miércoles, 26 de agosto de 2015

26 DE AGOSTO DE 1914 NACE:

JULIO CORTÁZAR

(Bruselas, 1914 - París, 1984) Escritor argentino, una de la grandes figuras del «boom» de la literatura hispanoamericana del siglo XX. Emparentado con Borges como inteligentísimo cultivador del cuento fantástico, los relatos breves de Cortázar se apartaron sin embargo de la alegoría metafísica para indagar en las facetas inquietantes y enigmáticas de lo cotidiano, en una búsqueda de la autenticidad y del sentido profundo de lo real que halló siempre lejos del encorsetamiento de las creencias, patrones y rutinas establecidas. Su afán renovador se manifiesta sobre todo en el estilo y en la subversión de los géneros que se verifica en muchos de sus libros, de entre los cuales la novela Rayuela (1963), con sus dos posibles órdenes de lectura, sobresale como su obra maestra.
Biografía
Hijo de un funcionario asignado a la embajada argentina en Bélgica, su nacimiento coincidió con el inicio de la Primera Guerra Mundial, por lo que sus padres permanecieron más de lo previsto en Europa. En 1918, a los cuatro años de edad, Julio Cortázar se desplazó con ellos a Argentina, para radicarse en el suburbio bonaerense de Banfield.

Julio Cortázar en 1967
Tras completar sus estudios primarios, siguió los de magisterio y letras y durante cinco años fue maestro rural. Pasó más tarde a Buenos Aires, y en 1951 viajó a París con una beca. Concluida ésta, su trabajo como traductor de la UNESCO le permitió afincarse definitivamente en la capital francesa. Por entonces Julio Cortázar ya había publicado en Buenos Aires el poemario Presencia con el seudónimo de «Julio Denis», el poema dramático Los reyes y la primera de sus series de relatos breves, Bestiario, en la que se advierte la profunda influencia de Jorge Luis Borges.
En la década de 1960, Julio Cortázar se convirtió en una de las principales figuras del llamado «boom» de la literatura hispanoamericana y disfrutó del reconocimiento internacional. Su nombre se colocó al mismo nivel que el de los grandes protagonistas del «boom»: Gabriel García MárquezMario Vargas Llosa, los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes o el también argentino Jorge Luis Borges, entre otros. A diferencia de su compatriota, Cortázar sumó a su sensibilidad artística su preocupación social: se identificó con las clases marginadas y estuvo muy cerca de los movimientos de izquierdas.
En este sentido, su viaje a Cuba en 1962 constituyó una experiencia decisiva en su vida y el detonante de un radical cambio de actitud que influiría profundamente en su vida y en su obra: el intelectual introvertido que había sido hasta entonces devendrá activista político. Merced a su concienciación social y política, en 1970 se desplazó a Chile para asistir a la ceremonia de toma de posesión como presidente de Salvador Allende y, más tarde, a Nicaragua para apoyar al movimiento sandinista. Como personaje público, Julio Cortázar intervino con firmeza en la defensa de los derechos humanos, y fue uno de los promotores y miembros más activos del Tribunal Russell.
Como parte de este compromiso escribió numerosos artículos y libros, entre ellosDossier Chile: el libro negro, sobre los excesos del régimen del general Pinochet, yNicaragua, tan violentamente dulce, testimonio de la lucha sandinista contra la dictadura de Somoza, en el que incluyó el cuento Apocalipsis en Solentiname y el poema Noticias para viajeros. Tres años antes de morir adoptó la nacionalidad francesa, aunque sin renunciar a la argentina. Falleció en París el 12 de febrero de 1984, poco después de enviudar de su segunda mujer, Carol Dunlop.
La obra de Julio Cortázar
La literatura de Cortázar parte de un cuestionamiento vital, cercano a los planteamientos existencialistas en la medida en que puede caracterizarse como una búsqueda de la autenticidad, del sentido profundo de la vida y del mundo. Tal temática se expresó en ocasiones en obras de marcado carácter experimental, que lo convierten en uno de los mayores innovadores de la lengua y la narrativa en lengua castellana.
Como en Jorge Luis Borges, sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque sin abandonar por ello el referente de la realidad cotidiana: de hecho, la aparición de lo fantástico en la vida cotidiana muestra precisamente la abismal complejidad de lo "real". Para Cortázar, la realidad inmediata significa una vía de acceso a otros registros de lo real, donde la plenitud de la vida alcanza múltiples formulaciones. De ahí que su narrativa constituya un permanente cuestionamiento de la razón y de los esquemas convencionales de pensamiento.

Julio Cortázar
En la obra de Cortázar, el instinto, el azar, el goce de los sentidos, el humor y el juego terminan por identificarse con la escritura, que es a su vez la formulación del existir en el mundo. Las rupturas de los órdenes cronológico y espacial sacan al lector de su punto de vista convencional, proponiéndole diferentes posibilidades de participación, de modo que el acto de la lectura es llamado a completar el universo narrativo. Tales propuestas alcanzaron sus más acabadas expresiones en las novelas, especialmente en Rayuela, considerada una de las obras fundamentales de la literatura de lengua castellana, y en sus relatos breves, donde, pese a su originalísimo estilo y su dominio inigualable del ritmo narrativo, se mantuvo más cercano a la convenciones del género. Cabe destacar, entre otros muchos cuentos,Casa tomada o Las babas del diablo, ambos llevados al cine, y El perseguidor, cuyo protagonista evoca la figura del saxofonista negro Charlie Parker.
Aunque su primer libro fueron los poemas de Presencia (1938, firmados con el seudónimo de «Julio Denis»), seguidos por Los reyes, una reconstrucción igualmente poética del mito del Minotauro, esta etapa se considera en general la prehistoria cortazariana, y suelen darse como inicio de su bibliografía los relatos que integraron Bestiario (1951), publicados en la misma fecha en la que inició su exilio. A esta tardía iniciación (se acercaba por entonces a los cuarenta años) suele atribuirse la perfección de su obra, que desde esa entrega no contendrá un solo texto que pueda considerarse menor.
Cabe señalar, además, una singularidad inaugurada en simultáneo con esa entrega: las sucesivas recopilaciones de relatos de Cortázar conservarían esa especie de perfección estructural casi clasicista, dentro de los cánones del género. El resto de su producción (novelas extraordinariamente rupturistas y textos misceláneos) se aleja hasta tal punto de las convenciones genéricas que es difícilmente clasificable. De hecho, buena parte de la crítica aprecia más su faceta de cuentista impecable que la de prosista subversivo.
Los cuentos
En el ámbito del cuento, Julio Cortázar es un exquisito cultivador del género fantástico, con una singular capacidad para fusionar en sus relatos los mundos de la imaginación y de lo cotidiano, obteniendo como resultado un producto altamente inquietante. Ilustración de ello es, en Bestiario (1951), un cuento como "Casa tomada", en el que una pareja de hermanos percibe cómo, diariamente, su amplio caserón va siendo ocupado por presencias extrañas e indefinibles que terminan provocando, primero, su confinamiento dentro de la propia casa, y, más tarde, su expulsión definitiva.
Lo mismo podría decirse a propósito de Las armas secretas (1959), entre cuyos cuentos destaca "El perseguidor", que tiene por protagonista a un crítico de jazz que ha escrito un libro sobre un célebre saxofonista borracho y drogadicto. Cuando se dispone a preparar la segunda edición del mismo, Jonnhy, el saxofonista, quiere exponerle sus opiniones acerca de su propia música y el libro, pero, en realidad, no le cuenta nada; no parece que tenga nada profundo que decir, como tampoco lo tiene el autor del libro, por lo que, muerto Jonnhy, la segunda edición únicamente se diferencia de la primera por el añadido de una necrológica.

