lunes, 1 de marzo de 2021

1 DE MARZO DE 1889 NACE OKAMOTO KANOKO

 

1 DE MARZO DE 1889 NACE
OKAMOTO KANOKO

O kamoto Kanoko,(Tokio 1889-yokosuka 1939) poeta feminista y pasional, cuyo nombre de nacimiento era ånuki Kano, fue una poeta de tanka – poema tradicional que consta de cinco versos – y novelista japonesa del período Taisho y parte del Showa. Nació en Aoyama en el seno de una rica familia y desde pequeña fue lectora de los clásicos japoneses. Se inició en la escritura como poeta waka (escribiendo poemas tanka) pero fue su hermano Yukinosuke quien la introdujo en el Circulo de Nueva Poesía (en japonés Shinshi-sha). Allí conocería a Yosano Akiko, conocida poetisa, quien le propuso escribir en la revista Myojo. Tiempo después colaboraría en la revista feminista Seito. Asimismo entró en contacto, a través de su hermano ånuki Shōsen, con el escritor Tanizaki Jun…ôichirō.

En 1909 se casó con el mangaka (dibujante de manga) Okamoto Ippei con quien tuvo tres hijos, de los que sólo uno sobrevivió y se convertiría en uno de los más importantes artistas; Okamoto Tarō. Esta época de muertes, crisis nerviosas y sufrimientos como la bancarrota de su padre, la muerte de su hermano, de su madre y sus hijos la calificó ella misma como sus “días en el infierno”. A raíz de ello se refugiaría en la religión; primero en el cristianismo protestante y después en el budismo.

En 1909 se casó con el mangaka (dibujante de manga) Okamoto Ippei con quien tuvo tres hijos, de los que sólo uno sobrevivió y se convertiría en uno de los más importantes artistas; Okamoto Tarō. Esta época de muertes, crisis nerviosas y sufrimientos como la bancarrota de su padre, la muerte de su hermano, de su madre y sus hijos la calificó ella misma como sus “días en el infierno”. A raíz de ello se refugiaría en la religión; primero en el cristianismo protestante y después en el budismo.

Compaginó la ficción y la poesía con ensayos sobre budismo, y escribió sobre un escritor al que admiraba y de quien era amiga; Akutagawa. La obra sobre los últimos días del escritor maldito se llamaba “Tsuru wa yamiki…ù (La grulla enferma). Sus obras de ficción más importantes son “Hahako Jojo”, “Kingyo Ryoran” y “Rogisho”. Y los textos sobre el budismo fueron muy apreciados y reconocidos. Destacan también los cuentos “Historia de una anciana geisha” y “Sushi”.

Curiosidades: Fue su criada quien la tuvo entre algodones y le enseñó a escribir versos waka y a tocar el Koto (instrumento japonés parecido a un harpa). Le gustaba el libro “La historia de Genji” de Murasaki Shikibu. Su vida amorosa no fue nada convencional; su marido y ella permitieron de inquilino en su casa a un joven estudiante con el que Kanoko acabó teniendo una relación amorosa. Sin embargo, su marido, Ippei, permitía el adulterio. No acabaron aquí sus líos; cuando fue ingresada en el hospital por un una operación menor, se enamoró de su médico, Niida Kamezo. Al pobre Niida le echaron del trabajo por ello y tuvo que irse a otra parte de la isla. Kanoko, durante años, viajó para verlo dejando plantados a su otro amante y al marido. Parecía ser una mujer muy pasional.

lunes, 22 de febrero de 2021

22 DE FEBRERO DE 1886 NACE HUGO BALL

 

22 DE FEBRERO DE 1886 NACE
HUGO BALL

5 poemas de Hugo Ball - Zenda
Escritor alemán, nacido en Pirmasens en 1886 y muerto en Sant' Abbondio en 1927. De familia católica, Hugo Ball estudió Literatura Alemana, Historia y Filosofía en Múnich y Heidelberg. Entre 1909 y 1910 escribió su tesis doctoral Nietzsche in Basel. Eine Streitschrift (Nietzsche en Basilea. Un escrito polémico), pero no llegó a presentarla. Durante los años siguientes trabajó como director escénico en Dresde y Múnich. El estrecho contacto que mantuvo con el arte, y sobre todo con el teatro vanguardista, hizo que en 1913 se trasladara a Berlín, centro por entonces del Expresionismo literario. En 1915 emigró a Suiza con la que más tarde sería su esposa, la actriz Emmy Hennings.
En Zúrich fue cofundador del círculo de artistas Cabaret Voltaire, y se convirtió junto a Hans Arp y Tristan Tzara en uno de los principales representantes del Dadaísmo. Desde 1917 hasta su clausura en 1920 fue redactor del periódico bernés Die Freie Zeitung. A partir de entonces vivió, no sin dificultades económicas, en el Tesino y en Italia.
En el verano de 1920 se reconoció públicamente como católico. Su radical crítica a la tradición protestante en las letras alemanas fue la causa de que sufriera fuertes ataques y que tras su muerte no se le concediera ninguna importancia a su obra. Su variada producción, que contiene poemas, novelas (Flametti oder vom Dandysmus der Armen, Flametti o acerca del dandismo de los pobres, 1918; Tenderenda oder der Phantast, Tenderenda o el soñador, publicada póstumamente en 1967), una biografía (Hermann Hesse, 1927), ensayo (Zur Kritik der deutschen Intelligenz, Crítica de la inteligencia alemana, 1919) y notas autobiográficas (Die Flucht aus der Zeit, La huida del tiempo, 1927), además de los ensayos titulados Byzantinisches Christentum (Cristianismo bizantino, 1923) y escritos tras su regreso a la doctrina católica, muestran a un autor complejo que osciló continuamente entre el reconocimiento y la crítica a su propia tradición cultural.

viernes, 19 de febrero de 2021

19 DE FEBRERO DE 2016 MUERE UMBERTO ECO

19 DE FEBRERO DE 2016 MUERE
UMBERTO ECO


(Alessandria, Piamonte, 1932) Semiólogo y escritor italiano. Se doctoró en Filosofía en la Universidad de Turín, con L. Pareyson. Su tesis versó sobre El problema estético en Santo Tomás (1956), y su interés por la filosofía tomista y la cultura medieval se hace más o menos presente en toda su obra, hasta emerger de manera explícita en su novela El nombre de la rosa (1980). Desde 1971 ejerce su labor docente en la Universidad de Bolonia, donde ostenta la cátedra de Semiótica.
Se pueden definir dos presupuestos clave en la amplia producción del autor: en primer lugar, el convencimiento de que todo concepto filosófico, toda expresión artística y toda manifestación cultural, de cualquier tipo que sean, deben situarse en su ámbito histórico; y en segundo lugar, la necesidad de un método de análisis único, basado en la teoría semiótica, que permita interpretar cualquier fenómeno cultural como un acto de comunicación regido por códigos y, por lo tanto, al margen de cualquier interpretación idealista o metafísica.

