sábado, 15 de octubre de 2016

15 DE OCTUBRE DE 1920 NACE:
MARIO PUZO
Narrador estadounidense, nacido en Nueva York en 1920 y fallecido en Long Island (Nueva York) el 2 de julio de 1999. Creador de algunas de las historias más célebres de la literatura de consumo de la segunda mitad del siglo XX, alcanzó renombre universal merced a la adaptación cinematográfica de su novela El padrino (1969), ambientada en el turbulento mundo de la mafia norteamericana.

Nacido en el seno de una familia de emigrantes napolitanos de muy escasos recursos económicos, se topó desde su temprana infancia con grandes dificultades que amenazaban con impedir el desarrollo de sus brillantes dotes intelectuales: sus padres eran analfabetos, la pobreza le impidió adquirir una formación escolar adecuada, y las condiciones en que se desarrollaba su vida familiar -dominada, además, por la severidad de una madre posesiva y enérgica- le empujaron a la calle en medio de la denominada "Cocina del Diablo", una de las barriadas más peligrosas de Manhattan.

Así las cosas, el joven Mario pronto se vio obligado a desempeñar las ocupaciones más insospechadas, que iban desde actividades marginales situadas al mismo borde de la legalidad, hasta trabajos de oficinista y contable. Sin embargo, a la hora de decantarse por estas tareas tan eventuales como imprescindibles para su subsistencia, su innata vocación literaria le impulsó a ir seleccionando trabajos en los que podía ir adquiriendo y perfeccionando el oficio de escritor. Así, fue redactor de publicaciones eróticas destinadas al público masculino y, posteriormente, de colecciones de literatura de consumo centradas en la recreación épica de hazañas bélicas.

Decidido, finalmente, a dar el gran salto como escritor original y autónomo, a mediados de los años cincuenta irrumpió en el panorama literario estadounidense con The dark arena (La arena sucia, 1955), obra que pasó inadvertida para críticos y lectores. Una suerte pareja corrió su siguiente entrega narrativa, titulada The Fortunate Pilgrim (El peregrino afortunado, 1965), en la que, pese a todo, halló el filón temático que habría de granjearle un reconocimiento internacional: la vida de los emigrantes italianos en la gran urbe de Nueva York.

Para sobrellevar la discreta acogida de sus dos novelas primerizas, Mario Puzo trabajó como oficinista en una editorial, donde trabó contacto con un directivo que vislumbró las posibilidades de éxito que aguardaban a una novela capaz de reflejar con crudeza y realismo las turbulentas relaciones entre los miembros de la mafia italo-americana; una novela en la que la violencia y la venganza derivadas de los negocios legales e ilegales de los personajes principales no restara protagonismo a las relaciones amorosas, sociales y familiares establecidas entre todos ellos. Dada su condición de descendiente de emigrantes napolitanos afincados en Nueva York, Mario Puzo recibió en encargo de escribir esta obra; de ahí salió The godfather (El padrino, 1969), una novela que inmediatamente hizo olvidar al autor sus dos fracasos literarios anteriores, ya que alcanzó un éxito de ventas sin precedentes hasta ese momento, con veintiún millones de ejemplares vendidos en el todo el mundo, traducciones a más de veinte idiomas diferentes, y tres versiones cinematográficas (correspondientes a cada una de las tres partes en que está dividida la novela) que, realizadas en 1972, 1974 y 1990 por el cineasta norteamericano Francis Ford Coppola, fueron galardonadas con numerosos Oscarsde Hollywood y lograron grandes éxitos de taquilla en las salas cinematográficas de todo el mundo.

El padrino narra la historia de los Corleone, miembros de una familia de emigrantes italianos que, tan pronto como arriba a Nueva York, se ve inmersa en la compleja trama de la mafia italo-americana. El ascenso vertiginoso de esta familia a través de los cauces violentos del crimen organizado, narrado por parte de Mario Puzo con una eficaz tosquedad que sitúa la novela, en ocasiones, al mismo límite del género documental, reflejó de forma tan asombrosa los mecanismos que regulan el funcionamiento de ciertas sociedades mafiosas (principalmente, la "Cosa Nostra"), que el escritor neoyorquino se vio precisado a manifestar públicamente en reiteradas ocasiones que jamás había pertenecido al crimen organizado, ni mantenido contacto alguno con personas relacionadas con él. A pesar de ello, el retrato fue tan fidedigno que provocó una airada protesta de la Liga en Favor de los Derechos Civiles de los Italo-Americanos, que consiguió la eliminación del original de toda mención explícita a la mafia, a la "Cosa Nostra" o a cualquier otra organización susceptible de ser identificada con la emigración italiana.

