miércoles, 19 de abril de 2017

19 DE ABRIL DE 1943 
LEVANTAMIENTO DEL GUETO DE VARSOVIA

Cuando las unidades de las "SS" entraron hace 75 años en el gueto de Varsovia, las calles estaban desiertas, pero numerosos combatientes judíos se escondían para luchar contra los nazis que venían a llevarlos a los campos de concentración.
Fue el 19 de abril de 1943, la noche de la pascua judía, cuando la resistencia liderada por Mordecai Anielewicz forzó la retirada de las tropas alemanas fuera del muro del gueto de Varsovia.
Los judíos estaban armados con pistolas y granadas de fabricación casera. Poco después, los nazis entraron al gueto y capturaron a 56.065 judíos y destruyeron 631 búnkeres.
Como símbolo de la victoria alemana, un líder de la policía del nazismo, Jürgen Stroop, ordenó destruir la Gran Sinagoga de la calle Tlomacki, el 16 de mayo de 1943.
Los alemanes trasladaron luego a los sobrevivientes a los campos de concentración de Treblinka, Sobibor, Chelmmo y Maidanek, donde miles de judíos serían exterminados en nombre de la “solución final” nazi.

OTRA FORMA DE MORIR

“De hecho cuando se discutió la rebelión, se sabía que no iban derrotar a los alemanes. Pero el propio judío eligió su forma de morir y no que el alemán decidiera por él. De todos modos, sabían que estaban destinados al fracaso”, dijo a Télam el profesor de Historia, especializado en el Holocausto, Abraham Zylberman.
El analista afirmó que “es una mentira que los judíos no querían pelear” y señaló que “mucho antes de la rebelión en el gueto de Varsovia había guerrilleros que peleaban en los bosques” de Polonia.
Zylberman, quien trabaja para el Museo del Holocausto de Buenos Aires, opinó que durante la Segunda Guerra mundial “había mucha desconfianza, porque tradicionalmente los judíos no combatían de esa manera”.
“Hubo judíos que pelearon en la Primera Guerra Mundial y tenían cierta experiencia militar. Sobre todo después de la invasión alemana a la (desaparecida) Unión Soviética, muchos judíos se integraron a los grupos guerrilleros”, señaló Zylberman.
Según algunos historiadores, muchos judíos polacos se dejaron quemar junto con sus casas en el gueto de Varsovia, antes de rendirse a las fuerzas nazis.
Hubo casos como el de la heroína Irena Sendler, propuesta para recibir el Premio Nobel de la paz, que arriesgó su vida para sacar del gueto a unos 2.500 niños judíos, a pesar de la férrea vigilancia de los alemanes.
Antes de que se iniciara la Segunda Guerra Mundial, vivían en Polonia un total de 3,5 millones de judíos.

