sábado, 11 de junio de 2022

11 DE JUNIO DE 2005 MUERE JUAN JOSÉ SAER

11 DE JUNIO DE 2005 MUERE 

JUAN JOSÉ SAER
Se conmemora el nacimiento de Saer | EDUVIM
(Serodino, 1937 - París, 2005) Narrador y poeta argentino cuya extensa y rica obra permaneció al margen de las vanguardias, pero al que se sitúa sin embargo como un innovador de la ficción contemporánea. En su singular estilo consigue una fusión de lo local y lo universal.
Abandonó los estudios de derecho y en 1962 comenzó a enseñar en el Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral. En 1968 viajó a Francia con una beca y desde entonces residió en ese país y dictó clases de literatura. Se inició en el mundo literario escribiendo poesía, que recogería años después en El arte de narrar (1977). Su residencia en el pueblo de Colastiné, sobre el río Paraná, a finales de la década de 1950, le permitió crear un espacio geográfico-literario habitado por personajes recurrentes. Publicó los relatos de En la zona (1960), Palo y hueso (1965), Unidad de lugar (1967), Cicatrices (1969) y las novelas Responso (1964) y La vuelta completa (1966).
En 1974, con la publicación de la novela El limonero real, Juan José Saer se desprendió del acento realista de sus primeros libros de relatos para dar comienzo a una de las obras más rigurosas y originales de la literatura argentina contemporánea. La influencia de Jorge Luis Borges y del objetivismo francés sirve de base para la singular operación realizada por Saer. De Borges tomó el perfil no psicologista y antirrealista de sus relatos, y la exaltación del artificio; de los objetivistas, el trabajo experimental con las categorías narrativas de personajes, espacio y tiempo, y la descomposición detenida de los gestos y de la mirada.
La forma en que se plasmaron estas influencias -la de Borges, cuando recién comenzaba a ocupar un lugar central en el sistema literario argentino; la del objetivismo, cuando la literatura del país vivía bajo el auge de la exaltación subjetivista de Rayuela- provocó un fenómeno muy singular de recepción de la obra de Saer. Primero fue reconocida por la crítica literaria y sólo mucho después, recién a mediados de la década de 1980, por el público. El premio Nadal de novela, que le fue otorgado en 1987, en Barcelona, por La ocasión, y la consiguiente repercusión pública, representaron, en efecto, el primer momento de coincidencia entre las sanciones del público y de la crítica literaria con respecto a su obra.
Publicó además La mayor (1976), Nadie nada nunca (1980), El entenado (1983), Glosa (1986) y El río sin orillas (1993), que propone un recorrido por la historia argentina a través de un curso fluvial. Con La pesquisa (1995) incursionó en el género policial, y en Las nubes (1997), falsa epopeya, viaje irónico y sentimental de un joven psiquiatra y cinco locos, ambientada en 1804, apunta sus ideas sobre el tiempo, el espacio y la historia. El concepto de ficción (1997), por otra parte, recoge sus ensayos literarios. Su obra ha sido traducida a diversas lenguas europeas. En 2006 apareció su novela póstuma titulada La grande.

miércoles, 8 de junio de 2022

 

8 DE JUNIO DE 1910 NACE MARIA LUISA BOMBAL

8 DE JUNIO DE 1910 NACE
MARIA LUISA BOMBAL
(María Luisa Bombal Anthes; Viña del Mar, 1910 - Santiago de Chile, 1980) Escritora chilena que perteneció a la narrativa de la llamada Generación de 1942, en la que la presencia de lo tradicional, junto al elemento social y lo innovadoramente creativo, eran características comunes a pesar de las distancias entre sus autores, a menudo muy diversos. En ocasiones se censuró, injustamente, su falta de compromiso, cuando en realidad su obra se adentra en la condición femenina para resaltar su radical soledad ante a la racionalidad masculina que domina el entramado social, empleando para ello técnicas narrativas renovadoras que profundizan en la psicología de sus personajes y se alejan del realismo.
De padre argentino y de madre con ascendencia del norte de Europa, María Luisa Bombal creció entre la literatura castellana y las germánicas, por lo que conoció prontamente las obras de Goethe, entre otros autores. Uno de sus escritores preferidos en la infancia fue Hans Christian Andersen, lo que quizá le marcó la preferencia por los ambientes y situaciones maravillosas. A la muerte de su padre (1923), la familia se trasladó a París, donde cursó sus estudios secundarios y universitarios. Su tesis de licenciatura, presentada en la Universidad de la Sorbona, trató sobre la obra de Prosper Merimée.

