miércoles, 14 de septiembre de 2016

HUGO BALL 
CABARET
1.
Tras el telón posa a fuerza el exhibicionista
y lo seduce Pimpronella en rojos corpiños.
Koko el dios verde ruidoso palmea.
Entonces se inflaman los viejos patiños.
¡Tsingtara! Es un largo instrumento de viento.
Le sale un banderín de baba y dice “sierpe”.
En cajas de violín guardan todos a sus damas
y luego se deforman. Les dará pronto miedo.
Reposa en la entrada Camodina la aceitosa.
Como chaquiras se estrella lingotes en los muslos.
Él arranca los ojos a una lámpara de arco,
Y el techo en llamas se derumba en sus hombros.
2.
De la oreja afilada de un burro cacha moscas
un clown, que viene de otras naciones.
Por pequeños tubillos que se tuercen verdosos
sostiene contacto en la ciudad con barones.
En las pistas altas del aire, donde enarmónicas
se trozan las cuerdas, uno en su llano se esfuma,
platónico intenta montar un camello de bajo
calibre; a la felicidad con ello abruma.
El exhibicionista, que nunca tras telón
había servido, calmo y celoso a la dulzura,
de pronto se olvida del velo de sucesos,
y conduce una tropa de chicas en frescura.
( foto de Hugo Ball en el Cabaret Voltaire)

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Compañera

usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
ni hasta diez
sino contar
conmigo.
Si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo.
Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo.
Pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe
que puede
contar conmigo.
MARIO BENEDETTI
AYER
Ayer pasó el pasado lentamente
con su vacilación definitiva
sabiéndote infeliz y a la deriva
con tus dudas selladas en la frente
ayer pasó el pasado por el puente
y se llevó tu libertad cautiva
cambiando su silencio en carne viva
por tus leves alarmas de inocente
ayer pasó el pasado con su historia
y su deshilachada incertidumbre/
con su huella de espanto y de reproche
fue haciendo del dolor una costumbre
sembrando de fracasos tu memoria
y dejándote a solas con la noche.
14 DE SEPTIEMBRE DE 1580 NACE 
FRANCISCO DE QUEVEDO
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Francisco de Quevedo. Madrid.
Poeta, dramaturgo y narrador español, nacido en Madrid el 14 de septiembre de 1580 y muerto en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) el 8 de septiembre de 1645. Máximo representante de la corriente conceptista que floreció en las letras hispánicas del Siglo de Oro, tuvo el acierto de forjar una prosa tersa, pulida y esmerada, cuya riqueza y variedad sólo tienen comparación con la altura a la que se remontan los alardes lingüísticos de su poesía.
Vida
Hasta el año 2008 se aceptó como fecha probable de su nacimiento el 17 de septiembre de 1580. No obstante, un estudio dado a conocer el citado año reveló que Quevedo nació el 14 de septiembre, es decir, tres días antes de la fecha estimada y generalmente aceptada por todos. El estudio está basado en un conjunto de versos y cartas en los que el propio autor hace alguna referencia a su nacimiento, según afirmó el presidente de la Fundación Francisco de Quevedo, Jose Luis Rivas, director de la investigación.
Quevedo pertenecía a una familia de la baja nobleza, que se había integrado en el alto funcionariado y en la servidumbre de palacio. Así, su padre, el montañés Pedro Gómez de Quevedo, fue secretario particular de la infanta doña María, futura esposa de Maximiliano II, y de la reina doña Ana de Austria. Su madre, Ana de Santibáñez, fue dama de la reina y de la infanta Isabel Clara Eugenia. De esta manera, Quevedo anduvo por palacio desde su infancia. Estudió en el Colegio Imperial, situado en la madrileña calle de Toledo, en el edificio que hoy alberga al Instituto de Bachillerato "San Isidro", que regentaba la Compañía de Jesús, y, posteriormente, en las universidades de Alcalá y Valladolid (en ésta última Teología entre 1601 y 1606, años en los que la corte estuvo instalada allí). De estos años datan su enemistad con Góngora, el inicio de su correspondencia con Justo Lipsio y su fama como poeta, cimentada sobre todo en la aparición de poemas suyos en las Flores de poetas ilustres, recogidas por Pedro de Espinosa y publicadas en Valladolid en 1605.
Francisco de Quevedo, retratado por Velázquez.
En 1606, vuelve a Madrid con la corte y comienza a buscar acomodo dentro de ella. Lo hallará en primer lugar con el Duque de Osuna, al que conoció, al parecer, durante sus años de estudiante en Alcalá de Henares. Comienza a escribir sus Sueños y su España defendida de los tiempos de ahora, y traduce a Anacreonte y a Focílides; concurre a academias como la del conde de Saldaña. Al tiempo, orgulloso de su origen nobiliario, inicia un pleito por el señorío de la Torre de Juan Abad, que ganaría en 1631 y que le costaría abundantes esfuerzos y dineros. En 1613, y tras padecer una crisis espiritual que se plasmó en sus Lágrimas de Jeremías castellanas (entre otras obras), acepta el puesto de secretario del Duque de Osuna, con el que parte a Sicilia y, de allí, a Nápoles. Durante sus años en Italia, realiza importantes misiones diplomáticas para el Duque, que, en pago, le consigue el hábito de Santiago. Entre ellas, además de sobornos en la corte para lograr el virreinato de Nápoles para el duque, destacará la famosa la conjuración de Venecia, en la que el poeta se verá involucrado. Al caer en desgracia su protector en 1620, sufrió destierro en la Torre y prisión al año siguiente y hasta 1622.
En 1634, se casa con Esperanza de Mendoza, señora de Cetina, viuda de la que se separó a los dos años y que lo dejó viudo en 1641. Mientras, la dureza de sus burlas contra todo el mundo le han granjeado numerosos enemigos, entre ellos el todopoderoso Olivares del que tanto había esperado en principio el autor (véanse al respecto obras suyas como El Chitón de las Tarabillas o la dedicatoria enderezada al valido al frente de la edición de la Poesía de fray Luis de León, así como el nombramiento del autor para secretario del rey, que dan muestra de una relación que en principio no podía ser mejor). Todo ello lo sitúa en una posición incómoda que propicia ataques como los enderezados por Pacheco de Narváez, el padre Niseno y Juan Pérez de Montalbán en el Tribunal de justa venganza, erigido contra los escritos de don Francisco de Quevedo, maestro de errores, doctor en desverguenzas, licenciado en bufonerías, bachiller en suciedades, catedrático de vicios y protodiablo entre los hombres, publicado en 1635. En este mismo año, Pacheco de Narváez lo denuncia a la Inquisición. Los ataques se centran, con frecuencia, en su cojera y en su miopía, de los que hizo burla él mismo.
En 1639, es detenido acusado de ser espía de los franceses y conducido a San Marcos de León, donde permanece hasta 1643 en tan malas condiciones que su salud se resiente. La anécdota de que el poeta logró hacer llegar hasta la servilleta del rey un memorial contra el valido y que éste fue el origen de la indisposición nunca ha logrado ser comprobada. Con todo, la epístola "No he de callar por más que con el dedo" dirigida al valido, señala cierta indisposición del poeta para con un régimen que perpetuaba los errores del que había querido corregir. Durante estos años de cárcel, escribe obras como el Marco Bruto, que publica a su regreso a Madrid en 1644. Al año siguiente se retira a la Torre de Juan Abad, donde continúa escribiendo hasta que su enfermedad lo obliga a trasladarse a Villanueva de los Infantes, donde muere el día 8 de septiembre. Sus restos se conservan en la capilla de la Virgen de la Soledad de la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol de este pueblo manchego.
Obra
La obra de Quevedo abarca tanto la prosa como el verso y el teatro, aunque en éste último su habilidad se mostrara menor. Los temas tratados por el autor, en uno y otro género, van de la burla más descarada y cruel, que es por lo que es más conocido, hasta la meditación más honda sobre el sentido de la vida, pasando por reflexiones de carácter político y por una lírica amorosa que contradice en su hondura la misoginia que tantas veces demuestra en sus obras de burlas.
AMOR CONSTANTE
MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
"Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera.
Mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, más tendrán sentido;
polvo serán, más polvo enamorado".
Sólo parte de dicha obra se publicó en vida del autor. Así, la poesía no vio la luz hasta 1648, a cargo de Pedro González de Salas, bajo el título de El Parnaso español, monte en dos cumbres dividido, con las nueve Musas, edición completada por Pedro Aldrete y Villegas, sobrino del poeta, bajo el título de Las tres musas últimas castellanas (1670).