GUETOS

Tras la captura de Polonia, en octubre de 1939, los alemanes restablecieron los guetos judíos, el primero en la ciudad de Lodz, otro en Varsovia y finalmente en todas las poblaciones polacas con población hebrea significativa.
En 1940, los alemanes obligaron a unos 400.000 judíos de Varsovia -30% de la población-, a vivir en una zona del centro de esa ciudad, para posteriormente ser trasladados a los campos de concentración.
Dos años después, unos 100.000 reclusos judíos murieron de hambre o de enfermedades, o fueron asesinados por sus captores.
En enero de 1943, el comandante de las SS, Heinrich Himmler, visitó el gueto y ordenó la reanudación de las deportaciones, pero por primera vez se encontraron con una resistencia enérgica por parte de los judíos.
Según algunos historiadores, la rebelión logró el control transitorio del gueto, mediante la construcción de varias barricadas y reduciendo a los judíos colaboracionistas, llamados “capos”, mientras se preparan para la batalla final que se libraría el 19 de abril de 1943.
Los nazis reunieron a más de 2.000 soldados con la intención de intimidar a los judíos, pero estos se escondieron en las ventanas de sus casas y en los techos de los edificios -incluso en las cloacas-, esperando el momento propicio para atacar las tropas invasoras.
Finalmente, el 16 de mayo de 1943, las tropas alemanas aplastaron la resistencia, tras cuatro semanas de combates, y el alto mando alemán dijo que fueron ejecutados un total de 56.065 judíos y que las fuerzas nazis tuvieron 16 muertos y 90 heridos.
Vladka Meed, una famosa contrabandista de armas del gueto de Varsovia, dijo en una oportunidad que era horrible descubrir la apatía de la mayoría de los polacos sobre el destino de miles de judíos que eran llevados a los campos de concentración.
“La mayoría de ellos eran indiferentes y abiertamente antisemitas”, dijo Meed, fallecida el 23 de noviembre de 2012 -a los 90 años de edad-, durante una entrevista con el diario The Washington Post.
“Nadie imaginaba ninguna cámara de gas. Ellos pensaban que los llevaban lejos para trabajar. Cuando los rumores de lo que realmente ocurría empezaron a circular, nadie creía en ellos”, afirmó.
Meed, cuyo verdadero nombre era Feigele Peltel, escribió el libro “A ambos lados del muro (1948)”, donde relata que obtenía armas y municiones en el mercado negro polaco y además actuaba como mensajera de la resistencia judía, escondiendo documentos en sus zapatos.
“El gueto será un ejemplo para las próximas generaciones, ya que sirvió para mantener en alto la dignidad del ser humano y, específicamente, la honra judía”, dijo el profesor Zylberman.
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martes, 18 de abril de 2017

JOAN MANUEL SERRAT
PADRE 
Padre, decidme qué le han hecho al río que ya no canta. Resbala como un barbo muerto bajo un palmo de espuma blanca. Padre, que el río ya no es el río. Padre, antes de que vuelva el verano esconda todo lo que tiene vida. Padre, decidme qué le han hecho al bosque que no hay árboles. En invierno no tendremos fuego ni en verano sitio donde resguardarnos. Padre, que el bosque ya no es el bosque. Padre, antes de que oscurezca llenad de vida la despensa. Sin leña y sin peces, padre tendremos que quemar la barca, labrar el trigo entre las ruinas, padre, y cerrar con tres cerraduras la casa y decía usted, padre, si no hay pinos no se hacen piñones, ni gusanos, ni pájaros.
Padre, donde no hay flores no hay abejas, ni cera, ni miel. Padre, que el campo ya no es el campo. Padre, mañana del cielo lloverá sangre.
El viento lo canta llorando. Padre, ya están aquí... Monstruos de carne con gusanos de hierro. Padre, no tengáis miedo, decid que no, que yo os espero. Padre, que están matando la tierra. Padre, dejad de llorar que nos han declarado la guerra.

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sábado, 15 de abril de 2017

JULIO CORTÁZAR 

 RAYUELA CAP.7

 

    Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

     Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
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jueves, 13 de abril de 2017

13 DE ABRIL DE 2015 MURIÓ :

EDUARDO GALEANO
(Eduardo Hugues Galeano; Montevideo, 1940 - 2015) Escritor y periodista uruguayo cuya obra, comprometida con la realidad latinoamericana, indaga en las raíces y en los mecanismos sociales y políticos de Hispanoamérica.
Se inició en el periodismo a los catorce años, en el semanario socialista El Sol, en el que publicaba dibujos y caricaturas políticas que firmaba como Gius. Posteriormente fue jefe de redacción del semanario Marcha y director del diario Época. En 1973 se exilió en Argentina, donde fundó la revista Crisis, y en 1976 continuó su exilio en España.

