jueves, 11 de diciembre de 2014

11 DE DICIEMBRE DE 1911 NACE NAGUIB MAHFUZ

11 DE DICIEMBRE DE 1911 NACE
NAGUIB MAHFUZ

(El Cairo, 1911-2006) Novelista y periodista, fue el primer escritor árabe galardonado con el premio Nobel de Literatura, en 1988.
Licenciado en filosofía, militante del Wafd, el gran partido nacionalista antibritánico, se desempeñó como funcionario en diversos organismos de la administración de su país, fue director del departamento técnico del Instituto de Artes y presidente del Instituto Nacional de Cine.
Verdadero arquitecto de la novelística árabe contemporánea, a lo largo de su obra ha presentado a la ciudad de El Cairo como si fuera un mundo. Su obra, tan variada como prolífica, incluye 33 novelas, algunas de ellas llevadas al cine, así como catorce recopilaciones de cuentos y múltiples colaboraciones en la prensa. Sin embargo, es considerado básicamente un novelista.
Tras sus primeros escarceos con la novela histórica, que no tuvieron mayor trascendencia, con títulos como Caprichos del destino (1939) o Lucha de Tebas (1943), dio un salto al realismo, entrando en una etapa de mayor entidad argumental y técnica. Los mejores ejemplos de esa época son Jan al-Jalilí (1946) y El callejón de los milagros (1947), minuciosas descripciones de los ambientes populares, burgueses e intelectuales de su ciudad natal.
Con El espejismo (1948) y Principio y fin (1949), su obra dio un paso más, al incursionar en la novela psicológica. Dicho tránsito anunciaba uno de los períodos más significativos de su carrera literaria. Fue entonces cuando escribió su afamada trilogía compuesta por Entre dos palacios (1956), Palacio del deseo (1957) y La azucarera (1957), que le valió el Premio Nacional de las Letras Egipcias (1957).
En esta saga, que narra la vida de una pequeña familia de la burguesía urbana entre las dos guerras mundiales, el autor supo imprimir en personajes y en lugares una poderosa veracidad y una profunda densidad. Poco después, publicó la novela de cariz metafísico Hijos de nuestro barrio (1959), levantando la ira de las autoridades religiosas, que prohibieron el libro durante varios lustros.
A partir de los años sesenta, sus novelas abordaron cuestiones políticas y sociales de una forma mucho más elíptica, como es el caso de El ladrón y los perros (1961), una crítica del régimen naserista, y Miramar (1967), o en la recopilación de cuentos Historias de nuestro barrio (1975). Hombre sencillo y burlón, espíritu liberal en el que fe y razón se abrazan sin mayor problema, permaneció fiel a su condición de escritor insobornable. En 1994, radicales integristas atentaron sin éxito contra su vida.

martes, 9 de diciembre de 2014

9 DE DICIEMBRE DE 1977 MUERE
CLARICE LISPECTOR
Novelista y cuentista brasileña de origen ruso, nacida en Tchetchelnick (Ucrania) el 10 de diciembre de 1920 y fallecida en Río de Janeiro en 1977. La crítica brasileña sitúa su obra en el centro de la narrativa de vanguardia.

Sus padres emigraron a Brasil y se establecieron en Recife cuando Clarice tenía tan sólo dos meses; con el fin de facilitar la adaptación al nuevo continente, cambiaron el nombre de la niña, que al nacer había recibido el nombre de Hala. Ella y sus dos hermanas mayores recibieron una educación judía y en el colegio estudiaron yiddish y hebreo. Su madre, que se había quedado paralítica, murió en 1930.

Cuatro años después, la familia, que atravesaba una severa crisis financiera, se trasladó a Río de Janeiro. Allí Clarice estudió el curso de secundaria y los preparatorios. Con tan sólo diez años escribió una obra teatral y con un año más envió sus primeros cuentos a Diário de Pernambuco, aunque no se llegaron a publicar. Sí pudo ver publicado su cuento "Triunfo" en el semanario Pan en 1940. En 1943, siendo aún estudiante de derecho, escribió su primera novela titulada Perto do coraçao selvagem (Cerca del corazón salvaje), por la que recibió el premio Graça Aranha en 1944. En este año fue a Nápoles, donde trabajó en un hospital de la Fuerza Expedicionaria Brasileña. Entre 1944 y 1960 vivió en Nápoles, Suiza y Estados Unidos, hasta que fijó su residencia definitiva en Río de Janeiro, tras divorciarse del diplomático Maury Gurgel Valente, con quien tuvo dos hijos.

