguieron La Amante (1925) y El alba de alhelí (1925-26). En estos sus primeros libros, Rafael Alberti se revela como un virtuoso de la forma con influjos de Gil Vicente, los anónimos del Cancionero y Romancero españoles, Garcilaso, Góngora, Lope, Bécquer, Baudelaire, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. La suya es una poesía "popular" -como explicó Juan Ramón Jiménez-, "pero sin acarreo fácil; personalísima; de tradición española, pero sin retorno innecesario; nueva; fresca y acabada a la vez; rendida, ágil, graciosa, parpadeante: andalucísima".
La etapa neogongorista y humorista de Cal y canto (1926-1927) marca la transición de este autor a la fase surrealista de Sobre los ángeles (1927-1928). Ésta última supone en su obra la irrupción violenta del verso libre y de un lenguaje simbólico y onírico, rotas ya las ataduras con la tradición anterior. Los ángeles aparecen como representaciones de las fuerzas del espíritu, íntimamente relacionadas con los ángeles del Antiguo Testamento.
A partir de entonces su obra deriva al tono político al afiliarse nuestro poeta al partido comunista. Esta actitud le lleva a considerar su obra anterior como un cielo cerrado y una contribución irremediable a la poesía burguesa. "Antes -escribió Alberti- mi poesía estaba al servicio de mí mismo y unos pocos. Hoy no. Lo que me impulsa a ello es la misma razón que mueve a los obreros y a los campesinos: o sea una razón revolucionaria."
La poesía de Alberti cobra así cada vez más un tono irónico y desgarrado con frecuentes caídas en el prosaísmo y el mal gusto. Así los poemas burlescos Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos (1929), Sermones y moradas (1929-1930) y la elegía cívica Con los zapatos puestos tengo que morir (1930). A partir de 1931 abordó el teatro, estrenando El hombre deshabitado y El adefesio. Recorrió luego con su esposa María Teresa León varios países de Europa, pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios, para estudiar las nuevas tendencias del teatro. En 1933 escribió Consignas y Un fantasma recorre Europa, y en 1935, 13 bandas y 48 estrellas.
Rafael Alberti en Punta del Este, Uruguay (1943)
Tras la guerra civil, ya en el exilio, publicó en Buenos Aires A la pintura: Poema del color y la línea (1945) y un volumen que abarca la casi totalidad de su obra lírica, Poesía. La última voz de Alberti de esa época (reincidente en el primer tono neopopular) se nos aparece henchida de nostalgia por la patria, como se aprecia especialmente en Retornos de lo vivo lejano (1952). Otros títulos de esta etapa son Baladas y canciones del Paraná (1953), Abierto a todas horas (1964), Roma, peligro para caminantes (1968), Los ocho nombres de Picasso (1970) y Canciones del alto valle del Aniene (1972).
Después de su regreso a España en 1977, su producción poética continuó con la misma intensidad, prolongándose sin fisuras hasta muy avanzada edad. De entre los muy numerosos libros publicados cabe mencionar Fustigada luz (1980), Lo que canté y dije de Picasso (1981), Versos sueltos de cada día (1982), Golfo de sombras (1986), Accidente. Poemas del hospital (1987) y Canciones de Altair (1988). En los años ochenta publicó una continuación a su autobiografía, iniciada en 1942, La arboleda perdida. Memorias.
RAFAEL ALBERTI
(Puerto de Santa María, 1902 - 1999) Poeta español, miembro de la Generación del 27.
Sus padres pertenecían a familias de origen italiano asentadas en la región y dedicadas al negocio vinícola. Las frecuentes ausencias del padre por razones de trabajo le permitieron crecer libre de toda tutela, correteando por las dunas y las salinas a orillas del mar en compañía de su fiel perra Centella. Una infancia despreocupada, abierta al sol y a la luz, que se ensombrecerá cuando tenga que ingresar en el colegio San Luis Gonzaga de El Puerto, dirigido por los jesuitas de una forma estrictamente tradicional.
Rafael Alberti
Alberti se asfixiaba en las aulas de aquel establecimiento donde la enseñanza no era algo vivo y estimulante sino un conjunto de rígidas y monótonas normas a las que había que someterse. Se interesaba por la historia y el dibujo, pero parecía totalmente negado para las demás materias y era incapaz de soportar la disciplina del centro. A las faltas de asistencia siguieron las reprimendas por parte de los profesores y de su propia familia. Quien muchos años después recibiría el Premio Cervantes de Literatura no acabó el cuarto año de bachillerato y en 1916 fue expulsado por mala conducta.
En 1917 la familia Alberti se trasladó a Madrid, donde el padre veía la posibilidad de acrecentar sus negocios. Rafael había decidido seguir su vocación de pintor, y el descubrimiento del Museo del Prado fue para él decisivo. Los dibujos que hace en esta época el adolescente Alberti demuestran ya su talento para captar la estética del vanguardismo más avanzado, hasta el punto de que no tardará en conseguir que algunas de sus obras sean expuestas, primero en el Salón de Otoño y luego en el Ateneo de Madrid.
No obstante, cuando la carrera del nuevo artista empieza a despuntar, un acontecimiento triste le abrirá las puertas de otra forma de creación. Una noche de 1920, ante el cadáver de su padre, Alberti escribió sus primeros versos. El poeta había despertado y ya nada detendría el torrente de su voz. Una afección pulmonar le llevó a guardar obligado reposo en un pequeño hotel de la sierra de Guadarrama. Allí, entre los pinos y los límpidos montes, comenzará a trabajar en lo que luego será su primer libro, Marinero en tierra, muy influido por los cancioneros musicales españoles de los siglos XV y XVI. Comprende entonces que los versos le llenan más que la pintura, y en adelante ya nunca volverá a dudar sobre su auténtica vocación.