Eduardo Galeano
Regresó a Uruguay en 1985, cuando Julio María Sanguinetti asumió la presidencia del país por medio de elecciones democráticas. Posteriormente fundó y dirigió su propia editorial (El Chanchito), publicando a la vez una columna semanal en el diario mexicano La Jornada. En 1999 fue galardonado en Estados Unidos con el Premio para la Libertad Cultural, de la Fundación Lanna.
Su obra, traducida a mas de veinte lenguas, es una perpetua y polémica interpretación de la realidad de América Latina, estimada por muchos como una radiografía del continente. Galeano es, sin duda, uno de los cronistas de trayectoria más incisiva, inteligente y creadora de su país. Una de sus obras más conocidas es Las venas abiertas de América Latina, un análisis de la secular explotación del continente sudamericano desde los tiempos de Colón hasta la época presente que desde su publicación en 1971 ha tenido más de treinta ediciones.
En dos ocasiones obtuvo el premio Casa de las Américas: en 1975 con su novela La canción de nosotros y en 1978 con el testimonio Días y noches de amor y de guerra. En la primera obra, La canción de nosotros, abordaba el complejo tema de la lucha armada y la relación entre las fuentes culturales populares y la militancia de izquierdas de la pequeña burguesía.
La segunda, Días y noches de amor y de guerra, es una crónica novelada de las dictaduras de Argentina y Uruguay, aunque hay continuas referencias al entorno latinoamericano. En ella se relatan las vivencias de un periodista en un país aplastado por el poder militar y paramilitar en un período atroz, marcado por la violencia ejercida sobre los discrepantes. Sin embargo, junto al horror de amigos que desaparecían en ocasiones "por error" y otras simplemente por pensar por sí mismos, están el amor, los amigos, los hijos, el paisaje, todo aquello que aun en la oscuridad de una guerra sucia y despiadada contra los más débiles sigue siendo motivo para vivir, defender las ideas y alzar la voz contra los que actuaban impunemente para implantar el miedo y la consiguiente paralización. En la primera página ya se anuncia: "Todo lo que aquí se cuenta, ocurrió. El autor lo escribe tal como lo guardó en su memoria. Algunos nombres, pocos, han sido cambiados". Aunque los hechos son, pues, dolorosamente reales, están contados con sobriedad, sin llegar al regodeo y la autocompasión.
Su trilogía Memoria del fuego, que combina elementos de la poesía, la historia y el cuento, está conformada por Los nacimientos (1982), Las caras y las máscaras (1984) y El siglo del viento (1986), y fue premiada por el Ministerio de Cultura del Uruguay y también con el American Book Award, distinción que otorga la Washington University. La obra es una cronología de acontecimientos culturales e históricos que proporcionan una visión de conjunto sobre la identidad latinoamericana. Por su audaz mezcla de géneros y su talante crítico es quizá una de las obras más ilustrativas de la labor de Galeano.
En Memoria del fuego, Eduardo Galeano lleva a cabo una revisión de la historia de Latinoamérica desde el descubrimiento hasta nuestros días, con el propósito de enfrentarse a la "usurpación de la memoria" que él denuncia en la historia oficial. Se trata de un texto de carácter híbrido, entre el relato y el informe, entre la recopilación de poemas y la transcripción de documentos, entre la descripción de los hechos y la interpretación de los movimientos sociales y culturales que los sustentan.
Excepto la primera parte de Los nacimientos, titulada "Primeras voces", la obra se estructura como un mosaico de breves textos independientes que, sin embargo, encajan y se articulan entre sí para formar un cuadro completo de los últimos quinientos años de la historia de América, siempre desde la perspectiva de los desheredados y buscando la diversidad en los temas, las voces y los estilos. Cada uno de estos textos va encabezado por el año y el lugar en el que tiene lugar el episodio que se narra. Al pie del mismo se citan las obras que documentan los datos allí recogidos.
El criterio que se sigue para la ordenación de estos fragmentos es estrictamente cronológico, mientras que el criterio geográfico es intencionadamente ignorado, para mejor conseguir la impresión de unidad de la historia americana, más allá de unas fronteras a menudo fijadas en función de intereses ajenos a las verdaderas realidades nacionales y a golpe de guerra fratricida o de abuso imperialista.
Por otra parte, Galeano huye explícitamente de la imparcialidad; no busca la construcción de un discurso aséptico en el que los hechos y las gentes queden igualados por una mirada presuntamente objetiva. Su pretensión, y sin duda su logro, es reflejar el drama de América en su multidimensionalidad: el juego del poder; la lucha de los oprimidos en pos de su emancipación; la creación de un arte y una literatura genuinos, más allá del mimetismo colonial; las transformaciones sociales y económicas; la evolución de las relaciones interamericanas y con el exterior, etc. El punto de vista es abiertamente partidista, rechazando todo aquello que ha instalado a América Latina en una subordinación que se pretende inevitable y la brutal explotación y el aniquilamiento a que han sido sometidos los pobres de todo el continente, incluyendo a los marginados del Norte poderoso y opulento, sean indios, negros, chinos o chicanos.
Escritor prolífico, la obra de Eduardo Galeano abarca los más diversos géneros narrativos y periodísticos. Otros títulos suyos a destacar son Los días siguientes (1962), China, crónica de un desafío (1964), Los fantasmas de día de León (1967), Guatemala, país ocupado (1967), Nosotros decimos no (1989), El libro de los abrazos (1989), Las palabras andantes (1993), El fútbol a sol y sombra (1995), Las aventuras de los jóvenes dioses (1998), Patas arriba. La escuela del mundo al revés (1999), Bocas del tiempo (2004) y Espejos. Una historia casi universal (2008).
JUAN GELMAN
ORACIÓN

Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar…
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.
Con esta sed quemándome.
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

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martes, 11 de abril de 2017

ANNA  GREKI
CON RABIA EN EL CORAZÓN
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CON RABIA EN EL CORAZÓN
Ya no sé amar más que con rabia en el corazón

es mi manera de prodigar amor

es mi manera de vencer los dolores

es mi manera de hacer arder las cenizas
a golpes de corazón a fuerza de rabia
la única manera leal que me cuida
una ruta reflejada al borde del naufragio
con su peso de oro de alegría y de angustia
estos labios de tu boca mi doble riqueza.

Sin recursos a flor de piel al abordaje
mi ciencia se desenrolla como cordajes
apropiados en donde el acero quema estas medusas
secretas que dragué de lo más hondo en alta mar
allí en donde el cielo agudo corta a navaja la tierra
allí en donde los hombres ya no necesitan de excusa
Para reírse bajo un cielo torturador.

Me dijeron palabras como para meterme bajo tierra
pero no callaré nada porque hay algo que hacer mejor
que cerrar los ojos cuando se abre el vientre.

Ya no sé amar más que con rabia en el corazón.  

Con rabia en el cuerpo amar como si se peleara. 
Soy despiadada como un cerebro nuevo
que sabe satisfacerse de sus certidumbres

En la mano que estrecho sólo veo la mano
cuyo puño no vale más caro que la mía.
Es bastante para que tenga gratitud.

Con qué derecho exigir por ejemplo jazmín
que sea más que perfume estrella más que flor.
Con qué derecho exigir que el cuerpo que me estrecha
plante en mí su dulzura para siempre para siempre
y que yo fuera querida por ti porque te amaba.

Más a menudo de lo conveniente puesto que soy joven
echo el ancla en mi memoria y tengo miedo
cuando la sombra de mis amigos me desciende al corazón.

Cuando de mis amigos ausentes veo el rostro
que se abre en el lugar de mis ojos –soy joven
lo que no es una excusa sino un deber
exigente un deber desgarrador hasta lo increíble.
Que haga tan fresco esta tarde a orillas de la playa
me hace echar de menos tus hombros hasta lo increíble.

Levantados como una caña en mi lengua los gritos
de mis amigos rompen la quietud dañada
para siempre –en mi lengua y en todos los repliegues
de la noche reluciente- ya no sé amar más
que con esta plaga en el corazón que con esta plaga
en mi memoria recogida como una red
granada desactivada la noche pesada rueda.