El uso constante de la metáfora insólita, la presencia de construcciones sintácticas anómalas, la entrega al ejercicio introspectivo y la ruptura con la trama, son características de la técnica narrativa de Clarice Lispector que, en su manifiesta heterodoxia, recuerda el modelo bautizado por Umberto Eco como opera aperta.

Entre sus obras, cabe destacar O lustre (1946), A cidade sitiada (1949), Alguns contos (1952), Loços de familia (Lazos de familia, 1960, cuentos), A maça no escuro (La manzana en la oscuridad, 1961), A Legiao Estrangeira (1964, cuentos y crónicas), A Paixao Segundo G.H. (La pasión según G.H., 1964), Uma aprendizagem ou O livro dos prazeres (Un aprendizaje o el libro de los placeres, 1969), Felicidades clandestinas (1971), Água viva (1972), Onde estiveste de noite? (1974) y A hora da estrêla (La hora de la estrella, 1977). Su obra póstuma Um sopro de vida (Un soplo de vida, 1978) es su trabajo más complejo e intenso.

Además, publicó cuentos infantiles, realizó traducciones del inglés y del francés y mantuvo a lo largo de toda su vida el contacto con el periodismo a través de colaboraciones en distintos periódicos y revistas de su país.
9 DE DICIEMBRE DE 1608 NACE
JOHN MILTON
(Londres, 1608 - id., 1674) Poeta inglés. Su padre, un notario apasionado por la música, le animó a estudiar las lenguas clásicas, el hebreo y el italiano. Tras una estancia en Cambridge, abandonó la carrera eclesiástica y se retiró en casa de sus padres.

En 1638 emprendió un largo viaje por Francia e Italia, donde conoció a Galileo, pero los acontecimientos políticos de su país, donde se había declarado la guerra civil, le hicieron regresar al cabo de un año. En su patria se vio envuelto en cuestiones teológico-políticas, a las que respondió con polémicos opúsculos en los que defendía un puritanismo a ultranza.

En 1642 se casó con Mary Powell, una joven de diecisiete años que lo abandonó al poco tiempo debido a la férrea austeridad del régimen doméstico. Milton reaccionó con una serie de escritos en los que se manifestaba partidario del divorcio y que le ocasionaron problemas con la censura parlamentaria, hecho que motivó que en 1644 publicara la Areopagítica, en defensa de la libertad de expresión.

Antimonárquico y adscrito al sector radical, por un tiempo abandonó la poesía y ocupó el cargo de secretario del Comité de Asuntos Exteriores del gobierno de Cromwell. Luego, con la restauración monárquica, se vieron frustrados todos sus ideales políticos y, por otra parte, su ceguera era ya total. Se retiró de la vida pública y dedicó los últimos años de su vida a la poesía.

Finalmente escribió la epopeya que siempre había soñado, El Paraíso perdido (1667), la más lograda poesía cristiana heroica y una de las obras cumbres de la poesía inglesa de todos los tiempos. En 1671 publicó El Paraíso recobrado, de inferior valor literario, y la tragedia Sansón agonista, con la que se cumplió su deseo renacentista de restaurar la tragedia griega. Milton fue un humanista cristiano que consiguió armonizar en sus obras la experiencia vital con la meditación y la disciplina moral y artística.

domingo, 7 de diciembre de 2014

7 DE DICIEMBRE DE 1941

Se realizan en forma fraudulenta las elecciones para gobernador de Buenos Aires
En un fraude escandaloso aún para los parámetros de la "década infame", en las elecciones para gobernador de la provincia de Buenos Aires el candidato conservador Rodolfo Moreno se impone sobre la fórmula de la Unión Cívica Radical, que poco antes había triunfado por una diferencia de 100 mil votos. Ante la pasividad de las autoridades del partido, que aceptan pasivamente el fraude, los diputados radicales Crisólogo Larralde y Ricardo Balbín renuncian a sus bancas.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Néstor Perlongher