Al descubrimiento de la poesía sigue el encuentro con los poetas. De regreso a Madrid se rodeará de sus nuevos amigos de la Residencia de Estudiantes. Conoce a Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y otros jóvenes autores que van a constituir el más brillante grupo poético del siglo. Cuando en 1925 su Marinero en tierra reciba el Premio Nacional de Literatura, el que algunos conocidos llamaban "delgado pintorcillo medio tuberculoso que distrae sus horas haciendo versos" se convierte en una figura descollante de la lírica.
De aquel grupo de poetas hechizados por el surrealismo, que escribían entre risas juveniles versos intencionadamente disparatados o sublimes, surgió en 1927 la idea de rendir homenaje, con ocasión del tricentenario de su muerte, al maestro del barroco español Luis de Góngora, olvidado por la cultura oficial. Con el entusiasmo que les caracterizaba organizaron un sinfín de actos que culminaron en el Ateneo de Sevilla, donde Salinas, Lorca y el propio Alberti, entre otros, recitaron sus poemas en honor del insigne cordobés. Aquella hermosa iniciativa reforzó sus lazos de amistad y supuso la definitiva consolidación de la llamada Generación del 27, protagonista de la segunda edad de oro de la poesía española.
En los años siguientes Rafael Alberti atraviesa una profunda crisis existencial. A su precaria salud se unirá la falta de recursos económicos y la pérdida de la fe. La evolución de este conflicto interior puede rastrearse en sus libros, desde los versos futuristas e innovadores de Cal y canto hasta las insondables tinieblas de Sobre los ángeles. El poeta muestra de pronto su rostro más pesimista y asegura encontrarse "sin luz para siempre". Su alegría desbordante y su ilusionada visión del mundo quedan atrás, dejando paso a un espíritu torturado y doliente que se interroga sobre su misión y su lugar en el mundo. Se trata de una prueba de fuego de la que renacerá con más fuerza, provisto de nuevas convicciones y nuevos ideales.
En adelante, la pluma de Alberti se propondrá sacudir la conciencia dormida de un país que está a punto de vivir uno de los episodios más sangrientos de su historia: la Guerra Civil. Ha llegado el momento del compromiso político, que el poeta asume sin reservas, con toda la vehemencia de que es capaz. Participa activamente en las revueltas estudiantiles, apoya el advenimiento de la República y se afilia al Partido Comunista, lo que le acarreará graves enemistades. Para Alberti, la poesía se ha convertido en una forma de cambiar el mundo, en un arma necesaria para el combate.
En 1930 conocerá a María Teresa León, la mujer que más honda huella dejó en él y con la que compartió los momentos más importantes de su vida. Dotada de claridad política y talento literario, esta infatigable luchadora por la igualdad femenina dispersó con su fuerza y su valentía todas las dudas del poeta. Con ella fundó la revista revolucionaria Octubre y viajó por primera vez a la Unión Soviética para asistir a una reunión de escritores antifascistas.
El dramático estallido de la Guerra Civil en 1936 reforzó si cabe su compromiso con el pueblo. Enfundado en el mono azul de los milicianos, colaboró en salvar de los bombardeos los cuadros del Museo del Prado, acogió a intelectuales de todo el mundo que se unían a la lucha en favor de la República y llamó a la resistencia en el Madrid asediado, recitando versos urgentes que desde la capital del país llegaron a los campos de batalla más lejanos.
Al terminar la contienda, como tantos españoles que se veían abocados a un incierto destino, Rafael Alberti y María Teresa León abandonaron su patria y se trasladaron a París. Allí residieron hasta que el gobierno de Pétain, que les consideraba peligrosos militantes comunistas, les retiró el permiso de trabajo. Ante la amenaza de las tropas alemanas, en 1940 decidieron cruzar el Atlántico rumbo a Chile, acompañados por su amigo Pablo Neruda.
El exilio de Rafael Alberti fue largo. No regresó a España hasta 1977, después de haber vivido en Buenos Aires y Roma. Esperó a que el general Franco estuviese muerto para reencontrarse con algunos viejos amigos y descubrir que en su tierra no sólo le recordaban, sino que las nuevas generaciones leían ávidamente su poesía. Su corazón no albergaba rencor: "Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta". El mismo año de su llegada el Congreso de los Diputados le abrió sus puertas, tras haber sido elegido por las listas del Partido Comunista, pero no tardó en renunciar al escaño porque ante todo quería estar en contacto con el pueblo al que había cantado tantas veces.
Alberti en un recital en Torino (1987)
Perplejo y regocijado, asistió a recitales, conferencias y homenajes multitudinarios en los que se ensalzaba su figura de poeta comprometido con la causa de la libertad. Fue distinguido con todos los premios literarios que un escritor vivo puede recibir en España, pero renunció al Príncipe de Asturias por sus convicciones republicanas. En la madrugada del 28 de octubre de 1999 murió plácidamente en su casa de El Puerto de Santa María, junto a las playas de su infancia, y en aquel mar que le pertenecía fueron esparcidas sus cenizas de marinero que hubo de vivir anclado en la tierra.
La poesía de Rafael Alberti
Sus primeras poesías quedaron recogidas bajo el título de Marinero en tierra, libro que obtuvo el Premio Nacional de Literatura (1924-25), otorgado por un jurado que integraban Antonio Machado, Menéndez Pidal y Gabriel Miró. A Marinero en tierra siguieron La Amante (1925) y El alba de alhelí (1925-26). En estos sus primeros libros, Rafael Alberti se revela como un virtuoso de la forma con influjos de Gil Vicente, los anónimos del Cancionero y Romancero españoles, Garcilaso, Góngora, Lope, Bécquer, Baudelaire, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. La suya es una poesía "popular" -como explicó Juan Ramón Jiménez-, "pero sin acarreo fácil; personalísima; de tradición española, pero sin retorno innecesario; nueva; fresca y acabada a la vez; rendida, ágil, graciosa, parpadeante: andalucísima".
