viernes, 6 de febrero de 2015

6 DE FEBRERO MUERE
RUBÉN DARIO

(Metapa, 1867 - León, 1916) Seudónimo del gran poeta nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento, iniciador y máximo representante del Modernismo hispanoamericano. Su familia era conocida por el apellido de un abuelo, "la familia de los Darío", y el joven poeta, en busca de eufonía, adoptó la fórmula "Rubén Darío" como nombre literario de batalla.

Rubén Darío

Con una dichosa facilidad para el ritmo y la rima creció Rubén Darío en medio de turbulentas desavenencias familiares, tutelado por solícitos parientes y dibujando con palabras en su fuero interno sueños exóticos, memorables heroísmos y tempestades sublimes. Pero ya en su época toda esa parafernalia de prestigiosos tópicos románticos comenzaba a desgastarse y se ofrecía a la imaginación de los poetas como las armas inútiles que se conservan en una panoplia de terciopelo ajado.

Rubén Darío estaba llamado a revolucionar rítmicamente el verso castellano, pero también a poblar el mundo literario de nuevas fantasías, de ilusorios cisnes, de inevitables celajes, de canguros y tigres de bengala conviviendo en el mismo paisaje imposible. Trajo a un idioma que estaba en tiempos de decadencia el influjo revitalizador americano y los modelos parnasianos y simbolistas franceses, abriéndolo a un léxico rico y extraño, a una nueva flexibilidad y musicalidad en el verso y la prosa, e introdujo temas y motivos universales, exóticos y autóctonos, que excitaban la imaginación y la facultad de analogías.

En brillantez formal, estilística y musical, apenas hay poeta en lengua española que iguale al Darío de la primera etapa, la etapa plenamente modernista de Azul (1888) y Prosas Profanas (1896). Cuando se aminora su esteticismo, y el ideal del arte por el arte deja lugar a nuevas inquietudes, surge su obra maestra, Cantos de vida y esperanza (1905), en la que el absoluto dominio de la forma ya no tiene la mera belleza como único objetivo, sino que sirve a la expresión de una intimidad angustiada o de preocupaciones sociohistóricas, como el devenir de la América hispana.

Al valor poético intrínseco de esa segunda etapa, más perdurable que el de la primera, hay que sumar el papel de Rubén Darío como núcleo originario y aglutinador de todo un movimiento, el Modernismo, que marcó un hito en la historia de la literatura: tras seguir sumisamente durante tres siglos los rumbos de las letras europeas, nace en América una corriente literaria propia cuya influencia pasará incluso a la metrópoli. Conseguida a principios del XIX la independencia política, Latinoamérica lograba, a finales del mismo siglo, la independencia literaria.

Biografía

Casi por azar nació Rubén en una pequeña ciudad nicaragüense llamada Metapa, pero al mes de su alumbramiento pasó a residir a León, donde su madre, Rosa Sarmiento, y su padre, Manuel García, habían fundado un matrimonio teóricamente de conveniencias pero próspero sólo en disgustos.

Rubén Darío

Para hacer más llevadera la mutua incomprensión, el incansable Manuel se entregaba inmoderadamente a las farras y ahogaba sus penas en los lupanares, mientras la pobre Rosa huía de vez en cuando de su cónyuge para refugiarse en casa de alguno de sus parientes. No tardaría la madre en dar a luz una segunda hija (Cándida Rosa, que se malogró enseguida) ni en enamorarse de un tal Juan Benito Soriano, con el que se fue a vivir arrastrando a su primogénito a "una casa primitiva, pobre y sin ladrillos, en pleno campo", situada en la localidad hondureña de San Marcos de Colón.

No obstante, el pequeño Rubén volvió pronto a León y pasó a residir con los tíos de su madre, Bernarda Sarmiento y su marido, el coronel Félix Ramírez, los cuales habían perdido recientemente una niña y lo acogieron como sus verdaderos padres. Muy de tarde en tarde vio Rubén a Rosa Sarmiento, a quien desconocía, y poco más o menos a Manuel, por quien siempre sintió desapego, hasta el punto de que el incipiente poeta firmaba sus primeros trabajos escolares como Félix Rubén Ramírez.

El hogar del coronel Félix Ramírez era centro de célebres tertulias que congregaban a la intelectualidad del país; en este ambiente culto creció el pequeño Darío. Precoz versificador infantil, el mismo Rubén no recordaba cuándo empezó a componer poemas, pero sí que ya sabía leer a los tres, y que a los seis empezó a devorar los clásicos que halló en la casa; a los trece ya era conocido como poeta, y a los catorce concluyó su primera obra. En su ambiente y en su tiempo, las elegías a los difuntos, los epitalamios a los recién casados o las odas a los generales victoriosos formaban parte de los usos y costumbres colectivos, cumplían con inveterada oportunidad una función social para la que jamás había dejado de existir demanda. Por entonces se recitaban versos como se erigían monumentos al dramaturgo ilustre, se brindaba a la salud del neonato o se ofrecían banquetes a los diplomáticos extranjeros.

Rubén Darío en 1892

Durante su primeros años estudió con los jesuitas, a los que dedicó algún poema cargado de invectivas, aludiendo a sus "sotanas carcomidas" y motejándolos de "endriagos"; pero en esa etapa de juventud no sólo cultivó la ironía: tan temprana como su poesía influida por Bécquer y por Victor Hugo fue su vocación de eterno enamorado. Según propia confesión en la Autobiografía, una maestra de las primeras letras le impuso un severo castigo cuando lo sorprendió "en compañía de una precoz chicuela, iniciando indoctos e imposibles Dafnis y Cloe, y según el verso de Góngora, las bellaquerías detrás de la puerta".

Antes de cumplir quince años, cuando los designios de su corazón se orientaron irresistiblemente hacia la esbelta muchacha de ojos verdes llamada Rosario Emelina Murillo, en el catálogo de sus pasiones había anotado a una "lejana prima, rubia, bastante bella", tal vez Isabel Swan, y a la trapecista Hortensia Buislay. Ninguna de ellas, sin embargo, le procuraría tantos quebraderos de cabeza como Rosario; y como manifestara enseguida a la musa de su mediocre novela sentimental Emelina sus deseos de contraer inmediato matrimonio, sus amigos y parientes conspiraron para que abandonara la ciudad y terminara de crecer sin incurrir en irreflexivas precipitaciones.

En agosto de 1882 se encontraba en El Salvador, y allí fue recibido por el presidente Zaldívar, sobre el cual anota halagado en su Autobiografía: "El presidente fue gentilísimo y me habló de mis versos y me ofreció su protección; mas cuando me preguntó qué es lo que yo deseaba, contesté con estas exactas e inolvidables palabras que hicieron sonreír al varón de poder: "Quiero tener una buena posición social".

Retrato de Rubén Darío a los 28 años

En este elocuente episodio, Rubén expresa sin tapujos sus ambiciones burguesas, que vería dolorosamente frustradas y por cuya causa habría de sufrir todavía más insidiosamente en su ulterior etapa chilena. En Chile conoció también al presidente suicida Balmaceda y trabó amistad con su hijo, Pedro Balmaceda Toro, así como con el aristocrático círculo de allegados de éste; sin embargo, para poder vestir decentemente, se alimentaba en secreto de "arenques y cerveza", y a sus opulentos contertulios no se les ocultaba su mísera condición.

