viernes, 16 de febrero de 2018

16 DE FEBRERO DE 1831 NACE :
NIKOLÁI SEMIÓNOVICH LÉSKOV
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Escritor ruso, nacido en Gorójovo (provincia de Oriol) en 1831, y fallecido en San Petersburgo en 1895. Tras realizar sus estudios secundarios en Oriol, empezó a trabajar como funcionario en la ciudad ucraniana de Kíev, empleo que también había desempeñado su padre. Pronto empezó a dar a conocer su vocación periodística y literaria, manifiesta primero a través de los artículos económicos y políticos que publicó en la Abeja del norte, y más tarde en su primera obra publicada, un relato titulado El buey castrado (1862). Desde estos comienzos se ganó una justa fama de hombre polémico, sobre todo en materia política, terreno en el que se enfrentó abiertamente con los revolucionarios demócratas de su nación.
En efecto, en El buey castrado Léskov muestra el idealismo ingenuo de un personaje que, en su bondad extrema, está dispuesto incluso a dar la vida a cambio de ganar adeptos para su causa; en principio, parece que su convencimiento en los ideales demócratas que predica son tan sinceros como apasionados, pero enseguida se advierte que este personaje representa a un grupo de ciudadanos incapaces de ver la fragilidad de su propia doctrina y el aislamiento al que quedan reducidos quienes la siguen con fe ciega. Desde un principio resultaba evidente que Léskov estaba aludiendo así a los demócratas revolucionarios de las décadas de 1860 y 1870, quienes muy pronto tildaron de reaccionaria la obra de este autor.
No obstante, Léskov volvió a la carga con idéntica ideología en 1864, con la novela Sin salida, que pretendía dar respuesta a otra de signo contrario, ¿Qué hacer?, escrita por Chernyshesvki. En 1865 continuó esta línea temática con otra narración, titulada Los marginados, a la que siguió Un hombre misterioso (1870), nueva respuesta al aludido Chernyshesvki y a otros autores setentistas, como Nekrásov y Herzen. Finalmente, en 1871 Léskov remató su saña contra los revolucionarios por medio de una nueva entrega narrativa, A matar, en la que las figuras y la ideología de sus oponentes aparecía deformada por agudos trazos caricaturescos.
Los numerosos viajes que Nikolái Seniónovich Léskov realizó a través de su nación, unidos a su dominio magistral de la descripción física y psíquica de tierras y personajes, hicieron de su obra una brillante exposición de la sociedad, la cultura y la política rusas de la segunda mitad del siglo XIX. Además, se acercó mucho al referente real de los mismos personajes que pueblan sus escritos, merced al empleo intencionado de un estilo popular, el skaz, que mezcla un discurso aparentemente improvisado, con numerosas confusiones sintácticas y lingüísticas destinadas a resaltar su carácter popular. Supo, además, reflejar como pocos lo habían hecho hasta entonces la miseria, la ignorancia y las durísimas condiciones en que se desenvolvía la vida de las gentes del campo, por medio de una serie de novelas y relatos que, alejada por completo de su anterior línea temática, gozó de una enorme aceptación. Entre estas obras, sobresalen algunos títulos como Asunto perdido(1862), Lengua viperina (1862) y Vida milagrosa de una moza del campo (1863).
A partir de 1872 comenzó a explotar una nueva línea de personajes, en la que destacan las figuras humanas cargadas de valores positivos, como la bondad, la justicia, la rectitud y la honradez. La narración que dio punto de partida a esta nueva orientación de su obra es la llamada El clero catedralicio, que presenta a dos hombres portadores de los auténticos valores cristianos. A esta obra siguió otra novela de asunto religioso, Nimiedades de la vida de un obispo, en la que Léskov arremetió contra la Iglesia por considerarla una institución que sólo sabía trabajar al servicio de los poderosos; pero enseguida retornó a su particular "galería de hombres justos", por medio de narraciones como Golován el Inmortal, Estampas antiguas de Pechora, El bufón Pantalón, La bella Aza, Prudencio el Inocente, El viajero encantado y El ángel indeleble
A partir de 1890, la pluma de Léskov se volvió más ácida que nunca, para arremeter contra todo lo que le rodeaba en la sociedad rusa en que se movía (y, muy particularmente, contra el estamento eclesiástico). El propio autor reconoció la crueldad explícita de estas sus últimas obras, entre las que resulta obligado citar varios cuentos (El corral, La gracia administrativa, Día de invierno, Cher amour, etc.) y algunas novelas cortas (Notas de un desconocido, Cuentos navideños, etc.).
Pero al margen de todas las obras citadas, y por encima ya de los veneros temáticos que surten de variedad y colorido la vasta producción de Nikolái Léskov, entre sus escritos destacan con fuerza propia dos extraordinarios retratos de mujeres. El primero de ellos, titulado Lady Macbeth de la provincia de Mtsensk (1865), es un relato erótico cargado de dramatismo, que sirvió de inspiración para que el músico ruso Dmitri Shostakóvich compusiera una aclamada ópera. El segundo, que lleva por título el elocuente modismo de Mujer de armas tomar (1866) refleja con soltura y minuciosidad la pérfida psicología de una mujer de insospechada crueldad.
Además, Léskov escribió otras muchas narraciones, algunas tan importantes como la novela De risa y de pena (1871), o como las novelas cortas Voluntad de hierro(1876) y El zocato (1881). En su haber hay que anotar también una obra teatral, titulada El malversador, que data de 1867.

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