Por lo demás, el triunfo arrollador de las versiones cinematográficas de Coppola -de cuyos guiones se responsabilizó el propio Mario Puzo- orientó definitivamente al escritor neoyorquino hacia el mundo de la gran pantalla, en el que había demostrado su valía no sólo como redactor de guiones, sino también a la hora de seleccionar a los actores que mejor podrían encarnar los personajes salidos de su pluma. Así, fue el propio Mario Puzo quien decidió el protagonismo estelar de Marlon Brando en el papel de Don Corleone, pero también la participación de otros intérpretes cuyo trabajo engrandeció la realización de Francis F. Coppola, como Al Pacino, James Caan, Robert Duvall, Andy García o Diane Keaton. Entre las numerosas estatuillas de Hollywood que recayeron sobre las tres versiones cinematográficas de la novela de Puzo, el propio autor recibió dos Oscars que venían a galardonar sus labores como guionista en El Padrino y El Padrino II.

Posteriormente, una versión de la novela The Fortunate Pilgrim sirvió de base para el guión de la serie televisiva Mamá Lucía, protagonizada por la actriz italiana Sophia Loren en 1988. Cuatro años antes, Mario Puzo había vuelto a ocuparse del género narrativo para publicar la novela The sicilian (El siciliano, 1984), ambientada en la Sicilia pobre y hambrienta de después de la II Guerra Mundial.

A comienzos de la década de los años noventa quiso volver al cine como guionista de la película titulada Cristóbal colón: El Descubrimiento, subvencionada por la Sociedad Estatal V Centenario, producida por Alexander Salkind, dirigida por George P. Cosmatos y protagonizada por Timothy Dalton; sin embargo, el guión de Mario Puzo fue rechazado por los productores, quienes, después de habérselo ofrecido también a John Briley, se lo encargaron finalmente a Cary Bates. A pesar de ello, Mario Puzo ha pasado por derecho propio la historia de la industria cinematográfica de Hollywood, y no sólo por las adaptaciones al cine de sus propias novelas, ya que firmó los guiones de otras cintas tan taquilleras como Superman (1978), Superman II (1980) y The Cotton Club (1984).

En 1991 apareció en lengua española una nueva novela del escritor neoyorquino,The fourth K (La cuarta K), centrada en un supuesto atentado contra el papa Juan Pablo II. Cinco años después vio la luz en Estados Unidos y en Italia The Last Don(El último Don, 1996), una nueva entrega novelesca de Mario Puzo centrada en el mundo de la mafia, y aderezada con encendidas pasiones que dan pie a odios, traiciones, corrupciones, aventuras amorosas y terribles venganzas, en medio de espectaculares negocios ilegales sostenidos por el complejo entramado mafioso. Tan esperado era el retorno de Mario Puzo al mundo novelesco del crimen organizado, que la editorial que había adquirido los derechos de The Last Don lanzó una tirada inicial de trescientos cincuenta mil ejemplares.

El resto de la producción narrativa de Mario Puzo está formado por diferentes obras menores, entre las que cabe citar las novelas John Merly, Fools Die (traducida al castellano bajo el título de Los tontos mueren) y Las extrañas vacaciones de David Shaw. En activo hasta los últimos días de su vida, en 1999 puso fin al manuscrito de su última novela, titulada Omertá, en la que regresaba a su querido mundo del crimen organizado, ahora analizado desde el estudio del hermético código de silencio que regula las relaciones entre los miembros de la mafia. Pero el autor neoyorquino no logró ver impresa la primera edición de este trabajo postrero, ya que un infarto de miocardio acabó de manera fulminante con su vida el día 2 de julio de 1999, mientras reposaba en su mansión de Long Island (Nueva York). Pocos días antes, Mario Puzo había colaborado con su amigo Francis F. Coppola en la preparación de la cuarta parte de El Padrino, para cuya realización ambos habían entrado ya en conversaciones con los actores Andy García y Leonardo DiCaprio.
Resultado de imagen para MARIO PUZO

 15 DE OCTUBRE DE 1844 NACE:

FRIEDRICH NIETZSCHE

(Röcken, actual Alemania, 1844-Weimar, id., 1900) Filósofo alemán, nacionalizado suizo. Su abuelo y su padre fueron pastores protestantes, por lo que se educó en un ambiente religioso. Tras estudiar filología clásica en las universidades de Bonn y Leipzig, a los veinticuatro años obtuvo la cátedra extraordinaria de la Universidad de Basilea; pocos años después, sin embargo, abandonó la docencia, decepcionado por el academicismo universitario. En su juventud fue amigo de Richard Wagner, por quien sentía una profunda admiración, aunque más tarde rompería su relación con él.