De la etapa chilena es Abrojos (1887), libro de poemas que dan cuenta de su triste estado de poeta pobre e incomprendido; ni siquiera un fugaz amor vivido con una tal Domitila consigue enjugar su dolor. Para un concurso literario convocado por el millonario Federico Varela escribió Otoñales, que obtuvo un modestísimo octavo lugar entre los cuarenta y siete originales presentados, y Canto épico a las glorias de Chile, por el que se le otorgó el primer premio, compartido con Pedro Nolasco Préndez y que le reportó la módica suma de trescientos pesos.

Pero fue en 1888 cuando la auténtica valía de Rubén Darío se dio a conocer con la publicación de Azul, libro encomiado desde España por el a la sazón prestigioso novelista Juan Valera, cuya importancia como puente entre las culturas española e hispanoamericana ha sido brillantemente estudiada por María Beneyto. Las cartas de Juan Valera sirvieron de prólogo a la nueva reedición ampliada de 1890, pero para entonces ya se había convertido en obsesiva la voluntad del poeta de escapar de aquellos estrechos ambientes intelectuales (donde no hallaba ni el suficiente reconocimiento como artista ni la anhelada prosperidad económica) para conocer por fin su legendario París.

Rubén Darío (imagen tomada en España, 1908)

El 21 de junio de 1890 Rubén contrajo matrimonio con una mujer con la que compartía aficiones literarias, Rafaela Contreras, pero sólo al año siguiente, el 12 de enero, pudo completarse la ceremonia religiosa, interrumpida por una asonada militar. Más tarde, con motivo de la celebración del cuarto Centenario del Descubrimiento de América, vio cumplidos sus deseos de conocer el Viejo Mundo al ser enviado como embajador a España.

El poeta desembarcó en La Coruña el 1 de agosto de 1892, precedido de una celebridad que le permitiría establecer inmediatas relaciones con las principales figuras de la política y la literatura españolas, pero, desdichadamente, su felicidad se vio ensombrecida por la súbita muerte de su esposa, acaecida el 23 de enero de 1893, lo que no hizo sino avivar su tendencia, ya de siempre un tanto desaforada, a trasegar formidables dosis de alcohol.

Precisamente en estado de embriaguez fue poco después obligado a casarse con aquella angélica muchacha que había sido objeto de su adoración adolescente, Rosario Emelina Murillo, quien le hizo víctima de uno de los más truculentos episodios de su vida. Al parecer, el hermano de Rosario, un hombre sin escrúpulos, pergeñó el avieso plan, sabedor de que la muchacha estaba embarazada. En complicidad con la joven, sorprendió a los amantes en honesto comercio amoroso, esgrimió una pistola, amenazó con matar a Rubén si no contraía inmediatamente matrimonio, saturó de whisky al cuitado, hizo llamar a un cura y fiscalizó la ceremonia religiosa el mismo día 8 de marzo de 1893.

Francisca Sánchez

Naturalmente, el embaucado hubo de resignarse ante los hechos, pero no consintió en convivir con el engaño, y en adelante sería perseguido por su pérfida y abandonada esposa buena parte de su vida. Rubén concertó un mejor matrimonio en Madrid con una mujer de baja condición, Francisca Sánchez, la criada analfabeta de la casa del poeta Villaespesa, en la que encontró refugio y dulzura. Con ella viajará a París al comenzar el siglo, tras haber ejercido de cónsul de Colombia en Buenos Aires y haber residido allí desde 1893 a 1898, así como tras haber adoptado Madrid como su segunda residencia desde que llegara, ese último año, a la capital española enviado por el periódico La Nación.

Se inicia entonces para él una etapa de viajes entusiastas (Italia, Inglaterra, Bélgica, Barcelona...) y es acaso entonces cuando escribe sus libros más valiosos: Cantos de vida y esperanza (1905), El canto errante (1907), El poema de otoño (1910), El oro de Mallorca (1913). Residió una temporada en Mallorca para restaurar su deteriorada salud, que ni los solícitos cuidados de su buena Francisca logran sacar a flote. Por otra parte, el muchacho que quería alcanzar una "buena posición social" no obtuvo nunca más que el dinero y la respetabilidad suficientes como para vivir con frugalidad y modestia, y de ello da fe un elocuente episodio de 1908, relacionado con el extravagante escritor español Alejandro Sawa, quien muchos años antes le había servido en París de guía para conocer al perpetuamente ebrio Verlaine.

Sawa, un pobre bohemio, viejo, ciego y enfermo, que había consagrado su orgullosa vida a la literatura, le reclamó a Rubén la escasa suma de cuatrocientas pesetas para ver por fin publicada la que hoy es considerada su obra más valiosa, Iluminaciones en la sombra, pero éste, al parecer, no estaba en disposición de facilitarle este dinero y se hizo el desentendido, de modo que Sawa, en su correspondencia, acabó por pasar de los ruegos a la justa indignación, reclamándole el pago de servicios prestados. Según declaraba en sus cartas, Sawa había sido el autor o negro, en argot editorial, de algunos artículos remitidos en 1905 a La Nación y firmados por Rubén Darío. En cualquier caso, fue finalmente el poeta nicaragüense quien, a petición de la viuda de Alejandro Sawa, prologó enternecido el extraño libro póstumo de ese "gran bohemio" que "hablaba en libro" y "era gallardamente teatral", citando las propias palabras de Rubén.

Rubén Darío dictando su autobiografía

Y es que, al final de su vida, el autor de Azul no estaba en disposición de favorecer a sus amigos más que con su pluma, cuyos frutos en muchos casos no le alcanzaban ni para pagar sus deudas, pero ganó, eso sí, el reconocimiento de la mayoría de los escritores contemporáneos en lengua española y la obligada gratitud de todos cuantos, después de él, han intentado escribir un alejandrino en este idioma. En 1916, al poco de regresar a su Nicaragua natal, Rubén Darío falleció, y la noticia llenó de tristeza a la comunidad intelectual hispanoparlante.

La obra de Rubén Darío

La poesía de Rubén Darío, tan bella como culta, musical y sonora, influyó en centenares de escritores de ambos lados del océano Atlántico. Darío fue uno de los grandes renovadores del lenguaje poético en las letras hispánicas. Los elementos básicos de su poética los podemos encontrar en los prólogos a Prosas profanas, Cantos de vida y esperanza y El canto errante. Entre ellos es fundamental la búsqueda de la belleza que Rubén encuentra oculta en la realidad. Para Rubén, el poeta tiene la misión de hacer accesible al resto de los hombres el lado inefable de la realidad. Para descubrir este lado inefable, el poeta cuenta con la metáfora y el símbolo como herramientas principales. Directamente relacionado con esto está el rechazo de la estética realista y su escapismo a escenarios fantásticos, alejados espacial y temporalmente de su realidad.

Enteramente inquieto e insatisfecho, codicioso de placer y de vida, angustiado ante el dolor y la idea de la muerte, Darío pasa frecuentemente del derroche a la estrechez, del optimismo frenético al pesimismo desesperado, entre drogas, mujeres y alcohol, como si buscara en la vida la misma sensación de originalidad que en la poesía o como si tratara de aturdirse en su gloria para no examinar el fondo admonitor de su conciencia. Este "pagano por amor a la vida y cristiano por temor de la muerte" es un gran lírico ingenuo que adivina su trascendencia y quiere romper el cerco tradicional de España y América: y lo más importante es que lo consigue. Es necesario romper la monótona solemnidad literaria de España con los ecos del ímpetu romántico de Victor Hugo, con las galas de los parnasianos, con el "esprit" de Verlaine; los artículos de Los raros (1896), de temas preponderantemente franceses, nos hablan con claridad de esta trayectoria.

