domingo, 30 de noviembre de 2014

JONATHAN SWIFT UN VIAJE A LILIPUT (frag.)

JONATHAN SWIFT
UN VIAJE A LILIPUT 
(frag.)
Capítulo 1
El autor da algunas referencias de sí y de su familia y de sus primeras inclinaciones a viajar. Naufraga, se salva a nado y toma tierra en el país de Liliput, donde es hecho prisionero e internado...
Mi padre tenía una pequeña hacienda en Nottinghamshire. De cinco hijos, yo era el tercero. Me mandó al Colegio Emanuel, de Cambridge, teniendo yo catorce años, y allí residí tres, seriamente aplicado a mis estudios; pero como mi sostenimiento, aun siendo mi pensión muy corta, representaba una carga demasiado grande para una tan reducida fortuna, entré de aprendiz con míster James Bates, eminente cirujano de Londres, con quien estuve cuatro años, y con pequeñas cantidades que mi padre me enviaba de vez en cuando fui aprendiendo navegación y otras partes de las Matemáticas, útiles a quien ha de viajar, pues siempre creí que, más tarde o más temprano, viajar sería mi suerte. Cuando dejé a míster Bates, volví al lado de mi padre; allí, con su ayuda, la de mi tío Juan y la de algún otro pariente, conseguí cuarenta libras y la promesa de treinta al año para mi sostenimiento en Leida. En este último punto estudié Física dos años y siete meses, seguro de que me sería útil en largas travesías.
Poco después de mi regreso de Leida, por recomendación de mi buen maestro míster Bates, me coloqué de médico en el Swallow, barco mandado por el capitán Abraham Panell, con quien en tres años y medio hice un viaje o dos a Oriente y varios a otros puntos.
Al volver decidí establecerme en Londres, propósito en que me animó míster Bates, mi maestro, por quien fuí recomendado a algunos clientes. Alquilé parte de una casa pequeña en la Old Jewry; y como me aconsejasen tomar estado, me casé con mistress Mary Burton, hija segunda de míster Edmund Burton, vendedor de medias de Newgate Street, y con ella recibí cuatrocientas libras como dote.
Pero como mi buen maestro Bates murió dos años después, y yo tenía pocos amigos, empezó a decaer mi negocio; porque mi conciencia me impedía imitar la mala práctica de tantos y tantos entre mis colegas. Así, consulté con mi mujer y con algún amigo, y determiné volverme al mar. Fui médico sucesivamente en dos barcos y durante seis años hice varios viajes a las Indias Orientales y Occidentales, lo cual me permitió aumentar algo mi fortuna. Empleaba mis horas de ocio en leer a los mejores autores antiguos y modernos, y a este propósito siempre llevaba buen repuesto de libros conmigo; y cuando desembarcábamos, en observar las costumbres e inclinaciones de los naturales, así como en aprender su lengua, para lo que me daba gran facilidad la firmeza de mi memoria.
30 DE NOVIEMBRE DE 1667 NACE
JONATHAN SWIFT

(Dublín, 1667-id., 1745) Escritor irlandés.

Estudió teología en el Trinity College de Dublín, y tras estallar la guerra civil se trasladó a Inglaterra, donde obtuvo el puesto de secretario del diplomático sir William Temple, pariente lejano de su madre. Conoció a Esther Johnson, la hija de Temple, quien se convertiría en la destinataria de una serie de cartas íntimas, publicadas póstumamente en 1766 con el título de Cartas a Stella (Journal to Stella); algunos biógrafos sostienen que llegó a casarse con ella en secreto.

Las malas relaciones con su protector lo llevaron otra vez a Dublín, donde se ordenó sacerdote en 1694. Después de trabajar un año en la parroquia de Kilroot, y reconciliado con Temple, regresó a Londres para participar activamente en la vida política, religiosa y literaria de la ciudad. Aunque en un primer momento estuvo cercano a los whigs, tras la subida al poder de los tories escribió una serie de panfletos en su favor y contra los whigs que se caracterizaron por su gran agudeza y mordacidad, y que le llevaron finalmente a dirigir el Examiner, periódico del Partido Conservador.

En su panfleto La conducta de los aliados (The Conduct of the Allies, 1711) acusaba al Partido Liberal de alargar en interés propio la guerra de Sucesión española, lo que motivó la dimisión del comandante de las fuerzas armadas.

La habilidad como satírico de Swift se evidencia en sus primeros libros: La batalla de los libros (The Battle of Books, 1697) ridiculiza las discusiones literarias en boga que contraponían la calidad de las obras de la Antigüedad a las modernas, adoptando el autor una posición favorable a los clásicos, mientras que Historia de una bañera (Tale of a Tub, 1704), sátira sobre la pretenciosidad e hipocresía en el terreno de la religión y la literatura, le supuso la pérdida de sus prerrogativas en la Iglesia Anglicana.

Tras la muerte de su protector, en 1699, se había trasladado a Irlanda, donde tras ejercer diversos cargos eclesiásticos fue nombrado deán de la catedral de San Patricio (1713-1745). Realizó por entonces numerosos viajes a Londres para mantener su actividad política, hasta que en 1718, con la caída del gobierno, perdió toda su influencia.

Entre 1724 y 1725 publicó una serie de panfletos a favor de la moneda irlandesa, las Cartas de un pañero (Drapier’s letters, 1724), que significaron la revocación del permiso para acuñarla, y más tarde Una modesta proposición (A modest proposal, 1729), en la que ironizaba sobre la posibilidad de vender a los hijos de los irlandeses pobres como alimento para los ingleses ricos, para el bien de la patria y de ambas clases sociales. Por estas obras sería considerado más adelante como un héroe del nacionalismo irlandés. Afectado al parecer por un tumor cerebral, sus últimos años se vieron marcados por una progresiva demencia.

La obra que indiscutiblemente aseguró a Swift la gloria literaria fue su novela Viajes de Gulliver (Gulliver’s Travels, 1726), sátira imaginativa y pesimista de la sociedad que se convertiría, curiosamente, en un éxito de la literatura infantil. El descubrimiento por parte del protagonista de países imaginarios, integrados por ejemplo por seres minúsculos (Lilliput) o gigantes (Brobdingnag), le sirve al autor para lanzar una sátira aguda e inmisericorde sobre la política y las relaciones sociales de su época, de un tono negativo rayano en la misantropía. El estilo de Swift, austero y directo, alcanza sus mejores resultados en la sátira, el género que siempre cultivó y en el cual demostró sus inmensas dotes imaginativas y para la crítica social.

sábado, 29 de noviembre de 2014

JOHN KEATS
A la Soledad.

¡Oh, Soledad! Si contigo debo vivir,
Que no sea en el desordenado sufrir
De turbias y sombrías moradas,
Subamos juntos la escalera empinada;
Observatorio de la naturaleza,
Contemplando del valle su delicadeza,
Sus floridas laderas,
Su río cristalino corriendo;
Permitid que vigile, soñoliento,
Bajo el tejado de verdes ramas,
Donde los ciervos pasan como ráfajas,
Agitando a las abejas en sus campanas.
Pero, aunque con placer imagino
Estas dulces escenas contigo,
El suave conversar de una mente,
Cuyas palabras son imágenes inocentes,
Es el placer de mi alma; y sin duda debe ser
El mayor gozo de la humanidad,
Soñar que tu raza pueda sufrir
Por dos espíritus que juntos deciden huir.
EDGAR ALLAN POE 
(1809-1849)

Canto.

En tu día nupcial, te vi encendida
Por un repentino rubor,
Aunque era un cielo para ti la vida,
Y el mundo, en tu presencia, amor.

Un resplandor en tu mirada había,
(¿Por qué se avivó?)

Fue cuando mi alma dolorosa
Gozó en el mundo, de glorioso encanto.

“Sólo un pudor de virgen es origen
De tal rubor”, pudo decirse ante él.
Pero ¡ay! reanimó el fuego más vivo
En el pecho de aquél.