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14 DE SEPTIEMBRE DE 1927 MUERE ISADORA DUNCAN

  14 DE SEPTIEMBRE DE 1927   MUERE
  ISADORA DUNCAN  
(San Francisco, 1878 - Niza, 1927) Bailarina norteamericana. Hija de un matrimonio desunido y finalmente divorciado, su instinto la inclinó hacia el baile desde niña. En su autobiografía, titulada Mi vida, escribió: "Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas..." A los diez años abandonó la escuela para dedicarse a su pasión y a los diecisiete se dirigió a Nueva York, donde se incorporó a la compañía de Agustin Daly.
Al actor y empresario no acabaron de convencerlo los experimentos e innovaciones que Isadora le proponía continuamente, deseosa de llevar a la práctica un nuevo método de interpretar plásticamente poemas por medio de la improvisación, que había concebido ya por aquel entonces. Sintiéndose infeliz, la Duncan abandonó la compañía dos años más tarde y partió con su familia hacia Inglaterra, donde se proponía estudiar los movimientos de la danza antigua en los jarrones griegos del Museo Británico. Fue una época de formación, de lecturas entusiastas y de ensayo de nuevas danzas; en busca, sobre todo, de nuevos cauces para la expresión coreográfica y de sendas alternativas para profundizar cada día más en su arte.
Los éxitos comenzaron a llegar de forma inmediata. Con un estilo basado en la danza de la Antigua Grecia, dio una serie de recitales en Londres que despertaron el entusiasmo hacia su persona. La prensa declaraba: "En esta época actual de elaboración y artificialidad, el arte de la señorita Duncan es como un soplo de aire puro procedente de la parte más alta de una montaña poblada de pinos, refrescante como el ozono, bello y verdadero como el cielo azul, natural y genuino. Es una imagen de belleza, alegría y abandono, tal como debió ser cuando el mundo era joven y hombres y mujeres bailaban al sol movidos por la simple felicidad de existir."
Efectivamente, Isadora Duncan afirmaba que el baile debía ser una prolongación de los movimientos naturales del cuerpo, que ella consideraba hermosos y bastante más bellos que los que efectuaban los bailarines clásicos, a los que tildaba de forzados y antinaturales; por ello, se negaba a constreñir los pies en las zapatillas de baile. Sentía una admiración estética por la belleza del cuerpo humano, influida por los cánones de las estatuas y pinturas de la Grecia clásica. Su método coreográfico era una especie de filosofía basada en el convencimiento de que el baile ponía al individuo en comunicación armónica con el ritmo intrínseco de la naturaleza y los cuerpos celestes.
A partir de ese momento, Isadora no dejó de viajar, reclamada por los mejores teatros de Europa. En París se imbuyó del espíritu de Rodin y de Bourdelle. Más tarde descubrió Italia y el Renacimiento, y se embelesó con el leve y sutil Botticelli, cuya influencia en su arte es palmaria a partir de aquellos años. Por fin, en 1902, realizó uno de sus sueños: viajar a Grecia y peregrinar a las fuentes del arte de Occidente. Cerca de Atenas, en la colina de Kopanos, comenzó a construir un templo consagrado a la danza, pero los ingresos percibidos por sus giras se revelaron insuficientes para cubrir los gastos y la empresa hubo de abandonarse.
Con motivo de su primer viaje a San Petersburgo, en 1905, la ya entonces famosa Isadora fue invitada por la no menos célebre bailarina rusa Anna Pavlova a visitar su estudio. Allí tuvo el privilegio de contemplar a la gran diva realizando sus ejercicios. La propia Isadora lo relata en sus memorias: "Encontré a Pavlova de pie con su vestido de tul practicando en la barra, sometiéndose a la gimnasia más rigurosa, mientras que un viejo caballero con un violín marcaba el tiempo y la exhortaba a realizar mayores esfuerzos; era el legendario maestro Petipa. Me senté y durante tres horas observé tensa y perpleja los sorprendentes ejercicios de Pavlova, que parecía ser de acero elástico. Su hermoso rostro adoptó las líneas severas del mártir. No paró ni un solo instante. Todo su entrenamiento parecía estar destinado a separar por completo la mente de los movimientos gimnásticos del cuerpo. La mente debía alejarse de esa rigurosa disciplina muscular. Esto era justamente todo lo contrario de las teorías sobre las que yo había fundado mi escuela un año antes. Lo que yo pretendía es que mente y espíritu fuesen los motores del cuerpo y lo elevasen sin esfuerzo aparente hacia la luz."
No debe sorprender este completo desacuerdo con las más antiguas normas del ballet por parte de quien concebía la danza como un sacerdocio, como una forma sublime de emoción espiritual y como una liturgia en la que alma y cuerpo debían ser arrastrados por la música para transformarse en puro arte.
Para Isadora, era el amor a la naturaleza y a la vida lo que había de transmitirse a través del movimiento, siguiendo el ejemplo de las nubes, el mar o las copas de los árboles mecidas por el viento. Enemiga del ballet, al que consideraba un género falso y absurdo, manifestó que la danza debe establecer una armonía calurosa entre los seres y la vida y no ser tan sólo una diversión agradable y frívola. Danzaba descalza, con una simple túnica griega de seda transparente sobre su cuerpo desnudo, como una sacerdotisa pagana transportada por el ritmo. Hoy es considerada la iniciadora de la modern dance norteamericana y su figura es evocada con fervor en todos los escenarios del mundo.
Durante esos años, las más importantes ciudades europeas pudieron extasiarse ante la nueva estrella, a la que llamaron "la ninfa". En todos lados tuvo amigos pintores, poetas e intelectuales y estuvo rodeada de admiradores que deseaban conocerla. Apasionada, bellísima y maravillosa, ejercía un poder de seducción irresistible entre cuantos la rodeaban. Se comenzó a asociar muchos nombres masculinos con el de Isadora, y pronto nacería la leyenda de un maleficio que parecía emanar de su persona y abatirse sobre todos los seres a los que entregaba su amor, un maleficio que acabaría de forma terrible con su propia vida.
La primera "víctima" fue el polaco Iván Miroski, consumido por unas fiebres malignas poco después de separarse de Isadora. Luego, extraños percances y desapariciones salpicaron sus relaciones con sus amantes, fuesen ocasionales o duraderos. En 1913, la oscura influencia se cebó en sus propios hijos, Deirdre y Patrick, cuando Isadora estaba triunfando en París.
Un día, agobiada por los ensayos, confió los niños a la institutriz para que los llevara en automóvil a Versalles. Ella misma relata que quizás tuvo un presagio del drama: "Al dejarlos en el coche, mi Deirdre colocó los labios contra los cristales de la ventanilla; yo me incliné y besé el vidrio en el sitio mismo donde ella tenía puesta la boca. Entonces, el frío del cristal me produjo una rara impresión e hizo que me recorriese un estremecimiento". Minutos después, el auto bordeaba el Sena y, al girar para cruzar uno de sus puentes, los frenos no respondieron a la voluntad del chófer.
El coche se precipitó en las oscuras aguas y los dos niños perecieron ahogados. Isadora declaró: "Si esta desgracia hubiera ocurrido antes, yo hubiese podido vencerla; si más tarde, no habría sido tan terrible, pero en aquel momento, en plena madurez de mi vida, me aniquiló". En efecto, la bailarina anuló todos sus compromisos y decidió interrumpir su carrera, dedicándose por entero a la enseñanza y tratando de olvidar su desgracia sumergiéndose en un trabajo agotador.
Varias veces pensó en quitarse la vida, pero siempre la disuadió la idea de que otros niños, empezando por los alumnos de la escuela que había creado en 1904, estaban necesitados de ella. Comenzó a participar en campañas benéficas y trató de llevar sus enseñanzas a diferentes países, lo que la condujo hasta Moscú en 1921, después de que el gobierno soviético mostrase su interés por recibirla.
Con el inicio de nuevas peregrinaciones volvieron los romances. En la Unión Soviética conoció a Sergei Esenin, poeta y cantor oficial de la Revolución de 1917, y se entusiasmó con el ambiente pletórico de ilusiones que se respiraba en el país y que Sergei encarnaba a la perfección. Esenin se enamoró locamente de Isadora y consiguió que ésta renunciara a su propósito, repetidamente afirmado, de no contraer matrimonio.
Pero su unión resultó catastrófica. Después de viajar por Europa y Estados Unidos, Sergei se hundió en una profunda apatía originada por una fase de infecundidad creativa que achacaba al hecho de vivir lejos de su patria. Lo cierto es que cuando el matrimonio regresó a Moscú, el poeta continuó en el mismo estado y se sumergió de forma imparable en la misantropía y el alcoholismo.
Medio loco, su comportamiento empezó a ser escandaloso hasta para la propia Isadora. Esenin acostumbraba a desaparecer dejando tras de sí un rastro de botellas vacías y muebles rotos. La paciencia de "la ninfa" llegó al límite. A finales de 1924, Isadora, ya divorciada, abandonó la Unión Soviética. Un año más tarde supo, por la noticia publicada en los periódicos, que su ex marido se había quitado la vida.
La aventura rusa de la Duncan no sólo terminó en fracaso desde el punto de vista sentimental. Si bien al principio se había compenetrado a la perfección con sus interlocutores, entusiasmados con la idea de poner en marcha su Escuela de Danza Futura, más tarde esta iniciativa no fue bien acogida por ciertos dirigentes soviéticos que ya empezaban a mostrar los síntomas del anquilosamiento burocrático que luego sería proverbial en el sistema comunista.
De regreso a Europa, tampoco los empresarios capitalistas parecieron entusiasmarse con sus proyectos. Además, sus opiniones ateas, su actitud favorable hacia la Revolución Rusa y su evidente aceptación del amor libre no eran cualidades que la opinión pública occidental, a la defensiva después de la eclosión comunista, valorase positivamente.
Isadora decidió volver a los escenarios y ofreció una serie de recitales que resultaron un fracaso; el público fidelísimo que hasta la muerte de sus hijos la había llevado en volandas comenzó a fallarle; las salas la recibieron semivacías, silenciosas y heladas. Isadora se refugió en Niza, donde terminó su autobiografía y preparó El arte de la danza, libro en el que pretendía ofrecer una síntesis de sus enseñanzas.
Se encontraba absorbida por esta tarea cuando, el miércoles l4 de septiembre de 1927, decidió tomarse un respiro y dar un paseo en su Bugatti. El dramático accidente tuvo lugar cuando el automóvil recorría veloz la Promenade des Anglais: su largo chal rojo, el mismo que había agitado ante la multitud que la esperaba a su regreso de la Unión Soviética, se enredó en los radios de una de las ruedas posteriores del automóvil; Isadora no pudo liberarse del abrazo homicida y murió estrangulada. Ni siquiera ella hubiera podido imaginar un final más acorde con su existencia extravagante y romántica.
14 DE SEPTIEMBRE DE 1927 MUERE
HUGO BALL

