viernes, 29 de julio de 2016

29 DE JULIO DE 1883 NACE:

PORFIRIO BARBA JACOB
(Seudónimo de Miguel Ángel Osorio Benítez; Santa Rosa de Osos, 1883 - México, 1942) Poeta y periodista colombiano polémico e influyente, cuya obra suele clasificarse dentro de un modernismo ecléctico. En su primera juventud fue un sencillo maestro de escuela rural en Antioquia, donde fundó la campesina Escuela de la Iniciación. A los 23 años, habiéndose trasladado de Antioquia a Barranquilla, comenzó a publicar sus primeros poemas, entre ellos la Parábola del retorno, muy conocida en Colombia. Después, con algunos amigos trovadores colombianos, se trasladó a México.

Porfirio Barba Jacob
Comienza así una vida de incesante recorrido por varios países de América, siempre alternando su tarea de periodista con su vocación de poeta. Establecido en Monterrey, fundó en esa ciudad la Revista Contemporánea y fue jefe de redacción del periódico El Espectador. Por sus ataques al régimen porfirista pasó seis meses en la cárcel, de la cual fue sacado por los revolucionarios. Posteriormente colaboró en México capital con El imparcial y El independiente, así como en la revista El Porvenir. De México se vio obligado a huir al publicar el reportaje periodístico titulado "El combate de la ciudadela narrado por un extranjero", que relata los sucesos que siguieron al asesinato del ex presidente Francisco Madero.
Pasó entonces a Guatemala en 1914, donde dejó honda huella literaria. Ese año su amigo el poeta y cuentista guatemalteco Rafael Arévalo escribió su mejor cuento, titulado El hombre que parecía un caballo, relato que se refiere a Barba-Jacob y que, al mismo tiempo que dio notoriedad al autor, señaló el inicio del forjamiento de la leyenda del poeta colombiano. También de Guatemala tuvo que huir, dejando a medio publicar su obra Tierras de Canaán.
En 1915 viaja por segunda vez a Cuba (ya había visitado la isla en su primer viaje hacia México), donde compone sus poemas Canción innominadaElegía de septiembreLamentación de octubreSoberbia y Canción de la vida profunda, que es su poema más célebre. Tras pasar algunos meses en Nueva York, se trasladó a Honduras, donde fundó el diario Ideas y Noticias en un pueblito del norte, La Ceiba. De Honduras pasó a El Salvador el 7 de junio de 1917, día en que ocurrió el terremoto que destruyó la ciudad. Porfirio Barba Jacob escribió como homenaje su folleto El terremoto de San Salvador, narración de un sobreviviente. Regresado a Monterrey, fundó el periódico El Porvenir, que llegaría a convertirse en un gran diario del norte de México.
En 1920 se encontraba de nuevo en México capital, escribiendo crónicas espantosas y sensacionalistas, como la serie de cinco reportajes titulada Los fenómenos espíritas en el palacio de la Nunciatura. Los relatos se desarrollaban en el palacio que había sido destinado para residencia del Nuncio. El gobierno prohibió la entrada del representante papal, por lo cual el edificio quedó vacío y se convirtió más bien en sede de las orgías del poeta colombiano, quien, entre otros excesos y extravagancias, se dedicaba por aquel entonces al consumo y exaltación de la marihuana. En esta época escribió poemas como "El son del viento", "Balada de la loca alegría", "Canción de la soledad" y otros.
Durante el año 1921 dirigió la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco, adonde fue a visitarlo el escritor español Ramón del Valle Inclán. Tuvo que dejar ese cargo debido a sus escándalos. El año siguiente fue expulsado igualmente de México a causa de las diatribas lanzadas contra el gobierno de turno. Volvió de nuevo a Guatemala, y logró hacer del periódico El Imparcial el más importante de toda Centroamérica. Viéndose expulsado de este país y luego también de El Salvador, se disfrazó de cura y se dedicó a la predicación a lo largo de las plantaciones bananeras de Honduras.
En 1925 regresó por tercera vez a Cuba, donde simpatizó con los fundadores del partido comunista, pero un año más tarde estaba dirigiendo el periódico La Prensa de Lima. Caído en desgracia ante el gobierno de Perú, después de vagar largo tiempo en ambientes de miseria, el embajador de Colombia lo repatrió a su país. Habían transcurrido 20 años desde su salida. Durante tres años recorrió diversos pueblos y ciudades de Colombia dando recitales de sus poemas. También se desempeñó como jefe de redacción de El Espectador de Bogotá. Más tarde viajó de nuevo a Cuba, donde se encontró con el poeta español Federico García Lorca.
Finalmente, en 1930 se le abrieron de nuevo las puertas de México, y allí publicó durante varios años, en el periódico Excélsior, su columna "Perifonemas", en una prosa magistral, no igualada por ningún otro periodista contemporáneo de América. Lastimosamente, sus artículos no han sido recogidos en un volumen. Por otra parte, el propio Barba Jacob no estimaba mucho su producción, dado que entendía su profesión de periodista como una mera forma de ganarse la vida. Nunca se preocupó de publicar sus propios versos, pues jamás se sentía satisfecho con sus escritos, sino que los pulía continuamente, pero sus poemas aparecieron en las más prestigiosas revistas del continente.
Todavía en vida del poeta, sus amigos le publicaron tres recopilaciones: Rosas negras (1932, en Guatemala), Canciones y elegías (1933, en México) y La canción de la vida profunda y otros poemas (1937, en Manizales). Una cuarta recopilación fue publicada póstumamente en una imprenta oficial, con el título Poemas intemporales (1944). Murió en Ciudad de México consumido por la marihuana, el alcohol, la tuberculosis y la miseria.
El conjunto de su obra muestra un estilo modernista anacrónico, lleno de palabras altisonantes, pero con un ritmo emocionado, angustioso, sincero y pasional. Influido por Baudelaire, tiene más vida interior que imaginación, y temperamento más romántico que modernista; se acerca unas veces a la belleza formal de Rubén Darío, a la delicadeza de Amado Nervo, al vigor de Santos Chocano y al sentido trágico de José Asunción Silva, en una agitación lírica menos irregular que su vida misma; fue indudablemente un gran poeta.
29 JULIO DE 1966 :
LA NOCHE DE LOS BASTONES LARGOS
LA DICTADURA DE ONGANÍA
Luego de firmar el decreto de intervención de las universidades nacionales, la dictadura de Juan Carlos Onganía ordena a la Policía Federal irrumpir por la fuerza en las facultades de la Universidad de Buenos Aires, ocupadas por docentes y alumnos en protesta por la supresión de la autonomía universitaria.
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jueves, 28 de julio de 2016