De vuelta en Chile en 1931, Pablo Neruda, entonces cónsul en Buenos Aires, la invitó dos años después a viajar al país vecino, donde la autora residió hasta 1940. Allí conoció a escritores como Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Silvina Ocampo y Manuel Mujica Láinez y desarrolló una intensa actividad en el círculo de la revista Sur. Ya en Chile, un desengaño amoroso la motivó a viajar de nuevo y se desplazó a los Estados Unidos, donde un tiempo después contrajo matrimonio con el francoamericano Rafael de Saint Phalle.

Su producción literaria no fue amplia en cuanto al número de obras publicadas, pero sí singular por la intensidad de sus contenidos. Además de evocar parte de sus experiencias, sobre todo las de los primeros viajes, su tema preferente es el de la soledad de la mujer en un mundo dominado por la racionalidad de los varones. Influida por la obra de Selma Lagerlöf y de Virginia Woolf, la presencia soterrada del conflicto y el tratamiento de lo psicológico son dos constantes de sus obras.

Lo más destacado de su producción se halla reunido en La última niebla (1934) y La amortajada (1941); en 1942 recibiría el Premio Municipal de Novela por la edición chilena de ambos libros. Estas dos obras marcaron la renovación de la novela latinoamericana, ya que respondían a una idea diferente de lo que debía ser la narración, y anticiparon el clima que está en la base del movimiento de literatura fantástica que promoverían Borges y Adolfo Bioy Casares en los años cuarenta.

En estas obras, María Luisa Bombal rechazó la novela como mera narración de los hechos, abandonó el relato testimonial (naturalista) y se acercó poéticamente a las motivaciones ocultas de la conciencia individual. Aunque algunos críticos tildaron su obra de "no comprometida" con la realidad, sus textos constituyen un documento para la historia social y cultural de Latinoamérica. En sus obras se repiten situaciones de pérdida, acoso y búsqueda en sus protagonistas, reflejando el conflicto entre lo femenino y lo masculino.

La última niebla

En La última niebla, además del extenso relato de este nombre, figuran otros cuatro: "El árbol", "Trenzas", "Lo secreto" y "Las islas nuevas", acompañando la novela corta que da título al segundo libro, "La historia de María Griselda", que la complementa.

Narrada por su protagonista, "La última niebla" es la historia de una mujer recién casada con un primo suyo, fuertemente unido al recuerdo de su primera mujer, muerta pocos meses antes, después de sólo tres de matrimonio. La recién casada se ve obligada por el marido a imitar a su difunta mujer, que sigue considerando perfecta. Una noche, durante una estancia en la ciudad, la mujer acompaña a un silencioso desconocido hasta una casa abandonada donde se le entrega. A partir de este momento, nunca dejará de pensar en él; será el recuerdo de su aventura nocturna lo que le ayudará a soportar su tediosa vida.

Su amor por el desconocido es tal que sobrevive por encima del dolor y la ausencia, y sólo el pensamiento de que existe y de que, en algún rincón del mundo, piensa en ella algunas veces, le hace la vida tolerable. Un día incluso cree descubrirle en el interior de un coche que se acerca y luego pasa sin detenerse. Pero cuando le confiesa a su marido su vieja aventura, éste le dice que jamás ha salido sola de casa por la noche, que el día al que se refiere se propasó en la bebida y que tal vez vio un fantasma.

Al volver a la ciudad en la trágica circunstancia del suicidio de su cuñada, se dedica a buscar la casa donde hace unos diez años vivió su aventura, y cuando la encuentra, la mujer que habita en ella le dice que el dueño de la misma lleva muerto más de quince y que era ciego. Después de esto sólo resiste la tentación de matarse porque se da cuenta de cuán ridículo resultaría hacerlo a su edad, y sigue a su marido para entregarse insensiblemente a una vejez sin entusiasmos ni recuerdos, mientras la niebla inmoviliza las cosas a su alrededor, borrando incluso el pasado.