La etapa neogongorista y humorista de Cal y canto (1926-1927) marca la transición de este autor a la fase surrealista de Sobre los ángeles (1927-1928). Ésta última supone en su obra la irrupción violenta del verso libre y de un lenguaje simbólico y onírico, rotas ya las ataduras con la tradición anterior. Los ángeles aparecen como representaciones de las fuerzas del espíritu, íntimamente relacionadas con los ángeles del Antiguo Testamento.
A partir de entonces su obra deriva al tono político al afiliarse nuestro poeta al partido comunista. Esta actitud le lleva a considerar su obra anterior como un cielo cerrado y una contribución irremediable a la poesía burguesa. "Antes -escribió Alberti- mi poesía estaba al servicio de mí mismo y unos pocos. Hoy no. Lo que me impulsa a ello es la misma razón que mueve a los obreros y a los campesinos: o sea una razón revolucionaria."
La poesía de Alberti cobra así cada vez más un tono irónico y desgarrado con frecuentes caídas en el prosaísmo y el mal gusto. Así los poemas burlescos Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos (1929), Sermones y moradas (1929-1930) y la elegía cívica Con los zapatos puestos tengo que morir (1930). A partir de 1931 abordó el teatro, estrenando El hombre deshabitado y El adefesio. Recorrió luego con su esposa María Teresa León varios países de Europa, pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios, para estudiar las nuevas tendencias del teatro. En 1933 escribió Consignas y Un fantasma recorre Europa, y en 1935, 13 bandas y 48 estrellas.
Rafael Alberti en Punta del Este, Uruguay (1943)
Tras la guerra civil, ya en el exilio, publicó en Buenos Aires A la pintura: Poema del color y la línea (1945) y un volumen que abarca la casi totalidad de su obra lírica, Poesía. La última voz de Alberti de esa época (reincidente en el primer tono neopopular) se nos aparece henchida de nostalgia por la patria, como se aprecia especialmente en Retornos de lo vivo lejano (1952). Otros títulos de esta etapa son Baladas y canciones del Paraná (1953), Abierto a todas horas (1964), Roma, peligro para caminantes (1968), Los ocho nombres de Picasso (1970) y Canciones del alto valle del Aniene (1972).
Después de su regreso a España en 1977, su producción poética continuó con la misma intensidad, prolongándose sin fisuras hasta muy avanzada edad. De entre los muy numerosos libros publicados cabe mencionar Fustigada luz (1980), Lo que canté y dije de Picasso (1981), Versos sueltos de cada día (1982), Golfo de sombras (1986), Accidente. Poemas del hospital (1987) y Canciones de Altair (1988). En los años ochenta publicó una continuación a su autobiografía, iniciada en 1942, La arboleda perdida. Memorias.
sábado, 13 de diciembre de 2014
CHARLES BUKOWSKI
"A SOLAS CON TODO EL MUNDO"
La carne cubre el hueso
y dentro le ponen
un cerebro y
a veces un alma,
y las mujeres arrojan
jarrones contra las paredes
y los hombres beben
demasiado
y nadie encuentra al
otro
pero siguen
buscando
de cama
en cama.
La carne cubre
el hueso y la
carne busca
algo más que
carne.
No hay ninguna
posibilidad:
estamos todos atrapados
por un destino
singular.
Nadie encuentra jamás
al otro.
Los tugurios se llenan
los vertederos se llenan
los manicomios se llenan
los hospitales se llenan
las tumbas se llenan
nada más
se llenan.
HEINRICH HEINE
Nueva primavera
En su amor la mariposa
Vuela de la fresca rosa
Sobre el cáliz perfumado;
Un rayo del sol ardiente
La baña amorosamente
Con su resplandor dorado.
Pero ¿a quién ama la rosa?
¿Quién el amor de la hermosa,
Quisiera saber, merece?
¿Es el ruiseñor que canta?
¿O el astro que se levanta
Cuando la tarde decrece?
No sé a quién la rosa adora:
Pero mi pecho atesora
Para todos tierno amor;
Para todos, rosa bella,
Rayo de sol, clara estrella,
Mariposa y ruiseñor.
Nueva primavera
En su amor la mariposa
Vuela de la fresca rosa
Sobre el cáliz perfumado;
Un rayo del sol ardiente
La baña amorosamente
Con su resplandor dorado.
Pero ¿a quién ama la rosa?
¿Quién el amor de la hermosa,
Quisiera saber, merece?
¿Es el ruiseñor que canta?
¿O el astro que se levanta
Cuando la tarde decrece?
No sé a quién la rosa adora:
Pero mi pecho atesora
Para todos tierno amor;
Para todos, rosa bella,
Rayo de sol, clara estrella,
Mariposa y ruiseñor.
13 DE DICIEMBRE DE 1797 NACE HEINRICH HEINE
13 DE DICIEMBRE DE 1797 NACE
(Düsseldorf, actual Alemania, 1797 - París, 1856) Poeta prusiano. De origen judío, estudió literatura, derecho y filosofía en Bonn y Berlín; entre sus profesores y amistades se contaron Schlegel y Hegel. De 1822 datan sus primeras composiciones líricas, claramente influidas por Byron y Fouqué.
En 1823 publicó Intermezzo lírico, obra unida a dos tragedias (Almanzor y Ratcliff) de la que cabe destacar su vena melódica, y en 1826 la primera parte de los Cuadros de viaje, cuya edición en cuatro volúmenes completó en 1831. Estos primeros textos en prosa conjugan un ferviente lirismo juvenil con una mordaz sátira contra personas e instituciones diversas. La prosa irónica y ágil de esta obra influyó en los autores alemanes posteriores y sentó las bases de un estilo que en un mismo texto fusionaba géneros como la poesía, el relato, el ensayo político, la crónica periodística y la autobiografía.