28 JULIO DE 1927 NACE:
DAVID VIÑAS
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(Buenos Aires, 1929) Escritor argentino. Su obra narrativa, de corte realista y trasfondo político, aborda las principales escabrosidades de la Argentina actual: el enfrentamiento entre las clases y la represión cultural ejercida por los regímenes totalitarios. De ella destacan Los dueños de la Tierra (1958); Dar la cara (1963); Hombres de a caballo (1968) y Cuerpo a cuerpo (1979). Como ensayista ha publicado La literatura argentina de Sarmiento a Cortázar (1967) y Anarquistas en América Latina (1984).
28 JULIO DE 1903 NACE:
SILVINA OCAMPO
(Buenos Aires, 1906 - 1993) Escritora argentina. Era hermana de la escritora y fundadora de la revista Sur, Victoria Ocampo, y esposa del gran narrador argentino Adolfo Bioy Casares. Autora deslumbrante por la calidad literaria de sus cuentos, ha pasado a la historia de la literatura argentina del siglo XX por la crueldad desconcertante que supo imprimir en algunos protagonistas de estos relatos.
Nacida en el seno de una familia hondamente arraigada en los círculos culturales argentinos, su primera vocación artística la orientó hacia el cultivo de las artes plásticas; pero, tras recibir lecciones de pintura de Giorgio de Chirico, abandonó los pinceles y se adentró en el mundo de las letras.
Su irrupción en el panorama literario argentino vino de la mano de un libro de cuentos, Viaje olvidado (1937), que al cabo de los años acabaría siendo objeto del desprecio de la propia escritora. Tras este mediocre estreno en la narrativa, volvió a las librerías con su primer libro de versos, titulado Enumeración de la patria (1942), en el que se sumaba a la tendencia de recuperar los modelos clásicos de la antigua poesía castellana. Idéntico esfuerzo realizó en su siguiente poemario, Espacios métricos (1945), al que siguieron, dentro del campo de la lírica, otras publicaciones como las tituladas Poemas de amor desesperado (1949), Los nombres (1953) y Pequeña antología (1954).
Tras un largo período de silencio poético en el que el cultivo de la prosa ocupó sus quehaceres literarios, en 1962 volvió a dar a la imprenta otro poemario, Lo amargo por lo dulce, que enseguida quedó considerado como uno de sus mejores logros en el género de la lírica. Finalmente, en 1972 publicó su última entrega poética, titulada Amarillo celeste.
Pero las mayores cotas literarias las alcanzó Silvina Ocampo con sus incursiones en el género de la narrativa de ficción, al que contribuyó también con valiosas aproximaciones en forma de ensayos y antologías. Dentro de una de las tendencias congregadas en torno a la revista Sur, y constituida por autores de la talla de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Manuel Peyrou y Enrique Anderson Imbert, Silvina Ocampo apostó por la elevación de la literatura fantástica y policíaca a la categoría de géneros de primer orden.
En compañía de su esposo y del mencionado Borges, preparó una Antología de la literatura fantástica (1940) que se convirtió en una de las piezas emblemáticas de la mencionada corriente. Además, aquel mismo año los tres autores presentaron una Antología poética argentina. Posteriormente, volvió a colaborar con Bioy Casares, pero ahora en una obra de creación, la novela policíaca titulada Los que aman odian (1946).
A partir de entonces se enfrascó en la escritura de numerosos relatos, que fueron viendo la luz en sucesivas recopilaciones: en 1948 apareció el volumen titulado Autobiografía de Irene, al que siguieron los relatos de La furia y otros cuentos (1959), Las invitadas (1961), El pecado mortal y otros cuentos (1966), Informe del cielo y del infierno (1969), Los días de la noche (1970), Y así sucesivamente (1987) y Cornelia frente al espejo (1988). Los cuentos de todos estas recopilaciones están poblados de seres fantásticos que aparecen enfocados desde la ironía y el humor negro de que hace gala su autora, o bien deformados por la extraña percepción de unos narradores incompetentes, incapaces de establecer cualquier pauta ética que les permita separar el bien del mal.
Por medio de este recurso en la composición estructural de sus relatos, Silvina Ocampo consigue dejar plasmada una corrosiva crítica de las convenciones sociales de su tiempo, ya que su exagerado distanciamiento de cualquier pauta social establecida y de la realidad circundante pone un contrapunto de desasosiego -y a veces, de explícita crueldad- que amenaza con destruir el lenguaje y las estructuras tradicionales. Además de las obras ya mencionadas, Silvina Ocampo colaboró con el dramaturgo Juan Rodolfo Wilcock en la redacción del drama titulado Los traidores (1956).
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lunes, 25 de julio de 2016

