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Daniel Americo Musumeci (@musumecidaniel)
El 8 de marzo de 1908, un suceso transcendental marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero: 129 mujeres murieron en un incendio intencional en la fábrica Cotton, de Nueva York, Estados Unidos, luego de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo. El motivo se debía a la búsqueda de una reducción de jornada laboral a 10 horas, un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades y las malas condiciones de trabajo que padecían. El dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio para que las mujeres desistieran y abandonaran el lugar. Sin embargo, el resultado fue la muerte de las obreras que se encontraban en el interior de la fábrica. Ese mismo año, el 3 de mayo, se realizó un acto por el día de la mujer en Chicago, preámbulo para que el 28 de febrero de 1909, en Nueva York, se conmemore por primera vez el “Día Nacional de la Mujer”.
Con este antecedente, un año después, en 1910, se desarrolló la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en la capital danesa, Copenhague. El tema central fue el sufragio universal para todas las mujeres, y por moción Clara Zetkin, líder del “levantamiento de las 20.000”, se proclamó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en homenaje a las mujeres caídas en la huelga de 1908.
Más cerca en el tiempo, en 1977, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó oficialmente el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer. Luego, en 2011, se celebró el centenario de la celebración, con la premisa de Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU mujeres).
Una fuerza arrolladora recorre el mundo una cantidad innumerable de colectivos sociales en el mundo entero saldrán a las calles contra el patriarcado, que reproduce la desigualdad, y contra el capitalismo salvaje, que la alienta. Grupos, gremios, agrupaciones, fundaciones y ONGs del mundo entero se unen en la lucha y encabezan de forma autoconvocada el Paro Internacional de Mujeres, con reclamos -entre otros, contra los femicidios, la brecha salarial, el acoso, las desigualdades en todas sus formas, y en pos -entre otros, de la igualdad, la libertad, derechos laborales, profesionales y personales.
Una línea de tiempo que sabe de lucha
1909: de conformidad con una declaración del Partido Socialista de Estados Unidos, el 28 de febrero se conmemoró en Estados Unidos el primer Día Nacional de la Mujer.
1910:la Internacional Socialista, reunida en Copenhague,proclamó el Día de la Mujer, de carácter internacional como homenaje al movimiento en favor de los derechos de la mujer y para ayudar a conseguir el sufragio femenino universal.La propuesta fue aprobada unánimemente por la conferencia de más de 100 mujeres procedentes de 17 países, entre ellas las tres primeras mujeres elegidas para el parlamento finés. No se estableció una fecha fija para la conmemoración.
1911: como consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague el año anterior, el Día Internacional de la Mujer se conmemoró por primera vez (el 19 de marzo) en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con concentraciones a las que asistieron más de 1 millón de mujeres y hombres. Además del derecho de voto y de ocupar cargos públicos, exigieron el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.
1913-1914: en el marco de los movimientos en pro de la paz que surgieron en vísperas de la primera guerra mundial, las mujeres rusas celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de 1913. En el resto de Europa, las mujeres realizaron reuniones en torno al 8 de marzo del año siguiente para protestar por la guerra o para solidarizarse con las demás mujeres.
1917: como reacción ante los 2 millones de soldados rusos muertos en la guerra, las mujeres rusas escogieron de nuevo el último domingo de febrero para declararse en huelga en demanda de “pan y paz”. Los dirigentes políticos criticaron la oportunidad de la huelga, pero las mujeres la hicieron de todos modos. El resto es historia: cuatro días después el Zar se vio obligado a abdicar y el gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho de voto. Ese histórico domingo fue el 23 de febrero, según el calendario juliano utilizado entonces en Rusia, o el 8 de marzo, según el calendario gregoriano utilizado en otros países.
1975: coincidiendo con el Año Internacional de la Mujer, las Naciones Unidas celebraron el Día Internacional de la Mujer, por primera vez, el 8 de marzo.
1995: la Declaración y la Plataforma de Beijing, una hoja de ruta histórica firmada por 189 gobiernos hace 20 años, estableció la agenda para la materialización de los derechos de las mujeres.
2014: la 58 Sesión de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW58), la reunión anual de Estados para abordar cuestiones relativas a igualdad de género, se centró en los “Desafíos y logros en la aplicación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para las mujeres y las niñas”.