"El árbol" tiene por protagonista a Brígida, la menor de seis hermanas, a quien su padre considera tonta, casada con un amigo de éste. Pero tampoco en el matrimonio encuentra la comprensión esperada, y únicamente resiste al lado de su marido porque se refugia en la intrincada selva de sueños que despiertan en la pared de su vestidor las ramas de un gomero que se levanta frente al mismo. Cuando lo derriban, Brígida, que sin el abrigo de las sombras de las ramas del árbol se siente desnuda en la habitación también desnuda, ya no es capaz de seguir junto a su marido y lo abandona.

En "Trenzas", después de algunas disquisiciones acerca de algunas trenzas famosas (las de Isolda, Melisandra, la María de Jorge Isaacs) se nos habla de dos hermanas completamente distintas y de una lenta agonía contemporánea al incendio que acaba con un bosque lejano del lugar. En una atmósfera mágica y al mismo tiempo lírica, también se desarrolla "Lo secreto", narrada en primera persona por el antiguo grumete de un barco pirata que se perdió en los fondos marinos.

En un ambiente rural, con lagunas en las que aparecen nuevas islas que luego desaparecen con igual facilidad, visitadas por apasionados cazadores de aves marinas, se desarrolla "Las islas nuevas", que tiene por protagonista a Yolanda, una extraña mujer en uno de cuyos hombros se insinúa el ala de la gaviota.

La amortajada

La protagonista de La amortajada acaba de morir cuando el relato comienza; pero por la noche, mientras sigue amortajada encima de la cama, se le entreabren los ojos y, sin que los demás lo adviertan, ve cuanto pasa a su alrededor; la vista de quienes van a visitarla le trae recuerdos de su pasado, como a éstos se los trae la visión de la muerta. Así, a base de sus recuerdos y los recuerdos de sus allegados, del primer hombre a quien se entregó siendo aún muy joven, del padre, el marido, los hijos, la hermana... se va entretejiendo la historia; hasta que llega un momento en el cual la protagonista, tras sufrir "la muerte de los vivos", anhela "la segunda muerte: la muerte de las muertos". Se trata de una historia tensa, de incomprensiones e irresistibles anhelos, en la que no faltan momentos estremecedores.

Esta narración se complementa con la "Historia de María Griselda", nuera de "la amortajada", contada por esta última; una mujer perseguida que, debido a su extraordinaria belleza, ha de sufrir que su marido la relegue a un lejano fundo de tierras sureñas. Extraordinarios retratos, sobresalen en todas estas historias los personajes femeninos, que en no pocas ocasiones se debaten entre la realidad y el sueño; son mujeres casi siempre incomprendidas, con una rica vida interior, que persiguen algo indescriptible que se les escapa, algo evanescente que se halla más allá de su propia conciencia; mujeres que, ajenas a cuanto les rodea, intentan defender su libertad y su condición de mujer.

lunes, 2 de mayo de 2022

2 DE MAYO DE 2017 MUERE ABELARDO CASTILLO

2 DE MAYO DE 2017 MUERE
ABELARDO CASTILLO

(San Pedro, 1935-2017) Narrador y dramaturgo argentino cuya obra narrativa se caracteriza por su prosa cortante y muchas veces reveladora de la sordidez de la realidad. Animador de la difusión y el debate literario-político, fundó con Arnoldo Liberman El Grillo de Papel, que luego se llamó El Escarabajo de Oro, una de las revistas literarias de más larga vida (1959-1974) en la época que acogió como colaboradores a muchas figuras del «Boom» de la literatura hispanoamericana (Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Miguel Ángel Asturias, Augusto Roa Bastos y Ernesto Sábato, entre otros). Posteriormente dirigió El Ornitorrinco (1977-1987). Compaginó su actividad literaria con las colaboraciones periodísticas y la dirección de talleres de creación literaria.

En 1961 obtuvo el premio Casa de las Américas por los cuentos de Las otras puertas, género que continuó con Cuentos crueles (1966), Los mundos reales (1972), Las panteras y el templo (1976), El cruce del Aqueronte (1982), Las maquinarias de la noche (1992) y Cuentos completos (1998). La narrativa de Abelardo Castillo evolucionó de un realismo de signo existencial y comprometido social y políticamente en la línea de Jean-Paul Sartre a una mayor estilización que lo acerca al expresionismo; sus argumentos colocan a menudo a los personajes en situaciones límite envueltas en un denso fatalismo.