Umberto Eco
Teniendo en cuenta este planteamiento, se puede comprender el porqué de la variedad de los aspectos analizados por Umberto Eco, que abarcan desde la producción artística de vanguardia, como en Obra abierta (1962), hasta la cultura de masas, como en Apocalípticos e integrados (1964) o en El superhombre de masas (1976).
A la sistematización de la teoría semiótica dedicó, sobre todo, el Tratado de semiótica general (1975), publicado casi al mismo tiempo en Estados Unidos con el título de A Theory of Semiotics, obra en la que el autor elabora una teoría de los códigos y una tipología de los modos de producción sígnica.
Durante los años del auge del estructuralismo, Eco escribió, enfrentándose a una concepción ontológica de la estructura de los fenómenos naturales y culturales, La estructura ausente (1968), que alcanza su óptima continuación en Lector in fabula (1979). En esta última obra, efectivamente, se afirma que la comprensión y el análisis de un texto dependen de la cooperación interpretativa entre el autor y el lector, y no de la preparación y de la determinación de unas estructuras subyacentes, fijadas de una vez por todas.
Algunos conceptos básicos del Tratado, en cambio, fueron estudiados nuevamente, discutidos y, en ocasiones, modificados por el propio autor en una serie de artículos escritos para la Enciclopedia Einaudi y recogidos después en Semiótica y filosofía del lenguaje (1984). El concepto de signo, especialmente, abandonando el modelo propio "de diccionario" por un modelo "de enciclopedia", ya no aparece como el resultado de una equivalencia fija, establecida por el código, entre expresión y contenido, sino fruto de la inferencia, es decir, de la dinámica de las semiosis.
A estas obras teóricas se añaden los volúmenes en los que Umberto Eco ha reunido escritos de circunstancia y artículos de actualidad, tales como Diario mínimo (1963), que contiene los conocidos Elogio di Franti y Fenomenologia di Mike Bongiorno; Il costume di casa (1973); Dalla periferia dell'impero (1976) y Sette anni di desiderio (1983).
En 1980 dio a conocer la novela El nombre de la rosa, antes citada, de ambientación medieval e inspirada en el subgénero policiaco, en cuyas páginas se combinan a la perfección todos los temas teóricos de la obra de Eco, con una adecuada reconstrucción histórica como escenario de una imaginativa trama y de un sólido arte narrativo.
Se trata de un denso relato que transcurre en una abadía medieval italiana y donde, con una estructura similar a la de las novelas policiacas, el protagonista, un fraile inglés llamado Guillermo de Baskerville, indaga en una serie de asesinatos y llega a descubrir al autor y a los inductores de todos ellos.

Sean Connery protagonizó El nombre de la rosa,
basada en la novela homónima de Umberto Eco

Este largo relato, escrito bajo la advocación de J. L. Borges (convertido en el bibliotecario ciego de la narración), es un genial pastiche de diversas formas literarias: la novela negra, el género histórico, la imitación de estilos medievales o humorísticos de la historieta contemporánea. Gran parte del éxito de la obra, que se convirtió en un best-seller europeo, reside en la perfección de la escritura, que mezcla con habilidad las citas con los materiales originales, dando forma a un paradójico catálogo de la posmodernidad, en la que cualquier creación nace del sentimiento, según Eco, de que "todo ya ha sido dicho y escrito".
El péndulo de Foucault (1988), el segundo relato del autor, intentó recrear la tradición hermética, ocultista y masónica como metáfora de la irracionalidad superviviente en los contemporáneos movimientos terroristas y en las mafias económicas. Aunque también traducido y vendido en todo el mundo, no gozó del favor de los críticos y los lectores. Como tampoco despertó juicios favorables La isla del día antes (1994), su última novela publicada. En mayo de 2000 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias.

domingo, 14 de febrero de 2021

14 DE FEBRERO DE 1811 NACE DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO

 

14 DE FEBRERO DE 1811 NACE

DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO




(San Juan, 1811 - Asunción del Paraguay, 1888) Político y escritor argentino, presidente de la República entre 1868 y 1874 y autor de una copiosa producción periodística, pedagógica y literaria, entre la que sobresale su novela Facundo o Civilización y Barbarie (1845).

Su padre, José Clemente Quiroga Sarmiento y Funes, era un soldado veterano de las guerras por la independencia de Argentina, y su madre, que había perdido muy joven a su propio padre, tuvo incluso que vender su vestuario y enseres para poder costearse una casa propia. Hijo pues de una familia humilde, aunque vinculada a las casas más tradicionales y representativas de la ciudad, el pequeño Faustino asistió desde los cinco años a la recién creada Escuela de la Patria, en la que a lo largo de nueve años recibiría su única educación sistemática.
Su formación se vería ampliamente complementada bajo la guía de los presbíteros José de Oro y Juan Pascual Albarracín, con los que tenía parentesco, y por su propio esfuerzo autodidacta. En 1826, con solamente quince años, Domingo Faustino Sarmiento creó su primera escuela en San Luis, en San Francisco del Monte de Oro. Tenía como alumnos a jóvenes de su misma edad e incluso mayores que el maestro; a todos ellos les contagiaría su insaciable curiosidad, su afán de aprender y su pasión por los libros.
Tras la proclamación de la independencia en el Congreso de Tucumán (1816), las Provincias Unidas del Río de la Plata (la actual Argentina) vivían por aquellos años una etapa de violentos conflictos entre unitarios y federales que se prolongaría durante décadas. Los unitarios propugnaban el establecimiento de un gobierno centralizado en Buenos Aires; pero la opción federalista (constituir un estado federal que dotase de máxima autonomía a cada territorio) tenía mucha fuerza en las zonas rurales y era apoyada por los poderosos caudillos de las distintas provincias.
En 1829, con dieciocho años, Sarmiento vio pasar por San Juan una montonera encabezada por el caudillo Facundo Quiroga. Tal episodio revestiría importancia decisiva en su configuración ideológica, política y literaria: horrorizado por el violento despotismo de los caudillos federales, y siguiendo sus ideales liberales e ilustrados, Domingo Faustino Sarmiento se hizo unitario y se unió al ejército que luchaba contra Facundo Quiroga, a quien retrataría años después en Facundo (1845) como encarnación de la barbarie.
Derrotadas las fuerzas unitarias en la batalla de Chacón, Sarmiento se vio obligado a emigrar a Chile (1831), en donde trabajó como maestro, minero y empleado de comercio. El asesinato de Facundo Quiroga (1835) y la política del gobernador de San Juan, el general Nazario Benavídez, posibilitaron en 1836 el regreso de Domingo Faustino Sarmiento a su provincia, en la que fundó una sociedad literaria, un colegio de señoritas y, en 1839, el periódico El Zonda.
Pero a finales de 1940, la línea ideológica antifederalista del periódico le obligó a emigrar nuevamente a Chile, donde ejerció el periodismo y cultivó la literatura. Fue redactor de El Mercurio y El Heraldo Nacional, colaboró en El Nacional y fundó El Progreso. Dentro del amplio registro de temas que abarcó Sarmiento en su labor periodística destacan los de crítica teatral y los costumbristas. Los signos de admiración, las preguntas retóricas, la imprecación, la broma y la sátira eran las marcas estilísticas de la pasión romántica que Sarmiento volcó en sus trabajos, realizados mayormente en forma anónima, aunque varios de sus artículos aparecen firmados con el seudónimo de "Pinganilla", nombre de un mono de circo famoso por entonces en Chile.
En 1842 mantuvo diversas controversias sobre las características de la lengua castellana en América. Imbuido de las ideas románticas, Sarmiento sostuvo que el pueblo debe tener entera soberanía en materia de lengua, y que los gramáticos eran "el partido retrógrado de la sociedad habladora". En nombre de éstos respondió el venezolano Andrés Bello, respetado autor de una Gramática de la lengua castellana (1847) que aún sigue siendo obra de consulta. Bello sostuvo que la causa de degradación más importante del castellano era la introducción de palabras extranjeras, sobre todo francesas, y que sólo un cuerpo de sabios estaba autorizado para establecer las leyes del lenguaje correcto, que no era tarea del pueblo ni de "románticos licenciosos".
La polémica, que se prolongó durante dos meses en diversos artículos publicados en la prensa chilena, pasó a la historia como una versión americana de las disputas intelectuales que en Europa habían sostenido clásicos y románticos acerca de cuestiones de lengua y literatura. En 1843, Sarmiento elevó un proyecto de reformas ortográficas, aprobado al año siguiente pese a las acusaciones de "afrancesado" de que fue objeto. Ese mismo año, Domingo Godoy inició una campaña en contra de la labor periodística y cultural de Sarmiento, lo que movió a éste a escribir y publicar Mi defensa, obra de sesgo autobiográfico.

