viernes, 12 de diciembre de 2014

YALAL AL-DIN RUMI
Salomón y Azrael


Un hombre vino muy temprano a presentarse en el palacio del profeta Salomón, con el rostro pálido y los labios descoloridos.
Salomón le preguntó:

-¿Por qué estás en ese estado?

Y el hombre le respondió:

-Azrael, el ángel de la muerte, me ha dirigido una mirada impresionante, llena de cólera. ¡Manda al viento, por favor te lo suplico, que me lleve a la India para poner a salvo mi cuerpo y mi alma!

Salomón mandó, pues, al viento que hiciera lo que pedía el hombre. Y, al día siguiente, el profeta preguntó a Azrael:

-¿Por qué has echado una mirada tan inquietante a ese hombre, que es un fiel? Le has causado tanto miedo que ha abandonado su patria.

Azrael respondió:

-Ha interpretado mal mi mirada. No lo miré con cólera, sino con asombro. Dios, en efecto, me había ordenado que fuese a tomar su vida en la India, y me dije: ¿Cómo podría, a menos que tuviese alas, trasladarse a la India?

FIN
QUINO

MIYÓ VESTRINI
Zanahoria rallada.

El primer suicidio es único.

Siempre te preguntan si fue un accidente

o un firme propósito de morir.

Te pasan un tubo por la nariz,

con fuerza,

para que duela

y aprendas a no perturbar al prójimo.

Cuando comienzas a explicar que

la-muerte-en-realidad-te parecía-la-única-salida

o que lo haces

para-joder-a-tu-marido-y-a-tu-familia,

ya te han dado la espalda

y están mirando el tubo transparente

por el que desfila tu última cena.

Apuestan si son fideos o arroz chino.

El médico de guardia se muestra intransigente:

es zanahoria rallada.

Asco, dice la enfermera bembona.

Me despacharon furiosos,

porque ninguno ganó la apuesta.

El suero bajó aprisa

y en diez minutos,

ya estaba de vuelta a casa.

No hubo espacio donde llorar,

ni tiempo para sentir frío y temor.

La gente no se ocupa de la muerte por exceso de amor.

Cosas de niños,

dicen,

como si los niños se suicidaran a diario.

Busqué a Hammett en la página precisa:

nunca diré una palabra sobre tu vida

en ningún libro,

si puedo evitarlo.
RAINER MARIA RILKE
Todos cuantos te buscan te tientan…

Todos cuantos te buscan te tientan.
Y quienes te encuentran te atan
al gesto ya la imagen.

Yo en cambio quiero comprenderte
como te comprende la tierra;
con mi madurar
madura tu reino.

No quiero de ti vanidad alguna
que te demuestre.

Sé que el tiempo
no se llama como tú.

No hagas por mí milagros.
Da la razón a tus leyes
que de generación en generación
se tornan más visibles.

12 DE DICIEMBRE DE 1821 NACE GUSTAVE FLAUBERT

12 DE DICIEMBRE DE 1821 NACE
GUSTAVE FLAUBERT
(Ruán, Francia, 1821 - Croisset, id., 1880) Escritor francés. Hijo de un médico, la precoz pasión de Gustave Flaubert por la literatura queda patente en la pequeña revista literaria Colibrí, que redactaba íntegramente, y en la que de una manera un tanto difusa, pero sorprendente se reconocen los temas que desarrollaría el escritor adulto.

Estudió derecho en París, donde conoció a Maxime du Camp, cuya amistad conservó toda la vida, y junto al que realizó un viaje a pie por las regiones de Turena, Bretaña y Normandía. A este viaje siguió otro, más importante (1849-1851), a Egipto, Asia Menor, Turquía, Grecia e Italia, cuyos recuerdos le servirían más adelante para su novela Salambó.