Julio Cortázar
En los cuentos de Final del juego (1964), encontramos algunas de las descripciones más crueles de Cortázar, como por ejemplo "Las ménades", una auténtica pesadilla; pero también hay sátiras, como ocurre en "La banda", en el que su protagonista, cansado del sistema imperante en su país (clara alusión al peronismo), se destierra voluntariamente, como Cortázar hizo a París en 1951. En "Axolotl", tras contemplar diaria y obsesivamente un ejemplar de estos anfibios en un acuario, el narrador del cuento se ve convertido en uno más de ellos, recuperando de tal manera el tema del viejo mito azteca.
De Todos los fuegos el fuego (1966), compuesto por otros ocho relatos, hay que destacar "La autopista del Sur", historia de un amor nacido durante un embotellamiento, cuyos protagonistas, que no se han dicho sus nombres, son arrastrados por la riada de vehículos cuando el atasco se deshace y no vuelven ya nunca a encontrarse. Impresionante es asimismo el cuento que da título a la colección, en el que se mezclan admirablemente una historia actual con otra ocurrida cientos de años atrás.
En los también ocho cuentos de Octaedro (1974), lo fantástico vuelve a mezclarse con la vida de los hombres, casi siempre en el momento más inesperado de su existencia. Más cercanas a lo cotidiano y abiertas a la normalidad son sus tres últimas colecciones de relatos, Alguien que anda por ahí (1977), Queremos tanto a Glenda y otros relatos (1980) y Deshoras (1982), sin que por ello dejen de estar presentes los temas y motivos que caracterizan su producción.
Rayuela y la narrativa inclasificable
Pero es precisamente lejos del relato corto donde reside la huella revolucionaria e irrepetible que Julio Cortázar dejó en la literatura en lengua española, desde su novela inicial (Los premios, 1960) hasta la amorosa despedida textual deNicaragua, tan violentamente dulce (1984). El momento álgido de esta propuesta innovadora que aniquilaba las convenciones genéricas fue la escritura de Rayuela(1963).
Protagonizada por un álter ego de Cortázar, Horacio Oliveira, Rayuela narra el itinerario de un intelectual argentino en París (primera parte) y luego en Argentina (segunda parte), para agregar, en la tercera parte y al modo de misceláneas, una serie de anotaciones, recortes periodísticos, poemas y citas que pueden intercalarse en la lectura de las dos primeras, según el recorrido que decida el lector, a partir de los dos que propone el autor.
Las desavenencias amorosas entre La Maga y Horacio Oliveira, los conflictos intelectuales de Horacio, una amplia red de referencias culturales, con el jazz en posición preferente, y la invitación a la participación del lector como coautor de esa obra abierta, encontraron en el clima de efervescencia cultural de la década de 1960 su perfecto campo de desarrollo. Rayuela ha quedado así como uno de los emblemas imprescindibles de la cultura argentina de ese momento, en el que la novela de Julio Cortázar ocupó un lugar central y fue objeto de toda clase de asedios y comentarios críticos.
Algunas de las sucesivas novelas de Cortazar fueron un intento de avanzar en la dirección de Rayuela: así, la titulada 62. Modelo para armar (1968) es un excelente comentario en paralelo, extraído de una propuesta sugerida en el capítulo 62 de su obra maestra. En el Libro de Manuel (1973), el experimentalismo deja paso a un intento de explicar la difícil convivencia entre el compromiso político y la libertad individual.
Por lo que respecta al género de los "almanaques", esa combinación específicamente cortazariana de todos los géneros en ninguno, es imprescindible referirse a títulos como La vuelta al día en ochenta mundos (1967) o Último round(1969). Tales volúmenes, de difícil clasificación, alternan el cuento con el ensayo, el poema y el fragmento narrativo o crítico. En este apartado merecen mención aparte las inefables Historias de cronopios y de famas (1962), graciosos y complejos personajes simbólicos con singulares actitudes frente a la vida, Un tal Lucas (1979), irónico retrato de un personaje de extraña coherencia, y el casi póstumo Los autonautas de la cosmopista (1983), irrepetible mezcla de diario de viaje y testamento de amor.

domingo, 9 de agosto de 2015

9 DE AGOSTO NACE:

RAMÓN PÉREZ DE AYALA

(Oviedo, 1881 - Madrid, 1962) Escritor español. En su obra muestra una notable inclinación hacia los enfoques intelectuales, simbólicos y ensayísticos. Hizo sus primeros estudios con los jesuitas, quienes le proporcionaron amplios conocimientos humanísticos, pero provocaron en él un profundo sentimiento anticlerical. Inició la carrera de derecho en Oviedo y posteriormente se trasladó a Madrid, donde se vinculó con la Institución Libre de Enseñanza.