Escritor alemán, nacido en Pirmasens en 1886 y muerto en Sant' Abbondio en 1927. De familia católica, Hugo Ball estudió Literatura Alemana, Historia y Filosofía en Múnich y Heidelberg. Entre 1909 y 1910 escribió su tesis doctoral Nietzsche in Basel. Eine Streitschrift (Nietzsche en Basilea. Un escrito polémico), pero no llegó a presentarla. Durante los años siguientes trabajó como director escénico en Dresde y Múnich. El estrecho contacto que mantuvo con el arte, y sobre todo con el teatro vanguardista, hizo que en 1913 se trasladara a Berlín, centro por entonces del Expresionismo literario. En 1915 emigró a Suiza con la que más tarde sería su esposa, la actriz Emmy Hennings.
En Zúrich fue cofundador del círculo de artistas Cabaret Voltaire, y se convirtió junto a Hans Arp y Tristan Tzara en uno de los principales representantes del Dadaísmo. Desde 1917 hasta su clausura en 1920 fue redactor del periódico bernés Die Freie Zeitung. A partir de entonces vivió, no sin dificultades económicas, en el Tesino y en Italia.
En el verano de 1920 se reconoció públicamente como católico. Su radical crítica a la tradición protestante en las letras alemanas fue la causa de que sufriera fuertes ataques y que tras su muerte no se le concediera ninguna importancia a su obra. Su variada producción, que contiene poemas, novelas (Flametti oder vom Dandysmus der Armen, Flametti o acerca del dandismo de los pobres, 1918; Tenderenda oder der Phantast, Tenderenda o el soñador, publicada póstumamente en 1967), una biografía (Hermann Hesse, 1927), ensayo (Zur Kritik der deutschen Intelligenz, Crítica de la inteligencia alemana, 1919) y notas autobiográficas (Die Flucht aus der Zeit, La huida del tiempo, 1927), además de los ensayos titulados Byzantinisches Christentum (Cristianismo bizantino, 1923) y escritos tras su regreso a la doctrina católica, muestran a un autor complejo que osciló continuamente entre el reconocimiento y la crítica a su propia tradición cultural.