Que te miró de novia, cuando quiso
Mostrar aquel rubor,
Aunque tu mundo fuese paraíso,
Y alrededor, la vida, amor.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

26 DE NOVIEMBRE DE 1944 NACE:

ROBERTO FONTANARROSA

(Rosario, 1944 - 2007) Humorista gráfico y escritor argentino. Conocido como Roberto "El Negro" Fontanarrosa, fue uno de los referentes del dibujo humorístico en su país y uno de los más seguidos por los lectores de las publicaciones en las que aparecían sus chistes e historietas.

A menudo se afirma que a partir de 1973, cuando Fontanarrosa empezó a publicar su viñeta diaria en el diario Clarín, la gente empezó a leer el diario por detrás. Antes, Fontanarrosa había formado parte del plantel de humoristas de una extraordinaria revista llamada Hortensia que hizo a desternillar a medio país con su humor cordobés, un humor fresco que en nada se parecía a un chiste de argentinos (es decir, de porteños).

Desde entonces Fontanarrosa no paró de trabajar. Entre su enorme producción de humorista gráfico hay dos personajes que forman parte de la vida argentina: Inodoro Pereyra, el renegau (un gaucho que se rebela a todo, secundado por su perrito Mendieta) y el mercenario Boogie el aceitoso, en sus inicios una parodia a James Bond, pero más bien un Harry el Sucio demente.

Fontanarrosa recopiló viñetas sueltas en algunos volúmenes muy difundidos, como por ejemplo ¿Quién es Fontanarrosa?, Fontanarrisa, Fontanarrosa y los médicos, Fontanarrosa y la política, Fontanarrosa y la pareja, El sexo de Fontanarrosa, El segundo sexo de Fontanarrosa, Fontanarrosa contra la cultura, El fútbol es sagrado, Fontanarrosa de Penal, Fontanarrosa es Mundial y Fontanarrosa continuará, títulos en que es patente el amplio abanico de temas que abarcó su agudeza humorística y su habilidad para el comentario gráfico.

Además de recopilaciones de viñetas, publicó también cómics concebidos directamente como libros, como Los clásicos según Fontanarrosa, Semblanzas deportivas y Sperman. A ello hay que añadir los volúmenes que recogen las correrías y desventuras del gaucho Inodoro Pereyra. Publicadas desde 1972 en revistas de humor y, regularmente, en el periódico Clarín, las historias de Pereyra y su perro Mendieta fueron recopiladas en más de quince volúmenes. Una versión de dichas aventuras fue llevada al teatro en Buenos Aires en 1998, con un enorme éxito de público y de crítica. También las historias de Boogie el aceitoso se recogieron en doce volúmenes.

Como literato, publicó numerosas recopilaciones de cuentos: El mundo ha vivido equivocado (1982), No sé si he sido claro (1986), Nada del otro mundo (1987)... Su dedicación al relato breve se intensificó en sus últimos años: El mayor de mis defectos (1990), Los trenes matan a los autos (1992), Uno nunca sabe (1993), La mesa de los Galanes (1995), Una lección de vida (1998), Te digo más... (2001), Usted no me lo va a creer (2003) y El rey de la milonga (2005).

Muchos de estos relatos, de innegable sabor popular, tienen por escenario el bar El Cairo, un establecimiento real entre cuya clientela era fácil encontrar, un día cualquiera, al Negro Fontanarrosa. Este conjunto narrativo es una completa antología de singularidades humanas, conductas y situaciones que van desde la parodia delirante al trazo más fino y certero. Escribió además algunas novelas, entre las que destacan Best Seller (una imaginativa y lúdica recreación de la peripecia de un mercenario sirio cuyo nombre da título a la obra), El área 18 y La gansada.

Aquejado de una enfermedad neurológica, en enero de 2007 Fontanarrosa anunció a sus lectores que su dolencia le impediría continuar dibujando con su propia mano, por lo que, a partir de aquel momento, contaría para poner en imágenes sus ideas con la colaboración de otros dibujantes, como Negro Crist (Cristóbal Reinoso) u Óscar Salas. El 19 de julio de ese mismo año, Fontanarrosa falleció en Rosario, su ciudad natal, a consecuencia de esta enfermedad.
LEYENDA GUARANÍ
El velo de la novia
Cataratas del Iguazú

La exuberante vegetación de la selva tropical envuelve el paisaje con el embrujo de su magnifica belleza.

Los árboles elevan sus copas al cielo en isipós, helechos y bejucos, y se mezclan y se entrecruzan unos con otros en cascadas de verdes intensos, de amarillos, de sepias y de pardos.

El duro lapacho cubierto de flores violáceas, el peteribí festoneado de pétalos blancos, el Jacarandá que luce su floración añil, el ivirá pitá con su manto de corolas amarillas, y los cedros, los algarrobos, los quebrachos y los timbós, que forman la abigarrada selva, son cuna y sostén de las maravillosas orquídeas que, en múltiples formas y coloridos hermosos, se ofrecen con profusión a los ojos admirados de los que llegan a gozar de belleza tan extraordinaria.

Y junto a esta hermosura de formas y de colores, el magnífico espectáculo del río, del Iguazú, del Agua Grande, como bien lo nombraron los primitivos habitantes de la región.

Fue en tiempos de los guaraníes, precisamente, hace muchísimos años, tantos que no se podría determinar su número.

En ese marco de Soberbia belleza, en una choza levantada junto a la orilla, defendida por los colosos de la selva, vivía Panambí con su madre.

Tan bonita y tenue como mariposas que en vuelo raudo cruzaban la floresta, era esta Panambí de la leyenda.

Bonita, muy joven, de grandes y expresivos ojos negros y lacio y brillante cabello, vivía gozando de los dones que le brindaba la naturaleza.

Su voz armoniosa se desgranaba en dulces melodías, cuando, dirigiendo la frágil canoa, llevando su cesto tejido con fibras de yuchán, iba en busca de apetitosos frutos o de exquisita miel silvestre, de camoatí o de lechiguana.

Su madre la oía desde lejos y distinguía su voz cristalina destacándose del ruido que hacía el agua al precipitarse desde la altura y de los trinos de los pájaros que cantaban en la fronda...

Panambí llegada fresca y armoniosa, con su cesto repleto de provisiones. Era una flor más, entre las flores de la selva y su sonrisa constante reflejaba su amor a la vida, su alegría de vivir.

Un día, como tantos otros, Panambí, con su cesto enlazado en el brazo, llegó hasta la orilla donde se hallaba amarrada la canoa. marchaba a su cabaña llevando el tribuno del bosque.

Desató el cordel que sujetaba la canoa; tomó la pala y a los pocos instantes, manejada con pericia, la embarcación se deslizaba por las aguas tranquilas en dirección a su oga.

Volvía del grupo de islas a las que había llegado en busca de frutos y de miel de camoatí. Allí el río era ancho y la corriente muy suave. El crepúsculo teñía de rojo, violado y oro, las nubes y las aguas.

La vegetación de las orillas, erguida o inclinada sobre el río, ponía un marco de verdes diversos en el paisaje.

A mitad de camino se cruzó con otra canoa. La dirigía un indio joven, desconocido para ella, que la miró, con curiosidad primero, con interés, luego.

El indio, apuesto, de piel cobriza y brillante, de cuerpo recio y brazos fuertes, impulsaba la canoa con movimientos firmes y precisos.

Al pasar cerca de la doncella, clavó sus ojos dominadores en la dulce Panambí y una gran admiración se pintó en ellos.

La niña quedó como hipnotizada, incapaz de separar su vista del desconocido que así la había impresionado.

Continuó mirándolo en la misma forma hasta verlo desaparecer en la lejanía. Por un momento quedó inmóvil, en medio del río, la canoa mecida suavemente por el vaivén de las aguas.

Cuando volvió a la realidad, la luna había extendido su manto de plata y se reflejaba en el río dibujando una estela brillante.