25 DE JULIO DE 1878 NACE:
JOSÉ LUIS BETINOTTI
 "El último payador".
Guitarrista y compositor, payador de renombre, es considerado el primer cantor de tango propiamente dicho. De inspiración fácil escribió bellas y sentidas canciones, como "Pobre mi madre querida", "Como quiere la madre a sus hijos", "Tu diagnóstico",
"Puntana", "¡Adiós que me voy llorando!". Fue autor además de los volúmenes de versos "Ideal de mi esperanza", "Lo de ayer y lo de hoy" y "De mi cosecha". Conocido también como "El cantor de las madres".
Murió el 21 de abril 1915

sábado, 23 de julio de 2016



CHARLES BUKOWSKI
¿ASÍ QUE QUIERES SER ESCRITOR?

Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
ó clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leerlo a tu esposa
ó a tu novia ó a tu novio
ó a tus padres ó a cualquiera,
no estás preparado.
No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
ó hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.
FRANCISCO URONDO
ALGO
                                                           A:RUBÉN RODRÍGUEZ ARAGÓN

con tu muerte
algo vendrá 
algo que jamás sacudió
tu conciencia
no importará
la tierra que te rodea
el árbol que te soporta
el agua que admitió tu pereza
no será algo
que ahora retumba en tu memoria
ni las resonancias que prefirió olvidar
vendrá algo sin vínculos
una lluvia sin pasado
sin gestos censurables
o bondadosos
no estará en juego
tu salvación
tampoco el olvido
ni el arrepentimiento
el "ángel tuerto"
no vendrá a consolarte
no será necesario
y olvidarás también el consuelo