En 1827 vio la luz Libro de canciones, fuente de inspiración de compositores como Schumann, Schubert y Brahms. Su radicalismo y sus cínicos ataques a la Academia alemana le indujeron a trasladarse a París (1831), donde conoció a personajes de la talla de Victor Hugo, Musset o George Sand.
En 1835 publicó un ensayo sobre la cultura alemana, La escuela romántica, y estudios sobre Shakespeare y Cervantes. Ese mismo año fueron prohibidas todas sus obras en Alemania, país al que dedicó los versos satíricos de Alemania, un cuento de invierno (1844). Murió tras varios años de enfermedad, durante los que compuso el ciclo poético Romancero (1851). Póstumamente, en 1869, aparecieron sus Últimos poemas.
13 DE DICIEMBRE DE 1925 NACE BEATRIZ GUIDO
13 DE DICIEMBRE DE 1925 NACE
BEATRIZ GUIDO
Escritora argentina, nacida en Rosario (Santa Fe) en 1925, y muerta en 1988. Esta autora forma parte de la generación del 50, junto a narradores como Bernardo Kordon, Bernardo Verbitsky o Roger Pla, que se caracterizaban por retomar las líneas abiertas por la literatura de Boedo (véase Argentina: Literatura). En esta línea, Beatriz Guido se enmarca dentro de un realismo preocupado por reflejar el estado social, que en su caso se materializa en una visión crítica de la burguesía a través de una indagación histórico-social, como se aprecia en La casa del ángel, llevada al cine en 1958 por Leopoldo Torres Nilson (1954), La caída (1956), Fin de fiesta (1956), La mano en la trampa (1961) y La invitación (1979). Argumentos a un lado, se aprecia en esta autora un interés constante por dos temas: la decadencia y el duro tránsito de la infancia al mundo de los adultos. Además hay que mencionar una obra póstuma, Rojo sobre rojo (1987), en la que se narra el asesinato del general Pedro Aramburu.
viernes, 12 de diciembre de 2014
YALAL AL-DIN RUMI
Salomón y Azrael
Un hombre vino muy temprano a presentarse en el palacio del profeta Salomón, con el rostro pálido y los labios descoloridos.
Salomón le preguntó:
-¿Por qué estás en ese estado?
Y el hombre le respondió:
-Azrael, el ángel de la muerte, me ha dirigido una mirada impresionante, llena de cólera. ¡Manda al viento, por favor te lo suplico, que me lleve a la India para poner a salvo mi cuerpo y mi alma!
Salomón mandó, pues, al viento que hiciera lo que pedía el hombre. Y, al día siguiente, el profeta preguntó a Azrael:
-¿Por qué has echado una mirada tan inquietante a ese hombre, que es un fiel? Le has causado tanto miedo que ha abandonado su patria.
Azrael respondió:
-Ha interpretado mal mi mirada. No lo miré con cólera, sino con asombro. Dios, en efecto, me había ordenado que fuese a tomar su vida en la India, y me dije: ¿Cómo podría, a menos que tuviese alas, trasladarse a la India?
FIN
Salomón y Azrael
Un hombre vino muy temprano a presentarse en el palacio del profeta Salomón, con el rostro pálido y los labios descoloridos.
Salomón le preguntó:
-¿Por qué estás en ese estado?
Y el hombre le respondió:
-Azrael, el ángel de la muerte, me ha dirigido una mirada impresionante, llena de cólera. ¡Manda al viento, por favor te lo suplico, que me lleve a la India para poner a salvo mi cuerpo y mi alma!
Salomón mandó, pues, al viento que hiciera lo que pedía el hombre. Y, al día siguiente, el profeta preguntó a Azrael:
-¿Por qué has echado una mirada tan inquietante a ese hombre, que es un fiel? Le has causado tanto miedo que ha abandonado su patria.
Azrael respondió:
-Ha interpretado mal mi mirada. No lo miré con cólera, sino con asombro. Dios, en efecto, me había ordenado que fuese a tomar su vida en la India, y me dije: ¿Cómo podría, a menos que tuviese alas, trasladarse a la India?
FIN
MIYÓ VESTRINI
Zanahoria rallada.
El primer suicidio es único.
Siempre te preguntan si fue un accidente
o un firme propósito de morir.
Te pasan un tubo por la nariz,
con fuerza,
para que duela
y aprendas a no perturbar al prójimo.
Cuando comienzas a explicar que
la-muerte-en-realidad-te parecía-la-única-salida
o que lo haces
para-joder-a-tu-marido-y-a-tu-familia,
ya te han dado la espalda
y están mirando el tubo transparente
por el que desfila tu última cena.
Apuestan si son fideos o arroz chino.
El médico de guardia se muestra intransigente:
es zanahoria rallada.
Asco, dice la enfermera bembona.
Me despacharon furiosos,
porque ninguno ganó la apuesta.
El suero bajó aprisa
y en diez minutos,
ya estaba de vuelta a casa.
No hubo espacio donde llorar,
ni tiempo para sentir frío y temor.
La gente no se ocupa de la muerte por exceso de amor.
Cosas de niños,
dicen,
como si los niños se suicidaran a diario.
Busqué a Hammett en la página precisa:
nunca diré una palabra sobre tu vida
en ningún libro,
si puedo evitarlo.
Zanahoria rallada.
El primer suicidio es único.
Siempre te preguntan si fue un accidente
o un firme propósito de morir.
Te pasan un tubo por la nariz,
con fuerza,
para que duela
y aprendas a no perturbar al prójimo.
Cuando comienzas a explicar que
la-muerte-en-realidad-te parecía-la-única-salida
o que lo haces
para-joder-a-tu-marido-y-a-tu-familia,
ya te han dado la espalda
y están mirando el tubo transparente
por el que desfila tu última cena.
Apuestan si son fideos o arroz chino.
El médico de guardia se muestra intransigente:
es zanahoria rallada.