(Marsella, 1896 - Ivry-sur-Seine, 1948) Poeta, ensayista, actor y director de teatro francés, fundador del teatro de la crueldad. En 1910 publicó sus primeros versos bajo el seudónimo de Louis des Attides. Terminó sus estudios en 1914 y al año siguiente ingresó en una clínica mental en la Rouguière, cerca de Marsella, por padecer fuertes dolores de cabeza crónicos originados a partir de una grave meningitis que sufrió a la edad de cinco años.
En 1920 sus padres lo llevaron a París y conoció al psiquiatra Edouard Toulouse, fundador de la revista científico-literaria Demain, para la cual escribió y trabajó como secretario de redacción. Posteriormente estudió actuación en el Théâtre de l'Oeuvre bajo la dirección de Lugné-Poe, y luego se vinculó con Charles Dullin, que acababa de fundar el Théâtre de l´Atelier, en el que participó como actor y realizador.
En 1923 entró en contacto con Robert Desnos y André Breton, y se adhirió de inmediato a los principios del grupo surrealista, convirtiéndose en uno de sus principales miembros. Dirigió la "Central de Investigaciones surrealistas" y participó activamente en la revista La Révolution Surréaliste hasta su ruptura con Breton en 1926, época en que fue expulsado del movimiento junto a Philippe Soupault, acusados de "desviacionismo literario".
Con Roger Vitrac y Robert Aron, Antonin Artaud fundó el Teatro Alfred Jarry, que entre 1926 y 1930 realizó producciones experimentales como su obra Vientre quemado o la madre loca (1927); y participó, como actor cinematográfico, en las películas Napoleón (1927), de Abel Gance, y La pasión de Juana de Arco (1928), de Carl T. Dreyer.
En 1932 escribió el manifiesto Teatro de la crueldad, publicado por la Nouvelle Revue Française en su número 229, donde presentó las bases de lo que posteriormente sería su principal obra crítica, El teatro y su doble (1938), la cual, junto a Ubú rey de Alfred Jarry, representa la síntesis del drama vanguardista del siglo XX. En su teoría, Antonin Artaud asigna al teatro la función de destruir los valores culturales artificiales impuestos por siglos de dogmatismo racionalista, y propone volver al ritual primitivo para reflejar la verdadera realidad del alma humana y las condiciones en que vive: "el drama de crueldad".
Entretanto había publicado una colección de ensayos, una novela (Le Moine, 1931) y Heliogábalo o El anarquista coronado (1934). El estreno de su tragedia Los Cenci (1935), inspirada en Stendhal y en Shelley, constituyó un rotundo fracaso y determinó en el autor el abandono definitivo del teatro.
En 1936 se embarcó a México, donde dio una serie de conferencias para luego convivir durante meses con los indios tarahumaras, de cuya experiencia data un conjunto de artículos y notas que dio origen a Viaje al país de los tarahumaras. Volvió a la patria y en 1937, ya con la salud muy quebrantada, hizo un viaje a Irlanda; su extremada pobreza le obligó a abandonar Dublín al poco tiempo. Durante el viaje de regreso sufrió un acceso de locura y, desembarcado en Le Havre, fue internado en el asilo de esta ciudad (1937).
De ahí arranca el penoso calvario del autor: sucesivamente trasladado a varios asilos, fue a parar por fin a Rodez (Aveyron), donde permaneció hasta 1946. Tras diez años de internamiento, volvió de nuevo en París, y allí pudo darse cuenta de que no era un desconocido. En efecto, en 1938 había visto la luz una colección de sus ensayos sobre teatro bajo el título de El teatro y su doble, obra cuyo éxito perduraba todavía. La aparición de sus Lettres de Rodez (1946) aumentó aún su prestigio.
Alentado por la viva simpatía de que era objeto, Antonin Artaud dio a las prensas un excelente estudio sobre el pintor holandés Vincent van Gogh, titulado Van Gogh, el suicidado por la sociedad (1947). A continuación vieron la luz diversos textos, en su mayoría publicados después de la muerte del autor: Artaud le Momo, Ci-Git, Vie et Mort de Satan le Feu y Para acabar de una vez con el juicio de Dios (1948). Poeta maldito en toda la acepción de la palabra, Antonin Artaud ganó en cierta manera la inmortalidad con su resistencia al mundo exterior. Visionario cuyos textos queman como el vitriolo, su humanidad está por encima de su obra, que produce la impresión de estar constituida por los fragmentos de una tragedia perdida.