viernes, 15 de julio de 2016


15 DE JULIO DE 1919 NACE:
IRIS MURDOCH
(Jean O. Bayley, Dublín, 1919 - Oxford, 1999) Narradora y ensayista inglesa. Su infancia transcurrió en Londres. De 1938 a 1942 estudió filosofía y literatura en el Somerville College de Oxford donde aprendió latín y griego y lenguas modernas. De 1948 a 1963 dio clases de filosofía en Oxford y entre 1942 y 1944 trabajó en el Tesoro Británico y luego en Bruselas, en las Naciones Unidas.
Durante la última parte de su vida padeció el mal de Alzheimer. Escribió más de treinta novelas, obras de teatro y volúmenes de poesía. Su primer libro publicado fue Sartre, el racionalista romántico (1953), un estudio sobre el filósofo francés y su sistema de ideas. Bajo la red (1954) fue su primera novela.
Algunas novelas de su primer período, como La campana (The Bell, 1958) o The Red and the Green (1965), que se desarrolla en el marco de la insurrección de 1916 en Dublín, siguen la tradición histórica y psicológica de la novela del siglo XIX. Otras obras, en cambio, muestran una tendencia a la narración alegórica y mítica, y representan la condición humana a través de personajes creados artificialmente, como en A Severed Head (1961); La muchacha italiana (An Italian Girl, 1964), testigo externo de tormentosos acontecimientos en un ambiente de clase media-alta dominado por los instintos; The Time of Angels (1966), donde los personajes ilustran el pensamiento filosófico en un mundo secularizado, o en la más madura El sueño de Bruno (Bruno's Dream, 1969), que trata el tema del aprendizaje de la muerte.
Después de 1968 planteó el tema del inconsciente, y su estilo se volvió más minucioso e introspectivo, las tramas se hicieron más intrincadas y llenas de violencia, a causa de las combinaciones de todo tipo de amores, y por medio de misteriosos y sorprendentes efectismos. Además, el lenguaje utilizado en las novelas se refinó cada vez más, con fragmentos de gran virtuosismo, empleando progresivamente paralelismos culturales con la mitología clásica y oriental, adquiriendo un valor literario y artístico metanarrativo. Entre sus obras técnicamente más ambiciosas se encuentran El Príncipe Negro (The Black Prince, 1973), escrito en forma de diario de un escritor, publicado póstumamente por un amigo editor, que añadió al mismo algunos comentarios que revelan diversas versiones de los hechos, y El mar, el mar (The Sea, the Sea, 1978), que desvela lentamente su paralelismo con la shakespeariana La tempestad, a medio camino entre el diario y la autobiografía imaginaria de un director.
El estilo de Murdoch es una compleja combinación de intelectualismo y temas sórdidos, de cotidianidad y metafísica. Los personajes de sus obras no dejan de confrontar sus ideas y existencia con las grandes obras de la cultura, y padecen una angustia tanto emocional como intelectual, porque se les escapa el sentido de sus vidas ante las preguntas capitales que se hacen.
Son protagonistas controvertidos, inmersos en su conciencia; una parte de ellos puede ser diabólica y la otra no cesa de preguntarse por la razón edificante y positiva de la vida y la moral: los héroes de sus novelas suelen ser por ello intelectuales, escritores, pintores, científicos o filósofos. También analizó la homosexualidad, el incesto y la impotencia, sobre todo en sus personajes masculinos.
Algunos críticos la han comparado con su predecesora del siglo XIX, G. Eliot (seudónimo de Mary Ann Evans Cross), aunque otros opinan que su estilo e ideas enérgicas tienen más que ver con la fuerza de W. Shakespeare y F. Dostoievski por el equilibrio entre lo sobrenatural y la realidad, además de otras influencias como las de pensadores en la línea de Ludwig Wittgenstein y S. Weil.
Sus novelas también se pueden leer como escenarios donde el pensamiento occidental se debate en un campo de batalla: obras de ideas o de argumentos filosóficos, aunque rodeadas de una aureola de misterio. Cierto sadismo perverso de sus tramas colinda con una "filosofía del bien". Según sus propias palabras, "es indudable que somos criaturas espirituales, sometidas a la atracción de la perfección y hechas para el Bien".
Escribió también una serie de trabajos críticos radicales acerca de corrientes filosóficas modernas como el kantismo, el existencialismo y el utilitarismo, donde argumentó la incapacidad de tales sistemas para responder a los problemas del hombre contemporáneo. A medio camino entre el género filosófico y de ficción, escribió un diálogo, Acastos, que aunque tiene lugar en la Atenas del siglo V a.C., examina el mundo contemporáneo. Su último trabajo, Existentialists and Mystics, se publicó en 1997.
15 DE JULIO DE 2003 MUERE:

ROBERTO BOLAÑO
(Santiago, 1953 - Barcelona, 2003) Escritor chileno afincado en España desde finales de la década de 1970. Autor de extraordinario talento, forzó los límites de la literatura en una serie de novelas con las que se consagró como una de las voces más importantes y personales de la narrativa latinoamericana. En sólo una década, en una suerte de carrera contra la adversidad, Bolaño dejó atrás la marginalidad y “se convirtió en un cuentista y novelista central, quizás el más destacado de su generación, sin duda el más original y el más infrecuente”, en palabras del también escritor chileno Jorge Edwards.
Roberto Bolaño Ávalos nació en Santiago el 28 de abril de 1953, hijo de León Bolaño, transportista, y de Victoria Ávalos, profesora. Pasó su infancia en Viña del Mar, donde cursó sus primeros estudios, en Quilpué y en Cauquenes. En Quilpué realizó a los diez años su primer trabajo como boletero en una línea de autobuses que cubría el trayecto Quilpué-Valparaíso.