Asco, dice la enfermera bembona.
Me despacharon furiosos,
porque ninguno ganó la apuesta.
El suero bajó aprisa
y en diez minutos,
ya estaba de vuelta a casa.
No hubo espacio donde llorar,
ni tiempo para sentir frío y temor.
La gente no se ocupa de la muerte por exceso de amor.
Cosas de niños,
dicen,
como si los niños se suicidaran a diario.
Busqué a Hammett en la página precisa:
nunca diré una palabra sobre tu vida
en ningún libro,
si puedo evitarlo.
RAINER MARIA RILKE
Todos cuantos te buscan te tientan…
Todos cuantos te buscan te tientan.
Y quienes te encuentran te atan
al gesto ya la imagen.
Yo en cambio quiero comprenderte
como te comprende la tierra;
con mi madurar
madura tu reino.
No quiero de ti vanidad alguna
que te demuestre.
Sé que el tiempo
no se llama como tú.
No hagas por mí milagros.
Da la razón a tus leyes
que de generación en generación
se tornan más visibles.
Todos cuantos te buscan te tientan…
Todos cuantos te buscan te tientan.
Y quienes te encuentran te atan
al gesto ya la imagen.
Yo en cambio quiero comprenderte
como te comprende la tierra;
con mi madurar
madura tu reino.
No quiero de ti vanidad alguna
que te demuestre.
Sé que el tiempo
no se llama como tú.
No hagas por mí milagros.
Da la razón a tus leyes
que de generación en generación
se tornan más visibles.
12 DE DICIEMBRE DE 1821 NACE GUSTAVE FLAUBERT
12 DE DICIEMBRE DE 1821 NACE
GUSTAVE FLAUBERT
(Ruán, Francia, 1821 - Croisset, id., 1880) Escritor francés. Hijo de un médico, la precoz pasión de Gustave Flaubert por la literatura queda patente en la pequeña revista literaria Colibrí, que redactaba íntegramente, y en la que de una manera un tanto difusa, pero sorprendente se reconocen los temas que desarrollaría el escritor adulto.
Estudió derecho en París, donde conoció a Maxime du Camp, cuya amistad conservó toda la vida, y junto al que realizó un viaje a pie por las regiones de Turena, Bretaña y Normandía. A este viaje siguió otro, más importante (1849-1851), a Egipto, Asia Menor, Turquía, Grecia e Italia, cuyos recuerdos le servirían más adelante para su novela Salambó.
Excepto durante sus viajes, Gustave Flaubert pasó toda su vida en su propiedad de Croisset, entregado a su labor de escritor. Entre 1847 y 1856 mantuvo una relación inestable pero apasionada con la poetisa Louise Colet, aunque su gran amor fue sin duda Elisa Schlésinger, quien le inspiró el personaje de Marie Arnoux de La educación sentimental y que nunca llegó a ser su amante.
Los viajes desempeñaron un papel importante en su aprendizaje como novelista, dado el valor que concedía a la observación de la realidad. Flaubert no dejaba nada en sus obras a merced de la pura inspiración, antes bien, trabajaba con empeño y precisión el estilo de su prosa, desterrando cualquier lirismo, y movilizaba una energía extraordinaria en la concepción de sus obras, en las que no deseaba nada que no fuera real; ahora bien, esa realidad debía tener la belleza de la irrealidad, de modo que tampoco le interesaba dejar traslucir en su escritura la experiencia personal que la alimentaba, ni se permitía verter opiniones propias.
Su voluntad púdica y firme de permanecer oculto en el texto, estar («como Dios») en todas partes y en ninguna, explica el esfuerzo enorme de preparación que le supuso cada una de sus obras (no consideró publicable La tentación de san Antonio hasta haberla reescrito tres veces), en las que nada se enunciaba sin estar previamente controlado. Las profundas investigaciones eruditas que llevó a cabo para escribir su novela Salambó, por ejemplo, tuvieron que ser completadas con otro viaje al norte de África.
Su primera gran novela publicada, y para muchos su obra maestra, es Madame Bovary (1856), cuya protagonista, una mujer mal casada que es víctima de sus propios sueños románticos, representa, a pesar de su propia mediocridad, toda la frustración que, según Flaubert, había producido el siglo XIX, siglo que él odiaba por identificarlo con la mezquindad y la estupidez que a su juicio caracterizaba a la burguesía.
De esa misma sátira de su tiempo participa toda su producción, incluido un brillante, aunque inacabado, Diccionario de los lugares comunes. La publicación de Madame Bovary, que supuso su rápida consagración literaria, le creó también serios problemas. Atacado por los moralistas, que condenaban el trato que daba al tema del adulterio, fue incluso sometido a juicio, lo cual lo decidió emprender a un proyecto fantasioso y barroco, lo más alejado posible de su realidad: Salambó, que relataba el amor imposible entre una princesa y un mercenario bárbaro en la antigua Cartago.
Su siguiente gran obra, La educación sentimental (1869), fue, en cambio, la más cercana a su propia experiencia, pues se proponía describir las esperanzas y decepciones de la generación de la revolución de 1848. Su última gran obra, Bouvard y Pécuchet, que quedaría inconclusa a su muerte, es una sátira a la vez terrible y tierna del ideal de conocimiento de la Ilustración.
La abundancia de los trabajos que posteriormente se han dedicado a Gustave Flaubert, y en particular a su estilo, confirma el papel central que desempeñó en la evolución del género novelístico hasta la mitad del siglo XX.
12 DE DICIEMBRE DE 1961 MUERE SANTIAGO NUDELMAN
12 DE DICIEMBRE DE 1961 MUERE
SANTIAGO NUDELMAN
Muere en Buenos Aires el doctor Santiago Nudelman
Político, escritor, periodista, abogado, médico legista, diputado nacional por la Unión Cívica Radical, director del diario Crítica, fue autor de "Psicopatología de la dictadura", "Problemas de la independencia", "El radicalismo al servicio de la libertad", "Educación y cultura", "Locura moral", "Los derechos en la dignidad humana", "El timo en el niño", etc. Había nacido en Buenos Aires el 3 de agosto de 1904.