Excepto durante sus viajes, Gustave Flaubert pasó toda su vida en su propiedad de Croisset, entregado a su labor de escritor. Entre 1847 y 1856 mantuvo una relación inestable pero apasionada con la poetisa Louise Colet, aunque su gran amor fue sin duda Elisa Schlésinger, quien le inspiró el personaje de Marie Arnoux de La educación sentimental y que nunca llegó a ser su amante.
Los viajes desempeñaron un papel importante en su aprendizaje como novelista, dado el valor que concedía a la observación de la realidad. Flaubert no dejaba nada en sus obras a merced de la pura inspiración, antes bien, trabajaba con empeño y precisión el estilo de su prosa, desterrando cualquier lirismo, y movilizaba una energía extraordinaria en la concepción de sus obras, en las que no deseaba nada que no fuera real; ahora bien, esa realidad debía tener la belleza de la irrealidad, de modo que tampoco le interesaba dejar traslucir en su escritura la experiencia personal que la alimentaba, ni se permitía verter opiniones propias.

Su voluntad púdica y firme de permanecer oculto en el texto, estar («como Dios») en todas partes y en ninguna, explica el esfuerzo enorme de preparación que le supuso cada una de sus obras (no consideró publicable La tentación de san Antonio hasta haberla reescrito tres veces), en las que nada se enunciaba sin estar previamente controlado. Las profundas investigaciones eruditas que llevó a cabo para escribir su novela Salambó, por ejemplo, tuvieron que ser completadas con otro viaje al norte de África.

Su primera gran novela publicada, y para muchos su obra maestra, es Madame Bovary (1856), cuya protagonista, una mujer mal casada que es víctima de sus propios sueños románticos, representa, a pesar de su propia mediocridad, toda la frustración que, según Flaubert, había producido el siglo XIX, siglo que él odiaba por identificarlo con la mezquindad y la estupidez que a su juicio caracterizaba a la burguesía.

De esa misma sátira de su tiempo participa toda su producción, incluido un brillante, aunque inacabado, Diccionario de los lugares comunes. La publicación de Madame Bovary, que supuso su rápida consagración literaria, le creó también serios problemas. Atacado por los moralistas, que condenaban el trato que daba al tema del adulterio, fue incluso sometido a juicio, lo cual lo decidió emprender a un proyecto fantasioso y barroco, lo más alejado posible de su realidad: Salambó, que relataba el amor imposible entre una princesa y un mercenario bárbaro en la antigua Cartago.

Su siguiente gran obra, La educación sentimental (1869), fue, en cambio, la más cercana a su propia experiencia, pues se proponía describir las esperanzas y decepciones de la generación de la revolución de 1848. Su última gran obra, Bouvard y Pécuchet, que quedaría inconclusa a su muerte, es una sátira a la vez terrible y tierna del ideal de conocimiento de la Ilustración.

La abundancia de los trabajos que posteriormente se han dedicado a Gustave Flaubert, y en particular a su estilo, confirma el papel central que desempeñó en la evolución del género novelístico hasta la mitad del siglo XX.

12 DE DICIEMBRE DE 1961 MUERE SANTIAGO NUDELMAN

12 DE DICIEMBRE DE 1961 MUERE
SANTIAGO NUDELMAN
Muere en Buenos Aires el doctor Santiago Nudelman
Político, escritor, periodista, abogado, médico legista, diputado nacional por la Unión Cívica Radical, director del diario Crítica, fue autor de "Psicopatología de la dictadura", "Problemas de la independencia", "El radicalismo al servicio de la libertad", "Educación y cultura", "Locura moral", "Los derechos en la dignidad humana", "El timo en el niño", etc. Había nacido en Buenos Aires el 3 de agosto de 1904.

12 DE DICIEMBRE DE 1998 MUERE MARCO DENEVI

12 DE DICIEMBRE DE 1998 MUERE
MARCO DENEVI

(Sáenz Peña, 1922 - Buenos Aires, 1998) Novelista y dramaturgo argentino que alcanzó reconocimiento internacional con obras como Rosaura a las diez (1955) y Ceremonia secreta (1960), relatos a la vez realistas y metafísicos. Nacido en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, desde pequeño sintió una fuerte vocación por la música; hijo de un inmigrante que supo transmitirle la voluntad de trabajo, su padre también lo inició en las obras de Robert Louis Stevenson, A. Dumas y Benito Pérez Galdós. Se graduó como abogado y trabajó en el área legal de un organismo público.
Marco Denevi
Su primera novela, Rosaura a las diez, obtuvo el Premio Kraft en 1955. En ella Marco Denevi retrató personajes sórdidos, como el protagonista, Camilo Canegato, y describió el fracaso con sutileza y eficacia. Se trata de una trama policiaca en la que cada protagonista narra la misma historia desde su punto de vista, y que fue llevada al cine por Mario Soffici.