Hay cadáveres

Bajo las matas
En los pajonales
Sobre los puentes
En los canales
Hay Cadáveres

En la trilla de un tren que nunca se detiene
En la estela de un barco que naufraga
En una olilla, que se desvanece
En los muelles los apeaderos los trampolines los malecones
Hay Cadáveres

En las redes de los pescadores
En el tropiezo de los cangrejales
En la del pelo que se toma
Con un prendedorcito descolgado
Hay Cadáveres

En lo preciso de esta ausencia
En lo que raya esa palabra
En su divina presencia
Comandante, en su raya
Hay Cadáveres

En las mangas acaloradas de la mujer del pasaporte que se arroja por la
ventana del barquillo con bebito a cuestas
En el barquillero que se obliga a hacer garrapiñada
En el garrapiñero que se empana
En la pana, en la paja, ahí
Hay Cadáveres

Precisamente ahí, y en esa richa
de la que deshilacha, y
en ese soslayo de la que no conviene que se diga, y
en el desdén de la que no se diga que no piensa, acaso
en la que no se dice que se sepa...
Hay Cadáveres

Empero, en la lingüita de ese zapato que se lía, disimuladamente, al
espejuelo, en la
correíta de esa hebilla que se corre, sin querer, en el techo, patas arriba
de ese monedero que se deshincha, como un buhón, y, sin embargo, en
esa c... que, cómo se escribía? c... de qué?, más,
Con Todo
Sobretodo
Hay Cadáveres

En el tepado de la que se despelmaza, febrilmente, en la menea de la que
se lagarta en esa yedra, inerme en el despanzurrar de la que no se abriga,
apenas, sino con un saquito, y en potiche de saquitos, y figurines
anteriores, modas pasadas como mejas muertas de las que
Hay Cadáveres

Se ven, se los despanza divisantes flotando en el pantano: en la colilla
de los pantalones que se enchastran, símilmente; en el ribete de la cola
del tapado de seda de la novia, que no
se casa
porque su novio ha....................!
Hay Cadáveres

En ese golpe bajo, en la bajez
de esa mofleta, en el disfraz
ambiguo de ese buitre, la zeta de
esas azaleas, encendidas, en esa obscuridad
Hay Cadáveres

Está lleno: en los frasquitos de leche de chancho con que las
campesinas
agasajan sus fiolos, en los
fiordos de las portuarias y marítimas que se dejan amanecer, como
a escondidas, con la bombacha llena; en la humedad de esas bolsitas,
bolas, que se apisonan al movimiento de
de los de
Hay Cadáveres

Parece remanido: en la manea
de esos gauchos, en el pelaje de
esa tropa alzada, en los cañaverales (paja brava), en el botijo
de ese gaucho, el olor a matorra de ese juiz
Hay Cadáveres

Ay, en el quejido de esa corista que vendía 'estrellas federales'
Uy, en el pateo de esa arpista que cogía pequeños perros invertidos,
Uau, en el peer de esa carrera cuando rumbea la cascada, con una botella
de whisky 'Russo' llena de vidrio en los breteles, en
ésos, tan delgados,
Hay Cadáveres

En la finura de la modistilla que atara cintas de un buraco hubiere
En la delicadeza de las manos que la manicura que electriza
las uñas salitrosas, en las mismas
cutículas que ella abre, como en una toilette;
en el tocador, tan ...indeciso..., que
clava preciosamente los alfiles, en las caderas de la Reina y en los
cuadernillos de la princesa, que en el sonido de una realeza que se
derrumba, oui
Hay Cadáveres

Yes, en el estuche de alcanfor del pecho de esa
¡bonita profesora!
Ecco, en los tizones con que esa ¡bonita pro /> Verrufas, alforranas (de teflón). macanos muermos: cuando sin... acribi-
lla, acrisola, ángeles minados de peces espadas, millas acneicas, o sólo
adolescentes, doloridas del dedo de un puntapié en las várices, torreja
de ubre, percal crispado, romo clít...
Hay Cadáveres