14 DE SEPTIEMBRE DE 1920 NACE MARIO BENEDETTI

14 DE SEPTIEMBRE DE 1920 NACE
MARIO BENEDETTI
(Paso de los Toros, 1920 - Montevideo, 2009) Escritor uruguayo. Mario Benedetti fue un destacado poeta, novelista, dramaturgo, cuentista y crítico, y, junto con Juan Carlos Onetti, la figura más relevante de la literatura uruguaya de la segunda mitad del siglo XX y uno de los grandes nombres del Boom de la literatura hispanoamericana. Cultivador de todos los géneros, su obra es tan prolífica como popular; novelas suyas como La tregua (1960) o Gracias por el fuego (1965) fueron adaptadas para la gran pantalla, y diversos cantantes contribuyeron a difundir su poesía musicando sus versos.
Mario Benedetti trabajó en múltiples oficios antes de 1945, año en que inició su actividad de periodista en La Mañana, El Diario, Tribuna Popular y el semanario Marcha, entre otros. En la obra de Mario Benedetti pueden diferenciarse al menos dos periodos marcados por sus circunstancias vitales, así como por los cambios sociales y políticos de Uruguay y el resto de América Latina. En el primero, Benedetti desarrolló una literatura realista de escasa experimentación formal, sobre el tema de la burocracia pública, a la cual él mismo pertenecía, y el espíritu pequeño-burgués que la anima.
El gran éxito de sus libros poéticos y narrativos, desde los versos de Poemas de la oficina (1956) hasta los cuentos sobre la vida funcionarial de Montevideanos (1959), se debió al reconocimiento de los lectores en el retrato social y en la crítica, en gran medida de índole ética, que el escritor formulaba. Esta actitud tuvo como resultado un ensayo ácido y polémico: El país de la cola de paja (1960), y su consolidación literaria en dos novelas importantes: La tregua (1960), historia amorosa de fin trágico entre dos oficinistas, y Gracias por el fuego (1965), que constituye una crítica más amplia de la sociedad nacional, con la denuncia de la corrupción del periodismo como aparato de poder.
En el segundo periodo de este autor, sus obras se hicieron eco de la angustia y la esperanza de amplios sectores sociales por encontrar salidas socialistas a una América Latina subyugada por represiones militares. Durante más de diez años, Mario Benedetti vivió en Cuba, Perú y España como consecuencia de esta represión. Su literatura se hizo formalmente más audaz. Escribió una novela en verso, El cumpleaños de Juan Ángel (1971), así como cuentos fantásticos como los de La muerte y otras sorpresas (1968). Trató el tema del exilio en la novela Primavera con una esquina rota (1982) y se basó en su infancia y juventud para la novela autobiográfica La borra del café (1993).
En su obra poética se vieron igualmente reflejadas las circunstancias políticas y vivenciales del exilio uruguayo y el regreso a casa: La casa y el ladrillo (1977), Vientos del exilio (1982), Geografías (1984) y Las soledades de Babel (1991). En teatro, Mario Benedetti denunció la institución de la tortura con Pedro y el capitán (1979), y en el ensayo comentó diversos aspectos de la literatura contemporánea en libros como Crítica cómplice (1988). Reflexionó sobre problemas culturales y políticos en El desexilio y otras conjeturas (1984), obra que recoge su labor periodística desplegada en Madrid.
También en esos años recopiló sus numerosos relatos breves, reordenándolos, en la colección Cuentos completos (1986), que sería ampliada en 1994. Junto a la solidez de su estructura literaria, debe destacarse como rasgo esencial de los relatos de Benedetti la presencia de un elemento impalpable, no formulado explícitamente, pero que adquiere en sus textos el carácter de una potente irradiación de ondas telúricas que recorre a los protagonistas de sus historias, para ser transmitida por ellos mismos (casi sin intervención del autor, podría decirse) directamente al lector. La predilección por este género y la pericia que mostró en él emparenta a Mario Benedetti con los grandes autores del Boom de la literatura hispanoamericana, y especialmente con los maestros del relato corto: Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.
En 1997 publicó la novela Andamios, de marcado signo autobiográfico, en la que da cuenta de las impresiones que siente un escritor uruguayo cuando, tras muchos años de exilio, regresa a su país. En 1998 regresó a la poesía con La vida, ese paréntesis, y en el mes de mayo del año siguiente obtuvo el VIII Premio de Poesía Iberoamericana Reina Sofía. En 1999 publicó el séptimo de sus libros de relatos, Buzón de tiempo, integrado por treinta textos. Ese mismo año vio la luz su Rincón de haikus, clara muestra de su dominio de este género poético japonés de signo minimalista, tras entrar en contacto con él años atrás gracias a Cortázar.
En marzo de 2001 recibió el Premio Iberoamericano José Martí en reconocimiento a toda su obra; ese mismo año publicó El mundo en que respiro (poemas) y dos años más tarde presentó un nuevo libro de relatos: El porvenir de mi pasado (2003). Al año siguiente publicó Memoria y esperanza, una recopilación de poemas, reflexiones y fotografías que resumen las cavilaciones del autor sobre la juventud. También en 2004 se publicó en Argentina el libro de poemas Defensa propia.
Ese mismo año fue investido doctor honoris causa por la Universidad de la República del Uruguay; durante la ceremonia de investidura recibió un calurosísimo homenaje de sus compatriotas. En 2005 fue galardonado con el Premio Internacional Menéndez Pelayo. Sus últimos trabajos fueron los poemarios Canciones del que no canta (2006) y Testigo de uno mismo (2008), el ensayo Vivir adrede (2007) y el drama El viaje de salida (2008).

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sábado, 3 de septiembre de 2016

3 SEPTIEMBRE DE 1920 NACE:
 CHABUCA GRANDA

(María Isabel Granda Larco; Apurímac, 1920 - Miami, 1983) Cantante y compositora peruana. Hija del administrador de la mina de Cotabambas Auraria, Chabuca Granda se trasladó a Lima junto a su familia cuando aún era una niña y allí cursó estudios en el colegio de los Sagrados Corazones de Jesús.
A los doce años descubrió su vocación musical y fue nombrada vicepresidenta de la Asociación de Canto de su colegio. En 1937 formó el dúo llamado Luz y Sombra junto a su amiga Pilar Chamaca Mújica. El dúo cantó en diversas emisoras como Radio Nacional o Radio Miraflores, en la que Chabuca animaba un programa para artistas aficionados.
En 1940 formó un trío con Martha y Charo Gibson; interpretaban canciones mexicanas, muy de moda en la época. Dos años más tarde contrajo matrimonio con el brasileño Enrique Demetrio Fuller Da Costa, del que se separó en 1952.
Su fama internacional procede del vals La flor de la canela, al que siguieron otras exitosas melodías como Fina estampa y José Antonio, que han sido interpretadas en muchas ocasiones por célebres músicos de la talla de María Dolores Pradera.
A lo largo de su carrera como compositora trabajó diversos ritmos como el tondero, el vals criollo y los ritmos negroides. Estos últimos se dejan ver en melodías como El surco o Me he de guardar. Escribió también un ciclo de canciones dedicadas a su compatriota el poeta Javier Heraud.
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jueves, 25 de agosto de 2016