En Ceremonia secreta (1960), su segunda novela, Marco Denevi construye un ámbito asfixiante para abordar los conflictos de identidad. Premiada por la revista Life en español, fue traducida a varios idiomas y llevada al cine por Joseph Losey. En 1962 recibió el premio Argentores.

Sus obras de teatro dieron primacía al análisis psicológico de los personajes. Como dramaturgo escribió Los expedientes (1957, Premio Nacional de Teatro), El emperador de la China (1959), El cuarto de la noche (1962) y Cuando el perro del ángel no ladra, pero luego abandonó el género. Se incorporó a la Academia Argentina de las Letras y a partir de 1980 practicó el periodismo político desde las páginas del diario La Nación.

Otras títulos suyos son Falsificaciones (1966), Un pequeño café (1967), Manual de historia (1985), Enciclopedia secreta de una familia argentina (1986), Hierba del cielo y Música de amor perdido (ambas de 1991), El jardín de las delicias (1992) y El amor es un pájaro rebelde (1993). Escribió guiones de cine y televisión, pero se sentía particularmente satisfecho del periodismo. En 1980 se publicaron sus Obras Completas.

jueves, 11 de diciembre de 2014

GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA (1814-1873)
A la luna.
Gertrudis Gómez de Avellaneda

Tú, que rigiendo de la noche el carro,
Sus sombras vistes de cambiantes bellos,
Dando entre nubes -que en silencio arrollas-
Puros destellos,

Para que mi alma te bendiga y ame,
Cubre veloz tu lámpara importuna...
Cuando eclipsada mi ventura lloro,
¡Vélate, luna!

Tú, que mis horas de placer miraste,
Huye y no alumbres mi profunda pena
No sobre restos de esperanzas muertas
Brilles serena.

Pero ¡no escuchas! Del dolor al grito
Sigues tu marcha majestuosa y lenta,
Nunca temiendo la que a mí me postra,
Ruda tormenta.

Siempre de infausto sentimiento libre,
Nada perturba tu sublime calma
Mientras que uncida de pasión al yugo,
Rómpese mi alma.

Si parda nube de tu luz celosa
Breve momento sus destellos vela,
Para lanzarla de tu excelso trono
Céfiro vuela.

Vuela, y de nuevo tu apacible frente
Luce, y argenta la extensión del cielo
¡Nadie ¡ay! disipa de mi pobre vida
Sombras de duelo!

Bástete, pues, tan superior destino;
Con tu belleza al trovador inflama;
Sobre los campos y las gayas flores
Perlas derrama;

Pero no ofendas insensible a un pecho
Para quien no hay consolación ninguna
Cuando eclipsada mi ventura lloro,
¡Vélate, luna!