En el país donde se juega el molinero
En el estado donde el carnicero vende sus lomos, al contado, y donde
todas las Ocupaciones tienen nombre...
En las regiones donde una piruja voltea su zorrito de banlon, la hueles
desde lejos, desde antaño
Hay Cadáveres

En la provincia donde no se dice la verdad
En los locales donde no se cuenta una mentira
—Esto no sale de acá—
En los meaderos de borrachos donde aparece una pústula roja en la
bragueta del que orina —esto no va a parar aquí—, contra los
azulejos, en el vano, de la 14 o de la 15, Corrientes y Esmeraldas,
Hay Cadáveres

Y se convierte inmediatamente en La Cautiva,
los caciques le hacen un enema,
le abren el c... para sacarle el chico,
el marido se queda con la nena,
pero ella consigue conservar un escapulario con una foto borroneada,
de un camarín donde...
Hay Cadáveres

Donde él la traicionó, donde la quiso convencer que ella era una oveja
hecha rabona, donde la perra
la cagó, donde la puerca
dejó caer por la puntilla de boquilla almibarada unos pelillos almizclados,
lo sedujo,
Hay Cadáveres

Donde ella eyaculó, la bombachita toda blanda, como sobre
un bombachón de muñequera, como en
cáliz borboteante —los retazos
de argolla flotaban en la 'Solución Humectante' (método agua
por agua),
ella se lo tenía que contar:
Hay Cadáveres

El feto, criándose en un arroyuelo ratonil,
La abuela, afeitándose en un bols de lavandina,
La suegra, jalándose unas pepitas de sarmiento,
La tía, volviéndose loca por unos peines encurvados:
Hay Cadáveres

La familia, hurgándolo en los repliegues de las sábanas
La amiga, cosiendo sin parar el desgarrón de una 'calada'
El gil, chupándose una yuta por unos papelitos desleídos
Un chongo, cuando intentaba introducirla por el caño de escape
de una Kombi,
Hay Cadáveres

La despeinada, cuyo rodete se ha raído
por culpa de tanto 'rayito de sol', tanto 'clarito';
La martinera, cuyo corazón prefirió no saberlo;
La desposeída, que se enganchó los dientes al intentar huir de
un taxi;
La que deseó, detrás de una mantilla untuosa, desdentarse para no ver lo que veía:
Hay Cadáveres

La matrona casada, que le hizo el favor a la muchacha pasándole un
buen punto;
la tejedora que no cánsase, que se cansó buscando el punto bien
discreto que no mostrara nada
—y al mismo tiempo diera a entender lo que pasase—; la dueña de la fábrica, que vio las venas de sus obreras urdirse táctilmente en los telares —y daba esa textura acompasada... lila...
La lianera, que procuró enroscarse en los hilambres, las púas
Hay Cadáveres

La que hace años que no ve una pija
La que se la imagina, como aterciopelada, en un cuna (o cuña)
Beba, que se escapó con su marido, ya impotente, a una quinta
donde los
vigilaban, con un naso, o con un martillito, en las rodillas, le tomaron
los pezones, con una tenacilla (Beba era tan bonita como una profeso-
ra...)
Hay Cadáveres

Era ver contra toda evidencia
Era callar contra todo silencio
Era manifestar contra todo acto
Contra toda lambida era chupar
Hay Cadáveres

Era: 'No le digas que lo viste conmigo porque capaz que se dan
cuenta'
O- 'No le vayas a contar que los vimos porque a ver si se lo toma
a pecho'
Acaso: 'No te conviene que lo sepa porque te amputan una teta'
Aún: 'Hoy asaltaron a una vaca'
'Cuando lo veas hace de cuenta que no te diste cuenta de nada
...y listo'
Hay Cadáveres

Como una muletilla se le enchufaba en el pezcuello
Como una frase hecha le atornillaba los corsets, las fajas
Como un titilar olvidadizo, eran como resplandores de mangrullo,
como una corbata se avizora, pinche de plata, así
Hay Cadáveres

En el campo
En el campo
En la casa
En la Caza
Ahí
Hay Cadáveres

En el decaer de esta escritura
En el borroneo de esas inscripciones
En el difuminar de estas leyendas
En las conversaciones de lesbianas que se muestran la marca de
la liga,
En ese puño elástico,
Hay Cadáveres