Rubén Darío

Pero también América hispánica se está encerrando en un círculo tradicional, con lo norteamericano por arriba y los cantos a Junín y a la agricultura de la Zona Tórrida por todas partes; y allá van sus Prosas profanas, con unas primeras palabras de programa, en las que figuran composiciones tan singulares y brillantes como el Responso a Verlaine, Era un aire suave... y la Sonatina. Ha triunfado el modernismo: había que reaccionar contra la ampulosidad romántica y la estrechez realista; las inquietudes de Casal, de James Freyre, de Asunción Silva, de Martí, de Díaz Mirón, de Salvador Rueda, son recogidas y organizadas por el gran lírico, que, influido por el parnasianismo y el simbolismo franceses, echa las bases de la nueva escuela: el modernismo, punto de partida de toda la renovación lírica española e hispanoamericana.

Pero él rechaza las normas de la escuela y la mala costumbre de la imitación; dice que no hay escuelas, sino poetas, y aconseja que no se imite a nadie, ni a él mismo... Ritmo y plástica, música y fantasía son elementos esenciales de la nueva corriente, más superficial y vistosa que profunda en un principio, cuando aún no se había asentado el fermento revolucionario del poeta. Pero pronto llega el asentamiento. El lírico "español de América y americano de España", que había abierto a lo europeo y a lo universal los cotos cerrados de la Madre Patria y de Hispanoamérica, miró a su alma y su obra, y encontró la falta de solera hispánica: "yo siempre fui, por alma y por cabeza, / español de conciencia, obra y deseo"; y en la poesía primitiva y en la poesía clásica española encontró la solera hispánica que necesitaba para escribir los versos de la más lograda y trascendente de sus obras: Cantos de vida y esperanza (1905), en la que corrige explícitamente la superficialidad anterior ("yo soy aquel que ayer no más decía..."), y en la que figuran composiciones como Lo fatal, La marcha triunfal, Salutación del optimista, A Roosevelt y Letanía de Nuestro Señor don Quijote.

El gran lírico nicaragüense abre las puertas literarias de España e Hispanoamérica hacia lo exterior, como lo harán en seguida, en plano más ideológico, los escritores españoles de la generación del 98. La Fayette había simbolizado la presencia de Francia en la lucha norteamericana por la independencia; las ideas de los enciclopedistas y de la Revolución francesa habían estado presentes en la gesta de la independencia hispanoamericana: ¿qué tiene de sorprendente que Rubén Darío buscara en Francia los elementos que necesitaba para su revolución? Quiso modernizar, renovar, flexibilizar la grandeza hispánica con el "esprit", con la gracia francesa, frente al sentido materialista y dominador del mundo anglosajón y, especialmente, norteamericano.

Otras composiciones trascendentes figuran en otros libros suyos: El canto errante (1907), Poema del otoño y otros poemas (1910), en el que figuran Margarita, está linda la mar... y Los motivos del lobo, y el libro que contiene su composición más extensa, el Canto a la Argentina, que con otros poemas se publicó en 1914. La prosa suya, además de en Azul y en Los raros, podemos encontrarla en Peregrinaciones (1901), La caravana pasa (1902) y Tierras solares (1904), entre otros trabajos de menor interés concernientes a viajes, impresiones políticas, autobiográficas, etc.

Rubén Darío es un genio lírico hispanoamericano de resonancia universal, que maneja el idioma con elegancia y cuidado, lo renueva con vocablos brillantes, en un juego de ensayos métricos audaces y primorosos, y se atreve a realizar con él combinaciones fonéticas dignas de fray Luis de León, como aquella del verso: "bajo el ala aleve de un leve abanico"; pero la aliteración es sólo un aspecto parcial de la musicalidad del poeta, maestro moderno y universal del ritmo, la imagen y la armonía.

jueves, 5 de febrero de 2015

William Burroughs

Día de Acción de Gracias. 28 de noviembre de 1986, de Vía Muerta

" Gracias por el pavo y las palomas mensajeras, destinados a ser cagados a través de las tripas de los americanos.

Gracias por todo un continente que hemos asesinado y hemos envenenado.

Gracias a los indios que nos proporcionan algo de peligro y de reto.

Gracias por las grandes manadas de bisontes, por matarlos, sacarles la piel y dejar que se pudra.

Gracias por los trofeos de lobos y coyotes.

Gracias por el sueño americano, por divulgar y falsificar hasta que el fraude salga a la luz.

Gracias por el Ku Kux Klan, por los policías que matan negros y se los
apuntan en su cuenta, por las mujeres piadosas y decentes con sus caras
mezquinas cansadas, amargadas y perversas.

Gracias por las pegatinas que pongan -Matar un maricón en nombre de Cristo-.

Gracias por el sida de laboratorio.

Gracias por la prohibición y la guerra contra la droga.

Gracias por un país donde a nadie se le permite hacer lo que quiere.

Gracias por una nación de chivatos.

Oh sí gracias por todos los recuerdos, va enséñame los brazos, siempre has sido un estorbo y siempre has sido un pesado.

Gracias por haber traicionado de esta forma el último y más importante de los sueños humanos. "

5 DE FEBRERO DE 1914 NACE WILLIAM BURROUGHS

5 DE FEBRERO DE 1914 NACE
WILLIAM BURROUGHS
Saint Louis, 1914 - Lawrence, 1997) Escritor norteamericano. Novelista estadounidense, de prosa experimental y ligada estrechamente a las experiencias con las drogas y los viajes, identificado generalmente como miembro del movimiento beatnik de finales de la década de 1950, de la literatura underground del decenio siguiente y considerado padrino y gurú de la generación rock punk de los años posteriores.

Miembro rebelde de una familia emparentada con la de la industria de máquinas calclos más diversos oficios.

Sus primeros intentos literarios se remontan a 1938, cuando escribe a cuatro manos con un amigo una novela policíaca al estilo de Hammett y Chandler. Durante la guerra Burroughs uladoras, estudia en varias escuelas privadas del Sur y del Oeste norteamericano antes de matricularse en Harvard, donde en 1936 se gradúa en literatura inglesa. Siguen años de estudios de medicina en Viena, y de antropología en Harvard, durante los cuales Burroughs se mantiene dedicándose a conoce de cerca los bajos fondos de Nueva York y empieza a experimentar con toda clase de drogas. En 1944 entra en contacto con Jack Kerouac y Allen Ginsberg, el escritor y el poeta más famosos de la que, una década después, sería conocida como Beat Generation.

Kerouac convence a Burroughs para que vuelva a escribir. Y significativamente Burroughs inicia con Kerouac una novela negra, pero, también ahora, la tentativa fracasa. En la inmediata posguerra, el descenso de Burroughs a los infiernos de la droga se hace imparable, a pesar de los esporádicos intentos del escritor de liberarse de ella. Después de haber vivido en varias localidades del Sur de los EE.UU., se traslada a México donde, accidentalmente, mata a su mujer.

El escritor se ve obligado a dejar Ciudad de México, viaja durante varios meses por Sudamérica y luego, de 1953 a 1959, se establece en Tánger, Marruecos, donde era más fácil procurarse la morfina de la que se había convertido en esclavo. Pero el demonio de la literatura no le abandona, ni siquiera en aquellos años en que está dominado por la droga.