12 DE DICIEMBRE DE 1998 MUERE MARCO DENEVI
12 DE DICIEMBRE DE 1998 MUERE
MARCO DENEVI
(Sáenz Peña, 1922 - Buenos Aires, 1998) Novelista y dramaturgo argentino que alcanzó reconocimiento internacional con obras como Rosaura a las diez (1955) y Ceremonia secreta (1960), relatos a la vez realistas y metafísicos. Nacido en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, desde pequeño sintió una fuerte vocación por la música; hijo de un inmigrante que supo transmitirle la voluntad de trabajo, su padre también lo inició en las obras de Robert Louis Stevenson, A. Dumas y Benito Pérez Galdós. Se graduó como abogado y trabajó en el área legal de un organismo público.
Marco Denevi
Su primera novela, Rosaura a las diez, obtuvo el Premio Kraft en 1955. En ella Marco Denevi retrató personajes sórdidos, como el protagonista, Camilo Canegato, y describió el fracaso con sutileza y eficacia. Se trata de una trama policiaca en la que cada protagonista narra la misma historia desde su punto de vista, y que fue llevada al cine por Mario Soffici.
En Ceremonia secreta (1960), su segunda novela, Marco Denevi construye un ámbito asfixiante para abordar los conflictos de identidad. Premiada por la revista Life en español, fue traducida a varios idiomas y llevada al cine por Joseph Losey. En 1962 recibió el premio Argentores.
Sus obras de teatro dieron primacía al análisis psicológico de los personajes. Como dramaturgo escribió Los expedientes (1957, Premio Nacional de Teatro), El emperador de la China (1959), El cuarto de la noche (1962) y Cuando el perro del ángel no ladra, pero luego abandonó el género. Se incorporó a la Academia Argentina de las Letras y a partir de 1980 practicó el periodismo político desde las páginas del diario La Nación.
Otras títulos suyos son Falsificaciones (1966), Un pequeño café (1967), Manual de historia (1985), Enciclopedia secreta de una familia argentina (1986), Hierba del cielo y Música de amor perdido (ambas de 1991), El jardín de las delicias (1992) y El amor es un pájaro rebelde (1993). Escribió guiones de cine y televisión, pero se sentía particularmente satisfecho del periodismo. En 1980 se publicaron sus Obras Completas.
jueves, 11 de diciembre de 2014
GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA (1814-1873)
A la luna.
Gertrudis Gómez de Avellaneda
Tú, que rigiendo de la noche el carro,
Sus sombras vistes de cambiantes bellos,
Dando entre nubes -que en silencio arrollas-
Puros destellos,
Para que mi alma te bendiga y ame,
Cubre veloz tu lámpara importuna...
Cuando eclipsada mi ventura lloro,
¡Vélate, luna!
Tú, que mis horas de placer miraste,
Huye y no alumbres mi profunda pena
No sobre restos de esperanzas muertas
Brilles serena.
Pero ¡no escuchas! Del dolor al grito
Sigues tu marcha majestuosa y lenta,
Nunca temiendo la que a mí me postra,
Ruda tormenta.
Siempre de infausto sentimiento libre,
Nada perturba tu sublime calma
Mientras que uncida de pasión al yugo,
Rómpese mi alma.
Si parda nube de tu luz celosa
Breve momento sus destellos vela,
Para lanzarla de tu excelso trono
Céfiro vuela.
Vuela, y de nuevo tu apacible frente
Luce, y argenta la extensión del cielo
¡Nadie ¡ay! disipa de mi pobre vida
Sombras de duelo!
Bástete, pues, tan superior destino;
Con tu belleza al trovador inflama;
Sobre los campos y las gayas flores
Perlas derrama;
Pero no ofendas insensible a un pecho
Para quien no hay consolación ninguna
Cuando eclipsada mi ventura lloro,
¡Vélate, luna!
A la luna.
Gertrudis Gómez de Avellaneda
Tú, que rigiendo de la noche el carro,
Sus sombras vistes de cambiantes bellos,
Dando entre nubes -que en silencio arrollas-
Puros destellos,
Para que mi alma te bendiga y ame,
Cubre veloz tu lámpara importuna...
Cuando eclipsada mi ventura lloro,
¡Vélate, luna!
Tú, que mis horas de placer miraste,
Huye y no alumbres mi profunda pena
No sobre restos de esperanzas muertas
Brilles serena.
Pero ¡no escuchas! Del dolor al grito
Sigues tu marcha majestuosa y lenta,
Nunca temiendo la que a mí me postra,
Ruda tormenta.
Siempre de infausto sentimiento libre,
Nada perturba tu sublime calma
Mientras que uncida de pasión al yugo,
Rómpese mi alma.
Si parda nube de tu luz celosa
Breve momento sus destellos vela,
Para lanzarla de tu excelso trono
Céfiro vuela.
Vuela, y de nuevo tu apacible frente
Luce, y argenta la extensión del cielo
¡Nadie ¡ay! disipa de mi pobre vida
Sombras de duelo!
Bástete, pues, tan superior destino;
Con tu belleza al trovador inflama;
Sobre los campos y las gayas flores
Perlas derrama;
Pero no ofendas insensible a un pecho
Para quien no hay consolación ninguna
Cuando eclipsada mi ventura lloro,
¡Vélate, luna!
11 DE DICIEMBRE DE 1918 NACE ALEXANDR SOLZHENITSIN
11 DE DICIEMBRE DE 1918 NACE
ALEXANDR SOLZHENITSIN
(Aleksandr, Alexandr o Alexander Solzhenitsin, Solzhenitsyn o Soljenitsin; Kislovodsk, 1918 - Moscú, 2008) Novelista ruso, premio Nobel de Literatura en 1970.