Facundo o Civilización y Barbarie (1845)


En 1845 llegó a Chile un enviado del dictador argentino Juan Manuel de Rosas (1835-1852) para protestar por la campaña antirrosista que estaban llevando a cabo en el país andino los exiliados argentinos. Este hecho precipitó una rápida réplica literaria por parte de Sarmiento: la publicación por entregas, en el periódico El Progreso, de Facundo, que meses más tarde el autor reunió en el volumen Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga. Las ediciones modernas tienden a titularlo Facundo o Civilización y Barbarie o simplemente Facundo, conservando el título de la primera publicación por entregas.
El libro es en su mayor parte una biografía novelada del caudillo federalista Juan Facundo Quiroga, muerto diez años antes. Desde el punto de vista de Sarmiento, Facundo Quiroga había prefigurado el mal que en el presente encarnaba Juan Manuel de Rosas: si Quiroga es la barbarie espontánea, producto de un medio adverso y unos hábitos primitivos, Rosas representa la barbarie institucionalizada, fría y sistemática, y en este sentido la obra es tanto un alegato contra el régimen de Rosas como una indagación en sus raíces.
La convicción de la decisiva influencia del medio físico sobre el carácter y las costumbres de sus habitantes, así como su vivaz descripción, se apoya en un planteamiento poco sistemático (el libro no es en puridad ni una biografía, ni un ensayo, ni una novela, sino una singular mezcla de esos tres géneros) y, sin embargo, plenamente eficaz para la finalidad propagandística y política de la obra. Después de cuatro capítulos dedicados al medio geográfico y social y a la historia reciente del país, los capítulos V-XIII presentan la biografía novelada de Facundo; los dos últimos contienen el examen del presente y la mirada del autor al porvenir.
Según Sarmiento, los desastres acaecidos en la nación desde la independencia son el resultado del enfrentamiento entre la civilización (refugiada en las ciudades, centros de orden, progreso, trabajo organizado y cultura) y la barbarie, producto de la influencia del medio pampeano, en cuyos rudos habitantes (los gauchos) se manifiestan los hábitos sociales primitivos y el desorden ciego de la naturaleza. Para el autor, la esperanza transformadora de Argentina sólo puede radicar en un programa de reconstrucción nacional, educativo, que salve el abismo entre la sociedad civilizada y la que se ha forjado al margen de ella en las provincias.
De ahí que Sarmiento definiera el libro como "la visión de un país por un joven ansioso de actuar desde dentro como fuerza transformadora". Pero las extraordinarias dotes de observación y la magnificente fuerza de la prosa de Sarmiento hacen que Facundo supere ampliamente las circunstancias de su gestación y de sus propósitos políticos para convertirse en una de las obras más singulares e irreductibles de la literatura argentina.
En 1845 su prestigio como pedagogo hizo que el entonces ministro y futuro presidente de Chile, Manuel Montt, le encomendase la realización de estudios sobre los sistemas educativos de Estados Unidos y Europa. Con tal fin viajó por numerosos países europeos y por los Estados Unidos, y de regreso en Chile publicó Educación popular (1848), donde sostiene que la educación primaria y las bibliotecas públicas son el remedio más eficaz para combatir el atraso y la ignorancia. Previamente, también por encargo de Montt, había escrito un Método gradual de lectura con el que aprenderían a leer varias generaciones de chilenos. En 1849 recogió las impresiones de aquel periplo en el epistolario Viajes en Europa, África y América, donde mostró su entusiasmo por la democracia del sistema norteamericano, que consideró modélica. Esa misma idea inspiró en 1850 su obra Argirópolis, proyecto de una capital de los Estados Confederados del Río de la Plata.
También de 1850 es Recuerdos de provincia, una interesante autobiografía en la que Sarmiento evoca recuerdos de su infancia y presenta retratos de diversos personajes que tuvieron parte directa en la formación de la nación argentina; el relato procede por cuadros rápidos, llenos de nervio y de vigor pintoresco. El autor encuentra, al narrar sus juegos infantiles, la psicología fresca y encantadora del niño; escribe páginas de temblorosa emoción al retratar a su madre; y con afecto singular recuerda a su maestro, José de Oro. Por su fina ironía y su franco realismo, los Recuerdos de provincia son, junto con su Facundo, su libro más vivo. 

La presidencia de Sarmiento


En 1850, previendo el levantamiento de Justo José de Urquiza, Sarmiento se embarcó hacia Montevideo, desde donde pasó a Entre Ríos para ponerse al servicio del ejército rebelde. Urquiza lo nombró teniente coronel y le encomendó la redacción del boletín del ejército. Tras vencer a Rosas en la batalla de Caseros (3 de febrero de 1852), Urquiza asumió la dirección provisional de la Confederación Argentina, promulgó la Constitución de 1853 e inició su periodo presidencial (1854-1860).Disgustado con Urquiza por creerlo orientado hacia la dictadura, Sarmiento se había expatriado voluntariamente poco después del triunfo en la batalla de Caseros. Primero viajó a Río de Janeiro y luego a Chile, donde en 1852 publicó Campaña en el Ejército Grande, libro que precipitó una violenta polémica con Juan Bautista Alberdi acerca de cómo debería regirse el país tras la caída de Rosas, la cual fue origen de Las ciento y una (colección de las cartas de Sarmiento) y de las Cartas quillotanas (colección de las de Alberdi). 

Con su regreso en 1855 a Buenos Aires se inició la etapa más gloriosa en su destino de constructor de la nueva Argentina. Sarmiento se convirtió en editor en jefe del periódico El Nacional y desempeñó sus primeros cargos políticos como concejal (1856) y senador provincial (1857-1861). De hecho, a partir de 1860, la vida de Sarmiento está signada sobre todo por su dedicación a la política activa. Ese año fue designado ministro del gobierno presidido por Santiago Derqui (1860-1861); en 1862 fue electo gobernador de San Juan, y en 1864 el presidente Bartolomé Mitre (1862-1868) lo nombró ministro plenipotenciario en Estados Unidos. 