Su primera novela es Yonqui (1953), publicada bajo el seudónimo de William Lee, autobiografía de tono todavía realista de un toxicómano, mientras en Tánger escribe un millar de páginas que, gracias a la ayuda de Kerouac, transformará en la famosa trilogía: El almuerzo desnudo (1959), The Soft Machine (1961) y Nova Express (1964). El almuerzo desnudo dio origen a un proceso por obscenidad.

Tras la publicación de la trilogía Burroughs se convirtió en uno de los escritores beat y no beat más interesantes de la segunda postguerra norteamericana. En cuanto beat, Burroughs ha sido uno de los santones a los que han mirado los jóvenes norteamericanos protagonistas de la contracultura de los años sesenta. Y como escritor, forma parte con todo mérito de los innovadores más eficaces de un género literario, la novela, entonces considerada en decadencia.

Burroughs toma el camino de la negación de una cultura y de una sociedad que detesta, aunque evitando los tonos proféticos de Ginsberg. En él es evidente la intención de "atacar por la espalda" a la sociedad norteamericana mediante la utilización puntual y muy eficaz de la sátira, la cual, significativamente, no desemboca en sarcasmo. No por ello su acusación de toda la sociedad norteamericana, dominada por un estado de "dependencia" similar al de la droga, que él llama "el álgebra de la necesidad", resulta menos eficaz y feroz. También, porque persigue su objetivo por caminos estrictamente literarios y artísticos.

En realidad, aplicándole términos de otras artes, como la pintura, puede decirse que Burroughs desarrolla técnicas narrativas como el cut-up (corte) y el fold in (repliegue) para mostrar no sólo sus alucinaciones personales, sino también las del norteamericano medio. No debe olvidarse señalar la estructura cinemática de sus novelas; de ahí, su guión cinematográfico, escrito en 1969, Las últimas palabras de Dutch Schultz.

A partir de 1971, es decir, desde la publicación de Muchachos salvajes (The wild Boys) hasta la de Ah Pook is Here and Others Texts (1979) y de la más reciente Ciudades de la noche roja (1981), en sus novelas aparecen nuevos temas y técnicas narrativas. Su interés pasa de la droga a la problemática sexual. El sexo se convierte en símbolo de liberación y metáfora central de la obra. La prosa alucinada de las primeras novelas de paso a una narrativa más coherente, imitación (irónica) de la literatura de consumo.

En 1985 aparece una amplia colección de ensayos anteriores: The Adding Machine. Ese mismo año editó finalmente Queer (1985), obra que, a pesar de haber sido escrita treinta años antes, el autor no había querido dar a la imprenta, debido a la abierta descripción del deseo homosexual que expone en ella. Son posteriores los relatos The Cat Inside (1986) y El fantasma accidental (Ghost of Chance, 1991), así como la novela Tierras del Occidente (The Western Lands, 1987) e Interzone (1989).

VIOLETA PARRA EL AMOR Relato:

VIOLETA PARRA
EL AMOR
Relato:
Mas van pasando los años,
las cosas son muy distintas:
lo que fue vino hoy es tinta,
lo que fue piel hoy es paño,
lo que fue cierto, hoy engaño;
todo es penuria y quebranto,
de las leyes yo me espanto;
lo paso muy confundida
y es grande torpeza mía
buscar alivio en mi canto.
Los tiempos se van volando
y van cambiando las cosas;
crecí en el trigo melosa,
la siembra fue castigando,
fue la cosecha mermando,
la esperanza quedó trunca.
La gente no sabe nunca
lo que mañana la espera;
lo que mañana la espera
la gente no sabe nunca.
Entré al clavel del amor.
Cegada por sus colores
me ataron los resplandores
de tan preferida flor.
Ufano de mi pasión
dejó sangrando una herida
que lloro muy conmovida
en el huerto del olvido.
Clavel no ha correspondido.
¡Qué lágrimas tan perdidas!

5 DE FEBRERO DE 1967 ACABA CON SU VIDA VIOLETA PARRA

5 DE FEBRERO DE 1967 ACABA CON SU VIDA
VIOLETA PARRA
(San Carlos, Chillán, 1917 – Santiago, 1967) Cantautora y folclorista chilena, hermana del poeta Nicanor Parra.
Hija de Nicanor Parra y Clara Sandoval, realizó sus primeros estudios en Lautaro y en Chillán, y en 1934 ingresó a la Escuela Normal, donde permaneció menos de un año. En 1938 se casó con Luis Cereceda, el padre de sus hijos Ángel e Isabel, que adoptarían el apellido de su madre.
Desde pequeña sintió afición por la música y el folclore chilenos; su padre, profesor de escuela primaria, fue un conocido folclorista de la región. Tras instalarse en Santiago, comenzó a actuar con su hermana Hilda en el Dúo Hermanas Parra. En 1942 ganó el primer premio en un concurso de canto español organizado en el Teatro Baquedano, y a partir de entonces fue contratada con frecuencia hasta que partió a Valparaíso, donde encontró su verdadera vocación.

El constante viajar por todo el país le puso en contacto con la realidad social chilena, plagada de desigualdades económicas. Violeta Parra adoptó una postura política de militante de izquierdas que le llevó a buscar las raíces de la música popular. En 1952 recorrió los barrios más pobres de Santiago de Chile, las comunidades mineras y las explotaciones agrarias, recogiendo canciones anónimas que después repetirá, ya en 1954, en una serie de programas radiofónicos para Radio Chilena, emisora que la proyectó al primer plano del folclore nacional. En 1954 recibió el premio Caupolicán; ese mismo año contrajo matrimonio con Luis Arce, del que nacieron Carmen Luisa y Rosa Clara. En 1953 había conocido a Pablo Neruda.

A mitad de los años cincuenta realizó un viaje por los países de la Europa socialista y de regreso, a su paso por Francia, tuvo la oportunidad de plasmar temas del folklore chileno para el catálogo del sello Le Chant Du Monde. En 1956, ya de regreso a Chile, grabó el primer álbum de la colección El folclore de Chile, serie que impedirá que se pierdan multitud de temas, la mayoría de autoría anónima. Fue designada directora del museo de Arte Popular de la Universidad de Concepción y retomó sus actuaciones en Radio Chilena.

Pasó los primeros años de la década de 1960 en Europa, donde realizó actuaciones en diversos países. En 1964 tuvo la oportunidad de organizar una exposición individual de su obra plástica en el Museo del Louvre, la primera realizada por un artista latinoamericano. Nuevamente en Santiago, junto con su hermano Nicanor y sus hijos mayores, animaron la "Peña de los Parra", un nombre de resonancias legendarias en la música popular de América Latina.