Pensando en su madre que la esperaría ansiosa, dio a la pala un impulso vigoroso y la canoa surcó las aguas con rapidez.

Al llegar a su cabaña, tal como se lo figuraba, la madre la esperaba afligida.

- ¿Qué te ha sucedido, Panambí? ¿Cómo vuelves tan tarde? - le preguntó.

- No sé... madre... - respondió la niña con mirada ausente.

La madre la miró sorprendida. Una expresión desconocida, como ausente, se pintaba en el semblante de la niña. Por eso, alarmada, insistió:

-¿Qué te ha sucedido, Panambí? ¿No habrás hallado, por ventura, a Pyra-yara?

La niña la miró con mirada turbada y nada respondió. Ella misma no sabía lo que sucedía: pero eso si, sabía que no estaba como siempre.

El recuerdo del apuesto muchacho que viera en el río, no la abandonó desde entonces.

Si caminaba sobre la tierra rojiza que formaba los senderos, o marchaba por la selva separando helechos e isipós para poder pasar, o recostada en su hamaca miraba al cielo azul, o junto a la orilla mojaba sus pies en el agua clara que lamía la playa, la imagen del desconocido estaba siempre ante ella como un ser sobrenatural que la hubiera hechizado.

Sólo ansiaba que llegara la tarde para tomar su canoa y marchar a las islas, con la esperanza de volverlo a ver.

Y cada tarde y cada crepúsculo, el encuentro se repitió durante mucho tiempo.

Una noche, la paz reinaba en la selva y en la cabaña de la orilla, cuando se oyó, viniendo del río, un ruido de remos que hendían las aguas. Estas, a su contacto, se agitaban y se encrespaban, levantándose en olas que golpeaban con furia en la playa.

Panambí tuvo un sobresalto y se despertó como al conjuro de un mandato ineludible.

Abandonó la hamaca tejida, de algodón, donde hallaba descansando, y corrió a la orilla atraída por el llamado del desconocido que en ese instante pasaba con su canoa frente a la niña.

Panambí miraba absorta hacia el medio del río.

La misma fuerza que la impulsó hasta allí la condujo hacia el lugar donde se había detenido la canoa.

Al introducir sus pies en el río, éste se calmó y una superficie de aguas mansas y tranquilas la invitó a llegar hasta la embarcación que esperaba.

Panambí, inconsciente, obedeció a la fuerza poderosa que la dominaba y
entró en el agua, la mirada fija en un punto lejano...

Las aguas, bajas al principio, sólo taparon sus pies, pero a medida que se internaba en ellas, iban cubriendo todo su cuerpo hasta que en un instante, sin notarlo siquiera, con la visión del apuesto guerrero que aún la esperaba, Panambí se hundió en las aguas que la envolvieron con su manto de cristal.

Poco después, el cuerpo exánime de la doncella, llevado por las aguas, aparecía junto a Pyra-yara, que no otro era el extraño ocupante de la embarcación.

El Dueño del río y de los peces, la tomó entre sus brazos fuertes y colocó el cuerpo sin vida en una balsa de juncos y tacuaras que flotaba amarrada a la popa de su canoa.

Con tan delicado botín, dirigió su embarcación hacia el lugar donde las aguas, al despeñarse en el abismo, formaban una enorme caída.

Los cabellos de Panambí, fuera de la balsa, marcaban una estela oscura en las aguas del río.

Navegaron durante algunos instantes, hasta que un ruido sordo e impotente, anunció la proximidad de la caída.

Al llegar, la canoa dirigida por Pyra-yara, apenas apoyada en las aguas, cayó al abismo formando un todo con la masa líquida, para seguir allí abajo el curso del río, como si no hubiera tenido que pasar semejante obstáculo, demostrando con ello su naturaleza sobrehumana.

No sucedió lo mismo con el cuerpo de Panambí que, despedido de la balsa por el potente impulso de la caída, quedó preso entre piedras del gran macizo por donde se volcaban las aguas al abismo, convirtiéndose en piedra ella misma y guardando sus formas humanas.

Un chorro de agua muy blanca y muy tenue se desliza desde entonces por su cabeza y cubre su cuerpo de piedra semejando un velo de novia que se deshace en gotitas de cristal antes de volver a formar parte del caudal del río.

Ese fue el final de Panambí, la enamorada de un imposible, que olvidó que Pyra-yara, Dueño del río y de los peces, es incapaz, por ser esencia divina, de amar a ninguna mujer sobre la tierra.
ULALUME GONZÁLES DE LEÓN
Las sábanas familiares

En su cuarto blanco,
entre blancas sábanas
se ha dormido
y sueña
que duerme y que sueña
en su cuarto blanco

Se sabe soñando
porque de su cuerpo
a su cuerpo cae
infinitamente
y sin movimiento

Y de pronto llega
al fondo del cuerpo
y entonces despierta
en un cuarto rojo
dentro de su sueño

Sabe que despierta
dentro de su sueño
porque es rojo el cuarto
rojo todo blanco:
sábanas y cuerpo
Y otra vez se duerme
en su sueño
y sueña
que en su cuarto blanco
dormido se encuentra
soñando que está
en un cuarto rojo
donde duerme y sueña

Se sabe soñando
porque de su cuerpo
a su cuerpo cae
y del blanco al rojo
y del rojo al blanco
infinitamente
y sin movimiento

Y de pronto llega
al fondo del cuerpo
al fondo del sueño
al sueño sin fondo
a las familiares
sábanas de frío
al sueño de nadie
PABLO NERUDA
A mis obligaciones

Cumpliendo con mi oficio
piedra con piedra, pluma a pluma,
pasa el invierno y deja
sitios abandonados,
habitaciones muertas:
yo trabajo y trabajo,
debo substituir
tantos olvidos,
llenar de pan las tinieblas,
fundar otra vez la esperanza.

No es para mí sino el polvo,
la lluvia cruel de la estación,
no me reservo nada
sino todo el espacio
y allí trabajar, trabajar,
manifestar la primavera.

A todos tengo que dar algo
cada semana y cada día,
un regalo de color azul,
un pétalo frío del bosque,
y ya de mañana estoy vivo
mientras los otros se sumergen
en la pereza, en el amor,
yo estoy limpiando mi campana,
mi corazón, mis herramientas.

Tengo rocío para todos.