Ramón Pérez de Ayala
Después de viajar por Italia y Alemania fundó con J. Ortega y Gasset y G. Marañón la Agrupación al Servicio de la República. Embajador en Londres entre 1931 y 1936, al inicio de la Guerra Civil se exilió en Francia y América del Sur. Regresó a España en 1954.
Su andadura literaria se abrió con un libro de poemas, La paz del sendero (1904), entrega inicial de un extenso ciclo compuesto además por El sendero innumerable(1916), El sendero andante (1921) y El sendero ardiente (publicado póstumamente). Si bien el punto de partida es el modernismo, su contenido simbólico y conceptual lo apartaron de la poesía de la época y le confirieron una sustancia discursiva que caracteriza toda su obra.
En el ámbito del ensayo propiamente dicho sus libros más destacables son Las máscaras (1917-1919), recopilación de críticas teatrales, y Política y toros (1918). En el primero analizó la escena española del siglo, atacando el teatro poético de J. Benavente y F. Villaespesa y defendiendo el de B. Pérez Galdós y C. Arniches, mientras que el segundo es un virulento alegato antimilitarista.
Su producción narrativa, desarrollada en tres etapas, empezó con una serie de novelas autobiográficas protagonizadas por Alberto Díaz de Guzmán, alter ego del autor: Tinieblas en las cumbres (1907) A.M.D.G. La vida en un colegio de jesuitas(1910), La pata de la raposa (1912) y Troteras y danzaderas (1913). El escándalo suscitado por A.M.D.G., auténtico manifiesto antijesuítico, supuso también su primer éxito, mientras que Troteras y danzaderas es una brillante descripción de la bohemia literaria del Madrid de comienzos de siglo.
Es en estas obras donde se plasman con mayor acierto el sentido del humor y la visión tragicómica del autor, que alterna los momentos emotivos con la ironía, y la nota amarga con la aproximación comprensiva hacia sus personajes. Después aparecieron Tres novelas poemáticas de la vida española (1916), libro compuesto por PrometeoLuz de domingo y La caída de los limones que supone una profundización en los elementos intelectualizantes y de proyección simbólica.
También produjo títulos menos centrados en su tiempo y su vida, como Belarmino y Apolonio (1921), que versa sobre el lenguaje, Las novelas de Urbano y Simona(1923), cuyo tema es la educación amorosa, y Tigre Juan (1926) y El curandero de su honra (1926), obras en torno al arquetipo del honor conyugal.

9 DE AGOSTO NACE:

MARTA BRUNET
(Chillán, 1897 - Montevideo, 1967) Escritora, diplomática y periodista chilena. Novelista de gran importancia en las letras nacionales, perteneciente a la Generación del 27. Su niñez transcurrió en el campo, ambiente que luego reflejó en su obra. Estudió en Victoria, y en 1911 viajó a Europa y a otros países americanos. Retornó a Chillán en 1919 y comenzó a publicar poesías y cuentos en el diario La Discusión.

Marta Brunet
En 1923 se dio a conocer con su obra Montaña adentro, novela costumbrista y realista que la emparentaba con los criollistas (en especial con Mariano Latorre), y fue elogiada por Gabriela Mistral. La obra desmitificaba con lenguaje duro el presunto bucolismo de la vida rural, lo que ocasionó cierto escándalo entre las clases altas de Chillán. Pero pocos criollistas chilenos habían escrito con un estilo tan rico. Brunet se convirtió en la mejor novelista del ambiente campesino chileno, y como periodista colaboró en El SurLa Nación y La Hora de Santiago y fue directora de la revista La Familia (1934-1939).
Como diplomática, el presidente Pedro Aguirre Cerda la nombró cónsul de Chile en La Plata (1939); luego fue secretaria de la embajada en Buenos Aires (1948) y agregado cultural y cónsul en Montevideo. Otras obras suyas son Bestia dañina(1926), María Rosa, flor de Quillén (1929), Humo hacia el sur (1946), María Nadie(1957) y Amasijo (1962). Entre sus libros de relatos se encuentran Don Florisondo(1926), Reloj de sol (1930), Cuentos para Marisol (1938), Agua abajo (1943) ySoledad de la sangre y otros cuentos (1967). Murió mientras leía su discurso de incorporación a la Academia Uruguaya de Letras. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1961.

9 DE AGOSTO DE 1945 EE.UU LANZA : BOMBA ATÓMICA EN NAGASAKI


9 DE AGOSTO DE 1945 EE.UU LANZA :

BOMBA ATÓMICA EN NAGASAKI


Impresionante fue la bomba atómica que explosionó sobre la ciudad japonesa de Hiroshima el 6 de Agosto de 1945. Cualquier nación con un castigo semejante se hubiera prostado al momento, sin embargo el Japón de la Segunda Guerra Mundial no era de esa clase de países, ya que seguía obstinado en luchar hasta el final sin importar las consecuencias. Ante esta actitud, a Estados Unidos no le quedó más remedio que poner fin a la contienda lanzando una segunda bomba nuclerar, esta vez sobre Nagasaki.
Preludio
Desconcertados encontró a los japoneses el lanzamiento de la bomba atómica de Hiroshima por el B-29 “Enola Gay” de Paul Tibbets el 6 de Agosto de 1945. Según comentaron los primeros informes en Japón, la ciudad había sido destruida por un bombardeo convencional de muchos aviones. Hasta que no pasaron unos días, nadie empezó a darse cuenta de la magnitud de la tragedia, gracias a las investigaciones del físico Yoshio Nishina. A pesar de todo, a ningún político ni militar japonés se le pasó por la cabeza pensar en la palabrea “rendición” con la esperanza de que algún milagro desequilibrase la balanza a su favor.
A los dos días de producirse el bomberdeo atómico, el 8 de Agosto de 1945, la Unión Soviética de Iósif Stalin declaró la guerra a Japón y el Ejército Rojo en una ofensiva denominada “Operación Tormenta de Agosto”, invadió los territorios bajo dominio nipón del Estado títere de Manchukuo, Mongolia Interior, Sajalín Meridional y las Islas Kuriles. En las primeras 24 horas el Ejército del Kwantung en Manchuria, el más poderoso de Japón, fue prácticamente aniquilado por los soviéticos. A causa de estos sucesos por primera vez entre los altos mandos japoneses se empezó a pensar en la posibilidad de rendirse, ya que tenían un miedo psicológico al comunismo. Sin embargo a Estados Unidos la actitud japonesa ya le daba igual, pues se vió en la necesidad de borrar a Japón del mapa lo más rápido posible, antes de que la Unión Soviética invadiese todos los territorios del Sudeste Asiático, lo que derivaría en un desequilibrio de poderes en la postguerra. Aterrorizado ante este posible resultado, el Presidente Harry Truman autorizó lanzar una segunda bomba atómica contra la ciudad de Kokura.