Además de una artista excepcional, Violeta Parra fue una investigadora del folclore chileno; su obra recopilada es inmensa y comprende numerosos géneros, como tonadas, parabienes o villancicos. Su labor de difusora de la expresión del pueblo campesino la volcó en composiciones musicales como Casamientos de negros (1955), Yo canto la diferencia (1961), Una chilena en París (1965), Qué dirá el Santo Padre (1965), Rin del angelito (1966), Run run se fue pal Norte (1966), Volver a los diecisiete (1966) y Gracias a la vida (1966), muchas de las cuales han sido grabadas por destacados intérpretes

Su creatividad la llevó también a cultivar la cerámica, la confección de tapices, la pintura y la poesía. Los dolores y las alegrías de su vida alientan los versos de A lo humano y a lo divino. Desgraciadamente, como consecuencia de una fuerte depresión, Violeta Parra acabó con su vida el 5 de febrero de 1967, momentos antes de salir a un escenario.


miércoles, 4 de febrero de 2015

4 FEBRERO DE 1929 NACE CARLOS ALONSO

4 FEBRERO DE 1929 NACE
CARLOS ALONSO

EN TUNUYÁN, MENDOZA
Pintor, dibujante y grabador. Ingresó a los 14 años en la Academia Nacional de Bellas Artes de Tunuyán. Recibió su primer premio en el Salón de Estudiantes de 1947, y en 1953 expuso en la Galería Viau de Buenos Aires, lo que le proporcionó los fondos necesarios para, un año después, viajar a Europa, donde expuso en París y Madrid. En 1951 ganó el primer premio del Salón de Pintura de San Rafael (Mendoza), el del Salón del Norte (Santiago del Estero) y el de dibujo en el Salón del Norte (Tucumán). En 1957 fue el ganador del concurso convocado por la editorial Emecé para ilustrar la segunda parte de Don Quijote de la Mancha y Martín Fierro (1959). En los 90 le encargaron las pinturas para los paneles centrales en la cúpula del Teatro del Libertador General San Martín en la importante ciudad argentina de Córdoba. En el 2005,en el que la obra de Cervantes cumplía 400 años, el Museo del Dibujo y la Ilustración realizó una muestra homenaje en el Museo Eduardo Sívori de la Ciudad de Buenos Aires, donde fueron expuestos grabados y dibujos realizados por Carlos Alonso para ilustrar la obra más significativa del habla hispana. Tras el golpe de Estado de 1976 y la desaparición de su hija Paloma al año siguiente, Alonso se exilió a Italia, y en 1979 se trasladó a Madrid. Dos años después regresó a Argentina. En su obra están presentes las heridas producidas por la dictadura militar. Ha recibido en dos ocasiones el Premio Konex de Platino (1982 y 1992) como el mejor Dibujante de la década de la Argentina y en 2012 recibió la Premio Konex Mención Especial a la Trayectoria de las Artes Visuales por su trabajo de toda su vida
.

sábado, 31 de enero de 2015

31 DE ENERO NACE

KENZABUCO OÉ

(Ose, Japón, 1935) Escritor japonés, premio Nobel de Literatura en 1994. Nació en una aldea de los bosques montañosos de Shikoku de la que su familia apenas había salido. Pasó la guerra allí, pero la voluntad de estudiar lo llevó a Tokio, en cuya universidad ingresó en 1954. Para ello tuvo que perfeccionar su japonés, pues hablaba una variante dialectal propia de la zona.

Kenzaburo Oé

La vocación literaria de Oé nació en cierto modo de la necesidad de aliviar el desarraigo cultural y recuperar lo que él llama "la mitología de mi aldea". De esta época datan La presa, que le valió en 1957 el premio Akutagawa de novela corta, y Arrancad las semillas, fusilad a los niños (1958); en ambas traza un sombrío panorama de los efectos de la guerra en el idílico microcosmos rural.
En sus relatos y novelas suele abordar aspectos de la sociedad contemporánea desde un humanismo crítico, de raigambre existencialista. Su estilo directo, de frases breves y contundentes, se nutre de poderosas imágenes poéticas y abundantes reflexiones metafísicas. Se percibe en él la influencia de Dante, F. Rabelais, H. de Balzac, E. A. Poe o M. Twain, a los que estudió a fondo, pero también de J. P. Sartre, A. Camus, W. B. Yeats o W. H. Auden, por quienes profesa franca admiración.
Escribió diversos artículos y una novela autobiográfica, El muchacho que llegó tarde (1961), sobre la vida estudiantil en un Tokio que no consigue librarse de la alargada sombra de la ocupación estadounidense. Lo que subyace es el conflicto paradigmático del Japón contemporáneo entre modernidad y tradición. Pero allí donde Yukio Mishima, que a pesar de las diferencias ideológicas era amigo suyo, vuelve la vista atrás y añora las gloriosas épocas imperiales, Oé sueña con la democracia participativa.
No obstante, el punto de inflexión en su vida y su narrativa lo constituyó el nacimiento, en 1963, de su primer hijo Hikari, que padecía una malformación neurológica. Fruto del desconcierto y el dolor ante la minusvalía mental del niño pero, al mismo tiempo, del afán de superación y de la necesidad de dotarse de una ética privada, su novela Una cuestión personal (1964) narra, en términos crudos y sin concesiones, el descenso al abismo de un padre atrapado entre el fatalismo y la cínica opción de la huida hacia adelante. Ha regresado al tema de la relación con su hijo, uno de los dos ejes de su literatura, en los libros Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura (1969), Las aguas han inundado mi alma (1973) y Despertad, jóvenes de la nueva era (1983).
El otro núcleo lo constituye la pervivencia del cuerpo de mitos y leyendas rurales de su infancia y juventud en el marco de la cultura urbana contemporánea, que vertebra obras como El grito silencioso (1967), Juegos contemporáneos (1979) o Cartas a los años de la nostalgia (1986). Inspirándose en la poesía de Yeats, escribió una trilogía titulada A flaming green tree y, antes de recibir el premio Nobel, libros como M/T, La historia maravillosa del bosque o la novela de ciencia ficción La torre del tratamiento (1990), así como numerosos artículos y ensayos. Destaca en especial Notas sobre Hiroshima, escrito tras entrevistar a diversos supervivientes de la tragedia atómica.

31 DE ENERO DE 1820 NACE

CONCEPCIÓN ARENAL

Escritora y activista social española (El Ferrol, 1820 - Vigo, 1893). Sorteando las dificultades que en su época se oponían al acceso de las mujeres a la universidad, estudió en Madrid Derecho, Sociología, Historia, Filosofía e idiomas (teniendo incluso que acudir a clase disfrazada de hombre).

Concepción Arenal

En 1847 casó con don Fernando García Carrasco, abogado y escritor, y ambos esposos colaboraron en La Iberia. Su primer libro fue la novela Historia de un corazón, y en 1851 publicó Fábulas en verso. Enviudó en 1855 y se retiró a Potes (Santander) con sus hijos, y más tarde a Galicia. Próxima al krausismo, pronto fueron conocidas sus críticas a la injusticia social de su tiempo (particularmente contra la marginación de la mujer, la condición obrera y el sistema penitenciario), fundamento de un reformismo social de raíz católica.
En 1862 publicó su Manual del visitador del preso, traducido a casi todos los idiomas europeos. En 1864 fue nombrada visitadora general de prisiones de mujeres. Colaboró con Fernando de Castro en el Ateneo Artístico y Literario de Señoras, precedente de posteriores iniciativas en pro de la educación de la mujer como medio para alcanzar la igualdad de derechos. Desarrolló una intensa actividad filantrópica: fue fundadora del Patronato de los Diez, de la Constructora Benéfica y del periódico La Voz de la Caridad (1870), secretaria de la Cruz Roja de Madrid, directora de un hospital de campaña durante la Tercera Guerra Carlista…
Al mismo tiempo, elaboró una amplia obra escrita, en la que reflexionaba sobre propuestas como la legitimidad de la guerra justa en defensa de los derechos humanos (Ensayo sobre derechos de gentes), la orientación del sistema penal hacia la reeducación de los delincuentes (El visitador del preso) o la intervención del Estado en favor de los desvalidos (La beneficencia, la filantropía y la caridad).Como penalista propuso una función educativa del sistema penitenciario que reformase al delincuente en lugar de castigarlo, siguiendo las ideas del reformador del derecho penal Pedro Dorado Montero.
Otros de sus estudios destacados son La instrucción del pueblo, La pena de deportación (premiadas por la Academia de Ciencias Morales y Políticas), Cartas a los delincuentes, Cartas a un obrero y a un señor, La condición de la mujer en España (publicada primeramente en inglés), El delito colectivo, etc. En la obra y en la vida de Concepción Arenal domina la esperanzadora certeza de que en la sociedad existen los elementos necesarios para consolar todos los dolores; no hay más que armonizarlos.
De sus obras sobre la condición femenina sobresalen La mujer de su casa y La mujer del porvenir. En La mujer de su casa (1895), estudió los problemas a que debía enfrentarse la mujer española de su tiempo para ocupar digna y eficazmente el puesto en que la sociedad humana la necesita. Sostuvo que era una profunda y nefasta equivocación del hombre la de mantener el principio de que la mujer perfecta "no piensa más que en su casa, en su marido y en sus hijos". En La mujer del porvenir (1868), señaló la contradicciones en la consideración de la mujer ("Si la ley civil mira a la mujer como un ser inferior al hombre, moral e intelectualmente considerada, ¿por qué la ley criminal le impone iguales penas cuando delinque?"), combatió los prejuicios sobre la supuesta inferioridad fisiológica, moral e intelectual de la mujer y exploró las consecuencias de su acceso a la educación y al trabajo.
Atahualpa Yupanqui