11 DE DICIEMBRE DE 1918 NACE ALEXANDR SOLZHENITSIN

11 DE DICIEMBRE DE 1918 NACE
ALEXANDR SOLZHENITSIN 
(Aleksandr, Alexandr o Alexander Solzhenitsin, Solzhenitsyn o Soljenitsin; Kislovodsk, 1918 - Moscú, 2008) Novelista ruso, premio Nobel de Literatura en 1970.
Su padre murió antes de que él naciese; pasó la infancia con la madre en Rostov del Don, donde se licenció en matemáticas, siguiendo al mismo tiempo cursos literarios.
En 1941 tomó parte en la guerra y, aunque fue repetidas veces condecorado, se le acusó de actividades antisoviéticas; en 1945 fue detenido por contraespionaje en Prusia oriental y condenado a ocho años de trabajos forzados, y otros de confinamiento hasta 1956, en que se le permitió volver a la enseñanza.
En 1962, tras una espera de tres años, y con autorización personal del jefe del gobierno, Jruschov, aparecía Un día en la vida de Ivan Denísovich, que causó gran impresión por describir con toda transparencia la vida en un campo de trabajo como aquel en que había estado el autor.
En la estela del éxito, dentro y fuera de la U.R.S.S., de esta novela breve, Solzhenitsin publicó diversos relatos o novelas cortas, como La casa de Matriona (1963). Pero al mismo tiempo se iban perfilando nuevas dificultades para el escritor, ciertamente agudas tras la caída de Jruschov: sus novelas más comprometidas encuentran dificultades de aparición en la U.R.S.S., y comienzan a publicarse en el extranjero.
Son novelas de clara intención antisoviética, de amplia envergadura y de un planteamiento más o menos simbólico: la primera Pabellón cáncer (1968), y luego El primer círculo (1968), donde un grupo de científicos, prisioneros políticos, son obligados a trabajar al servicio del gobierno.
En 1967 Solzhenitsin había enviado una carta abierta al Congreso de la Unión de Escritores en la que pedía la abolición de la censura. Clamorosamente salido de su país, Solzhenitsin publicó una larga novela histórica, Agosto 1914. Primer nudo (1971), primera parte de un vasto proyecto narrativo sobre una época de la historia rusa, seguramente como revisión de las interpretaciones aceptadas sobre los prolegómenos de lo que sería la revolución soviética.
Los escritos autobiográficos, los ensayos -como el famoso El archipiélago Gulag (1973-76), sobre los campos de prisioneros- y su retrato-novela de Lenin (Lenin en Zurich, 1975), son jalones de un desarrollo que llevó a Solzhenitsin no sólo a adoptar la ciudadanía norteamericana, sino que a una intensa actividad periodística para atacar al comunismo de su país de origen.
En 1994 regresó a su país natal tras residir exiliado durante cerca de 20 años en Estados Unidos. Cuatro años antes había recobrado la nacionalidad soviética y le habían sido retirados todos los cargos por los que había sido condenado a mediados de la década de 1970.
De sus últimas obras publicadas destacan los títulos Alerta a Occidente (1976), Skvoz Chad (1979), El peligro mortal (1980), Los tanques conocen la verdad (1981), Celebraciones de la victoria (1983), El disco rojo (1983), Cómo reorganizar Rusia (1990), Los invisibles (1992), El problema ruso: al final del siglo XX (1994) y Rusia en el abismo (1998).

11 DE DICIEMBRE DE 1911 NACE NAGUIB MAHFUZ

11 DE DICIEMBRE DE 1911 NACE
NAGUIB MAHFUZ

(El Cairo, 1911-2006) Novelista y periodista, fue el primer escritor árabe galardonado con el premio Nobel de Literatura, en 1988.
Licenciado en filosofía, militante del Wafd, el gran partido nacionalista antibritánico, se desempeñó como funcionario en diversos organismos de la administración de su país, fue director del departamento técnico del Instituto de Artes y presidente del Instituto Nacional de Cine.
Verdadero arquitecto de la novelística árabe contemporánea, a lo largo de su obra ha presentado a la ciudad de El Cairo como si fuera un mundo. Su obra, tan variada como prolífica, incluye 33 novelas, algunas de ellas llevadas al cine, así como catorce recopilaciones de cuentos y múltiples colaboraciones en la prensa. Sin embargo, es considerado básicamente un novelista.
Tras sus primeros escarceos con la novela histórica, que no tuvieron mayor trascendencia, con títulos como Caprichos del destino (1939) o Lucha de Tebas (1943), dio un salto al realismo, entrando en una etapa de mayor entidad argumental y técnica. Los mejores ejemplos de esa época son Jan al-Jalilí (1946) y El callejón de los milagros (1947), minuciosas descripciones de los ambientes populares, burgueses e intelectuales de su ciudad natal.
Con El espejismo (1948) y Principio y fin (1949), su obra dio un paso más, al incursionar en la novela psicológica. Dicho tránsito anunciaba uno de los períodos más significativos de su carrera literaria. Fue entonces cuando escribió su afamada trilogía compuesta por Entre dos palacios (1956), Palacio del deseo (1957) y La azucarera (1957), que le valió el Premio Nacional de las Letras Egipcias (1957).
En esta saga, que narra la vida de una pequeña familia de la burguesía urbana entre las dos guerras mundiales, el autor supo imprimir en personajes y en lugares una poderosa veracidad y una profunda densidad. Poco después, publicó la novela de cariz metafísico Hijos de nuestro barrio (1959), levantando la ira de las autoridades religiosas, que prohibieron el libro durante varios lustros.
A partir de los años sesenta, sus novelas abordaron cuestiones políticas y sociales de una forma mucho más elíptica, como es el caso de El ladrón y los perros (1961), una crítica del régimen naserista, y Miramar (1967), o en la recopilación de cuentos Historias de nuestro barrio (1975). Hombre sencillo y burlón, espíritu liberal en el que fe y razón se abrazan sin mayor problema, permaneció fiel a su condición de escritor insobornable. En 1994, radicales integristas atentaron sin éxito contra su vida.