Tripulación del B-29 “Bockscar” encargado de lanzar la bomba atómica “Fat Man”.
Como en el primer bombardeo atómico, el 509º Grupo Mixto del general Paul Tibbets sería el encargado de realizar la misión. El avión elegido para la ocasión fue el bombardero B-29 “Bockscar” al mando del comandante Charles Sweeney, cuya tripulación se componía por el piloto Charles Albury, el copiloto Fred Olivi, el navegador James Van Felt, el bombardero Kermit Beahan, el oficial de armas Frederick Ashworth, el oficial de pruebas Philip Barnes, el contramedidas radar Jacob Beser, el ingeniero de vuelo John Kuharek, el operador de radio Abe Spitzer, el operador de radar Edward Buckley, el artillero de cola Albert Dehart y el ayudante Raymond Gallagher. Acompañarían al avión otros dos B-29, el “The Great Artiste” del capitán Frederick Bock y el “Big Stink” del comandante James Hopkins.
“Fat Man” era el nombre de la segunda bomba atómica, aunque más peculiar, ya que se trataba de una bomba de hidrógeno. Tenía 3′ 6 metros de largo y 1′ 5 metros de ancho, con una esfera en el interior de plutonio 239, explosivo convencional y 70 detonadores que accionaban otras 70 cargas de uranio 238. Teóricamente esta bomba debía lanzarse el 11 de Agosto, pero debido a que la climatología informó de tormentas para ese época, se adelantó al día 9, es decir, sólo 24 horas después de darse la orden de ataque.
Bombardeo de Nagasaki
A las 6:00 horas de la madrugada del 9 de Agosto de 1945, el B-29 “Bockscar” con la bomba atómica “Fat Man”, junto con el “The Grear Artiste” equipado por los instrumentos de medición, despegaron de la Isla de Tinian, en las Islas Marianas, rumbo a Japón. Poco después también puso proa al cielo el “Big Stink” con las cámaras fotográficas.
Cerca de las 5:00 horas los B-29 “Bockscar” y “The Great Artiste” sobrevolaron la Isla Iwo Jima. No mucho tiempo después lo hicieron sobre Yaku-Shima, en donde supuestamente debía reunirse con ellos el “Big Stink” que había salido con retraso. Tras estar dando vueltas en el aire casi media hora, al comandante Charles Sweeney se le acabó la paciencia y ordenó continuar hacia Japón sin la escolta, ya que su aparato por un problema técnico contaba con menos combustible del habitual. Mientras tanto otros dos B-29 habían efectuado sendos reconocimientos sobre los posibles blancos, uno sobre Nagasaki por el “Laggin’ Dragon” del capitán Charles McKnight y otro sobre Kokura por el “Enola Gay” del capitán George Marquardt. Precisamente este último comunicó por radio a Sweeny que Kokura en Honshû era el mejor objetivo a bombardear.

Hongo de la bomba atómica sobre Nagasaki que alcanzó más de 18 kilómetros de altura.
Kokura fue alcanzada por el B-29 “Bockscar” sin incidentes al comienzo de la hora laboral en Japón, cuando todo el mundo iba de camino a sus empleos. El problema para el avión fue que había una visibilidad nula, ya que las nubes tapaban por completo la ciudad. Como acertar en el blanco iba a ser imposible, Swenney cambió al segundo objetivo, tal y como estaba pevisto en caso de que fallase el primero. Por esa razón puso rumbo a Nagasaki en Kyûshû. Irónicamente aquellas nubes salvaron a miles de vidas en Kokura, pero condenaron a otras tantas en Nagasaki.
Sobre media mañana los dos B-29 “Bockscar” y “Great Artiste” llegaron puntuales sobre Nagasaki. Pero como había ocurrido en Kokura, la ciudad estaba completamente cubierta por las nubes y no era visible. Durante un rato estuvieron dando vueltas con la esperanza de que el cielo quedase despejado, aunque no fue posible. A las 11:00 se dió orden de regresar al avión, entonces, justo cuando el “Bockscar” se disponía a irse, el bombardero Kermit Beahan que observaba por la mirilla avisió de un pequeño hueco entre las nubes por donde se distinguían algunos edificios de Nagasaki. Sin dudarlo, el “Bockscar” hizo una rápida maniobra de aproximación y a las 11:01 se desprendió de su bomba atómica “Fat Mat”, la cual cayó velozmente en picado.