Caminito del indio

Caminito del indio,
sendero coya
sembrado de piedras.
Caminito del indio
que junta el valle
con las estrellas.

Caminito que anduvo
de sur a norte
mi raza vieja
antes que en la montaña
la Pachamama
se ensombreciera.

Cantando en el cerro
llorando en el río,
se agranda en la noche
la pena del indio.

El sol y la luna
y este canto mío
besaron sus piedras,
camino del indio.

En la noche serrana
llora la quena
su honda nostalgia.

Y el camino sabe
cuál es la coya
que el indio llama.
Se levanta en la noche
la voz doliente
de la baguala.
Y el camino lamenta
ser el culpable
de la distancia.

31 DE ENERO DE 1908 NACE
ATAHUALPA YUPANQUI

(Héctor Roberto Chavero; Pergamino, Argentina, 1908 - Nimes, Francia, 1992) Cantautor argentino. Durante años actuó sin descanso en numerosas ciudades de su patria, hasta que en la década de 1940 conoció el éxito como poeta renovador de la música folclórica argentina, y en 1948 se exilió a París desde donde inició una brillante carrera internacional.

Atahualpa Yupanqui

Autor de más de 1.500 canciones, se hizo famoso con temas como Caminito del indio, Nostalgia tucumana, Los ejes de mi carreta, Zamba del adiós, Huajira, Viento, viento, Campo abierto o El payador perseguidor. Entre su producción lírica cabe destacar Piedra sola (1950) y Guitarra (1958).
También fue un notable prosista, como atestiguan un buen número de obras suyas, entre ellas El canto del viento (1965) y Notas de un viaje al Japón (1977). Muchas de sus composiciones, de hondo lirismo y crítica abierta a las condiciones sociales de América Latina, figuran en el repertorio de grandes intérpretes mundiales de la canción.

viernes, 30 de enero de 2015

JOSÉ PEDRONI

CUNA


Haz con tus propias manos
la cuna de tu hijo.
Que tu mujer te vea
cortar el paraíso.

Para colgar del techo,
como en los tiempos idos
que volverán un día.
Hazla como te digo.

Trabajarás de noche.
Que se oiga tu martillo.
"Estás haciendo la cuna"
que diga tu vecino.

Alguna vez la sangre
te manchará el anillo.
Que tu mujer la enjuague.
Que manche su vestido.

Las noches serán blancas,
de columpiado pino.
Harás según el árbol
la cuna de tu niño.

Para que tenga el sueño
en su oquedad de nido.
Para que tenga el ángel
en un oculto grillo.

La obra será tuya.
Verás que no es lo mismo.
Será como tus brazos
la cuna de tu hijo.

Se mecerá con aire.
Te acordarás del pino.
Dirás: "Duerme en mi cuna".
Verás que no es lo mismo.

jueves, 29 de enero de 2015

ABENÁMAR
( Romances de Andalucía )

- ¡Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había!
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida,
moro que en tal signo nace
no debe decir mentira.

Allí respondiera el moro,
bien oiréis lo que decía:

- No te la diré, señor,
aunque me cueste la vida,
porque soy hijo de un moro
y una cristiana cautiva;
siendo yo niño y muchacho
mi madre me lo decía:
que mentira no dijese,
que era grande villanía:
por tanto pregunta, rey,
que la verdad te diría.

- Yo te agradezco, Abenámar,
aquesta tu cortesía.
¿Qué castillos son aquellos?
¡Altos son y relucían!

- El Alhambra era, señor,
y la otra la mezquita;
los otros los Alijares,
labrados a maravilla.
El moro que los labraba
cien doblas ganaba al día
y el día que no los labra
otras tantas se perdía.
El otro es Generalife,
huerta que par no tenía;
el otro Torres Bermejas,
castillo de gran valía.
Allí habló el rey don Juan,
bien oiréis lo que decía:

- Si tú quisieras, Granada,
contigo me casaría;
daréte en arras y dote
a Córdoba y a Sevilla.

- Casada soy, rey don Juan,
casada soy, que no viuda;
el moro que a mí me tiene
muy grande bien me quería.
BUTAYNA BINT AL MUTAMID

ESCUCHA Y ATIENDE MIS PALABRAS..

¡Escucha y atiende mis palabras,
pues ésta es la actitud de los nobles!
Sabréis que fui hecha cautiva,
yo que era hija de un rey de las Banu Abbad,
un gran rey en una época ya lejana,
pues el tiempo conduce siempre a la ruina.
Cuando Dios quiso separarnos
y nos hizo probar el sabor de la tristeza,
se alzó la hipocresía contra mi padre en su reino
y la separación, que nadie quería, se hizo presente.
Salí huyendo y se apoderó de mí un hombre
que no fue justo en sus actos, pues me vendió como esclava,
aunque a alguien que de todo me protege
excepto de la adversidad
y quiere casarme con un hijo suyo,
casto, adornado de las bellas cualidades de los nobles
y que ha ido a ti a pedirte si estás de acuerdo:
ya ves que actuó correctamente.
Ojalá, padre mío,
me hagas conocer si esperar puedo mi amor,
y ojala Rumaykiyya, la real, con su favor,
pida para nosotros la felicidad y la dicha.