Durante su permanencia en Estados Unidos, Domingo Faustino Sarmiento fue elegido presidente de la República (1868-1874). El Journal des Débats de París, al conocer la elección de Sarmiento, escribió: "el pueblo argentino se honra a sí mismo eligiendo para presidente a un maestro de escuela, prefiriéndolo a un general". Regresó a la patria el 30 de agosto de 1868 y asumió el mando el 12 de octubre. Su gobierno fue uno de los más fecundos que tuvo el país; durante el mismo se realizaron numerosos progresos y adelantos. La estancia en los Estados Unidos le había aportado numerosas ideas nuevas acerca de la política, la democracia y la estructura de la sociedad. 

La contribución más notable de su presidencia fue sin duda su obra educativa. No sólo creó escuelas primarias, sino que auspició nuevos métodos de enseñanza y contrató educadores europeos para instruir a los maestros; creó nuevos colegios nacionales; inauguró la Escuela Normal de Paraná e hizo llegar de Estados Unidos a maestras normales, que desarrollaron en el país una tarea proficua. Para Sarmiento, la educación era la base de la democracia, y había que conseguir la cultura del pueblo a cualquier precio. Entre 1868 y 1874, los subsidios para la educación del gobierno central a las provincias se cuadruplicaron. Se fundaron hasta ochocientas instituciones educativas, lo que permitió acoger a cien mil nuevos alumnos. 

Sarmiento impulsó asimismo la modernización general del país, promoviendo las obras públicas y las infraestructuras, especialmente las destinadas al transporte (líneas férreas, navegación fluvial, tranvías urbanos) y a las comunicaciones (telégrafos y correos). Sin embargo, no acabó siendo un presidente excesivamente popular. El país se embarcó en la Guerra de la Triple Alianza (1868-1874) contra Paraguay, y el gasto en obras e infraestructuras incrementó la inflación y el déficit público. 

El inicio de la afluencia masiva de inmigrantes provenientes de Europa, por otra parte, fue señalado como la causa del brote de fiebre amarilla que padeció Buenos Aires y que estuvo a punto de causar una guerra civil. Cabe apuntar que todavía entonces seguía abierta la rivalidad entre Buenos Aires y las provincias. En 1873, Sarmiento fue el blanco de un fallido intento de asesinato a cargo de dos hermanos anarquistas italianos, que dispararon contra el coche en que viajaba. Al parecer, fueron contratados por el caudillo federalista Ricardo López Jordán. 

A lo largo de la presidencia de su sucesor, Nicolás Avellaneda (1874-1880), Sarmiento fue designado senador por la provincia de San Juan, director de Escuelas de la provincia de Buenos Aires y ministro del Interior. Durante el mandato de Julio Argentino Roca (1880-1886) ejerció todavía el cargo de superintendente general de Escuelas y promovió la aprobación del decreto que establecía la educación gratuita (1882). En 1883 vio la luz una de sus obras más discutidas: Conflicto y armonías de las razas en América. Retirado posteriormente de la política, en 1888 se trasladó a Paraguay, en cuya capital falleció. Sus Obras completas, reunidas en cincuenta y tres volúmenes, se editaron entre 1884 y 1903.

miércoles, 10 de febrero de 2021

10 DE FEBRERO DE 1898 NACE BERTOLT BRECHT

10 DE FEBRERO DE 1898 NACE
BERTOLT BRECHT
(Eugen Berthold Friedrich Brecht; Augsburg, 1898 - Berlín oriental, 1956) Escritor alemán. Además de ser uno de los dramaturgos más destacados e innovadores del siglo XX, cuyas obras buscan siempre la reflexión del espectador, trató también de fomentar el activismo político con las letras de sus lieder, a los que Kurt Weill puso la música.

Comenzó en Múnich sus estudios de literatura y filosofía en 1917, a los que añadiría posteriormente los de medicina. Durante la Primera Guerra Mundial comenzó a escribir y publicar sus obras. Desde 1920 frecuentó el mundo artístico de Múnich y trabajó como dramaturgo y director de escena. En este entorno conoció a Frank Wedekind, Karl Valentin y Lion Feuchtwanger, con quienes mantuvo siempre un estrecho contacto.

En 1924 se trasladó a Berlín, donde trabajó como dramaturgo a las órdenes de Max Reinhardt en el Deutsches Theater; posteriormente colaboró también en obras de carácter colectivo junto con Elisabeth Hauptmann, Erwin Piscator, Kurt Weill, Hans Eisler y Slatan Dudow, y trabó relaciones con el pintor Georg Grosz. En 1926 comenzó a interesarse con mayor intensidad por el marxismo y estableció un estrecho contacto con Karl Korsch y Walter Benjamin. Su Dreigroschenoper (Opera de cuatro cuartos, 1928) obtuvo en 1928 el mayor éxito conocido en la República de Weimar. En ese año 1928 se casó con la actriz Helene Weigel.

Desde 1930 estrechó sus contactos con el Partido Comunista Alemán. Tres años más tarde, la ascensión del nazismo forzó su salida del país: el 28 de febrero de 1933, un día después de la quema del Parlamento, Brecht comenzó su camino hacia el exilio en Svendborg (Dinamarca). Tras una breve temporada en Austria, Suiza y Francia, marchó a Dinamarca, donde se estableció con su mujer y dos colaboradoras, Margarethe Steffin y Ruth Berlau. En 1935 viajó a Moscú, Nueva York y París, donde intervino en el Congreso de Escritores Antifascistas, suscitando una fuerte polémica.

Iniciada la Segunda Guerra Mundial, y temiendo la ocupación alemana, en 1939 se marchó a Suecia; en 1940, a Finlandia, país del que tuvo que escapar ante la llegada de los nazis; y en 1941, a través de la Unión Soviética (vía Vladivostok), a Santa Monica, en los Estados Unidos, donde permaneció aislado seis años, viviendo de guiones para Hollywood. En 1947 se llevó a la pantalla Galileo Galilei, con muy poco éxito. A raíz del estreno de esta película, el Comité de Actividades Antinorteamericanas le consideró elemento sospechoso y tuvo que marchar a Berlín Este (1948), donde organizó primero el Deutsches Theater y, posteriormente, el Theater am Schiffbauerdamm. Antes había pasado por Suiza, donde colaboró con Max Frisch y Günther Weisenborn.

En Berlín, junto con su esposa Helene Weigel, fundó en 1949 el conocido Berliner Ensemble, y se dedicó exclusivamente al teatro. Aunque siempre observó con escepticismo y duras críticas el proceso de restauración política de la República Federal, tuvo también serios conflictos con la cúpula política de la República Democrática.

El teatro de Bertolt Brecht

Brecht es sin duda uno de los dramaturgos más destacados del siglo XX, además de uno de los líricos más prestigiosos. Aparte de estas dos facetas, cabe destacar también su prosa breve de carácter didáctico y dialéctico. La base de toda su producción es, ya desde los tiempos de Múnich, una posición antiburguesa, una crítica a las formas de vida, la ideología y la concepción artística de la burguesía, poniendo de relieve al mismo tiempo la necesidad humana de felicidad como base para la vida.