martes, 25 de noviembre de 2014

25 DE NOVIEMBRE DE 1951 NACE ARTURO PÉREZ-REVERTE

25 DE NOVIEMBRE DE 1951 NACE
ARTURO PÉREZ-REVERTE

(Cartagena, 1951) Novelista español. Periodista y corresponsal de guerra, su obra supone una actualización de la novela de aventuras.
Durante su juventud trabajó como reportero para el diario de provincias Pueblo, realizando constantes viajes, principalmente a países africanos en guerra y a las antiguas colonias españolas (el Sahara y Guinea Ecuatorial). Posteriormente ejerció como corresponsal de guerra para Televisión Española (RTVE), cubriendo conflictos bélicos en el Golfo Pérsico, Rumania, Croacia, Bosnia y Centroamérica.
En 1995 abandonó el periodismo para dedicarse exclusivamente a la literatura, aunque su carrera como novelista se había iniciado tiempo atrás con la publicación de la obra El húsar (1986). Desde entonces pasó a convertirse en uno de los escritores españoles de más éxito mundial, con parte de su cuantiosa obra traducida a quince idiomas y llevada reiteradamente a la pantalla.
De entre sus obras destacan El maestro de esgrima (1988), filmada por Pedro Olea en 1992; La tabla de Flandes (1990); la novela de trama satánica El club Dumas (1993); La sombra del águila (1993); Territorio comanche (1994), crónica visceral de la guerra de Bosnia, basada en sus propios recuerdos de reportero, que motivó su abandono de RTVE; Cachito: Un asunto de honor (1995); Obra breve (1995) y La piel del tambor (1995).
En 1996 el escritor inició un ciclo de novelas de aventuras con Las aventuras del capitán Alatriste, que tenía como protagonista al mercenario del mismo nombre y la corte de Felipe IV como escenario. Dentro de ese ciclo, que pretendía ser una mezcla entre los "episodios nacionales" y las pretéritas novelas de capa y espada al estilo de Alejandro Dumas, Pérez-Reverte publicó posteriormente Limpieza de sangre (1997), El sol de Breda (1998) y El oro del Rey (2000).
Bajo el título Patente de corso publicó en 1998 una primera recopilación de sus artículos de opinión en El Semanal, seguida por Con ánimo de ofender, que incluía una selección de las colaboraciones realizadas entre 1998 y 2001. En el año 2000 publicó la aventura marinera La carta esférica y firmó el guión de la película Gitano, dirigida por Manuel Palacios. En 2002 daría a conocer un nuevo libro: La reina del sur, historia de una traficante que crea un imperio en el mundo del narcotráfico.
Fue elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua en 2003. En ese mismo año, Pérez-Reverte publicó la quinta entrega de la serie de aventuras del capitán Alatriste, El caballero del jubón amarillo. Desde entonces ha publicado los libros Cabo Trafalgar (2004), sobre la famosa batalla naval de 1805, No me cogeréis vivo (2005), El pintor de batallas (2006), Corsarios de Levante (quinta entrega de la serie de Alatriste, 2006), Un día de cólera (2007), Cuando éramos honrados mercenarios (2009) y El asedio (2010).

viernes, 21 de noviembre de 2014

ANTONIN ARTAUD

Una de sus últimas declaraciones

"Sé que tengo cáncer. Lo que quiero decir antes de morir es que odio a los psiquiatras. En el hospital de Rodez yo vivía bajo el terror de una frase: "El señor Artaud no come hoy, pasa al electroshock". Sé que existen torturas más abominables. Pienso en
Van Gogh, en Nerval, en todos los demás. Lo que es atroz es que en pleno siglo XX un médico se pueda apoderar de un hombre y con el pretexto de que está loco o débil hacer con él lo que le plazca. Yo padecí cincuenta electroshocks, es decir, cincuenta estados de coma. Durante mucho tiempo fui amnésico. Había olvidado incluso a mis amigos: Marthe Robert, Henri Thomas, Adamov; ya no reconocía ni a Jean Louis Barrault. Aquí en Ivry sólo el doctor Delmas me hizo bien; lamentablemente murió...
-Estoy asqueado del psicoanálisis, de ese "freudismo" que se las sabe todas".

21 DE NOVIEMBRE DE 1898 NACE RENÉ MAGRITE

 21 DE NOVIEMBRE DE 1898                                       NACE     
RENÉ MAGRITE
(Lessines, Bélgica, 1898 - Bruselas, 1967) Pintor belga. Durante un primer período la obra de Magritte estuvo fuertemente influida por la figura de De Chirico y por la atmósfera misteriosa de sus pinturas. Más tarde entró en contacto con la vanguardia parisina del momento, presidida por André Breton, y comenzó a desarrollar un surrealismo que iría evolucionando con los años hacia un estilo muy personal, cuyos símbolos giran con frecuencia alrededor de la relación entre el lenguaje y sus objetos.
Contrario ya al automatismo, su pintura se hizo reflexiva y minuciosa, y se caracterizó sobre todo por la asociación de elementos disímiles entre los que establece ingeniosas analogías o nexos insólitos y disparatados, pero convincentes dentro de la realidad pictórica. Así, sus referencias se van haciendo cada vez más intelectualizadas, hasta el punto de que muchas de sus obras deben leerse en relación con las tesis del estructuralismo. Son habituales en sus cuadros los juegos de duplicaciones, ausencias y representaciones dentro de representaciones.
Los cuadros de Magritte no son revelaciones oníricas ni jeroglíficos cuyo sentido hay que descifrar. Obras como Tiempo pasado (1939, Art Institute, Chicago) no ilustran nada en concreto, en ellas no hay nada más que la magia de una locomotora suspendida en una chimenea que actúa como túnel. Igualmente fantástica es la noche de oscuridad impenetrable que rodea una casa recortada contra un misteriosamente luminoso cielo en El imperio de la luz (1953-1954, Colección Peggy Guggenheim, Venecia). No hay otro enigma en Los amantes (1928, Colección privada, Nueva York) que el de sus rostros desconocidos aludiendo quizá a la imposibilidad de saber quién es el otro. Magritte manipula imágenes cotidianas como un juego con el que quiere devolvernos la frescura de la mirada.
En cuadros como Esto no es una pipa (1928) muestra el equívoco que subyace en la formulación de la pintura como representación de la realidad, y evidencia el décalage entre el lenguaje y la cosa que designa poniendo en cuestión la equivalencia entre la palabra y la imagen, y entre ésta y el objeto. La breve emoción de este descubrimiento es lo que Magritte nos ofrece como maravilloso, porque para la construcción de lo fantástico no hacen falta grandes alardes imaginativos, basta con la violación de las leyes que rigen el orden común poético de las cosas, con cuestionar la solidez de los principios, siempre convencionales y estereotipados, sobre los que construimos nuestra existencia cotidiana.
Magritte parodió además en ocasiones cuadros célebres, creando de los mismos una especie de versión surrealista. Un conocido ejemplo es Madame Récamier de David (1949, colección privada), en el que copió el conocido retrato de Jacques Louis David substituyendo a la señora por un ataúd colocado en su misma pose. Otros cuadros famosos suyos son La llave de los campos (1936), Los compañeros del miedo (1942) y El hijo del hombre (1964).