Decir 'en' no es una maravilla?
Una pretensión de centramiento′?
Un centramiento de lo céntrico, cuyo forward
muere al amanecer, y descompuesto de
El Túnel
Hay Cadáveres

Un área donde principales fosas?
Un loro donde aristas enjauladas?
Un pabellón de lolas pajareras?
Una pepa, trincada, en el cubismo
de superficie frívola...?
Hay Cadáveres

Yo no te lo quería comentar, Fernando, pero esa vez que me mandaste
a la oficina, a hacer los trámites, cuando yo cruzaba la calle, una
viejita se cayó, por una biela, y los carruajes que pasaban, con esos
crepés tan anticuados (ya preciso, te dije, de otro pantalón blanco),
vos crees que se iban a detener, Fernando? Imagina...
Hay Cadáveres

Estamos hartas de esta reiteración, y llenas
de esta reiteración estamos.
Las damiselas italianas
pierden la tapita del Luis XV en La Boca!
Las 'modelos' del partido polaco—
no encuentran los botones (el escote cerraba por atrás) en
La Matanza!
Cholas baratas y envidiosas —cuya catinga no compite— en
Quilines!
Monas muy guapas en los corsos de Avellaneda! Barracas!
Hay Cadáveres

Ay, no le digas nada a doña Marta, ella le cuenta al nieto que es colimba!
Y si se entera Misia Amalia, que tiene un novio federal!
Y la que paya, si callase!
La que bordona, arpona!
Ni a la vitrolera, que es botona!
Ni al lustrabotas, cachafaz!
Ni a la que hace el género 'volante'!
NI
Hay Cadáveres

Féretros alegóricos!
Sótanos metafóricos!
Pocillos metonímicos!
Ex-plícito!
Hay Cadáveres

Ejercicios
Campañas
Consorcios
Condominios
Contractus
Hay Cadáveres

Yermos o Luengos
Pozzis o Westerleys
Rouges o Sombras
Tablas o Pliegues
Hay Cadáveres

—Todo esto no viene así nomás
—Por qué no?
—No me digas que los vas a contar
—No te parece?
—Cuándo te recibiste?
—Militaba?
—Hay Cadáveres?

Saliste Sola
Con el Fresquito de la Noche
Cuando te Sorprendieron los Relámpagos
No Llevaste un Saquito
Y
Hay Cadáveres

Se entiende? Estaba claro?
No era un poco demás para la época?
Las uñas azuladas?
Hay Cadáveres

Yo soy aquél que ayer nomás…
Ella es la que…
Veíase el arpa…
En alfombrada sala...
Villegas o
Hay Cadáveres
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

No hay nadie? pregunta la mujer del Paraguay.
Respuesta: No hay Cadáveres.
LEONIDAS LAMBORGHINI
SI HAS PERDIDO...

Si has perdido tu nombre,
recobraremos la puntada de las calles
más solas
para llamarte sin nombrarte.
Si has perdido tu casa,
despistaremos a los guardianes de la
cárcel
hasta dejarlos con su sombra y sin sus
muros.
Si has perdido el amor,
publicaremos un gran bando de palomas
desnudas
para atrasar la vida y darte tiempo.
Si has perdido tus límites,
recorreremos el cruento laberinto
hasta alzar otra forma desde el fondo.
Si has perdido tus ecos o tu origen,
los buscaremos, pero hacia adelante,
en el templo final de los orígenes.
Solamente si has perdido tu pérdida,
cortaremos el hilo
para empezar de nuevo.