Friedrich Nietzsche

La vida del filósofo fue volviéndose cada vez más retirada y amarga a medida que avanzaba en edad y se intensificaban los síntomas de su enfermedad, la sífilis. En 1882 pretendió en matrimonio a la poetisa Lou Andreas Salomé, por quien fue rechazado, tras lo cual se recluyó definitivamente en su trabajo. Si bien en la actualidad se reconoce el valor de sus textos con independencia de su atormentada biografía, durante algún tiempo la crítica atribuyó el tono corrosivo de sus escritos a la enfermedad que padecía desde joven y que terminó por ocasionarle la locura.

Los últimos once años de su vida los pasó recluido, primero en un centro de Basilea y más tarde en otro de Naumburg, aunque hoy es evidente que su encierro fue provocado por el desconocimiento de la verdadera naturaleza de su dolencia. Tras su fallecimiento, su hermana manipuló sus escritos, aproximándolos al ideario del movimiento nazi, que no dudó en invocarlos como aval de su ideología; del conjunto de su obra se desprende, sin embargo, la distancia que lo separa de ellos.

Entre las divisiones que se han propuesto para las obras de Nietzsche, quizá la más sincrética sea la que distingue entre un primer período de crítica de la cultura y un segundo período de madurez en que sus obras adquieren un tono más metafísico, al tiempo que se vuelven más aforísticas y herméticas. Si el primer aspecto fue el que más impacto causó en su época, la interpretación posterior, a partir de Heidegger, se ha fijado, sobre todo, en sus últimas obras.

Como crítico de la cultura occidental, Nietzsche considera que su sentido ha sido siempre reprimir la vida (lo dionisíaco) en nombre del racionalismo y de la moral (lo apolíneo); la filosofía, que desde Platón ha transmitido la imagen de un mundo inalterable de esencias, y el cristianismo, que propugna idéntico esencialismo moral, terminan por instaurar una sociedad del resentimiento, en la que el momento presente y la infinita variedad de la vida son anulados en nombre de una vida y un orden ultraterrenos, en los que el hombre alivia su angustia.

Su labor hermenéutica se orienta en este período a mostrar cómo detrás de la racionalidad y la moral occidentales se hallan siempre el prejuicio, el error o la mera sublimación de los impulsos vitales. La «muerte de Dios» que anuncia el filósofo deja al hombre sin la mezquina seguridad de un orden trascendente, y por tanto enfrentado a la lucha de distintas voluntades de poder como único motor y sentido de la existencia. El concepto de voluntad de poder, perteneciente ya a sus obras de madurez, debe interpretarse no tanto en un sentido biológico como hermenéutico: son las distintas versiones del mundo, o formas de vivirlo, las que se enfrentan, y si Nietzsche ataca la sociedad decadente de su tiempo y anuncia la llegada de un superhombre, no se trata de que éste posea en mayor grado la verdad sobre el mundo, sino que su forma de vivirlo contiene mayor valor y capacidad de riesgo.

Otra doctrina que ha dado lugar a numerosas interpretaciones es la del eterno retorno, según la cual la estructura del tiempo sería circular, de modo que cada momento debería repetirse eternamente. Aunque a menudo Nietzsche parece afirmar esta tesis en un sentido literal, ello sería contradictorio con el perspectivismo que domina su pensamiento, y resulta en cualquier caso más sugestivo interpretarlo como la idea regulativa en que debe basarse el superhombre para vivir su existencia de forma plena, sin subterfugios, e instalarse en el momento presente, puesto que si cada momento debe repetirse eternamente, su fin se encuentra tan sólo en sí mismo, y no en el futuro.

jueves, 13 de octubre de 2016

13 DE OCTUBRE DE 2016 MUERE:

DARIO FO
(San Giano, 1926) Dramaturgo y actor italiano, Premio Nobel de Literatura en 1997. Ignorado por las historias de la literatura o mencionado lateralmente, las obras de este autor aparecen disimuladas por su actividad como uno de los más completos hombres de teatro de su país. De hecho, para muchos críticos, Fo es esencialmente un comediante. Sin embargo, este excelente intérprete y director escénico supo fundir con enorme habilidad diversas tradiciones textuales: el humor de las vanguardias, la comicidad de la commedia dell´arte y la sátira política. Una de sus obras maestras, Misterio bufo (1969), un conjunto de monólogos contra la sociedad y la Iglesia, contiene las claves de su magisterio teatral en toda Europa. Cada secuencia está tramada con un ritmo y una tensión dramática y cómica preestablecidas, a las que la improvisación se debe ajustar.

