jueves, 19 de junio de 2014

Salman Rushdie
El suelo bajo sus pies (fragmento)
" Vina, a la que venían hasta los extraños, siguiendo su estrella, esperando ser redimidos por su voz, por sus ojos grandes y húmedos, por su contacto. ¿Cómo era posible que una mujer tan explosiva, incluso amoral, pudiera ser considerada un emblema, un ideal, por más de la mitad de la población del mundo? Porque no era un ángel, dejadme que os lo diga, pero intentad decírselo a Don Angel. Tal vez sea una suerte que no naciera cristiana ni trataran de hacer de ella una santa. Nuestra Señora de los Estadios, nuestra virgen del ruedo, mostrando sus cicatrices a las masas como Alejandro Magno enardeciendo a los soldados para la guerra; nuestra Antivirgen borracha, sangrando lágrimas rojas por los ojos y música ardiente por la garganta. A medida que dejamos la religión, nuestro antiguo opiáceo, se producen síntomas de abstinencia, muchos efectos secundarios del género apsárico. El hábito de adorar no se pierde fácilmente. En los museos, las salas de íconos están abarrotadas. Siempre preferimos nuestras figuras icónicas lastimadas, acribilladas de flechas o crucificadas cabeza abajo; las necesitamos despellejadas y desnudas, queremos ver cómo su belleza se desmorona lentamente y observar su dolor narcisista. No las adoramos a pesar de sus defectos sino por sus defectos, venerando sus debilidades, su mezquindad, sus matrimonios fracasados, su uso indebido de sustancias, su rencor. Mirándonos en el espejo de Vina, y perdonándola, nos perdonábamos también a nosotros mismos. Ella nos redimía de nuestros pecados. "

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