Su producción teatral incluye El otro Judas (1959), motivo evangélico que sirve para tratar uno de los temas caros al autor, el de la culpabilidad y la redención; para Israfel (1964) se inspiró en la vida del escritor norteamericano Edgar Allan Poe, uno de sus autores preferidos junto con Jorge Luis Borges. Le siguieron Tres dramas (1968) y El Sr. Brecht en el Salón Dorado (1982). En el volumen Teatro Completo reunió las obras anteriores y una nueva, Salomé (1995). De sus novelas cabe destacar La casa de cenizas (1968), El que tiene sed (1985), Crónica de un iniciado (1991) y El Evangelio según Van Hutten (1999).

martes, 29 de marzo de 2022

jueves, 24 de marzo de 2022

RODOLFO WALSH CARTA ABIERTA DE UN ESCRITOR A LA JUNTA MILITAR

          RODOLFO WALSH          

CARTA ABIERTA DE UN ESCRITOR A LA JUNTA MILITAR

1

La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.

El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.

El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.

Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese “ser nacional” que ustedes invocan tan a menudo.

Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.

2

Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror. Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional.

El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio. Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.

De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda una ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras. La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos.

El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el “submarino”, el soplete de las actualizaciones contemporáneas. Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerrilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.

3

La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.

Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.

Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.

Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia, incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de “cuenta-cadáveres” que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.

El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 o 15 heridos, proporción desconocida en los más encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico de circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos.

Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a prevenir a la guerrilla y Ios partidos de que aún los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los combates, la conveniencia didáctica o el humor del momento. Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en variadas aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor.

El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.

4

Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas.

Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, “con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles” según su autopsia.

Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron. Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.

En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3 A de López Rega, capaces de atravesar la mayor guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea 7, sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti.

Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre “violencias de distintos signos” ni el árbitro justo entre “dos terrorismos”, sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte.

La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos democráticos en Chile, Boliva y Uruguay.

La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del Ejército, encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores de América, que reemplazó a las 3 A hasta que su papel global fue asumido por esa Junta en nombre de las 3 Armas.

Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de “Prensa Libre” Horacio Novillo apuñalado y calcinado, después que ese diario denunció las conexiones del ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales.

A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: “La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal”.

5

Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.

En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40 %, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30 %, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales

Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9 % prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificado de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron.

Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40 %, el de ropa más del 50 %, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30 %, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan.

Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la “racionalización”. Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes.

Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subterráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo, el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe.

Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar “el país”, han sido ustedes más afortunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3 %, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400 %, un aumento del circulante que en sólo una semana de diciembre llegó al 9 %, una baja del 13 % en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia.

Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120 %, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.

6

Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o a Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.

Un aumento del 722 % en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio Pereda: “Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos”.

El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el “festín de los corruptos”.

Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina.

Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideología que amenaza al ser nacional.

Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán dcsaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.

Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.

                                    Rodolfo Walsh. – C.I. 2845022
                   Buenos Aires, 24 de marzo de 1977

martes, 1 de marzo de 2022

1 DE MARZO DE 2020 MUERE ERNESTO CARDENAL

1 DE MARZO DE 2020 MUERE
ERNESTO CARDENAL

Granada, Nicaragua, 1925,Managua 2020. Poeta nicaragüense. Poeta revolucionario y sacerdote católico, se dio a conocer con la obra El corno emplumado. Comprometido políticamente con los conflictos sociales de su país, desde 1954 participó en las luchas contra el dictador Somoza, y posteriormente fue ordenado sacerdote, tras lo cual residió durante un tiempo en un monasterio de Estados Unidos. Esta reclusión religiosa supuso para el poeta un oasis de serenidad frente a la deslumbrante ciudad moderna. De regreso en Nicaragua fundó una comunidad en la isla de Solentiname. Su poesía, reflejo de su radicalismo personal, denunció el sufrimiento y la explotación de las llamadas repúblicas bananeras, temática que centra su Canto nacional. También se aproximó a las ideas de la teología de la liberación, las cuales se dejan entrever en sus poemarios Salmos, de 1964, y Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, de 1965.