1 DE MARZO DE 1875 MUERE
TRISTAN CORBIÈRE
Ingresado en 1857 en el colegio de Saint-Brieuc, Tristan Corbière volvió a su casa al cabo de treinta meses debido a su precaria salud. Más tarde prosiguió su formación en Nantes; pero, a los dieciséis años, una crisis de reumatismo articular lo dejó deforme para siempre y le obligó a renunciar definitivamente a los estudios. Trasladado al sur, no tardó en regresar a su mar de Bretaña; allí, en Roscoff, permanecería hasta 1869. Alto, delgado, extravagante en la indumentaria y los modales, era aficionado a los paseos marítimos en bote o balandro y a la compañía de pintores, que alentaron su pasión de dibujante y caricaturista.
A fines del citado año marchó a Italia y llegó hasta Nápoles, como un turista singular y burlón que alegremente se mofaba del "Vesubio y Compañía" y de la ciudad "patria de ingleses". Prefirió su Roscoff, adonde regresó en la primavera de 1870. En la del año siguiente, y también allí, habría de conocer su última ilusión: una mujer llegada de París con su acaudalado amigo, la Marcela de Los amores amarillos, o sea la italiana Armida Giuseppina Cuchiani. En marzo de 1872 se dirigió a su encuentro en París. Sin embargo, fue éste un amor sin alegría, torturado por la sospecha de que la mujer se moviera sólo a impulsos de la compasión o de una curiosidad morbosa.
En París llevó una vida miserable y en absoluto adecuada a su quebrantada salud. Colaboró en algunos periódicos, publicando a fines de 1873, y con la ayuda paterna, Los amores amarillos, que nadie supo apreciar, y proyectó un segundo tomo de versos, Mirlitons. En diciembre de 1874 se le encontró desvanecido en el suelo de su pobre habitación y fue llevado primeramente a una casa de socorro (a la que acudió a asistirle Armida) y luego a su Bretaña, donde murió.
La recopilación Los amores amarillos (1873), dedicada a su padre, refleja en sus vaivenes la desigual y enferma vida del artista. El carácter cáustico y antiliterario que dio origen a las primeras composiciones (del que es muestra evidente el mismo título) domina este amplio cancionero, entremezclado de descripciones, serenatas e invectivas. Son notables los anhelos por una existencia llena de vida y de sol (así, por ejemplo, en las poesías sobre Nápoles, aún tan desconcertantes) más allá de la cotidiana contemplación del mar borrascoso: verdadero impulso de bretón que encontraba simbólico incluso su propio nombre, en relación con las costas ("corbières") de los contrabandistas. El océano procuró la mejor inspiración de Corbière, por el afecto que le aproxima a los riesgos y fatigas cotidianas y ásperas de sus paisanos.
Entre refinamientos e impulsos de "dandy" byroniano, entre groserías y aires rebuscados de tipo barroco, Corbière sabe manifestar sin embargo una humanidad rica de doliente que anhela la paz, el amor y la verdad. Su dolor nace de una continua angustia no dominada por el espíritu, entregado en demasía a las cosas, a su fascinación y a su desencanto. Por ello Paul Verlaine dio fama al poeta al otorgarle el primer lugar en Los poetas malditos, poniéndolo como ejemplo de una busca lacerante de poesía que los simbolistas y los decadentes franceses del fin de siglo habían de admirar como la de un precursor.
En 1909 se casó con el mangaka (dibujante de manga) Okamoto Ippei con quien tuvo tres hijos, de los que sólo uno sobrevivió y se convertiría en uno de los más importantes artistas; Okamoto Tarō. Esta época de muertes, crisis nerviosas y sufrimientos como la bancarrota de su padre, la muerte de su hermano, de su madre y sus hijos la calificó ella misma como sus “días en el infierno”. A raíz de ello se refugiaría en la religión; primero en el cristianismo protestante y después en el budismo.
En 1909 se casó con el mangaka (dibujante de manga) Okamoto Ippei con quien tuvo tres hijos, de los que sólo uno sobrevivió y se convertiría en uno de los más importantes artistas; Okamoto Tarō. Esta época de muertes, crisis nerviosas y sufrimientos como la bancarrota de su padre, la muerte de su hermano, de su madre y sus hijos la calificó ella misma como sus “días en el infierno”. A raíz de ello se refugiaría en la religión; primero en el cristianismo protestante y después en el budismo.
Compaginó la ficción y la poesía con ensayos sobre budismo, y escribió sobre un escritor al que admiraba y de quien era amiga; Akutagawa. La obra sobre los últimos días del escritor maldito se llamaba “Tsuru wa yamiki…ù (La grulla enferma). Sus obras de ficción más importantes son “Hahako Jojo”, “Kingyo Ryoran” y “Rogisho”. Y los textos sobre el budismo fueron muy apreciados y reconocidos. Destacan también los cuentos “Historia de una anciana geisha” y “Sushi”.
