20 DE JUNIO DE 1820 MUERE :
MANUEL JOSÉ JOAQUÍN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS BELGRANO
(Buenos
Aires, 1770-1820) Abogado, político y militar argentino, una de las
figuras fundamentales del proceso que condujo a la independencia del
país. Recordado como el creador de la bandera nacional y el general que
consolidó la independencia con sus victorias en las batallas de Tucumán y
Salta (1812-1813), Manuel Belgrano fue ante todo un intelectual de
intachable integridad y firmes convicciones patrióticas, un trabajador
desinteresado e infatigable al servicio del progreso del país y la
educación de sus habitantes. Las circunstancias de la lucha emancipadora
y su propia coherencia de pensamiento y acción lo abocaron, sin
embargo, a asumir misiones militares para las que no estaba preparado, y
en las que cosechó éxitos y fracasos.
Criollo
de origen italiano, Manuel Belgrano era hijo de un comerciante genovés
radicado en Buenos Aires, don Domingo Belgrano Peri, y de doña María
Josefa González Casero. El joven Manuel estudió latín, filosofía y
teología en el Real Colegio de San Carlos; marchó luego a España y cursó
estudios en Salamanca, Valladolid (se graduó de bachiller en 1789) y
Madrid, en cuya universidad obtuvo en 1792 el diploma de abogado,
dedicando especial atención a la economía política. Desde allí siguió
los acontecimientos de la Revolución Francesa de
1789, que le influyeron hasta el punto de llevarle a adoptar la
ideología liberal. Regresó al Río de la Plata al ser nombrado secretario
del Consulado de Buenos Aires (1794-1810).
Desde
este cargo abogó por la libertad de comercio, el desarrollo de la
agricultura y la creación de escuelas comerciales y de náutica. En 1806
participó como capitán de las milicias urbanas en la defensa frente la
invasión inglesa; fue designado sargento mayor del regimiento de
Patricios y sirvió como ayudante de Santiago Liniers. Sin descuidar su tarea en el Consulado, colaboró en el Semanario de agricultura, industria y comercio, fundó una Sociedad Patriótica, Literaria y Económica y el periódico Correo de Comercio,
siempre con el ánimo de difundir y llevar a la práctica su ideario
liberal y de contribuir al desarrollo educativo, cultural y económico
del país.
Pronto
tomó conciencia, sin embargo, de que sus proyectos modernizadores eran
irrealizables en el anquilosado marco de la administración colonial, y
de que sólo la independencia podía traer el progreso. Ganado para la
causa emancipadora, empezó a conspirar contra la dominación española
desde que en 1809 llegaron noticias de la ocupación de la metrópoli por
el ejército francés. Belgrano fue uno de los dirigentes de la Revolución
de mayo (18-25 de mayo de 1810), punto de partida del proceso
independentista, y formó parte como vocal de la Junta que se creó en
Buenos Aires el 25 de mayo de 1810, embrión del futuro gobierno
argentino.
La
Junta de Buenos Aires intentó preservar la unidad del hasta entonces
Virreinato del Río de Plata, que englobaba aproximadamente los
territorios actuales de Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia, más una
parte de Chile y el sur de Brasil. Aunque no era militar profesional,
Manuel Belgrano fue nombrado general al mando del ejército del Paraguay,
formado con el objetivo de obtener la adhesión de este territorio al
proceso independentista, pero resultó vencido por los paraguayos,
fracasando el intento de mantener a Paraguay unido a Argentina (1811);
pese a la derrota en las armas, dejó sembrado entre los jefes paraguayos
el anhelo de libertad.
En
1812 Manuel Belgrano asumió la jefatura del Ejército del Norte y creó y
enarboló por primera vez, en las barrancas rosarinas del Paraná, la
bandera azul y blanca que había de convertirse en enseña oficial de la
nación. Al mando de sus tropas venció a las fuerzas españolas del
general Juan Pío de Tristán y Moscoso en las batallas de Tucumán (1812) y
Salta (1813), que salvaguardaron la independencia argentina al contener
la contraofensiva realista lanzada desde el norte; pero en 1813 volvió a
ser derrotado cuando intentaba proseguir su avance invadiendo el Alto
Perú (la actual Bolivia), que quedó bajo el dominio de los españoles.
Destituido
del mando militar, Manuel Belgrano siguió prestando servicios a la
causa argentina en el plano diplomático; en 1815 fue enviado junto con Bernardino Rivadavia a
Europa para negociar, sin resultados, el reconocimiento de la
independencia. Regresó al cierre del Congreso de Tucumán (1816), en cuyo
seno expuso sus convicciones monárquicas. Conforme a los planteamientos
de Belgrano, el Congreso declaró formalmente la independencia de las
Provincias Unidas del Río de la Plata, núcleo de la actual Argentina, y
aprobó como bandera nacional la que Belgrano había diseñado e izado en
1812; sin embargo, su recomendación de constituir una monarquía fue
desoída: el Congreso consolidó el Directorio como principal órgano
ejecutivo y nombró director supremo a Juan Martín de Pueyrredón (1816-1819).
Entretanto,
las disensiones entre centralistas y federalistas dieron inicio a una
serie de convulsiones y pugnas civiles que marcarían las primeras
décadas de la Argentina independiente. Otra vez al frente del ejército
auxiliar de Perú, Manuel Belgrano hubo de contener las sublevaciones de
los jefes militares que se pronunciaron a favor del federalista José Gervasio Artigas. Cooperó con las fuerzas de Martín Miguel de Güemes para
frenar una contraofensiva española, pero hallándose en Cruz Alta
contrajo una grave dolencia, a causa de la cual se retiró a Tucumán. En
noviembre de 1819, enfermo de muerte, regresó a Buenos Aires; sumido en
la pobreza, falleció de hidropesía el 20 de junio de 1820, después de
haber pronunciado las palabras "¡Ay, patria mía!": ese día la ciudad de
Buenos Aires, presa de la anarquía, contaba con tres gobernadores al
mismo tiempo. Sus restos se conservan en un mausoleo, obra del escultor
Ximenes, en la basílica del Rosario de la Capital Federal.
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