Bajo las adelfas allí en donde el mar fermenta
con olores de alquitrán caliente en el oleaje
pienso en los amigos muertos sin ser amados
ellos que fueron juzgados antes de ser oídos
pienso en los amigos que fueron asesinados
a causa del amor que sabían prodigar.

Ya no sé amar más que con rabia en el corazón.

En la sangría de los brazos los pájaros vienen a beber.

ANNA GREKI(pseud. de Colette Anna Melki , de soltera Grégoire ) (1931-1966). Poeta argelina. Nació en Batna y se educó en Collo y Philippeville, luego trabajó como maestra de primaria en Annaba y Argel y se unió al Partido Comunista Argelino. Arrestada en 1957, fue encarcelada y torturada en Barbarroja, se la transfirió a Beni-Messous, y fue expulsada de Argelia en 1958. 
Anna vivió en Túnez, y reanudó su carrera docente en Argelia en 1965. Dejó dos libros de poemas (el segundo publicado después de su repentina muerte en 1966) en el que, de una manera lírica, combina el amor por su país con una ardiente esperanza y apoyo a su liberación inminente: Algérie, capitale Alger (1963), Temps fuertes (1966). 

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CON RABIA EN EL CORAZÓN


lunes, 10 de abril de 2017

JAQUES PRÉVERT 

Desayuno

Echó café
en la taza.
Echó leche
en la taza de café.
Echó azúcar
en el café con leche.
Con la cucharilla
lo revolvió.
Bebió el café con leche.
Dejó la taza
sin hablarme.
Encendió un cigarrillo.
Hizo anillos
de humo.
Volcó la ceniza
en el cenicero
sin hablarme.
Sin mirarme
se puso de pie.
Se puso
el sombrero.
Se puso
el impermeable
porque llovía.
se marchó
bajo la lluvia.
Sin decir palabra.
Sin mirarme.
Y me cubrí
la cara con las manos.
Y lloré.


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HARUKI MURAKAMI 
(JAPÓN, 1949)