Impresionante fotografía a vista del suelo.. La bola de fuego dejada por la explosión avanza arrasando todo a su paso por Nagasaki.
A 560 metros del suelo, la bomba atomica “Fat Man” estalló a las 11:02 de la mañaba del 9 de Agosto de 1945. Con un destello inicial diez veces superior al del Sol que cegó a todos los habitantes, la explosión tuvo una potencia de 20.000 toneladas de TNT, una fuerza inigualable en el mundo. El epicentro de la explosión atómica, un kilómetro cuadrado en torno al distrito industrial del norte, fue desintegrado totalmente debido a los 3.000 grados de temperatura, incluyendo una iglesia católica que resultó derretida casi hasta sus cimientos. Dos kilómetros más adentro, la destrucción de viviendas y edificios también fue completa, como por ejemplo el Templo Sofukuji y la fábrica de armas de Mitsubishi. Posteriormente se levantó un viento de 1.500 kilómetros por hora que arrancó las casas del suelo, llevándose consigo árboles, almacenes y personas hasta a cuatro kilómetros de distancia. Por último, coincidiendo con una lluvia negra radiactiva, se levantó un hongo en el cielo que fue espectacular, ya que ascendió hasta los 18′ 5 kilómetros de altura.
Conclusión
Nagasaki fue el golpe letal y definitivo que haría caer de rodillas al Japón y obligarle a rendirse incondicionalmente. La destrucción de aquella ciudad en Kyûshû por fin confirmó todas las sospechas al Emperador Hiro-Hito y a su cúpula, lo que les hizo comprender que la guerra estaba más que perdida.
A causa de la bomba atómica murieron en Nagasaki 70.000 personas al instante, que con el paso del tiempo se ampliarían a 170.000 por culpa de las quemaduras o enfermedades radioactivas. También hubo 60.000 heridos y el 70% de los edificios quedaron destruidos.
Curiosamente hubo 8 aliados que murieron en Nagasaki, siete militares holandeses y un británico, ya que se encontraban encarcelados allí en el momento de la explosión.

Restos de la ciudad de Nagasaki. Estatuas sagradas de un templo entre los escombros.
Cinco días después de lo sucedido en Nagasaki, el 15 de Agosto de 1945, Japón se rindió a los Aliados. El 2 de Septiembre se firmó la paz en la Bahía de Tokyo y terminó la Segunda Guerra Mundial.

sábado, 8 de agosto de 2015

8 DE AGOSTO DE 1879 NACE:

EMILIANO ZAPATA:
(San Miguel Anenecuilco, México, 1879 - Morelos, 1919) Revolucionario mexicano. En el complejo desarrollo de la Revolución mexicana de 1910, los llamados líderes agraristas recogieron las justas aspiraciones de las clases rurales más humildes, que se habían visto abocadas a la miseria por una arbitraria política agraria que los desposeía de sus tierras. De todos ellos, Emiliano Zapata sigue siendo el más admirado.

Emiliano Zapata
Frente a la ambición sin escrúpulos o la inconsistencia ideológica de Pancho Villa o Pascual Orozco, y frente a una idea de revolución más ligada a la guerra por el poder que a la transformación social, Emiliano Zapata se mantuvo fiel a sus ideales de justicia y dio absoluta prioridad a las realizaciones efectivas. Desgraciadamente, esa misma firmeza y constancia frente a los confusos vientos revolucionarios determinaron su aislamiento en el estado de Morelos, donde acometió fecundas reformas desde una posición de virtual independencia que ningún gobierno podía tolerar. Su asesinato, instigado desde la presidencia, conllevó la rápida disolución de su obra y la exaltación del líder, que entraría en la historia como uno de los grandes mitos revolucionarios del siglo XX.
Biografía
Miembro de una humilde familia campesina, era el noveno de los diez hijos que tuvieron Gabriel Zapata y Cleofás Salazar, de los que sólo sobrevivieron cuatro. En cuanto a la fecha de su nacimiento, no existe acuerdo total; la más aceptada es la del 8 de agosto de 1879, pero sus biógrafos señalan otras varias: alrededor de 1877, 1873, alrededor de 1879 y 1883. Emiliano Zapata trabajó desde niño como peón y aparcero y recibió una pobre instrucción escolar. Quedó huérfano hacia los trece años, y tanto él como su hermano mayor Eufemio heredaron un poco de tierra y unas cuantas cabezas de ganado, legado con el que debían mantenerse y mantener a sus dos hermanas, María de Jesús y María de la Luz.
Su hermano Eufemio vendió su parte de la herencia y fue revendedor, buhonero, comerciante y varias cosas más. En cambio, Emiliano permaneció en su localidad natal, Anenecuilco, donde, además de trabajar sus tierras, era aparcero de una pequeña parte del terreno de una hacienda vecina. En las épocas en que el trabajo en el campo disminuía, se dedicaba a conducir recuas de mulas y comerciaba con los animales que eran su gran pasión: los caballos. Cuando tenía alrededor de diecisiete años tuvo su primer enfrentamiento con las autoridades, lo que le obligó a abandonar el estado de Morelos y a vivir durante algunos meses escondido en el rancho de unos amigos de su familia.

Emiliano Zapata (derecha) con su hermano Eufemio y sus esposas
Una de las causas de Revolución mexicana fue la nefasta política agraria desarrollada por el régimen de Pofirio Díaz, cuya dilatada dictadura da nombre a todo un periodo de la historia contemporánea de México: el Porfiriato (1876-1911). Al amparo de las inicuas leyes promulgadas por el dictador, terratenientes y grandes compañías se hicieron con las tierras comunales y las pequeñas propiedades, dejando a los campesinos humildes desposeídos o desplazados a áreas casi estériles. Se estima que en 1910, año del estallido la Revolución, más del noventa por ciento de los campesinos carecían de tierras, y que alrededor de un millar de latifundistas daba empleo a tres millones de braceros.
Tal política condenaba a la miseria a la población rural y, aunque era un mal endémico en todo el país, revistió particular gravedad en zonas como el estado de Morelos, donde los grandes propietarios extendían sus plantaciones de caña de azúcar a costa de los indígenas y los campesinos pobres. En 1909, una nueva ley de bienes raíces amenazaba con empeorar la situación. En septiembre del mismo año, los alrededor de cuatrocientos habitantes de la aldea de Zapata, Anenecuilco, fueron convocados a una reunión clandestina para hacer frente al problema; se decidió renovar el concejo municipal, y se eligió como presidente del nuevo concejo a Emiliano Zapata.
Tenía entonces treinta años y un considerable carisma entre sus vecinos por su moderación y confianza en sí mismo; pasaba por ser el mejor domador de caballos de la comarca, y muchas haciendas se lo disputaban. Como presidente del concejo, Zapata empezó a tratar con letrados capitalinos para hacer valer los derechos de propiedad de sus paisanos; tal actividad no pasó desapercibida, y posiblemente a causa de ello el ejército lo llamó a filas. Tras un mes y medio en Cuernavaca, obtuvo una licencia para trabajar como caballerizo en Ciudad de México, empleo en el que permaneció poco tiempo.

