12 DE MARZO DE 1809 NACE :
FERNANDO CALDERON
(Guadalajara, 1809 - Villa de Ojocaliente, 1845) Dramaturgo mexicano al que se considera uno de los primeros autores románticos de México.
Cultivó la literatura desde muy joven: a los
quince años escribió sus primeros poemas y a los dieciocho estrenó su
primer drama. Abogado de profesión, sus ideas liberales lo llevaron a
combatir en la batalla de Guadalupe contra Santa Anna, a quien apostrofa
en uno de sus poemas; desempeñó en Zacatecas, posteriormente, diversos
cargos políticos.
Desterrado por sus ideas políticas a la capital
de la República (donde vivió entre 1837 y 1839), asistió a la Academia
de Letrán y frecuentó entre otras amistades a Guillermo Prieto, Ignacio
Rodríguez Galván y José María Heredia, de quien recibió provechosos
consejos literarios. En esta etapa escribió sus mejores poemas y compuso
sus piezas dramáticas más personales.
De su producción teatral se conservan dos dramas caballerescos, El torneo (1839) y Herman o la vuelta del cruzado (1842); un drama histórico, Ana Bolena (1842); y una comedia, A ninguna de las tres
(estrenada probablemente en 1841 o 1842). Fernando Calderón conoció y
estudió a los dramaturgos románticos españoles, sobre todo a Antonio
García Gutiérrez, y se adentró en la lectura del teatro romántico
francés; como buen romántico, buscó para su teatro asuntos
extraordinarios y aureolados por el prestigio de la leyenda o de la
historia.
Así, en el drama histórico Ana Bolena, en El torneo y en Herman
(el más acentuadamente romántico de sus dramas caballerescos), Fernando
Calderón abandonó el marco habitual del teatro mexicano, no sólo porque
sus lecturas y preferencias lo llevaban a otros países y a otros
tiempos, sino porque la situación política le impedía tratar en serio
temas actuales. Cediendo al empuje de las inclinaciones del público y de
las compañías dramáticas españolas que recorrían América, formadas
dentro del medievalizante romanticismo europeo, prefirió refugiarse en
el pasado, que le permitía manifestar sin trabas sentimientos elevados
que no cabían en el presente: la evasión temporal y geográfica es una
constante entre los escritores románticos.
Entre las obras de Calderón, A ninguna de las tres es la más interesante. Esta pieza de asunto y ambiente mexicanos, réplica de la comedia de Manuel Bretón de los Herreros Marcela, o ¿cuál de las tres?,
es una comedia de caracteres en la que se critica la educación hogareña
mal conducida, lo provinciano y las modas importadas. La crítica se
dirige sobre todo contra el afrancesamiento, el sentimentalismo
desmesurado y la frivolidad y falsa erudición femenina, defectos que
respectivamente encarnan Leonor, María y Clara, las tres muchachas a las
que corteja don Juan y con las que decide no casarse.
Como Fernández de Lizardi, quien en La Quijotita y su prima
pinta los errores que en su tiempo cometen algunos padres en la
educación de las mujeres, Calderón expone los desaciertos en que
incurren los románticos al educar a sus hijas; se burla de una
melancolía que no pasa de ser una pose, de la vanidad carente de
respaldo, de la cultura prendida con alfileres y de la copia extralógica
de las costumbres extranjeras. Y al igual que Bretón de los Herreros,
Calderón se muestra aquí muchísimo más próximo al neoclasicismo de
Moratín que al romanticismo imperante.
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