Curiosidades: Fue su criada quien la tuvo entre algodones y le enseñó a escribir versos waka y a tocar el Koto (instrumento japonés parecido a un harpa). Le gustaba el libro “La historia de Genji” de Murasaki Shikibu. Su vida amorosa no fue nada convencional; su marido y ella permitieron de inquilino en su casa a un joven estudiante con el que Kanoko acabó teniendo una relación amorosa. Sin embargo, su marido, Ippei, permitía el adulterio. No acabaron aquí sus líos; cuando fue ingresada en el hospital por un una operación menor, se enamoró de su médico, Niida Kamezo. Al pobre Niida le echaron del trabajo por ello y tuvo que irse a otra parte de la isla. Kanoko, durante años, viajó para verlo dejando plantados a su otro amante y al marido. Parecía ser una mujer muy pasional.
14 DE FEBRERO DE 1811 NACE
DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO
(Ciudad del Cabo, 1940) Escritor sudafricano en lengua inglesa. John Maxwell Coetzee nació en Ciudad del Cabo el 9 de febrero de 1940. Cuando tenía ocho años, su familia se trasladó a Worcester, en la provincia de Karoo, una zona casi desértica. Allí transcurrió su infancia.
Su identidad étnica nunca le resultó demasiado clara: en su familia inmediata se hablaba el inglés, pero con otros parientes pesaba más el lado afrikáner, de cuya cultura, sin embargo, Coetzee se sentía muy alejado. Su filiación religiosa no fue más diáfana, pues su familia no era practicante, y a la confusión del niño se añadió el hecho de crecer con compañeros protestantes, católicos y judíos.
Su padre era abogado y, en casa, una figura cuya autoridad no siempre era bienvenida. Con su madre, profesora de escuela, sucedía algo muy distinto: el niño Coetzee desarrolló frente a ella un fuerte sentimiento de solidaridad, de mutuo apoyo, pero también de repulsión y de culpa. «Él desearía que se comportase con ella como lo hace con su hermano», escribió en Infancia, pero aclarando enseguida: «Sabe que se pondría furioso si ella comenzara a protegerlo constantemente». La niñez de Coetzee transcurrió en esos espacios alejados de la urbe y sus sofisticaciones.
Cuando tuvo que escoger estudios universitarios, se decidió por la Universidad de Ciudad del Cabo. En 1961 terminó, con resultados excepcionales, sus estudios de lengua y literatura inglesa y de matemáticas; esa doble disciplina determinó buena parte de su futuro inmediato, pues ese mismo año viajó a Londres con la intención de hacerse escritor, y fue su trabajo como programador informático el que le permitió costearse la vida en la metrópolis del imperio.
Coetzee fue contratado, no mucho tiempo después de su llegada, por IBM, pero el exceso de trabajo y la rutina pronto le resultaron insoportables, y, luego de renunciar a su trabajo, pudo dedicar más tiempo a la tesis en que estaba trabajando, un examen crítico de Ford Madox Ford con el que obtuvo, en 1963, su maestría en humanidades por la Universidad de Ciudad del Cabo. Dos años después subió a bordo de un barco italiano rumbo a Estados Unidos. Para ser precisos, su destino era Austin, Texas.
La influencia de Beckett
La Universidad de Texas sería su hábitat natural durante los años siguientes. Allí, entre varios trabajos filológicos, Coetzee escribió una disertación doctoral sobre la obra de Samuel Beckett; en la Sala de Manuscritos de la universidad encontró los cuadernos en que Beckett había escrito la novela Watt mientras se escondía de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. El descubrimiento lo marcaría para siempre, y Beckett se convertiría en una de sus influencias más notorias.
Hubo otros encuentros, tan accidentales como aquél: en la biblioteca encontró las monografías del etnólogo alemán Carl Meinhof acerca de lenguas sudafricanas como el hotentote. Eso le llevó a retroceder en el tiempo hasta encontrar los inventarios lingüísticos hechos por antiguos viajeros y misioneros, entre ellos uno de sus ancestros: Jacobus Coetzee.
En 1968, cuando se mudó a Buffalo para trabajar como profesor en la Universidad Estatal de Nueva York, Coetzee comenzó la redacción de una especie de genealogía o memoria familiar. El texto acabó por convertirse en su primera novela: Dusklands. Para cuando la publicó, en 1974, ya había abandonado Estados Unidos, y llevaba dos años ejerciendo como profesor en la Universidad de Ciudad del Cabo. Ese puesto ocuparía la siguiente década de su vida.