martes, 9 de diciembre de 2014

9 DE DICIEMBRE DE 1977 MUERE
CLARICE LISPECTOR
Novelista y cuentista brasileña de origen ruso, nacida en Tchetchelnick (Ucrania) el 10 de diciembre de 1920 y fallecida en Río de Janeiro en 1977. La crítica brasileña sitúa su obra en el centro de la narrativa de vanguardia.

Sus padres emigraron a Brasil y se establecieron en Recife cuando Clarice tenía tan sólo dos meses; con el fin de facilitar la adaptación al nuevo continente, cambiaron el nombre de la niña, que al nacer había recibido el nombre de Hala. Ella y sus dos hermanas mayores recibieron una educación judía y en el colegio estudiaron yiddish y hebreo. Su madre, que se había quedado paralítica, murió en 1930.

Cuatro años después, la familia, que atravesaba una severa crisis financiera, se trasladó a Río de Janeiro. Allí Clarice estudió el curso de secundaria y los preparatorios. Con tan sólo diez años escribió una obra teatral y con un año más envió sus primeros cuentos a Diário de Pernambuco, aunque no se llegaron a publicar. Sí pudo ver publicado su cuento "Triunfo" en el semanario Pan en 1940. En 1943, siendo aún estudiante de derecho, escribió su primera novela titulada Perto do coraçao selvagem (Cerca del corazón salvaje), por la que recibió el premio Graça Aranha en 1944. En este año fue a Nápoles, donde trabajó en un hospital de la Fuerza Expedicionaria Brasileña. Entre 1944 y 1960 vivió en Nápoles, Suiza y Estados Unidos, hasta que fijó su residencia definitiva en Río de Janeiro, tras divorciarse del diplomático Maury Gurgel Valente, con quien tuvo dos hijos.

El uso constante de la metáfora insólita, la presencia de construcciones sintácticas anómalas, la entrega al ejercicio introspectivo y la ruptura con la trama, son características de la técnica narrativa de Clarice Lispector que, en su manifiesta heterodoxia, recuerda el modelo bautizado por Umberto Eco como opera aperta.

Entre sus obras, cabe destacar O lustre (1946), A cidade sitiada (1949), Alguns contos (1952), Loços de familia (Lazos de familia, 1960, cuentos), A maça no escuro (La manzana en la oscuridad, 1961), A Legiao Estrangeira (1964, cuentos y crónicas), A Paixao Segundo G.H. (La pasión según G.H., 1964), Uma aprendizagem ou O livro dos prazeres (Un aprendizaje o el libro de los placeres, 1969), Felicidades clandestinas (1971), Água viva (1972), Onde estiveste de noite? (1974) y A hora da estrêla (La hora de la estrella, 1977). Su obra póstuma Um sopro de vida (Un soplo de vida, 1978) es su trabajo más complejo e intenso.

Además, publicó cuentos infantiles, realizó traducciones del inglés y del francés y mantuvo a lo largo de toda su vida el contacto con el periodismo a través de colaboraciones en distintos periódicos y revistas de su país.
9 DE DICIEMBRE DE 1608 NACE
JOHN MILTON
(Londres, 1608 - id., 1674) Poeta inglés. Su padre, un notario apasionado por la música, le animó a estudiar las lenguas clásicas, el hebreo y el italiano. Tras una estancia en Cambridge, abandonó la carrera eclesiástica y se retiró en casa de sus padres.

En 1638 emprendió un largo viaje por Francia e Italia, donde conoció a Galileo, pero los acontecimientos políticos de su país, donde se había declarado la guerra civil, le hicieron regresar al cabo de un año. En su patria se vio envuelto en cuestiones teológico-políticas, a las que respondió con polémicos opúsculos en los que defendía un puritanismo a ultranza.