Roberto Bolaño
En 1968 la familia se trasladó a Ciudad de México, donde Roberto pasó su adolescencia concentrado en la lectura, encerrado durante horas en la biblioteca pública. Pronto decidió que quería ser escritor y empezó a trabajar como articulista en diferentes medios. Al cumplir los veinte años quiso regresar a Chile. Corrían los días previos al golpe de estado y Bolaño se incorporó a la resistencia, pero fue arrestado. Tras ocho días en la cárcel (fue liberado gracias a la intercesión de dos detectives que resultaron ser ex compañeros de colegio), decidió volver a México y dedicarse de lleno a la literatura.
En México fundó, junto con un grupo de poetas mexicanos, un movimiento de vanguardia denominado infrarrealismo, y en 1975 vio finalmente publicados sus primeros trabajos, reunidos en la antología poética Poetas infrarrealistas mexicanos. Sin embargo, “hastiado de lo literario”, abandonó México y partió primero para El Salvador, donde conoció al poeta Roque Dalton, y posteriormente a Europa. Tras viajar por varios países europeos y por el continente africano, finalmente decidió establecerse en España.
No fue una época fácil; estaba solo, sin papeles, tenía dificultades económicas… Trabajó en múltiples oficios (fue lavaplatos, camarero, vigilante nocturno, basurero, descargador de barcos, vendimiador...) hasta que pudo mantenerse mediante su participación en certámenes literarios. Todas estas experiencias las convertiría, más adelante, en materia de su ficción.
En 1984 publicó, en colaboración con Antoni García Porta, su primera novela,Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, con la que obtuvo el premio Ámbito Literario. Ese mismo año lanzó La senda de los elefantes, que fue galardonada con el premio Félix Urabayen.
Dos años después fijó su residencia en la población costera de Blanes (Girona), donde, sin abandonar su interés por la poesía, se centró cada vez más en la narrativa. Trabajaba en un pequeño estudio apenas a cincuenta metros de su casa, siguiendo algunos rituales imprescindibles: música de rock de la década de 1970, una infusión de manzanilla con miel y tabaco, muchísimos cigarrillos. Escribía tres folios al día; si las cosas iban bien, hasta diez. Cuidaba mucho de la estructura de sus libros y reescribía mucho.
En 1993 los médicos le diagnosticaron una grave enfermedad hepática. A partir de entonces Bolaño se obsesionó con dejar un legado literario de importancia y se dedicó aún con mayor ahínco a la escritura y multiplicó sus publicaciones. Ese mismo año vieron la luz Los perros románticos, un recopilatorio de la obra poética creada entre 1977 y 1990, y la novela La pista de hielo. En 1996 presentó La literatura nazi en América y Estrella distante, y en 1997 la compilación de cuentosLlamadas telefónicas, que le valió el premio Municipal de Santiago de Chile, el más importante en su país.
Producción desenfrenada
El año 1998 fue sin duda un año clave en la vida de Roberto Bolaño, que poco antes había empezado a publicar en Anagrama. Aquel año su novela Los detectives salvajes recibió dos importantes distinciones: el premio Herralde de novela y el premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos “por la calidad de la obra y su novedosa apuesta narrativa”. La novela, en la que destaca “el humor derrochado, poco frecuente en la literatura escrita en español”, narra las aventuras de dos hombres embarcados en la búsqueda de una escritora mexicana desaparecida durante la revolución. Los esfuerzos por encontrarla se prolongarán desde 1976 hasta 1996.
Poco después de este reconocimiento público, y tras veinticinco años de ausencia, Bolaño visitó Chile. A raíz de esta visita surgió una nueva novela, un cuadro alegórico del Chile pinochetista, cargado de fantasmas, torturadores y toques de queda, titulada Nocturno de Chile (2000) y calificada por el editor Jorge Herralde de “pequeña obra de arte escalofriante”.
El mismo año de la aparición de Nocturno de Chile, Bolaño entró en lista de espera para un trasplante de hígado. Su estado de salud empeoraba, y decidió consagrar “lo que me quede de vida” a la que debía ser su obra cumbre, 2666. “Consciente de la sombra que la muerte había proyectado sobre él” (Enrique Vila-Matas), siguió escribiendo hasta su fallecimiento, el 14 de julio de 2003, víctima de una insuficiencia hepática. Pocos días antes había asistido en Sevilla al I Encuentro de Autores Latinoamericanos, su última aparición pública, y había entregado a su editor el manuscrito del libro de cuentos El gaucho insufrible.
En 2004 Anagrama publicó 2666, la novela póstuma de Bolaño, una pentalogía de más de mil páginas, centrada en la figura de un enigmático escritor alemán llamado Von Archimboldi, en la que el autor muestra su gran variedad de registros literarios. Según el crítico Ignacio Echevarría, se trata de la “obra maestra” del autor, una “novela total, sin ningún matiz intimidante o plúmbeo, que toca los grandes temas, como la muerte, el mal o la trascendencia […] una obra polifónica, donde los registros cambian mucho, desde lo policiaco hasta lo épico”.
2666 mereció el premio Salambó, que otorgan los propios escritores a la mejor novela escrita en castellano, “por abrumadora mayoría” (Rosa Montero, miembro del jurado). El jurado la definió como “el resumen de una obra de mucho peso, donde se decanta lo mejor de la narrativa de Roberto Bolaño”, una novela que “contiene mucha literatura, que supone un gran riesgo y lleva al extremo el lenguaje literario de su autor”. 2666 fue galardonada además con el premio a la novela “con mejor acogida entre la prensa especializada” concedido por la Fundación José Manuel Lara Hernández.
También en 2004 se publicó Entre paréntesis, un recopilatorio de artículos, conferencias y otros textos publicados en varios medios de comunicación y producto de la actividad periodística y pública de Bolaño entre 1998 y 2003. Otras obras del autor son Amuleto (1999), Monsieur Pain (1999), Putas asesinas (2001), un libro de relatos protagonizados por personajes extremos, Una novelita lumpen (2002) yAmberes, publicada en 2002 pero escrita veintidós años antes, cuando Bolaño, recién llegado a Barcelona, trabajaba por las noches en un camping de Castelldefels.

