10 DE JULIO DE 1902 NACE :
NICOLÁS GUILLÉN
(Camagüey, 1902 - La Habana, 1989) Poeta cubano.
Por su obra ligada a las tradiciones afrocubanas, es considerado el
máximo representante de la llamada «poesía negra» centroamericana y una
de las principales figuras de la cultura de la isla. Nicolas Guillén
cursó un año de derecho en La Habana, antes de abandonar la universidad y
volver a su ciudad, donde trabajó como tipógrafo y se dedicó al
periodismo en la redacción de El Camagüeyano, en cuyas páginas inició
también su actividad literaria.
A partir de 1925 Nicolas Guillén se instaló en
la capital, donde participó activamente en la vida cultural y política
de protesta, lo que le supuso breves arrestos y períodos de exilio en
varias ocasiones. En 1937, cuando había publicado ya sus primeros tres
libros, ingresó en el Partido Comunista de Cuba, fundado por su amigo y
también poeta Rubén Martínez Villena, y participó en el célebre
Congreso por la Defensa de la Cultura, realizado en Valencia en plena
Guerra Civil española, donde conoció a Pablo Neruda, Rafael Alberti, Federico García Lorca y Octavio Paz, y su obra alcanzó difusión europea.
A su regreso a Cuba, Nicolas Guillén dirigió la
revista Mediodía y participó de los movimientos de vanguardia en las
tribunas de Gaceta del Caribe y Revista Avance. Pasó luego años de
exilio, viajando por Sudamérica, y en 1956 recibió el Premio Lenin de la
Unión Soviética. El triunfo en 1959 de la revolución liderada por Fidel Castro y el Che Guevara
le permitió regresar a la isla, donde desempeñó distintos cargos (como
la presidencia de la Unión de Escritores, desde 1961) y misiones
diplomáticas de relieve.
La obra poética de Nicolas Guillén
La actividad literaria de Nicolás Guillén se
inició en el posmodernismo, aunque pronto su producción se inscribió
dentro de la llamada línea realista de los múltiples vanguardismos
cubanos, cultivando como ningún otro autor la llamada «poesía negra»,
tendencia surgida en torno a 1930 en las Antillas.
Desde su condición de mulato expresó con un
peculiar sentido rítmico la temática del mestizaje, en un contexto
social y político que manifestaba la dura opresión y servidumbre sufrida
por el pueblo. En sus comienzos le caracterizó incluso una fonética
afrocubana, que más tarde abandonó para desmarcarse de la tradición oral
folclórica.
Con el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal
A esta primera época pertenecen Motivos de son (1930) y Sóngoro cosongo (1931). Poco después, con West Indies Limited
(1934), se alejó del mero ejercicio rítmico para incorporar la protesta
política y antiimperialista, orientándose hacia una cólera militante y
comprometida con el hombre.
El poema más conocido de este libro, Balada de los dos abuelos,
indicó la madura aceptación de lo africano y de lo español en una misma
sangre: el abuelo blanco y el abuelo negro, que evocan además la
crueldad del tráfico de esclavos. En poemas como Sensemayá y La muerte del Ñeque se inspiró en ritos y creencias africanos, sin que ello supusiera un rechazo de la cultura blanca.
Nicolas Guillén siguió evolucionando en la dirección de las preocupaciones políticas y sociales con Cantos para soldados y sones para turistas
(1937), donde todavía conservó formas propias del canto y de la danza
afrocubana. Al mismo tiempo, sin embargo, se hicieron ya evidentes
algunos de los rasgos estilísticos que predominaron en su lírica
posterior, como las transgresiones sintácticas ya aparecidas en la
poesía del fundador del futurismo, el italiano Filippo Tommaso Marinetti,
y el uso frecuente de «jitanjáforas» (palabras sin sentido empleadas
por su sonoridad o su poder evocador) que había caracterizado la obra
del poeta vanguardista cubano Mariano Brull, así como la rima aguda, las reiteraciones o la enumeración.
En el mismo año de 1937 lanzó, en Poemas en cuatro angustias y una esperanza,
una acusación contra la barbarie de la Guerra Civil española y el
asesinato de Federico García Lorca. Después, aunque conservó siempre una
particular claridad expresiva popular, el elemento rítmico fue
decreciendo en beneficio de un tono más elevado y ambicioso desde El son entero (1947) hasta La paloma de vuelo popular (1958) y sus poesías en sazón revolucionaria de Antología mayor (1964), donde mostró su compromiso con la Revolución cubana y los desheredados del mundo.
Además, su poesía se hizo eco también de las inquietudes
neorrománticas y metafísicas del momento, como la trascendencia del
amor y la muerte, que ocuparon un espacio importante en su obra. Otras
obras en esta dirección fueron Tengo (1964), donde manifestó su júbilo ante la Cuba revolucionaria, y Poemas de Amor, que apareció el mismo año.
Más tarde publicó títulos como El gran zoo (1967), La rueda dentada (1972), El diario de a diario (1972) y Por el mar de las Antillas anda un barco de papel (1977). Además, en Prosa de prisa (1975-1976) recogió una selección de sus trabajos periodísticos. Y aún dentro de su poesía cabe destacar el singular Poemas para niños y mayores de edad
(1977), libro en que siguió demostrando su gran capacidad para conjugar
preocupaciones diversas y encontrar formas de expresión constantemente
renovadas.