Emiliano Zapata (1911)
De regreso a Morelos, Emiliano Zapata retomó la defensa de las tierras comunales. En Anenecuilco se había iniciado un litigio con la hacienda del Hospital, y los campesinos no podían sembrar en las tierras disputadas hasta que los tribunales resolvieran. Emiliano Zapata tomó su primera decisión drástica: al frente de un pequeño grupo armado, ocupó las tierras del Hospital y las distribuyó entre los campesinos. La atrevida acción tuvo resonancia en los pueblos cercanos, pues en todas partes se daban situaciones similares; Zapata fue designado jefe de la Junta de Villa de Ayala, localidad que era la cabeza del distrito al que pertenecía su pueblo natal.
La Revolución mexicana
La política agraria y las abismales desigualdades sociales que trajo consigo el Porfiriato figuran entre las causas profundas de la Revolución mexicana, pero su detonante inmediato fue la decisión de Porfirio Díaz de presentarse a las elecciones de 1910. Tales "elecciones" eran en realidad una farsa pseudodemocrática para prolongar otros seis años su mandato; el viejo dictador, tras reprimir y eliminar la libertad de prensa y cualquier atisbo de disidencia política, mantenía el formalismo de hacerse reelegir periódicamente.
Francisco I. Madero, fundador del Partido Antirreeleccionista (formación política que aspiraba precisamente a interrumpir esa perpetuación), había presentado su candidatura a la elecciones de 1910, pero fue perseguido y obligado a exiliarse. Comprendiendo la inutilidad de la vía democrática, Francisco Madero lanzó desde el exilio el Plan de San Luis, proclama política en la que llamaba al pueblo mexicano a alzarse en armas contra el dictador el 20 de noviembre de 1910, fecha de inicio de la Revolución mexicana. La clave del éxito de su llamamiento en las zonas rurales radicaba en el punto tercero del Plan, que contemplaba la restitución a los campesinos de las tierras de que habían sido despojados durante el Porfiriato.
En Morelos, muchos se sumaron de inmediato a la insurrección; no fue el caso, sin embargo, de Zapata. No confiaba plenamente en las promesas del Plan de San Luis, y quería previamente ver reconocidos y legitimados con nombramientos los repartos de tierras que había efectuado al frente de la Junta de Villa de Ayala. Para la dirección del levantamiento en Morelos, Francisco Madero escogió a Pablo Torres Burgos; tras ser nombrado coronel por Pablo Torres, Zapata se adhirió al Plan de San Luis y en marzo de 1911, a la muerte de Torres, fue designado «jefe supremo del movimiento revolucionario del Sur».

Emiliano Zapata (Cuernavaca, 1911)
Con ese rango tomó en mayo la ciudad de Cuautla, punto de partida para extender su poder sobre el estado, y procedió a distribuir las tierras en la zona que controlaba. En el resto del país, mientras tanto, se extendía y triunfaba rápidamente la Revolución: el ejército del dictador fue derrotado en apenas seis meses. En mayo de 1911, Porfirio Díaz partió al exilio después de traspasar el poder a Francisco León de la Barra, que asumió interinamente la presidencia (mayo-noviembre de 1911) hasta la celebración de las elecciones.
El Plan de Ayala
Tras la caída de la dictadura de Porfirio Díaz, y ya durante la presidencia interina de León de la Barra, surgieron prontamente las discrepancias entre Zapata, quien reclamaba el inmediato reparto de las tierras de las haciendas entre los campesinos, y Francisco Madero, que por su parte exigía el desarme de las guerrillas. Finalmente, Zapata aceptó el licenciamiento y desarme de sus tropas, con la esperanza de que la elección de Madero como presidente abriera las puertas a la reforma.
Pero, pese al triunfo revolucionario, buena parte de la maquinaria del régimen seguía en manos de antiguos porfiristas (comenzando por León de la Barra), que ocupaban altos cargos en la administración y en el teóricamente vencido ejército. Cuando, en julio de 1911, gran parte de los zapatistas habían entregado las armas, empezó el acoso del ejército sobre los campesinos y luego sobre el propio Zapata, que escapó por poco a su detención; a lo largo de aquel verano, las tropas gubernamentales echaron por tierra la obra de Zapata, pero su acción unió en su contra a los campesinos que, tomando de nuevo las armas, recuperaron posiciones y resultaron a la postre fortalecidos.
En noviembre de 1911, Francisco I. Madero resultó elegido y accedió a la presidencia (1911-1913). Zapata esperaba que el nuevo gobierno asumiría sus compromisos en materia agraria; pero Madero, sometido a la presión del ejército y de los sectores reaccionarios, hubo de exigir de nuevo la entrega de las armas. Ante el fracaso de nuevas conversaciones, Zapata elaboró en noviembre del mismo año el Plan de Ayala, en el que declaraba a Madero incapaz de cumplir los objetivos de la revolución (particularmente, la reforma agraria) y anunciaba la expropiación de un tercio de las tierras de los terratenientes a cambio de una compensación, si se aceptaba, y por la fuerza en caso contrario. Los que se adhirieron al plan, que eligieron como jefe de la revolución a Pascual Orozco, enarbolaron la bandera de la reforma agraria como prioridad y solicitaron la renuncia del presidente.