Con su acercamiento al marxismo, esta postura se hizo mucho más radical y pasó de hacer referencia a un individuo aislado a enmarcarse en el ámbito del conjunto de la sociedad: el individuo autónomo aniquilado por el capitalismo (Mann ist Mann, El hombre es el hombre, 1924/25) consigue nuevas cualidades dentro del colectivo. Con el personaje que da título a su drama Baal (1922), Brecht creó un tipo que aparece a lo largo de toda su producción en diversas variaciones (Schweyk im Zweiten Weltkrieg, Schweyk en la Segunda Guerra Mundial, 1943) y que se expresa de manera mucho más radical en los fragmentos Untergang des Egoisten Johann Fatzer (El ocaso del egoísta Johann Fatzer, 1927/30) y Die Reisen des Glücksgotts (Los viajes del dios de la suerte, 1941).

La posición opuesta la representan las figuras maternales, junto con el colectivo revolucionario y los dialécticos (Geschichten von Herrn Keuner, Historias del señor Keuner, 1930). El desarrollo literario de Bertolt Brecht, que en su lírica pasa desde un acercamiento crítico a la "Neue Sachlichkeit" hasta formas de resistencia colectiva (Lieder-Gedichte-Chöre, Canciones-Poemas-Coros, 1934), está influido por la Biblia de Lutero, la obra de Shakespeare y la Antigüedad Clásica, así como por el teatro asiático y la filosofía china.

Brecht entiende la filosofía como la doctrina del buen comportamiento, una categoría que resulta fundamental en su obra. En este sentido entiende sus textos como intentos progresivos de provocar asombro, reflexión, reproducción y cambios de actitud y de comportamiento en el espectador. Para ello utiliza el conocido "efecto de distanciamiento" ("Verfremdungseffekt"), que no debe ser entendido sólo como una técnica estética, sino como "una medida social". Sus intentos dramáticos más radicales de carácter pedagógico y político son Lindberghflug (El vuelo de Lindbergh, 1929), Das Badener Lehrstück und der Neinsager (La parábola de Baden y el que decía que no, 1930), Die Maßnahme, (La medida, 1930), Die Ausnahme und die Regel (La excepción y la regla, 1930) y Die Horatier und die Kuratier (Los horacianos y los curacianos, 1934); en todos ellos se pone de relieve una fuerte separación entre escenario y espectador.

Con la llegada del nacionalsocialismo todos estos intentos revolucionarios perdieron sus presupuestos sociales. En el exilio, Brecht escribió sin publicarlas algunas de sus piezas más conocidas: Leben des Galilei (Vida de Galileo Galilei, que apareció en 3 versiones: una danesa de 1938-39, otra americana de 1945-46, y la tercera, berlinesa, de 1953-55), Mutter Courage und ihre Kinder (Madre Coraje y sus hijos, 1939), Der gute Mensch von Sezuan (El hombre bueno de Sezuan, 1943), Herr Puntila und sein Knecht Matti (El señor Puntila y su criado Matti, 1940), aparte de escritos teóricos sobre teatro (Der Messingkauf, La compra de latón, 1939/40) y algunos apuntes para unas novelas (Tui-Roman, Novela de Tui, 1930/42; Die Geschäfte des Herrn Julius Caesar, Los negocios del señor Julio César, 1938/39). Con sus análisis sobre el fascismo y los Svendborger Gedichte (Poemas de Svendborg, 1939) tomó parte activa en la lucha antifascista.

Condicionado por la situación social, tras 1945 trabajó sólo en obras de carácter didáctico, olvidando sus experimentos de los primeros años. Tal vez esto fue lo que le convirtió en un clásico hasta el punto de que el teatro alemán de posguerra (tanto en la antigua RDA como en la antigua RFA) sería impensable sin él.


martes, 9 de febrero de 2021

9 DE FEBRERO DE 1940 NACE JOHN MAXWELL COETZEE

9 DE FEBRERO DE 1940 NACE
JOHN MAXWELL COETZEE

(Ciudad del Cabo, 1940) Escritor sudafricano en lengua inglesa. John Maxwell Coetzee nació en Ciudad del Cabo el 9 de febrero de 1940. Cuando tenía ocho años, su familia se trasladó a Worcester, en la provincia de Karoo, una zona casi desértica. Allí transcurrió su infancia.

Su identidad étnica nunca le resultó demasiado clara: en su familia inmediata se hablaba el inglés, pero con otros parientes pesaba más el lado afrikáner, de cuya cultura, sin embargo, Coetzee se sentía muy alejado. Su filiación religiosa no fue más diáfana, pues su familia no era practicante, y a la confusión del niño se añadió el hecho de crecer con compañeros protestantes, católicos y judíos.

Su padre era abogado y, en casa, una figura cuya autoridad no siempre era bienvenida. Con su madre, profesora de escuela, sucedía algo muy distinto: el niño Coetzee desarrolló frente a ella un fuerte sentimiento de solidaridad, de mutuo apoyo, pero también de repulsión y de culpa. «Él desearía que se comportase con ella como lo hace con su hermano», escribió en Infancia, pero aclarando enseguida: «Sabe que se pondría furioso si ella comenzara a protegerlo constantemente». La niñez de Coetzee transcurrió en esos espacios alejados de la urbe y sus sofisticaciones.

Cuando tuvo que escoger estudios universitarios, se decidió por la Universidad de Ciudad del Cabo. En 1961 terminó, con resultados excepcionales, sus estudios de lengua y literatura inglesa y de matemáticas; esa doble disciplina determinó buena parte de su futuro inmediato, pues ese mismo año viajó a Londres con la intención de hacerse escritor, y fue su trabajo como programador informático el que le permitió costearse la vida en la metrópolis del imperio.

Coetzee fue contratado, no mucho tiempo después de su llegada, por IBM, pero el exceso de trabajo y la rutina pronto le resultaron insoportables, y, luego de renunciar a su trabajo, pudo dedicar más tiempo a la tesis en que estaba trabajando, un examen crítico de Ford Madox Ford con el que obtuvo, en 1963, su maestría en humanidades por la Universidad de Ciudad del Cabo. Dos años después subió a bordo de un barco italiano rumbo a Estados Unidos. Para ser precisos, su destino era Austin, Texas.

La influencia de Beckett

La Universidad de Texas sería su hábitat natural durante los años siguientes. Allí, entre varios trabajos filológicos, Coetzee escribió una disertación doctoral sobre la obra de Samuel Beckett; en la Sala de Manuscritos de la universidad encontró los cuadernos en que Beckett había escrito la novela Watt mientras se escondía de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. El descubrimiento lo marcaría para siempre, y Beckett se convertiría en una de sus influencias más notorias.

Hubo otros encuentros, tan accidentales como aquél: en la biblioteca encontró las monografías del etnólogo alemán Carl Meinhof acerca de lenguas sudafricanas como el hotentote. Eso le llevó a retroceder en el tiempo hasta encontrar los inventarios lingüísticos hechos por antiguos viajeros y misioneros, entre ellos uno de sus ancestros: Jacobus Coetzee.

En 1968, cuando se mudó a Buffalo para trabajar como profesor en la Universidad Estatal de Nueva York, Coetzee comenzó la redacción de una especie de genealogía o memoria familiar. El texto acabó por convertirse en su primera novela: Dusklands. Para cuando la publicó, en 1974, ya había abandonado Estados Unidos, y llevaba dos años ejerciendo como profesor en la Universidad de Ciudad del Cabo. Ese puesto ocuparía la siguiente década de su vida.