Ernesto Cardenal ingresó en 1935 en el Colegio Centro América de los Jesuitas en Granada, donde estudió el bachillerato. Cursó luego filosofía y letras en la Universidad Nacional Autónoma de México, graduándose en 1947. Entre 1948 y 1949 hizo el posgrado en la Universidad de Columbia, Nueva York. Discípulo de J. Coronel Urtecho, integró la llamada "Generación del 40" junto con los poetas E. Mejía Sánchez y C. Martínez Rivas. Viajó por Europa y en 1950 regresó a Nicaragua. Empezó a escribir sus poemas históricos y a traducir con Coronel Urtecho poesía norteamericana, hasta formar una voluminosa antología.
En 1952 fundó una editorial exclusiva del género, El hilo azul, y en 1954 participó en un movimiento armado que intentó asaltar el Palacio Presidencial, que fue conocido como la Rebelión de Abril. En 1956 escribió su extenso poema político "Hora cero". Pero ese año cambió el rumbo de su vida: resolvió profesar e ingresó al Monasterio de Nuestra Señora de Gethsemani, en Kentucky, Estados Unidos, donde Thomas Merton fue su maestro y mentor espiritual. Continuó sus estudios religiosos en México y en Colombia.
Ordenado sacerdote en Managua en 1965, viajó a Estados Unidos para planear la creación de una pequeña comuna contemplativa en Nicaragua, que fundó al año siguiente en el archipiélago de Solentiname. En 1970 visitó Cuba, relatando su experiencia de la revolución en el libro En Cuba. También conoció los procesos del Perú y Chile. En octubre de 1977, cuando se inició la primera ofensiva insurreccional, participaron en ella como guerrilleros un grupo de jóvenes de Solentiname, que asaltaron el cuartel San Carlos, por lo que la Guardia somocista destruyó su comunidad y Cardenal fue condenado en ausencia a muchos años de prisión. En 1979, con el triunfo de la Revolución Sandinista, fue nombrado ministro de Cultura, cargo que desempeñó hasta 1988.

La obra de Ernesto Cardenal es coloquialista y a la vez profundamente lírica. Su poesía, una de las más sólidas y reconocibles de América Latina, se sustenta en el legado del modernismo norteamericano (sobre todo Pound y Williams), pero con otras influencias como la cultura popular o las tradiciones religiosas y científicas, a través de un verso claro pero de gran impacto.

Perteneciente a un brillante grupo de poetas entre los que destacan Coronel Urtecho, P. A. Cuadra y Joaquín Pasos, ya en sus primeros libros, La ciudad deshabitada (1946) y El conquistador (1947), muestra su inclinación hacía una poesía narrativa y épica. Fue decisiva, para su futura poesía, su lectura de Ezra Pound. En verso libre, con una ironía y un sentido mágico de lo cotidiano, su mejor poesía capta la intensidad alucinante de la vida moderna y se inspira en motivos de su compromiso cívico y en sus experiencias religiosas: Hora cero (1960), Epigramas (1961), Gethsemani Ky (1960) Salmos (1964), Oración por Marilyn Monroe y otros poemas (1965), El estrecho dudoso (1966) y Homenaje a los indios americanos (1969).
A partir de los años setenta su poesía se radicaliza y se vuelve primordialmente instrumento de la acción política: Canto nacional (1972), Oráculo sobre Managua (1973), Tocar el cielo (1981) y Vuelos de victoria (1984). Entre sus últimos libros de poesía se encuentran Cántico cósmico (1989), Los ovnis de oro (1992), Telescopio en la noche oscura (1993), Antología nueva (1996) y Vida en el amor (1997). Como ensayista son destacables el volumen dedicado a La poesía nicaragüense de Pablo Antonio Cuadra (1973) y Cristianismo y revolución (1974). En 1998 se publicó el primer volumen de su autobiografía.

sábado, 12 de febrero de 2022

martes, 1 de febrero de 2022

1 DE FEBRERO DE 1978 MUERE JORGE CAFRUNE

1 DE FEBRERO DE 1978 MUERE
JORGE CAFRUNE
Jorge Antonio Cafrune, el Turco, (Perico, Jujuy, 8 de agosto de 1937-Benavidez, Buenos Aires, Argentina, 1 de febrero de 1978) fue uno de los cantantes folclóricos argentinos más populares de su tiempo, además de un incansable investigador, recopilador y difusor de la cultura nativa. Padre de Yamila Cafrune, Victoria Cafrune, Zorayda Delfina Cafrune, Eva Encarnación Cafrune, Facundo Cafrune y Macarena Cafrune.