25 DE AGOSTO DE 1900 MUERE :
FRIEDRICH NIETZSCHE
(Röcken, actual Alemania, 1844-Weimar, id., 1900) Filósofo alemán, nacionalizado suizo. Su abuelo y su padre fueron pastores protestantes, por lo que se educó en un ambiente religioso. Tras estudiar filología clásica en las universidades de Bonn y Leipzig, a los veinticuatro años obtuvo la cátedra extraordinaria de la Universidad de Basilea; pocos años después, sin embargo, abandonó la docencia, decepcionado por el academicismo universitario. En su juventud fue amigo de Richard Wagner, por quien sentía una profunda admiración, aunque más tarde rompería su relación con él.
La vida del filósofo fue volviéndose cada vez más retirada y amarga a medida que avanzaba en edad y se intensificaban los síntomas de su enfermedad, la sífilis. En 1882 pretendió en matrimonio a la poetisa Lou Andreas Salomé, por quien fue rechazado, tras lo cual se recluyó definitivamente en su trabajo. Si bien en la actualidad se reconoce el valor de sus textos con independencia de su atormentada biografía, durante algún tiempo la crítica atribuyó el tono corrosivo de sus escritos a la enfermedad que padecía desde joven y que terminó por ocasionarle la locura.
Los últimos once años de su vida los pasó recluido, primero en un centro de Basilea y más tarde en otro de Naumburg, aunque hoy es evidente que su encierro fue provocado por el desconocimiento de la verdadera naturaleza de su dolencia. Tras su fallecimiento, su hermana manipuló sus escritos, aproximándolos al ideario del movimiento nazi, que no dudó en invocarlos como aval de su ideología; del conjunto de su obra se desprende, sin embargo, la distancia que lo separa de ellos.
Entre las divisiones que se han propuesto para las obras de Nietzsche, quizá la más sincrética sea la que distingue entre un primer período de crítica de la cultura y un segundo período de madurez en que sus obras adquieren un tono más metafísico, al tiempo que se vuelven más aforísticas y herméticas. Si el primer aspecto fue el que más impacto causó en su época, la interpretación posterior, a partir de Heidegger, se ha fijado, sobre todo, en sus últimas obras.
Como crítico de la cultura occidental, Nietzsche considera que su sentido ha sido siempre reprimir la vida (lo dionisíaco) en nombre del racionalismo y de la moral (lo apolíneo); la filosofía, que desde Platón ha transmitido la imagen de un mundo inalterable de esencias, y el cristianismo, que propugna idéntico esencialismo moral, terminan por instaurar una sociedad del resentimiento, en la que el momento presente y la infinita variedad de la vida son anulados en nombre de una vida y un orden ultraterrenos, en los que el hombre alivia su angustia.
Su labor hermenéutica se orienta en este período a mostrar cómo detrás de la racionalidad y la moral occidentales se hallan siempre el prejuicio, el error o la mera sublimación de los impulsos vitales. La «muerte de Dios» que anuncia el filósofo deja al hombre sin la mezquina seguridad de un orden trascendente, y por tanto enfrentado a la lucha de distintas voluntades de poder como único motor y sentido de la existencia. El concepto de voluntad de poder, perteneciente ya a sus obras de madurez, debe interpretarse no tanto en un sentido biológico como hermenéutico: son las distintas versiones del mundo, o formas de vivirlo, las que se enfrentan, y si Nietzsche ataca la sociedad decadente de su tiempo y anuncia la llegada de un superhombre, no se trata de que éste posea en mayor grado la verdad sobre el mundo, sino que su forma de vivirlo contiene mayor valor y capacidad de riesgo.
Otra doctrina que ha dado lugar a numerosas interpretaciones es la del eterno retorno, según la cual la estructura del tiempo sería circular, de modo que cada momento debería repetirse eternamente. Aunque a menudo Nietzsche parece afirmar esta tesis en un sentido literal, ello sería contradictorio con el perspectivismo que domina su pensamiento, y resulta en cualquier caso más sugestivo interpretarlo como la idea regulativa en que debe basarse el superhombre para vivir su existencia de forma plena, sin subterfugios, e instalarse en el momento presente, puesto que si cada momento debe repetirse eternamente, su fin se encuentra tan sólo en sí mismo, y no en el futuro.

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25 DE AGOSTO DE 1984 MUERE :
TRUMAN CAPOTE
(Truman Streckfus Persons; Nueva Orleans, EE UU, 1924-Los Ángeles, 1984) Novelista estadounidense. Pese al carácter profundamente realista de su obra, combinó en sus narraciones el misterio y el refinamiento literario, poniendo de manifiesto las oscuras profundidades psicológicas del sistema norteamericano a través de caracteres inquietantes, como en el caso de A sangre fría (1966), la más famosa de sus novelas.
A los cuatro años sus padres se divorciaron y durante el resto de su niñez vivió la peripecia y la soledad del típico producto de "hogares separados" (inestabilidad o bonanza, traslados entre uno y otro progenitor), todo ello con el horizonte imperturbable de las granjas del Sur profundo y rural. Su madre se volvió a casar con un próspero hombre de negocios apellidado Capote, nombre que adoptó Truman casi de inmediato.
Escritor precoz, desde muy adolescente había comenzado a pergeñar historias para, como él mismo diría, paliar la soledad de su infancia. A los dieciocho años entra a trabajar en el New Yorker y a los veintiuno deja el periódico y publica un relato, Miriam, en la revista Mademoiselle, que atrae la atención de los críticos y es seleccionado para el volumen de cuentos del premio O'Henry de 1946.
Después del galardón y tras haber conseguido que se hablara de su estilo "gótico e introspectivo" y de la influencia de Poe en sus cuentos, Truman Capote escribe, durante dos años, Otras voces, otros ámbitos (1948). Esta novela impresionó más por su abierto planteamiento de las relaciones homosexuales que por sus verdaderos méritos literarios, y por sus reflejos autobiográficos más que por su delicada exposición de las vivencias infantiles: un niño solo, Joel, que busca a su padre en el profundo Sur y termina por elegir a un transvestido como figura paternal. En esta su primera novela, Capote fue comparado con Alain-Fournier, el autor de El gran Meaulnes, por su peculiar objetivación poética del mundo de la infancia, por su atmósfera lírica y por su exaltación de la naturaleza.
Vinieron luego los años de sus viajes y de residencia en Italia, Grecia y España; visitó también la Unión Soviética. Durante la década de los cincuenta publica insuperables entrevistas en Playboy y termina una de sus novelas más deliciosas, Desayuno en Tiffany's (1958). El relato gira en torno a Holly Golightly, una joven sofisticada a quien el supuesto autor del relato (está escrito en primera persona) tuvo por vecina antes de convertirse en escritor famoso. Holly es una muchacha que vive su vida, sin tener en cuenta los convencionalismos sociales y dispuesta a conservar su libertad como sea. Le gusta vivir y vestir bien, para lo cual no tiene inconveniente en aceptar dinero de los hombres; fingiendo ser su prima, visita en la cárcel a un gangster, Sally Tomato, de quien más o menos inconscientemente hace de mensajera, y que le paga por ello 200 dólares cada semana.
En sus "horas negras", el mejor remedio que encuentra Holly "es tomar un taxi e ir a Tiffany's"; el ambiente elegante y la tranquilidad que allí se respira tienen la virtud de calmarla. Así pasa Holly por la vida, sin preocuparse por el pasado ni por el futuro; conservando un fondo de inocencia en medio de su alocada vida, que en muchos ambientes se consideraría reprobable. Al final, su amistad con el gangster le hará tropezar con la justicia y la obligará a abandonar el país, desapareciendo de la vida del autor.
Su interés por el periodismo y su intensa colaboración con la revista New Yorker lo acercaron a la disciplina del reportaje de investigación, lo que dio como fruto su célebre obra A sangre fría (1966), creadora del género de la non-fiction novel, que relata el caso real del asesinato de la familia Cutters, basándose en documentos policiales y el testimonio de los implicados. Por esta novela, junto a Norman Mailer y Tom Wolfe, Capote es considerado uno de los padres del new journalism (nuevo periodismo), que combina la ficción narrativa y el periodismo de reportaje, dentro de una nueva concepción de la relación entre realidad y ficción. La escritura de esta novela le llevó siete largos años y la crítica no tardó en saludarla como la novela más "dura" y significativa de la década de los sesenta.
Minuciosa reconstrucción de un crimen real (el despiadado asesinato de una familia de granjeros de Kansas), A sangre fría llegó a ser, tras su publicación, el mejor exponente de la novela-documento o novela-reportaje, y un claro ejemplo del nuevo género narrativo que diluye los límites del periodismo y la literatura. Para la realización de su novela, Capote llevó a cabo una dilatada investigación de los terribles hechos que relata y realizó numerosas entrevistas, manteniendo un estrecho contacto con los asesinos antes de ser ejecutados. Narrada con detallado realismo y una fría distancia, la novela es en un estudio incisivo de la América de su época que expone el desorden y la violencia que laten bajo una feliz apariencia de progreso y desarrollo.
A principio de los setenta, Capote comenzó a escribir la que sería su obra póstuma e inacabada, Plegarias atendidas. En 1975 publica Música para camaleones, un conjunto de relatos escritos con el magistral estilo de Capote, en los que bucea con implacable lucidez en la poesía y el horror de la vida. Capote, tal vez uno de los mayores narradores del siglo veinte norteamericano, fue un maestro en el arte de la construcción imaginativa (tanto en el relato corto, reportajes o novelas), y sobre todo un poseso de la perfección estilística. Su obra quedará al lado de las ya clásicas de Faulkner, Penn, Welty y McCullers.