Durante ese tiempo, Coetzee escribió y siguió publicando con una regularidad sorprendente, como si se hubiera fijado plazos de tres años para sus novelas. En 1977 apareció En medio de ninguna parte; la repercusión de la novela fue extraordinaria, y el Premio CNA, el más prestigioso del mundo literario sudafricano, fue para Coetzee una especie de presentación en sociedad.

Luego vinieron Esperando a los bárbaros (1980), Vida y época de Michael K (1983) y Foe (1986). En las dos primeras ahondó en la condición de su país, en la culpa de los blancos colonizadores y su posible expiación. Vida y época... ganó el Premio Booker, y situó a su autor en el ámbito más amplio de la prosa en lengua inglesa. En Foe, mientras tanto, Coetzee revisitaba el mito de Robinson Crusoe, desde el punto de vista de una mujer que según Coetzee estaba en el mismo barco y que la novela de Daniel Defoe deja al margen, y reflexionaba sobre el impulso «marginador» de los hombres.

Autor consumado

El Premio Fémina de novela extranjera de 1985 y el Premio Jerusalén de 1987 confirmaron que Coetzee podía ser leído fuera del ámbito del colonialismo anglosajón. Mientras tanto, su posición académica se afianzaba, y en 1984 fue nombrado profesor de literatura general de la Universidad de Ciudad del Cabo.

Para entonces, Coetzee se había enfrentado con buenos resultados al conflicto que parecía preocupar a sus críticos más que a él mismo: ¿Cómo producir una literatura comprometida con su tiempo y a la vez capaz de incorporar los sofisticados rasgos de la prosa posmoderna? Después del experimento de Foe, Coetzee publicó su novela más clásica, La edad de hierro (1990), un texto deudor de la literatura confesional, y El maestro de Petersburgo (1994), dedicado a la figura de Fiodor Dostoievski. Con esta novela Coetzee saldó una vieja deuda -el escritor ruso es uno de los demonios presentes en su literatura- y demostró, de paso, que su trayectoria no estaba definida de antemano: cada nuevo libro significaría un nuevo desvío.

El siguiente desvío fue Desgracia, novela con la que ganó en 1999 su segundo Premio Booker. Desgracia se aleja del estilo alegórico de otros textos y utiliza procedimientos que pueden ser llamados realistas. La década de los noventa fue para Coetzee la década de la autobiografía. A pesar de sus dos libros de memorias, Coetzee no se dejaría absorber por el remolino mediático.

En 2002 se mudó a Australia, y ejerció desde entonces como profesor de la Universidad de Adelaida. La noticia de que le había sido concedido el Premio Nobel de Literatura -poco después de la publicación de Elizabeth Costello- causó una reacción doble en sus lectores: de justicia, por el reconocimiento de la importancia de su obra, y de preocupación, pues Coetzee se vería obligado por primera vez a salir de su refugio y dar la cara ante las cámaras. Era el segundo autor sudafricano en lograr el galardón, y la Academia sueca destacó la «brillantez y la honestidad intelectual» del autor, así como su «conciencia crítica».

Como sus libros, J. M. Coetzee ha hecho del aislamiento un valor. Su vida de novelista se ha mantenido al margen de los círculos sociales de la literatura; Coetzee escribe y trabaja en privado, y, al contrario de las tendencias contemporáneas, se ha asegurado de que sus datos biográficos interesen menos que sus novelas.

Desde esa perspectiva, ha llevado a cabo una de las obras más sólidas de aquello que ha dado en llamarse literatura poscolonial, aunque las etiquetas le importan poco: en sus novelas, la experiencia de su país, Sudáfrica, y la suya como hombre blanco en el territorio del apartheid, se han mezclado felizmente con el ejercicio de la crítica literaria, y han procurado no hacer del compromiso político el fetiche que es para tantos novelistas de territorios conflictivos. El hecho de que haya logrado prescindir de la propaganda, y al mismo tiempo realizar un cuestionamiento de las realidades del colonialismo equiparable al de Joseph Conrad, es el verdadero testimonio de su potencia como artista y crítico social.


9 DE FEBRERO DE 1881 MUERE FIÓDOR DOSTOIEVSKI

 9 DE FEBRERO DE 1881 MUERE
FIÓDOR DOSTOIEVSKI

(Fiódor Mijailovich Dostoievsky o Dostoievski; Moscú, 1821 - San Petersburgo, 1881) Novelista ruso. Junto con Iván Turgueniev y León Tolstói, es el más apreciado representante de la literatura realista en su país y uno de los grandes genios de la narrativa europea decimonónica. Educado por su padre, un médico de carácter despótico y brutal, encontró protección y cariño en su madre, que murió prematuramente. Al quedar viudo, el padre se entregó al alcohol, y envió finalmente a su hijo a la Escuela de Ingenieros de San Petersburgo, lo que no impidió que el joven Dostoievski se apasionara por la literatura y empezara a desarrollar sus cualidades de escritor.

A los dieciocho años, la noticia de la muerte de su padre, torturado y asesinado por un grupo de campesinos, estuvo cerca de hacerle perder la razón. Ese acontecimiento lo marcó como una revelación, ya que sintió ese crimen como suyo, por haber llegado a desearlo inconscientemente. Al terminar sus estudios, tenía veinte años; decidió entonces permanecer en San Petersburgo, donde ganó algún dinero realizando traducciones.

La publicación, en 1846, de su novela epistolar Pobres gentes, que estaba avalada por el poeta Nekrásov y por el crítico literario Belinski, le valió una fama ruidosa y efímera, ya que sus siguientes obras, escritas entre ese mismo año y 1849, no tuvieron ninguna repercusión, de modo que su autor cayó en un olvido total.

En 1849 fue condenado a muerte por su colaboración con determinados grupos liberales y revolucionarios. Indultado momentos antes de la hora fijada para su ejecución, estuvo cuatro años en un presidio de Siberia, experiencia que relataría más adelante en Recuerdos de la casa de los muertos. Ya en libertad, fue incorporado a un regimiento de tiradores siberianos y contrajo matrimonio con una viuda con pocos recursos, Maria Dmítrievna Isáieva.

Tras largo tiempo en Tver, recibió autorización para regresar a San Petersburgo, donde no encontró a ninguno de sus antiguos amigos, ni eco alguno de su fama. La publicación de Recuerdos de la casa de los muertos (1861) le devolvió la celebridad. Para la redacción de su siguiente obra, Memorias del subsuelo (1864), también se inspiró en su experiencia siberiana. Soportó la muerte de su mujer y de su hermano como una fatalidad ineludible. En 1866 publicó El jugador, y la primera obra de la serie de grandes novelas que lo consagraron definitivamente como uno de los mayores genios de su época, Crimen y castigo.

La presión de sus acreedores lo llevó a abandonar Rusia y a viajar indefinidamente por Europa junto a su nueva y joven esposa, Ana Grigorievna. Durante uno de esos viajes su esposa dio a luz una niña que moriría pocos días después, lo cual sumió al escritor en un profundo dolor. A partir de ese momento sucumbió a la tentación del juego y sufrió frecuentes ataques epilépticos.