En 1642 se casó con Mary Powell, una joven de diecisiete años que lo abandonó al poco tiempo debido a la férrea austeridad del régimen doméstico. Milton reaccionó con una serie de escritos en los que se manifestaba partidario del divorcio y que le ocasionaron problemas con la censura parlamentaria, hecho que motivó que en 1644 publicara la Areopagítica, en defensa de la libertad de expresión.

Antimonárquico y adscrito al sector radical, por un tiempo abandonó la poesía y ocupó el cargo de secretario del Comité de Asuntos Exteriores del gobierno de Cromwell. Luego, con la restauración monárquica, se vieron frustrados todos sus ideales políticos y, por otra parte, su ceguera era ya total. Se retiró de la vida pública y dedicó los últimos años de su vida a la poesía.

Finalmente escribió la epopeya que siempre había soñado, El Paraíso perdido (1667), la más lograda poesía cristiana heroica y una de las obras cumbres de la poesía inglesa de todos los tiempos. En 1671 publicó El Paraíso recobrado, de inferior valor literario, y la tragedia Sansón agonista, con la que se cumplió su deseo renacentista de restaurar la tragedia griega. Milton fue un humanista cristiano que consiguió armonizar en sus obras la experiencia vital con la meditación y la disciplina moral y artística.

domingo, 7 de diciembre de 2014

7 DE DICIEMBRE DE 1941

Se realizan en forma fraudulenta las elecciones para gobernador de Buenos Aires
En un fraude escandaloso aún para los parámetros de la "década infame", en las elecciones para gobernador de la provincia de Buenos Aires el candidato conservador Rodolfo Moreno se impone sobre la fórmula de la Unión Cívica Radical, que poco antes había triunfado por una diferencia de 100 mil votos. Ante la pasividad de las autoridades del partido, que aceptan pasivamente el fraude, los diputados radicales Crisólogo Larralde y Ricardo Balbín renuncian a sus bancas.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Néstor Perlongher

Hay cadáveres

Bajo las matas
En los pajonales
Sobre los puentes
En los canales
Hay Cadáveres

En la trilla de un tren que nunca se detiene
En la estela de un barco que naufraga
En una olilla, que se desvanece
En los muelles los apeaderos los trampolines los malecones
Hay Cadáveres

En las redes de los pescadores
En el tropiezo de los cangrejales
En la del pelo que se toma
Con un prendedorcito descolgado
Hay Cadáveres

En lo preciso de esta ausencia
En lo que raya esa palabra
En su divina presencia
Comandante, en su raya
Hay Cadáveres

En las mangas acaloradas de la mujer del pasaporte que se arroja por la
ventana del barquillo con bebito a cuestas
En el barquillero que se obliga a hacer garrapiñada
En el garrapiñero que se empana
En la pana, en la paja, ahí
Hay Cadáveres

Precisamente ahí, y en esa richa
de la que deshilacha, y
en ese soslayo de la que no conviene que se diga, y
en el desdén de la que no se diga que no piensa, acaso
en la que no se dice que se sepa...
Hay Cadáveres

Empero, en la lingüita de ese zapato que se lía, disimuladamente, al
espejuelo, en la
correíta de esa hebilla que se corre, sin querer, en el techo, patas arriba
de ese monedero que se deshincha, como un buhón, y, sin embargo, en
esa c... que, cómo se escribía? c... de qué?, más,
Con Todo
Sobretodo
Hay Cadáveres

En el tepado de la que se despelmaza, febrilmente, en la menea de la que
se lagarta en esa yedra, inerme en el despanzurrar de la que no se abriga,
apenas, sino con un saquito, y en potiche de saquitos, y figurines
anteriores, modas pasadas como mejas muertas de las que
Hay Cadáveres

Se ven, se los despanza divisantes flotando en el pantano: en la colilla
de los pantalones que se enchastran, símilmente; en el ribete de la cola
del tapado de seda de la novia, que no
se casa
porque su novio ha....................!
Hay Cadáveres

En ese golpe bajo, en la bajez
de esa mofleta, en el disfraz
ambiguo de ese buitre, la zeta de
esas azaleas, encendidas, en esa obscuridad
Hay Cadáveres

Está lleno: en los frasquitos de leche de chancho con que las
campesinas
agasajan sus fiolos, en los
fiordos de las portuarias y marítimas que se dejan amanecer, como
a escondidas, con la bombacha llena; en la humedad de esas bolsitas,
bolas, que se apisonan al movimiento de
de los de
Hay Cadáveres