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miércoles, 24 de agosto de 2016

24 DE AGOSTO DE 1899 NACE:
JORGE LUIS BORGES
(Buenos Aires, 1899 - Ginebra, Suiza, 1986) Escritor argentino considerado una de las grandes figuras de la literatura en lengua española del siglo XX. Cultivador de variados géneros, que a menudo fusionó deliberadamente, Jorge Luis Borges ocupa un puesto excepcional en la historia de la literatura por sus relatos breves. Aunque las ficciones de Borges recorren el conocimiento humano, en ellas está casi ausente la condición humana de carne y hueso; su mundo narrativo proviene de su biblioteca personal, de su lectura de los libros, y a ese mundo libresco e intelectual lo equilibran los argumentos bellamente construidos, simétricos y especulares, así como una prosa de aparente desnudez, pero cargada de sentido y de enorme capacidad de sugerencia.

Jorge Luis Borges
Recurriendo a inversiones y tergiversaciones, Borges llevó la ficción al rango de fantasía filosófica y degradó la metafísica y la teología a mera ficción. Los temas y motivos de sus textos son recurrentes y obsesivos: el tiempo (circular, ilusorio o inconcebible), los espejos, los libros imaginarios, los laberintos o la búsqueda del nombre de los nombres. Lo fantástico en sus ficciones siempre se vincula con una alegoría mental, mediante una imaginación razonada muy cercana a lo metafísico.Ficciones (1944), El Aleph (1949) y El Hacedor (1960) constituyen sus tres colecciones de relatos de mayor proyección. A pesar de que su obra va dirigida a un público comprometido con la aventura literaria, su fama es universal y es definido como el maestro de la ficción contemporánea. Sólo su ideario político pudo impedir que le fuera concedido el Nobel de Literatura.

Biografía

Jorge Luis Borges procedía de una familia de próceres que contribuyeron a la independencia del país. Un antepasado suyo, el coronel Isidro Suárez, había guiado a sus tropas a la victoria en la mítica batalla de Junín; su abuelo Francisco Borges también había alcanzado el rango de coronel. Pero fue su padre, Jorge Borges Haslam, quien rompiendo con la tradición familiar se empleó como profesor de psicología e inglés. Estaba casado con la delicada Leonor Acevedo Suárez, y con ella y el resto de su familia abandonó la casa de los abuelos donde había nacido Jorge Luis y se trasladó al barrio de Palermo, a la calle Serrano 2135, donde creció el aprendiz de escritor teniendo como compañera de juegos a su hermana Norah.
En aquella casa ajardinada aprendió Borges a leer inglés con su abuela Fanny Haslam y, como se refleja en tantos versos, los recuerdos de aquella dorada infancia lo acompañarían durante toda su vida. Con apenas seis años confesó a sus padres su vocación de escritor, e inspirándose en un pasaje del Quijote redactó su primera fábula cuando corría el año 1907: la tituló La visera fatal. A los diez años comenzó ya a publicar, pero esta vez no una composición propia, sino una brillante traducción al castellano de El príncipe feliz de Oscar Wilde.
En el mismo año en que se inició la Primera Guerra Mundial, la familia Borges recorrió los inminentes escenarios bélicos europeos, guiados esta vez no por un admirable coronel, sino por un ex profesor de psicología e inglés, ciego y pobre, que se había visto obligado a renunciar a su trabajo y que arrastró a los suyos a París, a Milán y a Venecia hasta radicarse definitivamente en la neutral Ginebra cuando estalló el conflicto.
Borges era entonces un adolescente que devoraba incansablemente la obra de los escritores franceses, desde los clásicos como Voltaire o Víctor Hugo hasta los simbolistas, y que descubría maravillado el expresionismo alemán, por lo que se decidió a aprender el idioma descifrando por su cuenta la inquietante novela de Gustav Meyrink El golem.

Borges a los 21 años
Hacia 1918 lee asimismo a autores en lengua española como José Hernández, Leopoldo Lugones y Evaristo Carriego y al año siguiente la familia pasa a residir en España, primero en Barcelona y luego en Mallorca, donde al parecer compuso unos versos, nunca publicados, en los que se exaltaba la revolución soviética y que titulóSalmos rojos.
En Madrid trabará amistad con un notable políglota y traductor español, Rafael Cansinos Assens, a quien extrañamente, a pesar de la enorme diferencia de estilos, proclamó como su maestro. Conoció también a Valle-Inclán, a Juan Ramón Jiménez, a Ortega y Gasset, a Ramón Gómez de la Serna, a Gerardo Diego... Por su influencia, y gracias a sus traducciones, fueron descubiertos en España los poetas expresionistas alemanes, aunque había llegado ya el momento de regresar a la patria convertido, irreversiblemente, en un escritor.