jueves, 14 de julio de 2016

14 DE JULIO DE 1904 NACE:

ISAAC BASHEVIS SINGER

(Radzymin, 1904 - Miami, 1991) Escritor polaco en lengua yiddish. Era el tercer hijo de una familia en la que por ambas ramas abundaban los rabinos, aunque su padre estaba vinculado a la tendencia jasídica y la familia de su madre pertenecía a la corriente racionalista de los mitnagdim, opuesta al jasidismo. Vivió desde muy pequeño en un barrio humilde de Varsovia, por entonces importante centro de cultura y espiritualidad judía. De sus vivencias en la casa familiar, en la que funcionaba el tribunal rabínico donde la comunidad hebrea resolvía sus litigios, dejó testimonio en la colección de relatos Krochmalna, 10.
Durante la Primera Guerra Mundial, su familia comenzó a pasar graves privaciones, y junto a su madre y un hermano se trasladó a Bilgoray, en la frontera austríaca, de donde su madre era oriunda. Allí comenzó a estudiar el Talmud aunque más tarde, junto a otros jóvenes cuyas inquietudes se dividían entre el sionismo y el bolchevismo, comenzó a interesarse por lecturas alejadas de la ortodoxia judía (Platón, Aristóteles, Schopenhauer y Kant, entre otros filósofos y autores como Turguenev, Maupassant y Chéjov). Pero el pensador que más influyó en su concepción del mundo y en su literatura fue Baruch Spinoza.
Su hermano mayor, que permaneció en Varsovia, se había convertido en periodista y escritor, y le ofreció trabajar como corrector de pruebas en una revista literaria en yiddish en la que él mismo escribía, la Literarische Bletter. Isaac aceptó y se trasladó a Varsovia, donde comenzó su carrera literaria: ante la disyuntiva de escribir en hebreo o en yiddish optó por éste último, porque "es la lengua que tiene más palabras para definir a un pobre".
Tradujo al yiddish una obra tan importante como La montaña mágica y a autores como S. Zweig o E. M. Remarque, entre otros. En esos años, el joven Isaac alternó una intensa actividad literaria y cultural con apasionadas aventuras amorosas, de una de las cuales nació su único hijo. Su compañera Runya, de ideología comunista, fue arrestada y se trasladó luego con el niño a la Unión Soviética: expulsada más tarde de allí por sus actividades sionistas, madre e hijo se radicarán en Israel.
La primera novela de Singer, Satán en Goray, se publicó en 1935 y ese mismo año, ante la creciente amenaza de invasión alemana a Polonia, emigró a los Estados Unidos donde se reunió con su hermano, que llevaba ya dos años en Nueva York. En camino hacia América visitó París, que le pareció "una ciudad tan alegre como el carnaval de Purim" (festival judío en el que se conmemora la leyenda de Esther).
Sus primeros trabajos en América fueron para el Jewish Daily Forward, periódico en el que publicó notas y relatos firmados con el seudónimo Warshovsky; para el mismo medio trabajó también como crítico teatral y, en general, los primeros años en los Estados Unidos le parecieron desalentadores. Algunas de sus experiencias de emigrante reciente en aquel país quedaron reflejadas en el libro de relatos Una boda en Brownsville (1964).
En 1940 se casó con Alma Wasserman y retomó con fuerza la narrativa aunque nunca la había abandonado del todo, ya que en el Forward había ido apareciendo por capítulos su primera novela La familia Moskat, publicada en 1950 y por la que recibió el premio Louis Lamed. En 1969 publicó La Mansión, que fue nominada para el National Book Award, y en 1978 recibió el premio Nobel de Literatura, única vez que se otorgó a un escritor en lengua yiddish. Ha sido traducido prácticamente en todo el mundo y es el escritor de su idioma más conocido por el gran público.
Aunque indudablemente la obra de Singer es tributaria de los autores de su cultura que lo precedieron, su estilo se distingue por ser más audaz y sus tramas bastante más complejas. Si bien sus relatos, poblados por brujas, milagros y misterios, están impregnados de la legendaria literatura de las fuentes tradicionales judías, el autor ha tratado estos temas con una profunda ironía y el enfoque moderno y peculiar que lo caracteriza.
En la mayoría de sus obras la temática es el ambiente y la vida de los judíos de Polonia que el autor describe y juzga alternando la ternura y la crítica, a veces mordaz. Su prosa es muy elaborada, a menudo incluye detalles extraños o cómicos y se aprecia en ella una constante de sentimentalismo y sorprendente sensualidad.
Además de los títulos ya citados, destacan de su producción El mago de Lublín(1960); El Spinoza de la calle Market (1961); Cuando Schlemiel fue a Varsovia y otros cuentos (1968); Cuentos judíos de la aldea de Chelm y Un amigo de Kafka(ambos de 1973); Shosha (1978); Golem, el coloso de barro (1982) y los relatos para niños Cuentos judíos (1989).