viernes, 5 de diciembre de 2014

LORD BYRON (1788-1824)
EL GIAOUR

Pero antes, sobre la tierra, como vampiro enviado,
tu cadáver del sepulcro será exiliado;
entonces, lívido, vagarás por el que fuera tu hogar,
y la sangre de los tuyos has de arrancar;
allí, de tu hija, hermana y esposa,
a media noche, la fuente de la vida secarás;
Aunque abomines aquel banquete, debes, forzosamente,
nutrir tu lívido cadáver andante,
tus víctimas, antes de expirar,
en el demonio a su señor verán;
maldiciéndote, maldiciéndose,
tus flores marchitándose están en el tallo.
Pero una que por tu crimen debe caer,
la más joven, entre todas, la más amada,
llamándote padre, te bendecirá:
¡esta palabra envolverá en llamas tu corazón!
Pero debes concluir tu obra y observar
en sus mejillas el último color;
de sus ojos el destello final,
y su vidriosa mirada debes ver
helarse sobre el azul sin vida;
con impías manos desharás luego
las trenzas de su dorado cabello,
que fueron bucles por ti acariciados
y con promesas de tierno amor despeinados;
¡pero ahora tú lo arrebatas,
monumento a tu agonía!
Con tu propia y mejor sangre chorrearán
tus rechinantes dientes y macilentos labios;
luego, a tu lóbrega tumba caminarás;
ve, y con demonios y espíritus delira,
hasta que de horror estremecidos, huyan
de un espectro más abominable que ellos.

5 DE DICIEMBRE DE 1925 MUERE WLADYSLAW REYMONT

5 DE DICIEMBRE DE 1925 MUERE
WLADYSLAW REYMONT
(Wladyslaw Stanislaw Reymont; Kobiele-Wielkie, 1867 - Varsovia, 1925). Novelista polaco, premio Nobel de literatura en 1924.
cuya obra indagó en la historia y el mundo rural de su país. Hijo de un organista de iglesia, no acabó siquiera los estudios primarios y alternó los más diversos oficios y actividades (actor, ferroviario, hermano lego en un monasterio) antes de dedicarse a la literatura, no sin haber conocido previamente las principales capitales europeas.
Esa experiencia vital le permitió retratar después muy diferentes ambientes y estratos sociales en sus obras, de inspiración realista. Comenzó escribiendo novelas cortas, las primeras de ellas inspiradas en la dura vida campesina, como ocurre con La perra (1893) y La muerte (1894). En La comediante (1896) y Fermentos (1897), más complejas, se adentra en los avatares de las compañías teatrales ambulantes y la bohemia.
En 1899 obtuvo gran éxito con La tierra prometida, ambiciosa novela en torno a la aparición de un gran centro industrial en una pequeña localidad y a las consecuencias de tal fenómeno, por la que desfila toda una galería de personajes, desde los grandes industriales hasta los obreros, y en la que fustiga particularmente a los nuevos ricos y manifiesta algunas opiniones antisemitas.
Su gran obra, sin embargo, es Los campesinos (1904-1909), una tetralogía de inspiración naturalista en la que ensalza la vida primitiva y vinculada a la tierra de las gentes del campo, sometidas al curso cíclico de las estaciones, que determinan su comportamiento y su carácter. En ella, el autor pone el acento en los contrastes sociales entre terratenientes y campesinos, con particular atención a la dependencia de los factores económicos, al tiempo que glorifica el patriotismo y la presencia abrumadora de la naturaleza. Reymont escribió también una trilogía histórica, El año 1794 (1913-1918), cuyos resultados no justificaron, no obstante, el esfuerzo y la ilusión que puso en ella.