Dario Fo
Debutó con variedades satíricas de gran impacto moral, de las que era coautor junto con Franco Parenti -Il dito nell'occhio (1953) y Sani da legare (1954)-. Entre 1959 y 1967 hizo representar las Farse, dirigidas a un público burgués, en salas tradicionales, que de todos modos reflejaban, por medio de la estructura extravagante de la historia, de su ritmo agitado, de la inesperada explosión de efectos escénicos, una realidad cultural, costumbrista o, en ocasiones, política distorsionada o anormal -Isabella, tre caravelle e un cacciaballe (1963) o La signora è da buttare (1967)-.
Tras adherirse a las inquietudes juveniles de finales de los años sesenta, Fo optó por circuitos teatrales alternativos, y sus Commedie, de las que ha escrito ya varios volúmenes, significan una agresión cada vez mayor a la realidad del país, favoreciendo antes, durante y después de su puesta en escena, una discusión abierta con el público acerca de los temas no resueltos de la gestión política de la democracia.
Otra de sus obras más representadas, Muerte accidental de un anarquista (1971), estrenada en Milán por el colectivo La Comune, corroboró la percepción que Fo tiene de sí mismo: un juglar decididamente subversivo. Las consecuencias de sus posiciones políticas no fueron agradables: su mujer, Franca Rame, fue secuestrada por grupos fascistas y el Vaticano lo calificó de bufón, opinión que mantuvo incluso después del galardón sueco.
Distanciado del Partido Comunista a partir de los años 1980, estrenó Trompetas y frambuesas y Escarnio del miedo en 1981, inspirada en el secuestro de Aldo Moro. Entre sus obras más conocidas también figuran El dedo en el ojo (1953), Séptimo, roba un poco menos (1964), Razono y canto (1972), No se paga, no se paga(1974).

miércoles, 12 de octubre de 2016


12 DE OCTUBRE DE 1916 MUERE EL PAYADOR
GABINO EZEIZA 


Deja de existir en Buenos Aires el payador Gabino Ezeiza, "El Invencible"
Poeta y payador, revolucionario del 90 y seguidor de Yrigoyen, adquirió celebridad como improvisador y autor de más de quinientas composiciones. Discípulo del moreno Pancho Luna, un pulpero del barrio del Mondongo de quien se decía que había payado -y perdido- contra Santos Vega, Gabino Ezeiza ya incursionaba en ese arte en el año 1872, siendo considerado el más notable payador del Río de la Plata. Había nacido en el barrio porteño de San Telmo el 3 de febrero de 1858.
FRANCIS LEDWIDGE 

A un muerto.
Un mirlo cantando,
Sobre un campo de musgo tapizado,
Capullos que ensombrecen,
Penumbras que salvajes florecen,
Una canción en el bosque,
Un barco en el mar,
La canción era tuya,
El barco sólo mío.
Un mirlo cantando,
Lo oigo en mi atribulada mente,
Capullos en el viento,
Los veo en un distante aliento,
Pero el dolor y el silencio
Son del bosque su lamento,
El silencio es tuyo,
El dolor sólo mío.

Resultado de imagen para FRANCIS LEDWIDGE   A un muerto.

JACQUES PRÉVERT
Desayuno


Echó café
en la taza.
Echó leche
en la taza de café.
Echó azúcar
en el café con leche.
Con la cucharilla
lo revolvió.
Bebió el café con leche.
Dejó la taza
sin hablarme.
Encendió un cigarrillo.
Hizo anillos
de humo.
Volcó la ceniza
en el cenicero
sin hablarme.
Sin mirarme
se puso de pie.
Se puso
el sombrero.
Se puso
el impermeable
porque llovía.
se marchó
bajo la lluvia.
Sin decir palabra.
Sin mirarme.
Y me cubrí
la cara con las manos.
Y lloré.
Resultado de imagen para cafe

BOB DYLAN
Tren viajero
Hay un tren de hierro, que ha estado rodando a lo largo de los años
Con una caja de combustible llena de odio y un horno lleno de temores 
Si alguna vez le habéis oído, o habéis visto su carcasa rota de color de sangre.
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.