SOBRE ENCONTRARSE A LA CHICA 100% PERFECTA UNA BELLA MAÑANA DE ABRIL


Una bonita mañana de Abril, en una estrecha calle del barrio chic de Harujuku en Tokio, me crucé andando con la chica 100% perfecta.
Diciendo la verdad, ella no era tan guapa.
No destaca de una manera concreta. Sus ropas no tienen nada especial. La parte de atrás de su pelo todavía está aplastada por haber dormido. No es joven, tampoco. Debe estar cerca de los treinta, nada cercano a una chica, hablando con propiedad. Pero aún así, lo sé desde 50 metros a la distancia: Ella es la mujer 100% perfecta para mí.
En el momento en que la veo, siento un retumbar en mi pecho y mi boca está tan seca como un desierto.
Quizás ustedes tengan su particular tipo favorito de chica – perfecta con tobillos delgados, digamos, o grandes ojos, o dedos graciosos, o se vean atraídos sin una razón, por aquellas que se toman su tiempo con cada comida.
Yo tengo mis propias preferencias, por supuesto. Algunas veces en un restaurante, cuando me doy cuenta, estoy mirando a una chica de la mesa de al lado a la mía porque me gusta la forma de su nariz.
Pero nadie puede insistir en que la chica perfecta se corresponde con algún modelo preconcebido. Aunque me gustan mucho las narices, no puedo recordar la forma de la nariz de ella, o incluso si ella tenía una. Todo lo que puedo recordar con certeza es que ella no era una gran belleza. Es extraño.
“Ayer en la calle me crucé con una chica perfecta”, le digo a alguien.
“¿Sí?” el dice. “¿Guapa?”
“No realmente”
“¿Tu tipo favorito, entonces?”
“No lo sé. No parece que recuerde algo de ella: la forma de sus ojos o el tamaño de su pecho”
“Extraño”
“Sí. Extraño”
“De cualquier manera”, él dice ya aburrido, “¿que hiciste, hablaste con ella? ¿La seguiste?”
“No. Solo me crucé con ella en la calle”.
Ella iba hacia el Oeste, y yo hacia el Este. Era una bonita mañana de Abril.
Hubiera deseado hablar con ella. Media hora hubiera sido todo: sólo preguntarle por ella, hablarle de mí, y – lo que más me habría gustado hacer -, explicarle las complejidades del destino que condujo a nuestro encuentro en una estrecha calle en Harajuku una bonita mañana de Abril de 1981.
Después de hablar, habríamos comido en cualquier sitio, quizás visto una película de Woody Allen, o parado en un bar de hotel para tomar unos cocktails. Con algo de suerte, podríamos haber acabado en la cama.
La potencialidad llama a la puerta de mi corazón.
¿Cómo me puedo aproximar a ella? ¿Qué le debería decir?
“Buenos días, señora. ¿Piensa que podría compartir media hora de conversación conmigo?”. Ridículo. Hubiera sonado como un vendedor de seguros.
“Perdóneme, ¿sabría por casualidad si hay una tintorería abierta las 24 horas en el barrio?”. No, igual de ridículo. No llevo ni ropa sucia, en primer lugar. ¿Quién va a creerse una cosa así?
Quizás, la simple verdad lo haría. ”Buenos días. Usted es la chica perfecta para mí.”
No, ella no lo creería. Incluso si lo creyese, ella no querría hablar conmigo.
“Perdón”, podría decir, “puede ser que sea la mujer perfecta para ti, pero tu no eres el hombre perfecto para mí.” Podría pasar. Y si me encontrase en esa situación, probablemente me querría morir. Nunca me recuperaría de ese shock. Tengo 32 y esto es lo que significa hacerse mayor.
Pasamos frente a una floristería. Una cálida, y suave brisa de aire toca mi piel. El asfalto está húmedo y siento el olor de las rosas. No me atrevo a hablarle. Ella viste un jersey blanco, y en su mano derecha sostiene un sobre blanco que carece de sello. Por lo que deduzco que ha escrito a alguien una carta, quizás estuvo toda la noche escribiendo, a juzgar por las ojeras en sus ojos. El sobre podría contener todos los secretos que ella hubiese tenido siempre.
Avanzo un poco más y me doy la vuelta. Ella se pierde entre la multitud.
Ahora, por supuesto, sé exactamente que debería haberle dicho. Habría sido un discurso largo, demasiado quizás para haberlo desarrollado adecuadamente. Las ideas que se pasan por la cabeza no son nunca muy prácticas.
Bien. Hubiera comenzado “Erase una vez” y terminado “Una triste historia, ¿no cree?”
Erase una vez, un chico y una chica. El chico tenia 18 años y la chica 16. Él no era especialmente guapo, y ella tampoco. Solo eran un hombre y una mujer solitarios como todos los demás. Pero ellos creían con todo su corazón que en alguna parte del mundo había un hombre y una mujer perfectos para ellos. Sí, ellos creían en un milagro. Y ese milagro ocurrió realmente.
Un día los dos se encontraron en una esquina de una calle.
“Esto es increíble,” él dijo “Te he estado buscando toda mi vida. No lo creerás, pero tú eres la mujer perfecta para mí.”
“Y tú”, dijo ella, “eres el hombre perfecto para mí, exactamente como te había soñado en cada detalle. Es como un sueño.”
Se sentaron en un banco del parque, se cogieron de las manos, y se contaron sus historias el uno al otro hora tras hora. Ellos ya no estaban más solos. Habían encontrado y sido encontrados por su pareja perfecta. Qué cosa maravillosa es encontrar y ser encontrado por tu pareja perfecta. Es un milagro, Un milagro cósmico.
Mientras conversaban sentados, sin embargo, una pequeña, pequeña sombra de duda enraizó en sus corazones: ¿Estaba bien que los sueños de alguien se hicieran realidad tan fácilmente?
Y así, cuando se produjo una pausa momentánea en su conversación, el chico le dijo a la chica: “Vamos a probarlo para nosotros una vez. Si realmente somos el amor perfecto del otro, entonces alguna vez, en algún lugar, nos encontraremos otra vez sin duda. Y cuando pase, sabremos que somos la pareja perfecta, y nos casaremos. ¿Qué piensas?”
“Sí,” dijo ella, “eso es exactamente lo que deberíamos hacer.”
Y entonces se separaron, ella fue al Este, y él al Oeste.
La prueba que habían acordado, sin embargo, era innecesaria. No la deberían haber realizado, porque eran real y verdaderamente la pareja perfecta, y era un milagro que se hubiesen encontrado Pero era imposible para ellos saberlo, jóvenes como eran.
Las frías, indiferentes olas del destino continuaron sacudiéndolos despiadadamente.
Un invierno, el chico y la chica cayeron enfermos de una terrible gripe, y después de luchar entre la vida y la muerte, perdieron la memoria de sus años más tempranos. Cuando se dieron cuenta sus cabezas estaban vacías.
Fueron dos brillantes y decididos jóvenes, sin embargo, y gracias a sus esfuerzos constantes fueron capaces de adquirir otra vez el conocimiento y el sentimiento que les posibilitó volver como miembros hechos y derechos a la sociedad. Gracias a Dios, se convirtieron en ciudadanos que sabían como utilizar el metro, o ser capaces de enviar una carta especial al correo.
También experimentaron el amor otra vez; algunas veces, como mucho al 75% u 85%.
El tiempo pasó con una rapidez espantosa, y pronto el muchacho tuvo 32 años, la muchacha 30.
Una preciosa mañana de Abril, en busca de una taza de café para comenzar el día, el muchacho andaba del Oeste al Este, mientras la muchacha, teniendo la intención de enviar una carta, andaba del Este al Oeste, los dos sobre la misma estrecha calle del barrio de Harajuku en Tokio.
Se cruzaron en el centro mismo de la calle.
El destello más débil de sus memorias perdidas brilló tenuemente por un breve momento en sus corazones. Cada uno sintió un retumbar en su pecho. Y ellos supieron:
Ella es la mujer perfecta para mí
Él es el hombre perfecto para mí.
Pero el brillo de sus memorias era demasiado débil, y sus pensamientos ya no tenían la claridad de catorce años antes.
Sin una palabra, se cruzaron, desapareciendo entre la multitud. Para siempre.
Una triste historia, ¿no cree?
Si, eso es, eso es lo que debería haberle dicho.