5 DE DICIEMBRE DE 1870 MUERE ALEXANDRE DUMAS

5 DE DICIEMBRE DE 1870 MUERE
ALEXANDRE DUMAS
(Alejandro Dumas padre; Villers-Cotterêts, Francia, 1802 - Puys, id., 1870) .Novelista francés.
Hijo de un general del ejército francés que dejó a su familia prácticamente en la ruina al morir, en 1806, Alexandre Dumas tuvo que abandonar pronto sus estudios. Llegó a París en 1823, tras una primera experiencia como pasante de abogado, lleno de ambiciones literarias. Gracias a su puesto de escribiente para el duque de Orléans, que obtuvo por recomendación del general Foy, consiguió completar su formación de manera autodidacta.
Desde 1825, editó poemas y relatos largos, y representó vodeviles en teatros de variedades, pero el verdadero inicio de su carrera como dramaturgo se produjo en 1829, con Enrique III y su corte, primera manifestación de la nueva generación literaria romántica, anticipándose un año al Hernani, de Victor Hugo. Antony, en 1831, marcó los principios de una etapa de creación infatigable de dramas, tragedias y melodramas, casi todos de exaltación de la historia nacional de Francia.
Gran admirador de Walter Scott, a partir de 1832 escribió también novelas históricas, aprovechando el auge del género propiciado por su publicación por entregas en los periódicos. A pesar del poco éxito de sus primeras novelas, la aparición de Los tres mosqueteros, en 1844, significó su salto a la fama. Las sumas ingentes de dinero que se le ofrecían, dada la creciente demanda de sus novelas por parte del público, motivaron una verdadera explosión en la producción de Dumas. Trabajando incontables horas al día, y con la ayuda de varios colaboradores, entre los que destacó el historiador Auguste Maquet, con quien trabajó de 1839 a 1851, llegó a producir ochenta novelas, de desigual calidad. La mayoría de ellas pertenecen al género histórico o al de aventuras, en el que destaca sin duda El conde de Montecristo.
La escasa profundidad psicológica de los personajes se ve ampliamente compensada por una exuberante inventiva a la hora de crear las intrigas, y por el perfecto dominio de los diálogos, siempre ágiles y vivaces. Sin duda, éste fue el motivo de que sus obras fueran frecuentemente trasladadas al teatro. Con este fin fundó en 1847 el Théâtre Historique, en París, empresa que cuatro años más tarde quebró a causa de las deudas contraídas, a pesar del éxito obtenido.
La vitalidad enorme de Dumas le llevó a probar todos los géneros de la literatura y, si bien es cierto que sus ensayos históricos no tuvieron mucha relevancia, la serie de sus Impresiones de viaje (1835-1859), en cambio, lo convirtió en el primer maestro del gran reportaje. Realizó una breve incursión en el universo político; fue nombrado capitán de la Guardia Nacional parisina, pero se enemistó con Luis Felipe, y, tras un estrepitoso escándalo en las Tullerías, rechazó el nuevo régimen y volvió a la literatura. Tras dos fracasos electorales sucesivos, en marzo y junio de 1848, en 1851, huyendo más de sus acreedores que de Luis Napoleón, se exilió en Bélgica, donde redactó sus apasionantes y pintorescas memorias, y compuso nuevas novelas de aventuras.
Regresó a Francia en 1853 y fundó la revista satírica El mosquetero, que se transformó, en 1857, en El Monte-Cristo. Ante la continua censura de Napoleón III, abandonó de nuevo Francia y se sumó a la expedición de Garibaldi en Sicilia, en 1860. Se encargó de comprar armas para el revolucionario italiano y se instaló, durante cuatro años, en Nápoles, donde Garibaldi lo nombró conservador del museo de la ciudad. Enemistado con el cardenal Francesco Zamparini, fue expulsado por los napolitanos, e impulsó en París nuevos intentos periodísticos, que abortaron al poco tiempo.
Arruinado, vivió los últimos años de su vida a costa de su hijo Alexandre Dumas, también escritor, y de su hija, Madame Petel. Pretendía haber escrito más de mil doscientas obras, y, aunque sin duda exageraba la cifra, dejó unos trescientos libros y numerosísimos artículos, que hicieron de él uno de los autores románticos más prolíficos y populares de Francia.

jueves, 4 de diciembre de 2014

ANTONIN ARTAUD
Carta al Señor Legislador de la Ley sobre Estupefacientes

Señor legislador de la ley 1916 aprobada por el decreto de Julio de 1917 sobre estupefacientes, eres un castrado.
Tu ley no sirve más que para fastidiar la farmacia mundial sin provecho alguno para el nivel toxicómano de la nación porque:

1º El número de los toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias es ínfimo.
2º Los verdaderos toxicómanos no se aprovisionan en las farmacias.
3º Los toxicómanos que se aprovisionan en las farmacias son todos enfermos.
4º El número de de los toxicómanos enfermos es ínfimo en relación a los toxicómanos voluptuosos.
5º Las restricciones farmacéuticas de la droga no reprimirán jamás a los toxicómanos voluptuosos y organizados.
6º Habrá siempre traficantes.
7º Habrá siempre toxicómanos por vicio de forma, por pasión.
8º Los toxicómanos enfermos tienen sobre la sociedad un derecho imprescriptible que es el que se los deje en paz.