¿Os habéis parado alguna vez a pensar en todo el odio que lleva?
¿Habéis visto alguna vez a sus pasajeros, a sus pobres almas confusas y enloquecidas?
¿Habéis empezado a pensar que tenéis que detener ese tren?
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.
¿Os cansáis alguna vez de los sonidos sermoneantes del miedo
Cuando han golpeado vuestra cabeza y martilleado en vuestros oídos?
¿Habéis preguntado sobre ello y no os han contestado?
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.
Me pregunto si los líderes de las naciones son conscientes
De este mundo asesino que me dejan en las manos
¿Os habéis quedado despiertos alguna noche preguntándonos?
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.
¿No habéis estado nunca a punto de decir, o habéis dicho para vosotros mismos
Que la persona que está a vuestro lado puede estar equivocada?
¿Acaso el delirio de los locos hace enloquecer vuestras tripas?
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.
¿Os deprimen acaso los maniáticos asesinos y los que odian?
¿Os marean la política y los sermones?
¿Os duele el corazón con los incendios de autobuses?
Entonces habéis oído mi voz cantando y sabéis cómo me llamo.

martes, 11 de octubre de 2016

CARL SANDBURG
Tumbas
Soñé que un hombre plantaba cara a un millar,
un hombre condenado por bobo y obstinado.
Año tras año recorría las calles,
y mil encogimientos de hombros, mil abucheos
lo saludaban en las espaldas y las bocas al pasar.
Murió solo
y sólo el enterrador acudió a su funeral.
Crecen las flores sobre su tumba y se mecen al viento,
y sobre las tumbas de los otros mil
también crecen y se mecen las flores al viento.
Las flores y el viento,
las flores se mecen sobre las tumbas de los muertos,
pétalos rojos, hojas amarillas, manchas blancas,
masas violáceas y desmoronadas...
Te amo y amo tu gran manera de olvidar.
RYUNOSUKE AKUTAGAWA
Cuerpo de mujer
Una noche de verano un chino llamado Yang despertó de pronto a causa del insoportable calor. Tumbado boca abajo, la cabeza entre las manos, se había entregado a hilvanar fogosas fantasías cuando se percató de que había un pulga avanzando por el borde de la cama. En la penumbra de la habitación la vio arrastrar su diminuto lomo fulgurando como polvo de plata rumbo al hombro de su mujer que dormía a su lado. Desnuda, yacía profundamente dormida, y oyó que respiraba dulcemente, la cabeza y el cuerpo volteados hacia su lado.
Observando el avance indolente de la pulga, Yang reflexionó sobre la realidad de aquellas criaturas. "Una pulga necesita una hora para llegar a un sitio que está a dos o tres pasos nuestros, aparte de que todo su espacio se reduce a una cama. Muy tediosa sería mi vida de haber nacido pulga..."
Dominado por estos pensamientos, su conciencia se empezó a oscurecer lentamente y, sin darse cuenta, acabó hundiéndose en el profundo abismo de un extraño trance que no era ni sueño ni realidad. Imperceptiblemente, justo cuando se sintió despierto, vio, asombrado, que su alma había penetrado el cuerpo de la pulga que durante todo aquel tiempo avanzaba sin prisa por la cama, guiada por un acre olor a sudor. Aquello, en cambio, no era lo único que lo confundía, pese a ser una situación tan misteriosa que no conseguía salir de su asombro.
En el camino se alzaba una encumbrada montaña cuya forma más o menos redondeada aparecía suspendida de su cima como una estalactita, alzándose más allá de la vista y descendiendo hacia la cama donde se encontraba. La base medio redonda de la montaña, contigua a la cama, tenía el aspecto de una granada tan encendida que daba la impresión de contener fuego almacenado en su seno. Salvo esta base, el resto de la armoniosa montaña era blancuzco, compuesto de la masa nívea de una sustancia grasa, tierna y pulida. La vasta superficie de la montaña bañada en luz despedía un lustre ligeramente ambarino que se curvaba hacia el cielo como un arco de belleza exquisita, a la par que su ladera oscura refulgía como una nieve azulada bajo la luz de la luna.
Los ojos abiertos de par en par, Yang fijó la mirada atónita en aquella montaña de inusitada belleza. Pero cuál no sería su asombro al comprobar que la montaña era uno de los pechos de su mujer. Poniendo a un lado el amor, el odio y el deseo carnal, Yang contempló aquel pecho enorme que parecía una montaña de marfil. En el colmo de la admiración permaneció un largo rato petrificado y como aturdido ante aquella imagen irresistible, ajeno por completo al acre olor a sudor. No se había dado cuenta, hasta volverse una pulga, de la belleza aparente de su mujer. Tampoco se puede limitar un hombre de temperamento artístico a la belleza aparente de una mujer y contemplarla azorado como hizo la pulga.
ALMAFUERTE
¡Vera violetta!
En pos de su nivel se lanza el río
Por el gran desnivel de los breñales; 
El aire es vendaval, y hay vendavales
Por la ley del no-fin, del no-vacío;
La más hermosa espiga del estío
No sueña con el pan en los trigales;
El más noble panal de los panales
No declaró jamás: Yo no soy mío.
Y el sol, el padre sol, el raudo foco
Que fomenta la vida en la Natura,
Por fecundar los polos no se apura,
Ni se desvía un ápice tampoco...
¡Todo lo alcanzarás, solemne loco,
Siempre que lo permita tu estatura!
JAIME TORRES BODET
Agosto
Va a llover... Lo ha dicho al césped
El canto fresco del río;
El viento lo ha dicho al bosque
Y el bosque al viento y al río...
Va a llover... Crujen las ramas
Y huele a sombra en los pinos...
Naufraga en verde el paisaje...
Pasan pájaros perdidos...
¡Qué solo te quedas tú
Pobre corazón sin nido.