Tras nacer su segundo hijo, estableció un elevado ritmo de trabajo que le permitió publicar obras como El idiota (1868) o Los endemoniados (1870), que le proporcionaron una gran fama y la posibilidad de volver a su país, en el que fue recibido con entusiasmo. En ese contexto emprendió la redacción de Diario de un escritor, obra en la que se erige como guía espiritual de Rusia y reivindica un nacionalismo ruso articulado en torno a la fe ortodoxa y opuesto al decadentismo de Europa occidental, por cuya cultura no dejó, sin embargo, de sentir una profunda admiración.

En 1880 apareció la que el propio escritor consideró su obra maestra, Los hermanos Karamazov, que condensa los temas más característicos de su literatura: agudos análisis psicológicos, la relación del hombre con Dios, la angustia moral del hombre moderno y las aporías de la libertad humana. Máximo representante, según el tópico, de la «novela de ideas», en sus obras aparecen evidentes rasgos de modernidad, sobre todo en el tratamiento del detalle y de lo cotidiano, en el tono vívido y real de los diálogos y en el sentido irónico que apunta en ocasiones junto a la tragedia moral de sus personajes.

miércoles, 3 de febrero de 2021

3 DE FEBRERO DE 1982 MUERE EFRAÍN HUERTA

 3 DE FEBRERO DE 1982 MUERE
EFRAÍN HUERTA

(Guanajuato, 1914 - Ciudad de México, 1982) Poeta mexicano, sin duda uno de los autores de mayor popularidad en su país en la segunda mitad del siglo XX. Llegó a la ciudad de México a los dieciséis años e ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria para, posteriormente, seguir la carrera de leyes en la Universidad Nacional. Junto con Octavio Paz perteneció a la generación que se forjó en torno a la revista Taller (1938-1941).

Poeta de fina sensibilidad y acendrada conciencia social, sus libros, al igual que sus colaboraciones en prosa en los periódicos y revistas de su época, dan cuenta de esa pasión por el optimismo amoroso y la redención del hombre. Fue simpatizante y luego militante de izquierda, lo que combinó con su ejercicio periodístico como crítico de cine. En 1976 se le confirió el Premio Nacional de Letras.

Su poesía conjuga el amor, la soledad y la protesta política, así como la sutileza verbal, el humor y la enérgica expresión coloquial. Entre sus libros fundamentales están Absoluto amor (1935), Los hombres del alba (1944), La rosa primitiva (1950), El Tajín (1963), Poemas prohibidos y de amor (1973), Circuito interior (1977) y Estampida de poemínimos (1980). Entre sus textos emblemáticos, varios de ellos versan sobre la caótica vida urbana ("Declaración de odio", "Declaración de amor", "Avenida Juárez", "Juárez-Loreto") y acerca de la injusticia social y la violencia de los mecanismos del poder ("Los perros del alba", "Elegía de la policía montada").

Escribió profusamente sobre el tema del amor, percibiéndose en sus versos una ternura desolada no exenta de rebeldía. Uno de sus mejores poemas es, sin duda, "El Tajín", en el cual, con gran lirismo y con exacta eficacia en el uso de sus recursos verbales, recrea la grandeza de una antigua cultura mexicana (la de los indígenas totonacas de una región del estado de Veracruz) y la magia de la contemplación y el asombro.

En sus últimos años exploró, con notables resultados, el humor lírico a través de brevísimas composiciones que denominó "poemínimos" y que, por medio de paradojas, ironías y acertados juegos de palabras, ofrecen una visión crítica y a la vez tierna de la realidad. Su Poesía completa se publicó en 1988.

    

viernes, 29 de enero de 2021

29 DE ENERO DE 1997 MUERE OSVALDO SORIANO

29 DE ENERO DE 1997 MUERE
OSVALDO SORIANO

Mar del Plata, 1943 - Buenos Aires, 1997. Narrador y periodista argentino que reflejó con irónica objetividad la realidad de su país. Pasó su infancia y adolescencia en su ciudad natal y en las provincias de San Luis y Río Negro, cuyos paisajes evocaría en su obra y en sus columnas periodísticas. Fue futbolista y, tras variados empleos, se dedicó al periodismo político, deportivo y cultural. Forjado en las redacciones, trabajó en la revista Primera Plana y en el diario La Opinión. En 1973 publicó la novela Triste, solitario y final; considerada su mejor obra, todavía hoy continúa hoy reeditándose con éxito. Tras el golpe militar de 1976, abandonó Argentina y no regresó a su país hasta el advenimiento del gobierno democrático de Raúl Alfonsín.Vivió en México, Bruselas y París hasta su regreso en 1984. Desde entonces y hasta su muerte colaboró en el diario Página/12. La narrativa de Soriano se apoya tanto en los artificios clásicos del género novelesco (construcción de personajes y diálogos) como en los lineamientos del periodismo (un estilo llano y fácilmente asimilable para el lector) y en esa combinación obtiene sus mejores beneficios. Sus novelas se basan en tramas de trazado muy profundo, a través de una sintaxis y un léxico descarnados, según modelos narrativos que llevan al lenguaje cinematográfico y a la novela negra americana. En Triste, solitario y final (1973), el cine y la novela policíaca se convierten totalmente en el tema de una narración cuyos personajes son Stan Laurel, Oliver Hardi, John Wayne, Charlot, Marlowe y otros, retratados con la melancolía, el amor y el desencanto propios de un cinéfilo.

Su conciencia estilística, articulada para alcanzar normas, temas y mitos colectivos, y su tono narrativo descuidado y elíptico, que le permite su bagaje de nociones y conocimientos comunes, dan una medida exacta de la obra de Osvaldo Soriano. No habrá más penas ni olvido (1979) y Cuarteles de invierno (1981) están narradas en clave de tango por personas cultas. Con la conciencia de narrar por enésima vez las tragedias públicas y privadas que están destinadas a repetirse, también por enésima vez, afronta el tema de la violencia política en Argentina, del peronismo y del pugilato, rediseñando la figura del campeón deportivo en el ocaso.Artistas, locos y criminales (1986) es una colección de artículos periodísticos, a través de los cuales se puede hacer un recorrido por los caminos estilísticos y temáticos del autor. Una de sus obras más conocidas es El ojo de la patria (1992), relato de las delirantes aventuras de un agente secreto argentino, Julio Carré, en el París de los años 90.
El resto de su producción incluye, entre otras obras, Rebeldes, soñadores y fugitivos (1987), A sus plantas rendido un león (1988), Cuentos de los años felices (1993), La hora sin sombra (1995) y Piratas, fantasmas y dinosaurios (1996). Sus obras han sido traducidas a numerosas lenguas, y algunas fueron llevadas al cine. 