21 DE NOVIEMBRE DE 1694 NACE VOLTAIRE

21 DE NOVIEMBRE DE 1694 NACE

VOLTAIRE

(François-Marie Arouet; París, 1694- id., 1778) Escritor francés. Fue la figura intelectual dominante de su siglo. Ha dejado una obra literaria heterogénea y desigual, de la que resaltan sus relatos y libros de polémica ideológica. Como filósofo, Voltaire fue un genial divulgador, y su credo laico y anticlerical orientó a los teóricos de la Revolución Francesa. Voltaire estudió en los jesuitas del colegio Louis-le-Grand de París (1704-1711). Su padrino, el abate de Châteauneuf, le introdujo en la sociedad libertina del Temple. Estuvo en La Haya (1713) como secretario de embajada, pero un idilio con la hija de un refugiado hugonote le obligó a regresar a París. Inició la tragedia Edipo (1718), y escribió unos versos irrespetuosos, dirigidos contra el regente, que le valieron la reclusión en la Bastilla (1717). Una vez liberado, fue desterrado a Châtenay, donde adoptó el seudónimo de Voltaire, anagrama de Árouet le Jeune» o del lugar de origen de su padre, Air-vault.
Un altercado con el caballero de Rohan, en el que fue apaleado por los lacayos de éste (1726), condujo a Voltaire de nuevo a la Bastilla; al cabo de cinco meses, fue liberado y exiliado a Gran Bretaña (1726-1729). En la corte de Londres y en los medios literarios y comerciales británicos fue acogido calurosamente; la influencia británica empezó a orientar su pensamiento. Publicó Henriade (1728) y obtuvo un gran éxito teatral con Bruto (1730); en la Historia de Carlos XII (1731), Voltaire llevó a cabo una dura crítica de la guerra, y la sátira El templo del gusto (1733) le atrajo la animadversión de los ambientes literarios parisienses.
Pero su obra más escandalosa fue Cartas filosóficas o Cartas inglesas (1734), en las que Voltaire convierte un brillante reportaje sobre Gran Bretaña en una acerba crítica del régimen francés. Se le dictó orden de arresto, pero logró escapar, refugiándose en Cirey, en la Lorena, donde gracias a la marquesa de Châtelet pudo llevar una vida acorde con sus gustos de trabajo y de trato social (1734-1749).
El éxito de su tragedia Zaïre (1734) movió a Voltaire a intentar rejuvenecer el género; escribió Adélaïde du Guesclin (1734), La muerte de César (1735), Alzire o los americanos (1736), Mahoma o el fanatismo (1741). Menos afortunadas son sus comedias El hijo pródigo (1736) y Nanine o el prejuicio vencido (1749). En esta época divulgó los Elementos de la filosofía de Newton (1738).
Ciertas composiciones, como el Poema de Fontenoy (1745), le acabaron de introducir en la corte, para la que realizó misiones diplomáticas ante Federico II. Luis XV le nombró historiógrafo real, e ingresó en la Academia Francesa (1746). Pero no logró atraerse a Mme. de Pompadour, quien protegía a Crébillon; su rivalidad con este dramaturgo le llevó a intentar desacreditarle, tratando los mismos temas que él: Semíramis (1748), Orestes (1750), etc.
Su pérdida de prestigio en la corte y la muerte de Mme. du Châtelet (1749) movieron a Voltaire a aceptar la invitación de Federico II. Durante su estancia en Potsdam (1750-1753) escribió El siglo de Luis XIV (1751) y continuó, con Micromégas (1752), la serie de sus cuentos iniciada con Zadig (1748).
Después de una violenta ruptura con Federico II, Voltaire se instaló cerca de Ginebra, en la propiedad de «Les Délices» (1755). En Ginebra chocó con la rígida mentalidad calvinista: sus aficiones teatrales y el capítulo dedicado a Servet en su Ensayo sobre las costumbres (1756) escandalizaron a los ginebrinos, mientras se enajenaba la amistad de Rousseau. Su irrespetuoso poema sobre Juana de Arco, La doncella (1755), y su colaboración en la Enciclopedia chocaron con el partido «devoto» de los católicos. Frutos de su crisis de pesimismo fueron el Poema sobre el desastre de Lisboa (1756) y la novela corta Candide (1759), una de sus obras maestras. Se instaló en la propiedad de Ferney, donde Voltaire vivió durante dieciocho años, convertido en el patriarca europeo de las letras y del nuevo espíritu crítico; allí recibió a la elite de los principales países de Europa, representó sus tragedias (Tancrède, 1760), mantuvo una copiosa correspondencia y multiplicó los escritos polémicos y subversivos, con el objetivo de «aplastar al infame», es decir, el fanatismo clerical.
Sus obras mayores de este período son el Tratado de la tolerancia (1763) y el Diccionario filosófico (1764). Denunció con vehemencia los fallos y las injusticias de las sentencias judiciales (casos de Calas, Sirven, La Barre, etc.). Liberó de la gabela a sus vasallos, que, gracias a Voltaire, pudieron dedicarse a la agricultura y la relojería. Poco antes de morir (1778), se le hizo un recibimiento triunfal en París. En 1791, sus restos fueron trasladados al Panteón.

21 DE NOVIEMBRE DE 1908 NACE JASÉ BIANCO

  21 DE NOVIEMBRE DE 1908        NACE  
JOSÉ BIANCO


Narrador, periodista, traductor y crítico literario argentino, nacido en Buenos Aires en 1908 y fallecido en su ciudad natal en 1986. A pesar de la brevedad de su producción literaria, está considerado como uno de los grandes renovadores de la narrativa argentina contemporánea.
Volcado desde su temprana juventud al cultivo de la creación y la crítica literarias, se dio a conocer como escritor a través de las páginas de algunas publicaciones culturales como la revista Nosotros, donde dejó estampados sus primeros cuentos, al tiempo que ofrecía sus precoces análisis del panorama literario argentino en el rotativo La Nación. A mediados de la década de los años treinta, ya consagrado como una de las voces más prometedoras de la literatura austral del siglo XX, José Bianco entró en contacto con Victoria Ocampo y con otros escritores del momento que, congregados en torno a la revista Sur, tenían en común su interés por la reflexión acerca de las posibilidades de la ficción; entre estos primeros compañeros de aventura literaria de José Bianco figuraban algunos nombres tan relevantes como los de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo, Enrique Anderson Imbert, Manuel Peyrou y Santiago Davobe (1889-1952).
Las brillantes colaboraciones de José Bianco aparecidas en la revista Sur le auparon, en 1938, hasta el cargo de jefe de redacción, en el que se mantuvo hasta 1961. Aquel año, a raíz de un viaje del escritor bonaerense a Cuba y de las simpatías que mostró hacia el nuevo régimen castrista, se hicieron patentes las grandes divergencias políticas que existían entre la fundadora de la célebre publicación, Victoria Ocampo, y su jefe de redacción, divergencias que impulsaron a Bianco a renunciar a su cargo para seguir desempeñando sus labores de promoción cultural en el equipo editorial de EUDEBA. El fruto de tantos años de dedicación a estas tareas periodísticas y editoriales fue un volumen recopilatorio de sus artículos, publicado bajo el título de Ficción y realidad (1946-1976) (Buenos Aires: Ed. Sudamericana, 1972).
En su faceta de estudioso de la literatura, José Bianco destacó tanto por sus brillantes trabajos de traducción como por sus rigurosos y penetrantes ensayos críticos. Entre estos últimos, cabe recordar aquí sus agudas aproximaciones a las obras de algunos autores como el argentino Domingo Faustino Sarmiento o el español José Ortega y Gasset, así como su espléndido estudio dedicado al gran narrador francés Marcel Proust, publicado bajo el título de Homenaje a Marcel Proust; seguido de otros artículos (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1984). Como traductor, José Bianco rayó a gran altura con el traslado a la lengua de Cervantes de algunos títulos tan significativos en la historia de la literatura universal como Otra vuelta de tuerca, del estadounidense (nacionalizado británico) Henry James -autor que influyó notablemente en la prosa creativa de Bianco- y La Cartuja de Parma, del francés Stendhal. Además, vertió al castellano algunas de las obras señeras del irlandés Samuel Beckett y del francés Gustave Flaubert.
Autor de una exquisita prosa narrativa, José Bianco figura por méritos propios entre los grandes escritores argentinos que, como los citados Borges o Bioy Casares, renovaron profundamente la literatura nacional desde un enfoque meta-narrativo que orienta sus obras hacia la reflexión acerca de la naturaleza misma de la ficción literaria, con ricas divagaciones sobre fábula y realidad, sueño y certeza, autenticidad y representación, y, en suma, todas aquellas dicotomías que indagan en los dominios de la ambigüedad y la incertidumbre, sin excluir la voluntaria confusión entre el punto de vista del narrador y la naturaleza de los hechos narrados. Dentro de esta pauta común entre algunos de los autores vinculados durante una larga etapa de su producción literaria a la revista Sur, la principal originalidad de las narraciones de José Bianco radica en la creación de sugerentes espacios fantásticos dentro de unas coordenadas reales que se sitúan en el ámbito del universo familiar que rodea al autor, siempre concreto y cerrado y, paradójicamente -por mor de su maestría narrativa-, abierto a esas exploraciones imaginativas que caracterizan su escritura. Otra importante seña de identidad en la narrativa de Bianco es la profundización en la psicología de los personajes, característica que, unida a su tendencia a presentar un mismo suceso observado desde diferentes puntos de vista, acerca algunas de sus obras al modelo novelesco puesto de moda por el citado Henry James. Ello queda patente en su celebérrima novela corta titulada Sombras suele vestir (publicada por vez primera en el número 85 de la revista Sur, en 1941), donde la afición de José Bianco por los argumentos fantásticos alcanza cotas pocas veces superadas por otros narradores argentinos; asimismo, su segunda novela corta, publicada bajo el título de Las ratas (Buenos Aires: Sur, 1943), ofrece nuevas muestras de la predilección del autor bonaerense por la pluralidad de puntos de vista, esta vez enfocados en una trama policial enriquecida por sutiles introspecciones psicológicas. Antes de publicar estas dos nouvelles magistrales, José Bianco había dado a la imprenta otra narración breve titulada La pequeña Gyaros (Buenos Aires: Viau y Zona, 1932).
Tras largos años de silencio creativo, José Bianco volvió a los anaqueles de las librerías a comienzos de los años setenta con una espléndida novela extensa titulada La pérdida del reino (Buenos Aires: Ed. Sudamericana, 1972), obra en la que ofreció una amena y lúcida reconstrucción de la sociedad porteña de los años cuarenta. Inmerso más que nunca en ese proteico y variado universo personal en el que las representaciones y los desdoblamientos parecen impedir cualquier atisbo de certeza, Bianco defiende en esta novela la imposibilidad de seguir narrando historias lineales desde un único punto de vista, y la necesidad de enfrentarse a la dudosa realidad que nos envuelve por medio de la observación fugaz y fragmentaria de los diversos materiales que parecen conformarla. Así, en esta magnífica novela el narrador -que se presenta, con nítidos rasgos autobiográficos, como ese asesor editorial, traductor y crítico literario que era el propio autor- delega en el lector la responsabilidad de descifrar los enigmas de la trama mediante la recomposición de una realidad fragmentaria que va apareciendo ante sus ojos configurada por los papeles dispersos del protagonista, quien se los ha remitido, poco antes de morir, con la esperanza de que le brinden abundante material para un relato novelesco.