Es por sobre todo una cuestión de conciencia.
La ley sobre estupefacientes pone en manos del inspector-usurpador de la salud pública el derecho de disponer del dolor de los hombres; en una pretensión singular de la medicina moderna querer imponer sus reglas a la conciencia de cada uno. Todos los balidos oficiales de la ley no tienen poder de acción frente a este hecho de conciencia; a saber, que más aún que de la muerte, yo soy el dueño de mi dolor físico, o también de la vacuidad mental que pueda honestamente soportar.


Lucidez o no lucidez, hay una lucidez que ninguna enfermedad me arrebatará jamás, es aquella que me dicta el sentimiento de mi vida física. Y si yo he perdido mi lucidez la medicina no tiene otra cosa que hacer sino darme las sustancias que me permitan recobrar el uso de esta lucidez.
Señores dictadores de la escuela farmacéutica de Francia ustedes son unos pedantes roñosos: hay una cosa que debieran considerar mejor; el opio es esta imprescriptible e imperiosa sustancia que permite retornar a la vida de su alma a aquellos que han tenido la desgracia de haberla perdido.
Hay un mal contra el cual el opio es soberano y este mal se llama Angustia, en su forma mental, médica, psicológica o farmacéutica, o como Uds. quieran.

La Angustia que hace a los locos.
La Angustia que hace a los suicidas.
La Angustia que hace a los condenados.
La Angustia que la medicina no conoce.
La Angustia que vuestro doctor no entiende
La Angustia que quita la vida.
La Angustia que corta el cordón umbilical de la vida.

Por vuestra ley inicua ustedes ponen en manos de personas en las que no tengo confianza alguna, castrados en medicina, farmacéuticos de porquería, jueces fraudulentos, doctores, parteras, inspectores doctorales, el derecho a disponer de mi angustia, de una angustia que es en mí tan aguda como las agujas de todas las brújulas del infierno.
Temblores del cuerpo o del alma, no existe sismógrafo humano que permita a quien me mire, llegar a una evaluación de mi dolor más precisa, que aquella, fulminante, de mi espíritu..
Toda la azarosa ciencia de los hombres no es superior al conocimiento inmediato que puedo tener de mi ser. Soy el único juez de lo que está en mí.
Vuelvan a sus buhardillas, médicos parásitos, y tú también Legislador Moutonier, que no es por amor a los hombres que deliras; es por tradición de imbecilidad.
Tu ignorancia de aquello que es un hombre sólo es comparable a tu estupidez pretendiendo limitarlo. Deseo que tu ley recaiga sobre tu padre, sobre tu madre, sobre tu mujer y tus hijos, y toda tu posteridad. Y mientras tanto, soporto tu ley.
ANTONIN ARTAUD
Mensaje al Papa
No eres tú el confesionario, ¡oh Papa!, lo somos nosotros; compréndenos y que
los católicos nos comprendan.
En nombre de la Patria, en nombre de la Familia, impulsas a la venta de las
almas y a la libre trituración de los cuerpos.
Entre nuestra alma y nosotros mismos, tenemos bastantes caminos que transitar,
bastantes distancias que salvar, para que vengan a interponerse tus tambaleantes
sacerdotes y ese cúmulo de aventuradas doctrinas con que se nutren todos los castrados
del liberalismo mundial.
A tu dios católico y cristiano que - como los otros dioses - ha concebido todo el
mal:
1. Te lo has metido en el bolsillo.
2. Nada tenemos que hacer con tus cánones, index, pecados, confesionarios,
clerigalla; pensamos en otra guerra, una guerra contra ti, Papa, perro.
Aquí el espíritu se confiesa al espíritu.
De la cabeza a los pies de tu mascarada romana, triunfa el odio a las verdades
inmediatas del alma, a esas llamas que consumen el espíritu mismo. No hay Dios, Biblia
o Evangelio, no hay palabras que detengan al espíritu.
No estamos en el mundo. ¡Oh Papa confinado en el mundo!, ni la tierra ni Dios
hablan de ti.
El mundo es el abismo del alma, Papa contrahecho, Papa ajeno al alma; déjanos
nadar en nuestros cuerpos, deja nuestras almas en nuestras almas; no necesitamos tu
cuchillo de claridades.

Premian hoy a la escritora del humor y la crueldad

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ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...