JAIME DÁVALOS
SUDAMERICA

Nadie la para ya,
No pueden detenerla,
ni la calumnia, ni el boicot, ni nada.
Este es un continente de aventura,
que a los aventureros se los traga.
Les sube por la sombra, despacito
y el ojo codicioso les socava.
Vendrán los deshauciados de la tierra,
buscando sus riquezas legendarias,
hasta que un día, en una sola greda,
confundan las lenguas y las razas.
América, animal de leche verde,
por la gran Cordillera vertebrada,
hunde el hocico austral bajo del Polo,
y descansa en su fuerza proletaria.
Camina hacia la luz, lenta y segura,
con el pólen del sol en las entrañas,
y su destino torrencial,
fijado está en el tiempo por la Vía Láctea.
El hambre, la violencia, la injusticia,
la voluntad del pueblo traicionada,
no harán sino aumentar su rebeldía,
no harán sino apurar en sus entrañas
el hijo de la luz, que viene a unirnos
en una sola espiga esperanzada.
PORQUE AMERICA, tierra del futuro,
igual que la mujer, ¡vence de echada!
29 DE ENERO NACE
ANTÓN CHÉJOV
(Antón Pávlovich Chéjov; Taganrog, 1860 - Badenweiler, 1904) Narrador y dramaturgo ruso. Considerado el representante más destacado de la escuela realista en Rusia, su obra es una de las más importantes de la dramaturgia y la narrativa de la literatura universal. Su estilo está marcado por un acendrado laconismo expresivo y por la ausencia de tramas complejas, a las que se sobreponen las atmósferas líricas que el autor crea ayudado por los más sutiles pensamientos de sus personajes. Chéjov se apartó decididamente del moralismo y la intencionalidad pedagógica propios de los literatos de su época en una Rusia convulsa y preocupada por su destino, para apostar por un tipo de escritor carente de compromiso y pasión, plasmando una idea de la literatura que rechazaba el principio del autor como narrador omnisciente.

Antón Chéjov

Procedía de una familia de hábitos sencillos y escasos medios, cuya cabeza, el modesto mercader Pavel, era nieto de un siervo de la gleba. Chéjov acabó los estudios secundarios en Taganrog, donde permaneció solo tras la marcha de sus familiares a Moscú. Entre 1879 y 1884 cursó medicina en la universidad de la capital; pero, más interesado en la literatura que en la ciencia médica desde hacía algunos años, pospuso ésta a aquélla, y pronto difundió su nombre a través de varias narraciones humorísticas, reunidas en un libro titulado Cuentos de varios colores (1886).

Alentado por el escritor Grigorovich y el director del periódico Novoe vremja (Tiempo nuevo), Suvorin, con quien estableció una cordial y duradera amistad, y librado ya de las formas un tanto forzadas del cuento humorístico, hacia el año 1888 ya era ampliamente conocido por el público, tanto por su obra humorística como por textos de alcance más profundo, en los que la incisiva descripción de las miserias y la existencia humanas fueron desplazando los recursos humorísticos.

En ese año apareció, en la revista Severny Vestnik de San Petersburgo, el relato La estepa, inspirado en un viaje al sur del país, donde los idílicos paisajes de su infancia habían desaparecido por la industrialización, contra la que el autor se rebela. Aquí introdujo uno de los elementos más característicos de su enfoque narrativo: la supeditación del argumento a la atmósfera del relato. El punto de vista del autor omnisapiente se diluye en la mirada de un personaje, Egorushka, que no alcanza a comprender lo que sucede a su alrededor. Los elementos que mueve este relato aparecerán una y otra vez en la obra de Chéjov, pues La estepa está poblada por una galería de personajes (el campesino Dymov, el empresario Varlamov o el pope Kristofor) que constituyen una genuina representación del "inconsciente colectivo" de la Rusia finisecular.

Otro significativo relato del período que se abre a partir de 1888 (en el que el autor disminuyó el ritmo de su producción literaria: de unos cien relatos al año en 1886, pasa a escribir diez en 1888) es Una historia aburrida (1889), penetrante estudio de la mente de un viejo profesor de medicina, profesión que ejerció esporádicamente el propio Chéjov. Pertenece a una serie de obras del autor que fueron llamadas "clínicas", por tener como personajes a enfermos físicos o mentales. Acaso el relato más conocido de esa serie sea Palata Nº 6 (1892), acerba crítica de la psiquiatría en el que la relación entre el paciente Gromov y el doctor Ragin se resuelve dramáticamente con el ingreso del segundo en su propia clínica, para terminar muerto por mano de uno de los celadores.



En adelante, la existencia del autor careció de acontecimientos relevantes, excepto un viaje a la isla de Sakhalin, realizado a través de Siberia a la ida, y a lo largo de las costas de la India al regreso; de tal expedición dejó constancia en el libro La isla de Sakhalin (1891). Durante la penuria de 1892-93, que azotó a la Rusia meridional, Chéjov participó en la obra de socorro sanitario. Luego vivió largo tiempo en la pequeña propiedad de Melichovo, no lejos de Moscú, donde escribió la mayor parte de sus narraciones y de sus textos teatrales más famosos. Enfermo de tuberculosis, hubo de trasladarse a Crimea, y desde allí, por razones de la cura, realizó frecuentes viajes a Francia y Alemania.

En los últimos años del siglo se produjeron en su existencia dos hechos que sin duda modificaron su curso: la nueva orientación del escritor hacia la izquierda, que le alejó de su amigo Suvorin, conservador, y el éxito de su drama La gaviota en el Teatro de Arte de Moscú, de Stanislavski y Nemirovich-Danchenko. A sus nuevas tendencias y al ejemplo de Korolenko se debió también su dimisión de la Academia, que, tras haber nombrado miembro honorario a Gorki, acató la orden del gobierno y tuvo que anular el nombramiento.

La fortuna de La gaviota convenció inesperadamente a Chéjov de su capacidad como escritor dramático, tras sus propias dudas acerca de ello debidas al fracaso del mismo drama en el Teatro Aleksandrinski de San Petersburgo. A la obra citada siguieron, con no menor éxito, El tío Vania en 1898-99, Tres hermanas en 1901 y El jardín de los cerezos en 1904. Mientras tanto, el número de sus narraciones había aumentado considerablemente, y a algunas de ellas se debió su progresiva fama como representante asimismo del humor y el espíritu de su época y del característico producto de ésta, la "inteligentzia" (así Mi vida, La sala n.º 6, Relatos de un desconocido, El monje negro, Una historia aburrida, etc.).

Como en los dramas, también en las narraciones resulta posible percibir una atmósfera determinada: la que fue llamada precisamente "chejoviana", particular estado de ánimo definido por Korolenko como el de un alegre melancólico. Cabe advertir que existe un nexo entre el Chéjov jovial e irreflexivo de la adolescencia y la primera juventud, interesado, según describe su hermano, en la recopilación de anécdotas destinadas a facilitar su colaboración en las revistas humorísticas, y el de la madurez, inquieto como una gaviota que, en vuelo sobre el mar, no sabe dónde posarse (según la bella imagen empleada por la actriz Olga Knipper, que en 1898 llegó a ser su esposa).

La aguda intuición de la tristeza de la vida, que muchos atribuyen erróneamente sólo al Chéjov de los años maduros, se hallaba ya en él precisamente tras la alegría y la despreocupación del joven estudiante de medicina, oculto, como si de revelar su propia naturaleza se avergonzara, bajo algunos seudónimos. De la misma forma, la capacidad de ver a las criaturas humanas en envolturas hechas adrede para provocar la risa continuó caracterizando su estilo, aun cuando atenuada en matices de parodia, fantasía o espejismo, y de transposición, finalmente, fuera de la realidad cotidiana, hacia un hipotético futuro lejano.

Dentro de su diversidad, efectivamente, Chéjov resultó uniforme en cuanto a los aspectos artístico y espiritual. Como lo afirmó él de la existencia, se mostró a la vez extraordinariamente simple y complejo, y si pese a no juzgarse pesimista puso de relieve los pliegues más tristes y ocultos de la naturaleza humana, fue precisamente porque, según dijo él mismo, amó la vida. Todo ello, como es natural, quedó también reflejado en la forma, o sea en el estilo propiamente dicho. Sin embargo, la plena conciencia del valor artístico de la obra de Chéjov no se alcanzó hasta más tarde; sea como fuere, cabe recordar la admiración que hacia ella experimentaron Tolstoi y Gorki y la influencia ejercida por Chéjov, ya fuera de Rusia, en Katherine Mansfield.