VICTOR HUGO
A una mujer
¡Niña!, si yo fuera rey daría mi reino,
mi trono, mi cetro y mi pueblo arrodillado,
mi corona de oro, mis piscinas de pórfido,
y mis flotas, para las que no bastaría el mar,
por una mirada tuya.
Si yo fuera Dios, la tierra y las olas,
los ángeles, los demonios sujetos a mi ley.
Y el profundo caos de profunda entraña,
la eternidad, el espacio, los cielos, los mundos
¡daría por un beso tuyo!
ADELA ZAMUDIO
NACER HOMBRE
Resultado de imagen para ADELA ZAMUDIO  NACER HOMBRE
Cuánto trabajo ella pasa
Por corregir la torpeza
De su esposo, y en la casa,
( Permitidme que me asombre).
Tan inepto como fatuo,
Sigue él siendo la cabeza,
Porque es hombre!
Si algunos versos escribe,
De alguno esos versos son,
Que ella sólo los suscribe.
(Permitidme que me asombre).
Si ese alguno no es poeta,
Por qué tal suposición
Porque es hombre!
Una mujer superior
En elecciones no vota,
Y vota el pillo peor.
(Permitidme que me asombre).
Con tal que aprenda a firmar
Puede votar un idiota,
Porque es hombre!
El se abate y bebe o juega.
En un revés de la suerte:
Ella sufre, lucha y ruega.
(Permitidme que me asombre).
Que a ella se llame el "ser débil"
Y a él se le llame el "ser fuerte".
Porque es hombre!
Ella debe perdonar
Siéndole su esposo infiel;
Pero él se puede vengar.
(Permitidme que me asombre).
En un caso semejante
Hasta puede matar él,
Porque es hombre!
Oh, mortal privilegiado,
Que de perfecto y cabal
Gozas seguro renombre!
En todo caso, para esto,
Te ha bastado
Nacer hombre.