El director Héctor Olivera adaptó para la gran pantalla su novela Una sombra ya pronto serás (1990), con guión del propio autor. Al margen de su valorada obra literaria, sus artículos deportivos, centrados sobre todo en el mundo del fútbol argentino, despertaron siempre la admiración de su nutrida hueste de lectores.

jueves, 28 de enero de 2021

29 DE ENERO DE 1860 NACE ANTÓ CHÉJOV

 29 DE ENERO DE 1860 NACE
ANTÓ CHÉJOV

(Antón Pávlovich Chéjov; Taganrog, 1860 - Badenweiler, 1904) Narrador y dramaturgo ruso. Considerado el representante más destacado de la escuela realista en Rusia, su obra es una de las más importantes de la dramaturgia y la narrativa de la literatura universal.El estilo de Chéjov está marcado por un acendrado laconismo expresivo y por la ausencia de tramas complejas, a las que se sobreponen las atmósferas líricas que el autor crea ayudado por los más sutiles pensamientos de sus personajes. Chéjov se apartó decididamente del moralismo y la intencionalidad pedagógica propios de los literatos de su época (en una Rusia convulsa y preocupada por su destino) para apostar por un tipo de escritor carente de compromiso y pasión, plasmando una idea de la literatura que rechazaba el principio del autor como narrador omnisciente.
Antón Chéjov procedía de una familia de hábitos sencillos y escasos medios, cuya cabeza, el modesto mercader Pavel, era nieto de un siervo de la gleba. Acabó los estudios secundarios en Taganrog, donde permaneció solo tras la marcha de sus familiares a Moscú. Entre 1879 y 1884 cursó medicina en la universidad de la capital; pero, más interesado en la literatura que en la ciencia médica desde hacía algunos años, pospuso ésta a aquélla, y pronto difundió su nombre a través de varias narraciones humorísticas, reunidas en un libro titulado Cuentos de varios colores (1886).
Alentado por el escritor Grigorovich y por el director del periódico Novoe vremja (Tiempo nuevo), Suvorin, con quien estableció una cordial y duradera amistad, y librado ya de las formas un tanto forzadas del cuento cómico, hacia el año 1888 ya era ampliamente conocido por el público, tanto por su obra jocosa como por textos de alcance más profundo, en los que la incisiva descripción de las miserias y la existencia humanas fueron desplazando los recursos humorísticos.
En ese año apareció, en la revista Severny Vestnik de San Petersburgo, el relato La estepa, inspirado en un viaje al sur del país, donde los idílicos paisajes de su infancia habían desaparecido por el avance de la revolución industrial, contra la que el autor se rebela. Aquí introdujo uno de los elementos más característicos de su enfoque narrativo: la supeditación del argumento a la atmósfera del relato. El punto de vista del autor omnisapiente se diluye en la mirada de un personaje, Egorushka, que no alcanza a comprender lo que sucede a su alrededor. Los elementos que mueve este relato aparecerán una y otra vez en la obra de Chéjov, pues La estepa está poblada por una galería de personajes (el campesino Dymov, el empresario Varlamov o el pope Kristofor) que constituyen una genuina representación del "inconsciente colectivo" de la Rusia finisecular.
Otro significativo relato del período que se abre a partir de 1888 (en el que el autor disminuyó el ritmo de su producción literaria: de unos cien relatos al año en 1886, pasa a escribir diez en 1888) es Una historia aburrida (1889), penetrante estudio de la mente de un viejo profesor de medicina, profesión que ejerció esporádicamente el propio Chéjov. Pertenece a una serie de obras del autor que fueron llamadas "clínicas", por tener como personajes a enfermos físicos o mentales. Acaso el relato más conocido de esa serie sea Palata Nº 6 (1892), acerba crítica de la psiquiatría en el que la relación entre el paciente Gromov y el doctor Ragin se resuelve dramáticamente con el ingreso del segundo en su propia clínica, para terminar muerto por mano de uno de los celadores.En adelante, la vida de Antón Chéjov careció de acontecimientos relevantes, excepto un viaje a la isla de Sakhalin, realizado a través de Siberia a la ida, y a lo largo de las costas de la India al regreso; de tal expedición dejó constancia en el libro La isla de Sakhalin (1891). Durante la penuria de 1892-93, que azotó a la Rusia meridional, Chéjov participó en la obra de socorro sanitario. Luego vivió largo tiempo en la pequeña propiedad de Melichovo, no lejos de Moscú, donde escribió la mayor parte de sus narraciones y de sus textos teatrales más famosos. Enfermo de tuberculosis, hubo de trasladarse a Crimea, y desde allí, por razones de la cura, realizó frecuentes viajes a Francia y Alemania.
En los últimos años del siglo se produjeron en su existencia dos hechos que sin duda modificaron su curso: la nueva orientación del escritor hacia la izquierda, que le alejó de su amigo Suvorin, conservador, y el éxito de su drama La gaviota en el Teatro de Arte de Moscú, por aquel entonces bajo la dirección de Konstantin Stanislavski y Vladimir Nemirovich-Danchenko. A sus nuevas tendencias y al ejemplo de Korolenko se debió también su dimisión de la Academia, que, tras haber nombrado miembro honorario a Gorki, acató la orden del gobierno y tuvo que anular el nombramiento.
La fortuna de La gaviota convenció inesperadamente a Chéjov de su capacidad como escritor dramático, tras sus propias dudas acerca de ello debidas al fracaso del mismo drama en el Teatro Aleksandrinski de San Petersburgo. A la obra citada siguieron, con no menor éxito, El tío Vania en 1898-99, Tres hermanas en 1901 y El jardín de los cerezos en 1904. Mientras tanto, el número de sus narraciones había aumentado considerablemente, y a algunas de ellas se debió su progresiva fama como representante asimismo del humor y el espíritu de su época y del característico producto de ésta, la "inteligentzia" (así Mi vidaLa sala n.º 6Relatos de un desconocidoEl monje negroUna historia aburrida, etc.).
Como en los dramas, también en las narraciones resulta posible percibir una atmósfera determinada: la que fue llamada precisamente "chejoviana", particular estado de ánimo definido por Korolenko como el de un alegre melancólico. Cabe advertir que existe un nexo entre el Chéjov jovial e irreflexivo de la adolescencia y la primera juventud, interesado, según describe su hermano, en la recopilación de anécdotas destinadas a facilitar su colaboración en las revistas humorísticas, y el de la madurez, inquieto como una gaviota que, en vuelo sobre el mar, no sabe dónde posarse (según la bella imagen empleada por la actriz Olga Knipper, que en 1898 llegó a ser su esposa).
La aguda intuición de la tristeza de la vida, que muchos atribuyen erróneamente sólo al Chéjov de los años maduros, se hallaba ya en él precisamente tras la alegría y la despreocupación del joven estudiante de medicina, oculto, como si de revelar su propia naturaleza se avergonzara, bajo algunos seudónimos. De la misma forma, la capacidad de ver a las criaturas humanas en envolturas hechas adrede para provocar la risa continuó caracterizando su estilo, aun cuando atenuada en matices de parodia, fantasía o espejismo, y de transposición, finalmente, fuera de la realidad cotidiana, hacia un hipotético futuro lejano.
Dentro de su diversidad, efectivamente, Chéjov resultó uniforme en cuanto a los aspectos artístico y espiritual. Como lo afirmó él de la existencia, se mostró a la vez extraordinariamente simple y complejo, y si pese a no juzgarse pesimista puso de relieve los pliegues más tristes y ocultos de la naturaleza humana, fue precisamente porque, según dijo él mismo, amó la vida. Todo ello, como es natural, quedó también reflejado en la forma, o sea en el estilo propiamente dicho. Sin embargo, la plena conciencia del valor artístico de la obra de Chéjov no se alcanzó hasta más tarde; sea como fuere, cabe recordar la admiración que hacia ella experimentaron Tolstoi y Gorki y la influencia ejercida por Chéjov, ya fuera de Rusia, en Katherine Mansfield.

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