La juventud ultraísta

De regreso en Buenos Aires, en 1921 fundó con otros jóvenes la revista Prismas y, más tarde, la revista Proa; firmó el primer manifiesto ultraísta argentino, y, tras un segundo viaje a Europa, entregó a la imprenta su primer libro de versos: Fervor de Buenos Aires (1923). Seguirán entonces numerosas publicaciones, algunos felices libros de poemas, como Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929), y otros de ensayos, como InquisicionesEl tamaño de mi esperanza y El idioma de los argentinos, que desde entonces se negaría a reeditar.
Durante los años treinta su fama creció en Argentina y su actividad intelectual se vinculó a Victoria Ocampo y Silvina Ocampo; las hermanas Ocampo le presentaron a su vez a Adolfo Bioy Casares, pero su consagración internacional no llegaría hasta muchos años después. De momento ejerce asiduamente la crítica literaria, traduce con minuciosidad a Virginia Woolf, a Henri Michaux y a William Faulkner y publica antologías con sus amigos; frecuenta a su maestro Macedonio Fernández y colabora con Victoria Ocampo en la fundación de la emblemática revista Sur (1931), en torno a la cual se moverá lo mejor de las letras argentinas de entonces (Oliverio Girondo,Enrique Anderson Imbert y el mismo Bioy Casares, entre otros).
En 1938 fallece su padre y comienza a trabajar como bibliotecario en las afueras de Buenos Aires; durante las navidades de ese mismo año sufre un grave accidente, provocado por su progresiva falta de visión, que a punto está de costarle la vida. Al agudizarse su ceguera, Borges deberá resignarse a dictar sus cuentos fantásticos y desde entonces requerirá permanentemente de la solicitud de su madre y de su amigos para poder escribir, colaboración que resultará muy fructífera. Así, en 1940, el mismo año en que asiste como testigo a la boda de Silvina Ocampo y Bioy Casares, publica con ellos una espléndida Antología de la literatura fantástica, y al año siguiente una Antología poética argentina.
En 1942, Borges y Bioy se esconden bajo el seudónimo de H. Bustos Domecq y entregan a la imprenta unos graciosos cuentos policiales que titulan Seis problemas para don Isidro Parodi. Sin embargo, su creación narrativa no obtiene por el momento el éxito deseado, e incluso fracasa al presentarse al Premio Nacional de Literatura con sus cuentos recogidos en el volumen El jardín de senderos que se bifurcan (1941), los cuales se incorporarán luego a uno de sus más célebres libros,Ficciones (1944), obra con que se inicia su madurez literaria y el pleno reconocimiento en su país.

Del peronismo a Videla

En 1945 se instaura el peronismo en Argentina, y su madre Leonor y su hermana Norah son detenidas por hacer declaraciones contra el nuevo régimen: habrán de acarrear, como escribió muchos años después Borges, una "prisión valerosa, cuando tantos hombres callábamos", pero lo cierto es que, a causa de haber firmado manifiestos antiperonistas, el gobierno lo apartó al año siguiente de su puesto de bibliotecario y lo nombró inspector de aves y conejos en los mercados, cruel humorada e indeseable honor al que el poeta ciego hubo de renunciar, para pasar, desde entonces, a ganarse la vida como conferenciante.
La policía se mostró asimismo suspicaz cuando la Sociedad Argentina de Escritores lo nombró en 1950 su presidente, habida cuenta de que este organismo se había hecho notorio por su oposición al nuevo régimen. Ello no obsta para que sea precisamente en esta época de tribulaciones cuando publique su libro más difundido y original, El Aleph (1949), ni para que siga trabajando incansablemente en nuevas antologías de cuentos y nuevos volúmenes de ensayos antes de la caída del peronismo en 1955.
En esta diversa tesitura política, el recién constituido gobierno lo designará, a tenor del gran prestigio literario que ha venido alcanzando, director de la Biblioteca Nacional, e ingresará asimismo en la Academia Argentina de las Letras. Enseguida los reconocimientos públicos se suceden: Doctor honoris causa por la Universidad de Cuyo, Premio Nacional de Literatura, Premio Internacional de Literatura Formentor, que comparte con Samuel Beckett, Comendador de las Artes y de las Letras en Francia, Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes de Argentina, Premio Interamericano Ciudad de Sèo Paulo...
Inesperadamente, en 1967 contrae matrimonio con una antigua amiga de su juventud, Elsa Astete Millán, boda de todos modos menos tardía y sorprendente que la que formalizaría pocos años antes de su muerte, ya octogenario, con María Kodama, su secretaria, compañera y lazarillo: una mujer mucho más joven que él, de origen japonés, a la que nombraría su heredera universal. Pero la relación con Elsa fue no sólo breve, sino desdichada, y en 1970 se separaron para que Borges volviera de nuevo a quedar bajo la abnegada protección de su madre.

Jorge Luis Borges y María Kodama
Los últimos reveses políticos le sobrevinieron con el renovado triunfo electoral del peronismo en Argentina en 1974, dado que sus inveterados enemigos no tuvieron empacho en desposeerlo de su cargo en la Biblioteca Nacional ni en excluirlo de la vida cultural porteña.
Dos años después, ya fuera como consecuencia de su resentimiento o por culpa de una honesta alucinación, Borges, cuya autorizada voz resonaba internacionalmente, saludó con alegría el derrocamiento del partido de Perón por la Junta Militar Argentina, aunque muy probablemente se arrepintió enseguida cuando la implacable represión de Videla comenzó a cobrarse numerosas víctimas y empezaron a proliferar los "desaparecidos" entre los escritores. El propio Borges, en compañía deErnesto Sábato y otros literatos, se entrevistó ese mismo año de 1976 con el dictador para interesarse por el paradero de sus colegas "desaparecidos".
De todos modos, el mal ya estaba hecho, porque su actitud inicial le había granjeado las más firmes enemistades en Europa, hasta el punto de que un académico sueco, Artur Ludkvist, manifestó públicamente que jamás recaería el Premio Nobel de Literatura sobre Borges por razones políticas. Ahora bien, pese a que los académicos se mantuvieron recalcitrantemente tercos durante la última década de vida del escritor, se alzaron voces, cada vez más numerosas, denunciando que esa actitud desvirtuaba el espíritu del más preciado premio literario.
Para todos estaba claro que nadie con más justicia que Borges lo merecía y que era la Academia Sueca quien se desacreditaba con su postura. La concesión del Premio Cervantes en 1979 compensó en parte este agravio. En cualquier caso, durante sus últimos días Borges recorrió el mundo siendo aclamado por fin como lo que siempre fue: algo tan sencillo e insólito como un "maestro".

La obra de Jorge Luis Borges

Borges es sin duda el escritor argentino con mayor proyección universal. Se hace prácticamente imposible pensar la literatura del siglo XX sin su presencia, y así lo han reconocido no sólo la crítica especializada, sino también las sucesivas generaciones de escritores, que vuelven con insistencia sobre sus páginas como si éstas fueran canteras inextinguibles del arte de escribir.
Borges fue el creador de una cosmovisión muy singular, sostenida sobre un original modo de entender conceptos como los de tiempo, espacio, destino o realidad. Sus narraciones y ensayos se nutren de complejas simbologías y de una poderosa erudición, producto de su frecuentación de las diversas literaturas europeas, en especial la anglosajona (William ShakespeareThomas De QuinceyRudyard KiplingJoseph Conrad son referencias permanentes en su obra), además de su conocimiento de la Biblia, la Cábala judía, las primigenias literaturas europeas, la literatura clásica y la filosofía. Su riguroso formalismo, que se constata en la ordenada y precisa construcción de sus ficciones, le permitió combinar esa gran variedad de elementos sin que ninguno de ellos desentonara.