JACOBO FIJMAN
REQUIEM
Olores de amarillo.
Aliso de silencios
cual colgaduras tiesas
en la flor negra de mi estancia.
Sonrisa azul y blanca.
Gritos desesperados de los trenes
que doblan imprevistos horizontes
de lluvias y de fríos.
Otoño-
taburete desolado;
tabaquera de días rubios,
lánguidos y descalzos
y oscuras tardes de Rosario.
Un rebullir de sillas me despierta;
sabor de infancia; olores de amarillo.
11 DE OCTUBRE DE 1854 NACE
ADELA  ZAMUDIO
(La Paz, 1854 - Cochabamba, 1928) Poetisa y novelista boliviana. Su notable figura representó en su país la transición del romanticismo al modernismo.
Dirigió la primera escuela laica de Bolivia en La Paz. Además fundó también la primera escuela de pintura para mujeres (1911) y posteriormente para niños, en uno de los arrabales de la capital. En 1928 recibió la máxima condecoración literaria otorgada por el gobierno de la nación. Entre su dedicación a la enseñanza y su actividad literaria, Zamudio desarrolló una significativa labor sociocultural en pro de la emancipación intelectual y social de la mujer.
Sus inicios creativos fueron la publicación de algunos poemas bajo el seudónimo de Soledad, con una lírica fluida en la que aparecían la naturaleza y los sentimientos como temas principales, elementos que después terminaron por ser fundamentales en su obra, donde supo expresarse sirviéndose de todos los géneros y formas retóricas.
Autora de varias piezas de teatro, de ensayos pedagógicos y políticos, cuentista y poeta de extrema preocupación social y angustia filosófica, en sus textos reveló una singular conjunción entre rebeldía y misticismo. Entre sus principales obras sobresalen Ensayos políticos (Buenos Aires, 1887), Íntimas, Peregrinando y Ráfagas (París, 1914).
El lugar más destacado entre la producción poética de Zamudio lo ocupa la obra Ensayos poéticos, publicada en Buenos Aires en 1928, con un prólogo de Juan José García Velloso. En dicha obra aparecen reflejados todos los temas recurrentes de la escritora -la vida, la naturaleza, la preocupación filosófica, los sentimientos y la mujer-, consolidándose el estilo armonioso y sencillo que caracterizaron una escritura entre tierna y pesimista.
Resultado de imagen para adela zamudio

lunes, 10 de octubre de 2016



Resultado de imagen para ROBERTO ARLT "Aguafuertes porteñas" La tragedia del hombre honradoROBERTO ARLT
"Aguafuertes porteñas"
La tragedia del hombre honrado
Todos los días asisto a la tragedia de un hombre honrado. Este hom­bre honrado tiene un café que bien puede estar valuado en treinta mil pesos o algo más. Bueno: este hombre honrado tiene una esposa honrada.
A esta esposa honrada la ha colocado a cuidar la victrola. Dicho procedi­miento le ahorra los ochenta pesos mensuales que tendría que pagarle a una victrolista. Mediante este sistema, mi hombre honrado economiza, al fin del año, la respetable suma de novecientos sesenta pesos sin contar los intereses capitalizados. Al cabo de diez años tendrá ahorrados…
Pero mi hombre honrado es celoso. ¡Vaya si he comprendido que es celoso! Levantando la guardia tras la caja, vigila, no sólo la consumición que hacen sus parroquianos, sino también las miradas de éstos para su mujer. Y sufre. Sufre honradamente. A veces se pone pálido, a veces le fulguran los ojos. ¿Por qué? Porque alguno se embota más de lo debido con las regordetas pantorrillas de su cónyuge. En estas circunstancias, el hombre honrado mira para arriba, para cerciorarse si su mujer correspon­de a las inflamadas ojeadas del cliente, o si se entretiene en leer una revis­ta. Sufre. Yo veo que sufre, que sufre honradamente; que sufre olvidando en ese instante que su mujer le aporta una economía diaria de dos pesos sesenta y cinco centavos; que su legitima esposa aporta a la caja de aho­rros novecientos sesenta pesos anuales. Sí, sufre. Su honrado corazón de hombre prudente en lo que atañe al dinero, se conturba y olvida de los intereses cuando algún carnicero, o cuidador de ómnibus, estudia la anato­mía topográfica de su también honrada cónyuge. Pero más sufre aún cuan­do, el que se deleita contemplando los encantos de su esposa, es algún mozalbete robusto, con bigotitos insolentes y espaldas lo suficientemente poderosas como para poder soportar cualquier trabajo extraordinario. En­tonces mi hombre honrado mira desesperadamente para arriba. Los celos que los divinos griegos inmortalizaron, le desencuadernan la economía, le tiran abajo la quietud, le socavan la alegría de ahorrarse dos pesos se­senta y cinco centavos por día; y desesperado hace rechinar los dientes y mira a su cliente como si quisiera darle tremendos mordiscones en los ri­ñones.
Yo comprendo, sin haber hablado una sola palabra con este hombre, el problema que está encarando su alma honrada. Lo comprendo, lo interpreto, lo “manyo”. Este hombre se encuentra ante un dilema hamletia­no, ante el problema de la burra Balaam, ante… ¡ante el horrible proble­ma de ahorrarse ochenta mangos mensuales! Son ochenta pesos. ¿Saben ustedes los bultos, las canastas, las jornadas de dieciocho horas que éste trabajó para ganar ochenta pesos mensuales? No; nadie se lo imagina.
De allí que lo comprendo. Al mismo tiempo quiere a su mujer. ¡Cómo no la va a querer! Pero no puede menos de hacerla trabajar, como el famoso tacaño de Anatole France no pudo menos de cortarle unas rebabas a las mo­nedas de oro que le ofrecía a la Virgen: seguía fiel a su costumbre.
Y ochenta pesos son ocho billetes de a diez pesos, dieciséis de a cinco y… dieciséis billetes de a cinco pesos, son plata… son plata…
Y la prueba de que nuestro hombre es honrado, es que sufre en cuanto empiezan a mirarle a la cónyuge. Sufre visiblemente. ¿Qué hacer? ¿Renun­ciar a los ochenta pesos, o resignarse a una posible desilusión conyugal?
Si este hombre no fuera honrado, no le importaría que le cortejaran a su propia esposa. Más aún, se dedicaría como el célebre señor Bergeret, a soportar estoicamente su desgracia.
No; mi cafetero no tiene pasta de marido extremadamente compla­ciente. En él todavía late el Cid, don Juan, Calderón de la Barca y toda la honra de la raza, mezclada a la terribilísima avaricia de la gente del terruño.
Son ochenta pesos mensuales. ¡Ochenta! Nadie renuncia a ochenta pesos mensuales porque sí. El ama a su mujer; pero su amor no es incom­patible con los ochenta pesos.
También ama su frente limpia de todo adorno, y también ama su comercio, la economía bien organizada, la boleta de depósito en el ban­co, la libreta de cheques. ¡Cómo ama el dinero este hombre honradisimo, malditamente honrado!
A veces voy a su café y me quedo una hora, dos, tres. El cree que cuando le miro a la mujer estoy pensando en ella, y está equivocado. En quien pienso es en Lenin… en Stalin… en Trotsky… Pienso con una ale­gría profunda y endemoniada en la cara que este hombre pondría si ma­ñana un régimen revolucionario le dijera:
-Todo su dinero es papel mojado.


GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA
Las contradicciones
No encuentro paz, ni me permiten guerra;
De fuego devorado, sufro el frío;
Abrazo un mundo, y quédome vacío;
Me lanzo al cielo, y préndeme la tierra.
Ni libre soy, ni la prisión me encierra;
Veo sin luz, sin voz hablar ansío;
Temo sin esperar, sin placer río;
Nada me da valor, nada me aterra.
Busco el peligro cuando auxilio imploro;
Al sentirme morir me encuentro fuerte;
Valiente pienso ser, y débil lloro.
Cúmplese así mi extraordinaria suerte;
Siempre a los pies de la beldad que adoro,
Y no quiere mi vida ni mi muerte.
PHILIP LARKIN
Este es el verso
Te joden, tu mamá y tu papá.
Podrían no hacerlo, pero lo hacen.
Te llenan con los defectos que tenían
Y agregan algo extra, justo para ti.

Pero también ellos, en su momento, fueron jodidos
Por gente estúpida que usaba sombreros y abrigos pasados de moda.
Gente que la mitad del tiempo era sentimentalmente austera
Y la otra mitad, se agarraban del cuello.
El hombre le cede la miseria al hombre,
Y se hunde en las profundidades como una plataforma marina.
Sal de ahí lo más pronto posible.
Y tú mismo no tengas hijos.
Resultado de imagen para PHILIP LARKIN Este es el verso
CACIQUE GUAICAIPURO CUAUHTÉMOC
Imagen relacionada
Exposición Discurso:
Discurso del cacique mexicano Guaicaipuro Cuatemoc ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea, el 8 de febrero de 2002.
Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuatemoc, he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.
Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace sólo quinientos años.

Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron.
El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.
El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento.
Yo los voy descubriendo.
También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.
¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!
¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!
¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios. 
Yo, Guaicaipuro Cuatemoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis. Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan "MarshallTesuma" para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización. 
Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos:
¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional?
Deploramos decir que no.
En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal.
En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente, hemos demorado todos estos siglos en cobrar. Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarle a nuestro hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia. Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300.
Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra. Muy pesadas son esas moles de oro y plata.
¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?
Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos.
Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica...
OLIVERIO GIRONDO
LLORAR A LÁGRIMA VIVA...


Llorar a lágrima viva. 
Llorar a chorros. 
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!


ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...