9 DE JUNIO DE 1974 MUERE
Miguel Ángel Asturias
(Guatemala, 1899 – París, 1974) Poeta, narrador, dramaturgo, periodista y diplomático guatemalteco, considerado uno de los protagonistas de la literatura hispanoamericana del siglo XX. El empleo personal que hace de la lengua castellana constituye uno de los mundos verbales más densos, sugerentes y dignos de estudio de las letras hispánicas.
Se graduó de abogado en la Universidad de San Carlos, en Guatemala, donde participó en la lucha contra la dictadura de Estrada Cabrera, hasta que éste fue derrocado. Fundó y dirigió la Universidad Popular en 1922. Ya en ese entonces empezó escribir. Partió luego a Europa, donde vivió intensamente los movimientos y sucesos que la transformaban. Estudió lingüística y antropología maya con Raynaud, y de esa época es su traducción del Popol Vuh, junto con José María Hurtado de Mendoza.
Regresó a Guatemala en 1933, donde ejerció la docencia universitaria, fundó el Diario del Aire, primer radio periódico del país y vivió una agitada vida cultural y académica. En el período revolucionario de 1944 a 1954 desempeñó varios cargos diplomáticos. En 1966 ganó el Premio Lenin de la Paz y en 1967 el Premio Nobel de Literatura. Murió en Madrid el 9 de junio de 1974, pero sus restos reposan en el cementerio de Pere Lachaise, en París.
Para comprender su obra se debe tomar en cuenta el profundo influjo que ejercieron en él tanto la cultura maya como la vida europea. Lo maya se arraiga en la cosmovisión de un mundo que está asentado en un profundo y auténtico pensamiento mágico y que atrapa en sus relatos. Por otro lado, el influjo del surrealismo, la amistad con P. Eluard, el contacto con el Ulises de J. Joyce, son las otras fuerzas que marcan su escritura. Asturias es considerado precursor del boom hispanoamericano por su experimentación con estructuras y recursos formales propios de la narrativa del siglo XX.
Su obra se inserta en la vanguardia literaria y abarca géneros diversos. Según Albízurez Palma, un exhaustivo estudioso de la obra de Asturias: "Como poeta lírico, ha dejado constancia de sus ricas posibilidades en variedad de creaciones, algunas de temas íntimos, otras vinculadas a temas folclóricos, otras políticos, otras con sugestiones mágicas, barrocas y de sorprendente fuerza imaginativa. Como dramaturgo, creó un teatro tocado por el realismo mágico, denso en significación humana y de notable poderío verbal. Como narrador, Asturias alcanzó su máximo prestigio. Sus novelas y cuentos revelan una apasionada y subjetiva captación de la realidad en diversas facetas: la tragedia de las dictaduras, el mundo mágico del indígena, el mundo de magia y ensueño de la niñez, las tradiciones de Guatemala, en sus novelas asoman los influjos entremezclados de diversas tendencias, movimientos y corrientes literarias".
Su primera obra importante es Leyendas de Guatemala (1930), conjunto de relatos que apareció en París con un prólogo de P. Valéry, y que pertenece a su primer ciclo junto con El Señor Presidente (1946) y Hombres de maíz (1949). El Señor Presidente tiene como asunto la vida en Guatemala durante la dictadura de Estrada Cabrera. Dice el autor que "(...) a través de mi piel se filtró el ambiente de miedo, de inseguridad, de pánico telúrico que se respira en la obra". En Hombres de maíz se puede ver el realismo mágico que subyace en toda su creación literaria. Representa, además, una consideración acerca del desarrollo de la humanidad desde una sociedad primitiva, analfabeta, y desde el mundo actual, liberal y capitalista.
En el género del cuento escribió además Week-end en Guatemala, (1955), El espejo de Lida Sal (1967), Tres de cuatro soles (1971). Además de las novelas mencionadas, publicó Viento fuerte (1950), El Papa verde (1954), Los ojos de los enterrados (1960), El alhajadito (1961), Mulata de tal (1963), Maladrón (1969) y Viernes de dolores (1972).
En teatro merecen citarse Soluna (1955), La audiencia de los confines (1957), Chantaje y Dique seco (1964). En poesía, Anoche, 10 de marzo de 1543 (1943), Sien de alondra (1948), Ejercicios poéticos en forma de soneto sobre temas de Horacio (1951), Alto en el sur (1952), Bolívar, Canto al libertador (1955), Nombre custodio e imagen pasajera (1959) y Clarivigilia primaveral (1965). En ensayo, El problema social del indio (1923), Arquitectura de la vida nueva (1928), Carta aérea a mis amigos de América (1952) y Latinoamérica y otros ensayos (1968).