jueves, 20 de noviembre de 2014


ELISABETH BERRET BROWNING

Doy Gracias a Todos.

Doy las gracias a todos los que me han amado en sus corazones,
Con las gracias y el amor que hay en el mío. Profundas gracias a todos
Los que se han demorado en los muros de esta prisión
Para escuchar mi música en sus más intenso dolor,
Flotando siempre hacia adelante, llenando el espacio
Del pagano templo, más allá de las palabras.
Tu, quien te hundes y caes en mi voz
Cuando la pena te arrebata, el divino instrumento
Del arte se despliega ante tus pies
Para escuchar lo que he dicho entre lágrimas,
Enséñame cómo agradecerte. Enséñame como
Ver el sentido de mi vida en los años futuros,
Y a sentir que el amor perdura en la vida que se desvanece.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

GIOCONDA BELLI
Como gata boca arriba

Te quiero como gata boca arriba,
Panza arriba te quiero,
Maullando a través de tu mirada,
De este amor-jaula
Violento,
Lleno de zarpazos
Como una noche de luna
Y dos gatos enamorados
Discutiendo su amor en los tejados,
Amándose a gritos y llantos,
A maldiciones, lágrimas y sonrisas
(De esas que hacen temblar el cuerpo de alegría).

Te quiero como gata panza arriba
Y me defiendo de huir,
De dejar esta pelea
De callejones y noches sin hablarnos,
Este amor que me marea,
Que me llena de polen,
De fertilidad
Y me anda en el día por la espalda
Haciéndome cosquillas.

No me voy, no quiero irme, dejarte,
Te busco agazapada
Ronroneando,
Te busco saliendo detrás del sofá,
Brincando sobre tu cama,
Pasándote la cola por los ojos,
Te busco desperezándome en la alfombra,
Poniéndome los anteojos para leer
Libros de educación del hogar
Y no andar chiflada y saber manejar la casa,
Poner la comida,
Asear los cuartos,
Amarte sin polvo y sin desorden,
Amarte organizadamente,
Poniéndole orden a este alboroto
De revolución y trabajo y amor
A tiempo y destiempo,
De noche, de madrugada,
En el baño,
Riéndonos como gatos mansos,
Lamiéndonos la cara como gatos viejos y cansados
A los pies del sofá, de leer el periódico.

Te quiero como gata agradecida,
Gorda de estar mimada,
Te quiero como gata flaca
Perseguida y llorona,
Te quiero como gata, mi amor,
Como gata, Gioconda,
Como mujer,
Te quiero.
ANA EMILIA LAHITE
La Niña Extraña

Tenía un grillo entre las sienes
y sabía decir mariposa.
Lo demás lo ignoraba.
Un día descubrió que Dios no era una alondra.
Otro día
les dijo a las simientes
que sería más lindo brotar alas.
Al fin
se convenció de que en el mundo
hay demasiadas cosas sabias.
Y se fue despacito,
caminando,
caminando hasta el alba.
YABRA IBRAHIM YABRA (1926-1994)
LLENÉ UNA COPA CON MIS PALABRAS

(De cualquier poeta a cualquier lector)



Llené una copa con mis palabras,

las destilé, las hice fermentar, las dejé envejecer

y las escancié generosamente

en las bocas de quienes las deseaban para expresarse.

Y dijeron amor y la mejor broma,

y el deseo se tornó en palabras

que salían de gargantas de oro, de gargantas de plata,

en las que tarareaban las palabras

y hacían albórbolas en las bodas de nuestras aldeas...

Llené una copa con mis palabras,

las destilé, las hice fermentar, las dejé envejecer

y las escancié generosamente

en las bocas de quienes las deseaban para expresarse.

Y dijeron odio y la broma más amarga,

y la puñalada se tornó palabra

que salía de gargantas de cobre, de gargantas de plomo.

En ellas se carcajeaban las palabras, ladraban,

y ladraban las prostitutas en los arrabales de la ciudad.

Este es nuestro vino: nuestras palabras destiladas

para que peregrinen por nuestras entrañas,

para que las sintamos bullir en nuestra sangre,

para que nos aterren las visiones.

Escanciamos las palabras con cicatería

a quienes nos aman y a quienes nos odian

y les sueltan, como el vino,

el corazón y la lengua.

Os mantenemos ocupados,

al menos durante una noche,

con nuestras entrañas, nuestra sangre y nuestras visiones.
KO UN
Un día

Un relámpago en la colina de enfrente
Un trueno en la colina de atrás
entre las dos
una piedra muda
JACOBO FIJMAN
El hombre del mar

El hombre de los ojos
atormentados,
que ha mirado mil auroras del mar
desde las grandes proas,
tiene el secreto
de las neblinas, las compactas y húmedas neblinas;
tiene el secreto de las claridades,
de las muy anchas, de las ilimitadas claridades
que estallan como granizadas
sobre los barcos clavados y desclavados
en los planos soleados de los días.
¡Los barcos que alzan sus ojos en la noche
cual surcos conmovidos, ardientes y sedientos
de las semillas
de los cielos lejanos!
El hombre de los ojos
atormentados,
sabe todos estos secretos;
y al estrechar mi mano con la cordialidad
de las almas supremas,
me ha entregado el don de los horizontes;
me ha iniciado en las expansiones;
me ha libertado de los cuatro puntos cardinales,
y del bien y del mal;
de mi ciencia de biblioteca,
de mis pequeños sueños de orangután civilizado.
¡Él, el hombre salvaje,
me derramó su olor marino
sobre mi olfato torpe que vive en las alcobas!
¡Él, el hombre salvaje me ha traído la música
de las islas bienaventuradas,
en su silencio abismal
y en sus palabras pintorescas,
alegres, puras,
de una elevada, de una cósmica simpatía!
Él, el hombre salvaje,
que ha reído con las olas del mar;
que ha llorado con las olas del mar;
que ha sufrido el asombro y el espanto
frente a las tempestades
que hacen y deshacen los mundos
y destrozan ciudades y amplían las hogueras
con sus gritos tan rojos;
él, el hombre salvaje
me ha dejado oír los órganos profundos
de su alma golpeada por las visiones de la inmensidad;
y éste mi corazón se ha agitado en el sueño
del universo;
porque el alma y el corazón del hombre salvaje
traen el múltiple canto del mar y de los astros
y los abismos altos y los abismos bajos;
las expansiones y las desolaciones
prendidas a la rueda del universo.
Él, el hombre de los ojos
atormentados,
que ha mirado mil auroras del mar,
me ha desclavado de las calles grises
de mis hábitos viles de hombre civilizado
que nada tienen que hacer en mi destino
en mis pies, en mis manos
ni en mis ojos hambrientos
de una proa, de un astro y de una aurora.
IDEA VILARIÑO
YA EN DESNUDEZ TOTAL

Ya en desnudez total
extraña ausencia
de procesos y fórmulas y métodos
flor a flor,
ser a ser,
aún con ciencia
y un caer en silencio y sin objeto.