miércoles, 13 de julio de 2016

13 DE JULIO DE 1954 MUERE:

FRIDA KAHLO

(Magdalena Carmen Frida Kahlo; Coyoacán, México, 1907 - id., 1954) Pintora mexicana. Aunque se movió en el ambiente de los grandes muralistas mexicanos de su tiempo y compartió sus ideales, Frida Kahlo creó una pintura absolutamente personal, ingenua y profundamente metafórica al mismo tiempo, derivada de su exaltada sensibilidad y de varios acontecimientos que marcaron su vida.


Frida Kahlo
A los dieciocho años Frida Kahlo sufrió un gravísimo accidente que la obligó a una larga convalecencia, durante la cual aprendió a pintar, y que influyó con toda probabilidad en la formación del complejo mundo psicológico que se refleja en sus obras. En 1929 contrajo matrimonio con el muralista Diego Rivera; tres años después sufrió un aborto que afectó en lo más hondo su delicada sensibilidad y le inspiró dos de sus obras más valoradas: Henry Ford Hospital y Frida y el aborto, cuya compleja simbología se conoce por las explicaciones de la propia pintora. También son muy apreciados sus autorretratos, asimismo de compleja interpretación: Autorretrato con monos o Las dos Fridas.
Cuando André Breton conoció la obra de Frida Kahlo, afirmó que la mexicana era una surrealista espontánea y la invitó a exponer en Nueva York y París, ciudad esta última en la que no tuvo una gran acogida. Frida nunca se sintió cerca del surrealismo, y al final de sus días rechazó abiertamente que su creación artística fuera encuadrada en esa tendencia.

Junto a su cuadro Las dos Fridas
En su búsqueda de las raíces estéticas de México, Frida Kahlo realizó espléndidos retratos de niños y obras inspiradas en la iconografía mexicana anterior a la conquista, pero son las telas que se centran en ella misma y en su azarosa vida las que la han convertido en una figura destacada de la pintura mexicana del siglo XX.
La obra de Frida Kahlo
La producción de la artista mexicana es un ejemplo de ese tipo de arte que sirve como poderoso instrumento con el que exorcizar la angustia de una realidad hostil. El signo trágico de su existencia, marcada por la lucha contra la enfermedad, había comenzado cuando a los seis años contrajo una poliomielitis que le dejó importantes secuelas. En 1925 sufrió un grave accidente de tráfico que le fracturó la columna vertebral y la pelvis. Además de imposibilitarle tener hijos, el accidente fue la causa de numerosas operaciones futuras y de una salud siempre precaria.
A través de la pintura, que empezó a practicar en los largos meses de inmovilidad tras el accidente, Frida Kahlo reflejaría de forma soberbia la colisión entre su ansia de felicidad y la insistente amenaza de su destrucción, a la vez que conjuraba la dualidad irreductible entre los sueños (de amor, de hijos) y la realidad (dolor e impotencia).
Durante la convalecencia del accidente, sin poder ni siquiera incorporarse, comenzó a pintar tomándose ella misma como modelo principal. Le colocaron un espejo bajo el baldaquino de su cama y un carpintero le fabricó una especie de caballete que le permitía pintar estando acostada. Éste fue el inicio de una larga serie de autorretratos, tema que ocupa el grueso de su producción, de carácter fundamentalmente autobiográfico. En una ocasión afirmó: "Me retrato a mí misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco." En poco tiempo Frida desarrolló un vocabulario simbólico propio; con él acompañaba sus retratos para representar metafóricamente sus experiencias y sus pensamientos.