Biografía

Jorge Antonio Cafrune Herrera nació en el seno de una familia argentina jujeña de típicas costumbres gauchescas y antepasados de orígenes árabes, en la que sus abuelos eran inmigrantes provenientes de Siria y el Líbano arraigados desde jóvenes en Argentina y dedicados al comercio de telas y otras tareas. Sus padres fueron José Jorge Cafrune y Matilde Argentina Herrera. Recibió el apodo de «el Turco» tal y como llamaban a su padre, un popular gaucho de la región que cantaba bagualas y supo protagonizar duros duelos criollos.

Nació en la finca «La Matilde» de El Sunchal, cerca de El Carmen, provincia de Jujuy. Cursó sus estudios secundarios en San Salvador de Jujuy mientras tomaba clases de guitarra con Nicolás Lamadrid. Luego se trasladó con toda su familia a Salta, y allí conoció a Luis Alberto Valdez, José Eduardo Sauad, Tomás Campos y Gilberto Vaca, con quienes formó su primer grupo: Las Voces del Huayra. Con esta formación grabó en 1957 su primer disco de acetato, en la compañía discográfica salteña «H. y R.». En esa época fueron «descubiertos» por Ariel Ramírez, quien los convocó para acompañarlo en una gira por Mar del Plata y varias provincias. Luego Cafrune y Valdez fueron convocados al servicio militar obligatorio y el grupo alternó su formación original con reemplazos de José Eduardo Sauad y Luis Adolfo Rodríguez. Estos nuevos integrantes formarían parte de la formación que ese mismo año grabó un disco de 12 temas para el sello Columbia. Más tarde serían convocados para grabar un segundo disco para la misma compañía, pero desacuerdos entre los integrantes llevaron finalmente a la disolución del grupo.

Ante una nueva convocatoria de Ramírez, Cafrune junto a Tomás Campos, Gilberto Vaca y Javier Pantaleón, forman un nuevo grupo, «Los cantores del Alba». Luego de esa presentación, Cafrune decide continuar su camino en solitario y abandona el nuevo grupo. En esta nueva etapa debutó en 1960 en el Centro Argentino de la ciudad de Salta para emprender inmediatamente después una larga gira que lo llevaría por las provincias de Chaco, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires. Ante una tibia recepción en la Capital argentina, donde no consiguió lugar ni en radio ni televisión, decidió continuar la gira por Uruguay y Brasil. En el primero lograría su debut televisivo, en el Canal 4 del país oriental.(Uruguay)

En 1962 regresa a Capital y contacta a Jaime Dávalos, que tenía un programa de televisión. Este le dice que debería probar suerte en el Festival de Cosquín. Cafrune viaja a la ciudad cordobesa y consigue un lugar para actuar fuera de cartel, consagrándose por elección del público como primera revelación. Luego vendría el primer disco en solitario y la consagración definitiva con nuevas presentaciones en radio, televisión y teatros, además de largas giras en las que siempre prefería los pueblos pequeños a las grandes ciudades. Fue en uno de esos pueblitos, Huanguelén, en la provincia de Buenos Aires, donde conoció y promovió a un joven cantor llamado José Larralde. En este período también siguió presentándose cada año en Cosquín y allí, en 1965, sin conocimiento de la organización presentó a una cantante tucumana llamada Mercedes Sosa.

En 1967 presenta la gira «De a caballo por mi Patria», en homenaje al Chacho Peñaloza. En esta gira Cafrune recorrió el país al estilo de los viejos gauchos, llevando su arte y su mensaje a todos los rincones. Sus objetivos también incluían captar los paisajes a través de la fotografía y la filmación de cortometrajes televisivos, además de la recopilación de datos sobre las formas de vida, costumbres, cultura y tradición de las diversas regiones. La gira fue ruinosa para su economía, pero fue un gran éxito si se tienen en cuenta los verdaderos objetivos que se habían propuesto.
Cafrune durante una presentación, a comienzos de los años setenta.
Entre 1972 y 1974, Jorge Cafrune formó un dúo con el aquel entonces niño Marito (1960-) con quien grabó discos e hizo varias giras por el país, España y Francia.