Emiliano Zapata
El resultado de ello fueron nuevos y continuos enfrentamientos armados; las fuerzas gubernamentales obligaron a Zapata a retirarse a Guerrero; el gobierno controlaba las ciudades, y la guerrilla se fortalecía en las áreas rurales. Pero ni la brutalidad inicial ni los gestos reformistas encaminados a restarle apoyo lograrían debilitar el movimiento zapatista.
Contra Huerta y Carranza
Atrapado entre los revolucionarios agraristas y los porfiristas reaccionarios, e incapaz de satisfacer a nadie, el presidente legítimo difícilmente podía sostenerse durante mucho tiempo. Madero cayó víctima de la traición de un antiguo militar porfirista, Victoriano Huerta, general de su confianza prestigiado por su victoria sobre Pascual Orozco. En febrero de 1913, con el apoyo de Estados Unidos, Huerta derrocó a Madero (al que mandó ejecutar) e instauró una férrea dictadura contrarrevolucionaria (1913-1914). Con Huerta en el poder, los ataques del ejército gubernamental sobre los zapatistas se recrudecieron, pero sin éxito. Nombrado jefe de la revolución en detrimento de Orozco, que había sido declarado traidor, Emiliano Zapata frenó la ofensiva huertista y fortaleció su posición en el estado de Morelos.
Mientras tanto, en el resto del país, la traición del usurpador Huerta suscitó el unánime rechazo de los revolucionarios. El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, se erigió en el líder de los constitucionalistas, cuyo primer objetivo era expulsar a Huerta y restablecer la legalidad constitucional; Carranza obtuvo el apoyo de Pancho Villa, que lideraba a los revolucionarios agraristas del norte. Entre ambos lograron derrotar a Victoriano Huerta en julio de 1914.
El apoyo de Zapata había sido más tácito que efectivo, pues exigía a Carranza la aceptación del Plan de Ayala, que no llegó a producirse. Por otra parte, las campañas contra Huerta habían provocado numerosas fricciones entre figuras de tan distinto ideario y condición como Venustiano Carranza, un político procedente de la abogacía, y Pancho Villa, un popular bandolero convertido en revolucionario. Vencido Huerta, el país quedaba en manos de tres dirigentes escasamente afines.
Venustiano Carranza aspiraba a asumir la presidencia y continuar la labor reformista de Madero. Consciente de las dificultades, convocó una convención en busca de acuerdos, pero sólo logró unir, momentáneamente, a los agraristas: en la Convención de Aguascalientes (octubre de 1914) se concretó la alianza de Zapata y Pancho Villa, representantes del revolucionarismo agrario, contra Carranza, de tendencia moderada. Carranza no tuvo más remedio que abandonar la recientemente ocupada Ciudad de México y retirarse a Veracruz, donde estableció su propio gobierno.

Pancho Villa y Emiliano Zapata en el Palacio Presidencial (1914)
Poco después, en noviembre de 1914, Zapata y Villa entraron en la capital, pero su incapacidad política para dominar el aparato del Estado y las diferencias que surgieron entre los dos caudillos, a pesar de que Villa había aceptado el plan de Ayala, alentaron la reacción de Carranza. La ambición de Villa produjo la ruptura casi inmediata de su coalición con Zapata, el cual se retiró a Morelos y concentró su acción en la reconstrucción de su estado, que vivió dieciocho meses de auténtica paz y revolución agraria mientras luchaban villistas y carrancistas.
El aporte de algunos intelectuales, como Antonio Díaz Soto y Gama y Rafael Pérez Taylor, dio solidez ideológica al movimiento agrarista, y ello permitió a los zapatistas organizar administrativamente el espacio que controlaban. En este sentido, el gobierno de Zapata creó comisiones agrarias, estableció la primera entidad de crédito agrario en México e intentó convertir la industria del azúcar de Morelos en una cooperativa. William Gates, enviado de Estados Unidos, destacó el orden de la zona controlada por Zapata frente al caos de la zona ocupada por los carrancistas.
Últimos años
Sin embargo, la guerra proseguía; en 1915, la derrota de Villa permitió que Carranza centrara sus ataques contra Zapata, que por su dedicación exclusiva a Morelos carecía de proyección nacional. En febrero de 1916, Zapata autorizó conversaciones entre representantes suyos y el general Pablo González, a quien Carranza había encomendado la recuperación de Morelos. Estas conversaciones terminaron en fracaso y, al frente de sus tropas, González se adentró en Morelos. En junio de 1916 tomó el cuartel general de Zapata, el cual reanudó la guerra de guerrillas y logró recuperar el control de su estado en enero de 1917.
Tras esta nueva victoria, Zapata, que preveía erróneamente la inmediata caída de Carranza, llevó a la práctica un conjunto de avanzadas medidas políticas, agrarias y sociales, tanto para incrementar su base en Morelos como para buscar apoyos en el resto de México. En diciembre de 1917, Carranza ordenó a Pablo González una nueva ofensiva, que tomó ahora otro talante, buscando la negociación y la aceptación de las nuevas leyes del gobierno, pero los avances fueron exiguos.
Ante la imposibilidad de acabar con el movimiento y la amenaza que Zapata suponía para el gobierno federal (en la medida en que radicales de otros estados podían seguir su ejemplo), Carranza y González urdieron un plan para asesinar a Zapata. Haciéndole creer que iba a pasarse a su bando y que les entregaría municiones y suministros, el coronel Jesús Guajardo, que dirigía las operaciones gubernamentales contra él, logró atraer a Zapata a un encuentro secreto en la hacienda de Chinameca, en Morelos. Cuando Zapata, acompañado de diez hombres, entró en la hacienda, los soldados que fingían presentarles armas lo acribillaron a quemarropa.
Pablo González trasladó el cuerpo a Cuautla y ordenó fotografiar y filmar el cadáver para evitar que se dudase de su muerte. Pero, igualmente, muchos de sus paisanos y correligionarios no creyeron que hubiera muerto. Unos decían que era demasiado listo para caer en la trampa y que había enviado a un doble; otros encontraban a faltar una característica en el cadáver exhibido.
Genovevo de la O sucedió al fallecido líder al frente del movimiento, pero la guerrilla perdió de inmediato su fuerza e independencia política al apoyar a Álvaro Obregón, que derrocó a Carranza y asumió la presidencia (1820-1824). Aunque varios de los principios del movimiento zapatista fueron formalmente recogidos en las primeras legislaciones revolucionarias mexicanas (empezando por la Constitución de 1917), ni Venustiano Carranza ni sus sucesores, que ejercerían la presidencia a la sombra del influyente Plutarco Elías Calles, los llevarían a sus últimas consecuencias; hubo que esperar a la llegada de un estadista de la talla de Lázaro Cárdenas (1934-1940) para asistir a decididas políticas de redistribución de la propiedad agrícola.
JORGE CAFRUNE

COPLAS DEL PAYADOR PERSEGUIDO

Con su permiso voy a entrar
aunque no soy convidado,
pero en mi pago un asado
no es de nadie y es de todos,
yo voy a cantar a mi modo
después que haya churrasqueado.