Autorretrato con monos (1943)
Influida por las ideas de vindicación de identidad que propagaba el nacionalismo revolucionario, Frida vestía con largas faldas mexicanas, moños trenzados con cintas de colores y collares y pendientes precolombinos. Así la encontramos enAutorretrato como Tehuana (1943, Colección Natasha Gelman, Ciudad de México), representada como mexicana "auténtica" y acentuando sus rasgos mestizos (tenía sangre española, india y alemana). Producto de esa misma ideología nacionalista son los fondos de algunas de sus obras como el Autorretrato con monos (1943, Colección Natasha Gelman, Ciudad de México), en el que su figura aparece recortada sobre plantas selváticas y rodeada de animales, o aquellos en los que retoma imágenes de la cultura precolombina, como Mi nana y yo (1937, Colección Dolores Olmedo, Ciudad de México).
Otras veces, como en Autorretrato - El Marco (1938, Museo Nacional de Arte Moderno, Centro Georges Pompidou, París), se inspira en la imaginería popular y muy específicamente en los retablos cargados de ese barroquismo ingenuo y colorista tan específicamente mexicano que conjuga vívidamente lo espectacular con lo escatológico.
Una de las formas más comunes del arte popular mexicano son los exvotos. Frida vincula a esta tradición sus cuadros de desarrollo narrativo representando de forma sintética los elementos más significativos y de mayor carga expresiva. El tamaño pequeño de los cuadros y la técnica (óleo sobre plancha metálica) proviene también de ellos.

Henry Ford Hospital (1932)
Esta fusión entre la temática personal y las formas de la imaginería popular se encuentra expresada de forma emblemática en la obra Henry Ford Hospital (1932, Colección Dolores Olmedo, Ciudad de México). A pesar del accidente, Frida esperaba que su segundo embarazo llegara a buen término, pero su pelvis fracturada no podía acoger el desarrollo de un niño. La traumática experiencia de un nuevo aborto fue el origen del cuadro.
La adopción de las formas narrativas de los exvotos tiene su mejor ejemplo en una pieza singular titulada Retablo (1943, colección privada). Frida había encontrado un exvoto que representaba el choque entre un tren y un autobús; una muchacha herida yacía sobre las vías y la imagen de la Virgen de los Dolores flotaba sobre la escena. Añadiendo a la chica sus propias cejas y unos rótulos al tren y al autobús, lo convirtió en la representación de su propio accidente. En la parte inferior escribió: "Los esposos Guillermo Kahlo y Matilde C. de Kahlo dan gracias a la Virgen de los Dolores por haber salvado a su niña Frida del accidente acaecido en 1925 en la esquina de Cuahutemozin y de Calzada de Tlalpan."

Retablo (1943)
Tras superar algunas graves crisis de salud, y de forma idéntica a como lo hacen los creyentes con los santos de su devoción, Frida mostró su agradecimiento a los médicos mediante pinturas que siguen rigurosamente las convenciones del exvoto. Muestras de ello son las obras dedicadas al doctor Eloesser y al doctor Farill.
Pero no sólo la enfermedad fue causa de sus trastornos y metáfora de sus pinturas; los reveses de su vida afectiva también fueron tematizados en cuadros que constituyen depuradas síntesis simbólicas. En El corazón (1937, Colección Michel Petitjean, París), la ausencia de manos expresa su impotencia y desesperación ante el enredo amoroso entre Diego Rivera y su hermana Cristina. Su corazón, literalmente arrancado, yace a sus pies y posee un tamaño desmesurado que refleja la intensidad de su dolor. Junto a ella, un vestido femenino, que alude a su hermana, pende de un hilo, a la vez que de sus mangas sale un único brazo que enlaza y un palo atraviesa el hueco que ha dejado su propio corazón.

El corazón (1937)
Frida y el surrealismo
La apariencia onírica de sus imágenes propiciaba la relación de su simbología con el surrealismo, algo que Frida Kahlo negaría rotundamente: "Se me tomaba por una surrealista. Ello no es correcto, yo nunca he pintado sueños, lo que yo he representado era mi realidad."

Frida Kahlo y Diego Rivera
Pero Frida no sólo rechazó el carácter surrealista de su pintura, sino que profesó una profunda aversión hacia los representantes del movimiento. Había conocido a Breton en México en 1938 y al año siguiente pasó varios meses en París, donde tuvo ocasión de entrar en contacto con los otros surrealistas. La opinión que le merecían la expresó sin cortapisas en una carta que escribió desde allí a Nicolas Muray: "No puedes imaginarte lo joputas que son esta gente; me hacen vomitar. Son tan condenadamente intelectuales y degenerados, que ya no los aguanto más."
Frente a las representaciones oníricas o al automatismo psíquico de los surrealistas, los numerosos símbolos que Frida Kahlo introduce en sus cuadros poseen significaciones precisas y son producto de la actividad consciente. Su obra se origina y procede de una continua indagación sobre sí misma, y manifiesta los estados de ánimo de forma precisa y deliberada, materializando las oscilaciones entre el sufrimiento y la esperanza. El carácter simbólico de su pintura da cauce a la expresión vehemente de una personalidad apasionada para la que el arte es desafío y combate, lucha violenta contra la enfermedad, pero también repliegue ensimismado hacia su yo interior y huella del reconocimiento doloroso de su identidad maltrecha.

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