Su padre murió antes de que él naciese; pasó la infancia con la madre en Rostov del Don, donde se licenció en matemáticas, siguiendo al mismo tiempo cursos literarios.
En 1941 tomó parte en la guerra y, aunque fue repetidas veces condecorado, se le acusó de actividades antisoviéticas; en 1945 fue detenido por contraespionaje en Prusia oriental y condenado a ocho años de trabajos forzados, y otros de confinamiento hasta 1956, en que se le permitió volver a la enseñanza.
En 1962, tras una espera de tres años, y con autorización personal del jefe del gobierno, Jruschov, aparecía Un día en la vida de Ivan Denísovich, que causó gran impresión por describir con toda transparencia la vida en un campo de trabajo como aquel en que había estado el autor.
En la estela del éxito, dentro y fuera de la U.R.S.S., de esta novela breve, Solzhenitsin publicó diversos relatos o novelas cortas, como La casa de Matriona (1963). Pero al mismo tiempo se iban perfilando nuevas dificultades para el escritor, ciertamente agudas tras la caída de Jruschov: sus novelas más comprometidas encuentran dificultades de aparición en la U.R.S.S., y comienzan a publicarse en el extranjero.
Son novelas de clara intención antisoviética, de amplia envergadura y de un planteamiento más o menos simbólico: la primera Pabellón cáncer (1968), y luego El primer círculo (1968), donde un grupo de científicos, prisioneros políticos, son obligados a trabajar al servicio del gobierno.
En 1967 Solzhenitsin había enviado una carta abierta al Congreso de la Unión de Escritores en la que pedía la abolición de la censura. Clamorosamente salido de su país, Solzhenitsin publicó una larga novela histórica, Agosto 1914. Primer nudo (1971), primera parte de un vasto proyecto narrativo sobre una época de la historia rusa, seguramente como revisión de las interpretaciones aceptadas sobre los prolegómenos de lo que sería la revolución soviética.
Los escritos autobiográficos, los ensayos -como el famoso El archipiélago Gulag (1973-76), sobre los campos de prisioneros- y su retrato-novela de Lenin (Lenin en Zurich, 1975), son jalones de un desarrollo que llevó a Solzhenitsin no sólo a adoptar la ciudadanía norteamericana, sino que a una intensa actividad periodística para atacar al comunismo de su país de origen.
En 1994 regresó a su país natal tras residir exiliado durante cerca de 20 años en Estados Unidos. Cuatro años antes había recobrado la nacionalidad soviética y le habían sido retirados todos los cargos por los que había sido condenado a mediados de la década de 1970.
De sus últimas obras publicadas destacan los títulos Alerta a Occidente (1976), Skvoz Chad (1979), El peligro mortal (1980), Los tanques conocen la verdad (1981), Celebraciones de la victoria (1983), El disco rojo (1983), Cómo reorganizar Rusia (1990), Los invisibles (1992), El problema ruso: al final del siglo XX (1994) y Rusia en el abismo (1998).
11 DE DICIEMBRE DE 1911 NACE NAGUIB MAHFUZ
11 DE DICIEMBRE DE 1911 NACE
NAGUIB MAHFUZ
(El Cairo, 1911-2006) Novelista y periodista, fue el primer escritor árabe galardonado con el premio Nobel de Literatura, en 1988.
Licenciado en filosofía, militante del Wafd, el gran partido nacionalista antibritánico, se desempeñó como funcionario en diversos organismos de la administración de su país, fue director del departamento técnico del Instituto de Artes y presidente del Instituto Nacional de Cine.
Verdadero arquitecto de la novelística árabe contemporánea, a lo largo de su obra ha presentado a la ciudad de El Cairo como si fuera un mundo. Su obra, tan variada como prolífica, incluye 33 novelas, algunas de ellas llevadas al cine, así como catorce recopilaciones de cuentos y múltiples colaboraciones en la prensa. Sin embargo, es considerado básicamente un novelista.
Tras sus primeros escarceos con la novela histórica, que no tuvieron mayor trascendencia, con títulos como Caprichos del destino (1939) o Lucha de Tebas (1943), dio un salto al realismo, entrando en una etapa de mayor entidad argumental y técnica. Los mejores ejemplos de esa época son Jan al-Jalilí (1946) y El callejón de los milagros (1947), minuciosas descripciones de los ambientes populares, burgueses e intelectuales de su ciudad natal.
Con El espejismo (1948) y Principio y fin (1949), su obra dio un paso más, al incursionar en la novela psicológica. Dicho tránsito anunciaba uno de los períodos más significativos de su carrera literaria. Fue entonces cuando escribió su afamada trilogía compuesta por Entre dos palacios (1956), Palacio del deseo (1957) y La azucarera (1957), que le valió el Premio Nacional de las Letras Egipcias (1957).
En esta saga, que narra la vida de una pequeña familia de la burguesía urbana entre las dos guerras mundiales, el autor supo imprimir en personajes y en lugares una poderosa veracidad y una profunda densidad. Poco después, publicó la novela de cariz metafísico Hijos de nuestro barrio (1959), levantando la ira de las autoridades religiosas, que prohibieron el libro durante varios lustros.
A partir de los años sesenta, sus novelas abordaron cuestiones políticas y sociales de una forma mucho más elíptica, como es el caso de El ladrón y los perros (1961), una crítica del régimen naserista, y Miramar (1967), o en la recopilación de cuentos Historias de nuestro barrio (1975). Hombre sencillo y burlón, espíritu liberal en el que fe y razón se abrazan sin mayor problema, permaneció fiel a su condición de escritor insobornable. En 1994, radicales integristas atentaron sin éxito contra su vida.
martes, 9 de diciembre de 2014
9 DE DICIEMBRE DE 1977 MUERE
CLARICE LISPECTOR
Novelista y cuentista brasileña de origen ruso, nacida en Tchetchelnick (Ucrania) el 10 de diciembre de 1920 y fallecida en Río de Janeiro en 1977. La crítica brasileña sitúa su obra en el centro de la narrativa de vanguardia.