Durante ese tiempo, Coetzee escribió y siguió publicando con una regularidad sorprendente, como si se hubiera fijado plazos de tres años para sus novelas. En 1977 apareció En medio de ninguna parte; la repercusión de la novela fue extraordinaria, y el Premio CNA, el más prestigioso del mundo literario sudafricano, fue para Coetzee una especie de presentación en sociedad.
Luego vinieron Esperando a los bárbaros (1980), Vida y época de Michael K (1983) y Foe (1986). En las dos primeras ahondó en la condición de su país, en la culpa de los blancos colonizadores y su posible expiación. Vida y época... ganó el Premio Booker, y situó a su autor en el ámbito más amplio de la prosa en lengua inglesa. En Foe, mientras tanto, Coetzee revisitaba el mito de Robinson Crusoe, desde el punto de vista de una mujer que según Coetzee estaba en el mismo barco y que la novela de Daniel Defoe deja al margen, y reflexionaba sobre el impulso «marginador» de los hombres.
Autor consumado
El Premio Fémina de novela extranjera de 1985 y el Premio Jerusalén de 1987 confirmaron que Coetzee podía ser leído fuera del ámbito del colonialismo anglosajón. Mientras tanto, su posición académica se afianzaba, y en 1984 fue nombrado profesor de literatura general de la Universidad de Ciudad del Cabo.
Para entonces, Coetzee se había enfrentado con buenos resultados al conflicto que parecía preocupar a sus críticos más que a él mismo: ¿Cómo producir una literatura comprometida con su tiempo y a la vez capaz de incorporar los sofisticados rasgos de la prosa posmoderna? Después del experimento de Foe, Coetzee publicó su novela más clásica, La edad de hierro (1990), un texto deudor de la literatura confesional, y El maestro de Petersburgo (1994), dedicado a la figura de Fiodor Dostoievski. Con esta novela Coetzee saldó una vieja deuda -el escritor ruso es uno de los demonios presentes en su literatura- y demostró, de paso, que su trayectoria no estaba definida de antemano: cada nuevo libro significaría un nuevo desvío.
El siguiente desvío fue Desgracia, novela con la que ganó en 1999 su segundo Premio Booker. Desgracia se aleja del estilo alegórico de otros textos y utiliza procedimientos que pueden ser llamados realistas. La década de los noventa fue para Coetzee la década de la autobiografía. A pesar de sus dos libros de memorias, Coetzee no se dejaría absorber por el remolino mediático.
En 2002 se mudó a Australia, y ejerció desde entonces como profesor de la Universidad de Adelaida. La noticia de que le había sido concedido el Premio Nobel de Literatura -poco después de la publicación de Elizabeth Costello- causó una reacción doble en sus lectores: de justicia, por el reconocimiento de la importancia de su obra, y de preocupación, pues Coetzee se vería obligado por primera vez a salir de su refugio y dar la cara ante las cámaras. Era el segundo autor sudafricano en lograr el galardón, y la Academia sueca destacó la «brillantez y la honestidad intelectual» del autor, así como su «conciencia crítica».
Como sus libros, J. M. Coetzee ha hecho del aislamiento un valor. Su vida de novelista se ha mantenido al margen de los círculos sociales de la literatura; Coetzee escribe y trabaja en privado, y, al contrario de las tendencias contemporáneas, se ha asegurado de que sus datos biográficos interesen menos que sus novelas.
Desde esa perspectiva, ha llevado a cabo una de las obras más sólidas de aquello que ha dado en llamarse literatura poscolonial, aunque las etiquetas le importan poco: en sus novelas, la experiencia de su país, Sudáfrica, y la suya como hombre blanco en el territorio del apartheid, se han mezclado felizmente con el ejercicio de la crítica literaria, y han procurado no hacer del compromiso político el fetiche que es para tantos novelistas de territorios conflictivos. El hecho de que haya logrado prescindir de la propaganda, y al mismo tiempo realizar un cuestionamiento de las realidades del colonialismo equiparable al de Joseph Conrad, es el verdadero testimonio de su potencia como artista y crítico social.
16 DE JUNIO DE 1955 ES BOMBARDEADA LA PLAZA DE MAYO Pocas veces en la historia mundial, miembros de las Fuerzas Armadas de un país, con la c...