Yo sé que muchos dirán
que peco de atrevimiento,
si largo mi pensamiento
pal rumbo que ya elegí,
pero siempre ha sido así
galopiador contra el viento.

La sangre tiene razones
que hacen engordar las venas,
penas sobre pena y penas
hacen que uno pegue el grito,
la arena es un puñadito,
pero hay montañas de arena.

No se si mi canto es lindo
o si saldrá medio triste,
nunca fui zorzal ni existe
plumaje más ordinario,
yo soy pájaro corsario
que no conoce el alpiste.

Vuelo porque no me arrastro
que el arrastrarse es la ruina,
anido en árbol de espina
lo mesmo que en cordillera,
sin escuchar las zonceras
del que vuela a lo gallina.

No me arrimo así nomás
a los jardines floridos,
sin querer vivo advertido
pa' no pisar el palito,
hay pájaros que solitos
se entrampan por presumidos.

Aunque mucho he traqueteado
no me engrilla la prudencia,
es una falsa experiencia
vivir temblándole a todo,
cada cual tiene su modo
la rebelión es mi ciencia.

Yo soy de los del montón
no soy flor de invernadero,
igual que el trébol campero
crezco sin hacer barullo,
me aprieto contra los yuyos
y así lo aguanto al pampero.

Acostumbrado a las sierras
yo nunca me se marear,
y si me siento alabar
me voy yendo despacito,
pero aquel que es compadrito
paga pa' hacerse nombrar.

Si me dicen "señor"
agradezco el homenaje,
mas soy gaucho entre el gauchaje
y soy nadie entre los sabios,
y son para mi los agravios
que le hagan al paisanaje.

La vanidad es yuyo malo
que envenena toda huerta,
es preciso estar alerta
manejando el asadón,
pero no falta el varón
que la riega hasta en su puerta.

El trabajo es cosa buena
es lo mejor de la vida,
pero la vida es perdida
trabajando en campo ajeno,
unos trabajan de trueno
y es parotros la llovida.

El estanciero presume
de gauchismo y arrogancia,
el cree que es extravagancia
que su pión viva mejor,
mas no sabe ese señor
que por su pión tiene estancia.

El que tenga sus reales
hace muy bien en cuidarlos,
pero si quiere aumentarlos
que a la ley no se haga el sordo,
que en todo los pucheros gordos
los choclos se vuelven margos.

Yo vengo de muy abajo
y muy arriba no estoy,
al pobre mi canto doy
así lo paso contento,
porque estoy en mi elemento
y ahí valgo por lo que soy.

Cantor que cante a los pobres
ni muerto se ha de callar,
pues ande vaya a parar el canto
de ese cristiano,
no ha de faltar el paisano
que lo haga resucitar.

Si alguna vuelta he cantado
ante panzudos patrones,
he picaneado las razones
profundas del pobrerío,
yo no traiciono a los míos
por palmas ni patacones.

Si uno canta coplas de amor
de potros de domador
del cielo y las estrellas,
dicen "que cosa más bella
si canta que es un primor",
pero si uno como Fierro
por ahí se larga opinando,
el pobre se va acercando
con las orejas alertas,
y el rico bicha la puerta
y se aleja reculando.

Tal vez, alguien haya rodado
tanto como rodé yo,
pero le juro, créamelo
que vi tanta pobreza,
que yo pensé con tristeza
"Dios por aquí y no paso".

Nadie podrá señalarme
que canto por amargao,
Si he pasado las que he pasado
quiero servir de advertencia,
el rodar no será ciencia
pero tampoco es pecado.

Amigos voy a dejarlos
está mi parte cumplida,
es la forma preferida
de una milonga pampeana,
canté de manera llana
ciertas cosas de la vida.

Ahora me voy no se a donde
pa mi todo rumbo es bueno,
los campos con ser ajenos
los cruzo de un galopito,
guarida no necesito
yo se dormir al sereno.

Y aunque me quiten la vida
o engrillen mi libertad,
o aunque chamusquen quizá
mi guitarra en los fogones,
han de vivir mis canciones
en el alma de los demás.

No me nuembren que es pecao
y no comenten mis trinos,
yo me voy con mi destino
pal lao donde sol se pierde,
tal vez alguno se acuerde
que aquí canto un argentino..

8 AGOSTO DE 1937 NACE
 JORGE CAFRUNE
en Perico del Carmen, Jujuy (Argentina). A los diecisiete años tuvo su primera guitarra, que aprendió a tocar con músicos locales. En 1957 se trasladó a Salta, donde cantó en el bar Madrid y poco después integró Las Voces del Huayra hasta 1959. Fue con este grupo, con el que actuó en la Compañía de Ariel Ramírez y efectuó grabaciones. Pasado algún tiempo, formó parte de Los Cantores del Alba y cantó a dúo con Alberto Sauad.
A principios de 1961, ya solista, hizo presentaciones radiales y televisivas en Uruguay y Brasil. Un año después viajó a Cosquín, a cuyo escenario principal llegó después de triunfar en las peñas. En Buenos Aires actúa en "La Pulpería de Mandinga" por el Canal 9 de televisión, y en radios y teatros. Obtuvo el primer premio del 2º Festival Odol de la Canción con la zamba de Marta Mendicute Que seas vos y, casi de inmediato, su versión de Zamba de mi esperanza, de Luis Morales, se convirtió en un extraordinario éxito.
Realizó varias temporadas en el Teatro Odeón y giras nacionales con el espectáculo "Otra vez folklore". En 1972 visitó España, país donde residió hasta 1976, presentándose también en otros países europeos. Cuando regresó a su país, planeó un viaje a caballo de Buenos Aires a Yapeyú (Pcia. Corrientes) para conmemorar el bicentenario del nacimiento del general San Martín.
A modo de homenaje a José de San Martín, Cafrune emprendió una travesía a caballo para llevar a Yapeyú, lugar de nacimiento del libertador. Cabalgaba por la noche a las afueras de Buenos Aires cuando fue embestido a la altura de Benavídez por una camioneta y falleció el 1 de febrero de 1978 en ciudad de Tigre, partido de Tigre, provincia de Buenos Aires

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