Los inicios poéticos

Borges había conocido en Madrid a los jóvenes escritores del grupo ultraísta, que se nucleaban en torno al poeta andaluz Rafael Cansinos Assens. A su retorno a la Argentina, a comienzos de la década de 1920, difundió entre sus pares esa nueva concepción de la poesía y las imágenes poéticas, principalmente dentro del grupo de los escritores vanguardistas. El primer libro de poemas de Borges fue Fervor de Buenos Aires (1923), en el que ensayó una visión personal de su ciudad, de evidente cuño vanguardista.
En 1925 dio a conocer Luna de enfrente y, tres años más tarde, Cuaderno San Martín, poemarios en los que aparece con insistencia su mirada sobre las "orillas" urbanas, esos bordes geográficos de Buenos Aires en los que años más tarde ubicará la acción de muchos de sus relatos. Puede decirse que en estos primeros libros Borges funda con su escritura una Buenos Aires mítica, dándole espesor literario a calles y barrios, portales y patios. El poeta parece rondar la ciudad como un cazador en busca de imágenes prototípicas, que luego volcará con maestría en sus versos y prosas.
En 1930 publicó Evaristo Carriego, un título esencial en la producción borgeana. En este ensayo, al tiempo que traza una biografía del poeta popular que da título al libro, se detiene en la invención y narración de diferentes mitologías porteñas, como en la poética descripción del barrio de Palermo. Evaristo Carriego no responde a la estructura tradicional de las presentaciones biográficas, sino que se sirve de la figura del poeta elegido para presentar nuevas e inéditas visiones de lo urbano, como se manifiesta en capítulos tales como "Las inscripciones de los carros" o "Historia del tango".
Hacia 1932 da a conocer Discusión, libro que reúne una serie de ensayos en los que se pone de manifiesto no sólo la agudeza crítica de Borges, sino también su capacidad en el arte de conmover los conceptos tradicionales de la filosofía y la literatura. Además de las páginas dedicadas al análisis de la poesía gauchesca, este volumen integra capítulos que han servido como venero de asuntos de reflexión para los escritores argentinos, tales como "El escritor argentino y la tradición", "El arte narrativo y la magia" o "La supersticiosa ética del lector".
En 1935 aparece Historia universal de la infamia, con textos que el propio autor califica como ejercicios de prosa narrativa y en los que es evidente la influencia deRobert Louis Stevenson y G. K. Chesterton. Este volumen incluye uno de sus cuentos más famosos, "El hombre de la esquina rosada"; le siguieron los ensayos deHistoria de la eternidad (1936).

La madurez de un narrador

El accidente casi mortal que sufrió a fines de 1938 marcó el antes y el después de su destino: de él saldría con la secuela del avance irreversible de su ceguera y con la decisión de enfrentarse a la creación de ficciones, cuyo primer fruto será el memorable relato El sur, y el libro que iniciará la ininterrumpida sucesión de sus obras maestras: El jardín de senderos que se bifurcan (1941). A partir de ese momento, la vida y la obra de Borges entran en una madurez y en una creciente divulgación en círculos concéntricos, que sólo se interrumpirán con su muerte, casi medio siglo más tarde.
Con ser todo ello significativo para la vida del autor, lo más destacable del proceso es el reconocimiento que Borges hace de sí mismo y de su obra a partir del comienzo de los años cuarenta, y que le impulsa a la creación de ese género a mitad de camino entre la narrativa, el ensayo, la glosa, la sinopsis de libros que nunca serán escritos y la investigación erudita, que definirá mejor que nada su título acaso más representativo, Ficciones, que en 1944 marca el ecuador de la obra de Borges, no sólo por el nivel insuperable que alcanza, sino por la condensación genérica que la caracterizará de allí en adelante.

Jorge Luis Borges
Ciertamente, Ficciones (1944) acabó de consolidar a Borges como uno de los escritores más singulares del momento en lengua castellana. En la primera de sus partes, titulada El jardín de senderos que se bifurcan, reeditó la colección de ocho cuentos que había publicado en 1941; en la segunda parte, Artificios, incluyó seis nuevos relatos, número ampliado a nueve en la edición de 1956.
En las páginas de este libro se despliega toda su maestría imaginativa, plasmada en cuentos como "La biblioteca de Babel", "El jardín de los senderos que se bifurcan" o "La lotería de Babilonia". También pertenece a este volumen "Pierre Menard, autor del Quijote", relato o ensayo (en Borges esos géneros suelen confundirse deliberadamente) en el que reformula con genial audacia el concepto tradicional de influencia literaria, así como su célebre cuento "La muerte y la brújula", en el que la trama policial se conjuga con sutiles apreciaciones derivadas del saber cabalístico, al que Borges dedicó devota atención.
El Aleph (1949), volumen de diecisiete cuentos, vuelve a demostrar su maestría estilística y su ajustada imaginación, que combina elementos de la tradición filosófica y de la literatura fantástica. Además del cuento que da título al libro, se incluyen otros como "Emma Zunz", "Deutsches Requiem", "El Zahir" y "La escritura del Dios". El Hacedor (1960) incluía algunas piezas escritas treinta años antes y sin embargo guardaba una sólida unidad entre todas sus partes, no sólo formal sino también en cuanto a contenidos, siempre alineados en la idea borgeana de que tanto los grandes sistemas de la metafísica como las parábolas y las elucidaciones de la teología son elementos que forman parte del gran mundo de la literatura fantástica.

La consagración internacional

Con la obtención del Premio Internacional de Literatura Formentor, que comparte con Samuel Beckett en 1961, la crítica descubre a Borges a nivel planetario, y las invitaciones, los doctorados honoris causa, los ciclos de conferencias, los premios y las traducciones a las más diversas lenguas se sucedieron en un vértigo incesante, que lo convirtieron en uno de los escritores vivos de mayor prestigio y reconocimiento universal.
El impactante y masivo reconocimiento público de la figura y la obra de Borges debe ser situado como un efecto derivado del llamado Boom de la literatura hispanoamericana. La demanda por parte del público de obras de autores latinoamericanos no se agotó con aquellos que originalmente pertenecían a la generación del Boom (Julio CortázarGabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa), sino que se extendió a un grupo de escritores que, por edad y por preferencias estéticas, no formaban parte de esa órbita.
A pesar de la nutridísima bibliografía de Borges, de pocos escritores como de él se puede afirmar que es, en lo esencial, autor de un solo libro, desdoblado en distintas versiones o aproximaciones, que sus Obras Completas ejemplifican como otros tantos frutos de un mismo árbol, ya que (como él mismo afirmara de Quevedo) más que un escritor, Borges es en verdad "una vasta literatura".
Así, sus obras en prosa posteriores a las mencionadas (Manual de zoología fantástica, 1957; El libro de los seres imaginarios, 1967; El informe de Brodie, 1970; El congreso, 1971; El libro de arena, 1975) incluyen con frecuencia poemas. Durante treinta años no había publicado un solo verso, como para marcar una distancia definitiva con la etapa que denominó "la gran equivocación ultraísta"; y sus entregas poéticas de la madurez, como El otro, el mismo (1964), Para las seis cuerdas (1965), Elogio de la sombra (1969), El oro de los tigres (1972), La rosa profunda (1975) o La moneda de hierro (1976), admiten poemas narrativos, y otros que son auténticas ficciones, como "El Golem", que simplemente han sido redactadas en verso.
La obra de Borges se reparte también en un buen número de volúmenes escritos en colaboración, tanto dedicados a la ficción como al ensayo. Engrosan el caudal de sus escritos una gran cantidad de notas de crítica bibliográfica y comentarios de literatura, aparecidos en diferentes publicaciones periódicas argentinas y extranjeras, además de conferencias y entrevistas en las que desplegó con inteligencia y mordacidad sus puntos de vista. Se trata de una parte de su obra que, casi a la misma altura que sus libros considerados mayores, ha sido objeto recurrente de comentario y estudio por parte de la crítica y de numerosas recopilaciones.

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