Parece remanido: en la manea
de esos gauchos, en el pelaje de
esa tropa alzada, en los cañaverales (paja brava), en el botijo
de ese gaucho, el olor a matorra de ese juiz
Hay Cadáveres

Ay, en el quejido de esa corista que vendía 'estrellas federales'
Uy, en el pateo de esa arpista que cogía pequeños perros invertidos,
Uau, en el peer de esa carrera cuando rumbea la cascada, con una botella
de whisky 'Russo' llena de vidrio en los breteles, en
ésos, tan delgados,
Hay Cadáveres

En la finura de la modistilla que atara cintas de un buraco hubiere
En la delicadeza de las manos que la manicura que electriza
las uñas salitrosas, en las mismas
cutículas que ella abre, como en una toilette;
en el tocador, tan ...indeciso..., que
clava preciosamente los alfiles, en las caderas de la Reina y en los
cuadernillos de la princesa, que en el sonido de una realeza que se
derrumba, oui
Hay Cadáveres

Yes, en el estuche de alcanfor del pecho de esa
¡bonita profesora!
Ecco, en los tizones con que esa ¡bonita pro /> Verrufas, alforranas (de teflón). macanos muermos: cuando sin... acribi-
lla, acrisola, ángeles minados de peces espadas, millas acneicas, o sólo
adolescentes, doloridas del dedo de un puntapié en las várices, torreja
de ubre, percal crispado, romo clít...
Hay Cadáveres

En el país donde se juega el molinero
En el estado donde el carnicero vende sus lomos, al contado, y donde
todas las Ocupaciones tienen nombre...
En las regiones donde una piruja voltea su zorrito de banlon, la hueles
desde lejos, desde antaño
Hay Cadáveres

En la provincia donde no se dice la verdad
En los locales donde no se cuenta una mentira
—Esto no sale de acá—
En los meaderos de borrachos donde aparece una pústula roja en la
bragueta del que orina —esto no va a parar aquí—, contra los
azulejos, en el vano, de la 14 o de la 15, Corrientes y Esmeraldas,
Hay Cadáveres

Y se convierte inmediatamente en La Cautiva,
los caciques le hacen un enema,
le abren el c... para sacarle el chico,
el marido se queda con la nena,
pero ella consigue conservar un escapulario con una foto borroneada,
de un camarín donde...
Hay Cadáveres

Donde él la traicionó, donde la quiso convencer que ella era una oveja
hecha rabona, donde la perra
la cagó, donde la puerca
dejó caer por la puntilla de boquilla almibarada unos pelillos almizclados,
lo sedujo,
Hay Cadáveres

Donde ella eyaculó, la bombachita toda blanda, como sobre
un bombachón de muñequera, como en
cáliz borboteante —los retazos
de argolla flotaban en la 'Solución Humectante' (método agua
por agua),
ella se lo tenía que contar:
Hay Cadáveres

El feto, criándose en un arroyuelo ratonil,
La abuela, afeitándose en un bols de lavandina,
La suegra, jalándose unas pepitas de sarmiento,
La tía, volviéndose loca por unos peines encurvados:
Hay Cadáveres

La familia, hurgándolo en los repliegues de las sábanas
La amiga, cosiendo sin parar el desgarrón de una 'calada'
El gil, chupándose una yuta por unos papelitos desleídos
Un chongo, cuando intentaba introducirla por el caño de escape
de una Kombi,
Hay Cadáveres

La despeinada, cuyo rodete se ha raído
por culpa de tanto 'rayito de sol', tanto 'clarito';
La martinera, cuyo corazón prefirió no saberlo;
La desposeída, que se enganchó los dientes al intentar huir de
un taxi;
La que deseó, detrás de una mantilla untuosa, desdentarse para no ver lo que veía:
Hay Cadáveres

La matrona casada, que le hizo el favor a la muchacha pasándole un
buen punto;
la tejedora que no cánsase, que se cansó buscando el punto bien
discreto que no mostrara nada
—y al mismo tiempo diera a entender lo que pasase—; la dueña de la fábrica, que vio las venas de sus obreras urdirse táctilmente en los telares —y daba esa textura acompasada... lila...
La lianera, que procuró enroscarse en los hilambres, las púas
Hay Cadáveres