Al finalizar esta gira, Cafrune fue convocado para integrar unas comitivas artísticas argentinas que visitaron los Estados Unidos y España. El éxito en la península ibérica fue fabuloso, y Cafrune llegó a radicarse allí por varios años, formando familia con Lourdes López Garzón. Su retorno al país fue en 1977, cuando falleció su padre. Eran tiempos difíciles para la Argentina, ya que el gobierno de Isabel Perón había sido derrocado y estaba en manos de la dictadura militar encabezada por Jorge Rafael Videla. A diferencia de otros artistas comprometidos, que se exiliaron cuando comenzaron las amenazas y las prohibiciones, Cafrune reconocido por su afinidad al Peronismo, decidió quedarse y seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: cantar y opinar cantando y haciendo. Fue así que en el festival de Cosquín de enero de 1978 cuando su público le pidió una canción que estaba prohibida, Zamba de mi esperanza, Cafrune accedió argumentando que "aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar". Según un testimonio de Teresa Celia Meschiati eso fue demasiado para los militares, y en el trístemente célebre centro de concentración clandestino cordobés de La Perla, el entonces teniente primero Carlos Enrique Villanueva opinó que “había que matarlo para prevenir a los otros”.

El 31 de enero de 1978, a modo de homenaje a José de San Martín, Cafrune emprendió una travesía a caballo para llevar desde Plaza de Mayo hasta Yapeyú, lugar de nacimiento del libertador, un cofre con tierra de Boulogne-sur-Mer, lugar de su fallecimiento. Esa noche, a poco de salir, fue embestido a la altura de Benavídez por una camioneta Rastrojero conducida por un joven de 19 o 20 años, Héctor Emilio Díaz. Cafrune falleció ese mismo día a la medianoche. Si bien se cree que se habría tratado de un asesinato planificado por parte de la dictadura militar y ordenado por coronel Carlos Enrique Villanueva, el hecho nunca fue esclarecido completamente y quedó solo como un accidente.

lunes, 17 de enero de 2022

lunes, 10 de enero de 2022

10 DE ENERO DE 1930 NACE FRANCISCO URONDO

10 DE ENERO DE 1930 NACE

FRANCISCO URONDO

(Santa Fe, 1930 - Mendoza, 1976) Poeta argentino perteneciente al grupo del invencionismo, que en los años cincuenta se formó en torno a la revista Poesía Buenos Aires, fundada por R. G. Aguirre.

En sus primeros títulos (Historia antigua, 1956; Breves, 1959; Lugares, 1961), Urondo asimiló en su obra la influencia de dos grandes poetas disímiles, O. Girondo y J. L. Ortiz, que no habían encontrado hasta que apareció su escritura una voz que les reuniera, pero a partir de Nombres (1963), el autor agregó además elementos coloquiales y el uso de un lenguaje absolutamente personal, que lo convertirían en una de las cumbres de la poesía argentina de la segunda mitad del siglo.

Sus libros posteriores (Del otro lado, 1967; Adolecer, 1968; Son memorias, 1970; Poemas póstumos, 1972) confirmaron esa singularidad, que en ocasiones se advierte también en otros géneros que el poeta frecuentó en forma esporádica, como los relatos de Todo eso (1966) y Al tacto (1967) o su incursión en la dramaturgia ( Sainete con variaciones, 1966).

Comprometido en la lucha armada contra la dictadura militar, Urondo estuvo preso en la cárcel de Villa Devoto, publicó el documento de denuncia La patria fusilada (1973), y acabó muriendo en un enfrentamiento con el ejército, el 17 de junio de 1976.

ROBERTO ARLT AGUAFUERTES PORTEÑAS YO NO TENGO LA CULPA

     ROBERTO ARLT        AGUAFUERTES PORTEÑAS     YO NO TENGO LA CULPA   Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se...