Miguel Ángel Asturias
(Guatemala, 1899 – París, 1974) Poeta, narrador, dramaturgo, periodista y diplomático guatemalteco, considerado uno de los protagonistas de la literatura hispanoamericana del siglo XX. El empleo personal que hace de la lengua castellana constituye uno de los mundos verbales más densos, sugerentes y dignos de estudio de las letras hispánicas.
Se graduó de abogado en la Universidad de San Carlos, en Guatemala, donde participó en la lucha contra la dictadura de Estrada Cabrera, hasta que éste fue derrocado. Fundó y dirigió la Universidad Popular en 1922. Ya en ese entonces empezó escribir. Partió luego a Europa, donde vivió intensamente los movimientos y sucesos que la transformaban. Estudió lingüística y antropología maya con Raynaud, y de esa época es su traducción del Popol Vuh, junto con José María Hurtado de Mendoza.
Regresó a Guatemala en 1933, donde ejerció la docencia universitaria, fundó el Diario del Aire, primer radio periódico del país y vivió una agitada vida cultural y académica. En el período revolucionario de 1944 a 1954 desempeñó varios cargos diplomáticos. En 1966 ganó el Premio Lenin de la Paz y en 1967 el Premio Nobel de Literatura. Murió en Madrid el 9 de junio de 1974, pero sus restos reposan en el cementerio de Pere Lachaise, en París.
Para comprender su obra se debe tomar en cuenta el profundo influjo que ejercieron en él tanto la cultura maya como la vida europea. Lo maya se arraiga en la cosmovisión de un mundo que está asentado en un profundo y auténtico pensamiento mágico y que atrapa en sus relatos. Por otro lado, el influjo del surrealismo, la amistad con P. Eluard, el contacto con el Ulises de J. Joyce, son las otras fuerzas que marcan su escritura. Asturias es considerado precursor del boom hispanoamericano por su experimentación con estructuras y recursos formales propios de la narrativa del siglo XX.
Su obra se inserta en la vanguardia literaria y abarca géneros diversos. Según Albízurez Palma, un exhaustivo estudioso de la obra de Asturias: "Como poeta lírico, ha dejado constancia de sus ricas posibilidades en variedad de creaciones, algunas de temas íntimos, otras vinculadas a temas folclóricos, otras políticos, otras con sugestiones mágicas, barrocas y de sorprendente fuerza imaginativa. Como dramaturgo, creó un teatro tocado por el realismo mágico, denso en significación humana y de notable poderío verbal. Como narrador, Asturias alcanzó su máximo prestigio. Sus novelas y cuentos revelan una apasionada y subjetiva captación de la realidad en diversas facetas: la tragedia de las dictaduras, el mundo mágico del indígena, el mundo de magia y ensueño de la niñez, las tradiciones de Guatemala, en sus novelas asoman los influjos entremezclados de diversas tendencias, movimientos y corrientes literarias".
Su primera obra importante es Leyendas de Guatemala (1930), conjunto de relatos que apareció en París con un prólogo de P. Valéry, y que pertenece a su primer ciclo junto con El Señor Presidente (1946) y Hombres de maíz (1949). El Señor Presidente tiene como asunto la vida en Guatemala durante la dictadura de Estrada Cabrera. Dice el autor que "(...) a través de mi piel se filtró el ambiente de miedo, de inseguridad, de pánico telúrico que se respira en la obra". En Hombres de maíz se puede ver el realismo mágico que subyace en toda su creación literaria. Representa, además, una consideración acerca del desarrollo de la humanidad desde una sociedad primitiva, analfabeta, y desde el mundo actual, liberal y capitalista.
En el género del cuento escribió además Week-end en Guatemala, (1955), El espejo de Lida Sal (1967), Tres de cuatro soles (1971). Además de las novelas mencionadas, publicó Viento fuerte (1950), El Papa verde (1954), Los ojos de los enterrados (1960), El alhajadito (1961), Mulata de tal (1963), Maladrón (1969) y Viernes de dolores (1972).
En teatro merecen citarse Soluna (1955), La audiencia de los confines (1957), Chantaje y Dique seco (1964). En poesía, Anoche, 10 de marzo de 1543 (1943), Sien de alondra (1948), Ejercicios poéticos en forma de soneto sobre temas de Horacio (1951), Alto en el sur (1952), Bolívar, Canto al libertador (1955), Nombre custodio e imagen pasajera (1959) y Clarivigilia primaveral (1965). En ensayo, El problema social del indio (1923), Arquitectura de la vida nueva (1928), Carta aérea a mis amigos de América (1952) y Latinoamérica y otros ensayos (1968).
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