La que hace años que no ve una pija
La que se la imagina, como aterciopelada, en un cuna (o cuña)
Beba, que se escapó con su marido, ya impotente, a una quinta
donde los
vigilaban, con un naso, o con un martillito, en las rodillas, le tomaron
los pezones, con una tenacilla (Beba era tan bonita como una profeso-
ra...)
Hay Cadáveres

Era ver contra toda evidencia
Era callar contra todo silencio
Era manifestar contra todo acto
Contra toda lambida era chupar
Hay Cadáveres

Era: 'No le digas que lo viste conmigo porque capaz que se dan
cuenta'
O- 'No le vayas a contar que los vimos porque a ver si se lo toma
a pecho'
Acaso: 'No te conviene que lo sepa porque te amputan una teta'
Aún: 'Hoy asaltaron a una vaca'
'Cuando lo veas hace de cuenta que no te diste cuenta de nada
...y listo'
Hay Cadáveres

Como una muletilla se le enchufaba en el pezcuello
Como una frase hecha le atornillaba los corsets, las fajas
Como un titilar olvidadizo, eran como resplandores de mangrullo,
como una corbata se avizora, pinche de plata, así
Hay Cadáveres

En el campo
En el campo
En la casa
En la Caza
Ahí
Hay Cadáveres

En el decaer de esta escritura
En el borroneo de esas inscripciones
En el difuminar de estas leyendas
En las conversaciones de lesbianas que se muestran la marca de
la liga,
En ese puño elástico,
Hay Cadáveres

Decir 'en' no es una maravilla?
Una pretensión de centramiento′?
Un centramiento de lo céntrico, cuyo forward
muere al amanecer, y descompuesto de
El Túnel
Hay Cadáveres

Un área donde principales fosas?
Un loro donde aristas enjauladas?
Un pabellón de lolas pajareras?
Una pepa, trincada, en el cubismo
de superficie frívola...?
Hay Cadáveres

Yo no te lo quería comentar, Fernando, pero esa vez que me mandaste
a la oficina, a hacer los trámites, cuando yo cruzaba la calle, una
viejita se cayó, por una biela, y los carruajes que pasaban, con esos
crepés tan anticuados (ya preciso, te dije, de otro pantalón blanco),
vos crees que se iban a detener, Fernando? Imagina...
Hay Cadáveres

Estamos hartas de esta reiteración, y llenas
de esta reiteración estamos.
Las damiselas italianas
pierden la tapita del Luis XV en La Boca!
Las 'modelos' del partido polaco—
no encuentran los botones (el escote cerraba por atrás) en
La Matanza!
Cholas baratas y envidiosas —cuya catinga no compite— en
Quilines!
Monas muy guapas en los corsos de Avellaneda! Barracas!
Hay Cadáveres

Ay, no le digas nada a doña Marta, ella le cuenta al nieto que es colimba!
Y si se entera Misia Amalia, que tiene un novio federal!
Y la que paya, si callase!
La que bordona, arpona!
Ni a la vitrolera, que es botona!
Ni al lustrabotas, cachafaz!
Ni a la que hace el género 'volante'!
NI
Hay Cadáveres

Féretros alegóricos!
Sótanos metafóricos!
Pocillos metonímicos!
Ex-plícito!
Hay Cadáveres

Ejercicios
Campañas
Consorcios
Condominios
Contractus
Hay Cadáveres

Yermos o Luengos
Pozzis o Westerleys
Rouges o Sombras
Tablas o Pliegues
Hay Cadáveres

—Todo esto no viene así nomás
—Por qué no?
—No me digas que los vas a contar
—No te parece?
—Cuándo te recibiste?
—Militaba?
—Hay Cadáveres?

Saliste Sola
Con el Fresquito de la Noche
Cuando te Sorprendieron los Relámpagos
No Llevaste un Saquito
Y
Hay Cadáveres

Se entiende? Estaba claro?
No era un poco demás para la época?
Las uñas azuladas?
Hay Cadáveres

Yo soy aquél que ayer nomás…
Ella es la que…
Veíase el arpa…
En alfombrada sala...
Villegas o
Hay Cadáveres
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

No hay nadie? pregunta la mujer del Paraguay.
Respuesta: No hay Cadáveres.

ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...