La angustia ha devenido
apenas un sabor,
el dolor ya no cabe,
la tristeza no alcanza.

Una forma durando sin sentido,
un color,
un estar por estar
y una espera insensata.

Ya en desnudez total
sabiduría
definitiva, única y helada.

Luz a luz
ser a ser,
casi en amiba,
forma, sed, duración,
luz rechazada
19 DE NOVIEMBRE MUERE
GUILLERMO ALFREDDO TERRERA
fundador de la Escuela Hermética Primordial de las Antípodas

es el influyente padre espiritual de varias sectas platillistas argentinas. Artífice intelectual de la negra mitología ocultista que nutre a los nuevos movimientos dedicados al "contacto ovni" (que visitan desde 1986 la localidad cordobesa de Capilla del Monte, donde suelen recibir sus primeros sacramentos espaciales), además es un prolífico creador de fantasiosas historietas que, presentadas como reales, han sido puntualmente expropiadas por los profetas que cada vez tienen más eco entre la gente
en busca de verdades trascendentes, sedantes espirituales y piropos extradimensionales. Mejor conocido por sus libritos editados por Kier, se le vio la cara el domingo31 de mayo de 1992 en Futura, durante el "II Encuentro de Ciencias Esotéricas".
Este anti-homenaje pretende retratar al personaje vivo, antes que sea demasiado tarde y las epopeyas que promete se vuelvan leyenda.

Es un señor calvo y grandote. Nervioso, muy nervioso. Y también cascarrabias, vea. Tiene más de setenta, pero la polenta de su semblante le quita varios años. La voz del anciano es estruendosa como un ronquido enfermizo y sinuoso. Grave y temeraria como un trueno a la medianoche. Da un poco de miedo, sí. Pero él está orgulloso de su voz. Tanto que odia los micrófonos. "Mis maestros me enseñaron que nunca se debe hablar en un lugar donde no puedan escucharlo a uno." El problema de los micrófonos es que hacen que la energía de la voz se transforme, se diluya en el aire y llegue estéril, impotente; incapaz de alcanzar su objetivo. Aquella vez, el auditorio de Futura estaba de bote a bote. Altivo, con el ceño eternamente fruncido, como lo fruncen los que saben que por ahí se escurre la sabiduría, el orador tomó la primera medida de la noche: expulsar a los fumadores. Pasmado por su poderosa presencia, el público advirtió que de poco serviría conocer las credenciales académicas de aquel hombre, con esa personalidad arrolladora, avasallante, intimidatoria. Antes que nada, sin embargo, Terrera avisa que él es un abogado que obtuvo su doctorado con una tesis en sociología de la educación. Paradojas de la vida: de la punta de su lengua las palabrotas caen en cascada. Hace afirmaciones que, por rigurosas razones de estilo, no conviene reproducir. La siguiente advertencia, empero, está entre las que no afectarán el pudor del lector: "Me importa un pito que no me crean, pero todos tenemos un ángel guardián". No faltaron señoras que, con disimulo, trataron de mirarse el... (fin de la espalda).

Terrera parece lúcido. Una y otra vez nombra a la mítica Erks, metrópoli impalpable para la inteligencia pero visible para el ojo interno de los mortales de corazón abierto. "Sólo los videntes podemos verla", aclara. El viejo discípulo del legendario Orfelio Ulises alza el vozarrón y explica: "En 1985 vino a verme Saruma, un maestro solar que cantó en mi casa los mantras más hermosos de la Tierra. Venía con un traje sport impecable. Era capaz de levantar hasta veintidós Energías Cósmicas en sus manos. ¡Aquello era una fiesta metafísica!" --se entusiasma y prosigue:"Las retaba y ellas salían una atrás de la otra, serpenteando por el monte. Saruma es un ser cósmico a quien no hemos vuelto a ver hasta hoy, 31 de mayo de 1992". Nadie osa importunarlo con preguntas odiosas. El silencio helado de los inocentes es elocuente. Estamos ante un anciano irascible. Entre tanto, las vibraciones psíquicas recalientan el ambiente. "Albert Einstein, Florentino Ameghino, Hipólito Irigoyen, Juan Domingo Perón, todos, todos ellos recibían mensajes de maestros cósmicos... A mí me dictan poemas. Una noche, sin saber a dónde mierda iba, escribí ‘Argentinum’".

Terrera se exaspera, gesticula un discurso floreado, acusa con ademanes firmes y dispara sentencias a repetición. "...Y mientras todo esto sucede los argentinos ponen cuarta, quinta y van a Disneyworld a ver un ratón que baila". Risas. Complicidad. Sugestión. Segurísimo de que se debe a un público que comparte su momento de gloria, desborda lo más campante el tiempo permitido. Pero, de pronto, el coordinador de la mesa le pide un redondeo. Terrera, con la gente en bandeja de platino, vomita otra munición de frases de grueso calibre esotérico. Cercado por las manecillas del reloj, no tiene otro remedio que ensayar una despedida. Dice: "¡Y no tengan miedo de levantar la mano! Este es el saludo del solsticio para recibir la energía." Cuatro, ocho, diez acólitos extienden su brazo."¡No tengan miedo --insiste-- levanten su mano!" Los brazos extendidos que copian el saludo de Terrera que copia el saludo de Hitler ya son cincuenta, la mitad de la concurrencia. "No tengan miedo, este es el saludo de los hombres dignos y libres del planeta Tierra". El fantasma del Holocausto se pasea por la sala. Hay caras estúpidas que sonríen con perplejidad. Hay otras que esperan el consenso del resto. Por las dudas, algunos pegan apresuradamente el brazo al cuerpo. Unos pocos se van. El que escribe opta por la última alternativa. Pero recuerda su papel de cronista y decide resistir hasta el final.

Monumento vivo y audible del fanatismo esotérico, consejera por antonomasia de las muchedumbres perdidas en los laberintos del pensamiento irracional, la "transgresora" palabra de Terrera enseña que filosofías neopaganas como la nazi no sólo fueron, y son, el sostén ideológico del fascismo. Se trata también de la herramienta acaso más utilizada por el oscurantismo, enquistado en los poderes públicos, en las batallas que libra diariamente contra las libertades, la solidaridad humana, el pensamiento crítico independiente y, en suma, la supervivencia de la especie. Mitos como el de la pureza racial --amén de tratarse de un dogma pseudo-científico-- fueron el detonante de decisiones políticas devastadoras.
Está bien, está bien. No exageremos. Pero una friolenta noche de octubre (la elección de ese mes no es un capricho), Don Guillermo tomará algunas copitas Bols de más, sujetará el Bastón de Mando por la empuñadura y, evocando sus inspirados cánticos a Wolfram Eschenbach, meditará sobre las causas de su anonimato. A lo mejor, algún amigo le aconsejará candidatearse para un puesto de Asesor Presidencial. Y en medio de sus cavilaciones, repetirá para sí: "Todo está cumplido; sólo falta el chispazo para iniciar la gran acción" (*). Los horóscopos de Karl Krafft, el astrólogo de cabecera del Führer, serán un recuerdo antiguo. Pero la estampita de "lopecito" brillará, con una sonrisa gardeliana, en su portadocumentos de metal pulido. Entonces, el rumbo será fijo y rotundo; el horizonte, certero y definitivo; el futuro, predeterminado e inapelable. So pena de muerte.Algunas invenciones de la mente, y sus efectos, pueden resultar buenas aspirinas para contrarrestar algunos males de este mundo.