10 ABRIL DE 1934  MUERE 
CECILIA GRIERSON
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Pintora, escultora, gimnasta, sufragista y pionera en la lucha por los derechos femeninos, fue la primera mujer recibida en   la facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires y tuvo que dar una dura batalla legal para ejercer su profesión. Fue la primera doctora en medicina graduada en Argentina. En 1891 fue uno de los miembros fundadores de la Asociación Médica Argentina.
En 1892 colaboró con la realización de la primera cesárea que tuvo lugar en la Argentina y dos años después, en 1894, se presentó en el concurso para cubrir el cargo de profesor sustituto de la Cátedra de Obstetricia para Parteras. El concurso fue declarado desierto, porque en aquellos tiempos las mujeres aún no podían aspirar a la docencia universitaria. En 1892 fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios. Creó, además, la primera escuela de enfermeras y el Instituto de Ciegos. En 1910 presidió el Congreso Argentino de Mujeres Universitarias, y el "Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina". Autora de un importante estudio del Código Civil demostrando que en nuestro país las mujeres casadas tenían un estatus legal equivalente al de los niños, dio a conocer también "Educación técnica para la mujer", "La educación del ciego" y "Cuidado del enfermo". Nació en Buenos Aires el 22 de noviembre de 1859.

16 DE JUNIO DE 1955 ES BOMBARDEADA LA PLAZA DE MAYO

16 DE JUNIO DE 1955 ES BOMBARDEADA LA PLAZA DE MAYO Pocas veces en la historia mundial, miembros de las Fuerzas Armadas de un país, con la c...