29 DE ENERO DE 1915 NACE MIGUEL ETCHEBARNE

29 DE ENERO DE 1915 NACE
MIGUEL ETCHEBARNE
“Nací el 29 de enero de 1915 en Tigre, donde también han nacido mi padre y mi madre. Cuando tenía un año ellos se radicaron en el campo, cumpliendo un lejano anhelo.
Así, pues, levantaron casa y plantaron monte cerca de la estación San Eladio, del Ferrocarril Central Gran Buenos Aires, partido de Mercedes. Allí corrieron los primeros años de mi infancia, solo en el invierno, hasta que mi hermana, que fue siempre el mejor de mis amigos, pudo compartir mis juegos. En verano, casi siempre teníamos la compañía de los primos. De todo aquello evoco, en ráfagas, algunos acontecimientos. Uno, muy vivo, el de la tarde en que mi madre se rompió un brazo y tuvieron que llevarla a Mercedes, de noche y con malos caminos, en una volanta tirada por cuatro caballos. Recuerdo que nos quedamos acongojados y que un peón viejo que nos cuidaba nos hizo unos sables de madera. Le agradezco, a través del tiempo, el consuelo.
Cuando tenía siete años, dejamos San Eladio para instalarnos en el partido de Magdalena, zona de campos largos, donde todavía se salva el paisano frente a la soledad y lejanía. Allí comienza, desde la llegada, la época más dichosa de mi infancia. Vivimos en una casa grande, oculta en un monte de plantas añosas. El campo, quebrado y virgen, estaba cruzado de arroyos que corrían mansamente en verano y se desbordaban de invierno. Aún los veo platear a lo lejos, después de las lluvias.
Allí tuve un perro negro cuyo nombre siempre evocamos en nuestras charlas, un rifle del 9 y un petizo colorado, que todavía vive, gordo y bichoco, pero aún con mañas.
De ahí datan, también, mis primeros recuerdos literarios. El primero, de “Los Caranchos de La Florida”, de Benito Lynch, que oí leer en voz alta; después el de “Amalia”, de José Mármol, que leí por mi cuenta, a los nueve años. Mi madre me enseñó las primeras letras y me transmitió su amor por la naturaleza. Mi padre, su afición por el campo; los dos, el cariño intenso por las cosas, por su presente, y su historia.
Más tarde tuvimos una maestra particular y exámenes de fin de año en Buenos Aires. Aquellos viajes influían notablemente en mi espíritu. Sentía en la ciudad una sensación de angustia. La gente me desconcertaba con su seguridad y rapidez para todo. Aún me ocurre algo de eso. Me ha quedado para siempre el ritmo tranquilo y sosegado del campo.
Nunca olvidaré las personas que pasaron por mi casa. Ellos fueron mis amigos y mis maestros en cosas de campo y hasta en filosofía de la vida: Juan Paniagua, Heriberto Bello, Aristóbulo Velásquez, Florencio Dorado, tantos otros. Los tengo presente a todos, con sus rostros serios o taimados. Más que a ninguno al que creció conmigo, Juan Chiclana, de recuerdo y amistad imborrables. Junto a ellos aprendí a mirar el campo, a conocer sus trabajos y sus secretos; el nombre de cada yuyo, los pelos de los caballos, las gracias de las comparaciones. También a sufrir callado y a conformarse con lo que venga.
A los 12 años (1927) ingresé como pupilo en el Colegio Euskal-Echea, de Llavallol. Al principio sufrí lo indecible, pero, poco a poco me fue absorbiendo el ambiente. El dolor se repetía todos los años al final de las vacaciones que, sin excepción, pasé en el campo. En ese colegio cursé el quinto y sexto grado y todo el bachillerato. Allí también se despertó mi vocación poética. Lo primero que escribí fue un largo poema gauchesco en cuartetas, Destino Gaucho, que corría de mano en mano, subrepticiamente, en las horas de estudio. Mis lecturas, en general, eran malas: los libros que encontraba en la biblioteca y algunas novelas que entraban de contrabando. Me salvaba en los poetas: clásicos castellanos y algunos románticos franceses.
Tuve un profesor de literatura, el padre Bernardino de Estella, que me dio buenos consejos, que no siempre aproveché. Ningún compañero de vocación literaria, pero sí excelentes amigos.
Finalizados los estudios secundarios, partí para el campo. Mi familia se había instalado nuevamente en San Eladio. Esta época está fijada en el poema así llamado que apareció en “Región de Soledad”. Allí estudié, malamente, el ingreso a la Facultad de Derecho, completamente absorbido por la poesía. Escribía mucho y muy mal. Me daba cuentan de ello, de la falsedad de los temas, del mal empleo de las palabras, del desconocimiento del idioma. Aprobé el ingreso a la Facultad mencionada, pero me resultaron muy penosos los estudios jurídicos, que abandoné en 1936, para pasar a la Facultad de Filosofía y Letras, donde me gradué en 1942.
De ese tiempo conservo algunos buenos recuerdos. Mi reconocimiento de estudiante se detiene en los nombres de Carmelo M. Bonet y José María Monner Sans.
Desde 1936 he estado poco en el campo. Incorporada mi vida a la ciudad, me acostumbré a quererla y comprenderla. Para ella será seguramente, la segunda parte de mi canto.
Mi primer libro, “Poema de Arroyo y Alma”, apareció a fines de 1937. lo había escrito de un tirón en San Eladio durante las vacaciones de julio. El poema se quedó en el propósito por precipitado y entusiasta. Pero tuvo el mérito de indicarme el rumbo del pasado, donde después se ha gestado toda mi obra.
En 1941, “El Arroyo Perdido” señala una época de transición, de búsqueda, de
afán de síntesis. Así como en el primer libro pudo haber influido un poco el Bernárdez de El Buque, en éste tal vez, haya ocurrido otro tanto con el Molinari de Elegía de las Altas Torres. En el fondo no fue más que postura. Entonces, yo ya sabía que mi mensaje era distinto al de todos
Por fin, en 1943, “Región de Soledad” reúne bajo su título unos cuantos poemas donde mi voz se aclaraba.
No he pertenecido a ningún cenáculo literario, a ninguna agrupación de poetas jóvenes, ni he colaborado en ninguna de sus revistas. Mi primera colaboración apareció en La Prensa (…). Desde entonces sigo publicando regularmente en ese diario.
29 DE ENERO DE 1915 NACE
JAIME DE NEVARES
Sacerdote católico designado obispo de Neuquén en 1961, participó en el célebre Concilio Vaticano II y en la Confederación Episcopal Latinoamericana de Medellín.
Defensor de los obreros de la construcción que llevaron adelante varias medidas de protesta durante la edificación de la represa de El Chocón, fue creador de los equipos pastorales Migraciones, Social, Carcelaria, adhiriendo al Equipo Diocesano de Pastoral Aborigen.
Firme opositor a la dictadura militar, fue cofundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humano y del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, integró en 1983 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas y en 1994 fue electo convencional constituyente para la reforma de la Constitución de 1994, a la que renunció ruidosamente debido a que la convención era manejada a su conveniencia por Carlos Menem y Raúl Alfonsín de acuerdo a lo establecido en el Pacto de Olivos.
Falleció en Neuquén, el 19 de mayo de 1995.

ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...