Acabamos de presentarle al doctor Guillermo Terrera, todo un superhéroe de la causa aria que se ha emborrachado a orillas de las siniestras aguas del fundamentalismo mágico nazi para acceder a la Mayúscula Verdad de los Elegidos. Después, cuando sea tarde, que nos vengan a decir que los cazadores de brujas somos los racionalistas. Los que, pobrecitos de nosotros, preferimos escribir verdad con "v" minúscula.
(*) "Antropología Metafísica", pág. 141.
Caballero de la eternidad

Desde hace unas cuantas décadas, Terrera está en contacto con las Energías Cósmicas que hacen nido, seguramente buscando calorcito, en los repliegues del cerro Uritorco, pirámide natural de Capilla del Monte y notorio vórtice energético. Como los lectores de esta revista saben --y si no, viene siendo hora que lo sepan-- dentro del cerro sagrado del Valle de Punilla está Erks, el gran aguantadero extraterrestre argentino. Ciertamente, Terrera escribe sobre todo esto varios años antes que el tema se pusiera de moda, allá por enero de 1986. Ya ascienden a miles las páginas que incluyen sus revelaciones, tan parecidas entre sí como perlas de un collar de fantasía. En una de ellas cuenta cómo encontró el Bastón de Mando o Toquí Lítico, una ramplona barra labrada en basalto que vaya uno a saber quién enterró en la Toma, umbral del Uritorco. Antes de revelar que, en verdad, el arcano fósil de la sabiduría obraba en su poder desde 1948 1, cerraba su libro "Antropología Metafísica" con una frase lapidaria:"El poseedor del Bastón de Mando es un elegido de la leyenda y de los milenios, como lo fue Jesús, José de Arimatea o Parsifal, el iluminado caballero de la eternidad"2. Nadie diría algo mejor de sí mismo.
19 DE NOVIEMBRE NACE
ANNA SEGHERS
(Netty Reiling; Maguncia, 1900 - Berlín, 1983) Escritora alemana.

Nacida en una familia judía acomodada (su padre era anticuario), estudió Historia, Historia del Arte y sinología en Colonia y Heidelberg, licenciándose en 1924 con la tesis Juden und Judentum im Werke Rembrandts. En 1925 se casó con el escritor húngaro Laszlo Radvànyi, refugiado político, quien le dio dos hijos.

En esos años publicó en la Frankfurter Zeitung sus primeros cuentos, entre ellos La revuelta de los pescadores de Santa Bárbara (Der Aufstand der Fischer von St. Barbara, 1928), que, considerado unánimemente por la crítica de la época una obra maestra de arte narrativo postexpresionista, recibió de Hans Henny Jahn el Premio Kleist. En este cuento hallan la primera formulación poética el tema de la rebelión contra la miseria y la opresión, y el de la solidaridad humana, que más tarde se convertirán en los motivos dominantes de la obra de Anna Seghers.

En el mismo año, la escritora se afilió al Partido Comunista. Obligada a refugiarse en París en 1933, fue redactora de la revista Neue Deutsche Blätter, publicada en Praga, y participó en varias iniciativas de grupos intelectuales emigrados. Trasladada a Austria al año siguiente, reunió una amplia documentación sobre la insurrección de febrero de 1934, que más tarde utilizó en la novela Der Weg durch den Februar (1935).

La ocupación de París por parte de los alemanes (1940) la obligó a refugiarse en Marsella, donde logró embarcarse con rumbo a México. En los cafés de París y en los de Marsella trabajó febrilmente en dos novelas, sin duda sus mejores obras, escritas gracias al impulso de tener que decir todavía a tantos millares de personas, afectadas como ella por el nazismo, una palabra que invitase a la esperanza, al valor y a la solidaridad: La séptima cruz (Das siebte Kreuz, 1942) y Transit (1943). La primera, conocida también gracias a una afortunada versión cinematográfica, narra la historia de siete evadidos de un campo de concentración nazi. Sólo uno se salvará, gracias a la ayuda valiente que le ofrecen algunas personas.

Transit describe, con un estilo de una precisión y de una concisión dignas de Kafka, la odisea de todos aquellos que, por un motivo u otro, eran perseguidos y se veían obligados a dejar Europa a causa del avance de los nazis, a través de las aventuras de algunos prófugos que se reúnen en Marsella, con la esperanza de poder salir de Francia. Nadie ha logrado reconstruir los avatares de aquellos años con tanta fidelidad al dramatismo de la situación y a su absurdidad trágica, transfigurando, incluso, la materia del cuento hasta convertirla en un símbolo de la tragedia de un continente arruinado por el odio y la guerra.

En México, Anna Seghers colaboró en la revista Freies Deutschland, junto con otros escritores refugiados en el país, entre ellos Ludwig Renn, y fue presidenta del Heine Club. Al terminar la guerra se estableció, en 1947, en Berlín Este, donde se convirtió en una de las principales y más activas exponentes de la cultura de la República Democrática Alemana, donde ocupó varios cargos. En 1951 le fue otorgado el Premio Lenin de la Paz.

Su socialismo, que se expresaba en los primeros cuentos y novelas según modelos a menudo más humanitarios que claramente marxistas, en las novelas de la posguerra dio lugar a reconstrucciones históricas y épicas de los acontecimientos de la época en clave muy ortodoxa. Die Toten bleiben jung (1949) muestra hasta qué punto prevalece el compromiso ideológico y político. A pesar de las preocupaciones literarias y estéticas, predomina el procedimiento "educativo" de la representación de los problemas de la sociedad socialista, en la que, por otro lado, la escritora halla su razón de ser en tanto que partícipe de su construcción. Y ello de acuerdo con un canon literario, que Seghers adoptó y expresó como sigue: "Nosotros no escribimos sólo para describir, sino para cambiar describiendo".

A partir de 1971 la escritora volvió a introducir en su obra la temática individual, publicando Überfahrt, una novela fundamentalmente basada en una historia de amor. Siguió Steinzeit/Wiederbegegnung (1977), que consta de dos cuentos. El primero narra, en clave intimista, la historia de un expiloto de aviación que había volado durante la guerra de Vietnam y que se convierte en un pirata del aire, mientras que el segundo vuelve a estar dedicado a una historia de amor. Seghers llevó a cabo además una intensa actividad como ensayista, publicando textos sobre arte, literatura, el proceso creativo y, más en general y de modo coherente con su compromiso político, sobre temas de actualidad.

sábado, 15 de noviembre de 2014

MAHMUD DARWISH

MOSCAS VERDES

El espectáculo es eso. Espada y vena.
Un soñador incapaz de ver más allá del horizonte.
Hoy es mejor que mañana pero los muertos son los que
Se renovarán y nacerán cada día
Y cuando intenten dormir, los conducirá la matanza
De su letargo hacia un sueño sin sueños. No importa
El número. Nadie pide ayuda a nadie. Las voces buscan
Palabras en el desierto y responde el eco
Claro, herido: No hay nadie. Pero alguien dice:
“El asesino tiene derecho a defender la intuición
del muerto”. Los muertos exclaman:
“La víctima tiene derecho a defender su derecho
a gritar”. Se eleva la llamada a la oración
desde el tiempo de la oración a los
féretros uniformes: ataúdes levantados deprisa,
enterrados deprisa... no hay tiempo para
completar los ritos: otros muertos llegan
apresuradamente de otros ataques, solos
o en grupos... una familia no deja atrás
huérfanos ni hijos muertos. El cielo es gris
plomizo y el mar es azul grisáceo, pero
el color de la sangre lo ha eclipsado
de la cámara un enjambre de moscas verdes.








ANNA AJMÁTOVA
Estamos tan intoxicados uno del otro…

Estamos tan intoxicados uno del otro
que de improviso podríamos naufragar,
este paraíso incomparable
podría convertirse en terrible afección.
Todo se ha aproximado al crimen
dios nos ha de perdonar
a pesar de la paciencia infinita
los caminos prohibidos se han cruzado.
Llevamos el paraíso como una cadena bendita
miramos en él, como en un aljibe insondable,
más profundo que los libros admirables
que surgen de pronto y lo contienen todo.

ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...