Sus padres emigraron a Brasil y se establecieron en Recife cuando Clarice tenía tan sólo dos meses; con el fin de facilitar la adaptación al nuevo continente, cambiaron el nombre de la niña, que al nacer había recibido el nombre de Hala. Ella y sus dos hermanas mayores recibieron una educación judía y en el colegio estudiaron yiddish y hebreo. Su madre, que se había quedado paralítica, murió en 1930.
Cuatro años después, la familia, que atravesaba una severa crisis financiera, se trasladó a Río de Janeiro. Allí Clarice estudió el curso de secundaria y los preparatorios. Con tan sólo diez años escribió una obra teatral y con un año más envió sus primeros cuentos a Diário de Pernambuco, aunque no se llegaron a publicar. Sí pudo ver publicado su cuento "Triunfo" en el semanario Pan en 1940. En 1943, siendo aún estudiante de derecho, escribió su primera novela titulada Perto do coraçao selvagem (Cerca del corazón salvaje), por la que recibió el premio Graça Aranha en 1944. En este año fue a Nápoles, donde trabajó en un hospital de la Fuerza Expedicionaria Brasileña. Entre 1944 y 1960 vivió en Nápoles, Suiza y Estados Unidos, hasta que fijó su residencia definitiva en Río de Janeiro, tras divorciarse del diplomático Maury Gurgel Valente, con quien tuvo dos hijos.
El uso constante de la metáfora insólita, la presencia de construcciones sintácticas anómalas, la entrega al ejercicio introspectivo y la ruptura con la trama, son características de la técnica narrativa de Clarice Lispector que, en su manifiesta heterodoxia, recuerda el modelo bautizado por Umberto Eco como opera aperta.
Entre sus obras, cabe destacar O lustre (1946), A cidade sitiada (1949), Alguns contos (1952), Loços de familia (Lazos de familia, 1960, cuentos), A maça no escuro (La manzana en la oscuridad, 1961), A Legiao Estrangeira (1964, cuentos y crónicas), A Paixao Segundo G.H. (La pasión según G.H., 1964), Uma aprendizagem ou O livro dos prazeres (Un aprendizaje o el libro de los placeres, 1969), Felicidades clandestinas (1971), Água viva (1972), Onde estiveste de noite? (1974) y A hora da estrêla (La hora de la estrella, 1977). Su obra póstuma Um sopro de vida (Un soplo de vida, 1978) es su trabajo más complejo e intenso.
Además, publicó cuentos infantiles, realizó traducciones del inglés y del francés y mantuvo a lo largo de toda su vida el contacto con el periodismo a través de colaboraciones en distintos periódicos y revistas de su país.
CLARICE LISPECTOR
Novelista y cuentista brasileña de origen ruso, nacida en Tchetchelnick (Ucrania) el 10 de diciembre de 1920 y fallecida en Río de Janeiro en 1977. La crítica brasileña sitúa su obra en el centro de la narrativa de vanguardia.
Sus padres emigraron a Brasil y se establecieron en Recife cuando Clarice tenía tan sólo dos meses; con el fin de facilitar la adaptación al nuevo continente, cambiaron el nombre de la niña, que al nacer había recibido el nombre de Hala. Ella y sus dos hermanas mayores recibieron una educación judía y en el colegio estudiaron yiddish y hebreo. Su madre, que se había quedado paralítica, murió en 1930.
Cuatro años después, la familia, que atravesaba una severa crisis financiera, se trasladó a Río de Janeiro. Allí Clarice estudió el curso de secundaria y los preparatorios. Con tan sólo diez años escribió una obra teatral y con un año más envió sus primeros cuentos a Diário de Pernambuco, aunque no se llegaron a publicar. Sí pudo ver publicado su cuento "Triunfo" en el semanario Pan en 1940. En 1943, siendo aún estudiante de derecho, escribió su primera novela titulada Perto do coraçao selvagem (Cerca del corazón salvaje), por la que recibió el premio Graça Aranha en 1944. En este año fue a Nápoles, donde trabajó en un hospital de la Fuerza Expedicionaria Brasileña. Entre 1944 y 1960 vivió en Nápoles, Suiza y Estados Unidos, hasta que fijó su residencia definitiva en Río de Janeiro, tras divorciarse del diplomático Maury Gurgel Valente, con quien tuvo dos hijos.
El uso constante de la metáfora insólita, la presencia de construcciones sintácticas anómalas, la entrega al ejercicio introspectivo y la ruptura con la trama, son características de la técnica narrativa de Clarice Lispector que, en su manifiesta heterodoxia, recuerda el modelo bautizado por Umberto Eco como opera aperta.
Entre sus obras, cabe destacar O lustre (1946), A cidade sitiada (1949), Alguns contos (1952), Loços de familia (Lazos de familia, 1960, cuentos), A maça no escuro (La manzana en la oscuridad, 1961), A Legiao Estrangeira (1964, cuentos y crónicas), A Paixao Segundo G.H. (La pasión según G.H., 1964), Uma aprendizagem ou O livro dos prazeres (Un aprendizaje o el libro de los placeres, 1969), Felicidades clandestinas (1971), Água viva (1972), Onde estiveste de noite? (1974) y A hora da estrêla (La hora de la estrella, 1977). Su obra póstuma Um sopro de vida (Un soplo de vida, 1978) es su trabajo más complejo e intenso.
Además, publicó cuentos infantiles, realizó traducciones del inglés y del francés y mantuvo a lo largo de toda su vida el contacto con el periodismo a través de colaboraciones en distintos periódicos y revistas de su país.
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